Domingo » Juan Pablo Villamil...

By NiaaMont

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Si estás buscando una de esas historias en las que Villa mira a una fan entre el público y queda perdidamente... More

1. El pick de la suerte
2. Thumbpicks
3. Nueve
4. Violines y ollas
5. La hora nostálgica del domingo
6. Primera cita
7. Perdón por irme tan pronto
8. Dame esta noche
9. Que sean dos
10. Me alegró besarte
11. ¿Quién soy yo para ti?
12. Dime qué te gusta
13. Olvida que lo pregunté
14. Amores lejanos
15. Aunque no sea conmigo
16. Bienvenida a la industria
17. Hay una crisis
18. Cómo te atreves
19. Celos
21. Gira
22. Yo no merezco volver
23. Vacío
24. Estoy enamorado de ella
25. Dios, ¿estás ahí?
26. Me lo debes
27. 14 días
28. Estamos juntos
29. Vick
30. Entre un te quiero y un nunca más
31. ¿Puedo dormir contigo?
32. Frustración sexual
33. Entre "amigos"
34. Y lo que falta
35. Escribamos canciones de amor
36. No puedo
37. La llamamos 9
38. Números rojos
39. Te amo, hijo de puta
40. Es un trato
41. Está confiando en mí
42. Segunda primera cita
43. Lo haremos pronto
44. Toca para mí
Epílogo
Agradecimientos
Extra
*
**

20. Ayúdeme a olvidar

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By NiaaMont

Sabes que te amo y no lo aguanto, 

No lo aguanto, 

Y fíjate que los dos 

Prometimos algo que no se cumplió

Me lo hiciste otra vez,

Ya no lo puedo creer

Ojalá y un día se te regrese...

(3+1 - Panda)

Bogotá, 2019.

Diciembre.

Toco el timbre de la casa de los Vargas y me recargo en el marco de la puerta, esperando.

Oigo la música desde aquí, y sé que la única razón por la que los vecinos no llaman a la policía es porque ellos también están de rumba aquí.

Es una fiesta de año nuevo épica, y me alegra poder formar parte de ella, a pesar de que acabo de salir de trabajar.

Me invitaron a escribir la sección de cuerdas de la obra de fin de año de La Joven, y aunque fue extraño volver de esta manera, no me podía perder la función. No te mentiré, ver a los chicos tocar lo que escribí me erizó toda la piel.

Pero ahora, casi sobre la media noche, tengo ganas de comer, emborracharme y recibir el año nuevo con mis amigos.

Quien me abre la puerta no es ninguno de los Vargas, sino Villa.

Se queda mirándome de una manera tan rara, que yo misma bajo la mirada hacia mi cuerpo, evaluando que es lo que está viendo de ese modo.

Llevo puesto un vestido negro ajustado de manga larga y cuello redondo, que se pega a mi cuerpo hasta su longitud por encima de mis rodillas, y voy subida en unos zapatos de tacón rompe tobillos que francamente son bastante lindos. Sé que el vestido marca todas las formas de mi cuerpo, pero no solo no son formas muy sorprendentes, sino que él las conoce mejor que casi cualquier persona en el mundo.

- ¿Qué pasa? – Le pregunto en lugar de saludarlo

- ¿Uh? – Pregunta como un bobo. Frunzo el ceño

- ¿Ya estás borracho?

- ¿Qué? No, no. Hola, Pick – Dice, espabilándose de repente – Es...uh...Hola – Repite

Me acerco y lo saludo con un abrazo rápido.

O yo pretendo que sea rápido, porque cuando estoy a punto de alejarme, él me retiene contra su cuerpo. Sus brazos caen a la curva de mi cintura y me amolda contra su cuerpo de un modo que...Bueno.

- ¿Estás bien? – Le pregunto

- Ahora que usted llegó, sí. Está muy bonita, Pick

- ¿Seguro que no estás borracho? Porque es algo temprano. Deberías aflojar un poco

- ¿Solo estando borracho le puedo decir que está hermosa? – Reniega.

Pues...No sé. No nos decimos ese tipo de cosas.

Algo pasa, pero no estoy segura de qué.

Marto aparece detrás de él.

- ¡Hola, nena! – Me grita mi amigo

- Hola, bebé

Todo lo que parece forzado y raro con Villa me sale natural con él.

Me cuelgo a su cuello y dejo un sonoro beso en su mejilla, que deja una marca de mi lápiz de labios sobre su piel. Marto me sonríe.

- ¿Habló con Villa? – Me susurra Marto al oído mientras me abraza. Niego con la cabeza – Creo que las cosas con Gabriela se acabaron del todo. Se está haciendo el que no le importa, pero ya sabe como se puede poner

Sé sin que tenga que decirlo que se refiere a esa noche en Los Ángeles.

Le doy un besito en la mejilla a Marto y me alejo. Asiento con la cabeza una sola vez, porque entiendo lo que me está advirtiendo.

- Oigan, dejen de cuchichear. Devuélvame a mi Pick de la suerte – Regaña Villa a Marto y me atrae a su lado. Me rodea la cintura con un brazo y empieza a tirar de mí hacia el patio, donde se lleva a cabo la fiesta

- Espera, cariño. Tengo que dejar mis cosas – Le digo, apuntando hacia mi bolso – Y posiblemente cambiarme los zapatos sería una idea inteligente

Baja la mirada a mis pies.

- Uhmm...¿Por qué? Son zapatos muy sexis. Me dan ganas de imaginármela en esos zapatos y nada más – Me dice. Subo una ceja

- Ok, Villa, ¿Qué mierda te pasa? Estás como 50 kilómetros más allá de la línea de lo raro

- ¿Por qué me tiene que pasar algo? – Pregunta, haciéndose el desentendido. Suspiro

- Como tú digas

Me sacudo el brazo con el que me rodea la cintura y subo por mi cuenta las escalas hacia la habitación de Marto. Dejo mi bolso en el sofá y, definitivamente, me cambio los zapatos.

Me estoy atando los cordones de mis Dr Martens negras cuando Villa entra a la habitación de Marto. Se queda parado en la puerta solo mirándome.

- ¿Qué?

- Nada – Responde

Guardo los tacones en mi bolso y me arreglo un poco el pelo en el espejo de Marto.

- Se ve muy cómoda aquí – Observa Villa

- Solía pasar mucho tiempo en esta habitación – Respondo. Él eleva una ceja

- ¿Martín y usted...? – Empieza a preguntar cautelosamente

- ¿Martín y yo...? – Hago un gesto con la mano para que termine de elaborarlo

- Solo...Tienen una confianza particular. Se tocan y se hablan de una manera que...

- Se llama amistad, Villa – Lo interrumpo – Deberías probarlo alguna vez con alguien que no se apellide Vargas ni se llame Juan Pablo. Es una cosa muy enriquecedora

- Pero...¿Nunca pasó nada entre ustedes?

- Pasa algo entre nosotros todo el tiempo, porque es mi mejor amigo. Lo amo muchísimo, de esa manera. Igual que él a mí

- Uhmm

- Dios, ¿Qué?, ¿Qué demonios te pasa esta noche?

- Nada. ¿Bajamos a la fiesta?

- Vale – Le respondo, mirándolo de reojo.

Camina junto a mí hasta el patio, donde saludo y abrazo a todo el mundo.

Hay comida y alcohol por todas partes. Me lleno un plato de las cosas exóticas que hay para comer y me siento en una mesa junto a Laura, Marto y Susi. Cuando acabo de comer, Susi me informa que esta noche está tomando vodka tonics y que debo tomar con ella, con lo cual estoy de acuerdo.

Faltan 5 minutos para las 12 cuando Villa llega junto a mí.

- Hey – Me sonríe. Estoy terminando de llenar mi copa y le doy un sorbito

- Hey – Le devuelvo la sonrisa

- Hay mucha gente este año en esta fiesta, y quiero recibir el año nuevo con usted a mi lado – Me dice. Engancho mi brazo al suyo

- Estoy encantada de recibir el año contigo – Asiento

- Nunca se lo digo, pero sabe que la quiero un montón, ¿Verdad, Pick?

Agh.

Basta, corazón imbécil.

Me quiere como su amiga, lo cual ya sé. Me está diciendo algo lindo.

Tengo que dejar de sentirme así de una puta vez.

- También te quiero mucho – Le respondo con una sonrisa tímida

- ¿Lo suficiente como para que le pida algo completamente absurdo?

- A lo mejor – Respondo con inseguridad

- Ayúdeme a olvidar, Pick

Antes de que pueda preguntarle a qué se refiere, mete su mano debajo de mi mandíbula y sube mi rostro hacia el suyo.

Su boca cae en picado hacia la mía sin permitirme reaccionar.

Me quedo sin aire.

No logro reunir la fuerza que me hizo apartarlo esa noche en Los Ángeles. Especialmente, no cuando pone una mano en mi cintura y me amolda contra su cuerpo. Mi respiración se llena de ese modo en el que huele, y el calor de sus manos llega a mi cintura a través de la tela de mi vestido. Sus labios, sedosos, hábiles e impregnados con el sabor del ron que está tomando, se mueven con dulzura sobre los míos, seduciéndolos, invitándolos, convenciéndolos de acompañarlos.

Y lo logra. Por supuesto que lo logra.

Mis manos suben hacia su cuello sin que yo les ordene nada, y su pecho se roza contra el mío cuando exhala una respiración profunda, como si estuviera ahogándose y por fin pudiera respirar. Escucho como a nuestro alrededor estalla la pirotecnia, los vítores y los buenos deseos cuando el reloj marca las 12.

Empiezo el 2020 con la lengua de Villa pidiéndome autorización para encontrar la mía, y que Dios me ayude, porque se lo permito. El beso se vuelve sensual y erótico de ese modo que siempre voy a asociar con él. Me pongo en puntas de pies para profundizar el contacto, y él mordisquea mi labio inferior. Podría morir allí mismo.

- Feliz año nuevo, Pick – Me susurra en voz baja cuando se aparta. Sigo pegada a él. Su respiración es todo lo que respiro. Quiero quedarme aquí

- Feliz año, Villa – Le respondo en voz baja

Nos quedamos abrazados mirándonos a los ojos, mientras el mundo sigue corriendo a nuestro alrededor.

¿Cuándo dije que podría estar un poco enamorada de él?

Si, creo que hay que corregir eso. Definitivamente estoy muy, muy jodida de amor por este hombre.

Me aparto primero.

- Voy a... – Apunto con el dedo a cualquier parte a nuestro alrededor, donde todo el mundo se está abrazando y dándose buenos deseos

- Sí – Asiente, luciendo ligeramente perdido, tal y como me siento.

Deposita un beso rápido sobre mis labios.

Luego, nos dirigimos juntos a celebrar el año nuevo con nuestros amigos.

Pasa un rato de abrazos, brindis, buenos deseos, brindis, propósitos de año nuevo, brindis, los 4 Morat vagamente borrachos abrazándose y prometiéndose que siempre van a estar juntos, brindis; y luego, brindis.

Al final del momento sentimental de fin de año, todo el mundo está definitivamente borracho.

Unos más que otros, sin embargo.

Sobrios, Morat son todo acerca del country, la buena electrónica, el indie, Sabina y, en general, la buena música. Borrachos, son solo gente que quiere bailar y gritar como el ciudadano promedio.

Martín, que es el encargado de las mezclas esta noche, empieza a poner reggaetón del viejo, y toda esta gente sofisticada y elegante del norte de Bogotá con la que creo que estoy, se levanta a bailar de un modo bastante desvergonzado.

Villa está recargado en la mesa en la que están las bebidas, solo mirándonos bailar mientras toma sorbitos de su vaso de ron con hielo.

- ¿Por qué estás ahí tan pensativo? – Le pregunto por encima del sonido aturdidor de Wisin y Yandel cuando me detengo a su lado.

Me preparo otra copa de lo que estoy tomando bajo su mirada atenta.

- La estaba mirando bailar – Me dice simplemente – Me gusta como se mueve. Me recuerda.... – No lo elabora más, pero tampoco hace falta

- Villa – Le advierto.

Los dos estamos bastante lejos de la línea de la sobriedad.

La noche ha dejado de ser familiar y amistosa y se ha vuelto algo sexy y decadente.

- ¿Qué, Pick? – Pregunta. Deja su copa en la mesa detrás de él y extiende su mano para ponerla en mi cintura. Trago saliva

- No puedo hacer esto contigo – Susurro, pero mi voz es tan baja que no sé si me escuchó

- ¿Por qué?

- Sé que Gabriela quebró tu vida en un antes y un después, pero si haces algo de memoria, ya hicimos esto y no funcionó

- ¿No funcionó? – Repite, y su mano hace algo de presión en mi cintura para acercarme un paso más a él – Creo que la que no se acuerda es usted, Pick. Porque esto funcionaba de una manera deliciosa

Mi cerebro, que debería estar conmigo en esto, elige ese momento para bombardearme con los momentos deliciosos a los que sé que él está haciendo referencia.

Mi vientre cosquillea.

- Solo...No – Le digo, porque sé que tengo que negarme, aunque llegados a este punto ya no me acuerdo de ningún argumento válido

- ¿No, qué? – Pregunta. Su otra mano llega a mi cintura y me trae justo frente a él

Baja el rostro lo suficiente para que su aliento barra mi boca y nada más.

Sus ojos hacen lo que quieran conmigo, y creo que lo sabe. Es un hombre injustamente hermoso, y normalmente no hace alarde de ello.

Pero ahora, mientras usa la atracción que siento por él como un arma, me debato entre pegarle un puño en la nariz o comérmelo en tres bocados.

- No me hagas esto, Villa. Somos amigos, y estás borracho, y no quieres...

- Ah, pero quiero – Me interrumpe – Quiero desde que la vi llegar en ese vestido. De hecho, lo he querido por mucho tiempo, y no tiene sentido seguir fingiendo que no

Apoyo mis dos manos en su pecho, en un gesto que no sé muy bien si tiene por objetivo simplemente tocarlo, o intentar reunir las fuerzas para apartarlo de un empujón.

- Villa, sigues gustándome mucho. Eso no ha cambiado desde que nosotros...

No hallo una palabra. ¿Nosotros qué?

¿Salíamos?, ¿Follábamos?, ¿Todas las anteriores?

Ese no es el punto.

- No sé resistirme a ti, así que, por favor, por favor, por favor, no hagas esto

- Hicimos propósitos de año nuevo como por una hora, y en todo lo que podía pensar es en que lo único que deseo es a ti – Me dice en esa voz baja e íntima que sacude todo al sur del Ecuador para mí

Agh. No me tutees, muchacho.

Solo...no.

- Yo... – Balbuceo. No tengo idea de por qué me estoy resistiendo a algo que deseo tanto. Estoy segura de que hay una buena razón, pero por mi vida que no puedo recordar cuál es – Voy al baño – Es todo lo que logro decir.

Y como la mujer muy madura que soy, huyo.

Me escabullo al baño en el primer piso de la casa de los Vargas y me miro al espejo.

Tengo los párpados caídos, por lo que estoy segura de que es una mezcla de vodka y deseo. Siento mi vientre pesado, y todo mi cuerpo ruge de ganas por él. Recuerdo perfectamente cómo solía hacerme sentir, y lo anhelo.

Mierda. No puedo perderme en esos recuerdos.

Necesito a Susi, o a Marto, o a Isa, o literalmente a cualquiera que sea mi chaperón.

Si, ese es un gran plan. Aplausos, Val.

Abro la puerta del baño con la intención de materializar esa idea tan grandiosa, pero él está de pie al otro lado. En lugar de dejarme salir, se cuela al baño conmigo y le pone el seguro a la puerta a su espalda, sin despegar sus ojos de los míos.

Retrocedo un paso.

Me sonríe.

- No... – Empiezo

- Deja de decirme que no – Me dice y en dos pasos rompe la distancia que nos separa.

Su boca toma posesión de la mía, y mi cuerpo traidor se rinde ante él.

En este espacio íntimo y confinado, me besa con una pasión demoledora. Escucho su respiración acelerarse mientras su boca chupa, lame y muerde la mía. Es desordenado, sucio y sexy y no puedo resistirme a él.

Apenas siento que me ha empujado de mi posición hasta que mis caderas chocan con el mostrador junto al lavamanos. Sin dejar de besarme, pasa las manos por debajo de mis caderas y me sube al mostrador de mármol. Mi vestido se sube, enrollándose casi hasta mis caderas cuando casi por instinto separo las piernas para que se sitúe entre ellas.

Su boca se desliza hacia mi cuello mientras su mano se mete bajo la tela de mi vestido y encuentra mis bragas. No debería estar tan húmeda por él.

No debería desearlo así.

Pero cuando hace a un lado la tela de mis bragas para tocarme como sabe que me gusta, no puedo pensar más en la palabra "no". Mis ojos ruedan a la parte de atrás de mi cabeza y un gemido con su nombre se escapa entre mis labios. Necesito más. Necesito que me llene como solo él sabe.

Honestamente, estoy tan fuera de mí y tan drogada de emociones que no sé si se lo digo en voz alta, si me lee la mente o si siente exactamente lo mismo, porque un segundo más tarde se está desabrochando los pantalones.

Me muerdo un labio mientras lo guío exactamente donde lo quiero. Jadeo cuando me llena de un empujón, y a él se le escapa un gruñido ronco y sensual. La sensación es tan divina como la recuerdo, excepto porque nunca habíamos estado piel contra piel, y soy vagamente consciente de que debería haberle pedido que usara un condón.

Pero cuando se mueve, cualquier pensamiento racional deja mi mente. Me trae más al borde del mostrador para situarme en el ángulo perfecto para hacerme perder la cabeza, y me penetra con movimientos rudos, calientes y sensuales. Aunque la sensación es deliciosa, una alarma apagada suena en la parte de atrás de mi cerebro.

Hacer el amor con él siempre se sintió como hacer el amor, pero esta vez siento que solo estoy siendo follada. El problema es que le di un manual acerca de todo lo que me gusta y él parece recordarlo a la perfección, así que es difícil detenerme en el hecho de que hay algo vagamente impersonal en su actitud mientras pulsa todos los botones que me hacen perder la cabeza.

- Dime que no me vas a dejar – Me exige entre jadeos

- No...Nunca – Le respondo, mientras me aferro a sus hombros. Un orgasmo me empieza a cosquillear en la base de la columna, así que bajo la mano hacia sus caderas para pedirle que se mueva más rápido y más profundo

- Prométeme que no me vas a dejar, Gaby

Todo se detiene.

Hay un segundo congelado en el que lo que acaba de decir se asienta sobre los dos como una cubetada de hielo.

Lo aparto de un empujón y por otro segundo eterno, me da una mirada de absoluto horror.

- ¡Mierda! – Exclama, furioso.

Y luego lo veo perder el control, exactamente como Martín me advirtió.

Se le escapa un sollozo entrecortado mientras, totalmente fuera de sí, le da un puño al espejo que se encuentra detrás del lavamanos.

El cristal se rompe con una explosión dramática que manda esquirlas por todos lados. Una de ellas me corta la mejilla, y me cubro el rostro por el dolor.

Sin embargo, la punzada de ardor me devuelve a mis cabales, y me bajo del mostrador rápidamente, arreglándome el vestido al mismo tiempo.

Me doy cuenta de que el espejo era en realidad un cristal empotrado en un marco de mármol, así que Villa le acaba de dar un puño directamente a la pared. Su mano está cubierta de sangre, y sus nudillos en carne viva, pero lo verdaderamente alarmante del asunto es que de su muñeca sobresale un hueso en un ángulo extraño y sus dedos índice y medio parecen colgar flojos en su posición.

Debe dolerle como el infierno, pero el modo en el que está llorando me recuerda esa noche en Los Ángeles, y creo que el dolor en su mano no es exactamente el que lo hace llorar de esa manera desgarradora.

Necesito hacer algo, pero la cuestión es que me siento entumecida. Mi cuerpo parece tardarse horas en responder a lo que le ordeno.

Mi corazón ya roto se hace pedazos cuando lo veo enroscarse sobre sí mismo hasta que se ha sentado en el suelo para llorar.

No tengo fuerzas para consolarlo, así que salgo trastabillando del baño. Abro la puerta de un golpe y salgo corriendo hacia el patio, donde está todo el mundo.

La primera persona que me encuentro es a Simón. Empieza a sonreírme, con toda seguridad para hacerme algún comentario acerca de haber pasado un rato encerrada en un baño con Villa, pero su sonrisa cae cuando ve mi expresión.

- Pick, ¿Qué pasa? – Exige. Se acerca a mí y me examina rápidamente – Le está sangrando la cara, ¿Qué...?

- Estoy bien – Lo interrumpo. Mi voz se quiebra en un sollozo, pero me lo trago – Pero Villa no. Está en el baño y no sé... – Mi voz se disuelve en balbuceos y me abrazo a mí misma para contener los espasmos de mis propios sollozos que me hacen temblar

- Vaya con Martin, yo me ocupo de Villa – Me instruye Simón, y me pasa por el lado para ir al baño.

Siento las lágrimas caerme por la cara, pero sé que mi corazón roto difícilmente tiene solución inmediata.

No debería preocuparme por él. De hecho, debería alegrarme que se joda la mano, pero también soy músico, y sé las implicaciones horribles que una lesión así puede tener.

Me seco las lágrimas de las mejillas, y una de ellas aparece llena de sangre. Sé que es solo un corte superficial, así que igual voy a la cocina y saco una botella de champaña de una hielera. Vacío los hielos en un trapo y corro de vuelta al baño.

Simón ha logrado poner de pie a Villa y lo está abrazando, mientras él solo llora y llora y llora de un modo que raya en la histeria. No parece siquiera consciente de dónde está o quién está con él. Le envuelvo la mano con el paño con hielos.

Sus ojos enfocan por un segundo, solo para encontrarse con los míos.

Abre la boca como si fuera a decirme algo, pero parece perder el hilo de sus pensamientos, y rompe en llanto nuevamente. 


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No me odien plis =)

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