Lo intenté // Sanwoo

By AtinyMiaw

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Hizo de todo para intentar mejorar, pues sólo quería que él se sintiera feliz. Wooyoung, un joven que se enam... More

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Lo Intenté

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By AtinyMiaw

—¿Qué le ha hecho a Wooyoung? —. Preguntó tan pronto como vió al mayor entrar a la oficina.

El pelinegro alzo una ceja y caminó hasta donde el contrario estaba, rodeó su escritorio, y tomó asiento, con un semblante despreocupado.

—Le diré una cosa... —. Habló, a la vez que acomodaba su saco. —... el que hace las preguntas aquí, soy YO, ¿Entendido? —. El más alto no contestó. —Bien, déjeme decirle que... no es mi culpa que Wooyoung se comporte así con alguien tan desconfiado como usted, joven Johnny —. Aclaró. —En primera, Woo es alguien asombroso y capás de resolver sus problemas solo, y segunda; no tengo que darle explicaciones a nadie, y mucho menos a una persona incapás de hablar sanamente con su mejor amigo —. Recalcó con tono tajante.

El mencionado frunció el ceño, y con paso firme, se acercó al pelinegro, golpeó el escritorio con la palma de su mano, mientras que con la otra señalaba al mayor.

—Usted no es buena persona para Wooyoung...

—¿Y qué le hace pensar que usted si lo es para él? —. Cuestionó como burla.

Eso hizo enojar más a Johnny, le estaba cabreando, y mucho.

—Le daré una advertencia, señor Choi, Wooyoung...

—¿Usted? ¿Me dará una advertencia? —. Rió con ironía. —Vaya que no me conoce, así que es mejor que no me amenace con sus absurdas advertencias

—No se merece a Woo

—No. Usted no lo merece. Interrogarlo tantas veces, incluso presionarlo para que le diga algo, no es algo sano, es deplorable y estúpido —. Aseguró. Observó la mano del menor, que aún lo señalaba, y la quitó con asco —. Señalar a las personas es de mala educación, por lo visto usted, joven Johnny, no tiene modales —. Dijo.

—Le diré a Wooyoung de esto, usted es malo...

—Puede decirle, no me importa, solamente no se le ocurra gritarle, o incluso tocarlo. Recuerde que él es una persona sensible, no querrá destruirlo con sus palabras, o sus actos —. Aseguró. —Ahora váyase, no quiero que vuelva a intentar "besar", de nuevo, a mi operario, y mucho menos, dentro de MI empresa —. Finalizó.

—Usted no es nadie para impedirlo —. Comentó con sonrisa ladina. —Él me gusta, así que puedo...

—No, usted no puede nada. Una persona que quiere algo a la fuerza, es porque a lo mejor está obsesionado con ese algo, y eso es repugnante —. Añadió, levantándose de su asiento. —En mi empresa existen reglas, y los empleados y visitantes, como usted, deben acatarlas sin ningún pero. Y si no le parece, le pido que no vuelva a entrar a este lugar —. Dijo y, como ultimátum, señaló la puerta de salida con la mirada.

Johnny captó lo que el mayor quería que hiciera, así que, aún con el ceño fruncido, salió de la oficina, no sin antes darle una mirada fulminante al pelinegro. Por supuesto que no había funcionado.

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Y en mi defensa, no dije algo malo, ¿O si? —. Cuestionó sin un poco de importancia.

El rubio le dedicó una sonrisa nerviosa, y negó, manteniendo esa mirada tranquila.

—No, no lo hiciste. Johnny suele ser muy... exagerado, la mayoría de las veces, y creo que esta vez si se pasó...

—La verdad, no me importa saber nada de ese tipo que se dice llamar "tu amigo", es alguien en quien no confío, para nada —. Recalcó.

El menor asintió y bajó la mirada, entendía a San, vaya que lo hacía; ya bastante tenía con estar lidiando con su padre y hermano, como para que su amigo solo fuese una piedra más en el costal.

—¿Estás libre está noche? —. Soltó de repente, causando que Wooyoung lo mirara con sorpresa.

—S-sí, lo estoy...

—Bien, entonces puedes retirarte, tendremos una cena, así que no acepto un "no", como respuesta —. Aclaró.

—Bien pudiste haber dicho: Oye, te invito a una cena esta noche...

—No suelo ser del tipo romántico —. Contestó.

—Pero... pero al menos puedes intentarlo —. Dijo con un ligero puchero formado en sus labios.

—¿Qué?

—Solamente era un comentario, por favor no te enojes —. Sinceró.

—De acuerdo. Wooyoung... —. Exclamó con tono suave, logrando que el susodicho le mirara con atención. —... me harías el honor de acompañarme a cenar, está noche, solo tú y yo —. Pidió, una sonrisa se dibujó en sus labios luego de terminar su oración.

El rubio quedó sorprendido, no podía asimilar el hecho de que su jefe fuese alguien modesto, y que mucho menos supiera utilizar un timbre de voz tan hipnótico, vaya que lo amaba. Cada cosa de Choi San, le gustaba más y más, no había algún rasgo que le hiciera sentir, o pensar, lo contrario; San era perfecto, con todo y sus defectos, de eso no cabía duda.

—Para mi, sería un placer asistir a su velada, Señor Choi —. Aludió con voz dulce.

—Sinceramente, creo que lo educado, no es lo mío —. Comentó con voz severa.

—Pues... para mí fue lindo, gracias —. Sinceró. Se acercó al mayor y depositó un corto beso sobre la mejilla del contrario, tomando a este, desprevenido.

—¿Qué fue eso?

—Sólo es una muestra de mi afecto por usted —. Susurró.

—Bien —. Murmuró entrecerrando sus ojos, dirigiendo su mirada al rubio. —Supongo que es una parte linda de ti —. Aseguró con una sonrisa ladina.

Wooyoung desvió la mirada hacia el escritorio, esas palabras le hacían sentir nervioso, y mucho. El mayor lo tomó de la cintura con delicadeza, para luego sentarlo en su regazo. En definitiva, el menor se estaba convirtiendo en un jitomate, y uno muy rojo.

—Es mejor que no te muevas, no estás bien sentado y te puedes caer —. Habló San para romper el silencio que se estaba formando entre ellos.

—Está bien —. Fue lo único que dijo, luego de formar un leve puchero.

"No era malo estar así, ¿Cierto?"

"No era malo que su jefe le tuviera en su regazo, ¿Verdad?"

"Todo estaba bien... ¿No?"

—¿En qué piensas? —. Aquella pregunta por parte del pelinegro, le hizo salir de sus pensamientos de un segundo a otro.

—N-Nada...

—Wooyoung —. Le regaño.

—Estoy nervioso, eso es todo. Yo...

—¡Jefe Choi! —. Una chica de cabello castaño entró corriendo a la oficina.

Ante ese acto, el menor se sobresaltó, ocasionando que cayera al suelo con fuerza.

—Te dije que no estabas bien sentado... —. Aclaró Choi ayudando a su pareja a levantar. —¿Por qué entras así? ¿Estás loca?

—Puede decirme como guste, pero... hay una persona...

—¡Habla ya!

—Usted sabe de quien hablo, me refiero a la persona que no ha visto durante mucho, pero mucho tiempo... más bien, meses —. Soltó.

San se quedó atónito ante esas palabras. No, no podía tratarse de él, no ahora. La noticia de aquella llegada tan repentina, le hacía sentir como si agua helada cayera sobre si mismo, a la vez que le calaba los huesos sin piedad alguna. 

Tanto tiempo, varios meses, días y semanas, bastantes horas desperdiciadas junto a él, y ahora se aparece como si nada, como si lo pasado no le importase para nada.

—Quiere que...

—No —. Contestó de manera arisca, algo inusual para el rubio.

Sin decir nada, el pelinegro se aproximó hasta la puerta de su oficina, para luego salir de ahí. Caminó hasta un poco antes de la sala de juntas, y allí lo vió, estaba de espaldas a él, a decir verdad, su corazón latió un poco al verlo, sin embargo, no de la misma manera en que lo hacía hace tiempo. No era esa sensación de felicidad, si no de amargura, no era sensación de calidez, si no de frialdad; nada era como antes, y no volvería a serlo.

—¿Qué es lo que quieres? —. Expresó San con tono gélido.

El recién llegado, al escuchar esa voz tan excitante, giró sobre sus talones, para mirar al dueño de ésta, con una sonrisa. No podía creer que el mayor estuviese tan igual, estaba como lo recordaba.

—¿No te da gusto verme? Porque créeme que a mí sí —. Dijo burlón.

—Me daría gusto si fueses una persona cercana a mí —. Soltó.

—Oh, vamos, ya no soy la misma persona de hace mucho... —. Habló mientras jugaba con la corbata color azul del mayor —... yo, ahora soy mejor en la cama —. Susurró juguetón.

—Bien por ti —. Aludió sin expresión alguna.

—¿Qué? ¿Acaso no te...?

—¡Baby! —. Una voz dulce llegó a los oídos de ambos, una que logró callar al de cabello café. —Tengo hambre —. Replicó mientras abrazaba al pelinegro con fuerza, y colocaba su mentón en el hombro contrario.

—¿Quién es?

—Woo, ya te dije que no como cuando trabajo, que tal si vas a comer junto con MinKi —. Dijo de manera tranquila, evadiendo la pregunta del otro chico.

—Pero yo quiero comer contigo, además, Ren irá a ver a su "amigo" del restaurante, y me dejará solo —. Confesó con voz melosa.

—De acuerdo, vamos por comida —. Aceptó, a la vez que acariciaba el cabello rubio del menor. —No me interesa a lo que hayas venido, pero te pido que no vuelvas, Kevin —. Dijo mirando con seriedad al susodicho.

Tomó a su novio de la mano y se dirigió con él hasta el elevador, y ya dentro del mismo, oprimió el botón que tenía grabadas las letras "PB" (Planta Baja).

—Ahora soy un bicho raro —. Dijo el menor con tristeza cuando el elevador comenzó a descender.

—Ser celoso es natural

—No estoy celoso... —. Aseguró con timidez.

—Si no ser celoso es comportarte como niño pequeño, solo para que tu novio te haga caso cuando está hablando con otra persona... entonces sí, no eres celoso —. Señaló de manera tranquila.

Wooyoung se quedó pensativo durante unos segundos, hasta que comprendió todo. Bien, si era celoso.

—Vi que te estaba... coqueteando y luego... luego jugaba con tu corbata como si te estuviese provocando, o pidiendo en silencio que te lo lleves a la cama —. Confesó. —Eso me molestó y... solo me dejé llevar...

—Basta, no quiero escuchar más. Te entiendo, así que no pasa nada —. Dijo mientras abrazaba a su chico por detrás, uniendo sus manos en el abdomen del mismo. —Eres lindo cuando estás celoso, pero no me gusta provocarte, así que nunca te daré motivos para que desconfíes de mi —. Susurró en su oído, algo que hizo que el rubio se estremeciera un poco.

—San, ese chico... no me gusta como te mira —. Se quejó. —Él es muy... lindo, su cara lo dice y...

—Y, yo odio que hables de otros tipos cuando estás conmigo —. Habló, interrumpiendo las palabras del menor.

El elevador se detuvo, y a los pocos segundos las puerta se abrieron, dejando ver la entrada principal del edificio. El primero en salir, fue San, quien no tenía una cara calmada, si no una molesta. Él también era celoso, pero lo malo, era que no podía controlarse. No, si podía, pero solo físicamente, ya que verbalmente era un caos total. Vaya que si las miradas mataran, San ya hubiese enterrado a varios bajo tierra.

—Lu shientu —. Musitó el rubio con la mirada en suelo.

—Dios, Wooyoung... —. Se quejó, pues no sabía qué decir, así que solo se limitó a abrazar a su novio.

Ese tono meloso del rubio, le daba risa, pero obviamente no iba a ponerse a reír como loco frente a sus empleadas, ellos no conocían esa parte de él, aunque había excepciones; como lo era Seonghwa, Jaehyun, Mingi, y Ren. Estos últimos tres, solamente sabían una parte de su personalidad, en tanto a Park, pues... él se lo sabía hasta de memoria.

—No vuelvas a hablar así en la empresa, o al menos trata de que solo sea en la oficina, conmigo —. Recalcó.

—Está bien —. Sonrió.

—Jefe Choi —. Saludó el vicepresidente una vez que vió al mencionado.

—¿Pasa algo?

—No, solo quería avisarle que el presidente Park salió de emergencia, pero volverá en un par de horas —. Respondió.

—¿Salió? ¿Qué le sucede? —. Cuestionó con el celo fruncido.

—Se comenzó a sentir mal, se mareó un poco y luego le dieron náuseas, así que fue al doctor. Seguro le hizo daño algo que comió —. Comentó.

—Dile que descanse, mañana lo veo —. Ordenó.

—Yo le haré saber —. Dicho esto, Song se retiró.

El mayor retomó su andar hasta la salida, el aire fresco le hizo sentir escalofríos, jamás se había atrevido a salir de la empresa en horas de trabajo, y mucho menos para comer. Pero, a pesar de eso, se sentía bien, suponía que necesitaba un descanso del estrés que conllevaba su empleo; el hecho de ser dueño de una empresa, no le brindaba tiempo para hacer otras actividades.

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