Domingo » Juan Pablo Villamil...

By NiaaMont

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Si estás buscando una de esas historias en las que Villa mira a una fan entre el público y queda perdidamente... More

1. El pick de la suerte
2. Thumbpicks
3. Nueve
4. Violines y ollas
5. La hora nostálgica del domingo
6. Primera cita
7. Perdón por irme tan pronto
8. Dame esta noche
9. Que sean dos
10. Me alegró besarte
11. ¿Quién soy yo para ti?
12. Dime qué te gusta
13. Olvida que lo pregunté
14. Amores lejanos
15. Aunque no sea conmigo
16. Bienvenida a la industria
17. Hay una crisis
18. Cómo te atreves
19. Celos
20. Ayúdeme a olvidar
21. Gira
22. Yo no merezco volver
23. Vacío
24. Estoy enamorado de ella
25. Dios, ¿estás ahí?
26. Me lo debes
27. 14 días
28. Estamos juntos
29. Vick
30. Entre un te quiero y un nunca más
31. ¿Puedo dormir contigo?
32. Frustración sexual
33. Entre "amigos"
34. Y lo que falta
35. Escribamos canciones de amor
36. No puedo
37. La llamamos 9
38. Números rojos
39. Te amo, hijo de puta
40. Es un trato
41. Está confiando en mí
42. Segunda primera cita
43. Lo haremos pronto
Epílogo
Agradecimientos
Extra
*
**

44. Toca para mí

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By NiaaMont

Porque amar es mucho más que enamorarse

Y el amor es más que dar, 

Hay que quedarse....

(Primeras veces - Morat)


Octubre

Semana 3

Pick

Después de todo lo que ha pasado, podría escribir un tratado acerca del amor.

Acerca de todo lo que es. Sobre todo, acerca de todo lo que no.

Pero, ¿A quien le importa lo que es el amor para nosotros? Porque una de las principales cosas que he aprendido es que es subjetivo, y que el amor que siento por él, a la luz de la historia que hemos tenido, es diferente de cualquier tipo de amor que he sentido en el pasado.

Sobre todo, también he aprendido que es fácil amar cuando todo va bien. Cuando él me está sonriendo y esos ojos verdes se hacen pequeños y risueños...¿Cómo podría no amarlo?

Supongo que, por eso tiene sentido que el día en el que me doy cuenta de que estoy lista para permitirme amarlo sin que nada me jale hacia atrás, lo hago en medio de una pelea.

- Villa, cálmese – Le dice Marto, mientras le pone una mano en el hombro

- Estoy calmado – Dice en voz baja, entre unos dientes tan apretados que creo que se va a partir una muela por la tensión.

Me cruzo de brazos obstinadamente y subo la cara para verlo a los ojos.

Mi cerebro conflictuado me golpea con el pensamiento de que se ve muy, muy sexy cuando está enojado.

- Pick... – Vuelve a empezar Marto, ahora tratando de razonar conmigo.

Comparto una mirada superficial con Villa, porque cada vez que discutimos ponemos al niño en una posición muy difícil.

- Les agradezco infinitamente por pensar en mí. Por favor, extiéndanle mi agradecimiento a Pedro. Pero mi respuesta es no – Digo, aunque solo estoy mirando la cara de Villa.

Su mandíbula se cierra de nuevo en una línea tensa. Veo una vena latir en su sien, y por un segundo me pregunto si no va a estallar allí mismo.

- Muchachos, ¿me conceden un segundo para hablar con Val, por favor? – Les pide a los demás, aunque sus ojos siguen en mí

Mira, ahora soy Val.

Idiota.

Inmaduro.

Lo amo.

Martín sigue de pie en medio de nosotros, como calculando a cuál de los dos va a contener cuando alguno ataque primero. Isa está de pie detrás de Villa, y me da una mirada herida, que me hace darme cuenta de que esto también era importante para los demás, y no solo le estoy diciendo que no a Villa.

Simón nos mira con preocupación. Creo que podría ser el único que está cerca de entender mis motivos, pero, siendo Simón, mantiene la boca cerrada. Sencillamente avanza y toma a Marto de un brazo, haciéndolo retroceder hacia la puerta. El niño mira a Villa. Se comunican telepáticamente entre los cuatro, así que Villa simplemente asiente. Luego me mira a mí y mueve los labios modulando una frase: "No la cague". Ruedo los ojos.

- Retomamos el ensayo en 20 – Nos anuncia Simón, mientras se lleva a los otros dos

Y me quedo en medio del escenario del Teatro Colón con un Juan Pablo Villamil furioso.

Estamos de pie junto al escenario que Morat ocupará en su concierto con La Joven. Las sillas y atriles del resto de la banda están en su lugar, pero en ensayo terminó hace media hora. Sin embargo, estos 4 intensos siguen sintiéndose inseguros con ciertas partes de la instrumentación, así que me pidieron que los escuche por otra pasada.

En medio de la cual me han soltado la bomba que dio inicio a esta pelea.

- No me puedo ir de gira con ustedes, Villa – Le digo en voz baja, tratando de apaciguarlo – No puedo estar en un hotel contigo en este momento. Sabes que estamos estirando mucho una cuerda de tensión sexual que, cuando se rompa, va a ser un infierno

- En contra de lo que parece creer, no solo pienso en sexo cuando la miro, Pick. No le puede decir que no a la gira que siempre ha querido hacer con Morat solo porque tiene miedo de que nos pongamos a follar sin consciencia si estamos en el mismo edificio

- Pero lo vamos a hacer. Tú lo sabes, y yo también lo sé. Y en cuanto estemos en la cama, vamos a empezar a tomar decisiones apresuradas, como siempre. Estoy tratando de hacer esto bien, lo que si no me falla la memoria, fue tu idea

- ¿Se da cuenta de lo absurdo que suena eso? No somos dos adolescentes hormonales, Pick. Me voy a parar acá y le voy a jurar que no le voy a poner un solo dedo encima. No la voy a besar. No la voy a mirar para nada que no sea profesional, pero no puede desaprovechar esta oportunidad solo porque no se siente segura cuando está conmigo

Me muerdo el labio inferior para no gritarle que es él quien está siendo un idiota.

Gabriel, su guitarrista principal, acaba de descubrir que su esposa está embarazada, y está decidido a no perderse nada, así que no acompañará a Morat en su gira por España el año entrante. Cuando me dieron la noticia, Marto señaló que ellos ni siquiera tuvieron que decir nada, porque mi nombre salió de inmediato de la boca de Pedro. Esta vez, estaría como segunda guitarra en un puesto permanente, con un contrato por todo el año, lo que es básicamente un sueño, no solo por lo que implica a nivel musical y laboral para mí, sino porque...Bueno, volvería a tocar y compartir con ellos por todo un año, y me pagarían por eso.

Pero no quiero que nada arriesgue lo que he empezado a construir con Villa.

Ni siquiera esto.

- Villa – Suspiro. Doy un paso hacia él.

Sigue mirándome con una intensidad que no sé cómo manejar. Está claramente enojado, así que no sé como puede haber tanto amor en sus ojos al mismo tiempo.

Se cruza de brazos obstinadamente y desvía la mirada hacia el teatro vacío.

Que hombre más hermoso, por Dios.

- De verdad lo harías, ¿cierto? – Le pregunto, mientras me estiro y tomo su mano entre la mía. A pesar de su pose enojada, entrelaza nuestros dedos, como si necesitara el contacto - ¿De verdad frenarías esta avalancha sin sentido de sentimientos que tenemos solo para que pueda estar en la gira que siempre he querido con ustedes?

- Claro que lo haría – Me responde frunciendo el ceño, como si la pregunta fuera estúpida – Ya lo hice. Este año cuando empezamos a gira y estábamos peleados, le di su espacio. Lo puedo hacer otra vez

- Excepto porque no quiero que me des mi espacio. Quiero estar contigo. Y tengo miedo de que no estemos listos para la convivencia y todo lo que implica una gira. Esto que estamos construyendo juntos me importa demasiado, Villa. No quiero ponerlo en riesgo

Sube nuestras manos entrelazadas y deja un besito en el dorso de mi mano.

Creo que es la primera vez en toda esta discusión que de verdad me está escuchando, y aunque no está de acuerdo conmigo, está intentando entender mis argumentos.

Con un sobresalto, me doy cuenta de que podría ser una de las primeras veces que resolvemos las cosas hablando como adultos, en lugar de que uno se largue y le deje de hablar al otro.

Pensé que iba a ser un proceso más consciente y calculado, pero la cuestión es que incluso esto parece darse de forma natural.

- No estoy tratando de presionarla, Pick. Quiero que tome sus decisiones a su tiempo. Pero quiero que lo que tenemos juntos nos haga crecer a los dos, no que nos detenga; y compartir lo que los dos amamos hacer debería ser un motivo de alegría, no algo que nos asuste

- ¿Sabes cómo me di cuenta de que me gustabas por primera vez?

- Quiero pensar que fue gracias a esa increíble primera primera cita que tuvimos – Sonríe

- Supongo que en ese momento se hizo consciente. Pero fue mucho antes de eso, cuando tocábamos banjo juntos. Había un momento en el que levantabas los ojos del banjo y me mirabas, como verificando si lo estabas haciendo bien. Esa mirada siempre ponía mi cerebro en corto circuito

Entiende lo que le quiero decir sin necesidad de que le explique nada más, lo que solo hace que mi amor por él crezca a una escala absurda.

- Nos enamoramos haciendo música. Somos música. Y deberíamos seguir siéndolo juntos – Dice él

Me pongo en puntas de pies y lo beso.

Acuna mi mejilla con dulzura mientras su boca me recibe con un beso suave y tierno. Me gusta el modo en el que su boca se mueve sobre la mía con curia. Sus labios son delicados y dulces, y estos nuevos besos de amor definitivamente se están metiendo bajo mi piel.

- Le diré a Pedro que le de un par de días para pensarlo. Vaya a hablarlo con Marto, hagan una lista de pros y contras, o lo que sea que hacen, pero no tome esta decisión a la ligera, Pick. Sobre todo, no la tome solo por mí. El centro de su vida y lo que más le importa no puede ser nuestra relación. Tiene que seguir siendo usted, y cualquier decisión que tome y esté convencida de que es lo que de verdad quiere, la vamos a manejar, ¿vale?

Asiento mientras lo abrazo.

Escondo mi cabeza en su cuello para que no vea mis ojos llenarse de lágrimas, porque ni siquiera sabría explicarle por qué de repente siento esta urgencia de llorar.

No me gusta discutir con él, pero definitivamente no soy tan niña como para ponerme a llorar por eso. Especialmente porque ha sido una discusión extrañamente enternecedora, porque básicamente lo que nos hace estar en desacuerdo es que ninguno de los dos quiere arruinar lo que tenemos.

Pero tiene razón. No puedo pensar solo en él o en nosotros. Tengo que pensar en mí.

Y que él lo entienda significa un mundo.

Me doy cuenta de que el que está entre mis brazos no es el Juan Pablo Villamil egoísta que hace 6 años me pidió que dejara mi vida y me fuera a su gira solo porque no quería estar sin mí.

Las razones que lo llevan a pedirme exactamente lo mismo más de media década más tarde siguen teniendo que ver con la magia de hacer música juntos y con el deseo de no perdernos eso, pero también tienen que ver con el crecimiento de nuestras carreras, de lo que somos como artistas y de algo que va mucho más allá de nosotros.

Es extraño.

Cuando le dije que necesitaba tiempo para estar lista, estaba esperando una gran revelación. Un rayo mágico que me diera una señal cósmica con la que entendería que era capaz de perdonarlo, y que estaba lista para seguir adelante. No me di cuenta mientras lo decía que ya estaba dando un salto de fe.

Y mientras estoy entre sus brazos sobre el escenario en el que alguna vez le dije que era mi sueño tocar, me doy cuenta de que no habrá una epifanía. Porque los grandes actos de amor se sustentan en las cosas simples del día a día, no en las declaraciones grandilocuentes.

Mientras nos abrazamos, estoy segura de que él ni siquiera sabe que, sin hacer un gran discurso ni una declaración de amor muy poética, acaba de hacer que mis miedos se disuelvan en telarañas.

No sabe que justo por estar en desacuerdo conmigo, acaba de hacerme ver que estoy lista para amarlo.


Noviembre

Semana 2

Juan Pablo Villamil

Me doy cuenta de que me quedé dormido sobre el libro de cálculo diferencial cuando el timbre me hace despertar de un salto.

¿Por qué pensé que era buena idea graduarme de la universidad a estas alturas de la vida?

Igual y debería dejarlo otra vez. Ya tengo trabajo. No necesito tanto un diploma. ¿Qué tanto es demorarme un año más en esto?

Me tambaleo hacia la puerta mientras analizo ese pensamiento.

Me siento repentinamente despierto cuando veo a Pick de pie al otro lado.

- Hola, amor – Me sonríe

Y estoy muerto.

Me quedo mirándola como un idiota. Está vestida con sencillez, con unos jeans y una camiseta negra con un dinosaurio estampado en el frente. Tiene el pelo suelto sobre sus hombros, y esa sonrisa amplia y hermosa le ilumina toda la cara. Sus ojos del color del tequila reposado lucen brillantes y risueños.

Está sosteniendo una caja de pizza, que me entrega como una ofrenda.

- Me dijiste que estabas colapsando con tus exámenes finales, así que vine a ayudarte – Anuncia

- Te amo putamente demasiado – Es todo lo que le digo

Apoyo la caja de pizza contra mi cadera y con mi mano libre la traigo hacia mí para besarla, porque de verdad estoy muy, muy enamorado de esta mujer.

Suelta una risita, pero me deja hacer. Nuestras bocas se encuentran con un baile que es en parte conocido y reconfortante, pero cada vez se las arregla para ser sorprendente y demoledor, como si cada beso fuera el primero. Ella sube una de sus manos a mi cuello, y enreda sus dedos en mi pelo.

Sin que venga a cuento, una imagen de ella haciendo eso mismo mientras hacíamos el amor me pasa por la cabeza.

Me aparto de inmediato.

- ¿Por qué estás sonrojado? – Me pregunta

- ¿Uhmm? – Devuelvo, fingiendo que no sé de qué habla

- ¿En qué está pensando, señor?

- Es mejor si no te lo digo, cariño – Le digo con una sonrisa tímida

Me da una mirada pícara y se pone en puntas de pies para otro beso corto.

Luego, entra a mi casa tranquilamente. Deja su bolso y su violín en el sofá y va a la cocina por cerveza. Trae platos y servilletas para la pizza, mientras parlotea como loca sobre el ensayo de hoy con La Joven, y de cómo nos vamos a caer de espaldas cuando escuchemos el ensamble de la orquesta. Estoy seguro de que le respondo un par de monosílabos en los momentos indicados, pero mientras la miro moverse con tanta propiedad en mi territorio, y está tan hermosa y luce tan alegre, realmente solo puedo pensar en que quiero que esté aquí todos los días.

- ¿Por qué me estás mirando así? – Me pregunta mientras abre la caja de pizza en la mesa de café

- Estoy teniendo un momento filosófico sobre el amor – Confieso. Ella sonríe

- ¿Y qué estás filosofando?

- Que creo que lo más auténtico del amor son estos momentos pequeños, en los que la mujer de la que estás enamorado hasta la idiotez aparece de repente en tu casa con una pizza, y aunque nada ha cambiado, y son las mismas paredes y los mismos muebles en los que estabas, de repente todo parece luminoso e increíble

Me da una sonrisa tímida, mientras el color sube a sus mejillas.

Está tan hermosa que podría escribirle canciones toda la vida.

- Deja de ser tan adorable. Ya estoy muy enamorada de ti – Me regaña

- Qué bueno – Sonrío, mientras me siento junto a ella

Me sirve una porción de pizza, y comemos en silencio por un rato.

Me doy cuenta de que también me mira de una manera particular, como si quisiera grabarse mi cara en la cabeza. Me gusta ver ese brillo en sus ojos.

Adoro la confianza tranquila de este momento, en el que compartimos algo hogareño y único. Quiero quedarme detenido aquí para siempre.

- Hablé con Pedro hoy – Me dice de la nada. Mi corazón se salta un latido

- ¿Y?

- Nos vamos de gira juntos, Nueve – Asegura sonriendo.

Me ahogo con un bocado de pizza.

Ella me da golpecitos en la espalda mientras se ríe.

- No te me mueras, amor. Quiero tocar contigo otra vez

- ¡Nos vamos de gira juntos! – Exclamo - ¿Qué dijo Marto?

- No le he dicho aún. Quería darte la noticia primero

- ¿Qué te hizo cambiar de opinión?

- Que confío en ti – Responde con simpleza

Me quedo mirándola boquiabierto.

- ¿Confía en mí? – Repito. Ella se encoge de hombros

- Sí – Responde rotundamente

Contra toda lógica, mis ojos se llenan de lágrimas.

Quiero ponerme a gritar. Quiero llamar a Isaza y contarle que ella confía en mí. Quiero hacer una rueda de prensa y contárselo al mundo.

Ella sonríe.

- Come la pizza, muchacho. Viene a ayudarte a estudiar para tus exámenes – Me ordena

- No me puede decir eso y esperar que siga estudiando. Quiero ponerme a escribir como 23 canciones en este instante

- Lo harás, porque amo que me escribas canciones. Pero esta noche, vamos a estudiar

- ¿Qué tan fuertes están tus conocimientos de cálculo diferencial? – Le pregunto, subiendo una ceja. Ella resopla un bufido

- Podría saber más acera de construir un cohete. Te dejaré el cálculo a ti. Mi plan para ayudarte consiste en otra cosa

- ¿Se va a quitar una prenda por cada ecuación que me salga bien? – Propongo

- No, porque no vas a ser condicionado como un perro entrenado – Señala

- Uhm...Si, me encanta ser condicionado. Creo en los refuerzos pavlovianos – La contradigo. Suelta una carcajada

- En otra ocasión – Promete – Leí por ahí que la música estimula el aprendizaje, así que voy a tocar para ti mientras estudias

- Pick, solo quiero mirarte embobado cuando tocas. No me voy a poder concentrar – Me veo obligado a contradecirla

- No me lleves la contraria, muchacho. Todo lo que sale en un estudio de Harvard tiene que ser verdad porque...pues es Harvard. Así que vas a comer, y vas a estudiar con música clásica de fondo – Indica, como una maestra

Quiero besarla y ya. Si me diera un beso por cada ecuación, funcionaría mejor.

Tal vez si soy como un perro entrenado.

Pero le sigo la corriente, porque me gusta que haya venido a ayudarme. Adoro estos planes sencillos, porque ella podrá decir lo que quiera, pero definitivamente esto es una cosa de novios, y habla a las claras de que estamos planeando un futuro juntos.

Cuando terminamos de comer, ella recoge todo y me envía de vuelta a mis libros. Regreso a regañadientes, porque tengo este examen a las 8 de la mañana y se me está acabando el tiempo, pero realmente solo quiero quedarme abrazándola.

Se queda detrás de mí, y repentinamente empiezo a escuchar su violín.

Cierro los ojos por un momento, y me pierdo en la suavidad con la que toca. Aunque es un instrumento nostálgico, ella parece tocar con una dulzura que me hace suspirar. La miro de reojo, pero está concentrada en su música, con los ojos cerrados y balanceando ligeramente su cuerpo mientras toca.

Nunca he visto nada más hermoso.

Abre los ojos y me descubre mirándola. Sin dejar de tocar, me hace una seña hacia mis libros. Vuelvo a ellos obedientemente, aunque solo quiero mirarla.

Media hora más tarde, lo que me estaba costando tanto entender, parece la cosa más obvia del mundo.

Supongo que su música en mis oídos siempre va a obrar magia.

Si me quedaba alguna duda, en ese instante decido que quiero escucharla tocar para mí toda la vida.


Diciembre

Semana 1

Pick

Marto resopla una risita a mi lado, pero puedo ver que también está nervioso.

Isaza está corriendo en estado de pánico por todo el camerino. Levanta los estuches de las guitarras, los deja. Levanta el amplificador de Simón, lo deja. Se vuelve y me mira con horror.

- ¿Dónde está mi sombrero? – Me grita - ¡No puedo tocar sin mi sombrero!

Me levanto de donde estoy y le pongo las manos en los hombros. Me mira con los ojos desorbitados.

- Mírame – Le reclamo

- Mi sombrero – Balbucea

- Solo estás nervioso – Señalo – Simón fue a buscar tu sombrero. Vas a estar bien

- ¡No voy a estar bien sin mi sombrero! – Me grita

Le doy una bofetada.

No muy fuerte, pero definitivamente basta para que su cerebro se asiente. Supongo que sus neuronas histéricas quedan en shock por el golpe, porque me mira con los ojos abiertos de par en par, como si no supiera qué hace de pie frente a mí en el camerino del Teatro Colón.

- Estoy muy nervioso – Asegura con una exhalación

- Lo sé. Entiendo mejor que cualquiera lo intimidante que es la orquesta. Lo hiciste muy bien en el ensayo general, y vas a rockear este concierto. Solo te equivocaste una vez – Intento tranquilizarlo. Creo que solo es peor

- ¡¿Equivocarme?! – Exclama - ¿En qué me estoy equivocando, Pick?...¡Es el piano de Mil Tormentas, ¿verdad?! Le dije que no sé tocar piano. No sé tocar nada...¿Por qué no me quedé como administrador de empresas, Pick?

Suelto una risita y lo abrazo.

Está temblando.

Es un gran músico, que definitivamente se toma muy en serio los grandes escenarios, y este es grande de verdad. La acústica de este lugar está hecha para la música de cámara, no para el rock and roll, así que tocarán sin in-ears. Su único feedback son sus propios oídos, y es difícil darte cuenta de cómo suena tu guitarra cuando toda la sección de cuerdas está tocando contigo.

Además...Bueno, están tocando con toda una filarmónica que lleva dos meses aprendiéndose sus canciones.

Eso tiene que poner histérico a cualquiera.

- El piano suena hermoso, Isa. Vas a romper todo en este concierto – Le aseguro

- El director nos odia – Lloriquea él

- El director tiene que ser detestable con todo el mundo para ser buen director, y está obsesionado con Besos en guerra. Solo está tratando de mostrarse rudo para intimidarlos – Señalo. Isa hace un puchero

Justo entonces, Simón aparece todo triunfal en el camerino.

Sé que tocó algo de chelo en su juventud, pero diría que toda esa confianza que tiene no proviene de su acercamiento de dos segundos a la música clásica, sino que es puro Simón. A veces quiero ser más como él.

Me mira abrazando a Isa y se saca la mano de detrás de la espalda, en donde levanta orgullosamente el sombrero en cuestión.

Isa se ilumina como un sol, y va corriendo por su sombrero. Simón es lo pone en la cabeza, y de repente Isa ya no es un niño lloriqueando. Ahora es el compositor, productor e intérprete Juan Pablo Isaza.

Amo a estos mocosos.

- Oye, Pick. Creo que deberías ayudarme con un asunto – Señala Simón, mientras me pasa un brazo casualmente por los hombros

- ¿Qué pasa?

- Mejor si vienes y lo ves tú misma – Me dice el mayor de los Vargas

Me vuelvo hacia Marto, pero me enseña sus manos en un gesto universal de que no tiene idea acerca de qué pasa.

¿Qué tan probable es que todos lleguen vivos al concierto si los dejo solos un momento?

Sin embargo, sigo a Simón, en caso de que esté teniendo un brote psicótico muy bien disimulado y colapse repentinamente en cualquier momento. En cambio, Simón me lleva hacia los baños en la parte trasera de la línea de camerinos del teatro.

Me hace una seña caballerosa para que pase primero.

Lo hago. Lo primero que veo, sobresaliendo de una de las cabinas, son sus tennis blancos que siempre podrían estar más limpios. Cuando me inclino hacia adentro, veo que Villa está apoyado en la taza de porcelana del sanitario, con su frente sobre su brazo, y está pálido como un papel.

- ¿Villa? – Le pregunto con duda

Me mira con una mezcla de terror y súplica.

Creo que me va a decir algo, pero en cambio se voltea y vomita de manera bastante dramática. Levanto una ceja hacia Simón, quien me responde con un encogimiento de hombros.

- Creo que estuvo comiendo por ansiedad – Señala Simón – Y sabe que puede comer una cantidad de porquerías muy alarmante. No sé si tiene una intoxicación alimentaria o si solo son los nervios

Me aprieto el puente de la nariz, tratando de calmar el repentino dolor de cabeza.

¿Cuándo firmé para ser la niñera de una banda de niños histéricos?

Villa termina de vomitar. Tira de la cadena y vuelve a recostarse en la pared del baño.

- Me voy a morir – Anuncia dramáticamente

- Nop. Te vas a tomar una botella de suero y vas a salir a tocar – Aseguro. Niega con la cabeza

- No, no. No voy a tocar. Se me olvidó todo. ¿Quiénes creemos que somos para tocar con una filarmónica? Nah, nah. Hay que huir. Que llamen a Cepeda, o a Santiago. Ellos si saben

- Relájese, Villaco. Hemos ensayado mucho – Intenta tranquilizarlo Simón. Villa le da una mirada fulminante

- ¿Ha visto la cara que me pone ese director cuando empiezo a cantar? Vaya y cante usted – Le devuelve Villa.

Por primera vez, Simón tiene la decencia de lucir algo alarmado.

- Nop. Yo no canto. Ese no es mi papel en esta banda – Observa Moncho

- Pues el mío tampoco. Que cante Isaza. Yo me voy a quedar acá hasta que muera

- Vamos al camerino, cielo – Le pido, mientras le ofrezco mi mano para que la tome

- No. Voy a vomitar – Dice, mientras niega con la cabeza enfáticamente

- ¿Te acuerdas de lo que me dijiste sobre las prendas el día que te ayudé a estudiar? – Lo soborno

Levanta la mirada con interés.

Estoy usando un recatado vestido negro para esta noche, así que el recuento de prendas del que dispongo es bastante escaso.

- Te daré una prenda si vas al camerino. Otra cuando termines de vestirse. Otra cuando vocalices y afines tu guitarra. Y otra cuando salgas

- No tiene tantas – Observa Simón distraídamente. Villa lo fulmina con la mirada

- Ese es el punto, idiota – Señala Villa. Toma mi mano extendida y se pone de pie - Acepto

- Simón, voltéate – Le pido, sin despegar mis ojos de los de Villa

En lugar de voltearse, Simón básicamente sale huyendo.

Los ojos verdes de Villa parecen quemar los míos mientras subo el bajo del vestido por mis muslos, lo suficiente para enganchar mis pulgares en la cinturilla de mis bragas.

Sus ojos se oscurecen con deseo mientras me deslizo las bragas por las piernas. Luego, hago todo el show de dejarlas enganchadas en mi pie, y levanto seductoramente mi zapato de tacón para recuperarlas. Se muerde el labio inferior cuando los tacones aparecen en escena.

Mi vestido cae en su sitio de inmediato, sin permitirle ver nada divertido, pero básicamente ese es el punto.

Luego doy un paso hacia él, y le guardo mis bragas en el bolsillo trasero del pantalón.

Finalmente, le doy una sonrisa inocente.

- ¿Vamos?

- Pick... – Susurra, con esa voz ronca que pone cuando está excitado. Me muerdo el labio inferior

- ¿Qué? – Pregunto inocentemente

Se lleva la mano al bolsillo trasero. Luego mira al techo, como rogándole a los cielos por fortaleza.

- Vamos – Decide por fin

Tomo su mano mientras caminamos hacia el camerino.

Entrelaza nuestros dedos juntos mientras mira con desconfianza todo a su alrededor.

Tuve la fortuna de tocar en este teatro con la filarmónica un buen número de veces, y sé lo intimidante que es. Por lo menos, he tenido éxito en distraerlo de su crisis de nervios.

Regresamos al camerino con los demás. Marto está parado en la cabeza.

Literalmente.

- ¿Quiero saber qué pasa? – Le pregunto a Simón

- Dice que ponerse de cabeza lo ayuda a pensar – Responde el mayor de los Vargas con indiferencia, demasiado acostumbrado a la excentricidad de su hermano

- ¿Por qué están tan histéricos por esto? – Les pregunto, poniéndome las manos en la cintura

- Porque hay una orquesta filarmónica ante la que tenemos que quedar bien – Indica Isaza con obviedad

- Son unos músicos de puta madre – Los regaño – Agarren sus instrumentos – Demando

- ¿Ahora? – Pregunta Marto, aún de cabeza

- ¡Agarren los putos instrumentos!

Obedientemente, los 4 salen corriendo por sus instrumentos.

Cuando tienen las guitarras en sus regazos y Marto está sentado en su cajón, voy por mi violín.

- Síganme – Les ordeno

Empiezo a tocar. No una de las canciones del concierto de esta noche, sino cualquier cosa.

Villa se me une primero, acoplándose a la melodía sin dificultad, con esa magia que siempre ha pasado cuando tocamos juntos. Luego, Isaza se une con la segunda guitarra, con un eco más bajo de lo que está tocando Villa. Marto siempre ha tenido un super poder para ponerle la percusión exacta a cualquier cosa, y empieza a golpear el cajón con un ritmo tan perfecto que es fácil para Simón solo seguirlo.

Dos segundos más tarde, veo como la tensión deja sus caras mientras tocan y se sonríen unos a otros.

Bajo el arco cuando veo que la música ha hablado por mí.

Isa suspira, y pasa la mano cariñosamente por el diapasón de su guitarra.

- ¿Vamos a hacer esto o qué? – Les pregunta a los otros

- ¡Vamos a hacer esto! – Responden en coro.

Se ponen en movimiento de inmediato, olvidando las crisis de nervios.

Sigo a Villa con la mirada mientras va a cepillarse los dientes, termina de meterse en su traje y se pone a afinar su guitarra. Se ha olvidado momentáneamente de nuestro trato de las prendas, aunque estoy segura de que me lo cobrará, y lo espero con ansias.

Cuando está distraído, cometo un pequeño hurto a su propiedad, necesario para hacer lo que vine a hacer esta noche.

Terminan de prepararse sin más sobresaltos.

Cuando vienen a avisarnos que les faltan 5 minutos para salir a escena, los nervios regresan.

- Me quedé sin voz, me quedé sin voz, me quedé sin voz – Dice Isaza, con una voz perfectamente normal

Villa está corriendo por todo el camerino, claramente en shock.

- ¿DÓNDE ESTÁN MIS PICKS? – Grita - ¡¡Tenía una caja llena de picks!!, ¿Quién la agarró?....Jueputa, ¿quién tiene un pick de sobra? – Exclama histéricamente

Alarmados, todos se llevan las manos a los bolsillos.

Simón toca con picks de bajo que no le sirven, y me encargué de que Isaza tampoco tuviera uno de repuesto.

Todo el mundo se pone a gritar.

- Oye, Villa – Lo llamo

- ¡No tengo picks!, ¡No puedo salir a tocar así! – Me grita, en crisis

Extiendo mi mano hacia él.

En el centro de mi palma, descansa nuestro pick de la suerte.

- Toca con este – Le propongo

Todo se queda en silencio.

Los otros 3 se quedan detenidos en mitad de una frase.

Los ojos de Villa se abren de par en par. Mira el pick como si fuera un alienígena bebé.

- Yo... – Empieza a decir. Se le quiebra la voz

- ¡3 minutos! – Grita el encargado de logística desde el pasillo

Villa sigue mirándome en shock.

- ¡Le está dando el pick! – Exclama Martin

- ¡El pick de la suerte! – Continúa Simón

- Ay, me voy a morir – Interviene Isaza, mientras se lleva la mano al pecho – Es como un anillo de compromiso en versión nerd musical

Me río.

Sigo con la mano extendida hacia él, mientras Villa me mira con una expresión de deleite pasmado.

No le doy un discurso.

No le digo que nuestro pasado nos trajo hasta acá, y por más que haya dolido, valió la pena, y que definitivamente todo el amor que me ha dado a lo largo de estos años pesa más que sus errores.

Que, por el placer de amarlo, estoy dispuesta a arriesgarme. Que estoy lista para volver a confiar en él, y para ser suya de todas las maneras posibles. 

Y que quiero pasar junto a él todos y cada uno de mis domingos.

Como si supiera exactamente lo que estoy pensando, agarra el pick de mi mano y me sella la boca con un beso duro y hermoso. Un beso que marca un nuevo comienzo para nosotros. Un beso que dice te amo sin necesidad de decirlo.

Está sonriendo cuando sale a escena.

Esa noche, toca como nunca.

Cada vez que me mira, sé que está tocando para mí.

Y eso es todo lo que quiero. 


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Capítulo extra largo, porque se los debía, y es el fin de esta historia.

Solo nos queda el Epílogo, que será el próximo. 

Gracias a todas las que me acompañaron mientras me reía y lloraba como una loca escribiendo esta historia que he amado. 

¡Que no se diga de mí que no me gusta el amor y solo escribo dramas!

Las quiero muchooo!

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