Lluvia de Besos

By Karensushi

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Abigail de veintidós años lleva diez meses desde que se graduó en una universidad de Colombia y tras su gradu... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítula 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Epílogo
Agradecimientos

Capítulo 24

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By Karensushi

Cuando vi a Kenneth frente a mí, no podía creerlo, jamás me pasó por la cabeza que su cliente antiguo del que tanto me habló, pero nunca dijo el nombre era precisamente Emilia Pardo, esta es la mejor sorpresa que podía darme, mi corazón y mi cuerpo lo añoraban tanto que desde que lo vi me ha sido difícil despegarme de él.

Luego de que se me pasó el efecto de la sorpresa tuvimos una deliciosa cena y de ahí fuimos directo a mi habitación para trasladar mis cosas a la suya. Descubrí que Tania fue su cómplice y le informó no solo de mi horario sino de todo lo que había hecho desde que llegamos —muy chismosa mi amiga— pero el punto es que tuvimos un reencuentro maravilloso, lleno de pasión bajo las sábanas y acurrucados disfrutando de un maratón de películas, para mí suerte ya había terminado el trabajo por lo que simplemente me relajé junto al hombre del que sin duda estoy muy enamorada.

⊱✿⊰

Al día siguiente llegó la tan ansiada reunión donde conocería a la famosa escritora que tanto admiro, la mejor parte es que no estoy sola y tendré un fantástico acompañante.

El encuentro con la escritora no es hasta las tres de la tarde por lo que tenemos toda la mañana para nosotros. Por ello, lo primero que hacemos en la mañana es ir a una cafetería pequeña pero muy hermosa o eso muestran en las fotos de la página web, su estilo me recordó a Francia, el plan es tomarnos un delicioso desayuno y disfrutar de la hermosa vista que nos ofrece la ciudad desde uno de los balcones, aún es muy temprano por lo que se puede ver como poco a poco la Sevilla toma vida.

—Jamás había visitado esta parte de España, por lo que puedo asegurarte que mis ganas de hacer turismo son enormes.

—Pues usted señorita tiene mucha suerte porque su fabuloso novio la llevará a la Catedral.

—En serio —digo emocionada antes de dar un sorbo de mi chocolate caliente.

—Sí, así que ya puedes darme un fabuloso beso como recompensa —río.

—No tienes que hacer nada para que te dé bese —respondo mientras me acerco para besarlo —pero aun así estoy feliz por tener un guía tan sexy.

—Suertudo soy yo por tenerte a ti —sonrío como tonta enamorada, pero es lo que soy así que no tengo remedio.

—Cuando era pequeña mis abuelos paternos me hacían historias de sus viajes, ellos eran una pareja de aventureros, siempre estaban felices y no podían estar lejos él uno del otro,

—Como nosotros —me interrumpe, pero tiene razón.

—Recuerdo que justo allí se conocieron por lo que me hace muchísima ilusión poder ver ese fantástico lugar.

—Pues será un placer llevarte —dice mientras me entrega su tarjeta al dependiente para pagar la cuenta, al rato este regresa y se la devuelve, termino mi desayuno por lo que cojo mi bolso y salimos juntos del local.

Luego de un viaje a pie de veinte minutos finalmente llegamos, tardamos un poco más de lo normal por mi culpa, pues me entretuve con cualquier tontería en el camino, pero estoy tan enamorada de esta ciudad que cada sitio simplemente es maravilloso, y me encargo de fotografiar para guardar el recuerdo.

La Catedral en la mañana es hermosa los rayos de sol hacen magia al reflejarse en los cristales de los grandes ventanales. Confieso que me encuentro fascinada ante la maravillosa arquitectura de estilo gótico, tengo entendido que es la más grande del mundo de ese estilo, disfrutar de su estructura y belleza es un viaje al pasado y mi mente se inundó de recuerdos de historias que escuché mil veces por dos personas tan queridas para mí, mi abuelo era fan de este sitio y de alguna forma lo recuerdo y siento más cerca al estar aquí, no lo digo en voz alta pero lo extraño muchísimo.

Kenneth es muy buen guía, no tengo idea de cómo sabe tanto del lugar, pero tampoco me molesto en preguntar, observo y grabo cada detalle para atesorarlo, todas las personas con las que nos cruzamos son muy amables y puedo notar que no soy la única disfrutando del recorrido.

Al salir de allí ya es horario de almuerzo y como buena glotona que soy, mi estómago ruge exigiendo que le envíe comida, agradezco a los dioses por no volverme obesa porque si algo me gusta es comer todo lo que engorda de verdad.

Almorzamos en una pizzería y disfruto al máximo de cada bocado, pedí una rica lasaña, la cual me sorprendió por su gran tamaño por lo que estoy segura que será suficiente para saciar mi apetito, por otro lado, Kenneth optó por una pizza de pepperoni y un plato de espagueti, charlamos e intercambiamos ideas sobre nuestra reunión pues ya se acerca la hora.

Antes de salir tenemos una discusión sobre quién paga la cuenta, esta vez salgo victoriosa, si el pagó el desayuno a mí me toca el almuerzo, para eso trabajo y no me gusta gastarle su dinero cada vez que salimos, no soy ni seré una mantenida, después tomamos un taxi para ir al punto de encuentro con Emilia, mientras más cerca estamos más nerviosa me encuentro, me es imposible ocultar la sonrisa de mi rostro.

—¿Todo bien?

—Solo estoy emocionada, he esperado mucho este día.

—Ya verás lo encantadora que es Emilia.

—Lo sé, bueno en realidad me lo imagino, puedo deducirlo por sus entrevistas.

Finalmente llegamos al lugar de encuentro, está totalmente vacío a excepción de los trabajadores y de Emilia que se encuentra sentada junto a Gustavo al final de la cafetería.

A medida que más nos acercamos más feliz me siento, cosa que se nota porque no puedo ocultar mi gran sonrisa.

Ambos se levantan para saludarnos, luego nos sentamos todos y puedo darme cuenta que ella no solo era un cliente antiguo de mi novio, también muy buenos amigos, amo tenerla frente a mí y tengo que aguantarme las ganas de saltar sobre ella abrazarla, pedirle un autógrafo y actuar como fan loca.

Siento mucha pena al conocer la historia de los problemas por los que Emilia ha estado pasando, al parecer algún admirador tiene una obsesión enfermiza con sus libros y anda por la vida asesinando inocentes. Tan solo de escuchar de su propia boca la historia de lo que ha pasado me dan escalofríos, ella suele escribir policíacos y misterios, pero una cosa es la vida real y otra muy distinta es la literatura.

Lo que más me gusta es ver las ganas que tiene de comerse el mundo y que a pesar de todo lo que le está pasando sigue adelante y no pierde la fe, sé que pronto encontrarán al causante de sus noches en vela, las cuales se notan por sus marcadas ojeras.

La verdad es que el tema trabajo lo tratamos muy poco, terminamos haciendo otra excursión, los lugares que nos muestra son maravillosos. Al menos yo estaré aquí por varios días y si no es hoy mañana podríamos vernos para hablar de lo verdaderamente importante, sino ya tengo el número de Emilia, tenerlo se siente como poseer un secreto de estado de algún país, algo valioso e inigualable.

El tiempo se va volando y antes de darnos cuenta se hace de noche, por lo que con dolor y pena nos decimos adiós. Me reconforta saber que pronto nos reencontraremos para tratar los temas de trabajo.

Tomamos un taxi de regreso al hotel ambos, disfruto de un baño delicioso y pedimos comida a la habitación, mis pies duelen de tanto que caminé por lo que cuando me encuentro como un bebé recién atendido por su mamá, bañada y bien alimentada, me dispongo a descansar, me acurruco al lado de Kenneth y me quedo dormida, no sin antes recibir una dosis exquisita de besos, luego de un día lleno de emociones y muchas actividades, confieso que lo único que deseo es descansar.

Él debe volver mañana, yo estaré unos días más en Sevilla, hoy en la tarde Zoe y Zennet le enviaron un mensaje a Kenneth diciéndole que necesitan hablar algo importante. Imagino que quieren contarles lo sucedido, también espero que cuando descubra que yo lo sé todo no se moleste conmigo, pero algo me dice que no tendré suerte en esta batalla, esta será nuestra última noche con calma. presiento y ojalá me equivoqué, que la próxima vez que nos veamos tendremos una conversación poco agradable sobre lo ocurrido con sus hermanas, es por eso que lo abrazo con todas mis fuerzas por el miedo que tengo a perderlo, a salir de esta burbuja y toda la felicidad que hemos construido juntos se desvanezca.

Desconocidos

La noche es fría y a pesar de tener un grueso abrigo no puedo evitar abrazarme a mí misma, estar en la orilla de un lago en medio de la noche no me ayuda a entrar en calor. Siento el ruido de unas pisadas por lo que me volteo y sonrío al ver al hombre que esperaba frente a mí, llevo casi media hora esperándolo.

—Supongo que tendré que regalarte un reloj a ver si la próxima vez llegas a tiempo.

—Tenía que asegurarme que nadie me seguía —Da pequeños pasos para acercarse me extiende una mano y sé que es una invitación para caminar juntos.

—¿Y bien? —me dirás porque me citas a estas horas en este lugar.

—Rebecca tiene un encargo para ti, y lo quiere listo mañana a primera hora.

—¿Qué quiere? —digo algo molesta, no me gusta recibir órdenes, menos de ella.

—Saber todo sobre Abigail, su pasado es lo más importante.

—Es que acaso no puede buscar un investigador privado —Se detiene y me mira molesto.

—Ella no tiene que explicarte nada, tú solo obedece.

—Muy bien veré que puedo hacer, pero esa chica se veía tan aburrida que dudo mucho encontrar algo interesante en su pasado, sin duda su mejor momento es el que está viviendo ahora, pero algo me dice que algo inesperado descubriré, no puede ser tan perfecta.

—Mañana me lo dirás en la oficina, veremos si tienes razón —él ríe, yo la verdad no encuentro nada divertido por lo que no entiendo porque lo hace.

—¿Por qué trabajas para ella? Sabes que está obsesionada con Kenneth, nunca será tuya —el resopla.

—Yo no quiero que me quiera como a él, además, no trabajo para ella, trabajo con ella, es diferente ambos tenemos los mismos objetivos.

—No lo entiendo, acaso quieres hacerle daño Abigail.

—Ella me da igual, solo es una piedra en el camino que se eliminará pronto. Si la señora está feliz yo también lo estoy —me suelta la mano y muestra sus dientes blancos y perfectos en una sonrisa que jamás le había visto —Nos vemos pronto, no la decepciones o puedes terminar muy mal —se voltea para irse.

—Pablo —se detiene, pero no voltea —no tienes por qué ser el perro faldero de nadie —me ignora y sigue su paso.

—Justo por esto lo nuestro no funcionó, nunca me entiendes —no respondo sé que tiene razón, somos totalmente diferentes —Recuerda que todo lo que hago tiene un por que —dice acariciándome la mejilla

—Lo sé, justo por eso yo sí creo que lo nuestro era perfecto, somos iguales, nos movemos detrás de nuestros objetivos

—Eres demasiado intensa

—Y tú muy manipulable —como siempre esto le disgusta por lo que se detiene en su toque en mi mejilla, lo conozco tan bien que estoy completamente acostumbrada a sus cambios repentinos.

—No sé qué está sucediendo, pero lo que sí sé es que no me gusta nada todo esto que presiento, algo muy malo se acerca y la dañada será Abigail, ella es no es una mala mujer, es amable, y si lo pienso mucho me siento mal por hacerle esto —En general no me gusta que le pasen cosas malas a las personas de mi entorno, no es que tenga preferencia con ella, me cuestiono si debería advertirle pero eso tendría graves consecuencias.

—Ella solo te cae mal porque es la novia de tu última víctima.

—¿Acaso estás celoso? —pregunto, acercándome lentamente

—De ese bobo, jamás él no tiene idea de la mujer que perdió, además yo te tengo para mí siempre que quiero

—Lo mismo digo

—No seas creída

—¿Entonces explícame por que dejaste a Tania un día después que te lo pidiera? —pregunto y ante el frunce de su rostro no puedo evitar reír —Para tu información no desistí de Kenneth, él me chantajeó.

—Cómo es que lo permitiste

—Si le hago daño, mi trato con Rebecca acaba y no puedo perder ese negocio, lo necesito para que mi padre finalmente decida entregarme la empresa.

—Tienes razón, somos iguales, panteras que persiguen sus objetivos sin tener en cuenta quienes caen

—¿Quieres ir a cenar? Por los viejos tiempos

—Claro, sería maravilloso —responde con una sonrisa, caminamos juntos hasta alejarnos del parque y rumbo a un nuevo destino.

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