—Lo siento — se excusó tímidamente la muchacha —. Pero como ya le dije, no se encuentra, tengo su número móvil pero no me responde.
—Debe haber alguna manera de encontrarlo si se le necesita ¡Dattebayo!
—Solo el móvil.
— ¿Algún lugar que frecuente? ¿Alguna cita con clientes? ¿No habrá ido al baño?
—No... no pregunté... bueno, sucede que está en duelo, no creía apropiado cuestionarlo sobre sus salidas, de hecho Orochimaru-sama insiste en que ni siquiera debería venir a trabajar...
Naruto soltó un suspiro resignado mirando discretamente por el cristal que separaba la oficina. El ordenador móvil estaba sobre el escritorio con la tapa levantada, y si eso ocurría, no debería de tardar. Jamás, desde que lo conocía, era del tipo que dejaba todo el trabajo del día terminado o no, en la oficina. Por algún motivo le gustaba llevarse algo a casa.
Los cuatro años que se conocieron colaborando en algunas cosas bastaron para conocer todas sus manías, y Sasuke era una persona de hábitos, difícilmente habría cambiado en tan poco tiempo.
— ¿Puedo ofrecerle un café? — volvió a intervenir la recepcionista.
—Claro, gracias.
Kiba Inuzuka hizo un montón con sus cartas, las barajeó en la mano y volvió a formar la pila alineando todas y cada una.
— ¿De dónde sacaste eso? — preguntó Shino de mal modo por la mala impresión que una baraja y dos jóvenes trajeados -uno con gafas oscuras- generarían en el barrio tranquilo y relativamente acomodado en que Sasuke vivía hasta el martes en que asesinaron a Karin.
—Me la regaló Naruto.
—Por favor, guárdala — agregó Shino en cuanto distinguió a la voluptuosa mujer que en repeticiones formaba la parte posterior de las cartas.
—Es de la suerte.
—Guárdala.
—Vamos Shino, no seas amargado.
—Visitaremos a una dama de sesenta y ocho años, no es apropiado.
Kiba movió la cabeza de un lado a otro pero, como solía suceder, terminó obedeciendo y para dar prueba de que no podía permanecer tranquilo, empezó a forcejear con el nudo de la corbata que "lo estaba asfixiando". Su compañero lo ignoró adelantándose en el camino para dar alcance a una mujer mayor que por la vereda de piedras pretendía llegar a la puerta de su domicilio.
El joven agente la llamó primero para no asustarle cuando se acercara, ella hizo una seña para que entrara al jardín y en cuanto lo tuvo en rango de proximidad le tendió dos bolsas plásticas de supermercado que, por su peso, Shino fue perfectamente capaz de comprender el porqué de su andar lento.
—A la cocina — Ordenó con poca cortesía que, sin embargo, tuvo una obediencia inmediata que arrancó una risa de Kiba.
—No sé que más les puedo decir, me levanté para tomar mi medicina y volví a la cama, esos antihistamínicos, los odio, me dan mucho sueño. Quería ver mi programa de pastelería y me quedé dormida, no escuché nada de nada, bueno, aunque hubiera estado despierta, no escucho nada del lado izquierdo.
Shino dejó las bolsas sobre la barra, no había preguntado nada pero la mujer había empezado a hablar y no tenía indicio de detenerse a la brevedad, así que notando que su compañero no tendría la educación para interrumpirla, optó por ser él quien esclareciera el asunto que los tenía ahí y nada tenía que ver con el programa de pastelería que se había perdido donde enseñarían a hacer el betún de melón.
—Puede conseguir la temporada completa en Internet, señora, no estamos aquí por lo que pasó esa mañana, en realidad queremos que nos hable de unos días antes.
— ¿Antes? ¿Antes para qué?
—Bueno, tenemos entendido que Karin-san estaba organizando una reunión de vecinos.
—Ah, eso.
La anciana parecía recordar algo, pero cuando quería articularlo simplemente no parecía poder decirlo.
—Quería que se cambiara el uso de suelo de los terrenos detrás de su casa, alejar el colinde del bosque, pero necesitaba el apoyo unánime de los vecinos del barrio.
— ¿Sabe usted por qué quería hacer eso?
La mujer se encogió de hombros, la reunión nunca se había concretado, las maneras rudas y hasta groseras de la pelirroja no le daban la simpatía de muchas de las personas que vivían cerca. Si bien los Uchiha no eran particularmente populares; Sasuke no ayudaba mucho a proliferar relaciones con su carácter monocromático, que no variaba mucho entre lo parco y flemático.
Sin atreverse a negarse, luego de que Kiba recibiera un golpe con el mango del bastón por no aceptar un muffin de banana y vainilla, ambos agentes optaron por recibir el café con "endulzante sin calorías" que les dejó sobre la barra sin ofrecimiento previo.
Por un momento habían pensado que en realidad que no recordaría nada, o que divagaría en detalles que no iban al caso pero al preguntarle sobre la Karin que conocía, mucho temieron empezar de cero la investigación por motivos, era la pelirroja pues, una perfecta trepadora indecorosa, manipuladora y estoica que gritaba mucho.
No obstante, no fueron los pormenores de sus rabietas sin fundamentos los que llamaron la atención del par que había tomado asiento en los bancos del desayunador.
Sería desde hacía un mes más o menos, un poco más, cuando hubo una pelea, o lo que parecía una, pues solo se escuchaban gritos y reclamos de ella ante el silencio -o el timbre de voz muy bajo- por parte de su esposo. Siendo cerca de las dos de la madrugada, Sasuke Uchiha salió de la casa, puso en marcha el motor de su auto y no regresó sino hasta una o dos semanas después, dejando plantada en el vano de la puerta a su mujer hecha una furia.
—Si lo que me despertó fueron las ganas de ir al baño, sino, no me doy cuenta — agregó moviendo la cabeza de un lado a otro.
—No era una buena esposa, gritaba mucho, pobre muchacho.
Kiba guardó para si sus comentarios, si la horda de fans de Sasuke se hubiera enterado de cómo lo trataba su mujer... realmente comprendía muy bien los motivos para considerar a Sakura sospechosa, el día que Sai abrió la boca para decir algo en su contra, la chica casi le rompió la nariz y sí le sacó una muela. Imaginando que le tocara ver una escena de Karin...
Que nadie se metiera con Sasuke-kun.
Enseguida reprimió sus pensamientos, estaban ahí para probar que ella no lo había hecho.
—Pero eso no fue lo peor, cuando el joven se fue por esas dos semanas, otro hombre la visitaba, venía casi todos los días muy, muy temprano, yo lo veía cuando bajaba a tomar mis medicinas.
Shino trató de hacer memoria de las declaraciones de los demás vecinos respecto a actividades sospechosas en los tiempos cercanos a la fecha del ataque. Nadie había mencionado al visitante desconocido, aunque la presencia de un amante no era del todo extraña en un caso de ese tipo. Habría entonces que confirmar si Sasuke lo sabía o no, pero antes que nada, darle nombre y rostro a aquél extraño.
— ¿Podría describirnos como era él?
Ella volvió a hacer un gesto forzando a su mente, pero con gran decepción solo supieron que era alto, delgado, tenía un auto rojo, vestía de traje, pero dudaba en el color del pelo, al principio afirmó que era castaño claro pero luego lo cambio por un negro que pasó a rubio oscuro. Sin embargo recordaba con precisión el número de matricula, porque según ella era el mismo numero que el cumpleaños de su difunto marido.
Con un dato sacado de dos semanas antes del rango que habían preguntado en la primera toma de declaraciones, y con dos muffin cada uno, dejaron la casa para llevar su descubrimiento al resto del equipo que se reuniría para el almuerzo luego de haberse dispersado entre conocidos de la víctima.
—Sinceramente, si la mató alguien cercano, apuntaría más a Sasuke-teme — declaró Kiba —. Después de todo, tenemos a un amante, no creo que le gustara que aparte de que le gritaran, lo cornearan.
Shino suspiró.
— ¿Notaste algo extraño?
— ¿Aparte de que, para ser diabética consume mucha azúcar?
—Sí, aparte de eso. Kiba, ninguno se presentó, nunca nos había visto y supo que éramos agentes.
El otro se encogió de hombros restándole importancia y adjudicándole el hecho a alguna fotografía publicada en el diario local, que ya tenía una sección para "El asesino de la Señora Uchiha".
—Es extraño.
—Shino, tiene sesenta y ocho años, tú mismo lo dijiste, si la hubieran envenenado tal vez lo creería, pero la apuñalaron y la persiguieron por toda la casa.
—Ella en realidad no cojea.
—No empieces con tu paranoia, me quedo con el amante misterioso.
Naufragio del St. Anne, captura de Pokemon (1997)
https://www.pokewiki.de/images/4/42/EP015.jpg
Funeral de Ayumi Otosaka, captura de Charlotte (2015)
https://i.imgur.com/I2VlM2C.png