WICKED HATE | FRED WEASLEY (t...

By acirel_

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AVISO: lenguaje maduro, contenido sexual, violencia y uso de drogas y alcohol. Fred Weasley siempre ha odiado... More

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By acirel_

EJÉRCITO DE DUMBLEDORE:
PRIMERA REUNIÓN
_____________

— ¿Por qué Johnson se ve tan emocionada? — le pregunté a Draco cuando vi a Angelina alejarse casi saltando de alegría. El chico rubio a mi lado se rió amargamente.

— McGonagall ha dado el permiso a su equipo de mierda para poder entrenar Quidditch que Umbridge les había quitado con su nuevo decreto. A partir de ahora todas las agrupaciones estudiantiles necesitan permiso de reunión.

— Espera, ¿qué? ¡¿Acaso alguien de nuestro equipo ha preguntado por el?!

— Si no estuvieras en babia todo el día sabrías la respuesta a esa pregunta, pero no te preocupes, lo tenemos, la misma Umbridge nos lo ha dado — dijo bastante seguro de sí mismo. — Ella sabe lo que se hace...

Lo miré con el ceño fruncido.  Por alguna extraña razón, Draco se estaba convirtiendo en el perrito faldero de los profesores, especialmente de Umbridge, y se estaba distanciando de mí.  Tal vez debería tener una pequeña charla con él...

De repente todo tenía sentido. El nuevo decreto de esa perra; no permitir clubes de estudiantes a menos que ella los autorizase. No podía ser una coincidencia.... Alguien nos había delatado.

— Draco, tengo que irme, nos vemos luego.

Me levanté rápidamente de la mesa y besé la mejilla del chico para salir corriendo del Gran Comedor. Necesitaba encontrar a Hermione lo antes posible. 

— ¡No olvides visitar la oficina de Snape! — lo escuché gritar mientras me iba. — Quiere hablar contigo.

Bueno, no es que tuviera mucha prisa por hablar con él. No habíamos intercambiado ni una sola una palabra en sus clases, además de que estaba haciendo mi mayor esfuerzo por no hacer nada por lo que él se tuviera que dirigir a mí, así que si Severus realmente quería hablar conmigo, podía esperar. 

Por suerte para mí, reconocí el cabello esponjoso y característico de la morena al final del pasillo. 

— ¡Hermione! — llamé. Ella, como siempre, estaba acompañada por Harry y Ron y, sorprendentemente, lucía bastante tranquila.

— ¿Habéis oído sobre el nuevo decreto de Umbridge? — pregunté en un susurro una vez que me acerqué lo suficiente a ellos. — ¿Cómo vamos a tener las reuniones y quién diablos ha dicho nada sobre esto?

— Oh, no te preocupes, pronto sabremos quién ha hablado y, sobre tu otra pregunta, alguien nos ha dado la solución perfecta — respondió bastante orgullosa.

La miré confundida.

— ¿Alguna vez has oído hablar de la Sala de Menesteres, Lilith? — cuestionó sonriendo. 

✵ ✵ ✵

— ¡¿Es aquí donde vamos a practicar?! — casi grité llena de asombro al ver todo el equipo de alta calidad que había en la habitación. — ¿Cómo es que nunca había escuchado de este sitio?

— Se supone que solo aparece cuando realmente lo necesitas— respondió Hermione, guiando al resto del grupo. 

Al final del grupo, encontré a Liv y Luna, así que las arrastré rápidamente a mi lado. El Trio de Oro comenzó a explicar dónde estábamos, a responder las preguntas y a tratar de determinar cada detalle, mientras que yo analizaba a todos en la sala. Todas las corbatas eran rojas, azules o amarillas. 

— ¿Soy la Slytherin de aquí? — le susurré a Liv quien no pudo evitar reír.

— ¿Te sorprende? Últimamente, la mayoría de los Slytherin parecen estar de acuerdo con Umbridge y dudo que alguna de las personas que están aquí se haya tomado el tiempo de conocer al otro lote de tu casa que no es problemático.

— Tienes razón, a veces me olvido de quiénes estamos hablando.

— ¿Todos estáis de acuerdo con el nombre Ejército de Dumbledore? — escuché a Hermione preguntar con un tono autoritario. 

No me digas que quieren nombrar a esto Ejército de Dumbledore... Tienen que estar bromeando. 

Hermione lo anotó en el papel donde anteriormente habíamos firmado. 

Genial, no estaban bromeando.

— Muy bien — comenzó Harry haciendo que nos centráramos en él. — ¿Qué os parece si empezamos a practicar ya? He pensado que lo primero que deberíamos practicar es el Expelliarmus, el hechizo desarmador.  Sé que es bastante básico pero lo encontré muy útil cuando...

— ¡Espera un momento! — lo interrumpí haciendo que todos se giraran para mirarme y de paso, ganándome algunas malas miradas. — Todos sabemos que el verdadero motivo por el que estamos aquí es para aprender DCAO y poder luchar contra los Mortífagos, pero no podremos vencer a nadie usando sus mismos trucos, especialmente cuando son expertos.

— ¿Qué quieres decir? — Harry cuestionó bastante interesado. 

— Los Mortífagos son expertos en las Artes Oscuras, lo sé de primera mano, y no importa cuánto practiquemos, se requiere el nivel de magia de Auror para luchar contra algunos de ellos o al menos para seguirles el ritmo durante el combate. Lo que quiero decir es, ¿por qué no combinamos Defensa Contra las Artes Oscuras con otro tipo de combate en el que no estén entrenados?

Todos parecían confundidos, pero fue Hermione quien formuló la pregunta; 

— ¿Te refieres a usar otro tipo de magia...?

— Me refiero a aprender a luchar de manera muggle —  la interrumpí.

Pude ver cómo algunas personas se reían de la idea y cómo otras la consideraban.

— ¿Cómo nos sería eso útil? — preguntó Ronald Weasley. 

— Imaginaos que un Mortífago os lanza un Expelliarmus antes de que podáis atacarlo. Tenéis tres segundos para responder antes de que os lancen una maldición imperdonable, porque es obvio que no tendréis el tiempo suficiente para recuperar vuestra varita, así que ¿por qué no aprendemos a golpearlos en esos tres segundos en lugar de simplemente asumir que ya estamos muertos?

Algunas personas contuvieron un jadeo y siguieron planteando la idea en sus mentes.

— Lilith tiene razón — habló Luna, caminando a mi lado. —Si abrimos nuestra mente a otras técnicas de combate, tendremos más posibilidades.

— Si Lovegood está de acuerdo, no es una buena idea — bramó un chico de Hufflepuff de su curso.

— Luna es mucho más inteligente que tú, Smith. Así que quizás deberías mantener la boca cerrada — respondió Liv con su tono dulce, pero con firmeza. 

— Está bien, es una muy buena idea, Lilith. ¿Pero quién nos va a entrenar en eso?

Miré a Liv y ella me sonrió, cómplice.

— Yo puedo hacerlo — respondí cruzándome de brazos.  — Tú te encargas del entrenamiento mágico, Harry, y yo del muggle.

— No me malinterpretes, pero ¿qué sabes al respecto?

— Aprendí bastante para mostrarle a Snape a que me refería con mi amenaza de abandonar Hogwarts si no me dejaba entrar en el equipo de Quidditch de Slytherin. Según él "las mujeres eran demasiado débiles como para jugar en el equipo de Slytherin", así que le dije que si quería que fuera un tío duro aprendería combate muggle y me uniría a una pandilla. Él no me creyó al principio, así que se lo demostré.

Podía escuchar a Liv riéndose detrás de mí y a George y a Fred  tratando de contener la risa por la conmoción. 

— ¿Por qué no me sorprende? — Luna simplemente dijo con una pequeña sonrisa. 

— Ah, está bien, emm...— continuó Harry tratando de procesarlo. — Ya que hoy es el primer día haremos un entrenamiento de DCAO y el próximo podemos comenzar con la idea de Lilith. Si os parece bien, el resto de los días la reunión puede dividirse en dos: mitad Lilith, mitad yo.

Asentí con la cabeza, sonriendo y observando cómo el resto también parecía estar de acuerdo. 

— Está bien, comencemos — dijo Harry con un tono firme pero suave. — Poneros en parejas, por favor.

— Liv, ¿te pones con Luna y yo con Nev? — le pregunté a la rubia que estaba a mi lado cuando noté cómo el pobre chico Gryff parecía ser rechazado por los demás. 

Mi mejor amiga asintió, así que caminé hacia Neville.

— Oye, Nev, ¿tienes pareja?

Me sonrió con sus brillantes ojos marrones pero negó con la cabeza lentamente. 

— ¿Puedo ser la tuya? Yo tampoco tengo y hace tiempo que no pasamos tiempo juntos.

— Oh, gracias, Lilith. Y claro, pero ya lo siento eh, no soy bueno en hechizos, ni en lanzamientos...

Vi como algunos chicos se reían discretamente mientras nos miraban, ganándose de mi parte la mirada de Slytherin; una ceja levantada, la mandíbula apretada y los ojos llenos de arrogancia. Exactamente como los sangre pura miraban a los nacidos de muggles.

— No hay nada de qué disculparse, Nev. Es exactamente por lo que estamos aquí, para aprender. No seas demasiado duro contigo mismo por cometer errores.

En menos de diez segundos, toda la habitación se llenó de Expelliarmus y varitas voladoras. Neville en particular, fue uno de los primeros en fallar, por lo que parecía bastante decepcionado.

— Está bien — le murmuré. — Tú estás en el quinto año, yo en séptimo, date un respiro. Sé que puedes lograrlo.

Asintió sin estar muy seguro de sí mismo, pero seguimos practicando por un tiempo. Como Neville estaba tan frustrado, analicé sus movimientos y encontré lo que posiblemente lo estaba haciendo fallar.

— Espera, déjame probar algo — dije poniendo mi varita en el suelo y caminando hacia él.  Moví su brazo y su pierna, haciendo su postura más firme y notando cómo se sonrojaba. Finalmente, le hice poner la espalda recta para que pareciera más convencido de sus propios movimientos, volví a mi sitio y adapté una posición defensiva.

— Harry, ¿qué opinas? — le pregunté a Potter quién nos observaba con atención.

— Sí, eso está mucho mejor — dijo dándome una sonrisa suave.

— Prueba ahora, Nev.

— ¡Expelliarmus! — Neville articuló con más firmeza y mi varita salió volando de mi mano. 

Todos se quedaron en silencio observando al chico Longbottom. 

Lo miré emocionada y corrí a abrazarlo.  — ¡Nev, has conseguido!

— Lo hice — susurró procesándolo y correspondiendo a mi cariño. 

Después de mucho tiempo practicando, Harry nos llamó; — Bueno, creo que por hoy es suficiente. ¿Qué os parece si nos reunimos de nuevo el miércoles por la noche?

Todos estuvimos de acuerdo y comenzamos a dispersarnos.

— Voy a la lechucería para enviarle una carta a Lin, ¿nos vemos más tarde en mi habitación? —  Liv me preguntó, siendo seguida por Luna. Asentí con la cabeza sonriéndoles mientras ponía mi varita dentro de mi bolso. 

Todavía tenía algo pendiente que hacer; hablar con Draco.  Especialmente porque parecía ser que yo no era la única que había notado cómo se estaba convirtiendo en la mascota de la profe y, considerando que también era un prefecto, podía meternos a todos en problemas. 

— Harry, amigo, tenemos que pedirte algo prestado...— escuché a Fred hablando en un susurro. Habían pasado unos días desde nuestro último encuentro y apenas habíamos intercambiado palabra. Sinceramente, no me gustaba, pero intentaba no darle demasiada importancia. 

— ¿El qué? — preguntó Potter.

— El mapa.

¿Un mapa? ¿Por qué querrían eso? 

Vi como los gemelos esperaban hasta salir de la habitación para abrirlo y no pude evitar sentir mucha curiosidad.  Estas últimas semanas desde que habíamos llegado a Hogwarts siempre los veía a los dos planeando muchas cosas pero nunca hacían nada a comparación de años anteriores, ¿qué tramaban

Sin parar a pensarlo dos veces, los seguí con cuidado, tratando de hacer parecer que simplemente volvía a mi sala común. 

Al escucharlos susurrar entre ellos, noté cómo se volvían hacia el otro corredor y cuando estaba a punto de imitarlos, sentí que alguien me tocaba el hombro.

— ¿Qué estás haciendo? —  Draco llamó mi atención. 

Improvisa, Lilith. 

— Iba a la sala común — eso no era exactamente una mentira. — ¿Tú que haces?

— Deberes de prefecto. ¿Quieres ir al Comedor a cenar?

— No, no me apetece ahora, gracias, pero es bueno haberte encontrado porque quería hablar contigo.

— ¿Acerca de...?— preguntó, ya a la defensiva.

— Sobre cómo te estás convirtiendo en un absoluto defensor de Umbridge sin ninguna razón y especialmente, el porqué estás tan distante conmigo. ¿He hecho algo mal?

Frunció el ceño y suspiró con fuerza.

— No tiene nada que ver contigo, yo...— parecía no encontrar las palabras correctas.

— ¿Tú...?— lo animé a hablar.

— Es sólo que siento que ya no eres la Lilith que conocía — dijo finalmente en un susurro. — Ahora te llevas bien con Granger y Potter - como si tu amistad con los Lovegoods no fuera lo suficientemente excéntrica - y estás todo el tiempo en las nubes o fumando. Siento que no querrás seguir saliendo conmigo si esos sucios Gryffindors empiezan a ponerte en mi contra por lo que les hago.

Oh, Draco...

— Eso está tan mal en muchos sentidos —  empecé, tratando de mantener la calma.  — Para empezar, ¿cuántas veces te he dicho que te considero como un hermano pequeño? ¿Que estoy absorta y fumo más que de normal? Sí, bueno, estoy agotada mentalmente y uno de mis mejores amigos murió hace solo unos meses... Por supuesto que no estoy en mi mejor momento.
¿Que me llevo bien con Hermione y Potter? Sí con Hermione, te recuerdo que tuve que pasar todo el verano con ella, ¿esperabas que no intentara hacerlo soportable?  Y eso de Liv, ella siempre te ha tratado bien, ¿no es así?

Él asintió con la cabeza, un poco avergonzado. 

— Ella y tú sois mis amigos más cercanos, pase lo que pase. A ella le considero mi hermana porque ciertos temas son demasiado para que un chico de 15 años me ayude o incluso escuche, y porque ella siempre ha estado ahí desde que la conozco, Draco. Cualquiera que sea el embrollo en el que estás metido con Granger, Potter o quien sea, siempre ha sido asunto tuyo, porque si ellos no me defienden de los Gryff, entonces yo no les voy a defender; pero tal vez deberías tratar de cortarte un poco, eres casi un hombre adulto y no necesitas seguir el camino de tus padres.

— Es demasiado fácil para ti. Tus padres...— abrió los ojos ampliamente, notando lo que estaba a punto de decir. 

Me mordí la lengua.

— Lo sé, lo que sea que estuvieras a punto de decir, lo sé. Pero de la misma manera que yo no soy Circe Snape, tú no tienes que ser Lucius Malfoy.

Se quedó jugando con los pies, mirando al suelo, frunciendo el ceño y con las manos en los bolsillos de su bata.

— Ven aquí, dame un abrazo — le dije abriendo los brazos.  Parecía dudar de mí al principio, pero terminó viniendo a abrazarme con fuerza.  — Siempre serás mi dolor de muelas favorito, Draco. Y que te regañe como una hermana mayor no significa que no te ame, significa que me preocupo por ti, ¿de acuerdo?

Lo noté asintiendo mientras tragaba saliva.

— Ahora, vete, tráeme un poco de chocolate y bocadillos para poderlos comer juntos en la sala común.

— ¿A dónde vas?

— A fumar algo — respondí, alejándome. 

— ¡Uf, Lilith! Umbridge ha dicho...

— ¡Umbridge puede irse a la mierda!

Lo dejé en ese pasillo, probablemente negando con la cabeza, y caminé en la misma dirección en la que habían desaparecido los gemelos. Cuando estaba a punto de entrar en uno de los jardines, sentí un ruido detrás de mí. 

— ¡George, ten cuidado! — oí a Fred susurrar mientras  golpeaba a su hermano.

— Si no me hubieras dado la bolsa más pesada, tendría más cuidado — se quejó el otro chico. 

Estaban frente a mí, pero parecían no verme debido a la tenue luz de la luna. Llevaban bolsas de Honeydunkes.

— ¿Qué se supone que estáis haciendo?— siseé divertida y sabiendo que les asustaría. 

Los dos se dieron la vuelta jadeando y luego se rieron disimuladamente cuando me vieron. 

— ¿Que estas haciendo aqui? — preguntó George mientras Fred me miraba rápidamente de arriba abajo. 

— Yo he preguntado antes.

— Solo hemos ido a coger algunas cosas para el negocio.

— ¿Te refieres a robar caramelos de Honeydukes?

— No hemos robado nada, hemos dejado dos galeones — dijo Fred bastante orgullo de sí mismo. — Pero necesitábamos esto lo antes posible.

— ¿Para qué?

— ¿No lo has escuchado? Creíamos que el rumor habría llegado ya a la sala de Slytherin... Fred y yo estamos planeando montar nuestra propia tienda de bromas y estamos probando aquí los primeros productos.

— ¿De verdad?— reí.

— Déjame adivinar, crees que es una idea estúpida y que estamos tirando futuros por la borda— dijo Fred poniendo los ojos en blanco. 

— No, en realidad creo que es una muy buena idea. ¿Hacer un negocio con la única cosa para la que pueden funcionar vuestros cerebros? Eso es realmente genial y apuesto a que triunfaréis, Zonko está envejeciendo.

— ¿Enserio? — dijeron los dos al mismo tiempo. 

Asenti. — Pero tengo una pregunta. ¿Cómo habéis llegado hasta Honeydukes?

— Gracias al Mapa del Merodeador — dijo George mientras Fred trataba de detenerlo. 

— ¡George!

— ¿Qué? ¡Podemos confiar en ella!

— ¿Qué es eso? — pregunté haciendo que Fred sacara de su bolsillo un papel viejo y vacío.  —¿Cómo puede ser eso tan especial?

— Espera, Lilith, deja que esta pequeña cosa haga su trabajo.

— Apuesto a que has escuchado esa frase de Fred antes, ¿no es así, Lilith? — George susurró en mi oído, guiñando un ojo. Me reí, mirando a Fred que parecía estar ignorándonos mientras decía apuntando con su varita al pedazo de papel; 

— Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas.

De repente, el mapa empezó a mostrar algunos nombres y letras, incluido el título, El Mapa del Merodeador. 

— Muestra todos los lugares de Hogwarts — dijo Fred mostrándome la portada.

— Y otras cosas que no podemos mencionar.

Leí los nombres completos que aparecían en el papel. 

— ¿Por qué Remus os dejó tener esto?

Ambos me miraron intrigados. 

— ¿Remus? ¿Qué tiene que ver Lupin con esto? — preguntó Fred. 

Fruncí el ceño. ¿No era obvio? 

— Aquí dice: Los señores Lunático, Colagusano, Canuto y Cornamenta. Lunático y Canuto son Remus y Sirius...

— Espera ¿qué? — hablaron al mismo tiempo, guardando el mapa y sorprendidos.

— Sí, ¿acaso no los habéis escuchado llamarse el uno al otro de esa manera en Grimmauld? Lo hacían todo el tiempo.

— ¡Oh, por Merlín! ¡Hemos conocido a dos de los Merodeadores! — dijo George asombrado.

— ¡Y uno de ellos nos ha dado clase! — continuó Fred imitando la expresión de su hermano. — Pero espera, ¿quiénes son Cornamenta y Colagusano entonces?

— Eran mejores amigos del padre de Harry, ¿crees que tal vez...?

— ¿El padre de Harry?  Si era como él, definitivamente no — George se rió entre dientes.

— Bueno, ahora que tenéis vuestro pequeño detalle divertido del día, tenemos algo de qué hablar — dije tratando de ocultar una sonrisa. — Sí, y por "nosotros" me refiero a los tres. Quiero un intercambio.

— ¿Un intercambio por qué? — preguntó George confundido mientras acercaba las bolsas a él.

— Por no delataros — dije en un tono obvio. — Quiero todos los dulces de arándanos.

— ¿Sólo eso? — dijo George luciendo un poco decepcionado.

— ¿Arándanos? — preguntó Fred en un susurro al mismo tiempo y mirándome como si fuera la primera vez que me viera.

— Ajá, en otra situación os hubiera exigido algo más, pero como quiero veros arruinando la vida de Umbridge y la de mi tío, me vale con los dulces.

George me entregó una bolsita azul y le sonreí.

— Es un placer hacer negocios con ustedes, caballeros. 

El gemelo menor resopló riendo, mientras que su hermano seguía analizándome, confundido y pálido. ¿Estaba bien? ¿Tenía algo en mi cara?

— Me ha alegrado verte, Lilith. Pero nos tenemos que ir ya, necesitamos mostrarle a Lee nuestras nuevas adquisiciones— dijo George despidiéndose.

— Ve yendo Georgie, te alcanzaré más tarde — dijo Fred, apoyándose contra la pared.

— Oh, ¿vas a mostrarle...? — preguntó George mientras se alejaba.

— Sí — Fred sonrió juguetonamente.

— ¿Qué me vas a mostrar? — Pregunté confundida al no entender la telepatía de los gemelos.

Fred sonrió y agarró mi muñeca, comenzando a caminar hacia el árbol donde habíamos compartido un cigarro hacía unas semanas. Él se sentó en la rama y estaba a punto de ayudarme a sentarme en ella, pero me subí por mi cuenta y me puse rápidamente a su lado.

— He estado haciendo negocios con alguien y me ha dado esto — dijo bajando la voz y sacando una hierba verde de su bolsillo.

— ¿Quieres que me drogue contigo? — me reí y luego, comencé a tomar un poco de la hierba para preparar un porro. No era como si fuera a rechazar su amabilidad...

— ¿Quién mejor que tú y yo? — Fred imitó mis acciones, mientras el aire frío de la noche otoñal nos envolvía y nos mantenía unidos. 

Tomé la primera calada, observando su atractivo perfil y cómo la luna iluminaba su tersa piel, su cabello pelirrojo y sus ojos pícaros.

— Touché, Freddie.

Se rió disimuladamente y su voz se hizo más profunda tan pronto como ese apodo salió de mis labios.

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