Sin Permiso✔

By Aleja_AMB

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Cuando el verano acaba y cada estudiante debe volver a su peor pesadilla. Bueno no para todos. Para Neah no e... More

Prólogo
Capítulo 1
2. Escape
Capítulo 3
4. Apuesta

5. Ensaladas

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By Aleja_AMB

Después de aceptar el extraño reto de Darhan, él se fue y yo me quedé acostada. Estaba cansada y no no hecho nada; solo quería quedarme en ese pasto verde y suave mientras la luz del sol pegaba en mi rostro.

Pero no todo es siempre como queremos.

Me levante con la mejor pereza del mundo y mire la hora en mi reloj de mano. Apenas eran las once y mayormente suelo salir a la una de la tarde. Agarré mi bolso y empecé a caminar con pereza por los pasillos nuevamente para así poder salir de la universidad.

Habían varias personas, ya no estaban tan vacías. En realidad no se en que mundo iba y por que me sentía tan abrumada conmigo misma... Lo único que quería es morir.

—¡Neah!— me gire a él dueño de la voz acercándose a grandes pasos a mí. Mi corazón se aceleró, mi cuerpo se estremeció cuando puso su brazo sobre mis hombros; no es la primera vez que lo hace pero me hace sentir rara.

Trae puesto una chaqueta azul, unos pantalones oscuros anchos y una gorra. Se ve jodidamente sexy.

—Hola Leo— salude con simpleza, ocultando lo que me causa.

—¿A dónde vas?— preguntó empezando a caminar conmigo.

—A casa.

—¿Quieres ir a otro lugar?— me detuve para mirarlo con ojos brillosos y parpadeó perpleja.

—¿A otro lado?— dije en un susurro.

—A comer— desilusión, jodida desilusión.

—Claro, si a comer— dije en un aludió y le sonreí cuando llegamos a su auto. Nos montamos y él inmediatamente se puso en marcha. 

Todo estaba en un incómodo silencio; puse mis manos sobre mis rodillas cubiertas por un pantalón azul claro mientras las frotaba. Fue un incómodo silencio durante mucho tiempo.

—Neah yo...— lo corte.

—Si, si, vas a decir que esta mal, que eso no debió suceder y la verdad es que no me importa porque a mi si me gusto y lo voy a volver hacer cuando me dé la gana— mire al frente y solté un suspiro dramático— no hagas drama por nada, suficiente con el de mi familia. Si quieres olvídalo, que yo luego te lo recuerdo— lo miré de reojo y estaba sonriendo.

—¿Dónde quieres ir a comer?— pregunto sin verme.

—No lo sé...

—¿Pizza?

—Mamá no me deje.

—Carne asada— negué.

—Mamá no me deja. Llévame a comer ensaladas— él frunció el ceño.

—¿Por qué no te deja comer carne?— me miró un momento y luego otra vez a la carretera.

—Me comí una bandeja de bombones— susurró avergonzada.

—Lo siento— murmuró, ya conoce perfectamente a mamá— por eso tu mejilla está hinchada— asentí— ¿en serio no quieres comer nada? No tiene porque enterarse— mis ojos se llenaban de lágrimas y realmente no sé si era porque me dolía recordar a mamá o tenía toda su atención.

—No, siempre se entera— lo mire y puse una mueca.

—Conozco un lugar donde venden unas ensaladas muy ricas— susurro— Vamos a comernos unas cinco— sonreí— y mucho jugos...

—Gracias.

<•>

—Una ensalada por favor — pedí al camarero quien anotaba en su libreta nuestra orden. Habíamos llegado hace poco y no habíamos dicho ni una sola palabra desde que hablamos en el auto.

—Lo mismo— sonreí con pesar a Leo; es uno de esos chicos altos y grandes que comen demasiado— dos vasos de jugo natural— el camarero asintió y se retiró.

—No tienes que hacer esto, no estás obligado a hacerlo— le dije poniendo un mechón de cabello detrás de mi oreja.

—No es nada, quiero acompañarte en tu dieta— sonreí.

—¿Cómo te ha ido?— cambié de tema.

—Llevándola, estoy a nada de graduarme y una gran responsabilidad cae sobre mis hombros. Pero bien ¿y tú?— sonreí.

—Cada día que pasa tengo más ganas de morir, pero bien.

—Neah...— se callo cuando el camarero trajo la orden.

—Comamos, muero de hambre— asintió, él empezó a comer primero y la verdad me quedé embobada viéndolo. Me pregunto qué sentiría sentir sus manos recorriendo mi piel— ¿vas a besarme o tengo que hacerlo yo?— la cucharada que llevaba a su boca la dejó a mitad y empezó a toser sirviéndose un vaso de jugo de fresas y tomándolo con rapidez.

—Neah yo no...

—Nunca me has prestado atención Leo, solo aquella vez y luego te olvidaste de mí. Siempre te has burlado y metido conmigo junto a Jack... pero desde el día de la fiesta algo cambió y no se si fue en ti o en mí— trago grueso y revolvió su ensalada mientras yo empezaba a comer.

—Quiero besarte, pero no quiero lastimarte— no pude evitar sonreír. 

—Nadie va a lastimarme— expliqué— A menos que yo lo permita— mí sonríe se amplió recordando que fueron las mismas palabras que me dijo el chico Británico esta mañana— si quieres besarme no te resistas, no soy tan boba para caer. Me gusta el peligro— metí una cucharada de ensalada a mi boca y mastiqué sin dejar de verlo.

—¿Que te traes con Darhan?— preguntó de repente.

—Si los dos nos traemos ganas ¿por qué no dejarnos llevar?— ignoré su pregunta.

—No cambies de tema Neah— suspiro frustrado. Mire la hora en mi teléfono, también tengo dos mensajes.

—Es tarde, Leo, llévame a casa— me levanté, apenas comí la mitad de mi ensalada y la verdad no me gustó mucho. El me miró perplejo pero se levantó, canceló al mesero que iba pasando y nos fuimos. Fue un viaje silencios.

—Gracias por traerme a casa— le susurré acercándome a él aun dentro del coche.

—No fue nada— sonrió y se sorprendió cuando me acerqué tanto al punto de juntar sus labios con los míos. El no reacciono pero mordí su labio inferior y soltó un jadeo que se me antojo sexy. Me aparto y lo miro.

—Que tengas una linda tarde— sonreí bajándome del coche y agradecí que esa tarde no hubiera nadie en casa.

<•>

Estaba sentada en la parte trasera del jardín donde mamá tiene sus flores y figuras de cerámica. Sostuve el cochinillo en mis manos cubiertas por unos guantes y suspiré volviendo a ponerlo en su lugar.

Mamá había salido a casa de los Mendez otra vez y me pidió que me encargará de su jardín. En realidad fue la única palabra que me ha dicho desde que me comí los bombones. Me evita y me ignora todo el tiempo como si fuera la peor peste del mundo.

Seguí cortando las flores que se estaban dañando y dándole un poco de figura a los árboles que estaban en el suelo apenas creciendo. No es la primera vez que lo hago, mamá me ha convertido en una ama de casa con respecto a estos temas. Dice que el día en que me casé tiene que ser con alguien de dinero porque o si no que lo olvide.

Me levanto dando mi tarea por hecha y limpie mis manos. Camine a la pequeña casa de madera donde están todas las cosas del jardinero y me quite los guantes, el sombrero y dejé las tijeras en su lugar.

Camine fuera y entre a la casa donde venía mamá entrando con Haram; este me miró de arriba abajo y frunció el ceño. Me aclaré la garganta y sonreí cuando mamá me miró.

—Hola cariño— me sonrió como si nada— Haram ha venido a ver a Jack ¿Está por aquí?— negué.

—No madre— susurré.

—Oh, será en otro momento cariño— le sonrió al chico que me repasaba dándome escalofríos.

—Es bien señora— beso su mano de una manera muy elegante— que tenga feliz tarde— me miro— Señorita Neah— sonreí y asentí. Mamá suspiró cuando se marchó y me miró.

—Debes conquistar a ese chico— tragué grueso— no quiero que falles Neah, es educado, bien portado, amable y rico— se alisó su falda— no dejes que nadie te vea así, es una vergüenza — asentí, realmente estoy horrible vestida como una jardinera.

—¿Ya no estas molesta conmigo, mamá?— murmuré murmure la cara gacha.

—No; Neah, recuerda lo que te dije— intentó abrazarme pero se apartó asqueada— báñate, hueles horrible— asentí.

—Con permiso— dije antes de empezar a subir las escaleras. Inmediatamente agarré mi teléfono y entré en el chat de Esther.

Neah: Mamá quiere que conquiste a Haram.

No espere su respuesta, simplemente me metí al baño y me quité toda la ropa para meterme a la ducha donde lave mi cabello y enjabone mi cuerpo con jabones especiales. Salí y me puse unos jogger blancos y una blusa de tirantes acostándome nuevamente en mi cama.

Esther: ¿Como? O sea ¿qué le pasa a tu madre por la cabeza? 

Neah: No lo sé... ¿puedes llamarme?

No pasaron ni dos minutos cuando ya el teléfono estaba sonando.

—¿Como es eso posible?— preguntó apenas conteste y escuche el ruido de fondo.

—¿Dónde estás?

—En el supermercado— suspiró con pesar.

—No lo sé, esta tarde la trajo a casa y luego me habló como si no llevara todo el día ignorándome... pero hay algo más— murmuré levantándome de la cama y mirando que no viniera nadie.

—¿Qué?

—Hoy volví a besar a Leo— murmuró mordiéndome una uña.

—¡Joder! ¿Cómo fue?

—Simplemente me invitó a comer y le dije que si quería besarme que no se resistiera y luego cuando me trajo a casa lo bese.

—Gran historia— dijo con una risilla— Neah tengo que dejarte ya viene el gorila por mi— suspire acostándose otra vez.

—Vale— colgué y miré las notificaciones del WhatsApp, un mensaje de un número desconocido.

Desconocido: Mi madre ha enviado un mensaje aproximadamente hace un minuto a tu madre. Así que dime ¿Chocolate o mantecado?

No sé el motivo exacto por el que mí corazón empezó a latir con fuerza y corte la respiración un momento.

Neah: ¿Quién eres?

Su respuesta fue inmediata.

Desconocido: No te hagas la tonta chica suicida. ¿Fresa o Banano?

Sonreí. 

Neah: Chocolate y fresas.

Su respuesta no llegó y llevé el teléfono a mi pecho abrazándolo. Me sentía tan feliz de repente. Pero inmediatamente me lo llevé abajo de espalda cuando mamá abrió la puerta de golpe.

—Levántate, tenemos dos horas exactamente para ir a cenar en casa de los Mendez— estaba buscando en mi armario desesperadamente y no sé si fue por la emoción de que Darhan me enviara un mensaje o por el susto que me dio mamá que estaba temblando. Me lanzó un vestido a la cama y luego unos tacones— voy a avisarles a tu padre y tu hermano— asentí, ella camino a la puerta y solté un suspiro de forma relajada, volví a enderezarse cuando se volteó— No digas nada a tu padre y hermano de lo que hablamos— asentí parpadeando y por fin sentarme de manera cómoda cuando se fue

—Duchate otra vez, vuelvo en diez minutos— abrió la puerta asomando la cabeza y suspire levantándome de la cama cuando ya la escuche irse realmente. Volví a quitarme mis suaves pantuflas y mi cómoda ropa para volver a ducharme.

Diez minutos más tarde ya estaba secando mi piel y aplicando cremas. ¿Qué? No habían pasado ni veinte minutos de haberme duchado. Luego de aplicar las cremas estaba en sujetador y bragas enfrente del espejo de mi baño secando mi cabello. Suspire cuando al fin lo logre y salí nuevamente a ponerme el vestido.

Era sencillo, pero elegante. Me lo puse, era blanco de tela satinado, y un pequeño lazo en la cintura que lo hace ver holgado. La parte de arriba es recta y la parte de los brazos es larga y ancha en ondas hasta llegar a las muñecas donde se ajusta a ellas y llega cinco dedos más arriba de mis rodillas. Unas sandalias plateadas y mi cabello rojo suelto al natural. Me eche el mismo maquillaje de siempre y ensaye una sonrisa varias veces hasta que mamá entró.

—Estas hermosa — beso mi frente y agarró la colonia delante de mi rociando el líquido por mi cuello y pecho con delicadeza— hueles delicioso, cualquiera que esté a una distancia prudente puede oler tan magnífica fragancia a rosas— le sonreí— no olvides lo que te dije Neah— asentí.

—Sí madre.

—Ponte unos accesorios y te espero abajo— asentí cuando ella se fue. Busqué un collar plateado que me regaló papá papá cumplí quince y unos aretes del mismo juego. Parpadeó varias veces y volví a sonreír. Agarre mi cartera y apague la luz saliendo de la habitación impregnada de mi perfume.

<•>

El auto iba en silencio. Papá iba conduciendo, mamá iba en el copiloto y a Jack lo obligaron a subirse a mi lado. Estábamos pasando la entrada y la verdad desde ese momento me quedé asombrada.

Era un castillo, literalmente un castillo. Aunque más moderno. Tenía un gigantesco jardín, una fuente, dos puertas de seguridad. Suspire y mire a Jack que iba con una cara de fastidio.

—Estheysi me dijo lo que dijiste— susurró y me miró rodando los ojos.

—No es tu problema mocosa...

—Que te guste y tu te sientas frustrado porque no te hace caso no es su culpa, jamás le has dado la mínima señal y ella cree que la odias— negó.

—Neah, Cállate de una vez que me duele la cabeza— negué, la verdad no me apetece empezar una pelea ahora mismo. Papá estacionó el auto en el garaje que le indico el portero y cuando bajamos le dio las llaves. Parecen más de la realeza.

—Neah recuerda— dijo mamá a mi lado y asentí viendo como enganchaba el brazo con el de papá y yo iba a tras con Jack siguiendo a la mujer que salió a guiarnos.

Miré todo el lugar mientras caminábamos. Las paredes eran blancas y había un pasillo corto que nos guiaba a la puerta de entrada, había un camino lleno de piedras blancas y luego unas escaleras donde dos hombres trajeados nos abrieron la puerta. La casa por dentro era aún más hermosa, podía ver mi reflejo en él, había una pared azul donde guinda un cuadro gigantesco luciendo a la familia Mendez, luego había unos más pequeños donde estaban separados. Había una mesa en el centro llena de flores rojas y encima una lámpara de cristales.

Había una escaleras y por lo que veía eran más de dos pisos, eran de cerámicas y había otra puerta que daba a la sala que fue por donde entramos. Me sentía nerviosa, no sé si por ver a Darhan o por ver a Haram.

—Buenas noches— saludo de primera la señora dándole un beso en la mejilla a mamá y papá. Luego a nosotros dos y su esposo saludo con un apretón de manos. Sus hijos no se veían por ninguna parte— sentados, ya nos traen el té.

Nos sentamos en los muebles rosas, son muy cómodos la verdad se podría hasta dormir en ellos. No tardó mucho en aparecer una muchacha joven con acento británico y traernos té. Mamá parecía un poco disgustada por la forma de vestir de la señora en cenas como estas. Pero lo disimula muy bien.

Trae puesto un vestido negro ajustado al cuerpo y corto. Mamá nunca me dejaría ni usaría ella uno así. 

—Neah... ¿Cuéntanos un poco sobre ti?— me dijo la señora y la miré sorprendida. ¿Quiere hablar conmigo? Nunca me habían tomado en cuenta y no puedo sentirme importante.

—¿Qué quiere que le cuente señora?— le pregunté en un susurro viendo de reojo a mamá.

—¿Prácticas algún deporte, que estudias?— me sonrió.

—Practicaba...— me callé— realmente eso no me llama la atención, es más para hombres. Estudió medicina— le sonreí y ella asintió pensativa.

—¿Cuantos años tienes cariño?— preguntó dubitativa.

—Diecinueve — le sonreí.

—Eres muy linda— me sonrió.

—Buenas noches familia— dijo Dalia bajando las escaleras. Trae un lindo vestido verde holgado y resalta sus ojos— Oh vaya, lo siento, me he retardado un poco— se acercó a su madre.

—No te preocupes cariño, tus hermanos aún están terminando de cocinar— dijo la señora y me asombra ¿Cocinando?

—¿Co-cocinando?— preguntó mamá asombrada.

—Si, a ellos les encanta hacerlo— no sé porque pero eso de alguna manera me gustaba.

—¿Podrías ir con a ver si terminaron?— le preguntó la señora.

—Sí madre... ¿Quieres venir Neah?— mire a mamá y asintió.

—Claro— la seguí por un pasillo.

—¿Por qué siempre vistes de colores suaves?— me pregunto.

—A mamá le gusta mucho— dije con simpleza.

—¿A ti te gusta?— dude ¿A mí me gustan estas clases de colores? Es la primera vez que me planteo una pregunta así– entiendo— murmuró abriendo una puerta que da entrada a una gran cocina. 

Y ahí estaban los dos hermanos Mendez cocinando, manteniendo una conversación animada, vestidos de negros y un olor delicioso desprendiendo de lo que hacen. ¡Dios! ¿Pueden haber hombres más perfectos que estos?

Depende.

—¿Mamá pregunta si les falta mucho?— ellos se callaron y voltearon a mirarnos.

—Hola Neah— me saluda Darhan con una sonrisa de lado. 

—Neah— saludó a su hermano y sonreí igual.

—No falta,  Dalia, dile a mamá— la nombrada asintió.

—Vamos Neah— estaba por seguirla pero la voz de su hermano nos detuvo.

—Neah, quédate, dile a su madre que se ha ofrecido a ayudarnos— abrí mis ojos sorprendida.

—¿Qué?— preguntó Dalia— Oh, entiendo, entiendo— susurró más para ella misma mientras salía de la cocina.

—Acércate Neah— dijo y mis pies se movieron por inercia hacia él— ¿Como estas, chica suicida?— pregunto mientras se ponía delante de mí recogiendo mi cabello. 

Escupeme, besame, follame, abofeteame y déjame sin caminar.

Conciencia asquerosa. Reprimí un suspiro cuando se acercó más a mí.

—¿Por qué no hablas?— pregunto y negué.

—No tengo nada de que hablar contigo— dije firme y él sonrió. ¿Por qué sonríe?

—Pronto— se acercó más a mi, huele a comida. Comible— tendrás mucho de qué hablar— trague grueso.

—Muy bonito y todo, pero tengo hambre, luego se follan hasta lo oído si quieren— dijo Haram y para mi fue imposible no sonrojarme mientras Darhan rodaba los ojos y adopta una expresión seria.

No dijo más nada, solo empezaron a servir la comida y poco después llegaron unas chicas vestidas con un uniforme muy bonito y empezaron a llevar bandejas de comida. 

Haram se acercó a mí y me indicó la salida, iba delante de ellos hasta que un escalofrío me recorrió cuando Darhan puso una mano en la parte baja de mi espalda. Juro que mi piel se erizo y apreté mis puños porque me sentía muy extraña.

Cuando llegamos a otra sala, el comedor, él quitó su mano antes de que alguien nos viera y se sentó en frente de mí. Me sentía muy nerviosa porque todos estaban mirándome, no solo su familia si no la mía también.

—¿Cariño, estas bien?— me preguntó papá y asentí— estás muy roja...

—Estoy bien papá, no te preocupes— le sonreí y miré a mamá mirarme con reproche, suspire cuando no dijo nada.

—Neah, me han dicho que te encanta el chocolate— habló la señora y parpadeó confundida. ¿Por eso Darhan me preguntó si me gustaba el chocolate? Para decir que no me dejan comerlo— mi querido Darhan, ha preparado un pastel de chocolate en tu honor— mire al nombrado.

—Ella no...— intentó decir mamá pero Haram la cortó sorprendiéndome.

—Comencemos a comer, muero de hambre y también quiero ser el primero en picar el pastel y servirle a Neah— le sonreí y él me guiño un ojo. Esta familia es rara.

Las empleadas empezaron a servir la comida. Había muchas variedades, pero la que más me llamó la atención fue el sushi. Olía divino; ni pude evitar ver a mamá y ella asintió. Guarde mis ganas y espere pacientemente a que terminaran de servir para comenzar a comer junto a los demás. La verdad estaba comiendo poco a poco por educación pero me moría de hambre, tenía días que no comía algo que no fuera totalmente saludable.

Me perdí del mundo cuando comencé a comer y lo único que quería era estar en un lugar solo donde pudiera aborrotarme de comida. Mi estómago estaba feliz y yo más, quería venir todas las noches así.

—Sírvele más a Neah, estás muy flaca — le di una sonrisa forzada a la señora. Ella me la devolvió, terminé de comer luego de Dalia quien comida super rápido, la muchacha me terminó de servir y comí más lento.

—¿Neah, cierto?— habló por primera vez el señor y pare de comer para verlo y sentir— me han dicho que eres buena haciendo retratos— mire a mamá de soslayo quien sonreí orgullosa. Tragué.

—Sí señor.

—También que te gusta la jardinería y los animales— asenti— estudias medicina— mire a Jack quien estaba mirando a mamá con reproche— cuéntanos Neah ¿Tienes novio?— levante una ceja por reflejo pero volví a poner mi dulce expresión inmediatamente.

—No señor — negué.

—Quiero ofrecerte un trabajo— lo mire raro ¿Yo trabajar? Ni en mis mejores sueños.

–¿Cómo que sería señor?— preguntó Jack.

—Se que eres una joven responsable y tu expediente está sin una mancha— asentí— mi esposa y yo tenemos que salir de viaje la próxima semana y me gustaría que acompañaras a mi hija aquí en casa, probablemente nos demoramos unas dos semanas y Dalia no se puede quedar sola— miré a mamá— Claro, tendrás tu recompensa.

—Yo...

—Clari que acepta— respondió mamá por mi haciendo que todos las miraremos — señor Mendez, Neah estará encantada— estiró la mano para agarrar la mía— ¿cierto princesa?

—Así es mamá — sonreí.

—Si no hay más nada que decir, pueden servir la tarta de chocolate— puse una mueca para mí misma, todavía quedaba la mitad mitad sushi.

Empezaron a servir la tarta y yo no dudé ni dos veces para empezar a comerla.

Luego la vomitaria.

Luego de la cena nos invitaron a dar un paseo por el jardín. Mamá estaba hablando con los señores Mendez junto a papá, Dalia iba junto a sus hermanos y yo junto a Jack.

—¿Qué sé trae esta gente? No hay que confiarnos Neah...

—A mi me caen bien.

—A mi no... esos chicos te ven como si fueran a comerte y esa chica se ve no lo sé...— dudo.

—Te gusta— le dije mirándolo.

—¿Qué? No, a mi solo me gusta Esthe...— se callo— no digas ni una sola palabra.

—Ya lo sabía— sonreí y él se adelantó donde estaban Haram, Empezaron a hablar. 

—Mi madre quiere que enamoré a Haram— dije a la persona a mi lado y este bufo.

—¿Tu?— se burló— lo conquistaría primero una cucaracha— rodé los ojos.

—Te conquiste a ti, no voy a poder hacerlo con él— me burlé ahora yo.

—¿Quien dijo que me conquistaste y no te estoy conquistado yo a ti Neah?

—Me gusta otro chico, ya lo he besado— puso un dedo en mis labios deteniéndome y acercándose.

—Shh, no digas nada Neah, porque cuando yo te bese no querrás que nadie más lo haga— sonreí con burla quitando su dedo y seguir caminando. Nadie se dio cuenta.

—No soy de nadie, eso será solo en tus sueños— puso otra vez su mano en la parte baja de mi espalda, solo que esta vez un poco más abajo.

—Yo soy tuyo, claro eso solo será en el momento en que seas mía...

—Serás mío, pero yo no seré tuya Darhan, porque por más hermoso que seas, por más apetecible que me parezcas, no eres mi tipo— la verdad es que si lo es y mucho. 

—Me gustan los retos Neah— lo siguiente no me lo esperaba. Me dio una nalgada y me dejó en shock cuando se fue junto a sus padres y los míos.

Nadie nunca toca mi trasero. Estupido Darhan.

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