Pretty Sin || Draco Malfoy

By -Artemisa

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En donde Alaska Schwarz va a una fiesta y termina conociendo al doctor Malfoy de 43 aΓ±os... More

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───The beginning.
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By -Artemisa

TW: contenido maduro.

La ceremonia se realizó en los jardines de Southead y fue exactamente como Alaska se la había imaginado.

Ella estaba sentada en una de las últimas filas, y desde su posición podía ver a la perfección a Draco con un traje negro en su posición de padrino junto al novio.

Alaska sonrió al recordar el momento en que él la había ido a buscar esa mañana a su apartamento, y se había reído al ver que ella iría con un vestido negro a una boda. Lo cierto era que su closet no se caracterizaba por gozar de tener ropa formal o ser digno de una modelo, más bien se caracterizaba por estar hasta arriba de jeans, buzos, sweaters y uno que otro vestido, por lo que las opciones de Alaska eran o usar su amado vestido brillante o uno negro.

Por supuesto ella sabía que no era lo más apropiado ir de negro a una boda, pero no tuvo otra opción, y a decir verdad valió la pena al ver la reacción que tuvo Draco cuando la
vio. Si bien primero se rió de ella, luego procedió a mirarla de arriba a abajo sin escrúpulo alguno.

Y ahora ella era la que lo miraba, y sin duda Alaska estaba disfrutando de eso.

Draco estaba usando un traje negro que se ajustaba a la perfección a su silueta y lo hacia lucir incluso más atractivo de lo que ya era.

De pronto la música nupcial comenzó a sonar y todos los presentes se levantaron de sus asientos para observar a la novia caminar hacia el altar.

Cuando Alaska vió a la novia, se sorprendió un poco por lo joven que ella se veía, pero de todos modos se veía hermosa.

Ella creía recordar haber escuchado a Draco decir que ella, junto con el novio habían sido compañeros en la escuela a la que habían ido. También Alaska recordaba vagamente que él se había referido a sus amigos como Theo y Pansy, pero no estaba muy segura de ello.

De todos modos, sus ojos se desviaron hacia los de Draco durante toda la ceremonia, sin poder apartar su atención de él. Ella se dió cuenta de que él la estaba mirando en lugar que a los novios y además le guiñó un ojo.

Ninguno de los dos apartó la mirada del otro.

***

Alaska estaba sentada aplaudiendo a los novios cuando Draco se acercó hacia ella y envolvió su brazo alrededor de su cintura.

—Hiciste un excelente trabajo como padrino.—dijo Alaska con una suave sonrisa, luego tuvo que ponerse de puntillas y tirar del cuello de Draco hacia abajo, para así presionar sus labios con la mejilla de él.

¿Fue ella o Draco se había sonrojado?

—Bueno, fue bastante difícil estar parado allí.—él bromea y le devuelve el beso, posando sus labios en la mejilla de Alaska. —Ven, tengo fotos que tomar.

Alaska toma su mano extendida y lo siguió mientras caminaban alrededor de la pequeña carpa y se dirigen a los jardines.

—Supongo que debe ser un poco raro llevarte a la boda de unos amigos para nuestra primera cita.—dice Draco abrazándola a su lado y dejando que su mano se deslice por su espalda desnuda.

Ella se sorprendió al oír que Draco había dicho que eso era una cita.—¿Eso es lo que es esto?—ella pregunta.—¿una cita?

—Bueno si, eso pensé.

Alaska se rió por la reacción de Draco, a veces era raro para ella que alguien como Draco tuviera reacciones tan tiernas.—Sólo estoy bromeando, sé que es una cita.

—Realmente eres una mocosa, ¿no?

Alaska miró a Draco con ojos inocentes e inclinó la cabeza. —Quizás.

Ellos llegan al jardín y los novios se acercan a ellos. Alaska no estaba preparada ni esperaba que la novia le diera un abrazo con tanta familiaridad, por supuesto ella lo devolvió algo confundida, y al separarse vió como el novio abrazaba a Draco.

—¿No vas a presentarnos?—preguntó el novio a Draco.

Draco se aclaró la garganta. —Theo, Pansy, ella es Alaska. Nos conocimos la noche de la despedida de soltero.

Alaska se alejó un poco de Pansy y mostró su palma, todavía cubierta con un vendaje, aunque no tan resistente como el original.—Sí, Draco vino a mi rescate después que me cortara la mano.

Theo le sonrió con una sonrisa maliciosa.—Oh, entonces eres la chica.

Alaska inclinó su cabeza con una sonrisa un poco confusa antes de mirar a Draco.—Supongo, ¿esa fue tu despedida de soltero?

Pansy puso los ojos en blanco y le dio un codazo a Theo para que ella pudiera envolver sus brazos alrededor de Draco en un abrazo.—Sí, ese desastre de noche fue su despedida. ¿Quién tiene su despedida de soltero en su propio club?

De pronto algo hizo click en la memoria de Alaska, sus cejas se alzaron y llevó su mirada hacia Draco. —¡Así es como supiste donde estaba el botiquín de primeros auxilios!

—Bueno, debería saberlo, fue él quien lo armó.—dice Theo, chocando su hombro con él de Draco.

—Claramente por una razón.—murmuró Draco, volviendo a Alaska y capturando su muñeca en su mano.

Draco pasó suavemente su pulgar por el vendaje, provocando escalofríos en Alaska. El fotógrafo se acercó a ellos y tiró de los novios para tomar fotografías. Alaska se volvió hacia Draco y se acercó. Él es un poco más alto que ella y por la forma en que están parados ella puede ver la forma en que se mueve su pecho después de cada inhalación y exhalación.

—Sabés, estaba leyendo de algo que cura un corte como ese.—dice Alaska chasqueando los dedos de la otra mano.

Draco tararea.—¿Oh, si? Bueno, creo que debería saber qué es eso, ya que soy doctor y todo eso.

Ella retira ligeramente su mano del agarre de Draco y la levanta con la palma extendida hacia él.—Un beso.

Draco con cuidado tira de su palma hacia arriba hasta que puede presionar sus labios sobre el vendaje que cubre su palma.—¿Mejor?

Alaska jura internamente que sintió que sus piernas temblaron ante el acto, pero aún así negó con la cabeza y dijo: —No del todo, ¿otro?

Draco se ríe en voz baja y levanta su palma de nuevo, esta vez colocando besos suaves a lo largo del vendaje, justo encima de donde sabe que está el corte. Esta vez, cuando le suelta la mano, ella la usa para ahuecar sus mejillas y deslizar los dedos por su nuca.

—Creo que eso funciono.—dice Alaska en voz baja, con sus mejillas teñidas de rojo.

Ella puede observar mejor sus ojos grises, y cree que puede pasar la vida entera mirándolos, sin embargo, la voz de Theo los interrumpe.

—¡Ven a posar para las fotos! ¡Besa a tu chica más tarde, amigo!

Y Alaska se los queda mirando a un lado, con una copa de champán en la mano y una sonrisa en el rostro. En ese momento ella descubrió que no puede apartar la mirada de él.

***

Todo lo que necesita es que ella presione su pecho contra el de él mientras bailan y él le susurra al oído si puede pasar la noche en el hotel con él. Ella acepta sin pensarlo dos veces, presionando sus labios rojos contra su mandíbula.

Ella sonríe cuando siente que su mandíbula se aprieta bajo su toque.

Se van tarde de la recepción y ella está más que un poco animada. Ha estado bebiendo champán durante la mayor parte de la noche, su primer sorbo durante las fotos le dice que es algo bueno.

Le ha sorprendido gratamente lo bien que ha ido la boda, nunca pensó en sentirse tan grata y le sorprendió que los amigos de Draco fueran tan amables y cordiales con ella. Ella sabe cuántos años tiene y sabe cuántos años parece tener. No le habría ofendido escuchar a alguien cuestionarlo, pero no lo hizo. En cambio, la mayoría de las veces le ofrecían un abrazo o un apretón de manos, un cumplido por su vestido y su peinado y, por lo general, un guiño destinado a Draco que ella captaba.

Ella estaba nerviosa; no es como si tuviera el hábito de salir con hombres mayores. De hecho, no tiene el hábito de salir con nadie. Y luego este guapo extraño resultó ser un médico y un tipo realmente agradable y ella estaba... enganchada.

El hotel es más bonito que cualquier otro lugar en el que se haya alojado antes y caminan en silencio por la sala de estar hasta llegar al dormitorio. Alaska dejó que sus ojos recorrieran la cama.

Ella puede sentirlo mirándola, mirando la longitud desnuda de su espalda mientras ella se quita los tacones. El peso de su mirada es pesado, gira sus hombros y la hace sentir desnuda, a pesar de que no se ha quitado la ropa.

Cuando se pone derecha de nuevo, toma una sola bocanada de aire antes de que el susurro de su dedo dibuje una línea recta por su espalda, siguiendo su columna. Abajo, sobre sus omóplatos, inflamando su piel y sus huesos. Se detiene, justo en la base de su columna, donde termina su piel desnuda y comienza el vestido, presionando.

—¿Alaska?—Su nombre es susurrado en un tono bajo y profundo, y puede sentir su aliento en su mejilla.

—¿Sí?

Sus manos le rodean los costados, las yemas de los dedos le hacen cosquillas en la piel de las costillas, justo debajo de la parte plana de su vestido. Ella puede sentirlo presionado contra ella ahora, sus hombros presionados contra su pecho, sus caderas presionadas contra su espalda.

—¿Esto está bien?—él pregunta, levantando los dedos hasta que rozan los lados de sus senos.

Ella asiente con la voz atascada en su garganta.

Sus manos se alejan de ella, todo su cuerpo se aleja de ella, y ella gime. Su cabeza gira hacia un lado hasta que puede verlo parado detrás de ella, con la mano apretada en el muslo.

—Necesito que me lo digas con palabras.—dice él, con la voz tranquila.—Necesito que me digas que esto está bien.

Alaska se gira lentamente para poder mirarlo. Parece nervioso e inseguro, con las manos apretadas contra las piernas, los hombros y la espalda en una línea recta y rígida.

—Está bien,—ella susurra.

Sus manos están en su cintura de nuevo, sus dedos rozan la piel desnuda de sus costados y se inclina hacia adelante, usando su dedo para levantar su barbilla.—¿Me dejarás tocarte?

Alaska casi sonríe. ¿Cómo es este hombre tan cauteloso con ella?

—Puedes tocarme...—ella se acerca cada vez más.—Puedes besarme.—deja que sus labios rocen los de él.—Puedes f...

Sus labios chocan contra los de ella, su mano se enreda en su cabello y en ese único beso él la posee.

No se parece a nada que haya sentido antes. Él no solo presiona sus labios contra los de ella o los abre con la lengua. Él no solo la abraza, con las manos ahuecando su mejilla y su espalda. No, la consume. Él toma y toma y toma todo de ella, ocupando espacio en su boca, ocupando espacio en su piel.

Cuando se separan, ella toma una respiración profunda y las manos de él empujan los tirantes hacia abajo de su vestido, dejando al descubierto sus pechos. Sus ojos son como una piedra: intensos y duros, codiciosos mientras contemplan su piel expuesta.

—¿Sigue bien?—él pregunta en voz baja, sus manos flotan frente a su pecho.

Alaska las agarra y las aprieta contra sus pechos, apretando.—Tócame, por favor.

Él la toca, apretando sus pechos con las manos. Sus palmas se apoderan de ella, cubriéndola, y vuelve a besarla, sus labios queman los de ella. Deja que sus manos agarren su hombro y ahuequen su mandíbula, manteniéndolo cerca.

—Eres tan jodidamente bonita, amor.—él gime contra sus labios, sus dedos acarician sus pezones.—¿Sabes lo difícil que es apartar mis ojos de ti?

Alaska se vuelve frenética ante sus palabras, sus manos tiran de su corbatín y su camisa, bajándola por sus brazos. Ella pasa los dedos por su pecho, baja hasta su cinturón y tira de él hasta que Draco retira sus manos.

—Quítate esto.—dice él con brusquedad, empujando su vestido hacia abajo sobre sus caderas hasta que ella da un paso fuera de él. —Ve a acostarte en la cama.

Ella salta a la cama, recostándose sólo en sus diminutas bragas y observa a Draco mientras se pasa una mano por el cabello y la mira fijamente. No está segura de cómo lo hace, cómo la mira fijamente con tal intensidad que la hace temblar.

Ella deja que sus ojos lo recorran, parándose solo en sus pantalones después de sacarle el cinturón de las presillas. Está en forma, con brazos y hombros fuertes. Es musculoso pero no demasiado, no tiene esas líneas abdominales definidas, pero se ve fuerte aunque un poco suave.

—¿Está segura?—Él le pregunta, después de recuperar el aliento.

Alaska echa la cabeza hacia atrás antes de sentarse. —Lo juro por Dios, Draco, si no vienes y me tocas, lo haré yo misma.

Ella extiende su mano y la acerca a él cuando él coloca su mano en su palma. Ella tira de él entre sus piernas y sobre ella, encontrando sus labios con los suyos de nuevo. Sus manos recorren sus costados, haciéndole cosquillas en las costillas antes de agarrar sus caderas, acercándolas a su cuerpo.

—No.—él susurra, sus dedos atrapan los lados de sus bragas. —Dejame tocarte.

Ella gime contra él mientras él le baja las bragas, dejándola completamente desnuda en su habitación. —Entonces hazlo. Tócame.

Él lo hace; él descansa su gran palma contra su vientre y hueso púbico, su pulgar roza sus pliegues, apenas tocando su clítoris. Ella se inclina hacia atrás, suspirando de placer por su toque y lo mira.

Él se ve paralizado por ella, mirando sus manos descansando sobre su piel. Ella también mira hacia abajo e inhala bruscamente ante la diferencia de tamaño. Se ríe, bajo, vibrando en su pecho.

—Podría romperte.—dice, mirando su pulgar frotar círculos suaves contra ella.

Alaska se ríe sin aliento, su pecho sube y baja.—No lo harás. Puedo soportarlo.

Draco gime ante eso, inclinándose para descansar su cabeza contra su esternón. Ella puede sentir su nariz presionando entre sus costillas y sus labios presionando su piel. Su aliento está caliente contra ella.

—No tienes idea de lo que me estás diciendo.—dice, finalmente arrastrando su dedo índice sobre ella.

Se sienta de nuevo, se arrodilla entre sus piernas y las abre con una mano mientras empuja lentamente un dedo grueso dentro de ella. Ella gime, sus piernas se abren aún más y su cabeza cae hacia atrás sobre la cama.

Su dedo es como dos de ella.

—Mira.—él insiste, moviendo su dedo lentamente dentro de ella.

Alaska empuja hacia arriba sobre sus codos y mira hacia abajo entre sus piernas. Cuando su dedo se empuja completamente dentro de ella, sus otros dedos descansan contra su piel, las yemas de los dedos alcanzan su hueso púbico.

Mierda. Nadie la había hecho sentir tan pequeña antes.

—Puedo soportarlo.—dice de nuevo, esta vez suplicando.

Él sacude la cabeza con una risa ronca y mueve el dedo más rápido, presionando a lo largo de la pared superior hasta que encuentra la parte que ella nunca puede alcanzar por sí misma.

—Esta noche no, amor—dice, moviéndose más abajo en la cama hasta que su boca se cierne sobre ella.

Ella patea su pierna y se queja.—¡Por favor!

Él toma represalias, soplando ligeramente contra su clítoris mientras presiona el lugar esponjoso hasta que ella se estremece y gime.—Dios, estás impaciente.

Ella gime de nuevo, esta vez por la presión dentro de ella, y él se inclina para presionar un suave beso en su clítoris. Casi no puede soportarlo, solo la imagen de él besándola es demasiado. Él pasa su lengua sobre ella suavemente, todavía moviendo su dedo, presionando y empujando contra ella.

—Voy a romperte con eso.—dice, moviendo su lengua contra ella.—Vas a recibir una lección de paciencia, lo juro por Dios, Alaska.

Ante la mención de su nombre y la presión de su dedo, sus piernas tiemblan y ella se estremece, su vientre se tensa y tira hasta que estalla. Ella se viene, gimiendo en voz alta e intentando cerrar las piernas sobre él.

Draco las mantiene abiertas, trabajándola a través de su orgasmo hasta que ella se mueve para alejarlo, está demasiado sensible para dejarlo continuar. Saca su dedo de ella y se lo lleva a la boca. Él lo lame para limpiarlo y ella piensa que podría correrse de nuevo solo con mirarlo.

Él se inclina y le da un suave beso en la cadera. Ella deja que sus dedos se enreden en su cabello.—Por favor, Draco.

Él niega con la cabeza contra ella.—Esta noche no, amor.

—Yo puedo...

—No, vamos, métete bajo las sábanas.—él dice, levantándose y quitándose los pantalones.—Podemos acurrucarnos.

Alaska refunfuña pero hace lo que él dice, empujándose hacia la cama hasta que puede tirar de las mantas hacia abajo.—No estás siendo justo.

Él resopla y se mueve hacia el baño, dejando la puerta entreabierta para que ella pueda escucharlo.—La vida no es justa.

Ella se inclina hacia la mesa de noche y agarra la pequeña botella de agua, abriéndola para tomar un gran trago.—Literalmente te estoy suplicando que tengas sexo conmigo.

Oye que el fregadero se abre y resopla, mirando alrededor de la habitación. Su camisa está arrugada en el suelo y antes de que salga del baño, ella se inclina sobre la cama para agarrarla, se la pone y se abrocha algunos botones.

No está segura de dónde terminaron sus bragas.

—Y te lo digo, esta noche no.—él dice, apagando la luz del baño y caminando hacia la cama.

Draco se sube a su lado, todavía con sus pantalones, y abre los brazos, en una invitación para que ella lo abrace. Ella lo hace, apoyando la cabeza contra su pecho y metiendo la pierna entre la de él. Él está callado y ella se permite escuchar el latido de su corazón debajo de su oído.

—Tal vez solo quería cuidar de ti esta noche—él dice en voz baja, pasando su mano por su espalda.—Tenemos mucho tiempo.

Alaska presiona sus labios contra su pecho, justo encima de su pezón.—¿Entonces quieres verme de nuevo?

Él tararea, presionando un beso en la parte superior de su cabeza.—Tan a menudo como me dejes.






ˀ„ AUTHOR'S NOTE. . . ♡°୭

Necesito saber que les pareció el cap 😩

De verdad ame mucho escribir este capítulo y espero que les haya gustado tanto como a mi <3333. No olviden votar <33333

Eso les amo mucho, muack 😙

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