Varios días más tarde.
Thor me había estado ignorando concienzudamente durante los últimos días, pero no me fijé mucho en ello, porque se había planeado una fiesta debido al cumpleaños de la dulce Frigga, por ende, mi mente estaba enfocada en ello.
Llevaba todo el día y gran parte de la tarde encargándome de que todo fuera perfecto para la amada y alabada reina de Asgard.
Caminaba en dirección al trono para avisarle al rey que todo estaba listo, para cuando entré, me encontré con el mayor sentado en su trono, leyendo un gran texto.
—____, querida, ¿a qué debo tu visita? —habló sonriente.
—Padre. —sonreí cálidamente— Quería avisarle que todo está listo, solo estamos esperando a su orden.
—Oh, muchas gracias querida. Comenzaremos en veinte minutos, avísale a todos, por favor.
Asentí levemente para después avisar que me retiraría, cuando salí del trono, me dirigí a los guardias para que dieran el aviso del inicio de la fiesta en veinte minutos.
Luego de ello, me fui a mi habitación para organizarme, buscando el vestido que había sido seleccionado para la ocasión; busqué entre mis cosas, para por fin dar con el hermoso vestido plateado y sus adiamantados accesorios, lo tomé y lo dejé encima de la cama, para cuando faltaban diez minutos, me dispuse a arreglarme.
...
Todos los invitados se encontraban en el gran salón, mientras yo bajaba las escaleras de este para esperar la llegada de los reyes, algunas miradas de varios hombres se enfocaron en mí como si fuera alguna clase de trozo de carne para ellos; caminé hasta a mis amigos, e inconscientemente, busqué a Thor con la mirada, pero no lo encontré.
Unos minutos más tarde, los reyes bajaron, mientras todos aplaudíamos ante su llegada y celebrábamos por un año más de vida de la encantadora reina Frigga. La celebración comenzó con un par de bebidas y comida, el ambiente era festivo y con toda la razón, observaba a los chicos hacer el ridículo junto con Sif, aunque ella era un poco más reservada; cuando los reyes se dispusieron a bailar, todos observábamos atentos sus pasos lentos pero fijos, luego de ello el príncipe bailaba con la reina y el rey me llamó a bailar.
Tomé su mano y nos movimos al compás de la alegre música.
—¿Te diviertes, mi niña?
—Por supuesto, padre. Estas fiestas son las mejores. —sonreí.
—____, sé que soy un hombre ocupado y que muchas veces no hablamos pero, quiero que sepas algo y lo tengas muy en cuenta...
—Claro.
—Pese a que no seas de mi sangre, eres de la familia, y espero que todo el amor, enseñanzas y cuidados que te hemos dado de verdad hayan tocado tu corazón.
Lo miré unos segundos, analizando sus gestos y miradas tristes, en seguida, supe el porqué me decía todo esto...
Loki.
—Padre, he sido feliz con la vida que me han dado, nunca diré lo contrario. —aseguré, abrazándolo
Al cabo de un rato, nuestro baile paró y los reyes se sentaron en su mesa, mientras los demás presentes continuaban bailando. Frandal se posicionó a mi lado, extendiéndome su mano mientras mantenía una sonrisa.
—Bella dama, ¿me concedería esta pieza?
Iba a tomar su mano, cuando un agarre en mi cintura me hizo voltear, mientras quedaba boquiabierta.
—Lo lamento, amigo mío. Esta bella dama bailará esta pieza conmigo ahora. —comentó Thor, guiñando un ojo.
Me llevó hasta la pista de baile nuevamente, mientras yo continuaba sorprendida con su repentina aparición, cuando llegamos al centro de esta, nuestro baile comenzó.
—Estás hermosa... —sonrió dulcemente.
Evité sonrojarme delante de todos.
—Por supuesto, hola, para ti también. —murmuré irónicamente.
Thor rio levemente.
—Lo lamento, seguramente estarás molesta conmigo por haberte estado ignorando, pero, tal vez tengas razón.
—¿Razón en qué?
—Estaba celoso.
Nuestras miradas se conectaron, y por un momento olvidé mi enfado, centrándome en sus preciosos ojos.
—Bien, pues olvidaremos eso por hoy.
Continuamos bailando al compás de la melodía, y de vez en cuando me levantaba del suelo para hacer un giro; reíamos y nos divertíamos, era como si nadie más estuviera en el lugar, sólo nosotros dos.
—Te observé hablando con padre, parecía una conversación muy emotiva.
Arqueé una ceja, divertida.
—¿Ahora eres el dios de los chismes?
—¡Hey!
Comencé a reír mientras el baile continuaba, aspiraba su masculino aroma que me enloquecía los sentidos.
—¿Por qué debería contarte lo que hable con tu padre? Tú nunca me cuentas nada de lo que hablas con él.
—Bien, de acuerdo. ¿Quieres saber algo de lo que hablamos estos últimos días?
—Oh claro, sería un honor. —respondí con sarcasmo.
Thor me arqueó una ceja, en cambio le di una sonrisa sincera.
—Sobre compromiso matrimonial, de eso hemos estado hablando.
—¿Entonces planea casarte con una princesa de curvas voluptuosas y que solo te quiere por tus riquezas? —dije burlona.
—No... Contigo. —respondió con una alegría sincera.
Mi tinte burlón se congeló, dejándome con la mirada en extrema sorpresa, el semblante de mi amigo inmediatamente cambio.
—Mira, no voy a obligarte a nada que tu no quieras, y-yo...
—Hey hey —lo tranquilicé— Nadie me está obligando a nada.
Vi el destello de sus ojos azules ilusionados.
—¿Eso es... un sí?
—Llamémoslo un 'tal vez'.
Dejamos de bailar y nos aproximamos a nuestros amigos, dispuestos a seguir divirtiéndonos.
Pude notar la intensa mirada de Sif clavada en mí, y las desafiantes miradas de Thor y Frandal durante el resto de la noche, pero nada de eso importó, mientras nos divertíamos bebiendo y recordando los buenos momentos.
...
Cuando la madrugada llegó, la mayoría de personas ya se habían ido, incluyendo a los reyes; el cansancio ya se notaba en mí, ya que mientras los chicos continuaban payaseando, yo me había recostado en la mesa, cuando sentí que el sueño me vencía decidí levantarme para irme.
—¿Ya te vas, pequeña? —preguntó Hogun.
—Sí, estoy bastante cansada, hoy fue un día largo. —mencioné mientras me estiraba— Que disfruten el resto de su noche, chicos.
Me despedí de todos con un movimiento de mano y caminé fuera del lugar, mientras me quitaba los zapatos y con mi magia atraía un par de frutas del gran banquete real.
Por el pasillo hacia mi habitación, pude sentir pasos a mi espalda, sabía de quien se trataba, así que no entré en defensa.
—Pero miren quién está aquí, mi príncipe de ensueño. —hablé alegremente, sin voltearme a verlo.
El sonido de su ligera risa me hizo reír a mi también, cuando llegué a la puerta de mi habitación, me apoyé en ella girándome a verlo.
—¿Qué sucede?
—Bueno, yo...
Sonreí de medio lado.
—¿Quieres pasar la noche conmigo?
No respondió, en cambio nuestras miradas lo dijeron todo, verde y azul batallando en un campo de guerra llamado "amor".
Mirando de un lado a otro, se aseguró de que nadie nos estaba viendo, cuando lo confirmó, se aproximó a mí mientras me tomaba el rostro y me besaba lentamente, abrí la puerta de la habitación y nos adentré en ella.
Puedo decir que esta noche, estuvo llena de felicidad.