Desmoronamiento

By LucyDrag_neelFT

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Hinata Shouyou sufre, tiene miedo y no puede hacer nada para remediarlo. Lo único que puede hacer es que Kage... More

Gritos de pánico
Secretos y Rumores
Complicaciones
Calidez
Pesadillas y fantasías
Mentirosos y mentiras
Confusión
Amigo
Confianza
Venganza
Más que amor
Sonrisa
Decay
Comprender
Batalla
Inicio 1ª parte
Inicio 2ª parte
Cuenta atrás
Los delicados comienzos de un nuevo final
Diez minutos
EPÍLOGO

Por tu bien

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By LucyDrag_neelFT

La confianza es frágil, así como los sentimientos de las personas, Kageyama Tobio es un chico que hasta hace poco no tuvo en cuenta estas cosas. La confianza es un fino hilo que conecta las vidas de las personas así como sus sentimientos, pero éste es muy frágil y al romperse todo se pierde, se marchita, desaparece...

Tobio rompió ese hilo, esa pequeña conexión con las personas que le hizo caer en el rechazo y la soledad. Solo en algunos casos ese hilo se vuelve a unir, se une de nuevo forjando nuevas confianzas y nuevos sentimientos. Pero esto no es fácil, es como sacar una sombra de la oscuridad y para que una sombra pueda vivir fuera de las tinieblas necesita una luz, esa luz fue Hinata Shouyou.

* * *

El despertador sonó, Kageyama despertó con pereza y somnolencia, pegando un puñetazo a la alarma. Fue al baño a lavarse la cara para previamente ponerse el uniforme del instituto. Bajó a la cocina donde se preparó un sencillo desayuno para rápidamente coger su bolsa y dirigirse, como siempre, hacia el entrenamiento de por la mañana donde tendría que disputar primero una carrera con la bola de energía; Hinata Shouyou.

Llegó a la escuela mirando hacia sus lados en repetidas ocasiones para intentar ver por algún ladola bicicleta del más bajo. Para su sorpresa, a pesar de que había llegado un poco tarde, no había rastro del chico ni de su bici. Le resultó extraño, pero Kageyama simplemente no le prestó importancia y siguió su camino hacia la sala del club. Al llegar se cambió tranquilamente, haciendo tiempo para ver si el pequeño aparecía.

Pero ni rastro...

El entrenamiento ya había dado comienzo, todo marchaba como siempre, si no fuera por la extraña ausencia de Hinata, todos estaban preocupados y esto hizo que no se pudieran concentrar del todo, lo que provocó que el entrenador decidiera dar por terminado el entrenamiento algo más pronto de lo normal y así despejar las mentes de sus jugadores.

-¿Kageyama has visto a Hinata esta mañana? – preguntó Daichi, acercándose al colocador con un rostro intranquilo.

-No, ni idea de donde se ha metido ese idiota –cogió una toalla y se la puso en el cuello, secándose el sudor.

-Igual se ha quedado dormido, si lo ves por los pasillos de primero. Dímelo– Daichi puso su mano en el hombro de Kageyama, haciendo sentir a éste algo incómodo. Pero a pesar de ello, no dudó en mantener la compostura y asentir.

El colocador salió del gimnasio con una botella en la mano, junto con el resto del equipo, para cambiarse."¿Dónde estará ese cabeza hueca? Saltándose el entrenamiento matutino. Se va a enterar" pensaba mientras se cambiaba de ropa. "Como se le ocurra faltar al de por la tarde..." Absortó en sus pensamientos no se dio cuenta de cómo Sugawara lo llamó repetidas veces. Suga lo miró en silencio después de notar que estaba en su mundo, a esto solamente suspiró y soltó una leve risita antes de salir junto a Daichi y Asahi del salón del club.

Tobio fue el último en salir de la habitación, los demás lo llamaron, pero aislado con sus pensamientos, no notó la ausencia de los demás miembros y cuando al fin despertó de su babia, cogió su bolsa rápidamente y salió dando saltos para bajar las escaleras. Aceleró un poco el paso dado la hora que era, pero se frenó en seco al ver una silueta extrañamente familiar tambaleándose en la entrada.

-¡¡¡Hinata, idiota!!! –su mirada cambió y fue corriendo hacia él, pero no para abrazarlo precisamente.

-¿¡Cómo se te ocurre faltar al entrenamiento de esta forma, pedazo de idiota!? –Shouyou simplemente subió un poco su perdida mirada, fijándose en los azules ojos de su colocador, quien al ver esa expresión en el chico decidió calmarse dando un pesado suspiro.

-Perdón. Tuve algunos problemas por el camino por eso llegue tarde... -eso fue lo único que dijo el chico antes de desaparecer de la vista del más alto. "¿Qué coño?" Pensó para sí mismo mientras lo seguía desde lejos, sin apartar su mirada del suelo.

Al terminar las clases, Kageyama fue a la clase de Hinata para asegurarse de que iría a la práctica de por la tarde, al asomarse a la puerta vio que casi todos los de aquella clase ya se habían ido, solo quedaba la bolsa del pequeño aun colocada en una de las perchas del  pupitre, no había ni rastro de Hinata, esto enfureció a Tobio quien pegó un golpe en la pared y fue por los pasillos desprendiendo un aura un tanto inquietante mientras buscaba al bloqueador central.

Solo le faltaba el baño, el único sitio donde no había mirado aún, ¿Pero para que querría entrar allí? ¿Acaso Hinata era como aquellas niñas que cuando tienen algún mal de amores van al baño a llorar? No fue que lo creyera, entró solo para comprobar que no era así. Para su sorpresa, antes de entrar, chocó de bruces contra el chico que estaba buscando quien salia cabizbajo sin prestar atención a su alrededor.

–Oye idiota, mira por dónde vas –El más bajo levantó la cabeza, haciendo visibles unos rojos e hinchados ojos ¿No podía ser verdad, en serio estuvo llorando?

–Hinata, ¿Te encuentras bien? –La expresión del colocador cambió, ya no era ira, furia o algo que se le pareciese, si no una expresión que nunca antes había visto en el pelirrojo; preocupación. 

Estaba preocupado por él ¿En serio?

-Estoy bien, esta mañana me caí y me estuvieron limpiando la herida en la enfermería y... fue algo doloroso –Kageyama levantó una ceja y se encogió de hombros.

–Mientras puedas jugar en condiciones da igual. Vamos o llegaremos tarde –Hinata asintió y le siguió en silencio hasta llegar a los vestuarios para después dirigirse al gimnasio y empezar el entrenamiento.

Cuando el dúo de primero llegó a los vestuarios, los otros chicos bombardearon a Hinata a preguntas quien algo ajetreado intento contestar a la par que se vestía.

El entrenamiento fue mucho mejor, todos estaban más concentrados, ya que, su señuelo había vuelto y saltaba con la misma energía de siempre a diferencia de Tobio que aún se seguía preguntando el por qué de la rara actitud del muchacho esta mañana. Intentó dejar de darle vueltas para centrarse en el juego y no recalentarse la cabeza con cosas innecesarias. Durante el partido que tuvieron entre ellos todo fue normal, hasta que Shouyou con la intención de engañar a sus oponentes cambiando de lado, usando su increíble velocidad, sintió un terrible dolor en su ingle que hizo que chocara con el colocador, cayendo encima de él.

-¿¡Pero qué haces inútil!? –esas fueron las palabras que le espetó al pequeño que aun yacía sobre su pecho, inmóvil. Kageyama le tomó por los hombros, quitándoselo de encima y dejándolo en el suelo con cuidado, el resto de jugadores se reunieron rápidamente alrededor de ambos.

-¡Kageyama rápido llévalo a la enfermería! –Gritó con preocupación Asahi, pero la mano de Hinata encima de su hombro le tranquilizo, al igual que a los demás que suspiraron al unísono.

–Estoy bien solo ha sido un tirón –Otra vez esas palabras que hicieron que el Número Nueve se levantara algo molesto.

–Ya que últimamente estás tan bien... Sigamos con el entrenamiento. Luego no te quejes si te duele –Suga miró al chico alto, levantándose también.

–Está bien. Entonces sigamos, ¿Le parece bien, capitán? –Sawamura asintió y el entrenamiento continuó de forma normal sin nuevos imprevistos.

Después de terminar el entrenamiento. La puerta se abrió, entrando un atractivo chico de pelo blanco con unos altones ojos azules, que fue avanzando hacia donde se encontraban ellos con una expresión seria en su rostro.

-¿Quién eres tú si se puede saber, maldito? –Tanaka fue el primero en preguntar y no de la forma más educada posible.

–Venga Ryuu no le trates así. No hay que dar mal ejemplo a nuestros juniors- Nishinoya intervino, posando su mano en el hombro de Tanaka a la vez que le levantaba el pulgar.

-Oh, siento a ver entrado así. Es mi culpa, perdonad. Soy Fushimita Kai de la clase dos de tercero Todos siguieron impasibles a las palabras de ese misterioso chico que acaba de entrar sin permiso en su gimnasio.

–Estoy buscando a alguien. Es solo eso -El chico sonrió, mirando a su alrededor –¡Ahí estás!- Kai fue hasta donde se encontraban Kageyama y Hinata, éste último detrás del más alto.

–Te estaba buscando Shou-chan -Fue dando saltitos mientras sonreía ampliamente. Es como un Oikawa. Pensó Kageyama cuando lo vio, en cambio Hinata, sólo permaneció en silencio detrás de la gran espalda del chico moreno.

–Venga, venga, no seas tan hostil Shou-chan he venido a recogerte -Dijo Fushimita de forma despreocupada como si Kageyama no existiera. Los demás al notar que la conversación no iba a ser importante, se esparcieron por el gimnasio, recogiendo sus cosas y yendo a cambiarse.

-Parece que el rey va a tener que proteger a su reina -Dijo Tsukishima en alto, intencionadamente, para que Kageyama lo oyera antes de salir del gimnasio.

-Los reyes también sufren con los triángulos amorosos -Comentó Yamaguchi, siguiendo el juego al bloqueador.

El colocador al oír esto, los miró enfurecido –Estúpido Tsukishima, cállate -Iba a ir detrás de él, pero unas manos sujetaron su camiseta por detrás, impidiéndoselo. Kageyama chasqueó la lengua y resopló, calmándose para no perder los nervios y poder proteger a Hinata.

El misterioso chico miró la escena que acababa de suceder con curiosidad, rió disimuladamente con una cara algo intimidante. Y volvió a su actitud despreocupada de nuevo, al notar en que se estaba tornando la situación.

-¿Hinata quién es este? -El colocador se apartó un poco, poniéndose al lado del pequeño, mirándolo a los ojos, pero él solo se empeñaba en estar detrás de él, mientras sus pequeñas y delgadas piernas temblaban, y no por el frío. 

Shouyou estaba asustado, y esto alarmó a Kageyama quien fijó su mirada en el otro chico, esta vez colocando al pequeño bloqueador detrás suyo.

-Vaya, no sabía que tenías un guardián, Shou-chan. Tenías que habérmelo dicho -Se acercó más a ellos, poniendo su boca en oído del más bajo mientras le susurraba algo que Kageyama no llegó a oír, pero algo en aquellas palabras hizo que Hinata temblara más, en vez de esconderse; se adelantó y se colocó al lado de Fushimita quien sonrió satisfecho y miró con unos ojos azules de victoria al colocador.

–Lo... siento, Kageyama. Me voy por hoy... T-tengo que irme con Kai-san -El más alto levantó una ceja y dejó de prestarle atención al asunto al ver como se dieron la vuelta y se acercaban a la puerta del gimnasio. Algo no encajaba en todo esto, Hinata estaba muerto de miedo, eso era claro de ver, pero... ¿Por qué? ¿Ese chico tuvo acaso algo que ver con que faltara esta mañana al entrenamiento? Igual son demasiadas coincidencias juntas o simplemente Tobio no sabía tanto del chico como él creía.

* * *

Hinata caminaba unos pasos por detrás de Kai quien andaba alegremente, moviendo su cabeza hacia los lados y meneando sus albinos mechones de pelo.

-Shou-chan, ¿Por qué no me dijiste que tenías un amigo así? –El menor se paró en seco y se encogió de hombros, mirando a otro lado –No me has dirigido la palabra desde que fui a buscarte... Eso no está bien... –Hizo un tonto puchero, acercándose a él y cambiando de nuevo su forma de actuar; Su mirada dejó de ser tan infantil, sus gestos juguetones cesaron... Kai agarró por el mentón a Hinata, lanzándole una desafiante mirada que le recorrió todo el cuerpo e hizo que retrocediera.

-¿Acaso quieres repetir lo de esta mañana? Me gustan tus gritos, no me importaría volver a escucharlos –El cuerpo del pequeño empezó a temblar, si no fuera por la mano que le sujetaba del mentón se hubiera derrumbado allí mismo.

–Ka...Kageyama es solo un compañero de equipo, no es mi guardián...-Intentó articular las palabras como pudo, cerrando los ojos para evitar encontrarse con esa mirada de nuevo.

–Ya veo... Si es así no creo que suponga un problema –Se agachó un poco, poniendo de nuevo su boca en el oído del menor –Él no evitara lo bien que nos lo pasaremos esta noche -Hinata se alejó de golpe, temblando, cayendo al suelo... Con sus mejillas parcialmente sonrojadas y algunas lágrimas en sus ojos. Esa imagen hizo sonreír satisfactoriamente a Kai quien se agachó para quedar a la altura del menor, extendiendo su mano para acariciarle la mejilla suavemente.

-Shou-chan debes dejar de ser tan adorable -Siguió con las caricias, mientras que un inmóvil Hinata se dejaba tocar sin mostrar resistencia.

La reluciente mirada que tenía siempre había desaparecido, una mirada perdida y apagada dominaba su rostro junto con unos labios que habían sido tomados por Kai.

* * *

Después de que Kai y Hinata se fueran del gimnasio. Kageyama decidió no entrometerse y seguir al resto del equipo a la sala del club. Una vez allí, vio las cosas del pequeño en la estantería, por su cabeza se pasó la idea de dejarlas allí, pero su cuerpo instintivamente, después de recoger todas sus pertenencias. Cogió la bolsa de Hinata, colgándosela del otro hombro y saliendo a toda velocidad de allí, para intentar alcanzarlo.

Bajó las escaleras de tres en tres, corriendo hacia el aparcamiento de bicis para ver si la del pequeño todavía se encontraba allí.

-Esto me da mala espina -Dijo Kageyama al ver que la bicicleta de Shouyou se encontraba allí. Chasqueó la lengua, volviendo al gimnasio por la parte por donde se suponía que tendrían que estar el pequeño y ese extraño chico.

Al doblar la esquina del gimnasio, se escondió al oír una voz procedente de ese lado. ¿Por qué coño me estoy escondiendo?  Fue lo primero que pensó antes de oír un golpe procedente de aquel lugar. Se asomó un poco para ver la situación, la cual no fue precisamente de su agrado; Hinata estaba sentado con sus manos apoyadas en el suelo y su espalda inclinada hacia atrás, pero lo que más llamaba la atención eran sus piernas; tenía las piernas dobladas y las rodillas juntas con los pies separados, como si se tratara de una niña con falda. 

Tobio agitó la cabeza para dejar de imaginarse cosas con la postura del más bajo y centró su mirada en el otro chico que tenía las manos en la cintura y sonreía vilmente mientras lentamente se agachaba hacia el pelirrojo. A Kageyama le dio un escalofrió al ver la expresión de Hinata, estaba aterrorizado, sus piernas temblaban como cuando se encontraron con el albino en el gimnasio.

La bolsa de Shouyou cayó al suelo al ver esa escena, el colocador se fue alejando lentamente de aquel lugar, dejándola en el sitio donde había caído. No era cierto. No podía ser verdad... ¿Se habían besado?

* * *

Un ruido procedente de la esquina, alertó a Kai el cual fue hacia ese lugar, dejando a Hinata en aquella postura. 

Al doblar la esquina, vio la bolsa del menor en el suelo.

-No será tu guardián...pero ese chico...-Cogió la bolsa de la tierra, poniéndosela en el hombro sonriente –...No hará que dejes de ser mío... Shou-chan -Volvió a donde estaba Hinata esbozando una repugnante sonrisa y  dejando la bolsa al lado de él –Parece ser que ese amigo tuyo nos ha visto, que mal por ti ¿No?

Los ojos de Hinata se agrandaron y volvieron a la vida – No ¡Kageyama no! –Se levantó de golpe, agarrando al otro chico por los brazos –Él no se puede enterar, por favor -Kai sonrió y con delicadeza, se soltó de las garras del muchacho, volviendo a posar su mano en el mentón del más bajo.

-Me estás pidiendo un favor ¿O me equivoco?

-S-sí... -Miró hacia abajo.

-¿Sabes por qué he venido a recogerte?

-N-no... -Su rostro fue levantado por el mentón, siendo obligado a ver los penetrantes ojos azules del otro chico.

-Esta mañana fui demasiado duro contigo. Aunque ver esas lágrimas en esa adorable cara tuya. Me gusta demasiado. Llámalo fetiche si quieres –Volvió a poner esa mirada satisfactoria suya, soltando a Hinata y empezando a andar delante de él –Te ayudaré. Pero a cambio tienes que venir conmigo.

Hinata solo se resignó en su sitio, con los puños apretados y los ojos completamente cerrados, mirando el suelo.

Segundos después, sólo un tímido "Vale" se logró oír entre el sonido de su llanto y las lágrimas golpeando el suelo.

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