Son las 5 de la mañana, bastante nublado para el chico americano, el cual seguía descontento por tener que mudarse tan repentinamente a Inglaterra con sus abuelos maternos. En Arizona acostumbraba a levantarse temprano para trabajar con sus abuelos paternos en el rancho, pero aquí, en esta gran mansión, no tiene nada por hacer, lo que necesite lo hará algún miembro de la servidumbre.
El tiempo transcurre imaginando que está de vuelta, haciéndose cargo de las creaturas, para cuando se da cuenta, es la hora del desayuno. Sale de su habitación y llega a una gran mesa vacía, pensada para 20 personas. Sus abuelos y hermana se encuentran fuera, por lo que su única compañía es la servidumbre que le sirve los alimentos y el té, el cual odiaba. Después de desayunar, uno de ellos le entrega una carta que parece haber llegado a su nombre, la cual tiene el sello del colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.
- No puede ser!... ¿En serio iré a Sosogwarts? Aaaahh, que mierda...- dice molesto después de haber escupido el té debido a la sorpresa de saber que estudiará en el mismo colegio que su hermana, a la cual apoda "Duquesa del drama!". A diferencia de el, su hermana prefirió desarrollarse en la alta sociedad, llena de lujos y normas sociales que seguramente esperarán de le también una vez ingrese.
Disgustado, se retira a su habitación, sabe que cualquier intento de negarse terminará en una discusión que no puede ganar. Una vez llegado, toma su guitarra para cantar algo una balada que aprendió entre los sin hechizos en Arizona llamada Big Iron
- It was early in the morning when he rode into the town
He came riding from the south side slowly lookin' all around
He's an outlaw loose and running, came the whisper from each lip
And he's here to do some business with the big iron on his hip Big iron on his hip
Solo se queda pensando que tendría que hacerse a la idea de ir a lo que el llama "Sosowarts" y ver la cara de su hermana todos los días hasta que ella se gradúe.
Mientras llovía, Janebi preparaba una pocion de aliento de fuego para dársela disimuladamente a su tía. Una vez terminada la mezcló con el té que le daría, pero en el camino se encontró con su madre, Kelly, quien sostenía una carta de Hogwarts dirigida para el chico. Aún no la lee, pero considerando que su hermana estudia ahí, sabe de que va.
Janebi hace el esfuerzo por contener la emoción, por fin podrá dejar la casa y avanzar como mago, pero de repente la emoción desaparece cuando escucha una voz decirle -¿Hay alguna razón por la cual estés feliz de ir a Hogwarts? ¡Ahí no te enseñan magia de verdad!- voltea hacia la voz, es su William, su padre.
-Ustedes dos fueron ahí, no veo el problema- responde Janebi
-Y me arrepiento de haber asistido a esa mediocre escuela llena de sangre sucia, ustedes deberían estar estudiando en Durmstrang, donde se volverían verdaderos magos respetables- dice su padre arrebatándole la carta al chico
-La era de los mortífagos llegó a su fin padre, el señor tenebroso no va a volver, y aunque lo hiciera no pienso seguir tus pasos- responde Janebi
-Tanto por lo que hemos trabajado para que tu tengas una meta tan mediocre como ser profesor- dice William con desprecio, se toma un momento para respirar y continua hablado -Ya que ninguno de los dos tuvo las agallas de ir a una escuela de verdad, supongo que tendré que conformarme con que pongan el nombre de nuestra familia en alto, resaltando en sus clases-
-Eso significa que tendrán que ser prefectos y delegados y eso significa que si planean hacer algo indebido, lo harán disimuladamente. -Complementa Kelly- además de crear conexiones con los mejores magos y brujas que hayan, si es que hay alguno...-
-¿No podemos tener amigos como la gente normal? -Janebi pregunta
-Puedes tener amigos poderosos. Bill Weasley por ejemplo, es mi amigo y de los magos más poderosos de la generación- menciona Elizabeth, su hermana
-Los Weasley son geniales, Charlie, su hermano menor, solo habla de dragones y es fascinante!- Complementa su otra hermana, Sally. Aunque dichos comentarios no parecen agradarles a sus padres.
-Esa gente se multiplica como conejos... la pobreza no les deja mucho entretenimiento, al parecer... ¿Y tú, Janebi? ¿planeas congeniarte con algún conejillo?- Dice Kelly
-Bill suena interesante... ¿Te molestaría si te lo quito? – dice Janebi a su hermana, con intención de molestar, pero ella solo asiente de manera indiferente.
-Hazlo, de cualquier manera solo me interesa para aprender hechizos nuevos- responde Elizabeth.
-Ríndete ya- dice su hermano mientras lo sujeta del tobillo, han decidido apostar en una pelea, el perdedor se encargaría de los deberes de la casa el resto durante la semana. Christian sabía que llevaba las de perder, pero eso no le impidió darlo todo para probarse. Negándose a rendirse, continuó forcejeando hasta por fin liberarse del agarre y ponerse encima de su hermano, pero antes de poder soltar un golpe son interrumpidos.
-Alto los dos- dice su padre mientras llega con un sobre y se lo entrega a Christian mientras dice -Deberías leer esto, llegó para ti-
Christian no puede contener la alegría mientras lo abre y lee que fue aceptado en el colegio Hogwarts -Felicidades, hermanito- dice su hermano mayor, Marcus, mientras le da una palmada en la espalda -Supongo que ahora serás mi responsabilidad todo el año, así que te daré el gusto por hoy, diremos que ganaste. Pero primero...- sin terminar esa oración, Christian siente como lo levantan por atrás para luego dejarlo caer contra el suelo -Mejor que lo haga yo a que lo haga un brabucón allá- luego de unos momentos Marcus ayuda a Christian a levantarse
-Estoy orgulloso de ti hijo- dice su padre -Solo espero que te concentres en tus clases y que des lo mejor- dicho esto, los dos hermanos se dirigen a sus habitaciones para comenzar a preparar el equipaje
-¿Y? ¿Qué se siente saber que por fin serás un mago de verdad?- pregunta Marcus mientras Christian prepara sus cosas
-No lo se- responde -Es emocionante, pero estoy nervioso al mismo tiempo. Tengo muchas dudas ¿En que casa quedaré? ¿Cómo sabré que es la correcta? ¿Y si no encajo?-
Marcus pone la mano en su hombro -Ey, tranquilo, el sombrero te pondrá en donde considere que encajarás mejor, pero si quieres estar en alguna específica siempre puedes decírselo. Además, tendrás a tu hermano mayor para cuidarte- dice esto último mientras le agarra la cabeza y lo despeina -Cualquiera que quiera meterse con mi hermanito se las verá conmigo-
Después de una corta plática se reúnen con el resto de la familia, su hermana menor, Bianca, no puede evitar abrazarlo y llorar ante la idea de que su hermano más cercano estará lejos de ellos por un año -Ey, tranquila- dice Christian mientras la abraza -Cuando menos te des cuenta estaremos de vuelta. Además, en unos años seguramente recibirás tu carta también, y entonces iremos juntos-
Era una mañana tranquila en la clínica. Aura se encontraba inventariando los ingredientes de las pociones que su padre preparaba cada domingo, así como los materiales de curación que su madre utilizaba día con día. Fue entonces cuando un búho cornudo atravesó la ventana del laboratorio y se posó en el respaldo de la silla, con tal sigilo que ni siquiera despertó a la gata carey que ahí dormía. En su pico negro llevaba un sobre con sello de lacre carmín. Con cuidado de no despertar a la minina, tomó una galleta de su bolsillo y la intercambió con el ave rapaz, quien emprendió el vuelo. Miró el sobre y sintió que el mundo se detuvo unos instantes.
Los señores Zeth cerraban la puerta tras despedir al único paciente que había asistido hasta entonces. No acababan de sentarse a leer el periódico cuando un grito proveniente del laboratorio los hizo brincar y correr escaleras arriba, creyendo que algo le había pasado a su niña. Justo cuando el sanador estaba por tomar el pomo de la puerta, ésta se abrió de golpe y salió disparada su hija. Alcanzó a tomarla en brazos, asustado.
–Hija, ¿que ha pasado?
–¡Llegó! ¡Por fin llegó! –exclamó agitando con euforia una carta. Su padre la tomó para leerla.
–¿Qué es, cariño? –preguntó la madre, apenas repuesta del susto. Aura se giró para abrazarla.
–¡La carta de Hogwarts, mamita! –respondió riendo entre lágrimas.
Alrededor del jardín aparecieron todo tipo de flores y el roble, que semanas antes había perdido algunas de sus hojas descoloridas, se erguía verde, frondoso y orgulloso en medio del pasto crecido.
–¿Evelyn, qué le sucedió al jardín? –preguntó el señor Zeth asomándose por la ventana mientras preparaba dos tazas de té.
–¿Me lo preguntas tú, que le heredaste sangre mágica a nuestra niña?
–Aura... ¿Aura lo hizo? –Evander seguía atónito–Cariño, ni siquiera la profesora Sprout era capaz de regresarle sus hojas al Sauce Boxeador. Y mucho menos hacía brotar tantas flores de la nada
–Nunca deja de sorprendernos, ¿o sí? –comentó su esposa, abrazándolo mientras sonreía.