Atracción mortal.

By andreawoon

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Dereck Jones y Hailey Williams en un mundo perfecto, jamás hubiesen coincidido. Él no tenía nada, ella poseí... More

Dedicatoria.
Personajes
Prólogo
1.- Dejar de ser.
2.- Escape.
3.- ¿Alianza?
4.- Cobardía.
5.- Contra esquina.
6.- Culpas.
7.- ¿Otra vez tú?
8.- Muffins.
9.- Sentirse bien.
10.- Consecuencias.
11. -No es un error.
12.- Quedarse o escapar
13.- Permitirse confiar.
14. -Muffins y algo más
15.- Si eres importante.
16.- El chico que quiero ser.
17.- Más que una fachada.
18.- Un sitio seguro.
19.- Era cuestión de tiempo
20.- Sueña conmigo.
21.- Merecedor de más.
22.-No sería capaz.
23.-Rayo de luz.
24.- Falsa esperanza
25.- Respuestas
26.- Ojalá pudiera
27.- Romper el silencio
28.- A la luz.
29.- Liberación
30.- Darle el poder.
31.- Usar la razón.
32.- Deseos
33.- Tener un lugar
34.- Sellwood.
35.- Ser capaz.
36.- Son solo mentiras.
37.- ¿Ahora qué?
38.- Serie de malas decisiones.
39.- Cumplir el propósito.
40.- Culpas
41.- Aceptar la realidad.
42.- Familia.
43.- No es el final
44.- Fuego extinto.
45.- Paraíso
46.-Parte de algo.
47.- Lo que siempre merecí.
48.- Perdonar
49.- El chico real.
50.- Crear arte.
51.- Enfrentamiento
52.- Apagar el dolor.
53.- Un futuro grande.
54.- La vida más bonita.
56.- Los infiernos no son para siempre.
Epílogo.
Extra 1.- Mi paraíso
Extra 2.- Lo mejor del mundo.
Extra: Jayden Lewis.
Agradecimientos
Secuela Extra
HISTORIA NUEVA: JAYDEN LEWIS

55.- El ser real.

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By andreawoon


«En la vida no se puede tener todo; sin embargo, es necesario aspirar a ello, porque la felicidad no es una meta sino un estilo de vida.»

–Federico Moccia

Dereck.

Me hubiese encantado decir que nuestra recuperación fue rápida, y fácil, que resolvimos todo con rapidez y que ahora estábamos mejor que nunca, pero no fue así.

Las vacaciones de verano llegaron, dos meses que resultarían insuficientes teniendo en cuenta que pasé cerca de dos semanas en Texas con Sebastián, no me agradó la idea de apartarme de Halley luego de lo que había ocurrido, pero parecía que todos consideraban que eso era lo mejor.

El trastorno mejoró, aunque no desapareció del todo y tuve que continuar la medicación y las visitas regulares con la terapeuta.

Pero estaba bien, y en proceso de estar mucho mejor.

Termino de guardar la ropa en el interior de la maleta, corro el cierre y me aseguro de que esté bien cerrada antes de bajarla de la cama.

—¿Has empacado todo? —volteo hacia la puerta, Luke se encuentra apoyado en el umbral de la puerta, cruzado de brazos mientras me observa con una ligera sonrisa en el rostro.

—Lo hice —respondo—. Todo lo importante en esas cajas.

Señalo el par de cajas de cartón que descansan al lado de las dos maletas que recién termino de hacer

—No puedo creer que te irás mañana por la mañana—expresa en un suspiro—. Agradezco que me hayas dejado llevarte hasta el campus, ya sabes, quiero asegurarme que todo esté en orden.

Sonrío.

—¿Por qué habría de negarme?

—No lo sé, los universitarios son tan independientes —bromea.

—Pudimos tomar un vuelo, te ahorrarías las horas en la autopista.

—¿Qué hay de entretenido en eso? —inquiere—. Lo mejor que puedes hacer antes de la universidad, es el viaje hacia el campus, en auto.

Las clases comenzaban en una semana, y tenía que presentarme al campus para instalarme y poder recibir los horarios con tiempo. Luke decía que era mejor obtener una habitación compartida, un compañero de habitación hacía los años de universidad mucho más entretenidos.

Yo no estaba tan seguro.

—¿Cómo va el brazo? —inquiere—. ¿Te ha molestado? He llamado a un par de médicos que están cerca del campus y...

—Estaré bien —lo interrumpo—. Ha estado bien, lo sabes. La terapia funcionó, puedo hacer cerámica sin terminar ocasionando un desastre.

—De cualquier forma, creo que no vendrá mal que tengas sus números —sugiere encogiéndose de hombros.

Asiento levemente, solo para mostrarle que estoy de acuerdo y regreso la atención a las maletas. Repaso mentalmente la lista, no quería que a mitad del camino me diera cuenta que había olvidado algo.

—¿Halley cuando se marcha?

—En un par de horas —expreso en un suspiro pesado—. De hecho, iré con ella pronto.

Un corto silencio se instala entre nosotros.

—Sé que eso de la relación a distancia puede ser complicado, pero estarán bien —afirma acercándose—. Van a estar bien.

—¿Lo crees?

—Creo que las relaciones a distancia son complicadas —confiesa—. Pero cuando son dos personas maduras, que saben lo que quieren, todo puede hacerse. Y Halley y tú se quieren demasiado, hijo. La distancia no será un factor en contra.

Habíamos tenido una larga conversación con Halley sobre lo que pasaría con nosotros, tuvimos poco menos de dos meses para saber qué es lo que deseábamos hacer, pero al final, ambos llegamos a la misma conclusión.

No deseábamos dar por terminada nuestra relación, ninguno estaba dispuesto a rendirse antes de siquiera haber comenzado.

Así que lo haríamos.

Respondo el mensaje de Colton, diciéndome que ha llegado y se han instalado en el departamento con Lucie y tras informarle sobre mi horario de partida del día de mañana, guardo el celar.

Ambos habían conseguido ser aceptados en Harvard, y en vez de quedarse en el campus los señores Harrison le habían obsequiado un departamento a su hijo, el cual compartiría con Lucie.

Luke también había sugerido comprar un departamento en Washington, pero la idea la descarté de inmediato. Suficiente había hecho por mi como para aceptar que me comprara un piso en DC.

Cuando me aseguro de tener todo listo y que no hay riesgo de pasar por alto algo, decido ir a casa de los Williams.

Halley tenía que tomar su vuelo hoy, su proceso académico comenzaba mucho antes, además de las pruebas que tenía que presentar así que debía estar en el campus antes del fin de semana.

Lo que había adelantado nuestra despedida, mucho.

Sus padres me reciben en la entrada, su madre me informa que saldrán para el aeropuerto en unos treinta minutos y que Halley debería estar lista, así que subo.

—¿A caso quieres llevarte todo el cuarto? —inquiero.

Ella gira, su cabello se sacude con ligereza cuando hace el movimiento y una bonita sonrisa aparece en sus labios.

—Llegaste pronto —susurra acercándose.

—Bueno, quiero aprovechar todo el tiempo posible antes de tenerte a miles de kilómetros —sus manos se envuelven alrededor de mi cuello y pronto tengo sus labios contra los míos.

—Realmente voy a echarte de menos —susurro.

—Dijimos que no nos pondríamos sentimentales.

—De acuerdo, lo bueno es que no me verás llorar como un chiquillo porque estarás en el avión —ella golpea mi pecho con ligereza.

Se aparta, y vuelve algunos pasos hacia la cama, en donde el par de maletas se encuentran.

—¿Todo listo?

—Todo listo —responde con un leve asentimiento—. Se siente extraño dejar mi casa.

Le da una rápida mirada a su habitación, y luego la vuelve hacia mí.

—¿Qué hay de ti? ¿Has empacado las maletas?

—Lo hice. Saldremos mañana temprano, ya sabes que Luke quiere hacer todo el viaje en auto.

Halley ríe con ligereza.

—Bueno, creo que quiere disfrutar de tiempo padre e hijo antes de solo verte un par de veces al año.

—Sí, yo opino lo mismo —concuerdo.

Se recoge el cabello en una coleta alta, lo que me da oportunidad de ver el dije en forma de pincel que cuelga de su cuello, se lo había obsequiado el mes pasado, por su cumpleaños. Y parece ser que nunca se lo quitaba.

La ayudo a terminar de empacar un par de bolsos de mano, y cuando todo está listo, bajamos.

Sus padres se encuentran ahí, Andrew se encarga de acomodar las maletas en el auto y luego los cuatro subimos.

Durante el camino, intento no pensar demasiado en que Halley está a punto de tomar un avión para mudarse al otro lado del país, intento no pensar en que tan pronto tome ese vuelo, todo cambiaría.

Ella parece estar pensando lo mismo, porque mantiene un agarre firme en una de mis manos, que se intensifica cuando nos acercamos al aeropuerto.

Hace todos los trámites necesarios, se despide de sus padres y a pesar de que llegamos con un poco de tiempo antes, este parece haberse esfumado demasiado rápido porque de un momento a otro los altavoces indican el siguiente vuelo, que pertenece a Halley.

—Voy a echarte tanto de menos —dice en un hilo de voz mientras me envuelve en un abrazo—. Realmente lo haré, D.

—Hey, estaremos bien —respondo intentando ser firme—. Lo conseguiremos.

Sonríe levemente.

—No le regales muffins de chocolate a nadie —murmuro en broma—. O harás que se vuelvan locos por ti.

—Creo que ya volví loco al único chico que me interesa —afirma con una sonrisa tirando de sus labios—. Tal vez deba de enviar un par de muffins de vez en cuando, solo para mantener el efecto.

Una risa me invade, y doy un par de pasos para acercarme más a su cuerpo. Mis manos acunan su rostro, en una fracción de tiempo todo se esfuma y solo soy capaz de mirarla.

En todas las veces que la he besado, nunca se ha sentido así. Tan lleno de sinceridad, de deseo, de nostalgia. Tan cargado de miles de emociones que no sé cómo tolerar, que me envuelven y explotan en mi interior sin parar, sin detenerse.

El oxígeno se acaba y tengo que apartarme, aun cuando no lo deseo. Porque quiero grabarme la sensación de sus labios contra los míos, porque quiero memorizar el sentimiento que me produce tenerla cerca.

Porque no quiero dejarla ir, pero tengo que hacerlo.

—Te amo —susurro—. Y voy a extrañarte tanto, pero sé que vamos a conseguirlo. Te veré pronto, lo prometo.

Sus ojos se cristalizan, un suspiro tembloroso abandona sus labios y me mira con tanta intensidad como no lo ha hecho nunca.

—Yo también te amo —susurra de vuelta—. Te veré pronto.

Asiento, aunque ambos sabemos que eso no es del todo verdad, queremos aferrarnos a la idea de que será así.

Se aparta cuando los altavoces hacen la última llamada, y retrocede algunos pasos.

—Brilla tanto que consigas que el sol te tenga envidia —pronuncia con firmeza—. Sé siempre ese chico del que estoy enamorada, sé el Dereck real, y no te escondas más. Porque va a valer la pena, D. Tendrás a buenas personas, que merecen conocer a ese Dereck, merecen conocer al mismo chico que me dejaste ver aquel día en dirección.

—Lo haré, lo prometo —respondo—. Tienes mi palabra, Hallie.

Solo en ese punto se marcha. Ninguno dice adiós, ni siquiera cuando voltea antes de atravesar las puertas que la conducen hacia su nuevo destino.

No decimos adiós, porque esto no es una despedida. Porque no se le puede decir adiós a alguien que amas tanto.

Porque despedirnos, es asumir que acabó, y entre nosotros, absolutamente nada había llegado a su final.

—Recuerda llamarme tan pronto llegues —dice Less saliendo detrás de mí—. Y no olvides tomar el medicamento, carga siempre el celular contigo y por lo que más quieras no te unas a esas extrañas fraternidades.

—Less...

—Sé que la etapa universitaria es una locura, pero si planes pintarte el cabello de verde, o cubrirte el cuerpo de tatuajes avísame antes porque no quiero sufrir un infarto al verte y no estar enterada.

—Less no...

—Oh, y nada de drogas por favor. Si tienes un problema no dudes en llamarnos, siempre puedes hacerlo y si tu compañero de habitación es...

—¡Less! —ella se detiene solo cuando elevo la voz—. Sé todo eso porque lo llevas repitiendo desde que el sol salió. Me iré a la universidad, estaré a cinco horas en auto, estaré bien y...

Me detengo cuando la veo abanicarse el rostro.

—No llores —pido—. Mamá no...

Me detengo cuando me escucho decir esa palabra, ella parece tan sorprendida como yo y lo que planeaba decirle para que no fuera a llorar, termina por hacer que lo haga.

Me abraza con fuerza, y yo le devuelvo el gesto con la misma intensidad.

—Cuídate, ¿sí? —inquiere colocando las manos a los costados de mi rostro—. Recuerda que estaremos para ti, para lo que sea.

—Lo sé —murmuro.

Ella se recompone cuando Luke sale de la casa con Alessia en brazos.

—Oh, ¿nos pusimos sentimentales? —inquiere.

—Calla que tu tendrás cuatro horas más con él —reprocha. Ambos sonreímos ante el fingido tono de reclamo que emplea.

Me había despedido de Lili antes de que se fuera a sus clases de piano, al que se había vuelto adicta en las últimas semanas, así solo poso mi atención en Lessy.

La tomo en brazos cuando ella extiende el cuerpo hacia mí.

—Voy a extrañarte —admito dejando un sonoro beso en su mejilla—. ¿Tú vas a extrañarme?

—Si —dice moviendo la cabeza, luego envuelve sus pequeños brazos alrededor de mi cuello y sonrío.

Intercambiamos algunas palabras más, hasta que Luke dice que es hora de irnos. Nos aseguramos de tener todo en el auto, y nos ponemos en marcha.

En auto era un trayecto de casi cinco horas, seis si nos deteníamos a comer en algún sitio, pero dado que íbamos bien desayunados, no habría necesidad.

Luke y yo hablamos de muchas cosas en el camino, él me deja conducir un par de kilómetros por una carretera libre mientras atravesamos los estados.

Siempre quise dejar Portland, pero cuando el momento llegó estaba en mí una nostalgia que definitivamente no esperé.

Nos detenemos un par de veces a cargar gasolina y en una tienda de autoservicio para obtener comida para el camino.

—¿Crees que sea alguien agradable?

—¿Quién?

—Mi compañero de habitación.

—¿Estás preocupado por tu compañero de habitación? —inquiere en tono divertido.

—No, es decir, no quiero que sea alguien con quien no logre congeniar —admito—. Sería extraño e increíblemente incómodo.

—Bueno, supongo que lo averiguarás tan pronto lleguemos —dice—. Haré lo posible por traer tu motocicleta.

—¿Crees que sea buena idea traerla? Es decir, el campus tiene estacionamiento, pero no para motos, y no estoy seguro de si dejarla simplemente ahí sea una buena idea.

—Tal vez puedas averiguar si hay algún sitio en donde dejarla, y avisarme —expresa—. Si lo encuentras, podemos arreglarlo.

Asiento llevándome un puñado de m&m's a la boca y concentrándome en el camino.

Luego de un par de horas, el campus al fin se deja ver.

—Vaya, es impresionante —murmuro cuando estacionamos—. Creo que necesitaré más de un día para recorrerlo.

—Es increíblemente grande, así que sí —concuerda Luke.

Bajamos las cosas del auto, el complejo de dormitorios es bastante impresionante. Nos toma varias vueltas llevar todo a la habitación que se encuentra desocupada, no hay rastro de otra persona así que deduzco que el chico con el que compartiría, aún no llegaba.

Una amplia sala se deja ver, y un par de puertas a cada extremo. Supongo que tengo oportunidad de elegir así que camino hacia la puerta de la izquierda, llevándome las maletas y cajas conmigo.

—La última —manifiesta Luke dejando una caja de utensilios de cerámica en el centro de la habitación—. ¿Necesitas ayuda para desempacar?

—Estaré bien —aseguro—. Puedo arreglármelas solo.

—De eso no me cabe duda —expresa sonriendo.

Sacude las manos, y luego mira a nuestro alrededor.

—Así que creo que este es el momento en donde me despido y te deseo todo el éxito ¿no? —inquiere.

—Creo que si—respondo con una sonrisa tirando de mis labios.

Él permanece en silencio por breves instantes antes de responder.

—Estoy muy orgulloso de ti, lo sabes ¿no? Estoy realmente orgulloso, y sé que no necesitas que te desee éxito porque lo tendrás, así que solo...—se detiene por algunos momentos— si nos necesitas, no dudes en llamarnos.

—Lo sé —respondo—. Gracias papá.

No sé cómo descifrar la expresión en su rostro.

—¿Qué?

—Me dijiste papá —dice y reconozco el tono emocionado.

—Ya lo he hecho antes —le recuerdo.

—Sí, pero...—sacude la cabeza—. Pero esos no eran momentos agradables. Ahora...ahora estás bien y lo dijiste.

Asiento, comprendiendo lo que trata de decir.

—Pues eso eres, ¿o no? —inquiero—. Creí que me llevaría más tiempo, pero... —me encojo de hombros.

—El tiempo es lo de menos —expresa él—. Bueno, creo que debo irme.

Se acerca, me envuelve en un abrazo que dura algunos segundos y cuando se aparta, sonrío.

—Son solo cinco horas en auto, estaré bien —le recuerdo cuando parece indeciso de marcharse.

—Lo sé, sé que lo estarás —toma una inhalación antes de retroceder—. Adiós, Dereck.

—Adiós, papá.

Me sonríe, camino con él hacia la puerta y lo miro caminar por el pasillo con las manos escondidas en los bolsillos de su chaqueta. Cuando dobla y dejo de verlo, vuelvo adentro.

Tomo una inhalación, camino hacia mi habitación y miro las maletas y las cajas.

—Hay que hacerlo —hablo para mí mismo.

Y así, comenzando a desempacar caigo en cuenta de que lo hice, que lo logré.

Y saber eso, se siente muchísimo más que bien. 

_____________________________________________________________________

¡Un capítulo más y el epílogo! T-T Estoy emocionada y nostálgica. 

¡Gracias por el inmenso apoyo!

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