La tensión en el ambiente se encuentra más que presente en mi cena con Rebecca, me encuentro tenso y aunque ella finge que no lo nota sé que es consciente de ello. Debo aclarar que hasta el momento no ha intentado insinuarse como acostumbraba en el pasado y eso me tiene un poco más tranquilo, pero no tengo dudas de que pronto lo intentará quizás solo haya cambiado su táctica porque esta vez fui yo quien la busco.
La comida se encuentra deliciosa, me recuerda a Inglaterra y me doy cuenta lo mucho que extraño la ciudad de Londres, no soy de comer entrante así que como todo un caballero esperé pacientemente a que ella disfrutara sus tostadas con mantequilla, de segundo plato pude disfrutar de un delicioso Fish and Chips un plato simple a base de pescado peo típico de nuestro hogar, que me hace viajar al pasado, tengo recuerdos de cuando era pequeño en el colegio cada viernes nos daban este plato para celebrar el fin de semana. Puede que no sea nada extravagante pero es sumamente delicioso. Para finalizar ella pidió galletas y un Red Velvet Cake que como nuestro plato principal es muy famoso en nuestra tierra, no soy de cosas tan dulces así que opté por un Carrot Pie que es la típica tarta de zanahoria que al menos a mí me encanta y pocas veces me permito romper mi dieta para disfrutarla.
—Todo está delicioso —dice Rebecca antes de beber de su copa con vino blanco
—Tienes razón, hace mucho tiempo no disfrutaba de algo tan sencillo y delicioso
—Imaginé que hace mucho no probabas la comida de nuestra querida Inglaterra así que le pedí al chef que prepara algo que te recordara a ella
—Objetivo cumplido
—Me alegra —Toca una campanita y al momento las puertas se abren, el servicio recoge nuestros platos y cambian la botella de vino vacía por una nueva, luego se marchan dejándonos solos—. Sabes Kenneth estos días a tu lado han sido maravillosos —dice y sonríe
—Debo confesar que te esperaba u poco más desagradable y no lo has sido
—Pero me a pesar de eso me he dado cuenta de algo
—¿De qué? —pregunto
—Aún estás enamorado de ella —Niego con la cabeza y bebo de m copa para ganar minutos extras y así ganar tiempo para saber que contestar, la necesito de mi lado y sin ella no podré meter tras las rejas a ese narcotraficante que persigue a mi hermosa chica
—No lo estoy Rebecca —miento— nunca lo estuve
—Me cuesta creerte la verdad, cuando haces todo esto por ella
—Cenar con una hermosa mujer no es un gran sacrificio, si lo piensas
—Gracias, pero me refería a la parte de entregarte a mí a cambio de salvarle la vida
—No lo hago por Abigail, sino por mí. No puedo vivir con las amenazas de esos hombres, ambos trabajamos juntos en una empresa, tenerla lejos no es una opción y estoy seguro de que no se lo pensaran dos veces antes de eliminarme —lo que planteo es cierto, la amenaza está dada, se supone que no me cruzaría más con Abigail, pero como impedirlo cuando realmente deseo estar a su lado, cuando trabajamos en el mismo edificio y nuestros amigos son pareja.
—Siempre tienes la opción de regresar a Londres, a mi empresa
—Gracias pero estoy feliz aquí, no tengo planes de marcharme
—No entiendo, pero tampoco puedo obligarte, ya aprendí que las cosas a la fuerza contigo no funcionan
—Así es Rebecca, me alegra que lo tengas claro —Ella se acerca un poco inclinándose sobre la mesa y no sé si es consciente o lo haces de manera adrede pero su predominante escote deja ver más de las zonas permitidas
—Muy bien Kenneth, esto es lo que ocurrirá —se levanta de la mesa y hace una seña a uno de sus hombres que se mantenía en la puerta —Me pediste que te ayudara a hundir a una persona con mucho poder, hoy el señor León es el jefe de la organización de narcotráfico de su padre, eliminarlo no es tan simple como decirlo pero con mis medios y contactos solo necesito hacer algunas llamadas y toda la DEA les caería encima.
—Cuándo me lo dices y no has hecho nada es porque esta información tiene un precio
—Así es querido, nada en esta vida es gratis
—¿Cuál es?
—Te conozco Kenneth y estoy segura de haces todo esto porque la amas —abro la boca para protestar pero ella me calla —me da igual que la ames, yo llevo años sola, ¿nunca te has preguntado porque fue mi obsesión contigo? Estoy consciente de todo el daño que te hice a ti, peo sobre todo a esa chica
—Lorel
—Esa misma —me cuesta disimular, mi molestia por la forma en que se refiere a ella —. Aunque no lo creas, en estos momentos he superado el pasado y aunque no quiero que estés con otra, no me moriría si no estás conmigo
—Me alegra escuchar que has avanzado entonces, no me gusta que te refieras a mí como si fuera un objeto, pero no tengo claro nada de eso cuando has estado durante meses acosándome
—¿Tienes pruebas de que haya sido yo? —no respondo porque tiene razón no las tengo —. Eso pensé, así que aquí te va toda la historia —bebe de su copa y se detiene frente a mí, hace un gesto arrogante con sus labios antes de iniciar a hablar: —Hace algunos meses, recibes llamadas, donde una mujer pide que te alejes de la chica, te sientes perseguido, asechado y temes por la seguridad de la mujer que amas porque tu ex jefa trató de asesinar a tu novia en el pasado pero no hiciste nada para comprobar donde estaba yo.
—Si lo hice, estabas en una clínica, pero con dinero baila el perro
—Me culpaste de todo a mí por mi historial, pero no pensaste que todo era un plan muy bien elaborado para desviar tu atención de lo verdaderamente importante, el enemigo nunca fui yo, no negaré que use mi influencia varias ocasiones pero Richard León era el verdadero creador de todo. Por lo que aprendí con él supe que le gusta hacer grandes caos y mover las cosas a su antojo para que nadie sospeche de él, así que su mejor aliada fui yo, por eso me buscó y me trajo a España, me ofreció quitarla de tu camino para así tener una verdadera oportunidad contigo.
—Imagino que aceptaste
—Lo analice, pero en ese momento apareciste tú, buscándome lo cual es muy inusual, así que te he seguido el ritmo todo este tiempo para saber de que eres capaz por tal de dejar libre a esa chica
—¿Ahora es cuándo me dices que es lo que realmente deseas?
—Lo mismo de siempre a ti, pero no como un simple novio, no quiero ser una más, quiero que te cases conmigo, mi empresa necesita a un hombre inteligente, yo lo necesito
—¿Esto es enserio? Tiene que ser una jodida broma —digo y me paso la mano por el cabello
—Puedes hacer lo que quieras, incluso tener amantes pero serás mío, trabajaras a mi lado y seremos iguales, necesito un heredero o en tres años perderé todo lo que mi padre me ha dejado, así que yo gano tu ganas y Abigail queda libre
—Es decir que me pides que me case contigo y te de un hijo para que no pierdas tu herencia, acaso te oyes, no lo quieres ni siquiera por deseos de ser madre, sino por dinero
—Eso no cambia que lo amaré, será mi hijo y con el hombre que amo, nada podría ser más perfecto —Toco mis sienes, un fuerte dolor de cabeza se aproxima por toda esta locura
—¿Qué pasará si me niego? —Ella sonríe y estoy seguro de que es porque algo trama
—Quemaré estos papeles, regresaré a Inglaterra y nunca descubrirás quien fue la verdadera traidora en esta historia —levanto mi mirada, sorprendido —. Olvidé decirte que alguien traiciono a esa niñita, Abigail nunca desapareció del radar de Richard él siempre ha sabido su ubicación solo espero el momento justo para actuar —Ambos permanecemos en silencio por un tiempo, quiero salir de aquí corriendo, pero con esa carpeta puedo resolver todo este problema en un abrir y cerrar de ojos, aceptar seria perder a Abigail para siempre, ella no me perdonaría esto, pero al menos tendría la oportunidad de ser feliz. Rebecca me mira sonriente porque sabe que aceptaré, no tengo más opciones y me encuentro desesperado, luego necesitaré una solución para librarme de ella.
—Piénsalo todo el tiempo que quieras cariño, no tengo apuro
—Acepto
—Imaginé que dirías eso, pero para creerte necesito pruebas
—¿De qué tipo?
—Siéntate allí —me dice señalando un sofá individual, me levanto y eso hago, unos hombres traen un tubo que se usa para bailes eróticos y con ver eso puedo imaginar lo que desea, cuando todo está instalado, nos dejan solos en la habitación
—Dime Kenneth estás dispuesto a pasar esta noche conmigo —no respondo —¿Quieres que baile para ti? Luego puedes decidir el resto —Me siento incomodo por esta situación pero supongo que no tengo otra salida.
—Sí Rebecca quiero que bailes para mí.