Gema
Están empapados de sudor, Angela se vacía una botella de agua encima mientras que Christopher no deja de toquetearla delante de todos.
«Esto se está saliendo de control» Liz me hace señas para que me acerque.
—Estoy cansada, vámonos a casa.
—¿Qué pasó con el capitán? —grita por encima de la música.
—Olvidalo, moriré con el coño intacto.
—Jamás querida amiga, no mientras viva.
—En serio, quiero irme.
—Esperemos otro rato —súplica
—Quédate, si quieres —intento irme y me toma del brazo.
—No te dejaré sola.
Toma a Christopher de la mano.
—Gema quiere irse —le grita— ¿Nos llevas?
—¿A cambio de qué? —está ebrio.
Lo toma del cuello besándole la boca.
—Te compensaré —le susurra.
«¿No que era una maldita lesbiana?»
Se deja sacar de la pista. Recojo las pertenencias saliendo del establecimiento mientras que Make insiste en quitarle las llaves al coronel.
Ni siquiera pone atención, está demasiado ebrio.
—¿Estás bien? —pregunto al verlo con la mirada perdida.
Me aparta vomitando en la acera.
—Yo conduciré —Liz le quita las llaves.
No tiene buen color.
—¿Quieres un poco de agua? —le aparto el cabello de la frente, está sudando.
—No creo que al señor le guste —replica Tyler.
—Estoy en mis cinco sentidos —dice Liz parándose en un solo pie— Soy corredora aficionada, no pasará nada.
—Como quiera —se aparta Mike— Pero si le pasa algo al auto será su responsabilidad.
—Relájate grandote —le dice mi amiga.
Metemos a Christopher en el asiento trasero, este no se mueve.
—¿Qué le diste? —le tomo el pulso.
—Algo para que se le quitara lo déspota y amargado.
Pone a rugir el motor.
—Este auto está arrechisimo —chilla.
—Ten cuidado, no quiero problemas.
Liz actúa como loca poniendo el auto en marcha a una velocidad alarmante y no se conforma con eso, sino que saca la cabeza por la ventanilla gritando:
—¡Vayanse a la verga malditos ingleses!
—¡No haga eso! —replica Mike en el intercomunicador— Puede exponer la vida del coronel.
—¡Liz! —la regaño.
No para de reír.
Llego con el corazón en la mano lidiando con la furia de Make por la irresponsabilidad de Liz. No me gusta el aspecto de Christopher. Lo reviso y los signos me dicen que usó drogas.
«Ingirió éxtasis»
Entramos y los escoltas lo dejan en su alcoba.
—¿Lo drogaste? —le pregunto a Liz cuando vuelve con dos copas de champagne.
—Angela estuvo de acuerdo y solo fue una.
—Con eso no se juega, puede echarnos por esto.
—No lo hará —me calla— Eres la hija de su nana.
Me hace beber el líquido.
—Tiene que estar en el templo mañana temprano.
—Lo estará linda, confía en mí.
Se quita la chaqueta.
—Ahora juguemos —se tira en la cama pasándole las manos por el miembro.
—¿Eres o no lesbiana? Me confundes.
—Claro que sí, pero también soy un ser humano y este hombre es la excepción a toda regla —le abre los botones de la camisa.
—Ven.
—No me apetece ver cómo te lo tiras.
—No me lo voy a tirar, está como Dios manda, sin embargo, no llegaré tan lejos —le acaricia el torso— Quítate la ropa.
—¿Qué?
—No me lo tiraré yo, pero tú sí.
—¿Bromeas?
—Quítate la ropa —vuelve a ordenar.
—El éxtasis te fundió el cerebro.
Salta de la cama posándose frente a mí,
—¿Confías en mí? —me toma de los hombros..
—El nivel de confianza no da para tanto.
—Pequeña ¿quieres o no perderla? —se acerca a mi oído— Y saber que se siente cuando te la deslizan haciéndote jadear y gemir.
—No quiero que sea así.
—No importa cómo ni cuándo, solo deja que pase.
Me libera la chaqueta quitándome la camisa.
—Christopher es la fantasía de la mayoría y te darás el gusto de decir que te lo cogiste.
—No —la aparto— Es como mi hermano.
—Hey —me baja las tiras del sostén— ese hombre no puede ser hermano de nadie, estaria condenando al incesto, por eso es hijo único.
Me obliga a que lo mire mientras me pellizca los pezones.
—Suelta la frustración amiga —susurra— Ya no tienes que ver lo que quieres sentir.
—No —me muevo incómoda— Nos bañaban juntos de bebé.
—Ya no son bebés —apaga la luz— ahora tu eres una mujer y él un hombre. Un hombre muy sexy.
Le pasa lengua por los labios y desliza la mano adentro sacandole el miembro.
—Su amigo desperto.
Hace calor, paso saliva al ver cómo le baja el vaquero masajeandole la polla. No quiero mirar, pero la escena es demasiado morbosa ya que me gusta observar y Liz no está dando un mal espectáculo.
Su mano no la alcanza a cubrir de lo grande y potente que esta.
—¿Te gusta? —me pregunta.
No contestó, no sé cómo me siento. Creo que atraída, excitada y muy, muy deseosa.
—Si no quieres hacerlo no importa —le muerde el lóbulo de la oreja— Solo siéntate y observa mientras lo hago.
Me siento en la esquina de la cama viendo como siguen con su juego de besos llenos de toqueteo. Liz sigue tocando mientras Christopher se mueve y entre abre la boca con la respiración agitada, se humedece los labios y me empapo al oír el leve jadeo que suelta su garganta cuando lo masturban.
—Tócate los pezones —ordena Liz antes de besarlo.
Le hago caso y paso los dedos por ellos, están duros y rosados. Los pellizco, pero no es suficiente. Mi coño aclama algo mucho más intenso.
—Ven aqui —susurra Christopher dejando que lo toque mientras Liz hunde los dedos en mi sexo.
—Estás húmeda —se asegura de no hacerme daño— Dolerá menos si lo intentas ahora.
Roza mis pezones besándome el cuello mientras Christopher responde a mi estímulo besando a mi amiga y a mi.
Las caricias suben de tono y el deja que me le suba encima mientras Liz no lo deja de besarlo el toca mis glúteos con fiereza.
—Noche de trios —musita en la oscuridad.
Alza la pelvis rozando mi coño. «Joder» Caigo en sus brazos besandonos con urgencia.
—Solo déjate llevar —me dice— Sigues tomando las pastillas anticonceptivas, ¿cierto?
Asiento, las tomo para regular mi sistema hormonal. Liz rebusca en el bolsillo de Christopher sacando un preservativo.
—No está demás prevenir, no quiero que quedes preñada sin disfrutar de lo bueno..
Christopher se mueve anhelando que lo monte y tomo el mando colocandole el preservativo.
Liz se va y él me toma de la nuca dejando que me apodere de sus labios. Me quito las bragas y tomo la polla ubicandola en el centro de mi sexo.
El dolor es demasiado, continuó besándolo e intento nuevamente, pero la molestia apaga la llama, reparto besos por su cuello y mentón, vuelvo a sentarme sobre sus piernas y lo masturbó como lo hizo Liz.
Abre los ojos y retrocedo «Ya vali» Toma mi muñeca empujándome contra mi torso.
—No hagas con las manos lo que puedes hacer con el coño —gira nuestros cuerpos atrapandome bajo su pecho.
Se mueve ubicandose en mi sexo.
—Despacio —susurró temerosa a que reconozca mi voz «Quiero que me vea como un revolcón cualquiera»— Es mi primera vez.
Relaja la presión dandome un beso en la frente.
—Abre las piernas —ordena— Entre más rápido pase, menos doloroso será.
Pasó saliva, roza mi nariz y une nuestros labios, de pequeño solía lamerme la mejilla cada que quería molestarme, me daba tanto asco que siempre lo usaba como un arma en mi contra.
Jamás imaginé que esa misma lengua estaría dentro de mi boca prendiéndome fuego con un beso. No pensé que besara tan bien, siempre imaginé que era un egocéntrico pene chiquito que solo se valía de su rostro. Nunca creí que fuera un paquete completo de verga, cara y cuerpo.
Atrapa mis pechos y los roza con los dientes.
—¿La deseas? —me pasa el glande.
—¡Si! —exclamó.
—¡Mierda! —chillo cuando lanza la primera estocada. El dolor se queda.
—Otro intento —vuelve a besarme.
«¡Vida de mierda!» No aguanto la punzada es insoportable.
—Apártate —lo empujo.
—Una más —me embiste y....
¡Joder! Siento como me invade de un sólo tirón, mueve las caderas y me refuerzo bajo su cuerpo.
—Que estrecha —gime y quiero llorar.
Entierra la cara en mi cuello mientras sigo retorciéndome de dolor.
—Deja de moverte —me dice en medio de jadeos— Dolerá si no te quedas quieta.
Aprieto los ojos, no puedo hacerlo el dolor es insoportable.
—No hago cosas a medias —sigue moviéndose.
Agita las caderas contra mí y me aferro a la piel de sus músculos, intento tomar aire y concentrarme en otra cosa, pero no puedo, no lo resisto,
—Me lastimas —sollozo.
Suda, me da cuatro estocadas antes de sacarla y el alivio llega de forma inmediata.
—Mi polla no es apta para vírgenes —se tapa los ojos con el brazo dejándose caer a mi lado.
Sé que debo irme, pero las piernas no me responden, parece que me hubiesen pasado una aplanadora por encima.
Me limpio la cara notando que las lágrimas siguen saliendo, él me da la espalda quedándose dormido y yo quedo tan débil que no tengo ánimos para levantarme.
Nota: No saben cuando odio este capítulo y más esta parte .
#MuerteALaHuevo 😠🔪