Gabriela
Entre a la academia de ballet con algo de prisa, hace una media hora la maestra de Olive me envió un mensaje diciendo que se dio de bruces contra el suelo en un intento de hacer una pirueta y empezó a sangrar de la nariz y a llorar, al parecer nadie la podía calmar y las demás niñas del salón empezaron a llorar en conjunto como una cadenita sin fin, la maestra decidió sacar a Olive de ahí y llamarme, así que tuve que salir del trabajo a toda prisa para ir a recogerla antes de que se hiciera un desastre.
Apresuro mis pasos cuando diviso a la maestra parada enfrente de un sillón rosado moviendo su pie desesperada, y el tenue llanto de Olive llena mis oídos al momento que me acerco, la maestra al verme deja salir una sonrisa de alivio, lo que hace que Olive se de cuenta de mi presencia asomando su cabecita castaña y seguido de eso correr en mi dirección.
—lamento la tardanza — me disculpo con Olive en brazos.
La maestra solo asiente antes de darme la maletita de Olive y marcharse para seguir con su clase.
Olive me mira con una cara triste mientras se soba el chichón que tiene en la frente, es una ternura, con sus mejillas rosadas y su nariz roja. Le empiezo a besar su chichón y mejillas hasta sacarle una pequeña risa, eliminando sus lágrimas.
—¿quieres un helado? —pregunto de repente.
—¡Siii! — alarga la letra i en un grito.
—Entonces andando.
Olive no deja de hablar de su caída y la sangre que broto de su nariz, la pobre estaba muerta del susto porque pensaba que este era su fin.
Empiezo a caminar por la sombra para evitar que Olive vuelva a sangrar, siento la mirada de alguien puesta en mi así que decido desviar mi vista al sujeto dueño de esa mirada.
Entonces lo vi, no se si fue un espectro de mi imaginación, pero a este punto mi respiración se detiene, de repente mi cuerpo me empieza a pesar y me quedo estática como si hubiera visto un fantasma.
—Christopher.
Un susurro vago salió de mis labios como si decirlo lo hiciera más real.
¿de verdad era él?
Había cambiado algo desde la ultima vez que lo vi hace tres años, ahora se había dejado la barba crecer, tenia ojeras visibles debajo de sus ojos, pero su estilo impecable seguía ahí como un recordatorio de que los viejos hábitos nunca nos dejaran.
—Gabriela. — susurro tras una sonrisa.
Ambos nos quedamos en silencio solo mirándonos a los ojos como si no creyéramos que estamos uno frente al otro.
—Mamá, ¿quién es él? —la voz de Olive hace que deje de observar a mi exesposo, volviéndome a la fría realidad.
Un escalofrío me recorrió la columna vertebral cuando Christopher me dirigió su mirada interrogatoria ante la palabra más importante que Olive jamás haya dicho en su corta existencia.
"mamá"
Eso era lo que significaba para ella, fue un gesto inocente que no hizo más que desear que la tierra me tragara.
—Mi nombre es Christopher, soy un viejo amigo de tu madre— Christopher se arrodillo frente a ella. — ¿Y tú como te llamas?
—Me llamo Olive.
Esto no podía estar pasando.
¿Por qué me odias tanto Dios? ¿es acaso que no he pagado suficiente?
—Bueno, Chris a sido un gusto volver a verte, ya nos debemos de ir...
Corte la conversación de un golpe, ni siquiera deje que me contestara porque hui más rápido de lo que un ciervo huye del cazador.
¿qué mierda acaba de pasar?
....
Adelanté el capítulo porque esta semana es algo pesada para mí y no creí poder publicarlo el miércoles.
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Brielle