LAS ARPÍAS DE HOLYHEAD
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Cuando volví a casa, no sin antes haber visitado a Remus y a Tonks para darles la noticia y ver sus sonrisas orgullosas y emocionadas, entré directamente a mi habitación. Liv y Pauline habían decidido salir a cenar y aunque me habían invitado, me había negado, pues necesitaban pasar tiempo juntas.
Me quité la ropa de entrenamiento y me puse la primera camiseta que encontré en mi armario encima de mi ropa interior para después, caminar hacia el balcón. Era una tarde cálida a pesar de que septiembre ya había comenzado.
Poniendo un cigarrillo entre mis labios y encendiéndolo, vi que alguien abría la puerta del balcón del otro piso y entonces, Fred apareció con un cigarro colgando de sus labios y su ropa de trabajo mientras se quitaba la chaqueta. Se veía bastante cansado y un poco inquieto, pero feliz, como si hubiera disfrutado del día.
— ¿Todo bien? — dijo dándome una pequeña sonrisa tan pronto como me vio. — ¡Godric! Estoy hecho polvo.
— ¿Día duro en el trabajo? — dije acercándome a la barandilla mientras él asentía.
— Un poco. Mucha gente como siempre, ya sabes, y mucho trabajo. ¿Qué tal tú?
Me encogí de hombros, dando una pequeña calada. — Hoy eran las pruebas para el equipo.
Sus ojos se abrieron ampliamente y pareció centrar toda su atención en mi. — Joder, es verdad, ¿y cómo te han ido?
Una pequeña idea descarada cruzó por mi mente y tuve que morderme la mejilla para contener una la sonrisa. Entonces, fingí suspirar fuerte y jugar con mis uñas como si estuviera realmente triste.
— ¿Cariño? — Fred preguntó de nuevo, tratando de hacer contacto visual.
— No he entrado — susurré fingiendo tartamudear y tragar saliva. Escuché a Fred chasquear la lengua y maldecir.
— Mierda.
Antes de que pudiera darme cuenta, había saltado desde su balcón y estaba frente a mí, agarrándome de la muñeca para acercarme a su cuerpo y abrazarme con fuerza. Todavía sorprendida por su velocidad y su reacción, le devolví el abrazo.
— No importa, puedes volver a intentarlo. Eres lo suficientemente buena para estar en cualquier equipo bueno — murmuró mientras acariciaba mi cabello y me pegaba más a su cuerpo. — ¡Ven aquí, abrazo de oso!
Fred me agarró aún más fuerte entre sus brazos y me hizo entrar a mi habitación para hacernos caer en mi cama con su cuerpo encima del mío.
— Auch, Freddie, me estás aplastando — me quejé sonriendo al sentirme atrapada bajo su cuerpo y notar cada parte de él contra mí.
— Cállate y déjame abrazarte como es debido — susurró escondiendo su rostro en el espacio entre mi cuello y mi clavícula.
— ¡Fred! — me quejé de nuevo, tratando de apartarlo inútilmente. — ¡Fred, estás aplastando a la nueva Golpeadora de las Arpías de Holyhead! ¡Muestra más respeto!
Se congeló en su lugar e instantáneamente levantó la cabeza para mirarme con los ojos muy abiertos y la confusión brillando en su rostro.
— ¿Qué?
No pude aguantar más, así que me eché a reír al ver su reacción, haciendo que su expresión se relajara y que tratara de morderse el labio para ocultar el hecho de que estaba sonriendo.
— Oh, pequeña perra — murmuró Fred y antes de que pudiera reaccionar, comenzó a hacerme cosquillas provocando que me retorciera debajo de él, riendo con fuerza. Joder, Frederick.
— F-Fred... Ah, Fre-d, p-para...— Traté de hablar con sin aliento mientras reía y sus dedos cubrían agresivamente mi vientre y mi cuello. — ¡Para idiota!
Él se río aún encima de mí. — Eso es por asustarme, Lilith. Se supone que yo soy el bromista aquí.
— ¡Fred! — Me retorcí todavía riendo, pero él continuó, y en un movimiento conseguí levantar mi pierna para golpear su cadera con mi rodilla, demasiado cerca de cierta parte sensible de él. El pelirrojo se detuvo inmediatamente, jadeando.
— Mierda, estuvo cerca — rió mirándome con los ojos abiertos de par en par. Tomé todo el aire que pude en mis pulmones para poder respirar de nuevo mientras Fred se dejaba caer a mi lado. Nos miramos y sonreímos.
— ¿Cuándo tienes tu primer partido?
— Khaleelah dijo que la semana que viene.
— Será mejor que me reserves un asiento.
Las palabras de él me alertaron.
— ¿De verdad quieres ir?
Él resopló y me miró con una cara divertida y confusa, como si le hubiera hecho la pregunta más obvia del mundo.
— ¡Pues claro!
El latido de mi corazón se podía sentir en todas las partes de mi cuerpo. ¡Fred quería venir a mi primer partido como Arpía! Realmente le importaba...
Tuve que contenerme de saltar de pura alegría.
— ¿Y qué hay con la tienda?
— Bah, apuesto a que George puede arreglárselas solo durante un par de horas. Además, puede pedirle ayuda a Bill ahora que no trabaja todos los días debido a los preparativos de su boda...
— Es verdad, se casa con Fleur Delacour, ¿no?
Él asintió. Pauline me lo había contado cuando Fleur le pidió que fuera una de sus damas de honor.
— Bueno, entonces supongo que te tendré allí como mi animador personal.
Fred se río y guiñándome un ojo antes de vitorear; — ¡Vamos, arpías, vamos!
✵ ✵ ✵
Estaba entrenando en el campo lista para el partido cuando Khaleelah y el resto de las chicas me dijeron que me acercara a ellas. Desde que me anunciaron como la nueva miembro del equipo, todas habían sido increíblemente amables y me habían incluido en el grupo incluso antes del primer partido.
— Habías jugado en otros equipos antes, ¿no es así, Lilith? — Khaleelah me preguntó con curiosidad, examinándome con una sonrisa misteriosa.
— Bueno, si puedes considerar al equipo de Quidditch de Slytherin así, entonces sí.
Ella arqueó las cejas. — Entonces Slytherin, ¿eh?
— Sí, ¿qué hay de ti? Fuiste a Hogwarts, ¿no? — Fingí no saberlo. No quería sonar como una obsesionada con las Arpías, aunque realmente lo estaba.
— Ravenclaw y después de graduarme, pasé un poco de tiempo jugando para las Urracas.
Asentí con la cabeza, interesada. Zahir tenía mucha experiencia cuando se unió a las Arpías hace tres años. Era una de las mejores que había visto en el campo y una de las más creativas en lo que respecta a técnicas y estrategias de equipo.
Estaba a punto de hablar pero sus ojos se enfocaron en las gradas y frunció levemente el ceño, divertida.
— Creo que el pelirrojo de allí te está saludando.
Seguí sus ojos y encontré a un Fred emocionado y sonriente acompañado de Liv, Pauline y Remus. No pude evitar sonreír ampliamente también, al ver su apoyo.
— Sí, es un amigo mío.
La chica arqueó una de sus cejas sin borrar su sonrisa como si no me creyera completamente pero asintió.
— Anda, ve a saludarlos. Aún quedan veinte minutos antes de que comience el juego...
No esperé más para correr hacia ellos, y como estaban sentados en la segunda fila sin nadie frente a ellos, pudimos hablar libremente.
— Freddie — le guiñé un ojo, saludando, y su sonrisa creció.
— Hola, cariño. Ya estoy listo para animarte.
Le sonreír para después, posar mi mirada en el hombre de su derecha. — ¡Remus! ¡No te esperaba aquí!
El hombre me sonrió, — Obviamente tenía que venir, querida. Tonks también habría querido venir, pero tenía que trabajar en el Ministerio.
Sentí los ojos de Fred sobre mí cubriéndome de arriba a abajo y como se lamía lis labios. Entonces, la parte diabólica de mi mente sonrió, orgullosa. Algunas de las jugadoras llevábamos la ropa de entrenamiento de verano del equipo, que consistía en un top verde oscuro con el logo de las Arpías en la parte delantera y un par de pantalones cortos del mismo color.
— ¿Qué han estado haciendo, chicas? — les pregunté a Pauline y a Liv fingiendo no notar la mirada del pelirrojo sobre mí.
Empecé a atarme el pelo para dejar mi cuerpo mas expuesto frente a él y vi como Liv miraba a Fred y luego a mí, arqueando una de sus cejas mientras sonreía. Me conocía demasiado bien...
— Hemos estado con Fleur. Está un poco sola aquí en Inglaterra — dijo Pauline inocentemente.
— Oh, pobre. Algún día puedo ir con vosotras si a ella le apetece.
Seguimos hablando durante un rato más antes de que mis compañeras de equipo me llamaran con la mano para que fuera al vestuario, entonces, antes de que me alejara, Fred logró ponerse en la primera fila y atrapar mi mano para acercarme a él. Aunque con ese simple movimiento sentía mi cuerpo ansioso, me las arreglé para mantener la cara seria y no temblar. Freddie, no juegues conmigo.
— Te ves muy bien, Lilith — susurró en mi oído.
Me separé un poco de él y le di una leve sonrisa mientras le guiñaba un ojo de nuevo para después irme.
Luego de haberme puesto el uniforme y hacer la entrada en el partido, me encontré más cómoda en el aire con las chicas de lo que nunca me había sentido jugando con los chicos de Slytherin. Había una complicidad tácita entre nosotras y parecía que leíamos la mente de la otra con cada movimiento. El equipo contra el que jugábamos no era tan conocido y lamentablemente para ellos, pero afortunadamente para nosotros, los ganamos fácilmente. A pesar de que su buscador era probablemente su mejor jugador, Khaleelah y las otras Cazadoras anotaron tantas veces que al otro equipo se hizo difícil incluso acercarse a nuestro Guardián.
El público gritó cuando tanto Gwenog como yo casi tiramos de las escobas a dos de los Cazadores del otro equipo, sin dejarlos anotar. Estaba tan segura que incluso hice un pequeño bucle en el aire al escuchar a Fred y Remus gritar mientras Liv y Pauline aplaudían en voz alta, así como el resto de la multitud.
Para cuando nuestro buscador atrapó la Snitch, ya teníamos mucha ventaja sobre el otro equipo por li que el público estalló en gritos de pura alegría y yo aterricé en el suelo llena de adrenalina. Las chicas y yo nos unimos en un gran abrazo de equipo, celebrando nuestra primera victoria de la temporada.
— Buen trabajo, Arambella — me felicitó Khaleelah.
— ¡Sí, Lilith! ¡Lo vamos a romper esta liga! — Aileen McDonald, la Buscadora, vitoreó con alegría.
— ¡Gracias, chicas! Apuesto que esta temporada es nuestra, ya veréis.
Tras otro abrazo de equipo y muchos vítores, me metí en el vestuario para ponerme mi ropa normal, dándome una ducha rápida primero. Recién aseada y todavía emocionada por mi primera victoria como Arpía, salí de los vestuarios encontrando a Remus, Liv, Lin, Fred y, sorprendentemente, a George frente a mí.
— ¡Eso fue absolutamente increíble, Lilith! — Remus fue el primero en hablar, abrazándome. — Estoy tan jodidamente orgulloso de ti. Mierda.
Me reí y choqué los cinco con Olivia y Pauline mientras mis ojos se enfocaban en uno de los pelirrojos.
— ¿Georgie? Pensé que estarías en la tienda.
Su sonrisa se hizo más amplia. — Lo estaba, pero cerramos un poco antes y pude llegar a ver el final del partido. ¿Acaso pensabas que me lo iba a perder?
— ¡Ese es mi chico! — Salté a sus brazos y lo escuché reír. Pronto, mis ojos se enfocaron en Fred, quien me miraba con atención. Cuando mis pies se encontraron con el suelo de nuevo, rápidamente me agarró por la cintura y me acercó a su cuerpo para abrazarme también.
— Tengo que ser honesto, eres jodidamente buena — susurró en mi oído.
— He estado jugando así todo el tiempo, es solo que no te dabas cuenta cuando jugábamos juntos — le respondí en un susurro.
— Oh cariño, créeme, me daba cuenta.
— Sabéis que podéis hablar en voz alta, ¿verdad? Todos los que estamos aquí sabemos de lo que sea que tenéis — Liv habló con su tono dulce, tratando de ocultar su lado perverso. Me reí de nuevo y Fred le sacó la lengua.
— Liv tiene razón, todos los que estamos aquí hemos tenido que lidiar con vuestros ligoteos en algún momento...— agregó George, de pie junto a la rubia.
— Remus no, idiota — Fred respondió a su gemelo chasqueando la lengua.
— Oh, tristemente, si — dijo Remus, asintiendo levemente. Lo miré un poco sonrojada pero también divertida, todavía recordaba los hechizos anticonceptivos que me había escrito...
— ¿Perdona? — Fred me miró sorprendido y me encogí de hombros.
— Luego te cuento.
— Bueno, ¿por qué no vamos a tomar un par de pintas para celebrar la primera victoria de Lilith? — Sugirió Pauline, entrelazando su brazo con el de Liv.
— Estoy de acuerdo — dijimos George y yo al mismo tiempo.
— Vosotros dos siempre están de acuerdo con eso...— Olivia puso los ojos en blanco.
— Nos amas, Oli. No trates de ocultarlo — canturreó el pelirrojo, lleno de arrogancia.
— Vosotros, que sois jóvenes, podéis divertiros — suspiró Remus, poniendo su brazo sobre mi hombro. — Yo estoy un poco cansado hoy, así que volveré a casa.
— Remus, ¿estás seguro? ¿Estás bien? — le pregunté, murmurando. No quería que se encerrara en sí mismo y no disfrutara de la vida.
— Sí, querida, no te preocupes por mí. Es solo que pronto habrá luna llena, ya sabes.
Asentí no del todo convencida. — Iré a tu casa mañana por la mañana a tomar un té, ¿te apetece?
— Por supuesto, amor — me abrazó de nuevo y me dejó un beso en la frente.
— Te quiero un montón.
— Y yo más — Nos dio una última pequeña sonrisa antes de desaparecer.
— ¿Nos vamos?
Estaba a punto de responder cuando una voz profunda detrás de mí nos interrumpió.
— ¿Lilith Arambella? ¿Eres tú?
Rápidamente me di la vuelta y me di cuenta de que Fred respiraba profundamente. Encontré a un chico alto mirándome con curiosidad. Tenía el pelo negro corto y desordenado, la piel morena con algunos lunares en el cuello, uno de sus ojos marrón oscuro, casi negro, y el otro de un verde oscuro intenso. Llevaba el uniforme de los Ballycastle Bats de Irlanda del Norte; túnicas rojas y negras.
Entonces, lo reconocí completamente cuando noté la cicatriz que cubría su ojo marrón desde el final de su ceja hasta casi el puente de su nariz y su sonrisa descarada.
— ¡¿Devyan?! — pregunté incrédula.
Asintió. — Vi tu nombre en la alineación de las Arpías y supe que tenías que ser tú — Sus ojos se movieron hacia Fred y George detrás de mí y se volvieron más fríos. — Weasleys.
— Khan — lo saludaron con el mismo tono seco.
Devyan Khan era un estudiante de Slytherin nacido de muggles tres años mayor que yo, muy popular entre las chicas, especialmente porque nunca se le vio saliendo completamente con ninguna de ellas. Era sin duda, uno de los mejores estudiantes de su año y la pesadilla del equipo de Gryffindor antes de que Potter llegara y Devyan se lesionara gravemente en uno de sus partidos, teniendo que dejar de jugar. Él era mayor, así que nunca salíamos, pero era uno de los Slytherins más geniales que había conocido. Tenía tal reputación que incluso los supremacistas de sangre pura lo respetaban. Lo sé, asombroso.
— ¡Lovegood! ¡Casi no te reconozco! — le sonrió a Liv, quien le sonrió.
— Es bueno verte, Devyan. ¿Qué tal?
— Los chicos y yo jugamos aquí mañana contra los Magpies, así que vinimos a descansar un poco antes del partido y así aprender la nueva técnica de las Arpías.
— Tenemos que irnos — escupió Fred tratando de sonar inexpresivo con los ojos todavía en Khan, quien lo miró rápidamente y lo ignoró.
— Fue un gusto verte, Lilith. Supongo que nos encontraremos en el campo y que nos veremos pronto — me guiñó un ojo.
— Claro — sonreí y me despedí justo antes de notar el brazo de Fred alrededor del mío para hacernos desaparecer.
Una vez que aparecimos de nuevo, estábamos en el piso de los gemelos y pude sentir a Fred deslizando su mano hacia mi cintura para hacer su agarre discretamente más reclamante y para acercarme más a él.
Obviamente, no me quejé...