Te comportas de acuerdo
Con lo que te dicta cada momento
Y esa inconstancia no es algo heroico
Es más bien algo enfermo
No quiero soñar mil veces
Las mismas cosas
Ni contemplarlas sabiamente
Quiero que me trates suavemente...
(Trátame suavemente - Soda Stereo)
Día 13
Debido a mi resultado positivo, 14 días más de confinamiento se sumaron al plazo inicial, y ahora estaremos encerrados por un total de 28 días.
Ya que todo el mundo está detenido, no parece algo tan dramático, excepto que todos estamos enfermos de ganas de ver a nuestras familias.
4 días después de mi primera noche de fiebre dramática, todavía sigo con algo de desaliento y dolores de cabeza episódicos, pero es bastante seguro que viviré. Sin embargo, Isa tiene síntomas desde anoche, y en su caso si incluyen tos y dificultad para respirar, lo que es algo alarmante.
Simón tiene una gripa que parece bastante corriente, pero ya nada nos parece casual o producto del azar en este punto. Por alguna injusta razón, Pick y Marto están frescos como lechugas.
Para ser precisos, son las 9:30 de la mañana cuando salgo medio dormido de tomarles la temperatura a Isa y a Moncho y darles sus pastillas a cada uno, y el odioso destino me hace escuchar el sonido de risas y golpes que provienen del patio de atrás de la casa Isaza. Curioso, sigo el sonido, y luego recuerdo por qué dicen que la curiosidad mató al gato.
Pick y Marto, ambos bastante dependientes de la actividad física, estaban a punto de subirse por las paredes, así que han decidido entrenar juntos en las mañanas. Actualmente, se encuentran en medio de una sesión de kick boxing bastante ruda, lo que sería divertido de ver ya que ella le está pateando el culo a él, pero también resulta desafortunadamente sexy.
Lleva el pelo recogido en dos trenzas y está vestida con un top deportivo y un short negro de lycra ajustado y minúsculo y...Mmm. Lanza un gancho bastante elegante en dirección a Marto, y él lo esquiva con su antebrazo. El movimiento la hace girar y veo el sudor bajando por su espalda, y ese tatuaje que adoro parece burlarse de mí.
Se supone que estoy convaleciente. ¿Por qué mi deseo por ella es lo único que no se apaga?
No puedo ver esto sin hacer combustión, así que huyo a la cocina a buscar consuelo en la comida.
Pongo la cafetera y me pongo a mordisquear un croissant viejo en la barra de la cocina. Mis labores de enfermero me han mantenido despierto hasta horas impías, así que más o menos empiezo a quedarme dormido mientras mastico.
- ¿Qué haces? – Me pregunta la voz de Pick
Doy un respingo que casi me hace caer de la silla mientras la veo entrar a la cocina y sacar una botella de agua de la nevera.
No le respondo nada. Solo la miro descaradamente.
Dejo que mis ojos suban por todo el largo de esas piernas tonificadas de corredora, y luego recorran ese abdomen plano y bronceado. Me distraigo en la curva de sus senos y subo con toda la calma hacia su rostro, deteniéndome en esos labios sensuales hasta llegar a sus ojos, que me miran con una pizca de diversión.
- ¿Mm? – Le respondo por fin
- Gracias
- ¿Por qué?
- Por lo que estás pensando – Me dice con una sonrisa
Niego con la cabeza y aparto la mirada, aunque le devuelvo la sonrisa.
- Vístete, muchacha. Solo soy un hombre
Se mira los pies y esconde su sonrisa, aunque puedo ver como se sonroja.
Por un segundo, me encuentro mirando a la Val de 19 años, que a pesar de ser directa y frontal conmigo, solía ponerse nerviosa cada vez que escuchaba un halago.
Escucho a Isa toser en la distancia, y luego el acceso de tos se hace peor y peor, hasta que rompe el hechizo.
Salgo corriendo por el pasillo para atenderlo, mientras pienso en que otra vez algo pasa entre ella y yo. Otra vez las cenizas se están convirtiendo en fuego.
¿Y qué se supone que debo hacer con eso?
---------------O--------------
Resulta que Juan Pablo Isaza no deja de ser mandón ni siquiera enfermo, así que me envía al estudio a grabar voces con Marto.
Simón está agripado y apenas puede abrir los ojos, pero se tira en el sofá del estudio envuelto en un cobertor y sorbiendo té de manzanilla y nos observa trabajar. Cuando cae la noche, tomamos temperaturas, repartimos sopas de pollo, cambiamos sábanas y, en general, atendemos a nuestros enfermos.
Lo bueno de que una pandemia con síntomas respiratorios te ataque en la casa de un cantante es que hay con qué nebulizarse, así que ayudo a Isa a hacerlo cuando su respiración se hace más ruidosa. Cuando finalmente se duerme, voy a mi habitación y me dejo caer en la cama.
Me gusta poderles retribuir a todos lo mucho que me cuidaron cuando mis síntomas estaban en su peor momento, pero ya que todavía no estoy recuperado del todo, básicamente me desplomo en la cama, sintiéndome agotado.
El control del televisor está demasiado fuera de mi alcance para seguir con mis maratones de películas, así que agarro mi celular y me entretengo viendo Twitter.
Pick: Oye, Villa
Le frunzo el ceño a la pantalla cuando veo aparecer su mensaje, y rectifico ociosamente la fecha y hora de llegada, lo que es bastante estúpido porque acaba de parpadear en mi pantalla y ella no me había escrito un solo mensaje desde poco antes de salir de gira juntos.
Villa: ¿Por qué me está escribiendo? Está en la habitación del lado
Pick: No quería tocar tu puerta por si ya estabas dormido
Villa: ¿Pasó algo con nuestros pacientes?
Pick: Nop. Duermen como lirones
Villa: Bueno. ¿Por qué estamos chateando entonces?
Pick: 😳😳
Pick: Estuve durmiendo contigo un par de días mientras estabas enfermo
Villa: Si, lo sé. Gracias, por cierto
Pick: Ya me diste las gracias como 78 veces. No es eso
No tengo paciencia para esto.
Me levanto y voy hasta la habitación de Susana, que es la que ella está ocupando.
Abro la puerta sin llamar.
Ella está acostada en la cama encima de las colchas revueltas. Lleva puesto mi saco y está mirando la pantalla del celular con el ceño fruncido. En cuanto escucha la puerta ser abierta, sus ojos vuelan hasta mí y me da una mirada de duda.
- ¿Tiene síntomas, Pick?, ¿Es eso?
- ¡No! – Exclama – No te quería asustar. Es una idiotez. Vuelve a dormir
- No estaba dormido – Le digo, y avanzo hasta la cama.
Me siento en una esquina y evalúo su expresión.
Se muerde el labio inferior y me devuelve la mirada con una pizca de ansiedad.
- ¿Qué pasa?
Me responde algo en el susurro más bajo. No tengo idea de qué dijo.
- ¿Pick? – Repito
- ¡Que si puedo dormir contigo! – Exclama
Parpadeo hacia ella sin saber qué responder.
Quiero decir...Hemos dormido juntos un par de veces últimamente. La primera vez, porque nos dormimos viendo la película, y luego porque ella se empeñó en quedarse conmigo cuando me enfermé, incluso cuando empecé a sentirme mejor.
Estamos hablando de una pandemia que está matando gente, y fui el primero en tener síntomas, así que asumí que solo estaba preocupada, y con justa razón. No voy a decir que me haya molestado ser consentido por ella, pero francamente pensé que eso era todo.
Supongo que no.
- Yo... – Se lleva las manos a los ojos y los frota – Duermo mejor cuando estás conmigo. Todo está mal en el mundo y no hago más que pensar y pensar, pero cuando estás...
Hace una pausa. Las mangas de mi saco le cubren las manos, pero veo sus dedos sobresaliendo de ellas cuando los enrosca nerviosamente.
- Cuando estás, todo se queda en silencio – Susurra.
Me levanto de la cama y retrocedo hasta la puerta de la habitación.
Me mira con una mezcla de confusión y vulnerabilidad que hace que todo mi cuerpo cosquillee.
- Olvídalo, buenas noches – Murmura
- Pick – La llamo
- Vete – Me dice, mientras se cubre con las mantas de Susana hasta la cabeza
- Pick, solo...Deme un minuto. Si me meto en esa cama con usted luego de que me dijo lo que me acaba de decir, la voy a besar y no voy a parar nunca
Baja la manta lo suficiente para que vea uno de sus ojos, que está arrugado en la esquina del modo en el que lo hace cuando está sonriendo.
- Vale
- ¿Vale, me da un minuto, o Vale, a que la bese y no pare?
Tiene el descaro de pensárselo.
Saca una mano de la manta y la extiende hacia mí, invitándome a su lado.
¿Eso quiere decir que la bese?
- Ven. Pero sin besos, porque entonces yo tampoco voy a querer parar – Me dice, como si me leyera la mente
Apago la luz, voy hasta la cama y me acuesto junto a ella. Me cubre con las mantas y luego se arrastra hasta que su cabeza está apoyada en mi pecho.
Rodeo su cuerpo con un brazo, y la atraigo un poco más cerca. Lo suficiente para que suba su rodilla por encima de mis piernas. Hunde la nariz en mi cuello. Su pelo me hace cosquillas. Sé objetivamente que la he abrazado así un par de veces en mi vida, pero mi corazón se desboca como si fuera la primera vez.
Estamos lo suficientemente cerca para que ella se dé cuenta.
- ¿Qué pasa?
- Nada. Deje de ponerme nervioso, Pick – La regaño
- Estoy aquí callada y quieta – Se defiende
- No, está ahí haciendo cosas sexis. Pare
- ¡No estoy haciendo nada! – Exclama
Pero si lo está haciendo. Cuando habla, su aliento se encuentra con mi cuello y es cálido, húmedo y seductor. Pero supongo que eso no es culpa de ella.
Suspira.
- ¿Qué? – Le pregunto
- Si te digo cosas sin filtro, ¿te vas a ir y no vas a dormir conmigo?
- Depende. Me gustan las cosas sin filtro, ¿va a dejar de hablarme mañana si le respondo de la misma manera?
- ¿Vas a dejar de estar enojado conmigo por eso?
- No – Respondo obstinadamente. Suelta una risita
Levanta la cabeza lo justo para dejar un besito sobre mi mandíbula.
- Lo siento por eso. En general, todo a tu alrededor es raro, pero últimamente me estoy sintiendo más fuera de control de lo normal en lo que a ti se refiere
- ¿Eso es malo?
- No lo sé – Suspira – Me haces sentir muy vulnerable, y eso no me gusta. Para ser precisos, eso me asusta
- ¿Por qué? – Susurro
- Porque ya te di el poder de hacerme daño, y lo hiciste – Contesta sinceramente
- Entonces...¿Ahora va a jugar conmigo hasta que me lo cobre? – Le devuelvo, exactamente con la misma honestidad.
Hace una pausa.
La habitación está iluminada únicamente por una lámpara de lectura. Se me escapa un jadeo ahogado cuando ella rueda sobre mi cuerpo y se sube a horcajadas sobre mí.
Lleva el pelo suelto y mi saco le cae flojo por los hombros, haciéndola lucir más pequeña de lo que es. Pone sus dos manos en mis mejillas para obligarme a mirarla a los ojos.
- ¿Eso es lo que crees que estoy haciendo? – Me pregunta en voz baja.
El amparo de la oscuridad hace que todo parezca íntimo y surreal, como si pudiéramos decirnos cualquier cosa sin importar nuestro pasado ni quiénes somos.
- No sé que está haciendo, Val
- Pick – Me corrige – Tú me dices Pick
- Pick – Le sonrío
- No me estoy vengando de ti. No estoy calculando lo que hago o lo que te digo para hacerte sufrir. Es solo que esta puta situación surreal en la que está el mundo parece magnificar todo lo que siento, así que confía en mí cuando te digo que estoy muy, muy, muy confundida
- Lo entiendo
Porque yo también lo estoy. Porque lo que sé que debo hacer y lo que quiero van completamente en contravía. Porque este momento es tan íntimo, personal y vagamente sexy que es todo lo que no debería pasar, pero a la vez es la primera vez que siento que respiro en días.
- Sé que te estoy mareando y que actúo como una loca, y de verdad lo siento, Villa. No quiero...
Se interrumpe. Sus manos siguen a los costados de mi cara, y las desliza hacia mis hombros. Su expresión cae a una de angustia que no me gusta. Sobre todo, no me gusta ser responsable de ella.
- ¿No quiere qué?
- ¿Cuánta sinceridad estás dispuesto a soportar? – Me pregunta, y se muerde el labio inferior. Exhalo un suspiro
- Toda la que quiera darme, aunque si me está haciendo esa pregunta, me imagino que no viene nada bueno para mí
Me da una sonrisa insegura.
En realidad, nunca hemos hablado de esto. Diría que este es un momento tan bueno como cualquier otro, pero la verdad es que la luz del día podría ser una aliada razonable para esta conversación. A lo mejor, un par de cinturones de castidad no le harían daño a nadie, tampoco.
- No quiero perdonarte – Me dice con resolución
Auch. Eso duele.
- ¿En este momento en particular, o nunca?
- No estoy segura
- De acuerdo – Murmuro
Mi cara debe reflejar algo de lo que siento, porque ella deja una caricia en mi mejilla.
- Pero eso no quiere decir que no te siga queriendo. Como estoy segura de que lo sabes perfectamente, no quiere decir que no te siga deseando. No quiere decir que no te extrañe, o que no sepa que eres el mismo hombre increíble de siempre, que solo cometió un error estúpido, que a veces me hace pensar que tampoco fue para tanto. Y luego me enojo por pensar que no lo fue. Y luego te veo y eres hermoso y pienso...¿Por qué diablos no?, y solo doy vueltas y vueltas acerca de lo que creo que quiero, y lo que creo que debo, y te quiero besar, y quiero hacer el amor contigo y...Sí
Se detiene cuando se da cuenta de que se desvió del punto.
Aunque sé que ser sincera es su bandera, luce extrañamente angustiada por decirme la verdad. No la puedo culpar por lo que siente, o por lo que no. No le puedo reprochar que no me quiera poner nada tan fácil, pero tampoco podemos fingir que toda nuestra historia se puede borrar de un plumazo. Como bien lo dijo, fingir que nuestros cuerpos no se anhelan sería insultar la inteligencia del otro.
Escucharla decir que me quiere me parte el corazón más de lo que me alegra, porque sé que no esta dispuesta a dejar que ese sentimiento gane.
Finalmente, subo una mano hacia su mejilla y le devuelvo la misma caricia tierna que me dio, porque no debería angustiarse por decirme una verdad que yo pedí.
- Todo acerca de usted me vuelve loco, pero tampoco sé poner límites cuando se trata de nosotros. Sé que no deberíamos dormir juntos, ni hacer la mitad de lo que hacemos, pero todo está mal en el mundo, excepto esto
- Lo sé – Susurra – Pero no te puedo prometer nada. Esto no quiere decir que....
- Lo entiendo – La interrumpo, porque no quiero oír que lo diga de nuevo
- Pero aún así...¿te quedas esta noche?
- Sí
- ¿Y mañana?
- No lo sé. Se lo digo mañana. Nunca había pensado en mí mismo como un masoquista, pero esto es tan delicioso como doloroso para mí
- No me gusta la idea de dolerte
Me encojo de hombros, porque las cosas son como son.
Se inclina y deposita el beso más casto sobre mis labios. Solo el sutil roce de sus labios cerrados sobre los míos. Como el beso inocente que se dan un par de niños.
- Gracias por ser sincero conmigo
- Siempre, Pick – Le respondo
Se desliza de nuevo a mi lado. Su cabeza vuelve a mi hombro y su cuerpo se acurruca contra mi costado.
- ¿Sabes que, si hiciéramos el amor hoy, ninguno de esos babosos ganaría la apuesta y el solo sería tuyo? – Me dice de la nada. Se me escapa una risita
- Buenas noches, Pick
- Buenas noches, Nueve – Me responde inocentemente mientras esconde la cabeza en mi cuello.
Me quedo dormido con su aliento contra mi piel y su respiración siguiendo el ritmo de la mía.
Parece que soy Nueve otra vez.
---------------------------
Otro, porque me fui muchos días, la inspiración vino y ustedes son lo más.
Gracias por leer a todas, y por esos comentarios que de verdad me hacen muy, muy feliz.