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as hermanas Granger se encontraban en la sala abriendo sus cartas de Hogwarts, Blair estaba sentada sobre el regazo de Bill cuando el grito de su hermana llamó su atención.
—¡Soy perfecta!
—Eso lo se Mione, siempre te sale todo bien y es algo bueno.— dijo Blair leyendo su carta.
—No, no... Me refiero a que soy perfecta de Gryffindor.— Blair la miro y se acercó para abrazarla.
—Eso es genial, otra Granger como perfecta.— Blair tomó la insignia de su hermana, la misma que ella tenía. Una gran T estaba superpuesta al león de Gryffindor.
—Felicidades Hermione.— dijo Bill detrás de su novia.—Y felicidades, amor.
—¿Qué? ¿Por qué?— se volteo para verlo viendo la insignia que tenía en su mano.—¿"Headgirl"?— dijo confundida.
—Se te cayo cuando sacaste la carta.
—Soy premio anual.— dijo sorprendida.— ¡Soy premio anual!—. repitió saltando a los brazos del pelirrojo que la abrazo mientras reía.
—¿Qué ocurre aquí?— los gemelos junto a Ron y Harry entraron a la sala.
—Hermione es perfecta y Blair es "Headgirl"— explicó Bill sonriendo al ver la felicidad de su chica.
—Sin duda me lo esperaba, ambas son las mejores de nuestra casa.— dijo Fred.
Blair noto la misma insignia en las manos de Harry y sonrió.
—¡Lo sabía!— exclamó.
—No— negó Harry rápidamente, poniendo la insignia en la mano de Ron.— Es Ron, no yo.
— Es...¿Qué?— los ojos de todos fueron hacía el pelirrojo menor.
— Ron es prefecto, no yo— aclaró Harry.
—¿Ron?— preguntó Hermione, abriendo la boca.— ¿Pero... estás seguro? Quiero decir...
Se sonrojó cuando Ron se volvió a verla, con una expresión desafiante en su cara.
— Mi nombre está en la carta—declaró.
—Yo...—empezó Hermione, completamente aturdida.— Yo... eh... ¡wow! ¡Bien hecho, Ron! Es realmente...
—¿Inesperado?— sugirió Bill, moviendo la cabeza.
— No— denegó Blair, mirando seria a su novio,— No lo es. Ron ha hecho grandes cosas y se lo merece. No los escuches Ron, se que harás un gran trabajo y si necesitas mi ayuda no dudes en pedirla.
La puerta de la sala se abrió y la señora Weasley entró caminando con una pila de túnicas recién lavadas.
— Ginny me dijo que la lista de libros llegó por fin— comentó, echando un vistazo a los sobres mientras se dirigía a uno de los sofás y dejaba allí las túnicas.— Si me las dan, las llevaré al callejón Diagon esta tarde y compraré los libros mientras ustedes empacan. Ron, tengo que comprarte más pijamas, estas son por lo menos seis centímetros más cortas, no puedo creer lo rápido que estás creciendo... ¿De qué color las quieres?
— Cómpraselas en rojo y oro para que combinen con su insignia— sugirió George, sonriendo burlonamente recibiendo un golpe por parte de Blair.
—¿Para que combinen con su qué?—preguntó la señora Weasley ausente, enrollando un par de medias marrones y poniéndolas sobre la pila de Ron.
—Su insignia— repitió Fred, como si esperara lo peor de un momento a otro.— Su hermosa, brillante y nueva insignia de Perfecto.
Las palabras de Fred tardaron un momento en penetrar en una señora Weasley preocupada por los pijamas.
— Su... pero... Ron, ¿Tu no...?
Ron levantó su insignia. La señora Weasley soltó un chillido.
— ¡No lo puedo creer! ¡No lo puedo creer! ¡Oh Ron, es maravilloso! ¡Un prefecto, como todos en la familia!
— ¿Qué somos Fred y yo, los vecinos de al lado?— preguntó George, indignado, cuando su madre lo empujó a un lado y rodeó con sus brazos a su hijo más joven.
—¡Espera a que tu padre se entere! ¡Ron, estoy tan orgullosa de ti, que maravillosas noticias, podrías terminar como Premio Anual como Bill y Percy, es el primer paso! Oh, que noticia entre todas estas preocupaciones, estoy sencillamente emocionada, Ronnie...
Fred y George hacían sonidos como de arcadas a sus espalda, pero la señora Weasley no lo notó; con sus brazos rodeando fuertemente el cuello de Ron, le besaba toda la cara, que se había vuelto de un rojo más intenso que el de la insignia.
— Mamá... no... mamá, suéltame ya— murmuró, tratando de apartarla.
Ella lo dejó ir y le dijo jadeante:
—Bueno, ¿Qué será? Le regalamos a Percy una lechuza, pero tú ya tienes una, por supuesto.
—¿Qué... Qué quieres decir?—preguntó Ron, como si no pudiera dar crédito a sus oídos.
—¡Tendrás una recompensa por esto!— explicó la señora Weasley cariñosamente.—¿Qué tal una linda túnica de gala nueva?
—Ya le compramos una— terció Fred amargamente, y parecía lamentar su generosidad.
— O un nuevo caldero, el de Charlie ya se está herrumbrando, o una nueva rata, siempre te gustó Scabbers...
—Mamá— suplicó Ron, esperanzado,— ¿podría tener una escoba nueva?
La sonrisa de la señora Weasley decayó un poco: las escobas eran caras. Blair y Hermione compartieron miradas y la menor asintió con una leve sonrisa.
— No tiene que ser una buena— se apresuró a agregar Ron.— Sólo... sólo una nueva para variar.
La señora Weasley dudó un momento, luego sonrió.
— Por supuesto que puedes... bueno, más vale que parta si tengo que comprar también una escoba. Los veré después... ¡El pequeño Ronnie, prefecto! Y no se olviden de hacer sus equipajes... un prefecto... oh, soy toda nervios...
Todavía le dio otro beso a Ron, se sonó la nariz y salió del cuarto. Fred y George intercambiaron miradas.
—No te importa si no te besamos, ¿Verdad, Ron?—dijo Fred en una falsa voz de ansiedad.
— Podemos hacer una reverencia, si quieres—agregó George.
—Oh, cállense ─ gruñó Ron, enfurruñado.
—¿O qué?— preguntó Fred, con una maligna sonrisa extendiéndose en su cara.— ¿Nos pondrás en detención?
—Cuando volvamos a Hogwarts, yo los pondré en detención si no dejan de molestarlo.— dijo Blair y ambos la miraron.
—¿Así?—dijeron al unísono dando un paso al frente quedando cara a cara.
—¿Nos vas a castigar, linda?—Fred la miro desafiante e iba a dar otro paso más pero Bill lo detuvo.
—Da otro paso y yo me encargo de darte un castigo.— lo miro serio haciendo que la sonrisa del gemelo mayor se agrande.
—Maddie me ama, acéptalo.— dijo para despues junto a George salir corriendo mientras ambos reían ante la cara de su hermano mayor.
—Ya déjalos, sabes que solo lo hacen para molestarte.— Blair tomo la mano de su novio para impedir que mate a sus mejores amigos.— Iré a terminar de empacar mis cosas, deberían hacer lo mismo.— miro a su hermana quien asintió.
—Por cierto, Harry me prestarías a Hedwig para poder enviarle una carta a mis padres... Me gustaría contarles que soy perfecta.— pidió nerviosa Hermione mirando a su amigo quien asintió.
—Claro, también le dirás a tus padres sobre tu insignia.— pregunto Harry hacía Blair.
—Yo le puedo prestar la mía, tranquilo.— dijo Bill y juntos salieron de la sala para subir las escaleras para ir a la habitación del pelirrojo donde las cosas de la castaña se encontraban. Desde hace unas semanas que Bill había llevado el baúl de su novia hasta su habitación ya que dormía siempre con él.