How To Train Your Robot | myg...

By MariaRose95

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✧┇JiMin es un robot experimental cuyo fin principal es el aprendizaje de las relaciones interpersonales y Yoo... More

Prólogo
Lección 1
Lección 2
Lección 3
Lección 4
Lección 5
Lección 6
Lección 7
Lección 8
Lección 9
Lección 10
¡Primer mes!
Lección 11
Lección 12
Lección 13
Lección 14
Lección 15
Lección 16
Lección 17
Lección 18
Lección 19
Lección 20
¡Segundo mes!
Lección 21
Lección 22
Lección 23
Lección 24
Lección 25
Lección 26
Lección 27
Lección 28
Lección 29
Lección 30
¡Tercer mes!
Lección 31
Lección 32
Lección 33
Lección 34
Lección 35
Lección 36
Lección 37
Lección 38
Lección 39
Lección 40
¡Cuarto mes!
Lección 41
Lección 42
Lección 43
Lección 44
Lección 45
Lección 46
Lección 47
Lección 48
Lección 49
Lección 50
Epílogo pt.2
Epílogo pt.3

Epílogo pt.1

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By MariaRose95

Lo que no me enseñaste

HoSeok comenzó a golpear con algo más de fuerza la puerta del departamento de su amigo, murmurando maldiciones y quejas que eran producto de su preocupación. Su prometido yacía parado a su lado, sus brazos cruzados y una expresión preocupada en el rostro porque ambos sabían que la casa no estaba sola y que nadie respondiera les estaba poniendo los pelos de punta.

—¿YoonGi? —llamó—. ¡JiMin! —volvió a llamar, tan estresado que quería tirar la puerta abajo.

TaeHyung miró el pasillo con algo de duda, esperando que el escándalo no molestara a los vecinos y que los echaran del departamento, de por sí había sido muy complicado que los dejaran pasar en primer lugar.

Ambos habían decidido ir cuando las respuestas de YoonGi dejaron de llegar. El hombre no había dado señales de vida en una semana y aunque al principio creyeron que sólo estaba pasando por algún momento lejos de las redes sociales como era común en él, a Jung le pareció condenadamente raro que ni siquiera le contestara cuando trató de llamarlo para debatir la idea de que los acompañara a pasar navidad en su casa. Ni un mensaje llegó, mucho menos una llamada o una pequeña explicación, así que luego de dejar a JungKook en la escuela, fueron camino a derribar su puerta de entrada.

Aun así, nadie respondió a la insistencia y HoSeok estaba comenzando a ponerse cada vez más ansioso. Entonces, el hombre suspiró en derrota y miró a su prometido. Tae enarcó una ceja cuando HoSeok tomó su mochila y comenzó a revisar su interior, buscando quien sabe qué y el rubio estaba seguro de que no era una llave.

—No me digas que vas a forzar la cerradura —le dijo cuando lo vio meter un par de broches desarmados en la cerradura—, en primer lugar, ¿dónde demonios aprendiste a hacer algo así?

—Hay cosas que no sabes de mi —fue su única explicación, mirando con concentración la pequeña cerradura. TaeHyung viró los ojos y ahora tenía que mirar a los alrededores para que nadie los atrapara tratando de meterse a la casa de alguien a la fuerza.

Un "click" se oyó y ambos entraron apresuradamente a la casa, HoSeok se encargó de revisar que la alarma no sonara y TaeHyung se giró para caminar dentro del departamento, pero su cara se frunció en una expresión de total consternación con lo que se encontró; todas las decoraciones de navidad estaban en el suelo, esparcidas en desorden o rotas, había platos acumulados en el lavabo y ollas llenando las hornillas, olía a cigarrillos y la televisión estaba encendida.

La casa estaba hecha un desastre.

—Mierda... —esa fue la voz de HoSeok detrás de él, tan sorprendido como su pareja y ambos se miraron con algo de miedo brillando en sus ojos—. ¿YoonGi? —llamó, adentrándose en el desastre que era la casa y TaeHyung lo siguió, ambos teniendo cuidado de dónde pisar—. YoonGi, ¿estás en tu habitación? ¿JiMin?

TaeHyung se agachó cerca del suelo y tomó un peluche que se encontraba debajo del árbol de navidad tirado, era una vaquita que parecía haber sido abandonada en el desastre de la sala y no entendió por qué se sintió tan afectado por ese hecho. De alguna manera, sabía que el desastre no era por discusión o por forcejeo, esperaba que no lo fuera. Sin embargo, en situaciones así, una persona no puede evitar pensar en el peor de los escenarios.

—¿YoonGi? —se oyó un jadeo y Tae decidió levantarse, buscando a su novio.

HoSeok estaba en la habitación de YoonGi, mirando con preocupación a un bulto de sábanas que parecía más dormido que despierto y se inclinó sobre él, moviéndolo un poco y preguntándole qué estaba sucediendo. TaeHyung apretó el peluche sobre su pecho, algo en él le decía que algo realmente malo había tenido que pasar y el hecho de que JiMin no estaba por ningún lado le estaban dando una idea.

—Por favor, váyanse... —escucharon al otro murmurando, su tono de voz era cansado y roto.

—YoonGi, no me voy a ir a ningún lado —le dijo su mejor amigo y TaeHyung frunció sus cejas en dolor, le hizo una seña a Jung de que estaría afuera esperando y decidió dejarlos a solas.

Se encontró nuevamente con el desorden y luego de dejar al peluche en el sofá, se arremangó las mangas de su suéter.

HoSeok se sentó en el borde de la cama y colocó una mano sobre la espalda de YoonGi, mirándolo con una expresión preocupada por el estado de este y cuando se dio cuenta de que él era el único en toda la casa, supuso por qué estaba así.

—Yoon, dime qué pasó.

El pelinegro pareció retener un sollozo y lentamente se sentó en su cama, HoSeok podía ver sus ojeras pronunciadas y su piel más pálida de lo normal, sus labios estaban resecos y se veía completamente destruido. Quiso abrazarlo, pero no estaba seguro de cómo lo tomaría su amigo, así que sólo lo miró, esperando una respuesta o una explicación, esperando que aquello que dijera no fuera tan malo como parecía serlo.

—Se fue —soltó, mirando hacia algún punto al azar.

—¿JiMin?

Sus labios temblaron y bajó la cabeza, asintiendo. HoSeok decidió que definitivamente lo abrazaría y fue reconfortante saber que YoonGi estaba dispuesto a recibirlo, porque sus manos se aferraron al cuerpo de Jung en un instante, casi con desesperación por sentir que alguien estuviera dispuesto a sostenerlo en ese momento.

—Yoon... —lo llamó con pena, acariciando su espalda y recordó el momento que había decidido hablar más seriamente con él sobre JiMin, pensando en si aquello había logrado evitar algo, pero por cómo lucía su amigo, todo eso no era algo que se resolvería en con una charla y ya.

HoSeok se lamentó por no haber podido ser de ayuda en el momento que su amigo lo necesitó más.

—Soy un idiota —murmuró YoonGi—, fui un idiota porque... porque... mierda, ¿quién se enamora de un robot? —hablaba tembloroso, su garganta se sentía tan rasposa que le dolía y HoSeok notó la resequedad en el tono casi al instante.

Era obvio que había estado llorando demasiado, y no sólo eso, había tenido que gritar en algún momento. Estar en soledad te daba el permiso de hacer muchas cosas, así que el hecho de que la casa estuviera hecha un desastre solo demostraba el desahogo por el que había tenido que pasar su amigo, pero el contrario sabía que habían más cosas para soltar y HoSeok realmente quería que YoonGi estuviera bien.

—YoonGi, no eres un idiota —le dijo y su amigo se separó, negando insistentemente con la cabeza.

—Lo soy, lo soy, mierda, claro que lo soy —cubrió su rostro con sus manos, tratando de retener un prominente sollozo—. Me decía tantas cosas... me mintió tanto y yo... yo me lo creí, HoSeok... creí cada una de sus palabras y cada una de sus promesas... —no se detenía, maldiciendo por lo bajo y soltando lo que se le venía a la cabeza, desahogándose con su mejor amigo.

HoSeok lo escuchó, escuchó las veces que realmente había creído que JiMin sentía algo en aquel corazón que no tenía, escuchó sus explicaciones sobre las emociones que le producía en el pecho y le contó sobre aquella hermosa sonrisa que, pese a ser practicada, lo había flechado casi al instante. YoonGi maldijo a NamJoon, no sólo por haber aparecido para arruinar lo único bueno que consideraba había tenido en su vida, sino por cómo había diseñado al robot, lo maldijo porque le había prometido explicarle todo, pero no había recibido llamada alguna en más de una semana y se sintió como un idiota, ya que otra vez lo habían engañado.

Pese a todo, a quien más culpaba YoonGi era a él mismo, porque si no hubiese tomado tantas decisiones de mierda en su vida, no habría necesitado el dinero y no habría aceptado el ridículo experimento que había destruido lo poco de estabilidad emocional que tenía. Aun así, no insultó a JiMin en ningún momento, no pensaba nada malo de él y se sentía como un idiota porque todavía tenía el ridículo presentimiento de que algo debería pasar, de había algo que no sabía o de que había algo real en el robot, escondido en algún lado.

HoSeok escuchó cada palabra, lo consoló con abrazos y palabras de calma, no se permitió decir las cosas que había estado pensando desde que conoció a JiMin y es que de hecho lo que menos necesitaba YoonGi era un "te lo dije". Se sentía terrible por su amigo y pensó en lo mucho que él necesitaba a alguien que lo ayudara.

—Hubieras visto su mirada... —suspiró, sentado al lado de su amigo, sus ojos fijos en el suelo mientras recordaba lo sucedido—. Nada, no había ni una pizca de lo que me había enamorado, y es tan ridículo, porque yo... yo de verdad creí que era una mentira... te juro que no dejé de pensar que no estaba pasando y luego ya estaba solo en casa...

—Lo siento mucho, Yoon —le dijo, sin estar seguro de qué decir realmente y su amigo negó con la cabeza.

—Yo lo siento, te hice venir hasta aquí...

—No Yoon... no pasa nada —consoló, acariciando su espalda con cariño. Lo que menos necesitaba era que su amigo se sintiera culpable por alguna otra cosa y aunque sí había estado condenadamente preocupado durante la semana, ahora que lo veía a su lado, podía suspirar con calma.

YoonGi se mantuvo en silencio, mirando a algún punto fijo de su habitación y se notaba a leguas que estaba destruido no sólo emocionalmente; JiMin había llegado a su vida como una luz brillante, y el hecho de que ahora no estuviera las cosas se sentían tan oscuras como siempre lo fueron y él ya no estaba acostumbrado a vivir en la fría y oscura soledad. HoSeok era su amigo, su familia, y aquellos a quienes dejó atrás en Daegu ya habían regresado, habían curado las heridas del pasado pese a los incidentes que ocurrieron y aunque técnicamente YoonGi ya no estaba tan solo como lo había estado cuando llegó a Seúl hace más de diez años, ahora mismo, se sentía peor que en ese momento porque su corazón estaba roto y él estaba deseando con todas sus fuerzas un tipo de amor que no había tenido en ningún momento, un tipo de amor que creyó tener, pero que solo se resbaló entre sus manos.

¿Por qué tenía que existir un sentimiento así? ¿Había hecho algo mal para ser merecedor de sentir que le habían hecho un agujero en su corazón? Todo su cuerpo se sentía apagado, se sentía enfermo y con los ánimos por el suelo, su cabeza dolía y tenía tantas ganas de llorar que le parecía ridículo.

El peor error que puede cometer alguien enamorado, es idealizar a alguien que realmente no existe.

—Soy un desastre... —puso sus manos sobre su rostro y colocó sus codos sobre sus rodillas, lamentándose por lo patético que se sentía—. Ni siquiera trates de decir que no lo soy, yo sé que lo soy, definitivamente lo soy... —comenzó a murmurar, negando con la cabeza.

Así que HoSeok simplemente suspiró y abrazó el hombro de su amigo, esperando que eso ayudara al menos un poco a su situación. El hombre se sentía quizás más culpable que el propio YoonGi, ya que había dejado pasar el asunto durante una semana antes de decirse de ir a verlo, ¿quizás habría podido ayudarlo de una mejor manera? Si haber ido antes significaba que YoonGi no estaría ahora destruido entre sus brazos, entonces, él era un idiota.

Finalmente, HoSeok logró convencerlo de darse una ducha y aunque YoonGi se resistió en un principio, parecía no tener energía para llevarle la contraria a nadie, mucho menos para discutir.

Cuando salió de la habitación, se encontró con TaeHyung guardando los platos limpios en la alacena. La cocina se veía más limpia y supuso que la ansiedad que le producía la incertidumbre había provocado que quisiera ayudar un poco a su casi-cuñado. Ellos iban a hacerlo de todos modos.

—¿Qué sucedió? —preguntó.

—JiMin se fue... es complicado, NamJoon apareció y se lo llevó sin dar explicaciones por lo que YoonGi está demasiado afectado —suspiró, mirando los alrededores—. YoonGi sentía algo por él... —pronunció como si recién pudiera entrar en completa cuenta de ese hecho.

—Lo sé —respondió, mirando la expresión algo confundida de su prometido—. Claro que lo noté, YoonGi jamás ha actuado así junto a alguien y JiMin parecía ser... —trató de encontrar las palabras correctas, pero de hecho no estaba seguro de que hubiera algo que definiera con exactitud el brillo en los ojos del pelinegro cada vez que veía a JiMin—, su escape, quizás... no lo sé —suspiró.

HoSeok apretó sus labios y se lamentó más de lo que era necesario, después de todo aquello no era su culpa, pero creía firmemente que podría haber ayudado más si lo hubiese intentado. Ahora su amigo estaba deprimido y solo, sin nadie que pudiera contenerlo, él había vivido esas situaciones antes con él, cuidándolo aunque YoonGi no quisiera y esto no se detuvo ni siquiera cuando consiguió una pareja y adoptó a JungKook, TaeHyung tampoco estaba en contra de ese hecho, pero YoonGi lo había apartado lo suficiente para que entendiera que no necesitaba de su ayuda, que era un adulto funcional capaz de vivir solo por más deprimido que estuviera.

Sin embargo, HoSeok no podía negar el hecho de que vivía preocupado por la idea de que su mejor amigo cometiera una estupidez demasiado grande como para poder arreglarlo.

—Se supone que NamJoon le dijo que le explicaría todo, así que habrá que esperar —se cruzó de brazos, mirando a un punto al azar mientras pensaba en las posibilidades—. Aunque realmente quiero que YoonGi supere esto y no piense más en ninguno de los dos, desde el comienzo supe que algo iba a salir mal... —no pudo evitar refunfuñar un poco.

—Es lo mejor, pero hay cosas con las que no podemos meternos —formó una mueca con sus labios y guardó el último plato—, después de todo él es el único que sabe exactamente cómo se dieron las cosas —suspiró—. Vamos a arreglar un poco de este desastre antes que salga de la ducha —hizo un ademán con su mano, caminando hacia algún punto de la casa por el cual comenzar.

HoSeok lo tomó del brazo, llamando su atención y sonriéndole muy sutilmente.

—Gracias por ayudar, no cualquiera lo haría —le dijo, sabiendo que seguro era muy frustrante toda la situación.

TaeHyung negó con la cabeza y tomó su mano, devolviéndole la sonrisa.

—YoonGi es mi amigo también —respondió, mirándolo de aquella manera que lo había enamorado en un primer momento.

Luego de un pequeño beso en la frente de parte de TaeHyung, ambos se dispusieron a guardar las cosas tiradas en las cajas que estaban esparcidas, seguramente YoonGi también lo había intentando.

Por otro lado, el pálido trataba de mantener sus sollozos lo suficientemente bajos para que el sonido de la ducha los camuflara, se sentía patético.

Cuando terminó, se miró en el espejo del baño y miró con detalle las ojeras bajo sus ojos, suspirando con rendición. Su cabello ya no se veía tan mal y la ducha había ayudado a su aspecto en general, incluso podría decir que lo había hecho sentir un poco mejor, pero si descuidaba sus pensamientos los recuerdos volvían a atormentarlo y él no quería llorar frente a sus amigos.

Trataría de soportarlo ese día, sólo ese día.

Realmente lo intentó, incluso cuando vio el peluche de JiMin en el sofá cuando salió a la sala, a pesar de que su cabeza ya dolía con el inminente llanto y su nariz picaba, simplemente puso el peluche bajo un cojín y se sentó con un suspiro.

HoSeok se ofreció a hacer el almuerzo y TaeHyung lo ayudó a limpiar su casa, él sólo se mantuvo mirando al vacío, esperando estar solo de nuevo, pero también trató de poner de su parte aunque fuera algo muy pequeño como poner algo en una caja o sentarse con ellos a comer, realmente lo intentó. De lo que sí estaba agradecido era de que ninguno le pidió que se animara ni lo forzaron a sonreír o algo parecido, así que no fue presionado en absoluto y sólo coexistieron como un par de amigos preocupados tratando de ayudar.

Era una maldita tortura, pero al menos había logrado sobrevivir la primera semana con atenciones y visitas constantes de su mejor amigo, la segunda fue un poco más complicada porque tuvo un ataque de rabia que terminó en una pelea con HoSeok porque no quería ir a su fiesta de navidad, la cual fue quizás la fecha más complicada después de año nuevo, en donde YoonGi pareció resignarse a la idea de que realmente no iba a ver a JiMin de nuevo y también fue donde peor la pasó, ya que se suponía que iba a ser una fecha que celebraría con el rubio, incluso había pensado mucho sobre comprarle un regalo, al menos no lo hizo y trató de sonreír en las fotos.

La tercera semana, aunque habría querido estar solo, su amigo lo acompañó y lo hizo salir para hacer algunas compras para que tomara aire y pensara en algo que no fuera estar encerrado en casa, para ese momento YoonGi ya se sentía demasiado culpable y trató relajarse un rato mientras iban a hacer las compras de las flores para la boda. La cuarta semana fue más sencilla aunque HoSeok no podía visitarlo todos los días, pero él estaba aliviado por eso a pesar de que quedarse solo le daba pie a su cabeza para hacerlo perderse en un mar de pensamientos depresivos, aunque habiendo pasado tanto tiempo, esos pensamientos no fueron tan malos como los primeros días.

Después de haber cumplido un mes desde que JiMin se fue, las calles estaban llenas de nieve y el frío era ridículamente abrasador. La esperanza oculta de que NamJoon apareciera seguía fija en su corazón, pero se iba perdiendo poco a poco, como una estrella agonizante. Todos los días pensaba en que al menos un día llegaría a pasar algo, un día recibiría la tan esperada llamada, todos los días esperando que algo nuevo pasara para poder salir de la agotadora rutina de existir y de sobrevivir otro día.

Sin embargo, a inicios de abril, cuando el invierno estaba desapareciendo lentamente, él ya no podía sentir algo en específico. Era como regresar al tiempo cuando estuvo sin JiMin, pero no fuera a pensar mucho en eso porque dolía, así que lo ignoraba y se hacía la idea de que era mejor así, de que NamJoon no había aparecido por una buena razón y de que él debía seguir adelante porque no había más razones para seguir viendo al pasado.

Cinco meses fueron suficientes para que él creyera que podría olvidarse de lo que sucedió y aunque el aniversario de la fecha en la que conoció a JiMin estaba próximo en el horizonte, él no se atormentó por eso, realmente trató de no hacerlo y comenzó a visitar a un terapeuta que le recomendó su mejor amigo. No era emocionante, ni divertido hablar de tu vida con un extraño, pero lo ayudó un poco antes de que lo dejara.

Hubo días malos, otros peores, y algunos que ni recordaba. Era complicado y frustrante, pero él quería avanzar, quería dejar de sentir el dolor en el pecho, aquel dolor comparable a que le arrancaran el corazón. 

Pensó en mudarse, pensó en viajar de nuevo a Daegu, pensó en muchos planes, pero sólo pudo concretar uno, el cual era trabajar para aquel CEO que conoció el día del concurso; aún seguía en periodo de prueba, pero era algo nuevo por lo cual despertar temprano en la mañana y valía la pena mantenerlo porque había aprendido mucho en tan poco tiempo y se sentía orgulloso de eso.

Aun así, no era suficiente.

Un corazón roto parece ser más fácil de sanar cuando te das cuenta del daño que la otra persona te hizo, cuando te das cuenta de que sin importar cuántas lágrimas le dedicaras esta no iba a regresar, y tonto de él pensar que alguien hecho de metal podría regresar siquiera; ellos no eran nada, nada fijo ni existente, JiMin no lo reconocería ni pensaría en él como alguien que tocó su corazón porque no tenía uno y YoonGi estaba entendiéndolo, poco a poco lo estaba haciendo.

YoonGi realmente quería odiar a JiMin porque de ser así, quizás no habría sufrido tanto hasta la fecha.

Por otro lado y a pesar de que habían pasado casi cinco meses, el recordaba cómo el año nuevo había sido malditamente aburrido mientras tomaba un café caliente en la soledad de su casa, recordando el consejo que HoSeok le había dicho un par de horas antes de que se hicieran las doce del 31 de diciembre.

"Es un nuevo año, deberías proponerte nuevas metas" fue lo que dijo, mirándolo con ojos llenos de esperanza porque él parecía haber avanzado mucho durante el último tiempo, pero YoonGi aún no se sentía con la suficiente energía y seguridad para decirle que todo estaba bien.

Pero siendo honesto consigo mismo, ¿qué más podía perder?

De repente, aquel día que prometía ser aburrido, escuchó la puerta ser tocada insistentemente y enarcó una ceja ya que no se suponía que HoSeok lo visitara ese día, pero con un suspiro de resignación se levantó y se acercó, avisando que ya abriría. Sabía que su amigo estaba acostumbrado a visitarlo de sorpresa, a veces pensaba que era porque quería asegurarse de que no estaba haciendo nada estúpido y YoonGi tomó el picaporte, casi poniendo una sonrisa cínica en su rostro para hacer un chiste con que no se había matado todavía.

Pero su sonrisa se borró en el instante que vio quien estaba parado al otro lado.

—¿Qué...? —jadeó. 

No deseo tanto ver a HoSeok como en ese momento.

—YoonGi... —fue lo primero que dijo el contrario, la respiración ajena se cortó y cerró la puerta como impulso, pero el otro puso su pie y empujó, abriéndola por completo—. Espera, necesito hablar contigo, es importante —dio un paso hacia el interior de la casa.

—Largo —dio un paso hacia atrás, sintiendo su respiración acelerarse—. Sal de aquí, NamJoon —exigió, pero el hombre no se movió de su puesto, mirándolo con sus cejas fruncidas de manera que parecía estar rogándole porque lo escuchara—. Vete de aquí, por amor a dios, voy a llamar a la policía —se dio media vuelta, llevando sus manos a su cabello.

¿Por qué tenía que pasarle eso ahora? ¿Por qué cuando había podido sentir por un pequeño momento, que realmente podría olvidar todo lo que sucedió?

—YoonGi, por favor, es sobre Ji...

—¡No! —se giró, mirándolo con ojos cargados de lágrimas que trataba de retener y con sus puños cerrados a ambos lados de su cuerpo—. No quiero saber, no me importa. Pasaron meses ya —bramó, casi escupiendo las palabras—. ¡Meses! —repitió.

—Necesitaba tiempo —respondió de inmediato, cerrando la puerta detrás de él frente a los ojos de un casi desesperados YoonGi.

—¡¿Tiempo para qué?! —no le importaba sonar contradictorio, solo quería que el contrario se fuera—. No, olvídalo, no estoy para esto, largo —se acercó y tomó el picaporte.

NamJoon atrapó su mano y YoonGi levantó su mirada hacia él, sus ojos cargados en lágrimas de rabia y dolor que no se atrevería a dejar caer. NamJoon lucía tan infinitamente decidido que YoonGi ya ni siquiera sabía si valía la pena seguir echándolo de su casa porque seguramente el enorme hombre seguiría yendo a buscarlo, ni siquiera estaba seguro de que podría deshacerse por completo de él ese día, NamJoon no se iba a ir tan fácilmente y YoonGi sólo quería recuperar la paz mental que creía haber conseguido durante todo ese tiempo.

Se había planteado firmemente la idea de que no volvería a ver a JiMin, que lo que había sucedido había sido producto de una ilusión que él mismo se obligó a creer y que arrastró a sus confusos sentimientos a un campo minado que al final terminó haciendo explosión en su cara de la peor manera posible. Él ya había logrado procesar la idea de que no estaría con JiMin, no como él quería y el paso decisivo fue cuando bloqueó el número de NamJoon, lo que no sabía era que el hombre lo buscaría hasta su propia casa porque, aparentemente, sí había algo que él quería decirle, no había sido todo mentira al fin y al cabo, pero no estaba seguro de querer una explicación ahora mismo.

—Han pasado meses... —repitió, su voz casi sonando agotada y decepcionada.

—Lo siento —dijo suave con sus ojos cargados de arrepentimiento.

—No mientas —gruñó—, no lo sientes.

—YoonGi...

El contrario levantó su mano, deteniendo la explicación y negó con la cabeza. No quería oír ninguna excusa, mucho menos una larga charla llena de disculpas que ya no eran necesarias. De verdad quería lanzar al hombre fuera de su casa a patadas, gritar mil cosas y olvidarse de que existía de nuevo, pero ahí estaba frente a él, esperando que lo dejara hablar y YoonGi no sabía qué hacer, ¿qué pensaría HoSeok? ¿Qué pensaría cualquiera que supiera la historia? No quería lucir como alguien débil ni desesperado, pero aquel pequeño destello que juraba haber logrado apagar, comenzó a quemar en su pecho y por más que quiso callar a su voz interna, esta no dejaba de pedirle que escuchara lo que NamJoon tenía para decir.

Sí, habría sido mejor echarlo, en cambio y con resignación, invitó a NamJoon a sentarse en la mesa y lo acompañó, esperando que aquella pesadilla acabara tan pronto como había comenzado. Lo escucharía y eso sería todo. Luego de eso esperaba volver a su vida aparentemente normal donde fingiría que no extraña a JiMin mientras le sonríe a sus amigos.

—¿Qué tal has estado? —preguntó luego de sentarse, notándose algo nervioso ahora— Ha sido un tiempo... —parecía ser que intentaba sonar casual, pero YoonGi se cruzó de brazos frente a él, sin ganas de escuchar más.

—Dijiste que querías hablar conmigo sobre algo, ¿no? Dudo mucho que sea sobre cómo estuve —farfulló ligeramente molesto—, quizás se te hubiese importando sólo un poco te habrías aparecido en el tiempo que me dijiste, pero no, así que llega al grano por favor —soltó con más enojo contenido del que habría querido. Sin embargo, ¿qué importaba? A estas alturas, nada.

—Está bien, tienes razón, es sólo que no sé por dónde comenzar... —suspiró un poco frustrado, el pelinegro sólo se limitó a mirarlo con atención mientras tomaba un sorbo de su propio café para aliviar el nudo en su garganta y sus nervios de punta—. Es una historia larga, quizás pienses que es inútil que te la cuente, pero es necesario.

—Deja de darle tantas vueltas, no necesito tus explicaciones —de hecho, quería creer que no las necesitaba—, sólo habla y ya, luego te largas y me dejas en paz —hizo un ademán con su mano, fijando sus ojos en la taza de café que reposaba en la mesa.

—Bien... —se acomodó en el asiento, preparándose—. Se inició con el proyecto de crear robots para la compañía humana desde hace un par de décadas, yo compré el proyecto que era de una empresa más pequeña y logré acelerar el proceso con los recursos necesarios —YoonGi suspiró, dándose cuenta de que tomaría algo de tiempo explicar todo—. Yo no sólo quería crear un robot capaz de convivir con las personas y encargarse de cosas que otros no, también quería crear réplicas de las conexiones cerebrales, de todo el proceso neuronal del cerebro humano, esto es altamente importante para entender lo que hice.

YoonGi tomó otro sorbo de café, esperando que las explicaciones demasiado científicas no abundaran en la historia. NamJoon pareció notar su cara, así que carraspeó y trató de retomar la explicación.

—Adelantando un poco, las cosas iban bien al principio y sólo faltaba terminar con los últimos detalles; que vendrían siendo el diseño y las características psicológicas que tendría el primer robot...

El moreno se tomó una pausa, YoonGi se dio cuenta que se le hacía difícil contar aquello aunque aún no le viera el lado malo a todo el asunto. Sólo quería que terminara y se fuera.

—Sin embargo, hay algo que debes saber sobre mí —entrelazó los dedos de sus manos—. Yo perdí a mi hermana en un asalto que salió mal —explicó cortamente, llamando la atención de YoonGi—, eso pasó hace más de diez años, pero en ese entonces, ella era madre de un niño que era... que es como un hijo para mi —corrigió, mirando fijamente sus manos entrelazadas sobre la mesa, sin darse cuenta de que ahora los ojos confundidos de YoonGi estaban sobre él—. El JiMin que conoces es una versión de él, una yo cree...

El corazón de YoonGi se aceleró un poco sin saber bien el por qué, ¿JiMin era real? ¿Había alguien allá afuera que era la representación en carne y hueso de lo que él había conocido? Eso no tenía sentido.

—¿Por qué hiciste eso? —no puedo evitar preguntar, sonando casi enojado. Quizás era por la sensación de ser constantemente engañado, ¿acaso le estaban tomando el pelo?

—Algo ocurrió a mitad del proyecto —dijo de inmediato, luciendo agotado y cansado, casi culpable, y YoonGi recordó cómo había estado las últimas semanas que lo vio—. Yendo a su universidad, mi sobrino sufrió un accidente; JiMin iba en bicicleta y un imbécil estaba conduciendo borracho, es decir, era jodidamente temprano para estar borracho, pero él lo estaba —apretó su mandíbula—. El golpe fue tan fuerte que... estuvo a punto de morir —suspiró—. Durante el camino en ambulancia sufrió dos paros respiratorios, tuvieron que inducirlo a un coma para salvarlo y todos los doctores decían que si llegara a despertar no habría manera de que fuera el mismo porque su cerebro había estado sin oxígeno demasiado tiempo...

NamJoon volvió a tomarse una pausa y YoonGi estaba sin palabras, recibiendo toda la información lo más que podía y tratando de procesar la historia que había detrás de todo ese espectáculo. El pelinegro bajó nuevamente la mirada a su taza, sin tener idea de qué pensar ahora y sintiendo como el aire alrededor de ambos se volvía cada vez más tenso.

Había tanto que él no conocía y aquello solo lo hizo sentir peor, pero explicaba tantas cosas que se había preguntado y, de alguna manera, era tranquilizador saber el origen, aunque miles de preguntas aparecieron de nuevo, como si fuera un circulo vicioso del que no podía escapar.

—Con mi robot, quería crear una réplica perfecta, quería poder... crear algo capaz de ayudarlo, algo que lo hiciera despertar, crear algo como una prótesis cerebral para reemplazar cada parte dañada, pero para eso necesitaba que el JiMin robot se desarrollara lo suficiente —explicó, sonando dolido y serio, casi como si hubiera aprendido a vivir con ese dolor el tiempo suficiente—. Cada vez que los venía a visitar él mejoraba tanto que no podía creerlo, él parecía cada vez más una persona y yo estaba cada vez más cerca de ayudar a mi sobrino y no sólo a él, sino a cualquiera que tuviera las mismas complicaciones.

—¿Es por eso que te lo llevaste ese día? —preguntó un poco más tosco de lo que habría querido; sabía que el tema era duro para NamJoon, pero él quería tener la respuesta que necesitaba.

NamJoon asintió lentamente, tomando aire para continuar. YoonGi no estaba seguro de querer escuchar el resto de la historia, pero al mismo tiempo su boca se mantuvo cerrada, esperando con ansias que le ponían la piel de gallina a que NamJoon terminara de una vez por todas.

—Esa vez que salí corriendo de la cafetería me avisaron que JiMin despertó —murmuró, sus ojos pesados se encontraron con los de YoonGi un segundo antes de regresarlos a la mesa. YoonGi sintió que el aire abandonaba sus pulmones y sin saber por qué, sus ojos picaron con lágrimas que retuvo por obvias razones—. Sin embargo, en contra de lo que los doctores dijeron, aún había algo de mi JiMin ahí, pero habían tantas cosas dañadas que era difícil encontrarlo... Le hicimos cientos de exámenes, pruebas y revisiones, pero él ni siquiera podía hablar... —YoonGi notó que la voz del hombre se cortó un poco y NamJoon carraspeó, cerrando los ojos un momento con su puño sobre sus labios, recuperándose.

—Lo siento mucho —pensó que debía decirlo, su enojo había pasado a segundo plano y ahora le era imposible no simpatizar con el dolor del otro pese a las cosas que habían ocurrido.

NamJoon le dedicó una suave sonrisa como agradecimiento antes de tomar aire de nuevo, calmando sus hombros en el proceso.

—Con mis avances podíamos intentar algo nunca antes visto —explicó lentamente, inclinándose un poco sobre la mesa y fijando sus ojos sobre YoonGi, aunque este no estuviera entusiasmado por verlo aún—. Los pulsos electromagnéticos en el cerebro humano se pueden replicar en una máquina y yo logré recrear una versión de ellos en el cerebro de un único robot, sólo tenía que encontrar la manera de transferir todo eso a mi JiMin —explicó, moviendo sus manos para darle más énfasis a lo que decía.

YoonGi pasó saliva y la manera en la que estaba apretando su taza entre sus manos era tan fuerte que no entendía cómo no la había roto. No sabía por qué estaba haciendo eso, quizás para descargar sus volátiles emociones, no tenía idea, pero no pudo evitar el temblar de su voz cuando preguntó:

—¿Funcionó? —levantó su mirada, encontrándose con los ojos de NamJoon.

—YoonGi —su voz sonó ahogada, no sabía cómo podía decirlo y sus manos estaban fuertemente cerradas en puños—, hay un chico sin recuerdos suficientes de su vida anterior al accidente, un chico que no ha dejado de preguntar por ti desde que realizamos la transferencia —los ojos del pelinegro picaron aún más, su corazón saltaba desbocado en su pecho y sus manos sudaban. NamJoon suspiró nuevamente—. Antes de que eso pasara sólo necesitaba explicarte por qué hice lo que hice, pero al parecer esto es mucho más grande que yo porque tú sientes cosas por JiMin y él...

—No necesito escuchar más —murmuró casi tan bajo que NamJoon estuvo a punto de no escucharlo. Todo su cuerpo se sentía débil y su nariz picaba, así como sus ojos—. ¿Puedes irte ahora?

El más alto frunció sus cejas, confundido por lo que lo había escuchado decir y YoonGi no movió su mirada de la taza, su respiración forzada a mantenerse lenta y calmada.

—YoonGi, esto es muy importante —insistió—, vine porque necesito que...

—¿Qué necesitas? ¿Que vaya contigo? —preguntó con un tono retórico y enojado, mirándolo con ojos cargados de un sentimiento que ni él mismo era capaz de procesar—. No, no iré, ¿qué me asegura a mi que esto no es parte de todos los engaños en los que he estado involucrado? Además, no creo que él verdaderamente quiera verme, ¿para qué? ¿Qué querría de mi? ¡Han pasado meses! —exclamó, sus cejas fruncidas en algo entre el dolor y el enojo.

NamJoon había escuchado cientos de veces a su hermana decir que los ojos son la ventana del alma de las personas, y si tomaba en cuenta esa alegoría, entonces podría decir con seguridad que el alma de YoonGi se veía tan asustada y dolorida que él sintió el impulso de abrazarlo para intentar repararlo, sólo que no había nada que él pudiera hacer para arreglar lo que lucía roto; YoonGi había pasado por tantas cosas para poder tragarse la idea de que había superado lo ocurrido y su corazón no soportaba todo el mar de emociones que explotaron en su cara.

—Él quiere verte, ¿por qué te mentiría? —ahora era él quien estaba sorprendido y consternado, pero trató de sonar comprensivo, entendiendo por qué YoonGi se escucharía así de molesto para empezar—. Por fin ha logrado recuperarse lo suficiente, ya fue dado de alta, es por esto que esperé hasta este momento para venir a hablar contigo.

YoonGi apretó su mandíbula y colocó sus manos en su cabello, tratando de procesar lo que estaba ocurriendo. NamJoon se levantó de su puesto y se acercó a YoonGi arrodillándose a su lado para encontrar su mirada, el pelinegro hizo lo posible para no mirarlo y NamJoon tomó su hombro, insistiendo un poco más al respecto.

—Escucha, sé que no quieres saber nada de mi, fui un idiota por no haberte contado toda la verdad desde el comienzo y sé que han sido unos meses duros para ti —YoonGi quiso reír, ¿cómo NamJoon podría saberlo?—. No tienes que ir ahora, pero necesito que lo hagas, por favor —pidió—. Hazlo por JiMin.

—Vete de mi casa, por favor —negó con la cabeza, escondiendo su rostro entre sus manos.

NamJoon suspiró, pero entendió que no podía seguir presionando al contrario. Sabía que no había tomado las mejores medidas para hacer lo que hizo, pero realmente esperaba que hubiera una mínima posibilidad de que las cosas salieran bien para todas las personas involucradas.

Sin tener nada más que decir, NamJoon se levantó y colocó un pedazo de papel en la mesa.

—Por favor, considéralo —fue lo último que dijo.

NamJoon se sentía enormemente decepcionado, pero era razonable, ya que él no estaba enterado de lo que había pasado el pelinegro durante su ausencia. YoonGi había sufrido de un corazón roto por mucho tiempo y él sólo había abierto una herida, así que no insistiría, al menos no por el momento, él quería que YoonGi pensara las cosas con la mente fría y decidiera hacer algo al respecto.

Por otro lado, YoonGi realmente lo intentó, pero no pudo retener el llanto una vez NamJoon se fue.

[♡]

HoSeok se rió por la cara que había puesto TaeHyung al darse cuenta de que su hijo se había casi tragado de sopetón el pedazo pastel que les habían dado para degustar y antes de que pudiera limpiar la mejilla de JungKook con una servilleta, sintió su celular vibrar en su bolsillo. Decidió levantarse y pedir un segundo para atender pensando que podría ser del trabajo, pero cuando miró la pantalla se dio cuenta de que la llamada era de YoonGi. Extrañado, frunció ambas cejas, ya que se suponía que YoonGi odiaba llamarlo, mucho más sabiendo que ese día iban a elegir el sabor para su pastel de bodas.

—¿Hola? ¿YoonGi? —TaeHyung notó la cara de preocupado que tenía y le preguntó con la mirada qué sucedía, HoSeok sólo negó con la cabeza.

Necesito que vengas —se asustó cuando escuchó repentinamente la voz del pelinegro, su voz sonaba ahogada y rasposa, hacía bastante que no lo escuchaba así.

—YoonGi, sabes que estoy ocupado ahora... —miró a TaeHyung quien trataba de evitar que JungKook se metiera una porción de pastel demasiado grande a la boca.

Lo siento —dijo de inmediato, oyéndose arrepentido—, es que algo importante pasó, tiene que ver con NamJoon, y siento que en cualquier momento me dará un ataque de ansiedad —suspiró, pero se oyó más como un sollozo—. No sé qué hacer y... sólo ven cuando puedas, por favor...

—Está bien, amigo —le dijo lo más reconfortante que pudo—. Sólo dame un momento, ¿sí?

Sí, gracias... lo siento de nuevo...

—Está bien —una sonrisa comprensiva apareció en sus labios a pesar de que YoonGi no podía verlo en ese momento.

YoonGi colgó y HoSeok volvió a sentarse al lado de TaeHyung para continuar con la degustación, aunque no iba a negar que estaba un poco preocupado ahora. Se suponía que YoonGi había estado muy bien últimamente, o al menos él era tan bueno que podía fingirlo a perfección, pero de lo que sí estaba seguro HoSeok era que él había podido avanzar de a poco y que ahora mencionara a NamJoon sólo le daba a entender que aquel avance tan costoso de conseguir se había perdido. TaeHyung, ignorante de lo que pasaba por la cabeza de su prometido, estaba riéndose por la cara que había puesto JungKook al probar un pastel con relleno de limón y HoSeok tuvo que retener un suspiro para no preocuparlo.

—Definitivamente no elegiremos el de limón —dijo JungKook con la nariz fruncida, sacando un poco la lengua.

—¿Necesitan un par de sabores más? Tenemos sabores con frutas como banana o naranja, quizás también les guste el de tiramisú y el de chocolate amargo —recomendó y TaeHyung asintió, pidiendo que los trajera—. Bien, denme un segundo —se levantó, tomando la bandeja ya vacía para alejarse en busca de los demás pasteles.

Entonces, frente al silencio de la sala, TaeHyung se atrevió a preguntar.

—¿Sucedió algo? —lo miró.

—Es YoonGi —dijo sin dudar y el castaño lo miró con duda, incentivándolo a continuar—. Me dijo que pasó algo con NamJoon, supongo que también tiene que ver con... JiMin —dijo en un tono más bajo para que JungKook no lo escuchara.

Uno de los afectados por la pérdida del robot había sido el niño, claramente, y aunque le habían dicho reiteradas veces que no preguntara al respecto porque JiMin había decidido irse, la curiosidad e impulsividad de un niño era inevitable, así que hubo un par de ocasiones en las que provocó accidentalmente momentos incómodos con YoonGi.

Esta vez, pareció no escuchar el nombre ya que estaba más concentrado en esperar que el hombre trajera los pedazos de pastel para degustar, pero su prometido definitivamente lo escuchó.

—¿Qué? ¿En serio? —frunció sus cejas en sorpresa, tratando de no sonar tan consternado—. ¿Y cómo está Yoon?

—Creo que no muy bien —hizo una mueca con sus labios.

—Oh... bueno, terminemos aquí y vamos con él —sentenció y HoSeok le sonrió con consuelo—. Igual, creo que terminaremos escogiendo el pastel de red velvet, ¿uh? —enarcó una ceja, mirando a JungKook y este asintió emocionado.

HoSeok besó la frente de su prometido y decidieron apresurar un poco el paso para poder ayudar a YoonGi. Al final, lograron adelantar algunos detalles de lo que tendría el pastel y se llevaron un par de pedazos con ellos, encendieron el auto y aunque HoSeok mencionó la idea de que debería dejarlos en casa antes de ir a ver a YoonGi, TaeHyung insistió en que él también quería ayudar, JungKook era el único que los preocupaba. Sin embargo, sus preocupaciones no fueron necesarias, ya que el niño se quedó dormido por el viaje hasta la casa de YoonGi y TaeHyung hizo un esfuerzo por cargarlo mientras ambos se adentraban a la casa después de que un presuntamente agotado YoonGi les abriera la puerta y se disculpara por décima vez por haberlos interrumpido en sus compras.

Así que, después de que Tae dejara al pequeño JungKook acostado en la cama de YoonGi y de que todos tuvieran una taza humeante de té caliente en sus manos, YoonGi empezó a hablar. No se apresuraba, contaba las cosas con detalle tal cual se las había dicho NamJoon, la pareja no dijo nada durante la historia, quizás ellos estaban más estupefactos que el contrario, pero él ya había desahogado su dolor antes de que llegaran así que no mostró muchas expresiones faciales mientras hablaba.

En el momento que la historia terminó, HoSeok se permitió abrir la boca.

—JiMin está hecho en base de un chico real —resumió con sorpresa en su voz, YoonGi asintió y él parpadeó en sorpresa—, y dices que los recuerdos del JiMin que tu conoces, ahora están en el chico —el contrario volvió a asentir.

—Básicamente —se encogió de hombros, recostándose sobre el respaldo del sofá para mirar hacia el techo—. Podría decirse que así es.

—Entiendo... —miró un segundo a TaeHyung quien lucía igual o más sorprendido que él, porque sus ojos estaban fijos en el suelo, procesando lo que había escuchado—. ¿Y qué es lo que quería NamJoon contigo?

—No sé, le terminé diciendo que se fuera —mintió, desviando la mirada del techo para posarla sobre HoSeok y se dio cuenta como su amigo ahora estaba formando una mueca de desacuerdo—. ¿Qué querías que hiciera? —jadeó, intentando que su voz no se quebrara—. Me siento jodidamente mal, no sé qué pensar, es decir... —dejó la taza sobre la mesa de centro y pasó desordenadamente sus manos sobre su cabello para descargar la frustración.

—Si se tomó el trabajo de prácticamente irrumpir en tu casa, habría estado bien que supieras para qué exactamente —le dijo, algo consternado por aquella respuesta—. Es decir, entiendo por qué lo hiciste, no te culpo en absoluto, pero al menos tendrías una respuesta.

YoonGi mordió el interior de la mejilla y HoSeok suspiró. 

—No tienes que mentirme —le dijo—, sé cómo fueron las cosas y sé que no quieres sentirte débil por haberlo dejado entrar, pero no lo eres, ¿bien? No eres débil por escuchar lo que NamJoon tenía que decirte porque es normal querer buscar explicaciones —lo consoló a sabiendas de que YoonGi podía ser impulsivo a veces y de que seguramente se estaba sintiendo culpable por haber dejado al otro desestabilizarlo.

El pelinegro tomó aire, suspirando profundamente. 

—Él quería verme —soltó luego de un par de segundos en silencio—, NamJoon dijo que él estaba preguntando por mí y...

—Tienes miedo... —continuó TaeHyung, YoonGi cerró los ojos y bajó la cabeza, asintiendo lentamente.

—He pasado todos estos meses tratando de... de evitar todo lo que tuviera que ver... con él y...

—YoonGi —el castaño volvió a hablar, sentía que debía decir lo siguiente—, sé que realmente quieres superar a JiMin, o al menos te has sentido obligado a hacerlo... —dudó—, pero quizás nunca podrás pasar la página si no lo enfrentas cara a cara —intentó sonar lo más cauteloso posible a sabiendas que era un tema duro, pero no quería quedarse callado.

HoSeok apretó sus labios en una mueca, lo que decía su prometido era verdad, pero él no había planeado decirlo, no quería ver la reacción de su amigo ni mucho menos quería que el pelinegro se siguiera sumiendo en ese bucle que tristeza en el que se había metido hacía meses. YoonGi, por otro lado, simplemente miró su taza sobre la mesita frente a él, no dijo nada durante unos segundos y el ambiente empezó a ponerse un poco más tenso que antes.

—¿Y si ese no es mi JiMin? —preguntó por fin con un hilo de voz—. Ni siquiera estoy lo suficientemente convencido de que funcionó, ¿qué me garantiza que será él si decido ir a verlo? ¿Qué se supone que haré si no es el mismo? —aquella última pregunta no parecía ser hecha a ninguno de los presentes más que a él mismo.

—Nada te garantiza que ese será el mismo JiMin —comenzó TaeHyung antes de que HoSeok pudiera pensar en qué responder—, pero ese chico tiene sus recuerdos, ¿no? —YoonGi dudó, pero asintió ligeramente. TaeHyung se encogió de hombros—. Entonces podrás enfrentarlo en base a esos recuerdos, quizás no sea lo mismo, pero será lo más cercano que tendrás alguna vez en la vida a hablar con un JiMin humano y de pasar esta página tan agotadora, ¿no crees?

Se recostó sobre el respaldo del sofá, dejando salir el aire acumulado en su garganta. TaeHyung tenía toda la jodida razón del mundo... pero él era un cobarde.

—No lo haré.

HoSeok se levantó al instante.

—YoonGi...

—HoSeok —lo miró, su voz sonando como una advertencia, pero su cara demostraba dolor absoluto, sólo que el trataba de retener el llanto—. No creo poder hacerlo... no creo que esté bien que lo haga tampoco, ¿qué se supone que ganaría con eso?... —sorbió su nariz—. No es mi JiMin y de hecho él nunca fue mío realmente, me dejé llevar demasiado, se supone que ya lo había superado...

—Pero no lo has hecho —dijo TaeHyung, levantándose igualmente y acercándose a YoonGi, quien se veía reacio a aceptar al otro acercarse más—. Sé que debes tener miedo, pero creo que para este punto ya no tienes nada que perder. Si hay un chico ahí afuera preguntando por ti, creo que lo mínimo que podrías hacer sería responder el llamado y decirle que por favor no llame de nuevo. Quizás así puedas pasar la página, como tanto dices que quieres hacer. 

Aquello sonaba tan sencillo que no creía que fuera realmente posible, él ni siquiera estaba seguro de su reacción cuando lo viera, no estaba seguro de qué vería exactamente y eso era quizás lo que más le aterraba porque no podía negar que quería ver a JiMin de vuelta, pero él no era el mismo, no por completo, y él no sabría qué hacer, mucho menos estaba seguro de si eso podría ponerlo en una situación peor a la que se encontraba.

Sin embargo, antes de que pudiera pensar en algo más para decir, TaeHyung se había inclinado hacia él, atrapándolo en un abrazo que lo dejó sin palabras.

—Solo queremos lo mejor para ti —dijo, suave como consuelo.

YoonGi correspondió el abrazo con lentitud y duda, reteniendo las ganas de llorar, y casi pidió por una señal para saber si aquello sería lo correcto.

—Papi... —los tres adultos se giraron al llamado, encontrándose con un JungKook recién despierto saliendo de la habitación de YoonGi mientras se rascaba un ojo.

—Ah... ¿qué sucede? —HoSeok se acercó de inmediato, alzando al niño en sus brazos para que se acurrucara de nuevo. JungKook no respondió, sólo se mantuvo recostado sobre el hombro de HoSeok mientras recuperaba la consciencia—. Hey, esto no es tuyo —tomó el peluche de vaquita que el niño tenía en su mano libre y este bostezó, entregándoselo.

—Pero es bonito... —murmuró, parpadeando lentamente.

—Sí... —esa no fue la voz de HoSeok, sino la de YoonGi. Su amigo no dudó en entregarle el peluche y mirarlo con unos ojos de disculpa que el pelinegro no notó por mirar al objeto entre sus manos—. No es mío, pero supongo que es bonito —finalizó, acariciando la pancita del peluche con un anhelo oculto en sus ojos.

Luego de un par de segundos, suspiró agotado y le comentó a los demás que sería buena idea seguir con el tema en otro momento, así que preguntó por los pasteles que habían traído como si la anterior escena no hubiera pasado. El ambiente se volvió menos tenso entonces y YoonGi se concentró en no sofocarse con preguntas, al menos no por el momento, en la soledad ya sería capaz de pensar claramente las cosas y sus amigos habían ayudado un poco después de todo.

Así que, mientras veía la vaquita de peluche bajo el manto de la noche y mientras sus lágrimas se acumulaban de nuevo en sus ojos, se preguntó si realmente sería lo suficientemente fuerte para soportar algo así por más tiempo.

Quizás TaeHyung tenía razón.

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