En toda la noche no pude dormir, la pregunta de Brian sigue repitiéndose una y otra vez en mi mente. Me preocupa el hecho que pueda sospechar algo que pondría en riesgo todo...
Quisiera decirle, pero no puedo.
Su insistencia por saberlo es extraña, entiendo por un lado que quería saber por qué motivo me acuesto con él. Anoche no tuvimos sexo, me molesté con él que termine en la ducha poniéndole seguro.
Al salir de la ducha lo encontré dormido en mi cama, quise despertarlo, pero recordé lo cansado y agotador que es viajar de Italia ha Reino Unido.
Por primera vez dormimos juntos sin necesidad de sexo.
Me encuentro semi sentada en la cama, ante el cansancio no me puse ropa y dormí desnuda igual que Brian. Él empieza a moverse y en segundos despierta mirándome boca arriba.
— ¿Aún estás molesta?.
Lo ignoro intentando levantarme pero me sujeta de la mano.
— Era necesario preguntarlo, Amelia.
Ruedo los ojos ante su estúpida insistencia.
— Lo único que debería importarte es si obtengo o no, un orgasmo. — lo encaró.
Brian se ríe soltando mi mano.
— De eso no me preocupó, porque tan solo con tocarte lo obtienes. — dice — He insisti en saber, por si valía la pena luchar o no por ti.
En lugar de solucionar las cosas me termino molestando por las últimas palabras, es un idiota. Le doy la vuelta mirándolo con odio y termino en la regadera.
Abro el grifo y su presencia no tarda en aparecer pegándose a mí, provocando que ambos nos mojemos.
— Era una simple broma. — murmura en mi oído — No dudaría ni dos veces en pelear por ti, eres una gran mujer además de que follas de maravilla.
Suelto una risita dándome vuelta, lo observo y no dudo ni un instante en besarlo. Brian me carga y enrollo mis piernas ha su cintura, mi espalda toca la fría pared erizandome la piel.
Él se aparta dejando besos en mis mejillas, cuello y me elevo para que pueda chupar y morder mis pechos. Empiezo a jadear como una maldita loca ante sus caricias, su polla está lista para y no pierde el tiempo en penetrarme.
— ¡Dios!. — jadeo cuando entra en mi.
— Gime para mí, amor.
Fuerte, profunda y duras son sus embestidas que provocan mis jadeos una y otra vez.
— ¡Brian!. — exclamó gimiendo su nombre varias veces.
Estoy al borde del orgasmo y él lo nota porque acelera y con mi mano toco mi clitoris, para minutos después correrme seguido de él.
— Me agrada el sexo mañanero.
Reímos ante mi comentario.
Terminamos de bañarnos entre risas, besos y toqueteos. Él al ser más alto quiso «lavar» mi cabello mientras que yo pasaba la esponja por todo su cuerpo.
Observo que al salir Brin ya desempaco ocupando la disponible del armario. Él opta por unos vaqueros de mezclilla y una sudadera delgada negra.
Por el ventanal observo que el clima está nublado, con aire fresco y tal parece lloverá más tarde según las noticias. Así que termino guiándome por una vestimenta igual a Brian.
— Copiona.
Le saco la lengua mientras termino de ponerme mis tenis Nike blancos, al igual que él. Aunque me fascina usar vestidos y faldas, en esta ocasión no es la adecuada.
Mientras empiezo a cepillar mi cabello, el sonido de mi teléfono empieza a timbrar provocando que me corra hacia la mesita de noche.
"Leonel ".
Ignoro la llamada poniendo mi teléfono en modo avión, observo que son 15 llamadas perdidas al igual que mi familia.
— ¿Rechazando a tu amado prometido.?
Su sarcasmo no tarda en llevar y río ignorando. Me siento en la cama mientras él hace sus cosas, no me molesto en revisar los mensajes por que pedí que una urgencia fuera mi asistente quien se comunicará conmigo.
Y por lo que veo, no tengo ni una llamada pérdida o mensaje.
No me molesto en revisar los mensajes que parecen ser miles, tal vez el motivo de ellos sea «¿Cuándo regresas?». Así que por eso mismo los ignoro, pero un mensaje llama mi atención.
"Te recuerdo nuestra reunión de hoy, te espero en una hora en la cafetería que te platiqué ayer."
— David.
— Mierda.
Había olvidado por completo nuestra cita, quedamos en vernos para hablar sobre la boda y nosotros.
— Brian. — lo llamo — ¿Te molestaría si te dejo solo hoy?.
— Sí.
Me cruzo de brazos cuando ni siquiera me miro. Se encuentra tan ocupado peinandose en el espejo del baño.
— Olvide por completo la cita de esta mañana, prometo que no tardaré.
Brian no tarda en salir del baño con el ceño fruncido.
— ¿Cita? Con quien mierda te vas a ver. — está molesto y no entiendo su actitud.
— Con mi mejor amigo, él diseñará mi vestido de novia. — guardo silencio unos segundos — Talvez... si tú quieres puedes acompañarme.
— No esperaba invitación, de igual manera iba a acompañarte o seguirte.
Suelto un suspiro ante sus ataques de «acosador», termino de secar mi cabello. Brian empieza ha apurarme cuando me estoy maquillando y me molesta que solo termino aplicando mascara de pestañas y labial rojo.
El taxi ya nos está esperando y salimos de la habitación con mi bolso y nuestras pertenencias. En cuanto subimos al vehículo, Brian apoya su mano izquierda en mi muslo dándole un apretón.
— ¿Ya habías venido? — le cuestionó mientras avanzamos.
— Sí, solía ser la ciudad favorita de papá. — dice — Aunque en lo personal, odio Inglaterra.
Eso es un dato nuevo.
— ¿En serio?. — asiente — ¿Por qué? Para mí es uno de mis países favoritos.
— Solía visitarlo todo el tiempo cuando era niño, creo que eso influyó en que ya no me guste. — confiesa — Aunque nunca había visitado Bath.
Bath es una ciudad hermosa, muy conocida por su arquitectura.
— ¿Cuantos idiomas hablas? — pregunto curiosa y el me observa.
— 5 y son: Inglés, italiano, francés, albanés y ruso. — sonrió sorprendida. — ¿Tú?
— Solo 4, mi madre desde pequeña me contrató una maestra de idiomas. — digo — Son: Inglés, español, italiano y francés.
Aunque no estoy muy segura si mi idioma natal "italiano" cuenta.
— Mejor dame un beso. — pide y no tardo en acercarme y dárselo.
No pierde el tiempo en profundizarlo metiendo su lengua, pero el carraspeo del chófer seguido de su voz me hace apartarme avergonzada.
— Llegamos.
Soy la primera en salir después de Brian quien se ríe de mis mejillas totalmente rojas. El taxista nos dejó enfrente de la cafetería, la cual tiene una estructura muy antigua como los demás edificios.
Al entrar al lugar, el suve aroma a café con pan recién horneado es lo primero en oler. Admiro cada pequeño detalle, desde el piso de madera hasta las luces en forma de foco que cuelgan en los centros del lugar.
Esta decorado con mesas negras tipo «vintage», en el mostrador están 2 mujeres trabajando. Las paredes son color gris claro, decoradas con cuadros de donas o cafés y en casa esquina se encuentra un mini estante con libros.
— Es hermoso este lugar... — le digo, pero la voz de mi mejor amigo me interrumpe.
— ¡Hermosa, Amelia! — llega emocionado dándome dos besos en las mejillas.
Nos separamos con una sonrisa pero se borra al ver al sujeto que tengo ha lado.
— Ash, ¿Cómo hablaremos de tu vida teniendo al prometido presente? — un nudo se forma en mi garganta ante la pregunta.
— ¿Q-que? — balbuceo. — Es mi amigo... solamente un amigo íntimo.
La mirada cargada de lujuria por parte de Brian me hace acalorarme.
— Lo siento, soy David.
— Brian Davilson. — se dan un apretón de manos y respiro aliviada.
— Vengan por acá.
Nos guía por una de las ultimas mesas, es una zona un poco más reservada lo cual me tranquiliza. Aunque en Bath no sea reconocida como hija de los Ricci, eso no me garantiza de encontrar algún paparazzi aunque no sepan de mi llegada ha dicho país.
Tomamos asiento con Brian ha mi lado y David enfrente quien no borra esa sonrisa detallandome.
— Así que dime, ¿Cuánto tiempo estarás en la ciudad?. — me cuestiona.
— 2 semanas o talvez 1 — digo — ¿Cuándo viajarás a Italia?.
Una empleada llega a nosotros dejando la carta, pero David la detiene diciendo que pediremos la especialidad de la casa. «Un Trifle de fresas.»
— Para mí, solo un café negro. — ordena Brian.
La jovencita se marcha y no pase desapercibida la mirada que le lanzaba al hombre que ni cuenta se da. Me cruzo de piernas dejando las manos en mi regazo.
— Así que dime, Brian. ¿A qué te dedicas?
— Soy empresario, dueño de 2 empresas muy importantes. — presume — Antes vivía en Seattle, pero por tiempo indefinido, estaré en Italia.
— Me lo imaginaba, al igual que Amelia eres amante al trabajo. — ruedo los ojos y se ríe. — Deberías darnos tips sobre el éxito, amiga.
Ambos hombres se ríen y le saco la lengua ha David.
— El único secreto que les puedo revelar es, nunca abandonar tus metas. — y lo digo en serio — No me considero una persona exitosa hasta no tener mi propia marca.
Quiero mi propia empresa, que las personas valoren mi trabajo y no estoy aquí por mi apellido.
— Woah, eso no me lo esperaba.. — exclama David.
Giro por un momento hacia Brian quien solo me observa pensativo y le sonrió de lado.
— Tú también, Brian. — hablo — Tu empresa en Seattle parece ir de maravilla.
No tengo idea sobre su empresa, solamente conozco algunos proyectos que han sacado a la venta.
— No tengo ningún secreto, el éxito llegará tarde o temprano. — admite — Solo es cuestión de esperar.
Sonrió encantada por su respuesta, pero David es demasiado curioso y antes de que hable, la empleada nos trae nuestras comidas.
— Gracias.
Me dejan una copa de cristal grande para observar las capas del Trifle de fresas. Es un postre Inglés y solamente lo he probado una vez en toda mi vida, con mi cuchara agarro un poco de todas las capas siendo la primera en probarlo.
— ¡Esto está riquísimo.!
Cierro los ojos disfrutando de lo rico que sabe.
— Sabía que te encantaría. Desde que me mudé suelo venir a desayunar a este lugar.
Seguimos charlando sobre la cafetería, nuestras vidas y David le platica sobre que esta soltero y que sospecha que yo lo hechice pero aun así disfruta de su vida
Quiso saber la historia entre Brian y yo, así que fui sincera cuando lo platiqué omitiendo las partes donde me llevaron con la mafia italiana. David solo se río diciendo «Y no cambias.»
— Me tengo que retirar, chicos. — se levanta mi amigo — Fue un placer conocerte Brian, espero verte después, Amelia.
Nos damos un beso de despedida y mi acompañante un apretón de manos.
— Estoy tan cansado.. — bosteza Brian.
— Diablos, y yo que tenía planes para nosotros. — hablo y formo un puchero — Ni modo, me tocará hacerlos sola.
La piel se me eriza ante la mirada que me lanza.
— Pide un maldito taxi al sitio que quieras, no te dejaré sola.
Sonrió mordiendo mi labio inferior y enciendo mi teléfono para pedir un taxi, y en ese momento llega un mensaje de texto.
"A otro perro con ese cuento, tú y Brian no son amigos «íntimos». Espero y me expliques bien que sucede entre ustedes dos"
— David.
— Nuestra primera parada será «The Jane Austen Centre»
Es una atracción turística muy famosa en Bath y debemos visitarla.
— Pensé que no eras de esas personas que visitan los museos. — admite Brian mientras ambos pagamos nuestra cuenta.
— Me encanta conocer la historia del país que visito, ver sus atracciones más famosas.
Por instinto le agarro la mano, pero la suelto al darme cuenta de que no puedo arriesgarme ante esa manera.
— Haremos todo lo que tú deseas pero... — se acerca a mi oído — En la noche serás toda mía.
Sonreímos y el taxi nos espera en cuanto salimos de la cafetería. El chófer empieza a manejar y agradezco que no haya tráfico, la pista está muy tranquila.
Observo a Brian y este se acerca a besarme mientras apoya una mano en mi pierna. Le doy paso a su lengua sintiendo como juega con la mía y sus besos me ponen tan caliente..
— Ya basta.. — sugiero mientras me paso ambas manos en mi cabello.
//♠️♠️//.
Visitamos lugares clásicos de Bath, desde museos hasta spa's. Tuvimos un paseo en bote muy tranquilo y podría decir que hasta romántico.
Brian pensó que el paseo terminaría, pero le he mentido respecto a nuestro último destino, «El centro comercial». Soy una persona con una obsesión por las comprasy nunca estaría cansada para eso.
— ¿Es un chiste?.
Ignoro su pregunta mientras salimos del taxi caminando hacia el gigantesco centro comercial. La primera tienda que veo es givenchy y entro sin esperar a Brian.
— Ya me quiero ir.
Empieza a rechistar como un niño pequeño mientras observo los zapatos, ignoro sus muecas y termino haciendo las primeras compras, así sucede cuando entro ha otras 7 tiendas más.
— Deberías de escoger algo tú también. — le sugiero mientras entramos a otra tienda.
Las 5 bolsas de distintas marcas las está cargando él, por decisión propia. Brian se mantiene en silencio con una cara de molestia que niega ante mi sugerencia.
— ¿Estás molesto conmigo?.
— No, solo detesto venir de compras.
//♠️//.
— Estoy tan agotada... — exclamo mientras me dejo caer rendida en una de las bancas.
— Ya era hora.
Ambos nos miramos y reímos al ver las 10 bolsas al rededor nuestro. Creo que exagere un poquito... aunque en la ropa y zapatos nunca existe un límite.
Un local de nieve naturales se encuentra enfrente de nosotros, pasan varios minutos cuando se encuentra vacío y sugiero.
— Quiero un helado. — me levantó — Vamos.
Nos adentramos al local escuchando los suspiros de Brian detrás mío, pido un helado de nieve natural con trozos de fresas y él uno de Kiwi.
No tarda mucho cuando el joven trabajador nos entrega nuestro pedido y pagamos.
— Vamos a tomarnos una foto. — pide cuando le doy la primera probaba al vaso.
Sonrió fascinada cuando él saca su teléfono invitándome.
//♠️//.
Sus embestidas son fuertes y profundas, todo en él es adictivo y como lo prometí soy suya desde que llegamos a la habitación del hotel.
— Di que eres mía.
— Soy tuya.
— Mírame cuando lo dices.
Nuestros ojos se conectan y ante la excitación lo cumplo.
— Soy tuya.
Mis ojos se ponen en blanco ante el orgasmo dejándome débil.
¡holi! Espero y les haya gustado el capítulo. Si amaron este capítulo de Amelia y Brian voten por él.
¿Que les pareció estas pequeñas citas entre ellos?.
Descargue una aplicación y combine 2 rostros para encontrar a mi Amelia perfecta y tal cual me imagino.
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