Una nueva cazadora

By Irisboo

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La venganza puede ser un objetivo, pero nunca será un final. Elsa vio en la venganza una salida a su resentim... More

Prólogo
Parte 1- Venganza
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Parte 2- Un nuevo objetivo + Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Parte 3 - Es mío, no lo toques + Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Epílogo
Adelanto "Una nueva cazadora 2"

Capítulo 14

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By Irisboo

Sentada frente a mi ordenador, el correo de Philip no me sorprendió, hasta que lo terminé de leer y cliqueé en el enlace que me mandó. Cuando lo abrí, la página de un periódico sensacionalista mostraba unas fotografías muy explícitas. En ellas, la zorra había sido sorprendida de rodillas haciéndole algo más que una reverencia al “cetro” de su novio. Cuando conecté con las noticias en la web, pude ver los resúmenes de los canales de prensa amarilla. Los periodistas perseguían sin tregua a la consternada Scarlett, y entrevistaban a sus conocidos y amigos, que renegaban de ella como la peste. Su estirada familia se negaba a hacer declaraciones, y amenazaba con demandar a las publicaciones que habían destapado aquel escándalo. El video al completo estaba colgado en internet, y fue top trending hasta que lo clausuraron. Por sí sola, la perra se había arruinado. Cuando entrevistaron a Ethan, este negó toda relación formal con ella, alegando que tan solo pertenecían al mismo grupo de amigos, y que de vez en cuando eran simples amigos, con derecho a roce, nada más. Noté una presencia a mi espalda, y vi que Adam estaba absorto en las noticias que reproducía mi portátil. Él me miró, como entendiendo que conocía a aquella gente, y que había algo que necesitaba que le explicase.

-           Bueno, creo que ya puedo contarte mi pequeño secreto.-

Adam giró una silla y me escuchó atentamente. No le conté nada del club de las cazadoras, más bien le hice un resumen edulcorado, en el que omití todo lo relacionado con mi transformación exterior e interior. Había cosas, que por muy gay que fuera, no me estaba permitido revelarle. Pero con respecto al cretino y a Scarlett, y mi pequeña venganza, no omití nada.

Cuando terminé mi historia, él simplemente asintió y meditó unos eternos segundos.

-           ¿Philip lo sabe?.-

-           Sospecha algo, pero el único que lo sabe, a parte de mí, eres tu.-

Meditó otro minuto y después volvió a asentir.

-           No conocí a Eli, pero sí aprecio a su hermano, y mucho. Así que si puedo hacer algo para humillar a ese… ¿cómo lo llamaste, cretino?.-

Asentí con la cabeza.

-           Bien, si puedo hacer algo, cuenta conmigo.-

Tuve que abrazarle, porque lo necesitaba, y porque si no lo hubiese hecho, él vería mis lágrimas. Y no podía mostrarme débil, no podía.

-           De momento, necesito que seas mi novio, aunque no lo seas. –

-           No seré tu novio, pero te aseguro que eres mi chica.-

-           Gracias.-

Después de los primeros días de entrenamientos, el entrenador organizó una comida para estrechar lazos entre los jugadores, los veteranos ya se conocían, pero debían confraternizar con las nuevas incorporaciones. Cuando Adam volvió de aquella comida, su expresión me hizo sospechar que algo no iba bien.

-           ¿Qué sucede?.-

-           Hoy en la comida, noté que los chicos me miraban y sonreían. Me sentí incómodo, porque no sabía por qué era el centro de sus cuchicheos, así que agarré  a uno por la camisa y lo obligué a decirme que pasaba.-

-           Haciendo amigos. Así no vas a crear lazos con los compañeros.-

-           Pues… la cosa es…-

Caminó hacia el ordenador portátil, y tecleó en el buscador y localizó un video en youtube. Cuando apareció mi imagen me quedé clavada en el asiento. Era yo, y mi ahora famoso helado de chocolate. Le habían puesto una música muy sugerente.

-           Vaya. Soy famosa.-

-           Más de lo que crees. Y aún hay más.-

Me enseñó el otro vídeo, donde salía del agua de forma tan sugerente. No supe que decir.

-           Resulta que ahora no soy Adam, “el muro de Gales”, el nuevo fichaje del los Sydney Roosters. Ahora soy el tío suertudo que sale con este pedazo pibón.-

-           Lo siento, yo…-

-           ¡Lo sientes!, joder, ni de coña. Ahora soy un héroe en el vestuario. Y seguro que soy la envidia de más de 100 tíos.-

Miré el marcador de veces que se había reproducido el vídeo, y reí.

-           O tal vez de 345.242.-

Ambos rompimos a reír. Al final, mi seducción había servido para algo más que para alimentar una venganza. Adam tenía el reconocimiento de los “pichas bravas” de aquel país.

-           Ahora tendré que exhibirte más a menudo.-

-           Bueno, eso seguro. Ah, te comenté que me había mirado centros de masaje deportivo en la ciudad, para buscar un empleo complementario.-

-           Si, por qué.-

-           Esta mañana me han llamado de 5 de ellos para ofrecerme empleo. Y creo, que ahora sé porqué.-

-           Bueno, sólo puedo decirte una cosa… escoge bien. Tenemos una reputación que mantener.-

Le sonreí y volví a buscar el vídeo del helado. Me estudié desde aquella nueva perspectiva. ¡Joder!, si que era caliente.

-           Ah, tendrás que ponerte guapa para el viernes por la noche. Tenemos una inauguración.-

-           ¿Y qué inauguramos?.-

-           Ni idea, algo de una tienda de deportes, o de ropa, o de perfume, yo que sé. El caso es que el club tiene unas demandas por derechos de imagen o algo así, y me han sugerido que acudiera, acompañado a ser posible.-

-           Interesante. ¿Y cuanto dices que cobrarás por esa aparición?.-

-           Yo un pellizquito, pero la mitad se la lleva el club. Ahora bien, pensando como buen economista que soy. Si causas buena impresión, quizás para ti haya más inauguraciones y esas cosas.-

-           ¿Me estás diciendo que podría ganar un dinero como los “famosetes” que acuden a eventos?.-

-           Asúmelo, cariño. Ahora somos famosillos.-

-           Umm, si, quizás sea interesante.-

-           Si te aplicas, seguro que consigues una bonita suma en poco tiempo. ¿No me comentaste una vez que te gustaría montar tu propio negocio?. No sé, tal vez consigas lo suficiente para conseguir ese objetivo.-

-           Suena bien.-

Al final, el viernes acudimos de la mano a la inauguración de una tienda nueva, de una cadena de ropa y complementos muy conocida, pero que ahora no recuerdo el nombre. Me compré un vestido apropiado, acorde con mi nueva imagen de chica caliente y comprometida. Algo que decía “mercancía de lujo”. El “no tocar, propiedad privada” lo llevaba Adam estampado en su actitud.  Cuando posamos para el fotocol, Adam posó su mano en mi espalda, con aquel gesto tan caballeroso y posesivo. Adoraba cuando ese hombre se metía en su papel de novio.

Caminamos entre los expositores de ropa, tomando canapés y copas de las bandejas de los camareros. Adam encontró un grupo de compañeros y sus acompañantes, y nos reunimos con ellos haciendo un pequeño corrillo. Recordaba a dos de ellos, Lote y Chris. El primero era difícil de pasar por alto, eran más de 100 kilos metidos en 1,90 cm. Chris, era otra cosa. No, espera, ¿veía doble?, no podía ser.

-           Hola, soy Nick.-

-           Elsa.-

-           Lo sé.-

¿Tenía que ruborizarme?. Seguramente. Ese era el tipo que salía en el anuncio del perfume Invictus, de Paco Rabanne, y sabía mi nombre. Pero sentí la presión de la gran mano de Adam a mi espalda, y la seguridad que me transmitía. Si estaba allí, era porque la gente hablaba de mí. Y aquellos tipos estaba claro que lo habían hecho. Podía verlo en sus sonrisas torcidas, y en sus ojos brillantes. A ellos les gustaba tenerme cerca, examinarme a corta distancia. A algunas de sus acompañantes no, totalmente no. Sus miradas eran tan afiladas, que podía sentir la sangre correr por mi cuello. Sobre todo, la de una rubia espectacular que se aferraba con ansia del bíceps del otro Youngquest, del que ya conocía. No me gustaba tampoco como me miraba él, como si hubiese cartografiado el mapa de las partes de mi cuerpo, que escondía ahora mi ropa. Era una sensación extraña, pero tenía que acostumbrarme a ella, porque seguramente me encontraría con muchos como él. Me estiré hasta el oído de Adam, y le dije que me iba al servicio, luego me disculpé educadamente del grupo y comencé la imposible tarea de llegar al servicio. Sí, imposible. ¿Por qué no hay un servicio en ese tipo de tiendas?. Cuando el dolor punzante en mi pié me dijo que no diera un paso más, desistí. Es lo que pasa cuando te pones unos zapatos nuevos con 10 cm de tacón. Si, eran muy monos, me hacían unas piernas increíbles, pero me habían hecho una rozadura en la parte de atrás del pié. Al menos estaba preparada, aprendí a estarlo. En mi pequeño y coqueto bolso, llevaba una cajita con los Compeed. Bueno, ya que no podía encontrar un lugar privado donde colocarlos, lo haría en un lugar no tan discreto. Me acerqué a una pared, y apoyando mi mano sobre una balda de pantalones, me estiré y retiré el zapato, apartándolo contra la pared, donde nadie lo arrastrara. Me incliné con el apósito en los dedos, y coloqué la tira sobre la rozadura. Sentí el culo de alguien golpeando mi cadera, y el precario equilibrio que poseía se perdió. El suelo se acercaba a mi rostro inexorablemente, hasta que unas manos grandes y cálidas me sujetaron por la cintura. ¡Dios!, adoraba a Adam y su don de la oportunidad.

-           Este no es un buen lugar para descalzarse.-

No, aquella no era la voz de Adam. Cuando me giré hacia mi salvador, me topé con la arrolladora sonrisa del menor de los Youngquest. Sí, Nick podía ser el más famoso, pero no tenía nada que hacer al lado de su hermano Chris. Una suave sonrisa apareció en mi rostro, por acto reflejo, estaba segura, porque las funciones de mi cerebro se habían paralizado. Su contacto había subido un par de grados mi temperatura, porque noté como el sudor se asentaba en mi espalda.

-           Gracias.-

El se inclinó, tomó el zapato y lo colocó con cuidado en mi pie. No sé cómo se sintió la cenicienta, pero cuando sus dedos sujetaron mi pierna… agradecí al fabricante de mis bragas el incluir un buen elástico en ellas, porque aguantaron en su sitio con heroísmo.

-           Un placer.-

Tenía que estar prohibido tener aquella voz, o al menos hacerla tan sexy a voluntad. El puñetero sabía cómo modularla de aquella manera. Seguro que había practicado horas interminables hasta lograr aquel tono, porque no podía ser natural, no, no podía, porque si era así, no quería imaginar cómo sería el resto de sus habilidades innatas.

-           ¡Sé lo que intentas!, zorra.-

La voz irritada de la rubia nos hizo girarnos a los dos.

-           ¡Sandy!, ¿qué…?.-

Chris la retuvo por el brazo, antes de que sus tetas perfectas se me metieran en la boca.

-           Vuelve con tu novio, y deja de jugar con los chicos de las demás.-

-           Yo no…-

-           Oh, deja de fingir. El papel de damisela en apuros no te pega.-

Su voz era casi un grito, y causó el mismo efecto en el local. Teníamos un coro de espectadores a nuestro alrededor. Genial, mañana tendría otro vídeo colgado en el youtube. Vale, si quería ser la reina del protagonismo, adelante, pero yo no me dejo pisotear y mucho menos por una como ella. Llevaba la palabra diva tatuada en la frente, y yo iba a borrársela, porque había cometido el peor de los errores; cabrearme.

-           Mira niña, si quieres dar el espectáculo, vete al circo. Con lo que saques con las entradas podrás comprarte un bolso nuevo.-

-           ¡Me estás llamando niña!. ¡Tú sí que eres una niñata, no tienes ni idea de con quién te estás metiendo.-

-           ¿ Con una fregona desteñida con tetas de plástico?.-

-           ¡Wow, pelea de gatas¡-

Aquel grito de uno de los hombres que se habían acercado, fue todo lo que se necesitó para hacer que el resto del personal se concentrara en nuestra particular disputa. Adam se acababa de abrir paso hasta mí.

-           ¿Estás bien?.-

-           ¡Suéltame, que le arranco las extensiones!.-

Chris la sostenía en el aire, soportando la pataleta con resignación.

-           Sandy, compórtate.-

-           ¡Suéltala, déjala que lo intente!.-

Adam me miró con los ojos como platos, y la verdad, es que hasta yo misma me sorprendí de las palabras que había escupido mi boquita.

Chris empezó a caminar con una furiosa Sandy, alejándola de mí. Pero ella no iba a admitir la derrota.

-           Mañana, perra. En el Mikoi Gym, a las 11, por la mañana. Te voy a hacer papilla.-

Su exuberante melena rubia fue engullida por la multitud. Adam me sostuvo por los hombros y su expresión preocupada se centró en mí.

-           ¿Quieres que nos vayamos?.-

-           No. Muerto el perro, se acabó la rabia.-

Me llevó lejos de allí, pero no fue suficiente. El resto de compañeros, y otras personas que se unieron a nuestro grupo, se ocuparon de ponerme al corriente, de las consecuencias de lo que acababa de pasar, y que yo creía que estaba zanjado.

-           No me gustaría estar en tu pellejo, nena. Esa Sandy es una loba de cuidado. Mañana te va a despellejar.-

-           Elsa no va a ir allí, no lo permitiré.-

-           Y haces bien. A la última la dejó una nariz nueva.-

-           ¿Esa barbie?.-

-           Ya, ríete, pero se mantiene en forma con un monitor de kárate. –

-           Puedo con ella.-

Todos se volvieron a mí. No, no estaba loca. Conocía la complexión de un karateca, y esa rubia no estaba ni de lejos a ese nivel. Podría conocer algunos movimientos, ejercitar su elasticidad, pero ni de lejos podía pasar por alguien que cultivara aquella disciplina con el rigor necesario.

-           Si quiere pelea, puedo dársela.-

-           Elsa, cariño. No tienes que rebajarte a su nivel. –

-           No es cuestión de rebajarse. Es cuestión de honor. Me ha llamado perra. No voy a permitir que además se regodee tildándome de cobarde.-

Cuando llegamos a casa, el teléfono de Adam estaba echando humo. Entre los mensajes de sus compañeros, y las consultas a las redes sociales, por fin se dio cuenta de que no podía eludir el reto.

-           Esa Sandy se ha movido rápido. Ya hay más de dos mil twits relacionados con el desafío de mañana.-

-           Relájate Adam.-

Encendí el portátil mientras retiraba mis castigadores zapatos. Buscaba toda la información sobre aquella perra, la red era su campo de batalla, así que habría más información sobre ella allí. Si algo aprendí de las cazadoras, era a no menospreciar a ningún rival. Encontré algunos vídeos, que amablemente algunos de sus seguidores colgaron en el twiter de Adam, para que me los hiciera llegar. Sin pretenderlo, me estaba ofreciendo todas las referencias que necesitaba. Después de ver algunos de los vídeos, me recosté sobre la silla con una sonrisa maliciosa en mi cara. Esa tal Sandy era otra perra. Con Pam y Scarlett fuera de escena, no había tenido oportunidad de descargar mi rabia sobre ellas. Pero con esta otra… Sandy se había convertido en la representante de todas aquellas perras que se cruzaron en el camino de Eli, de todas aquellas perras que disfrutaban pisando a las buenas chicas, las que gozaban humillando, recalcando su superioridad. Pues que se preparara, porque como buena seguidora de Halle Berry, tenía una película que dedicarle.

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