<<Dañar y perdonar son cosas inevitables de la vida. <<
Quedé solo en aquel baño. Solo y desgraciado como había llegado al mundo.
Lo había perdido todo, todo lo que alguna vez creí haber tenido se había ido, más bien, yo había expulsado todo aquello de mi vida.
Cada parte de mi deseaba estar con Calum.
Me sentía mal por Christina pero sentía que la había cagado con Calum, jamás debí haberle pedido aquello.
Nadie se imagina las horribles cosas que puedo pensar cuando estoy triste y solo.
Pensaba en la muerte, no quería tener una vida sin Calum aunque era absurdo porque antes de conocerlo era una persona normal.
Se necesita tristeza para apreciar la felicidad y entonces comenzaba a apreciar aquellas noches que besaba a Calum mientras él hablaba borracho. Cuando me preguntaba del por qué yo era tan bueno con él y terminaba diciéndole que lo amaba.
Era demasiado tarde para arrepentirme.
No sólo sentía un dolor emocional inmenso, también un dolor físico que se apoderaba de mi pecho y entre lágrimas acortaba mi respiración haciendo que gimiera y llorara cortado.
Yo sólo estaba tan ilusionado y feliz que jamás me hubiera imaginado que sólo era alguien más.
No soy la persona que solía ser, lo admito, estoy consciente de aquello, pero estoy seguro que no fue mi intención, el dolor me ha convertido en lo que soy ahora.
Fui débil, lo admito, pero es tan difícil volver a confiar en alguien que te ha roto el corazón un par de veces. La mente, el corazón, las ganas, las esperanzas, se cansan, se cansan de soñar, de luchar, de vivir, de sentir.
Él nunca sabrá cuantas sonrisas estúpidas me robó, cuantos sueños interrumpió, cuantas esperanzas me cortó, cuantas lágrimas logró que salieran de mi por él.
Deseo tanto que este sentimiento sea efímero porque estoy tan cansado.
La aurora de la mañana era tan común y ordinaria como la de todos los días, lo que me ponía bastante molesto porque mi mundo se estaba cayendo a pedazos pero al mundo parecía no importarle.
Entré a casa tratando de esconder mi tristeza con una sonrisa y me di cuenta que podía ser tan fuerte como me lo propusiera ya que somos pocos que podemos esconder este sentimiento tan fuerte y feo con una sonrisa.
-¿Por qué has llegado tarde?.- Mi mamá esperaba por mí en la cocina.
-Mamá, tengo una buena explicación para todo pero.-ya no era tan fuerte como lo solía ser hace un segundo atrás porque mis lágrimas comenzaron a correr mi rostro.
-¿Qué pasa Luke?, ¿qué ha pasado?.
Mamá era muy compresiva y buena conmigo, no sé si es porque sea su único hijo y porque había tenido mucha dificultad con los bebés y yo fui algo así como su “milagro”.
-¿Hay algo malo en mí?. Sé que eres mi madre pero te pido por favor que no respondas como tal. –comencé a llorar una vez más.
-Pasa que solo has tenido mala suerte de elegir a las personas que te rodean. Eres la persona más buena que he conocido y no es porque sea tu madre, lo digo enserio cariño.- Dijo abrazándome.
-Perdón por llegar a esta hora y aceptaré el castigo que merezco pero hoy no me interrumpas ni para comer. Estoy muy cansado.
Mi madre asintió y subí a mi habitación, me tiré a la cama y dormí hasta la mañana del día siguiente.
Si Calum tocara la puerta el día de mañana lo recibiría feliz, realmente lo haría. De cierto modo estaré esperando a Calum toda la vida aunque le haya pedido que no volviera más.
-
El día lunes por la mañana me levanté sin ánimos para asistir al instituto.
Ashton llegó a primera hora con la noticia de que Calum había dejado el instituto. Supongo que la promesa de que se alejara de mí se la había tomado mucho más enserio que la de jamás dejarme.
Me dolió escuchar eso, realmente lo hizo y no sé por qué. Supongo que es así de confuso y triste estar enamorado.
Tengo que comenzar a aceptar que no somos, no seremos, simplemente fuimos.
Estaba solo en aquel asiento, el salón parecía tan aburrido, ordinario, odioso. Probablemente siempre fue así y el hecho de que estuviera con Calum hizo que lo viera diferente.
Ashton se sentó a mi lado al notar que estaba triste, no podía ocultarlo.
-¿Por qué estás triste?
-¿te igual que Calum se haya ido?
Me sentí enfermo con su indiferencia.
-No, realmente lo lamento, aunque no entiendo por qué estarías molesto si fuiste tú quien pidió que se fuera, ¿no?
-¿Cómo lo sabes?
-Calum me lo dijo.
-Pero si tú y él estaba enojados.
-Hablamos las cosas cuando me di cuenta que no podrías ayudarlo.
-¿Por qué tendría que ayudarlo?
- Te lo contaré porque siento y creo que es necesario. Tú sabes muy bien que Calum es como mi hermano y a todos nos gusta fumar uno que otro porro, unas pastillas suaves pero he pillado a Calum metiéndose drogas fuertes; Heroína, cocaína, y esas cosas.
-¿Y qué quieres que haga?, ¿qué las consuma por él?
-Yo, yo sólo creí que podrías hablar con él porque a mí no me quiso escuchar.
-Es un niñato estúpido e incomprendido que sólo trata de llamar la atención. Ya has caído en su juego, yo no volveré a caer.
Lo sé, yo no lograba comprender cómo era que lo amara tanto pero a la vez el odio me consumía y joder me daban ganas de romper e insultar a todos.
En el receso Ashton se cambió varios asientos más adelante. Las clases tan tontas y estúpidas como siempre.
¿De qué sirve saber un problema matemático o en resultado de una ecuación química si no sabemos cómo resolver los problemas del alma, de la vida o del corazón?; El instituto es una mierda.
La clase de biología comenzaba y no estaba tomando atención porque básicamente jamás me interesó la biología y creo que hay cosas más importantes en este momento como mi dolor.
Me levanté del asiento a ofrecerle mis disculpas a Ashton, había sido bastante desagradable con él esta mañana.
Mientras charlaba con Ashton la profesora de biología me pidió que diera una explicación sobre las células, la cual no sabía porque obviamente no le estaba prestando atención.
Me pidió cinco veces que lo explicara y me negué las cinco veces. No fui mal educado, sólo me negué porque no sabía y porque no se me daba la gana estar explicando una estupidez en frente de la clase. Me sacó del salón y me llevó con el director.
El director llamó a mis padres, realmente no lo entiendo porque sólo me negué a responder algo.
No pude saber lo que habló con mis padres hasta llegar a casa.
-¿Qué te ha dicho?
Pregunté sin preocupación alguna.
-¿Por qué has estado faltando a clases y no has estado tomando atención?
No sabía que responder, realmente lo sabía pero no quería decirle a mi madre que estaba lleno de problemas.
-¿Por qué te has alejado de todos tus amigos y has estado pesado?
-¿Por qué están suponiendo esas cosas de mi?, no pueden andar suponiendo cosas de mi.
-¿Qué quieres conseguir con esto?
-Nada, ¿por qué tendría que conseguir algo?
-Entonces no tienes ninguna justificación Luke, dime qué está pasando.
Me quedé en silencio.
-Irás a un psicólogo, si no lo aceptas estarás castigado hasta que termine el año.
-Mamás falta demasiado para eso.
-Tú eliges.
-Joder, todo es una mierda; El instituto, los amigos, las chicas, esta casa.
Subí a mi habitación pero la voz de papá me detuvo.
-Luke, ¿crees que porque te hemos dado todo lo que siempre quisiste o por ser hijo único vas a tratarnos como se te dé en gana?
Me limité a no responder.
Tenía un poco de razón porque en realidad si solía a aprovecharme de aquella condición pero era más bien inconscientemente y creo que todos nos hemos aprovechado un poco de nuestros padres.
Tres días más tarde estaba en una sala de espera, esperando a mi psicólogo.
Entré a su oficina solo, sin mis padres. Me sentía bastante incomodo porque jamás he sido de la idea de contarle los problemas personales a gente que no conoces.
Sé que son profesionales pero aun así son personas y si he aprendido algo con Calum es que no se puede confiar en nadie en esta vida.
Así eran mis “sesiones”, así lo llaman los psicólogos a las citas con ellos. Yo asintiendo o negando pero jamás hablando.
-Luke, esta es nuestra tercera sesión y no me has dicho nada.
-Mire, esto es simple; Usted dígale algo bueno a mis padres y yo lo apoyaré, sin necesidad de hablar o de intercambiar pensamiento.
-Tengo prohibido hablar de lo que tú y yo charlamos acá, con tus padres o cualquier otra persona. Aunque si lo pienso bien tampoco tendría mucho que contar.
-De todos modos no soy de la idea de hablar sobre la vida privada o problemas con desconocidos.
-Muy bien, yo a tú edad también pensaba como tú.
Le sonreí, ni siquiera recordaba su nombre.
-Tu madre me dijo que no eres una persona que se podría definir “callada”.
-Probablemente no lo soy pero si soy reservado.
-¿No te has puesto a pensar que quizás esa sea la razón de tus problemas?
-Yo no lo he dicho que tengo problemas.
Pensaba cada respuesta porque sabía en los juegos que te hacen caer los psicólogos.
-Pero tampoco lo has negado.
-Todos tenemos problemas.
-Tienes razón, yo peleo mucho con mi novia.
-Que bien, de todos modos para eso están las personas, para dañar.
-Pero para eso está el perdón. Por algo existe, ¿no?
-A veces no es sufriente el perdón.
-Sé que no debería decir esto pero, Luke, esta es la única oportunidad que tenemos de ser nosotros mismos, de amar, de odiar, de dañar, de vengar, de ser feliz y de perdonad. ¿Y sabes por qué sé que el la única?; Porque esta oportunidad se llama vida.
Esa tarde terminé contándole sobre Calum. No le dije que lo amaba y tampoco le dije que las estupideces que hice cuando se fue. Le conté sobre lo que hemos pasado omitiendo varias cosas.
Cuando salí de la sesión me fijé que mis padres aún no llegaban así que fui a la recepción y pregunté sobre algún grupo de apoyo contra las drogas o algo por el estilo.
La secretaria era bastante amable, me recordó a mi madre cuando era más joven y solía consentirme en todo.
Me dijo que había un grupo “anti-drogas” bastante completo, con psicólogos, doctores y un grupo de personas contando sus vidas y sus experiencias con las drogas, aunque esta última se podía omitir porque a muchos les daba vergüenza y querían mantenerse en el anonimato.
Todo esto salía un costo total de $50 dólares por día asistido, lo que era bastante caro para un joven de 17 sin ningún ingreso económico, pero según la secretaría el porcentaje de gente rehabilitada era de un %100.
Valía la pena.
Subí al auto 10 minutos más tarde, le pregunté a mi madre si podía dormir en la casa de Ashton porque teníamos un trabajo bastante largo, mentí. Dijo que si, no se suponía que estuviera castigado porque había aceptado ir al psicólogo.
Hice que llevaba un bolso para que todo pareciera más creíble aunque después la guarde debajo de las plantas del jardín principal.
Salí nervioso, eran las 9:30 pm. E iba en busca de Calum.
De cierto modo una parte de mi había estado esperando que Calum me fuera a rogar un poco pero no fue así aunque no tenía ningún derecho de disgustarme por eso.
Fui al departamento de Calum pero no había nadie, no temí por la posibilidad de que se haya ido una vez más porque sentía que aún estaba acá.
Llamé a Ashton para preguntar si lo había visto, como volvieron a hacerse amigos. No había fin de semana que no salieran juntos.
Ashton me confirmó que estaba en un club y sin pensarlo me dirigí.
Estaba ahí, bailando con la primera que se le cruzaba. Omitiendo todo lo que había pasado entre nosotros, omitiendo que quizás yo no estaba del todo bien.
Me acerqué a él y le di un empujón.
-¿Por qué no me buscaste?
-¿Qué te pasa?
Me devolvió el empujón.
-¿Tan fácil fue para ti?
-¿No recuerdas todo lo que me dijiste?
Entre empujón y empujón comenzamos con los puñetazos, para ser sincero yo di el primer golpe.
Las luces con todo el movimiento hacían que comenzara a marearme pero lo ignoré.
Las personas trataron de separarnos pero yo no paraba de repetir que lo odiaba y comencé a llorar mientras los golpeas se hacían más débiles.
Los guardias nos sacaron del club y nos advirtieron que si seguíamos llamarían a la policía, lo que a Calum no le importó porque una vez fuera comenzó a golpearme otra vez.
Calum se puso sobre mí y comenzó a llorar cuando por fin terminamos de pelear. Apoyó su sien sobre la mía y terminé llorando con él.
-Te amo.
Cerré los ojos porque no quería ver su reacción.
-Yo igual te amo.
Me besó, no sólo fue un roce de labios. Fue un beso.
Me sentí como en las nubes. Sinceramente no lo esperaba, no esperaba ni siquiera recibir otro “yo igual te amo”. Deseaba sonreír pero mi shock era bastante más grande.
No dijimos nada sobre aquel beso, sólo nos levantamos y comenzamos a caminar sin rumbo.
-¿Quieres ir a la estación?
Solíamos ir allí después de alguna fiesta.
-Quiero ir a casa.
Calum no era capaz de mirarme a los ojos, sentía vergüenza y estaba claro. No me quise emocionar una vez más en vano porque probablemente estaba bebido.
Le pregunté si deseaba que yo lo acompañara y asintió con la cabeza.
Cuando llegamos al departamento Calum se sacó sus zapatos y se recostó descalzo en la cama sin dirigirme una mirada o siquiera una palabra.
-Yo me iré, ¿sí?
-No, por favor.
No lo comprendía, no me hablaba, no me miraba pero me quería allí con él.
-¿Quieres hablar?
-No.
-¿Qué quieres?
Comenzaba a enfadarme.
-Que te quedes esta noche junto a mí.
Definitivamente no estaba borracho, joder como quería gritar de la felicidad.
Había olvidado aquella sensación de que pase algo realmente bueno justo en el momento que más lo necesitas pero menos lo esperas.
Estaba tumbado a su lado. Me daba la espalda y yo miraba el techo que más bien era un blanco bastante sucio.
-¿Cómo te fue en tu viaje?
Calum se volteó a mirarme.
-Encontré a mi madre y a mi hermana.
-¿Hablas enserio?
Sonreí, realmente me sentí muy feliz por él.
-Mamá se casó y ha tenidos dos hijos.
-¿Tienes hermanos?
-Ellos no saben que existo.
No comprendí. Se suponía que Calum había encontrado a su madre.
-¿Tu madre no les había hablado de ti?
-Vi a esos chicos jugar por el jardín. Creí que me había confundido de casa pero aun así pregunté por mamá. Los chicos gritaron por su madre y salió ella. Parecía cansada y me preguntó si buscaba algo.
-¿No te reconoció?
-No.
-Lo lamento.
-Esos pequeños llevan mi nombre y el de mi hermana.
-Es un lindo gesto.
Mentí, que una madre no te reconozca es algo terrible.
-No lo es. Lo hizo para sentirse bien con ella misma.
-¿Qué hay de tu hermana?
-Murió.
-¿Hablas enserio?
Realmente me sorprendió. Jamás esperas que una persona que no ves hace mucho tiempo.
-Pregunté por ella en una casa que se suponía que vivía. No sé él porque o la razón o el motivo pero murió.
-Lo lamento tanto, de verdad.
-Lo más terrible de todo esto es que tuve tanta esperanza en este viaje y fue todo un completo desastre, una mierda. Lamento nuevamente haberte dejado.
Calum comenzó a llorar en silencio volteando y dándome nuevamente la espalda.
-Yo sé que tienes mejores cosas preparadas.
-No lo creo.
-¿Me acompañarías al psicólogo mañana?
-¿Desde cuándo vas a un psicólogo?
-Larga historia y tengo sueño.
-Está bien.
-Tú también tienes una cita allí.
Lo abracé por la espalda.
-¿Por qué yo?
Me miró de reojo.
-Me he gastado todos mis ahorros en eso así que serías muy mala persona si te niegas.
-Pero yo no estoy loco.
-Yo tampoco lo estoy.
Dudó un poco.
-Está bien, iré. Pero si no me gusta no volveré a ir.
-Lo que tú digas Calum.
Me daba igual si le gustaba o no. Lo obligaría todos los días de mi vida hasta que se “sanara”.
-¿A qué hora es?
-Cuatro de la tarde.
Calum se durmió 10 minutos después de un profundo silencio entre los dos.
Me pregunto en las cosas que sueña o que piensa al estar conmigo.
Besé su mejilla y en mi mente le desee unas buenas noches.
Esa noche me dormí respirando su olor.