El tormento del Asesino © [Tr...

By AlexandraRose-

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Segundo libro de "La mente del psicópata". ↬Las voces en mi cabeza me gritaron que te matara, pero solo eras... More

El tormento del asesino
Esquizofrenia
Prólogo
1. Extraño parecido
2. Suerte o Desgracia
3. Te extrañé, tonta Casey
4. El secreto de Mia
5. Asesinato perfecto
6. La mentira de Adam
7. Buenas noches
8. Encerrada en el armario
9. Dulce sangre. Pt 1
10. Dulce sangre. Pt 2
11. Yes, daddy
12. También te quiero, llorona
13. El trastorno de Beth
14. La guía para no perderse antes de volver a leer
15. El host
16. Verdades y Mentiras
17. Confesión a media noche
19. Adiós, Jayden. Pt 1
20. Adiós, Jayden. Pt 2
21. Final de temporada
22. Especial de año nuevo
23. Segunda parte y guía para no perderse antes de volver a leer
24. El novio de Beth
25. Reencuentro esperado
26. Persecución
27. Un salto al pasado
28. Mentiras y Secretos
29. Cambios al anochecer. Pt 1

18. Un beso antes de morir

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By AlexandraRose-


...

D I E C I O C H O

«La boda. Parte 4 »

...


Casey ya no podía tomar más agua o moriría.

Su cabeza aún daba vueltas si la movía de izquierda a derecha, pero el efecto había disminuido en gran medida. Su mejilla estaba apoyada de lado en la mesa, mientras miraba como Ethan llenaba el vaso frente a ella por sexta vez con una jarra que le había pedido a un mozo que pasaba por allí y no dudó en traerla amablemente.

Estaban en un lugar cerca de donde fue la ceremonia principal, mesas circulares y sillas se extendían a lo largo del grass, pero pocas personas estaba sentadas allí. Debido a la música y las luces que venían del gran salón de la entrada, supuso que la mayoría de los invitados estaban allí. Casey maldijo en su mente. Este era un lugar perfecto para interrogarla.

—Me gusta la vista que tengo de ti ahora —escuchó la voz de Ethan, quien tamborileo los dedos en la mesa—, pero ¿Podrías levantarte y tomar un poco más de agua, llorona?

La ojiazul negó con la cabeza, pidiendo compasión con la mirada sin despegar la mejilla de la mesa.

Ethan acercó el vaso al rostro de Casey, arrastrándolo en la mesa, haciendo caso omiso a su petición.

—Tómalo —advirtió—, o cambiaré de lugares con Matt para que te embuta el agua.

Los ojos de Casey se abrieron con pasmo y se incorporó, sentándose en la silla con rapidez.

—Es cierto —dijo Ethan ladeando una sonrisa por la reacción de Casey—. Sería muy malo si él se entera de que te emborrachaste con nuestro querido primo, Jayden. Es tan celoso y muy mal pensado, debería tenerte más confianza.

—Él confía en mí —aseguró Casey.

Ethan negó con la cabeza.

—No, no lo hace, pero sigue pensando que sí. Tal vez es lo mejor —dijo restando importancia al asunto con una mano—. Ahora toma esa agua.

Casey observó el agua y sostuvo el vaso con ambas manos.

—¿Qué te pasó en la barbilla? —preguntó Ethan de pronto.

—Me caí.

—Y Adam te ayudó ¿No es así? —inquirió Ethan. Ella asintió, llevándose el vaso a los labios, nerviosa—. ¿O fue Luke?

Casey escupió el agua y tosió, atorándose.

Ethan esperó con paciencia a que la ojiazul se recompusiera y le explicara todo, pero ella fingió demencia y volvió a llevarse el vaso a los labios como si de pronto le hubiera dado mucha sed.

Bebió sin siquiera observar al castaño con lentitud, esperando que ese momento se alargara lo más que pudiera, hasta que volvió a escuchar la voz de Ethan. Cerró los ojos con fuerza, pensando una mentira creíble para decir. Sin embargo, está vez sus palabras no se dirigieron a ella.

—Miren quien ya está bien —soltó el castaño—. ¿Cuántos galones de agua tomaste para limpiarte toda la porquería que te metiste? ¿O te dormiste y se te pasó la borrachera? En fin, no te alejes, ya es hora de irnos de aquí.

—¿Jayden? —preguntó Casey bajando el vaso y levantando la mirada.

Necesitaba explicaciones. Jayden parecía saber todo o muchas cosas acerca de las identidades y lo que le había pasado a ella. Y quería descubrirlo ahora que estaba consiente, nunca pensó en hablarlo con él, pero al parecer era el único que podía decirle la verdad, una verdad que cuadraba perfectamente con sus recuerdos.

Pero Ethan no iba a dejar que hablara de nuevo con él.

—Tú sigue tomando agua —dijo señalando el vaso.

Casey volvió a dejarse caer sobre la mesa, pero ladeo la cabeza para observar la discusión entre Ethan y Jayden como una buena chismosa.

—¿Dónde está? —inquirió Ethan.

Jayden lo observa sin comprender.

—¿Dónde está quién?

—La mocosa del demonio —aclara el castaño—, Beth, Elizabeth, ¿te suena?

—Pensé que estaba con ustedes.

—No —Ethan lo miró de forma desaprobatoria—, ella se quedó contigo.

Jayden se paralizó por un segundo. Imágenes de hasta hace unos minutos pensó que eran parte de un sueño se repitieron en su mente y maldijo en silencio.

—Entonces es cierto —soltó.

Ethan abrió los ojos con pasmo, malinterpretando todo.

—¿Es cierto, qué? ¿Qué hiciste? No puede ser. Sabía que debía volver pronto.

Jayden lo observó con extrañeza sin muchos ánimos y una paciencia que estaba a punto de acabarse. Ethan continuó:

—Mira, no me meteré en tu extraña relación con Beth, pero ella todavía es una mocosa, así que recuerda bien lo que hiciste y espero que no te arrepientas.

—Pero yo...

El ojiverde no pudo aclarar nada porque Ethan sacó su teléfono y se lo llevó a la oreja.

—¿Aló? ¿Policía?

—¡Que no hice nada!

—¡Díselo al juez!

Jayden se mantuvo en silencio sin inmutarse antes de fruncir el ceño ligeramente.

—No estoy para bromas.

—Yo tampoco —aclaró Ethan y señaló a Casey recostada sobre la mesa—, pensé que tendría una linda noche con ella y terminé siendo su niñero. No está mal, pero tengo que hacerle un par de preguntas serias por lo que sea que le hayas dicho.

—Iré a buscarla —Jayden ignoró sus palabras, haciendo referencia a Beth.

—No, no irás —corrigió Ethan—. Ya es hora de irnos después de todo, te despides cuando la veas mañana.

Pero el ojiverde no pareció escucharlo realmente.

—No se muevan de aquí.

Entonces se dio la vuelta y se alejó de allí.

Ethan se llevó una mano a la frente como si no supiera exactamente qué hacer, si detener a Jayden o hablar con Casey ahora que estaba más consiente. La segunda situación pareció volverse una prioridad al pensar en las consecuencias que ocasionaría el que ella supiera toda o gran parte de la verdad acerca de Matt impostor, Matt verdadero y lo que había pasado con este último. Sobre todo, si Matt impostor se enteraba.

Por eso, ladeó la cabeza centrando su atención en Casey quien volvió rápidamente a su posición inicial recostada sobre la mesa en ese mismo instante. Pero no pudo evitar dar un respingo cuando escuchó los pasos de Ethan acercándose.

—No sigas fingiendo, Casey —soltó extrañamente serio cuando estuvo frente a ella.

Y lo peor es que la había llamado Casey.

—¿Uhmm? —inquirió ella sin levantar el rostro de la mesa, pero abriendo un ojo como si tuviera mucha pereza.

—Deja de hacerte la dormida o la que no sabe nada. Hace rato estás bien.

Ella levantó la mirada, como si estuviera siendo regañada y se sentó con normalidad en la mesa, quedando frente a Ethan, quien también había tomado asiento. Él alargó una mano sobre la mesa, sosteniendo la de Casey que había empezado a removerse nerviosa y la observó directo a los ojos.

—Vas a contarme todo lo que sabes, llorona. Yo te ayudaré.

...

Jayden caminó sin saber realmente a dónde dirigirse hasta que el ruido de la música y las risas se volvieron murmullos lejanos. El cielo nocturno le recordó que no había tomado la segunda dosis de su medicación en el día y traería consecuencias. De pronto, una piscina se extendió frente a él rodeada de grass bien cortado y algunos asientos blancos vacíos a lo largo. Nadie estaba allí, todos bailaban, comían o se tomaban fotos con los recién casados, a unos metros.

Suspiró y se sentó en el borde de uno de los bancos. Apoyó sus codos en sus rodillas y la barbilla en sus manos unidas. Su mirada se perdió en el agua de la piscina mientras intentaba recordar qué demonios le pudo haber dicho a la niña exactamente. Si no se había quedado con él significaba que le había dicho algo muy extraño o hiriente. Y se sentía culpable.

Estuvo dispuesto a levantarse y buscarla hasta que por el rabillo del ojo captó un movimiento. Frunció las cejas y se levantó al instante del asiento sin dar crédito a lo que observaban sus ojos.

Era ella.

Allí, en medio de la piscina, su vestido color durazno y su cabello rojizo tirando para rubio flotaban. Beth respiraba con tranquilidad, tan imperceptiblemente que por un momento se asustó. Pero no, estaba respirando y sus ojos azules estaban abiertos mirando al cielo. Parpadeó de pronto y eso lo obligó a reaccionar para acercarse al borde de la piscina.

—Oye —llamó, pero ella no volteó en su dirección—, ¿Qué estás haciendo?

Pareció que Beth no respondería, pero su pecho subió y bajó como si estuviera soltando un suspiro y, sin apartar la mirada del cielo, por fin habló:

—Estoy flotado en el agua —respondió simplemente.

—Sí, ya te vi. Sal de allí.

—No quiero, ven a sacarme tú —ladeo la cabeza encontrándose con la mirada preocupada de Jayden y sonrió—. Si puedes tomarte la molestia de hacer eso, lo cual no creo posible, ya que aparentemente volviste a la normalidad.

Jayden puso los ojos en blanco y se dio vuelta con dirección a uno de los bancos blancos que se extendían a unos pasos de la orilla, como si fuera a sentarse e ignorar su petición de la misma forma que siempre. Sin embargo, masculló algo en silencio antes de retirarse el saco, los zapatos y volver tras sus pasos con seguridad.

Beth abrió los ojos, impactada, por lo rápido que sucedió todo. De un momento a otro, Jayden saltó al agua. Antes de que pudiera incorporarse por completo, él llegó nadando a su lado. La agarró de la cintura como si fuera una muñeca y la llevo hasta el borde de la piscina sentándola sobre este. Quedó frente a ella. Por una vez, Beth pareció ligeramente más alta que él.

Lo observó a los ojos y pasó saliva con fuerza ante su cercanía.

—Lo hiciste —balbuceó todavía algo sorprendida y sin saber qué decir con exactitud.

Se mordió la lengua antes de decir otra cosa y su respiración se agitó al darse cuenta de que los brazos de Jayden habían quedado a ambos lados de su cuerpo, creando una especie de prisión. Dios mío, es que ni siquiera podía intentar ser cortante o estar disgustada con este chico ¿Por qué demonios se sentía tan nerviosa? ¡Acaban de dormir juntos! Claro, como hermanitos, según diría Adam, pero juntos, al fin y al cabo.

Jayden desvió la mirada sin apartarse o mover sus brazos. Beth lo observó casi embobada. Su cabello más oscuro debido a que se había sumergido en el agua. Sus labios entreabiertos eran tan rojos en contraste con su pálida piel. Quería levantar una mano y tocarlo, lanzarse sobre él y abrazarlo o algo, pero como siempre que estaban tan cerca quedó paralizada de pies a cabeza. Además, no volvería a intentar hacer algo como eso, ya no.

Jayden, que ni si quiera la observaba, presionó la orilla con ambas manos pensando qué decir, hasta que Beth rompió el silencio:

—Hay una escalera por allí —dijo señalando las gradas que le hubieran permitido a Jayden entrar a la piscina de todos modos.

—No tenía ganas de caminar hasta allá y siempre quise hacer algo así de dramático —soltó él sin ninguna pizca de emoción en su voz.

—¿En serio? —Beth levantó una ceja.

—No, en realidad no, no sé por qué lo hice.

—Está bien. No se lo diré a nadie.

Volvieron a quedar en silencio. Curiosamente Beth no hizo ningún comentario acerca de su cercanía, no se movió, ni siquiera lo miró. Jayden apretó los labios. Sí, definitivamente había tenido que decirle algo terrible bajo los efectos del alcohol. No debería importarle, pero sentía la necesidad de disculparse por alguna razón. Era ahora o nunca.

—Lo que te dije hace rato... —empezó él.

Beth observó al cielo nocturno pensativa.

—Umhm, sí —dijo como si estuviera haciendo un esfuerzo por recordar a pesar de que cada palabra estaba marcada en su cabeza—. Me dijiste muchas cosas. Algunas me pusieron feliz y otras triste.

—Solo olvídalo. Lo siento si te dije algo extraño o más hiriente de lo normal. No controlaba mis palabras.

Beth negó con la cabeza.

—No. Jamás voy a olvidar cuando me dijiste que podía dormir a tu lado. Me dejaste estar cerca de ti, muy cerca, pude abrazarte y oír los latidos de tu corazón, iban tan rápido como los míos —su emoción pareció disminuir de pronto—. O, tal vez, eran solo los míos. Aun así, por un segundo pensé que realmente era alguien importante para ti y luego... —bajó la mirada, triste, y dijo lo siguiente en un tono apagado—. Y luego, dijiste Mia.

—No tiene nada que ver contigo —escuchó la voz de Jayden—. Solo la recordé.

Al terminar de decir aquello, Jayden se impulsó del borde de la pileta para salir del agua helada. Se puso de pie y le ofreció su mano a Beth para ayudarla a levantarse y no resbalara o algo parecido. Pero ella no tomó su mano, se puso en pie sin ayuda y con éxito afortunadamente.

Beth observó el agua escurrir de su vestido como pequeñas gotas que caían al suelo alrededor de sus pies descalzos. Se había quitado los zapatos de tacón antes de entrar al agua así que, tuvo que levantar la mirada un poco más de lo que había hecho en toda la tarde para encontrar los ojos verdes de Jayden.

—Está bien, lo sé, lo sabía —dijo ella—. Después de todo, hasta intenté parecerme más a ella para gustarte.

Él tomó un hondo respiro.

—Mira, no sé por qué todos se empeñan a en decir que son iguales. Realmente no se parecen mucho y la poca similitud entre ambas desaparece cuando abres la boca, pero a veces cuando te miro por unos segundos y especialmente desde que luces así —la señaló de arriba a abajo—, me recuerdas algo... —hizo un gesto de dolor y desvió la mirada ligeramente hacia el costado—... Algo muy malo que hice.

Beth no comprendió a lo que se refería, pero Jayden no la dejó decir ni una palabra porque continuó:

—Esto no tiene sentido —dijo negando con la cabeza antes de desviar la mirada hacia otro lado.

Por la parte de Beth, las palabras del Jayden semiconsciente llegaron a su cabeza de forma automática. "A veces es doloroso verla". Claro, era doloroso verla parecida a Mia y aun así no le dijo nada.

—Pensé que si lucia como ella tú ibas a quererme, pero no pensé en tus sentimientos y ya sé que ni si quiera lo tomas como una posibilidad, pero si te enamoraras de mí no me gustaría que fuera porque me parezco a tu novia muert..—se aclaró la garganta, reprendiéndose en su mente por no saber cómo disculparse adecuadamente y frunció las cejas con preocupación—. Debe ser doloroso para ti. Lo siento mucho.

Jayden levantó la mirada, encontrando los ojos de Beth.

—No hagas eso —emitió.

Por un momento, ella no comprendió.

—No estoy haciendo nada.

—Tú no eres así.

—¿Así como?

—Todo de ti. Tu cabello, tu ropa, ahora incluso tu voz.

Sí, el cabello además de pelirrojo estaba peinado como el de Mia en la foto que vio en la habitación de Jayden. El vestido y los tacones altos que traía, en contraste con su ropa holgada de siempre, la hacían lucir como alguien de su edad y no menor como trataba de aparentar siempre, eso era seguro, pero la voz...

Beth tenía una linda voz. Suave y dulce, perfecta para representar su adorable rostro y todo lo opuesto a la aterradora personalidad que mostraba algunas veces. Sin embargo, la forzaba para que sonara algo más aguda la mayor parte del tiempo, con la finalidad de lucir lo más inocente posible. Y lo hacía de maravilla, no se escuchaba exagerada ni fingida, pero no era su voz y no calzaba con su edad para nada.

—Así es mi voz realmente —admitió en un suspiro—. Forzarla para parecer inocente todo el tiempo es cansado y ya me cansé.

—No tienes que hacer nada de eso.

—Sí tenía, pero tú no sabes nada —afirmó Beth y se llevó una mano a los labios con preocupación mientras volvía la mirada al suelo, como si acabara de decir algo muy malo—. Pensé que si lucía como Mia yo..., que tú..., pero no quería..., además yo... —empezó a sentirse ansiosa y negó con la cabeza—. No tiene justificación lo que hice. Era evidente que te lastimaría si me parecía a ella y solo decidí ignorarlo.

Jayden escuchó cada palabra salir de los labios de Beth sin tener una sola idea de qué hacer. Nunca había estado en una situación como aquella, al menos no siendo el espectador. Pero buscó en sus recuerdos de forma inconsciente y las palabras que usaba su madre para calmarlo cuando era pequeño, salieron de su boca antes de que se diera cuenta.

—Está bien, no importa. Tú no hiciste nada malo, Beth —Jayden se lo replanteó al escuchar sus palabras en voz alta. Tal vez no aplicaban para esta situación—. En realidad, sí lo hiciste, sí importa y no está bien. Pero todos nos equivocamos alguna vez. No te estoy culpando de nada, sé que no lo hiciste con mala intención y tal vez estás un poco confundida con tus sentimientos ahora. Pero tienes que entender que intentar ser alguien más no está bien.

Beth lo observó sin poder decir nada. Jayden no pudo descifrar lo que transmitió su mirada en ese momento y antes de arrepentirse, continuó:

—Solo actúa como siempre ¿sí? Te veías mejor cuando tu cabello era rubio.

Beth llevó una mano a su pecho dónde su corazón latía sin control. No entendía lo que le pasaba, de pronto empezó a sentirse muy extraña, todo a su alrededor empezó a verse extraño.

—¿Qué...? —intentó decir dando un paso cerca de él.

—Sí, ya. Respeta la distancia —él la hizo retroceder apoyando una mano en su hombro—. Está bien como eres normalmente. No cambies por nadie y menos por alguien que ni si quiera escucha lo que dices la mayor parte del tiempo, como yo.

Beth todavía parecía confundida, pero un destello de ilusión brilló en sus ojos.

Jayden suspiró con resignación pensando que no se estaba explicando bien.

—Podemos ser amigos —aseguró—, pero hasta allí. Eras tan molesta, al principio realmente no te soportaba y lo sabes porque te lo dije, te lo dije muchas veces.

Para Beth todo pareció dar vueltas por un segundo, como si tuviera un ligero mareo y sintió una punzada en su cabeza, pero no dejó de prestar atención a las palabras del ojiverde ni un segundo.

—Pero ahora tu compañía no me desagrada —completó Jayden—, cuando no dices cosas extrañas.

—Pero tú...

—La verdad, incluso cuando las dices, está bien que estés allí. Y lo considero así desde antes de que te tiñeras el cabello y empezarás a actuar diferente.

—Pero tú... te acercabas. Tocabas mi cabello porque era pelirrojo. Me di cuenta, todas las veces que lo hiciste.

—Te lo teñiste mal. Me preguntaba cuánto tiempo tomaría para que volviera a su color natural, le daba unas tres semanas —aclaró él.

Beth se llevó una mano a la frente de forma inconsciente. Su respiración empezó a ser rápida y profunda, el aire a su alrededor pareció volverse denso y pesado.

—Entiendo —murmuró.

—¿Sucede algo? —inquirió Jayden—. ¿Dije algo malo? No quise..

Dio un par de pasos lejos de Jayden. Su visión fue cubierta por puntos blancos que se hicieron cada vez más y más grandes. El mundo a su al rededor se veía distorsionado y no escuchaba más que un murmullo ahogado del ruido y las palabras alrededor de ella.

—No, no es nada —sus piernas temblaron, se detuvo—, solo siento... Que no respiro.

Jayden no escuchó ninguno de los murmullos que soltaba Beth. Como siempre que decía algo importante, fue tan bajo que el ojiverde pensó que no estaba diciendo nada.

—Oye, ¿te sientes bien? —inquirió cuando ella le dio la espalda.

No respondió.

La observó alejarse de él y le dio su espacio. Dio unos pasos lejos de ella también, sentándose en uno de los asientos blancos más alejados, mientras la conversación que acababan de tener se repetía en su mente. Sentía que ella acababa de contarle algo muy personal, algo que no le había dicho a nadie y que era muy importante. Lo supo a pesar de no haber entendido del todo, a pesar de que Beth pareció ocultarle algo más grande en contraste con lo poco que había soltado o como si sus palabras hubieran significado algo más.

Jayden.

Ah, estaba escuchando voces de nuevo.

Jayden.

Hazlo, puedes hacerlo.

—¿Qué voy a hacer de qué? Hablen claro o desaparezcan.

Luego escuchó el agua de la piscina.

—Ahora hasta escucho el agua moverse —dijo recostando la cabeza hacia atrás para observar el cielo nocturno—. Fantástico.

Hazlo, Jayden.

Hazlo.

Puedes hacerlo.

—Qué d...

Mátala.

Al escuchar aquello, un mal presentimiento se apoderó de su cuerpo. Ladeó la cabeza para observar sobre su hombro y una expresión de horror se formó en su rostro.

Porque Beth no estaba por ningún lado.

Obligó a sus piernas a moverse con rapidez en dirección a la piscina. Pero fue demasiado tarde. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, observó desde el borde, inquieto, como Beth se mantenía debajo del agua muy quieta y no salía a flote. Parecía que esta piscina como muchas otras, tenía un desnivel. Empezaba con una parte pequeña y terminaba con una mucho más profunda. Beth parecía haber caído en la parte profunda dada su buena suerte.

O saltó.

O la empujaron.

Jayden sacudió la cabeza, completamente paralizado, pero saltó detrás de ella al segundo siguiente sin pensarlo. El agua se sintió más fría que la primera vez que entró hace tan solo unos minutos. Alcanzó a Beth y la tomó por la cintura sacándola del agua con suma rapidez. La dejó reposar sobre la orilla y se impulsó con ambas manos sobre la misma para salir del agua también.

—¿Qué demonios pasó? Oye —la movió a los lados sosteniendo sus mejillas con una mano—, oye, Beth.

Ella no respondió. Estaba pálida como él papel, incluso sus labios habían perdido el color por completo y sus ojos estaban cerrados. Sostuvo sus mejillas pálidas, frías y la movió hacia ambos lados, ella se dejó manipular como si fuera una muñeca. No reaccionó.

—No puede ser.

Jayden se pasó la mano libre por el cabello.

—Mocosa, estás haciéndote la desmayada ¿cierto? —inquirió sintiendo esa desagradable sensación de preocupación incrementándose en su pecho—. Ni pienses que voy a hacerte RCP. Traeré a alguien.

Sin embargo, antes de que pudiera levantarse escuchó una voz que lo congeló en su sitio:

—Ah, es la hermana perdida de Mia, no la veía hace mucho. ¿No era rubia?

Ladeó el cabeza desconcertado y, después de mucho tiempo, vio a Asher aparecer con una sonrisa burlona a su lado. Sí, aquella voz en su cabeza que le sugería asesinar a cualquier persona a diestra y siniestra cuando no tomaba sus pastillas, y que cuando se materializaba era un molesto rubio.

—Por cierto, ¿qué le pasó? —continuó Asher.

—Se cayó en la piscina —respondió Jayden.

—Y no reaccionaste a tiempo ¿no es así? Que terrible —el rubio llevó una mano al rostro de Beth y acercó el dorso a la nariz de la pelirroja—. Oh, no. No está respirando, tienes que darle respiración boca a boca.

—Pues dásela tú.

—Parece que olvidas que solo soy un producto de tu imaginación. Debo ser invisible o algo parecido. Pensar en eso no me gusta.

—Asher, ya —lo cortó Jayden.

—Bueno, rápido. Nadie está mirando.

Entonces otra voz paralizó a Jayden:

—Hazlo, Jayden.

Jayden levantó la mirada con una rapidez impresionante al escuchar la voz de Mia. Ella estaba allí, a solo unos insignificantes metros de él. De la misma forma en que la recordaba, igual a la última vez que la vio antes de que la vida abandonara sus ojos mientras la sostenía en sus brazos. El mismo cabello largo y pelirrojo, las mismas pecas que cubrían sus mejillas, la misma mirada alegre y amable, dispuesta a ayudar a los demás incluso si eso significaba sacrificarse de alguna manera.

—¿Mia? —soltó sin darse cuenta.

La extrañaba, la extrañaba demasiado. Pero no era un buen momento. No era un buen momento y ella no estaba allí realmente. No lo estaba.

—Nadie parece estar cerca, no respira y debe expulsar el agua que tragó —continuó Mia con preocupación—. Ayúdala, por favor.

—¿Por qué demonios apareciste tú? —le recriminó Asher a la pelirroja—. Si había alguna posibilidad de que lo haga, murió con tu presencia.

Jayden intentó levantarse, pero Asher señaló a Beth inconsciente en el borde de la piscina:

—Vaya, la dejaras morir, a ella que soportó tu humor tanto tiempo. Se merece un premio —el rubio hizo una pausa antes de abrir los ojos como platos—. ¡Es cierto! Incluso se enamoró de ti, eso es demasiado ¿no crees?

—Nadie se va a morir —masculló Jayden.

—Entonces apresúrate —Asher lo animó con una mano. Aunque realmente, habían pasado unos pocos minutos.

—¿No eres tú el que me dice que mate a todos? —inquirió Jayden con confusión.

—Umm sí, pero ella me cae bien.

Jayden observó a Beth frente a él, pálida e inexpresiva, luego su mirada cayó en sus labios, ahora casi tan palidos como su piel.

—Esto está tan mal —alcanzó a decir.

Entonces acercó su rostro al de Beth y...

—Así no, salvaje —lo detuvo Asher.

—Cierto, cierto —reaccionó Jayden separándose de Beth y colocando sus manos entrelazadas sobre su pecho para empezar a dar ligeras compresiones sobre el mismo mientras contaba.

Uno, dos, tres...

Después de algunos segundos, Jayden se dio cuenta de que Mia lo observaba con una sonrisa triste, pero sacudió la cabeza y volvió su atención a Beth.

Como si eso no fuera suficiente, más voces irrumpieron en su mente, desconcentrándolo, pero estas eran de personas vivas y reales que conocía desgraciadamente.

—Oye, Jay-Jay qué...¡¿Qué se supone que hiciste ahora?!

Jayden cerró los ojos y soltó un suspiro de "¿Es en serio?" de forma inconsciente al ver a Ethan y Casey acercarse en su dirección. Solo faltaba que apareciera la madre de Beth o su hermanastro Nícolas.

—¿Qué sucedió? —inquirió la ojiazul en tono de alarma, llegando rápidamente frente a él.

—De todas las personas en esta boda, ¿tenían que aparecer ustedes? —se lamentó Jayden.

Ethan se llevó una mano al pecho como si estuviera dolido.

—Ahh, me gustaría estar vivo de nuevo —comentó Asher con nostalgia al observar la situación.

—Vámonos de aquí —dijo Mia tomándolo del brazo y desapareció con el rubio entre los árboles y arbustos a unos metros de allí.

Y a pesar de que era posible que pudiera verla e incluso hablar con ella si la seguía, Jayden no fue tras ella.

—¡Ayuda! —exclamó Casey y tuvo la intención de correr lejos de allí para buscar a alguien.

—Todos están muy lejos —la detuvo Ethan, sosteniendola por el brazo—. No puedes ir, no pueden enterarse de que causamos problemas o empezarán a hacer preguntas acerca de nosotros y de dónde venimos.

Casey puso una expresión de culpabilidad y preocupación, pero terminó por sentarse al lado del cuerpo tendido de Beth. Pronto, Ethan hizo lo mismo.

—Podría hacerlo yo, pero no sé cómo... —intentó disculparse la ojiazul.

—Yo tampoco, Jay-Jay —agregó Ethan—, lo lamento.

Jayden tomó un hondo respiro.

—Está bien. Solo...deja de llamarme así por un momento —masculló—, y no hablen.

Jayden seguía contando en su mente y no se estaba tranquilizando para nada. ¿Cómo demonios hacía Matt impostor para mantenerse calmado así? Bueno, las situaciones eran muy diferentes. Sacudió la cabeza y continuó:

Veintiocho, veintinueve, treinta...

Ahora seguía lo que seguía.

Observó el rostro de Beth, impasible y pálido, por lo que parecieron varios minutos, pero no fueron más que simples microsegundos. Luego, cubrió la nariz de la pelirroja, apretó los labios, e hizo el ademán de acercarse a su rostro.

—No lo harás —dijo Ethan.

—Lo haré —aseguró Jayden.

—No lo digo por ti —continuó el castaño, luego su atención se centró en el vacío—. No voy a darte el control de nada. ¿Y dónde aprendiste a hacer eso? Ahh, un documental, que bonita historia, pero no...

Casey lo observó sin comprender.

—Ethan qué te... —"sucede", intentó decir.

Pero el castaño levantó el brazo y detuvo a Jayden sosteniendo su hombro con una mano. El ojiverde levantó la mirada sin comprender porque lo habían alejado del rostro de Beth cuando estuvo lo suficientemente cerca como para rozar su mejilla al separarse de ella. 

—Jayden se sentirá culpable si lo hace —dijo la voz de Adam, dirigiéndose a Ethan, ahora en su cabeza—. Te lo pagaré.

Entonces se inclinó sobre Beth y juntó sus labios.



...

Omgggg

Yo hace unos meses planeando que Jayden le diera RCP a Beth: El titulo va perfecto. ¡Me encanta!

Todos ahora viendo como terminó siendo Adam: 👁️👄👁️

Ethan: (reprime una risa) Te ganaron, Jay-Jay.

Matt: Ahora tendré que cepillarme los dientes cincuenta veces e ir a la iglesia con Jayden.

Jayden: Adam, te odio.

En fin, ¿qué les pareció el capítulo? Yo ya no sé qué pensar. Después de que Jayden y Casey se volvieron besties todo es posible.

¿Qué sucederá con Jayden y Beth?

¿Cómo que Nícolas es sospechoso? ¿Y cómo es eso de que entre hermanastros también se dan? *finge demencia y corre*

Próximamenteee:
El plan era que cada uno se fuera a su casa, no que todos terminaran en una casa juntos. ¿Quién dormirá con quién? Excelente pregunta, Ana Karen. Descubramoslo en el siguiente capítulo ¡Muy pronto!

¿Todavía no me siguen en instagram? Busquenme como @alexandravrose para que se enteren de los títulos de los próximos capítulos y lloremos juntos. Quiero ver sus teorías locas en ese post, hay un par bien acertadas.

Ahora me despido. Como ya saben me voy sin decir cuando vuelvo para mantener la emoción 🤍

Con amor,
Rose.

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