Un mar de césped.
Eso era lo único que JeongGuk podía ver. Aparcaron en un campo abierto en el cual, a los lados de un enorme, escuchen bien, enorme pastizal, había un frondoso bosque.
El centro de todo era una casa...hermosa, a decir verdad, pero Guk no iba admitirlo en voz alta.
Sólo tenía un piso, pero era muy amplia; era la típica casa con paredes de cristal y piso de madera, muebles caros, habitaciones espaciosas, chimenea y todo tipo de comodidades... JeongGuk pudo haber sido el primero en entrar a la lujosa vivienda, tocando todo a su paso, saltando a los sofás y a las camas, subiendo historias a Instagram presumiendo en dónde se hallaba, pudo haber hecho todo eso de no ser porque a la casa le faltaba algo muy importante.
Wifi.
ㅡBien, firmen aquí, aquí y... aquí. ㅡuna mujer que, según lo que JeongGuk y su mal humor alcanzaron a entender, era la dueña de la casa y autora del programa, era bajita y delgada, de cabello azabache como el de Guk, estilizado en una melena corta que le llegaba a la mandíbula, tenía los labios pintados de rosa y usaba un traje junto a unos tacones que la hacían ver muy bonita, ella les dijo que su nombre era Choi SooYoung.
Poe su parte, la señora Jeon se preguntaba por qué tenía los ojos brillantes, hinchados y rojos al igual que su nariz, la cual sorbía de vez en cuando.
Tal vez estaba resfriada.
ㅡListo... ㅡdijo el señor Jeon luego de leer con atención el contrato y firmar junto a su esposa ㅡ¿Es todo? ㅡpreguntó, encarando a la señora y entregándole el bolígrafo que ésta le prestó previamente.
ㅡAsí es ㅡcontestó ella, tomando la pluma y sujetándola al bolsillo de su saco ㅡ. A partir de ahora el chico podrá quedarse aquí, no se preocupen por nada, la alacena y el frigorífico han sido llenados hoy por la mañana, pero vendrán proveedores a dejar comida nueva y agua embotellada cada semana, tenemos sistema en contra de incendios, hay vigilancia las veinticuatro horas y un botón de alarma que el muchacho puede presionar en caso de emergencia, las dos paredes de cristal están blindadas y la cerradura sólo se abre con el iris del chico y una llave de repuesto que sólo yo puedo usar... ¡Ah, casi lo olvido! ㅡexclamó la mujer ㅡ¿Jeong...Guk? sígueme, debemos registrar tu iris en la cerradura.
La fémina caminó hacia la puerta, haciendo sonar sus tacones y siendo seguida por un muy molesto JeongGuk, quien miró con ira a su familia cuando pasó al lado de ellos.
Pasaron cerca de veinte minutos más en los que los señores Jeon aclararon todas sus dudas para poder irse tranquilos sin su hijo.
ㅡBueno, si no necesitan nada más, me iré. Tienen mi número en la tarjeta y mi dirección también, no duden en llamarme si necesitan algo. Adiós. ㅡy luego de eso salió de la casa, dejando a la familia a solas.
ㅡBien, aquí nos despedimos, te llamaremos todos los días al teléfono de la casa y vendremos una vez por semana a visitarte ㅡdijo el señor Jeon, palmeando el hombro de su hijo, quien no le contestó, en cambio se quitó para evitar el contacto con su padre ㅡ. Vamos, hijo, ya olvida todo, te la pasarás genial aquí ¡Mira este paisaje, la naturaleza! Yo daría lo que fuera por respirar aire así de fresco...
ㅡ¡Entonces cambiemos lugares! ㅡbramó, mostrando los dientes de tanta molestia.
ㅡEs por tu bien, Gukie, sólo serán dos meses. ㅡdijo mamá, dándole un beso en la frente a su hijo.
ㅡNos vemos, oppa, lamento lo de las cosquillas, pero me sobornaron con boletos para el concierto de Twice. ㅡdijo Somi, acercándose a su hermano.
ㅡNo te pregunté.
ㅡVaya, qué genio.
ㅡAhora sí nos vamos, no hagas nada peligroso, cielo. Te amamos.
ㅡSí, mamá...
ㅡCuídate, oppa.
Y se fueron.