SORA
Interactué con el reloj de mi muñeca para hacerme con las características de mi personaje en aquel juego. Averigüé por fin cómo manejar el arma que me habían otorgado, una espada. «Un momento... ¡La punta tiene forma de llave! ¿Qué clase de arma es esta?».
Manejé la espada delante de mí, era liguera y fácil de manejar. Observé mi tablón de misiones y mi primera misión era cazar un... fawky. «¿Qué demonios es un fawky?». Busqué en la guía de usuario y en ella había una especie de bestiario gigantesco. Las bestias más comunes aparecían por defecto, pero las demás solo podías ver su silueta y la zona dónde podrías llegar a encontrarlas. Observando la forma del fawky se parecía mucho a las típicas hadas de cuento, exceptuando por el hecho que tenían dos brazos más, como los insectos.
Decidí mirar entre las flores más cercanas. Encontré al bichejo sin muchos problemas, pero lo de cazarlo...eso ya fue más complicado. Sin embargo, tras varios intentos conseguí atrapar al maldito bichejo. Entonces delante de mí apareció un cartelito que ponía: «misión completada», y detallaba los puntos de experiencia que había ganado con aquella estúpida misión. «Estoy en maldito juego de rol».
A continuación, apareció un nuevo cartel con la siguiente misión. «Por lo visto debo hablar con aquel bicho y ayudarle a salvar a su gente de los trolls». Abrí el mapa que tenía a mi disposición y veía que la mayoría estaba en gris, es decir, sin explorar; y lo por tanto no podía ver que había en él. «Este sitio es enorme...». Interactué con sus botones de comandos hasta que vi uno que ponía: pedir información y lo seleccioné con el dedo.
—¡Gracias por aceptar la misión!
—¿Qué? ¡Yo no quería seleccionar una nueva misión! —me quejé, pero al bicho le dio igual.
—Nuestro pueblo sufre los ataques continuos de los trolls y debes detenerlos. Nuestro poblado principal está hacia el sur tomando el camino principal. Sin embargo, debes tener cuidado pues por el camino te encontrarás múltiples enemigos —explicó el fawky.
Entonces el fawky se fue desvaneciendo como si un diente de león que se disipa con el aire. Y yo me senté en el suelo, pues sentía demasiada frustración como para hacer nada.
«Tengo todo este mundo increíble a mi alcance para hacer lo que me dé la gana y en lo único que puedo pensar es en volver.... Es estúpido, porque sé que no puedo volver».
El resto de mutantes se conectarán tarde o temprano al SYCRONERV, a lo mejor puedo ir a buscarlos. En estos instantes únicamente deseo encontrar a Kairi y estar a su lado». Sigo sin comprender por qué Kairi me ha resultado tan familiar desde el primer instante, como si nos conociéramos... «Lo único que tiene sentido es que nos conociéramos en el mundo real y no lo recuerde. No obstante, eso me resulta aún más extraño. ¿Cómo podría olvidar algo así?». Sacudí la cabeza y decidí centrarme en mi misión actual.
«Cuanto más avance en este estúpido juego, más cerca estaré de encontrar a Kairi». Me convencí de que era así, pues ella era la única razón por la cual no me venía abajo y no me rendía. Por el camino tuve que derrotar a varios animales del bestiario cuyo parecido era muy similar a los animales reales. Conforme más avanzaba, más adentraba en el bosque y más peligroso era. No obstante, como soy demasiado cabezota para rendirme continué avanzando sin descanso hasta llegar hasta el dichoso poblado de los fawky. Eché un vistazo mis status de personaje, estaba ya en el nivel 6, lo cual no estaba nada mal. Miré mis habilidades, había conseguido hacía poco un combo de cuatro ataques y una habilidad de regeneración de salud. Actualmente con el nivel que tenía apenas hacía nada, pero sabía que en el futuro cuando subiera la habilidad me vendría muy bien, sobre todo para los enemigos más fuertes. Sacudí la cabeza. «Apenas llevo unos días en este juego y.... ya me cuesta recordar que esto no es real. Debo mantener la mente clara...».
Al levantar de nuevo la vista lo que pude ver era sencillamente increíble. Una especie de luciérnagas azules iluminaban el bosque. Entre los árboles colgaban las diminutas casas de los fawky que conjuntamente formaban una gran aldea. Escuché ruidos a mi espalda y me giré. Entonces la vi, tenía el pelo de color carmesí, corto y lacio, y vestía una especie de conjunto de minifalda con chaqueta y unos tenis, todo de color rosa chicle. No sé cómo, pero lo supe, al instante de verla. «¡Kairi!». Fui corriendo hasta ella y le puse mi mano en su hombro al girarse ver su rostro se me encogió el corazón.
—¿Kairi?
—Sora... —dijo emocionada Kairi.
Yo la abracé entre mis brazos, el corazón le latía más fuerte que nunca. Comprendí que al igual que la mía, su patología había desaparecido.
—¡Menos mal que te he encontrado!
—Y yo a ti, pensaba que...
A pesar de que Kairi no completó la frase, no hizo falta. Yo la había comprendido.
—Oye, ¿y como están las cosas a fuera? —pregunté.
—Sora... —dijo emocionada Kairi—. Pensé que...No entiendo....
«Es normal que no hayan dicho nada. Tampoco es que quiera que todo el mundo sepa mi situación». Yo negué con la cabeza. Kairi comprendió de inmediato que es lo que estaba sucediendo.
—Pero el SYCRONERV... —dijo ella enfadada.
Yo me encogí de hombros, aunque, en realidad por dentro me estaba matando tener que decir lo que había pasado. Kairi pareció comprenderlo y asintió asimilando la noticia que acababa de darle. Me miró con una sonrisa enorme. Aquella sonrisa podría devolver la vida a cualquiera y yo, desde luego, no era piedra.
—Bien, nos están tratando muy bien. Después de que... —Kairi negó con la cabeza pues no quería decir aquellas palabras, asique las obvió—. Los robots te llevaron para cuidarte. Yo pregunté y me aseguraron que...
—Kairi... No creo que los robots pudieran saber que me conocías, es normal que no te dijeran nada. ¿No crees?
—¡Pero yo les pregunté! Estaba preocupada por ti. Solo debían mirar para saber...
—Kairi —le corté—. Ni si quiera los humanos normales saben verlo. ¿Por qué los robots iban a poder? No es que sean tan diferente de nosotros, al fin y al cabo...
—Supongo que tienes razón... —finalizó Kairi.
—Por favor, cuéntame que hay afuera —le pedí.
Kairi asintió, ocultaba sus lágrimas con valentía y yo se lo agradecía. Entonces Kairi me acarició el pelo algo sorprendida.
—Supongo que en este mundo tendré el pelo de color platino —dije encogiéndome de hombros.
—Bueno, tu pelo castaño me gustaba más...pero estás muy bien así también.
—Gracias, por cierto...me he dado cuenta que usar el neutro y te doy las gracias pues soy una persona no binaria. Perdona, yo he sido idiota, no te pregunté. ¿Qué pronombres prefieres?
—Femeninos, sí. —respondió Kairi y yo asentí—. Claro que... bueno...yo... te quiero contar algo...
—No tienes por qué contármelo si no quieres.
—No —intervino ella—. Sí que quiero contártela... soy una chica trans.
—Entonces no me queda remedio de admitir que yo bueno... yo tengo órganos reproductores femeninos.
—No me importa. ¿A ti te importa lo que yo...?
—No, claro que no. Me gustas de cualquiera de las maneras —confesé.
Entonces me di cuenta de lo que había dicho y se me subió los colores por todo el cuerpo. Kairi sonrió y se acercó hasta mí para abrazarme.
—Bien... porque...tú a mí también me gustas —admitió Kairi.
Yo me acerqué a ella y rodeé su cintura con los brazos. «¿Sería este el momento adecuado para besarla?».
—¿Puedo besarte Kairi? —pregunté así sin más y me sonrojé aún más.
—¡Pues claro que sí, idiota! —contestó ella.
Yo sonreí algo avergonzado. «¿La habré fastidiado preguntando? No, lo mejor siempre es preguntar. Aunque, quizás ahora ya se haya desvanecido el momento. Entonces...». No me dio tiempo a seguir pensando en que hacer pues fue Kairi quien me besó en los labios y todos mis pensamientos sencillamente se desvanecieron. Me dejé llevar por aquel momento. Sentía como una sensación totalmente distinta me inundaba. «Si esto no es amor... desde luego se le parece mucho». Cerré los ojos y le devolví el beso. Todo iba muy rápido, a pesar de ello, no me sentía que fuera incómodo si no todo lo contrario.
Entonces Kairi se separó de mí tímidamente y yo me quedé ahí mirándola, probablemente con cara de idiota.
—¿Me prometes una cosa? —quiso saber ella —. ¿Me prometes que no me olvidarás?
—Pero... ¿cómo iba a poder olvidarte, Kairi? Eso es imposible.
Kairi me apartó la mirada, tenía lágrimas en los ojos. Yo no entendía absolutamente nada.
—¡Prométemelo y ya está! —saltó ella algo enfadada.
Yo le cogí de la mano y la acerqué hasta a mí. No entendía por qué precisaba que pronunciase esas palabras, pero sí comprendía que seguramente sencillamente las necesitaba y ya está.
—Te lo prometo —afirmé con convicción.
Ella me dio un profundo abrazo y me miró emocionada. Seguía sin comprender nada, pero no me interesaba. Lo único que me importaba era estar a su lado. «He tenido la inmensa suerte de encontrarla a tiempo, pienso aprovechar cada instante a su lado».
De pronto en nuestros relojes apareció una señal de alerta. Los trolls se acercaban hasta allí. Debíamos pararles para finalizar la misión con éxito. En mi mano apareció como por arte magia mi llave espada y Kairi ahora portaba un báculo morado. «Es una hechicera». No me dio tiempo a continuar divagando en mis pensamientos pues un troll me atacó sin previo aviso. Paré el ataque con mi espada y arremetí contra él con un combo de ataques.
Un enorme troll vino hacia mí, pero quedó reducido a cenizas con la bola de fuego que le lanzó Kairi. Yo me quedé mirándola con impresión. «Es mucho más fuerte de lo que podría llegar a imaginar». Tras reducir a otros trolls más el cartelito de misiones cumplida apareció delante nuestra. Kairi me abrazó entusiasmada y yo no pude evitar devolverle el abrazo. Entonces en nuestros relojes se nos mostró la siguiente misión. Kairi me tendió la mano y supe de inmediato que era una forma de invitarme a que me uniera a ella. Yo le cogí la mano y le di un liguero beso. No hacía falta decir mucho más. Era la hora de partir hacia nuestro próximo objetivo y a partir de ahora lucharíamos codo con codo.