WICKED HATE | FRED WEASLEY (t...

By acirel_

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AVISO: lenguaje maduro, contenido sexual, violencia y uso de drogas y alcohol. Fred Weasley siempre ha odiado... More

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By acirel_

INSEGURIDADES
_____________

Después de pasar los siguientes tres días con las piernas doloridas por Fred y tener que esforzarme aún más durante mi entrenamiento con las Arpías, tuve otro día libre que, como Liv y Pauline estaban juntas, estaba siendo increíblemente aburrido. Sin nada más que hacer, decidí encaminarme a la tienda.

Allá, George y Verity ayudaban a los clientes y afortunadamente para ellos, no era un día ajetreado. Después de saludarlos y ofrecer mi ayuda, fui directamente a la oficina de Fred, sabiendo que él estaría allí.

— ¡Ey! — Salude al entrar en la habitación después de haber llamado rápidamente a la puerta. Los ojos de Fred se levantaron de inmediato de sus papeles para centrarse en mi y darme una sonrisa amable.

— ¿Qué pasa, hermosa? ¿Disfrutando de tu día libre?

Suspiré, sentándome en la silla frente a su escritorio, con todo mi cuerpo todavía un poco adolorido. Las ventanas de su oficina estaban abiertas de par en par y el ambiente desprendía un aroma a té recién hecho y al propio olor de Fred, lo cual me relajaba y me hacía sentir segura. Algo de música que no pude reconocer del todo se reproducía en el casete, y el pelirrojo frente a mí estaba sentado perezosamente mientras jugueteaba con un lápiz.

— No. La verdad es que llevo toda la mañana aburrida en casa ya que Liv y Lin han salido a una cita y Remus está un poco ocupado con algunas cosas de la Orden.

— Oh, pobrecita...— se burló Fred genuinamente divertido. — Bueno, en realidad eres muy útil aquí, ¿sabes? Estoy trabajando en algo para la tienda, pero no sé cómo hacer que esta poción funcione del todo con los fuegos artificiales.

— Oh, déjame echar un vistazo — caminé rápidamente para ponerme detrás de su silla y me incliné sobre su hombro para leer la fórmula con los ingredientes. Aunque ya no tenía el libro de mi tío, aún contaba con mi buena memoria y un poco de talento natural para las pociones.

Los ojos de Fred se posaron en mí haciéndome notar su mirada penetrante, y por el rabillo del ojo, lo vi sonreír. Antes de que pudiera decir una palabra, se separó un poco del escritorio, estiró el cuerpo y se echó hacia atrás, me agarró por las caderas y me hizo sentarme en su regazo.

Le fruncí el ceño, tratando de contener la sonrisa que se formaba en mi rostro. El se encogió de hombros.

— Pensé que así estarías más cómoda.

— Claro...— solté un bufido, volviendo a las instrucciones de la poción. Me moví levemente en su regazo para acomodarme y así poder centrarme más y puse mis codos sobre el escritorio. Acto seguido escuché cómo Fred suspiraba y pronto, sus manos estaban acariciando débilmente mi espalda y mis caderas.

— Sabes que puedes cambiar la raíz de diente de león por belladona para que vuelen más alto, ¿verdad?

— Mh-hm — Fred tarareó en aprobación, sonando un poco distante.

— Y si pusieras un poco más de Nightshade en lugar de tanto snakeweed, los colores serían más brillantes y la pólvora mucho más explosiva.

— Mh-hm — su mano acarició mi cadera mientras la otra trazaba el camino de mi columna a través de mi jersey.

— ¿Me estás escuchando, Fred?

Él rió. — No, en realidad no.

— Entonces, ¿para qué me pides ayuda? — me reí mirándolo. Él me guiñó.

— Te estaba escuchando pero te inclinaste y... ya sabes, teniendo esa vista frente a mí, no puedo concentrarme en ninguna poción, cariño.

Solté un bufido divertida, sacudiendo la cabeza y agarrando el lápiz de entre sus dedos para corregir la poción sin moverme de su regazo. De hecho, comencé a mover ligeramente las caderas mientras tarareaba la canción del reproductor de casetes, tratando de parecer inocente.

Fred suspiró de nuevo y volvió a poner sus manos en mi cintura.

— Deberías concentrarte en el trabajo, Freddie — bromeé haciendo que el chasqueara la lengua.

— ¿Cómo podría cuando eres tú la que me distraes? Siempre logras llamar toda mi atención...— dejó un beso en mi hombro cubierto y luego se recostó de nuevo.

— No te estoy distrayendo, en realidad estoy haciendo tu trabajo — murmuré con las mariposas acumulándose dentro de mi estómago.

— Seguro que si, cariño — susurró sarcásticamente, apretando mis caderas. Fred movió un poco mi cabello, para pasar sus dedos suavemente por encima de los chupetones que había intentado cubrir con maquillaje de mi cuello. No se notaban a menos que alguien los mirara en detalle. — Oh, mira esto, ¿estas son mis marcas? Qué bonitas.

No respondí, en cambio, seguí escribiendo en su papel otras fórmulas que le servirían mientras el lápiz en mis dedos temblaba muy discretamente.

— ¿Cómo están tus moretones?

— Están bien.

— ¿Estás segura?

Asentí con la cabeza y pude sentirlo sonriendo detrás de mí. Su mano rodeó la mía, haciéndome dejar el lápiz sobre los papeles, y luego agarró mis caderas para hacerme girar y que me sentara a horcajadas sobre la suya.

— ¿No estábamos trabajando? — Le sonreí, poniendo mis brazos alrededor de su cuello, sus manos viajaron a mi trasero y lo apretó sobre mis pantalones.

— Hora del descanso.

— Por supuesto — una risa salió de mis labios mientras los ojos intensos y la sonrisa juguetona de Fred me quemaban.

— Sabes, he estado pensando en algo...— comenzó después de un par de segundos, sonando misterioso y bastante travieso. — ¿Te gustaría probar algo nuevo en la cama?

Mis cejas se arquearon ante la sorpresa y sentí que mi corazón latía con fuerza en mi pecho. El hecho de que Fred no se cansara de mí me hacía sentir una ternura y emoción que dejaba un sabor dulce en mi boca.

— ¿El qué?

Su sonrisa se ensanchó, diabólicamente.

— ¿Puedo metértela por el culo?

Jadeé, casi ahogándome con mi propia saliva y una risa fuerte salió de mi boca.

— ¿Y yo Freddie?

Su expresión decayó y quedó absolutamente estupefacto.

— ¿Qué?

— Sí, tienes algunas correas y vibradores muy interesantes en la sección erótica de ahí abajo...— me burlé, tratando de sonar tan seria como pude.

Fred se sonrojó y se echó a reír, acercándome a él.

— Lilith, no.

— Entonces es un no para ti también, campeón —
Le guiñé un ojo, rozando mi nariz con la suya.

Disfrutaba mucho del sexo, pero el sexo anal no era lo mío. Pero ni de broma.

Fred se encogió de hombros, todavía sonriendo.

— Tenía que intentarlo.

— Mh-hm, pero despertaste mi curiosidad por probar algo nuevo. Puede que tenga que sopesarlo un poco...

Apoyó la cabeza en la silla, con los ojos pegados a los míos y sus manos acariciando mis muslos.

— Bien, pero tendría que ser en un par de días, no quiero agotar demasiado tu bonito cuerpo y dejar a las Arpías sin su hermosa Golpeadora...— murmuró de manera arrogante, haciéndome rodar los ojos.

— Oh, no flipes. Deberías preocuparte de que yo no te agote demasiado y deje a Georgie sin su socio en la tienda, más bien.

Se rió y rompió la distancia que nos separaba para darme un beso lento pero intenso.

— Me alegraría que me agotaras, cariño.

— Apuesto a que si — le susurré contra sus labios antes de darle unas palmaditas en la mejilla suavemente y levantarme. — Pero ahora tengo que hablar con Verity, ¿recuerdas?

Fred chasqueó la lengua, divertido, acercándose más al escritorio para ocultar el bulto en sus pantalones. — Tramposa.

— Yo también me alegro de verte y espero poder ayudarte más a menudo — le guiñé un ojo, ignorando sus palabras y cerrando la puerta de su oficina detrás de mí.

Eso había sido... interesante.

Tomando una respiración profunda y tratando de que mi cuerpo regresara a la normalidad, encontré a Verity, con los ojos fijos en alguien del primer piso mientras trataba torpemente de poner un Surtido Saltaclases en el estante.

— ¿Necesitas ayuda? — pregunté acercándome a ella y dándole mi más amable sonrisa.

Ella se estremeció un poco, saliendo de su ensueño y cuando me vio, inmediatamente esbozó una sonrisa gentil.

— No, no se preocupe, Ms-uhm, Lilith. Está bien.

— ¿Qué estabas mirando? Si no te importa que te pregunte — seguí sus ojos y encontré a Liv, compartiendo una cerveza con George detrás del mostrador. Oh, mierda.

— Ella es realmente bonita, ¿no crees? — Verity susurró, como si estuviera de nuevo en su propio mundo y no se diera cuenta de que estaba frente a ella.

— Es hermosa — concordé mirando a mi mejor amiga. — Se llama Olivia, es mi mejor amiga, bueno, más bien, es una hermana para mí.

— ¡Oh! Uhm, lo siento, no lo sabía — se aclaró la garganta, visiblemente nerviosa.

— No te preocupes, está bien.

Verity se acercó a la barandilla y se apoyó mientras seguía mirando a Liv con una sonrisa soñadora en el rostro.

— Creo que me gusta — confesó para después taparse la boca, consciente de lo que acababa de decir. — Oh, Godric, no puedo creer que acabe de decir eso.

Tuve que contener mi risa por lo tierna que la encontré.

— Está bien, Verity. A mí también me gustan las chicas — Cuando frunció el ceño, confundida, agregué: — Y los chicos.

— ¿Crees que podría gustarle? — susurró la chica, un poco más cómoda, y volvió a mirar a Liv. Respiré hondo y suspiré.

— Bueno, en otras circunstancias, estoy segura de que si, pero actualmente tiene novia.

— Oh —chasqueó la lengua, haciendo que su sonrisa se desvaneciera, tristemente. Me sentí mal por ella, realmente parecía gustarle Olivia.

— Sí, lo siento.

— No, está bien. Creo que las he visto juntas. Son ambas realmente hermosas y hacen muy buena pareja — suspiró. — Sabes, a veces me gustaría sentir que soy importante para alguien en ese sentido...

Me sentí muy mal por la melancolía en su voz, así que me acerqué a ella.

— Escucha, sé que quizás quieras disfrutar de tu día libre lejos del trabajo o cualquier cosa relacionada con él, pero, ¿por qué no vienes este domingo a mi partido y conoces a mis compañeras? Son increíbles y apuesto a que será un buen momento y una buena oportunidad para que conozcas a más personas.

Sus ojos se enfocaron en mí, brillantes de alegría, y una gran sonrisa llenó su rostro mostrando lo bonita que era.

— ¿En serio?

— ¡Sí!

— ¡Oh, me encantaría! ¡Muchas gracias!

✵ ✵ ✵

— Espera, ¿qué? ¿Quién? — Liv preguntó, confundida, sentándose en el suelo.

— Verity, la chica que trabaja con Fred y George.

— Pensaba que no te agradaba — Pauline, entrecerró los ojos burlonamente, sentándose junto a Liv.

Me encogí de hombros, — Bueno, la prejuzgué y dejé que mis celos y mi miedo a que Fred me dejara se apoderaran de mí, pero en realidad es realmente agradable.

— ¿Entonces vendrá a tu partido? Bien, tendremos que asegurarnos de sentarnos cerca de ella para que no se sienta sola — sonrió Olivia, entregándome una taza de té.

— Sí, eso sería genial. Quiero que conozca a las chicas, ¿sabes? Creo que sería una buena oportunidad para que se olvide de su crush contigo, Liv.

Oh, mierda.

Apreté mis labios consciente de cómo acababa de arruinarme el secreto de Verity. Sin embargo, Liv no reaccionó pero noté como Pauline se congelaba un poco en su lugar.

— Pobre niña — Olivia hizo un puchero, dando un largo sorbo a su taza. — Parece muy maja, espero que pueda encontrar a alguien especial.

Seguimos charlando un rato, pero Pauline parecía un poco distraída y no hablaba tanto como Liv y yo. Después de una hora más o menos, Liv se puso de pie y se envolvió el cuerpo con la bata, lista para irse a dormir.

— Estoy hecha polvo, me voy a la cama. ¿Vienes, amor? — puso una mano en el hombro de Lin, pero la morena negó con la cabeza, jugando con sus uñas.

— No, todavía no, chérie. Quizás más tarde.

Olivia asintió y después de dejar un beso rápido en los labios de Lin y otro en mi mejilla, fue directamente a su habitación, cerrando la puerta detrás de ella.

— Ahora — comencé, centrándome en Pauline. — ¿Me vas a decir que está pasado por tu mente?

Suspiró, sopesando sus próximas palabras.

— ¿Es por lo que dije acerca de que Verity está enamorada de Liv? ¿Es por eso que te ves tan triste?— Me acerqué a ella, suavizando mi tono. Pauline asintió y tragó saliva.

— Es sólo...— luchó por encontrar las palabras. — Es solo que tengo miedo.

— ¿De qué, Lin?

— De perder a Livie — levantó la mirada, mirándome con los ojos llorosos y sentí como mi corazón se estrujaba. Sin pensarlo dos veces la atraje hacia mi y la abracé con fuerza.

— ¡Oh, amor! ¡No deberías tener miedo, Liv te ama con todo su corazón! — susurré.

— ¿Pero qué pasa si no soy suficiente? ¿O qué pasa si ella se enamora de otra persona? ¡Esa chica, Verity, es absolutamente hermosa! ¿Qué pasa si descubre que prefiere estar soltera? Lilith, la amo demasiado para perderla...— sollozó contra mi hombro. — Sé que ella es un alma libre y la amo así, pero no puedo evitar tener miedo.

— Pauline, eres deslumbrante. Absolutamente hermosa y encantadora, de verdad, y no necesitas comparar tu belleza con la de Verity, ni con la de nadie. Y aunque Liv sea un alma libre, ¡ella ha elegido estar contigo!

Lin trató de ahogar sus sollozos en mi hombro para que Liv no la oyera desde su habitación.

— Escucha, no miento si te digo que nunca había visto a Liv tan entusiasmada y enamorada de alguien como lo está de ti, ¡y la conozco desde hace años! Deberías haber visto la emoción en su rostro cada vez que recibía una carta tuya, o cómo se sonrojaba cada vez que pensaba en ti o con cuánto amor pronunciaba tu nombre... Te ama, Pauline. No te cambiará por otra persona porque realmente te ama. Con todo el significado que puede tener la palabra amor.

— Tengo miedo de no ser suficiente para ella...— Pauline se secó las lágrimas mientras me miraba.

— Eres más que suficiente, todos pueden verlo. Cualquiera sería afortunado de amarte, Pauline. No solo eres hermosa, sino también trabajadora, ingeniosa, dedicada, gentil e increíblemente solidaria. Liv es tan afortunada de tenerte. Sé que no te dejará ir. Y no me importa si es mi mejor amiga o no, será mejor que te trate como la mujer increíble que eres o se las verá conmigo.

— ¡Oh, ya se que me quiere! Ese no es el problema en absoluto. Livie me trata mucho mejor que a cualquiera de mis novias anteriores. Estar con ella se siente como un sueño y por eso también tengo miedo, no quiero despertar...— se pasó las manos por la cara, suspirando. — Mon Dieu, soy tan idiota.

— ¡No lo eres! Todo el mundo tiene inseguridades, Lin, es normal. Yo las tengo, Liv las tiene, todos las tenemos. Y créeme cuando te digo que no he visto una relación más hermosa que la vuestra, pero si tú quieres sentirte más segura y mantener la relación saludable, tenéis que sentaros y hablar sobre vuestras inseguridades y cómo hacer que ambas seáis más fuertes.

— ¿Crees que ella querría? — Preguntó Pauline, un poco dudosa.

— ¡Por supuesto! Liv haría cualquier cosa por ti y por vuestra relación. Además, ¡ella va a ser una maldita psicóloga! ¿Quién mejor para entender las emociones?

Pauline sonrió suavemente y tomó mis manos entre las suyas.

— Gracias, Lilith.

Chasqué mi lengua, arrastrándola de vuelta a mi cuerpo para abrazarla. — No hay nada que agradecer, amor. Soy tu amiga y te amo, solo quiero lo mejor para ti.

— ¿De verdad crees que Livie y yo hacemos una buena pareja? — susurró más calmada y algo divertida.

— De verdad Lin. Y es más, no solo yo lo pienso, todos lo hacen, incluso Verity lo dijo. Vosotras dos estáis hechas la una para la otra.

Lin se relajó por completo y después de acariciar mi mano, se puso de pie y dejó un beso en mi mejilla para luego caminar hacia la habitación de Liv.

— Gracias por toda, Lilith, te quiero — Y con eso abrió la puerta del cuarto para después susurrar; — Livie, ¿estás despierta?

Me quedé allí un poco más, pensando en las palabras de Lin. Sentía lo mismo por Fred, pero de una manera más perversa y retorcida.
Lo amaba, con todo mi corazón y mi alma; lo amaba de una manera tan profunda e intensa que me quemaba y me consumía de la forma más hermosa posible, lo tenía profundamente arraigado en mi corazón y profundamente enterrado en mi cabeza. Él era mi Freddie.

Merlín, cuánto deseaba que me amara, que yo estuviera en su sistema tan profundamente como él en el mío...

Pero él no era para mí. Y aunque mis sentimientos por él no hacían más que crecer y crecer, sabía que terminaría dejándome. Porque, al contrario de la situación de Pauline, en realidad yo no era suficiente.

No me importaba si él no me amaba, no me importaba si él encontraba el amor verdadero en otra persona a pesar de que de solo pensarlo me destrozaba. Solo podía agradecerle por haberme dejado un lugar en su vida como amiga, que definitivamente, iba a mantener.

Aunque yo no fuese la fuente de su felicidad, todo lo que quería era que él fuera el hombre más feliz de la Tierra, que siguiera brillando como ahora y que yo estuviera cerca de él para verlo. Incluso si estaba en la distancia con el nombre de "amiga".

Lo amaba tanto que solo quería que fuera feliz.

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