Domingo » Juan Pablo Villamil...

By NiaaMont

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Si estás buscando una de esas historias en las que Villa mira a una fan entre el público y queda perdidamente... More

1. El pick de la suerte
2. Thumbpicks
3. Nueve
4. Violines y ollas
5. La hora nostálgica del domingo
6. Primera cita
7. Perdón por irme tan pronto
8. Dame esta noche
9. Que sean dos
10. Me alegró besarte
11. ¿Quién soy yo para ti?
12. Dime qué te gusta
13. Olvida que lo pregunté
14. Amores lejanos
15. Aunque no sea conmigo
16. Bienvenida a la industria
17. Hay una crisis
18. Cómo te atreves
19. Celos
20. Ayúdeme a olvidar
21. Gira
22. Yo no merezco volver
23. Vacío
24. Estoy enamorado de ella
25. Dios, ¿estás ahí?
26. Me lo debes
27. 14 días
28. Estamos juntos
29. Vick
30. Entre un te quiero y un nunca más
31. ¿Puedo dormir contigo?
32. Frustración sexual
33. Entre "amigos"
34. Y lo que falta
35. Escribamos canciones de amor
37. La llamamos 9
38. Números rojos
39. Te amo, hijo de puta
40. Es un trato
41. Está confiando en mí
42. Segunda primera cita
43. Lo haremos pronto
44. Toca para mí
Epílogo
Agradecimientos
Extra
*
**

36. No puedo

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By NiaaMont

Luego dirás

Que fui yo el que dijo adiós

Me voy porque eso es lo que tú quieres 

(Mil soledades - Rey Gordiflón)


Día 27

- ¿Por qué tienes que ser como una morsa?, ¡Despiértate! – Me regaña Pick

- Cállense – Se queja Marto, mientras hunde la mano en el cuenco de palomitas

- ¡Pero Villa está dormido! – Reniega ella

- Déjelo que se duerma, yo le cuento mañana

- ¡Solo estamos repitiendo esta película porque él es la única persona inculta en este mundo que no ha visto El diablo viste a la moda! – Farfulla ella

La atraigo hacia mí mientras me acurruco en mi almohada.

Es una gran película, pero nuestra cuarentena obligatoria está a punto de terminar y estamos aprovechando al máximo el tiempo en el estudio, para que cada uno tenga material para trabajar cuando nos separemos, así que estoy agotado.

Por fin puedo tocar algo de banjo y guitarra. Sigo teniendo permitida una única hora al día, pero la estamos haciendo contar. Hemos grabado voces y guitarras todo el día, así que ellos también deberían estar cansados, pero estos dos siempre tienen más energía que la gente normal.

Oigo sonar el celular de Marto. Pick para la película.

- Hola, amor – Saluda él al auricular – Es Lauri. ¿Acabamos la película mañana? – Le pregunta a Pick

- Vale. Ve a disfrutar de tu sexo telefónico – Lo despacha ella

- No humille a la gente porque usted folla día y noche – Reniega Marto. Ella se ríe

- Dale mis saludos a Lauri. Dile que la extraño

- Vale. Buenas noches, bebé

- Buenas noches, Bachi – Se despide ella

Oigo la puerta cerrarse.

En lugar de volver a poner la película, ella se acurruca entre mis brazos.

- Mmm – Balbuceo

- ¿Estás despierto?

Como respuesta, muevo su pelo hacia un lado y dejo un beso húmedo y sexy en su cuello. Ella suspira.

Gira entre mis brazos para que estemos frente a frente y en la semi oscuridad de su habitación, iluminada únicamente por la pantalla del televisor, veo sus ojos brillantes antes de que deje caer los párpados cuando su boca se encuentra con la mía.

Me da un beso lento y suave. Un beso con una añoranza extraña, como si me extrañara.

- ¿Está bien, amor? – Pregunto suavemente, sin apartarme. Ella frota su nariz contra la mía

- Si. Es solo que adoro estos momentos de simplemente estar acostada contigo, en los que me abrazas y parece que nada más importa

- ¿Qué más importa? – Señalo.

Ella desliza los dedos suavemente a través de mi pelo y lo barre lejos de mi cara. Suspira de nuevo.

- Duérmete de nuevo, cariño – Me dice en cambio

Ok, definitivamente pasa algo.

He estado intentando posponer este momento, pero siento un nudo de incomodidad en mi estómago que me dice que ya sé lo que le pasa.

Me aclaro la garganta.

Esta vez soy yo quien desliza los dedos por su pelo. La expresión nostálgica con la que me mira me dice todo lo que necesito.

- Sabe que tenemos que hablar, ¿cierto? – Le pregunto. Ella frunce el ceño

- Nunca nada bueno empezó con esa frase – Se queja

- Puede que esta vez sí – Intento sonreír

- Villa... – Empieza

- ¿Puedo hablar primero? – La interrumpo

- Vale – Asiente, aunque se muerde el labio dubitativamente

- Sé que todo lo que ha pasado estas últimas dos semanas se ha sentido más o menos dentro de una burbuja. Estamos aquí encerrados, y parece que el resto del mundo dejó de existir, y en parte por eso ha sido tan increíble vivir a base de música, sexo y...

Y amor, quiero decir.

Pero hay algo en sus ojos que me hace detenerme. Me aclaro la garganta de nuevo.

- Y estas noches mágicas que hemos compartido, en las que todo está en silencio, y estamos solo los dos, y todo parece posible – Completo. Ella me da una pequeña sonrisa

- Han sido noches maravillosas – Está de acuerdo

- Y deberían ser más – Complemento – Mis resultados negativos no han llegado aún, así que no voy a casa de mis papás todavía. Voy a quedarme en el apartamento solo, y usted también va para su casa sola...¿Cuál es el sentido? Quédese conmigo, Pick. Esto no tiene que ser una burbuja de irrealidad por una pandemia, o algo que hacemos clandestinamente, como si alguien nos lo prohibiera. Si los dos queremos, todas nuestras noches pueden ser así de mágicas

Hablo más rápido de lo normal, desesperado por decirlo todo antes de que la fortaleza me abandone.

Por un instante, creo que en realidad fue demasiado rápido, porque ella luce tan pasmada que creo que no me entendió.

Considerando que la tengo abrazada y nuestras piernas están entrelazadas, es un acto de verdadera habilidad para compartimentar sus sentimientos, porque de algún modo veo sus barreras subir. No se ha movido ni un centímetro, pero de repente parece tan fría que me arrepiento de haber abierto la boca.

- Sabes que no puedo – Me dice en voz baja

- No, no lo sé – Respondo, y mi voz suena más dura de lo que quiero. Ella exhala

- Villa, cuando empezamos con esto te dije que no podía prometerte nada. Te dije con absoluta claridad que no estaba lista para olvidarme de todo lo que nos pasó, y sigo sin estarlo

- Déjeme ver si estoy entendiendo – Le digo, mientras me aparto, porque no puedo tener esta conversación mientras estamos abrazados como los amantes que se susurraron secretos las últimas 14 noches.

Me siento en mi lado de la cama y apoyo mi espalda contra la pared.

Ella se queda acostada boca arriba, mirando el techo.

Esa cobardía de ni siquiera mirarme es lo único que me da una pista de que no está tan segura de lo que me está diciendo.

- Durante dos semanas se durmió abrazada conmigo y se despertó con mis besos. Compartimos todo, y han sido 14 días maravillosos, y no me diga que no ha sido feliz, porque sería un insulto flagrante a mi inteligencia – Le digo. Cierra los ojos, como si ese recordatorio de que nos hemos permitido querernos la lastimara

- Lo sé, pero eso no quiere decir que...

- No – La interrumpo – Si que quiere decir. No le estoy pidiendo que se olvide de cuanto daño le hice. No le estoy pidiendo que estos días borren todo nuestro pasado, pero tampoco se puede acostar ahí y decirme que nada ha cambiado.

La habitación está a media luz y en silencio.

Es el mismo escenario en el que nos dimos la licencia de amarnos al amparo de la noche y la oscuridad, como escondiéndonos de nosotros mismos. Como si esa clandestinidad nos permitiera no tener la historia que tenemos.

Ella sube un brazo y lo echa sobre sus ojos, como si de alguna forma pudiera esconderse de esto.

- ¿Qué ha cambiado realmente? Estamos de vuelta en ese punto de nuestra relación en el que la química sexual nos deja ciegos, y se nos olvida que no funcionamos como nada más que amigos. Eventualmente discutiremos por algo, me dejarás de hablar, y todo empezará de nuevo. ¿Qué sentido tiene prolongar algo que ya sabemos que no funciona?

- ¿De verdad no funciona? Porque yo lo veo todo maravillosamente bien como está

- Villa, no seas deliberadamente obtuso, no te queda bien. Estamos en una situación que se sale por mucho de lo normal. Cuando vuelvas a tus giras y a tu vida, va a seguir siendo verdad todo lo que nos ha separado una y otra vez

- También va a seguir siendo verdad que la amo – Señalo

Se levanta hasta una posición sentada.

Baja su brazo de su cara y por fin me mira.

Sigue siendo mi Pick. Tiene puesto uno de mis sacos. Su pelo está suelto sobre su espalda. Tiene una marca enrojecida en su cuello por la rozadura de mi barba.

Quiero sacudirla por hacernos esto. Quiero zarandearla.

En cambio, básicamente le ruego.

- Pick, denos una oportunidad. Sé que le he pedido muchas, pero permítanos esto. Sobre todo, permítase perdonarme, y déjeme amarla. No nos rompa el corazón así, porque sé que usted también me quiere, y solo tiene miedo, y demasiado orgullo, y demasiadas cosas que la tiran hacia atrás, y no digo que todas esas cosas no sean válidas, pero por favor, Pick. Deme un último salto de fe

Veo sus ojos llenarse de lágrimas.

Sube el mentón y aparta la mirada en una pose altiva, sin dejarme verlas.

- No lo hagas sonar como si simplemente fuera mi orgullo el que se interpone, porque tuve que recoger del piso los pedazos de ese orgullo cuando tú...

- Lo sé – La interrumpo, porque no quiero oírlo – Y no me va a alcanzar la vida para intentar compensárselo. Me doy cuenta de que rompí algo fundamental, pero le estoy suplicando que nos dé una oportunidad para pasar por encima de eso, y que toda la historia que tenemos juntos pese más. Todas las risas, todos los besos, todas las canciones, todo el amor. Eso tiene que contar para algo, Pick

Se lleva las manos a la cabeza mientras se pone de pie.

Me doy cuenta de que esto la lastima tanto como a mí, pero no sé que hacer para no hacerle daño. No sé qué más me queda por demostrar o decir, y estoy en clara desventaja aquí, porque ella tiene todo el poder.

- ¿Crees que no sé eso? – Me reclama – Eso es lo que me ha hecho volver a ti una y otra vez. Pero tenemos que dejar de hacer esto, Villa. Nada ha cambiado entre nosotros, excepto que volvimos a añadirle sexo a la ecuación, pero eso es todo. Solo sexo

- Solo sexo – Repito lentamente, mientras me levanto de la cama para mirarla frente a frente - ¿Qué hay con "no quiero un polvo entre amigos, sino que me hagas el amor"?

- Es una forma de decir – Gruñe, frustrada

- Son solo palabras – Traduzco

- Si, en cierta manera

- El nombre de Gabriela también es solo una palabra. ¿Por qué esa, cuando yo la dije, lo destruyó todo y me hizo indigno de su perdón; pero las suyas, cuando vienen de usted, solo son una forma de decir? – Señalo.

Mi voz es baja y carente de emociones.

Quiero que me diga en la cara todo lo que tiene que decirme, porque ya que señaló de manera tan categórica que no podemos seguir haciendo esto, entonces quiero que me deje y quiero escuchar cada una de las palabas.

Abre la boca para decir algo, pero la cierra de inmediato, como si se lo pensara mejor.

- Porque siempre fui tu plan B, y solo hasta esa noche quedó claro. Nuestra amistad siempre fue una excusa para que me tomaras y me botaras cuando querías

- ¿Todo va a terminar volviendo a esa noche? – Suspiro - ¿Todo este tiempo, mientras estaba en la cama conmigo, estaba pensando en eso?, ¿Tenía esas palabras atoradas en la garanta mientras me miraba como si estuviera sintiendo lo mismo que yo?

- No seas injusto, Villa – Me dice, echando las manos al aire con desesperación – Vas a tener que disculparme por no superar este asunto tan rápido como te gustaría, y no reponerme a todas las veces que me usaste como un pañuelo descartable

- Pues desde donde estoy parado, la única persona seduciendo a alguien y luego botándolo cuando no le viene bien es usted. Felicitaciones, Val. Las tornas se volvieron. Tiene el poder aquí, y si quería darme una lección, le está saliendo de puta madre

Avanza dos pasos y me clava incisivamente su dedo índice en medio del pecho.

- Te paraste aquí y me dijiste que entendías que estuviera confundida. No me tires a la cara algo que te dije con absoluta sinceridad

Exhalo una bocanada de aire y le doy la espalda por un segundo para serenarme, porque no quiero decirle nada de lo que me arrepienta.

Me permito respirar dos segundos antes de volverme para enfrentarla.

Sus ojos son fieros y decididos, pero también luce ligeramente asustada. Por un segundo solo veo a mi niña, que tiene tanto miedo de perderme como yo de perderla a ella. Pero sé que no hay nada de una niña en ella, y que convencerla no va a ser fácil.

Me recuerdo a mí mismo que tiene algo de razón. Que le hice daño sin sentido. Que algún día tengo que pagar esa cuenta, pero no así.

- No le voy a pedir nada más que esto, Pick. No necesito que me haga promesas, ni que hablemos del futuro si no está lista. Puedo esperarla, si me dice que hay una oportunidad. Solo...quédese conmigo. Sigamos construyendo esto, que no se parece en nada a lo que hicimos en el pasado. Deme esa oportunidad. Apenas estamos volviendo a empezar, y nos merecemos algo mejor que esto

- No puedo – Responde tajantemente

Vuelvo a respirar lentamente, porque sino voy a perder los papeles.

- ¿Esa es su decisión definitiva? – Verifico

Le cae una lágrima por la mejilla, y no se molesta en secarla.

Me mira con la misma añoranza y el mismo deseo de siempre. Me mira con lo que creo que es amor, aunque tal vez solo he estado viendo lo que quiero ver.

Y entonces, me rompe el corazón.

- Si – Dice simplemente.

Asiento una sola vez.

Porque soy masoquista, insisto una vez más.

- Para ser absolutamente claros, y dejar todas las cartas sobre la mesa, estoy enamorado de usted, Valeria. La amo tanto que a veces ni siquiera lo entiendo. Si me dice que me queda algo por lo cual luchar aquí, y que no soy un idiota que se pasó las últimas dos semanas alucinando mientras definitivamente algo más que sexo pasaba entre los dos, me voy a quedar y voy a pelear por esto. Voy a hacer todo lo que esté en mis manos para ganarme la confianza que sé que perdí por mi propia estupidez. Pero necesito que me lo diga, porque no me puedo quedar aquí y desgarrarme sin razón para que al final usted sencillamente juegue conmigo y me bote cuando la tensión sexual se acabe

- No puedo – Repite con un sollozo

Ojalá se diera cuenta de lo que está tan claro.

Ojalá viera que la razón por la que está más destruida que yo por esto es porque no es lo que quiere. Es lo que debería hacer en el papel, y el papel soporta cualquier cosa.

Mi corazón se termina de romper no por sus palabras, sino por la devastadora realidad de que sé que siente lo mismo que yo, pero no va a dejar que el amor que nos tenemos gane.

No está dispuesta a pelear por eso, y si es así, supongo que no me queda nada más que hacer aquí.

Asiento de nuevo, mirándola a los ojos. Veo su dolor, y le permito ver el mío.

Luego, doy media vuelta y me voy.


Día 28

- Voy a organizar una fiesta esta noche – Anuncia Marto en la mesa del desayuno a la mañana siguiente

Isa deja una jarra de jugo de naranja en la mesa y lo mira con curiosidad.

- ¿Cuál es la ocasión? – Pregunta

- Que estamos vivos – Responde Marto simplemente – Que posiblemente estuvimos contagiados de un virus mortal, y no nos pasó nada. Que solo hubo dolores de cabeza y fiebres molestas, pero somos muy, muy afortunados. Que estamos juntos, estamos bien y, a pesar de todo, tenemos más música para dar. ¿Qué más quieren?

Simón lo mira con esa expresión apreciativa de hermano mayor. Luego, levanta su taza de café y ofrece un brindis en apoyo a su hermano. Marto le sonríe.

Chocamos nuestras tazas, porque en realidad, es una buena razón para brindar.

- Se van a sus casas mañana – Suspira Isaza, todo triste – Nunca había hecho mercados tan grandes, pero voy a extrañar que estén aquí – Admite

- Hablando de estar aquí...¿Dónde está Pick? – Pregunta Simón

- Peleamos anoche – Digo en voz baja

Me miran como si no entendieran lo que acabo de decir.

- ¿Pelearon? – Repite Simón

- ¿Por qué? Por la tarde estaban tocando banjo juntos y haciéndose esos comentarios sexis que me sacan de quicio – Señala Marto, aterrado

- ¿Está bien? – Pregunta Isa

- No. Le dije que se quedara conmigo cuando nos fuéramos de aquí, y eso desencadenó una serie de reclamos que estuvieron en pausa los últimos 4 meses, solo para llegar al hecho de que ella no me perdona y esto no va para ninguna parte – Explico escuetamente

- ¿No está asumiendo que ella le dijo...? – Empieza a preguntar Marto, y mira ansiosamente hacia la puerta de ella

- No. Me lo dijo con cada una de sus letras. Así que, si tiene que ir a hablar con ella, hágalo – Le digo a Martín, que parece tan fuera de base que es casi gracioso - Les estoy contando esto porque se van a terminar enterando de un modo u otro, y porque no quiero que tomen partido. Ella también es su amiga, y me doy cuenta de que eventualmente trabajaremos juntos de nuevo, así que no quiero que nada de esto afecte ninguna de esas relaciones que tienen con ella

- Espere, espere – Interviene Simón, levantando una mano – Barájemelas más despacio. ¿De qué putas está hablando? No hay dos personas más enamoradas que ustedes

- Lo sé – Asiento – Pero no trate de decirle eso a ella, porque se va a poner a hablar del pasado una hora, y lo único que va a importar es que fui una mierda con ella y no me va a perdonar

- ¿Y se va a rendir así? – Pregunta Marto, horrorizado

- Sí, porque pelear duele demasiado, y estoy cansado de que duela – Apunto

Isa solo me mira sin decir una palabra.

Sé lo que está pensando.

Soy de perder los papeles. Debería estar llorando, emborrachándome o dándole puños a algún espejo, no exponiendo la situación en estos términos fríos y clínicos.

Esa era mi reacción normal, cuando creía que mi corazón se había roto, pero era una idiotez. Era como un niño al que se le rompe un juguete querido, que en ese momento parece algo terrible, pero ni siquiera es un dolor real. Mi corazón nunca ha estado realmente roto hasta ahora, y la realidad es un entumecimiento absoluto. No estoy reaccionando de ningún modo, porque estoy vacío y francamente nada parece valer la pena.

Nada parece merecer el esfuerzo. Ni siquiera un despliegue dramático.

- No sé qué decir – Murmura Marto

- No diga nada. Vaya con ella, que no debe estar muy bien. Y hagamos esa fiesta, porque es cierto. Salimos de esta, y no deberíamos dar por sentado las cosas buenas. Si algo aprendí de todo este asunto con ella, fue eso – Indico

- Marica, ¿qué le pasa? – Dice Isa por fin – Parece un zombi. ¿Quiere gritar, llorar, algo?

- Nop. Voy a empezar a empacar. Nos vemos en la fiesta – Asiento

Me termino mi desayuno, porque ¿Ven? No estoy dejando de comer ni nada.

Todos me miran medio en shock, y se miran entre sí de la misma manera. Me sirvo otra taza de café y me la llevo a mi habitación.

Abro la cortina y miro hacia la calle mientras me bebo mi café. El mundo luce extrañamente vacío esta mañana, como si hiciera juego conmigo.

Cuando termino el café, voy al baño a darme una ducha. El baño en el que le hice el amor por última vez, aunque no lo sabía.

Su cepillo de dientes está puesto en un vasito junto al mío.

Un simple cepillo de dientes morado común y corriente.

Un cepillo de dientes que resulta ser mi disparador.

Un segundo, estoy mirando ese vasito promedio como el que hay en todas las casas con dos cepillos de dientes dentro.

Luego, mi mente se desconecta por dos segundos.

Cuando vuelvo en mí mismo, estoy inclinado en el centro del baño, con lágrimas cayéndome por la cara. Ningún sonido sale de mi boca. Ningún sollozo. Nada.

Solo lágrimas mudas que no sirven de nada. Que no expresan nada. Que no arreglan nada. Que no mitigan ningún dolor, pero que no puedo contener. Me sostengo mi propio vientre cuando siento que el dolor me desgarra, y me permito llorar en silencio.

La puerta del baño se abre y un segundo más tarde, soy levantado del suelo por los brazos fuertes de Isaza.

En el abrazo de mi hermano, me rompo de una manera que nunca voy a poder reconstruir.

Los pedazos se juntarán, pero nunca voy a volver a ser el mismo.

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