Capítulo 33

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Despierto producto a un fuerte dolor de cabeza, cada milímetro de mi cuerpo duele, trato de levantarme con cuidado y al observar a mi alrededor no puedo evitar preguntarme como llegué aquí, mis últimos recuerdos son de cuando me encontraba bien ebria junto a Alexa en el salón de mi casa.

Siento un toque en la puerta y recuerdo que no estaba sola, mi familia se encuentra aquí y estoy segura que fueron testigos del bochorno que viví anoche, producto a mi alto nivel etílico.

Mi madre abre la puerta, y entra con una sonrisa en el rostro, siento vergüenza por esta situación, se supone que para vivir sola debo ser responsable y no comportarme como una adolecente. Se sienta a mi lado y me entrega una tasa que huele a chocolate y noto que está caliente al tomarla.

—Mamá lamento mucho lo de ayer —digo apenada

—Tranquila cariño, sé que algo grave debió pasar para que decidieras olvidar tus penas bebiendo —me quedo mirándola sin saber que decir —Solo espero que puedas contarme lo que te sucede, sabes que puedes confiar siempre en mi verdad.

—Lo sé —bebo del chocolate y siento como baja hasta mi estómago —. Sabes que no es fácil para mí contar mis cosas

—Solo quiero que estés consciente de que pase lo que pase siempre cuentas con mi apoyo y si no puedo hacer nada pues solo me queda darte mis consejos. Pero te pido que no vuelvas a tomar como hiciste ayer

—Vale, lo prometo —ella me sonríe y me hace una caricia en la mejilla —Sabes hace poco conocí a un chico increíble, no solo es apuesto, es inteligente, bueno, cariñoso y hacía de todo para verme feliz. No sé qué sucede pero ayer terminó conmigo sin una explicación.

—¿Me estás hablando de Kenneth? —me dice y me sorprendo al ver como conoce su nombre

—¿Cómo lo sabes?

—Tu hermana no es muy discreta que digamos y la verdad es que ya sospechaba que te gustaba alguien

—¿Cómo es posible?

—Mírate, estas radiante, cambio de pelo, cero miedo a los cambios, te ves feliz y si ese chico consiguió todo eso, pues no dudo que sea bueno, mi niña no se fijaría en alguien que no valga la pena

—Pero me está haciendo daño este silencio —le digo con la mira fija en mi taza

—No sé qué sucedió pero creo que debes darle su espacio, a veces los hombres no saben lo que hacen y tratando de no hacernos sentir mal terminan teniendo el efecto contrario, si él no vuelve a ti entonces debe pasar página y quedarte con los bonitos recuerdos y enseñanzas que te dejo, para tu futuro.

—Tienes razón, lo sé pero el dolor ahora es muy grande

—¿Sabes que duele más? —niego con la cabeza

—La pérdida de las personas especiales de tu vida, la muerte de tu padre aun duele ¿cierto? —asiento —Aprendiste a vivir con tu dolor, ahora harás exactamente lo mismo, aprenderás a seguir adelante.

—Eso intentaré —le digo dándole una pequeña sonrisa, me inclino hacia adelante y le doy un beso en la mejilla y luego la abrazo

—Esto es traición —dice una voz desde la puerta, donde se encuentra Carla con los brazos cruzados, y fingiendo molestia

—Ven aquí enana —le digo y ella da la vuelta a la cama para sentarse a mi lado, y yo la abrazo con fuerza, ella protesta hasta que finalmente la dejo en paz

—¿Qué vamos hacer hoy?

—Yo tengo que ir a un lugar primero, pero luego regresaré a casa con ustedes.

—¿Qué quieres hacer Carla? Algo me dice que ya tienes un plan —dice mi madre, arqueando una ceja

—Pensé que podríamos ir al cine y luego a comer pizza

—¿Pizza otra vez? Tú quieres dejarme rodando cuando te vallas

—Exacto, solo yo puedo ser la guapa de la familia, me estás haciendo competencia —Bromea, bebo lo que queda en la taza y se la entrego a mi madre

—Gracias, voy a bañarme y tomar algo para el dolor de cabeza —digo mientras me levantó, voy al baño y de un cajón en el que guardo medicamentos sacó una aspirina y me la trago, me meto en la ducha y dejo el agua correr por mi cuerpo. Trato de pensar en Kenneth porque ahora mismo hay algo que me preocupa más que cualquier problema que pueda estar ocurriendo en su cabeza respecto a mí.

Cuando noto que mis dedos se están empezando arrugar cierro la ducha y salgo envuelta en una toalla. Cojo la primera ropa que encuentro porque ahora mismo pocas cosas me importan y como me veo, es una de ellas. Cuando estoy lista, tomo un bolso con lo que necesito y salgo del cuarto. Al llegar a la sala me encuentro a Alex viendo la televisión:

—Me alegra ver que te encuentras mejor —me dice

—Querrás decir sobria —el ríe

—Sí, exacto.

—Avísale a mi madre que salí, regreso en un par de horas.

—Vale, cuídate y no bebas tan temprano

Le digo adiós con una mano y salgo de casa, voy directo a mi auto y una vez en el verifico que la camioneta negra que me siguió ayer no esté ahí, no la veo y eso me tiene un poco más tranquila. Arranco y voy directo a la estación de policía.

⊱✿⊰

—Hola —le digo a la recepcionista que levanta la vista de un ordenador con cara de pocos amigos —Me gustaría ver al inspector Gutiérrez —me mira en silencio por varios minutos hasta que suelta un suspiro y levanta un teléfono, supongo que para llamarlo

—Buenos días señor —le dice a la persona con quién habla —Una señorita lo está buscando aquí afuera —. ¿Cuál es su nombre? —me dice

—Abigail Peralta —respondo y ella lo repite.

—Ok, entiendo, le diré —cuelga el teléfono y me mira del mismo modo que al principio —dice que lo espere, puede sentarse por allí, ahora está ocupado

—Muchas gracias —respondo y ella sonríe y vuelve a concentrarse en su ordenador.

Pasan media hora, hasta que finalmente el inspector aparece y agradezco que aun me recuerde, porque no me siento con la fuerza suficiente para volver a contarle mi historia. Me pide que lo acompañe a su despacho y que lo espere allí mientras firmo unos papeles. Al poco rato, regresa y se sienta frente a mí.

—Disculpa la demora, mucho trabajo

—Lo entiendo ¿Han sabido o descubierto algo sobre mi caso? —pregunto tratando de controlar mi ansiedad

—Lo siento mucho pero la verdad es que no, sé que ha pasado un mes pero es evidente que se encargaron de no dejar rastro.

—Bueno quizás esto pueda ayudarles —saco mi teléfono y le muestro una foto del auto que me persiguió ayer cuando estaba con Alexa —. Este auto me ha estado vigilando, me sigue a todos lados y ayer fue que me di cuenta —el toma mi teléfono y observa la foto

—Me la puedes enviar —me devuelve el móvil y lo primero que hago es reenviarle las fotos que tomé ayer

—Has visto algo más raro a aparte de eso —niego con la cabeza —Voy asignarte protección las veinticuatro horas fuera de tu casa, por si vuelve aparecer este auto pero cualquier cosa nueva por favor mantenme informado.

—Muchas gracias, respondo —me levanto y él me imita

—Has venido en tu coche, o quieres que te llevemos a casa

—No gracias, vine en mi auto —respondo

—Cualquier cosa te llamaré —me acompaña hasta la parte de afuera de la comisaría y yo agradezco tanta amabilidad.

Voy a mi auto y entro en el, cuando estoy revisando los espejos mi teléfono suena notificándome que ha recibido un mensaje. Lo tomo y al leerlo este cae de mis manos, porque si hay algo lo que le tema es sin duda al monstruo de mi pasado.

Número desconocido: No me temas, solo quiero hacerte feliz porque tú eres mía

Lluvia de BesosWhere stories live. Discover now