Tú, Yo y El Mal

Par MabelPazAvalos

216K 21.7K 15K

Dicen que todos tienen un hilo rojo conectado con otra persona. Bueno, pues yo creo que mi hilo es más bien d... Plus

PRÓLOGO
• CAPÍTULO 1 •
• CAPÍTULO 2 •
• CAPÍTULO 3 •
• CAPÍTULO 4 •
• CAPÍTULO 5 •
• CAPÍTULO 6 •
• CAPÍTULO 7 •
• CAPÍTULO 8 •
• CAPÍTULO 9 •
• CAPÍTULO 10 •
• CAPÍTULO 11 •
• CAPÍTULO 12 •
• CAPÍTULO 13 •
• CAPÍTULO 14 •
• CAPÍTULO 15 •
• CAPÌTULO 16 •
• CAPÍTULO 17 •
• CAPÍTULO 18 •
• CAPÍTULO 19 •
• CAPÍTULO 20 •
• CAPÍTULO 21 •
• CAPÍTULO 22 •
• CAPÍTULO 23 •
• CAPÍTULO 24 •
• CAPÍTULO 25 •
• CAPÍTULO 26 •
• CAPÍTULO 27 •
• CAPÍTULO 28 •
• CAPÍTULO 29 •
• CAPÍTULO 30 •
• CAPÍTULO 31 •
• CAPÍTULO 32 •
• CAPÍTULO 33 •
• CAPÍTULO 34 •
• CAPÍTULO 35 •
• CAPÍTULO 36 •
• CAPÍTULO 37 •
• CAPÍTULO 38 •
Liam Davis
• CAPÍTULO 39 •
• CAPÍTULO 40 •
• CAPÍTULO 41 •
• CAPÍTULO 42 •
• CAPÍTULO 43 •
Hermes Sevilla
• CAPÍTULO 44 •
• CAPÍTULO 45 •
• CAPÍTULO 46 •
• CAPÍTULO 47 •
• CAPÍTULO 48 •
• CAPÍTULO 49 •
• CAPÍTULO 50 •
• CAPÍTULO 51 •
• CAPÍTULO 52 •
Antonella Pasquarelli
Maxon Lee
Bratt Smith
• CAPÍTULO 53 •
• CAPÍTULO 54 •
• CAPÍTULO 55 •
• CAPÍTULO 56 •
• CAPÍTULO 57 •
• CAPÍTULO 58 •
• CAPÍTULO 59 •
• CAPÍTULO 60 •
• CAPÍTULO 61 •
• CAPÍTULO 62 •
Liam Davis
• CAPÍTULO 63 •
• CAPÍTULO 64 •
• CAPÍTULO 65 •
Bratt Smith
• CAPÍTULO 66 •
• CAPÍTULO 67 •
• CAPÍTULO 69 •
• CAPÍTULO 70 •
Lily Brooks
Lily Brooks
Lily Brooks
• CAPÍTULO 71 •
• CAPÍTULO 72 •
• CAPÍTULO 73 •
• CAPÍTULO 74 •
• CAPÍTULO 75 •
• CAPÍTULO 76 •
• CAPÍTULO 77 •
• CAPÍTULO 78 •
• CAPÍTULO 79 •
• CAPÍTULO 80 •
• CAPÍTULO 81 •
• CAPÍTULO 82•
• CAPÍTULO 83 •
• CAPÍTULO 84 •
• CAPÍTULO 85 •
• CAPÍTULO 86 •
• CAPÍTULO 87 •
• CAPÍTULO 88 •
• CAPÍTULO 89 •
• CAPÍTULO 90 •
• CAPÍTULO 91 •
• CAPÍTULO 92 •
• CAPÍTULO 93 •
• CAPÍTULO 94 •
• CAPÍTULO 95 •
• CAPÍTULO 96 •
• CAPÍTULO 97 •
• CAPÍTULO 98 •
FINAL
REPORTAJE POLICIAL
MARILIA

• CAPÍTULO 68 •

1.1K 170 153
Par MabelPazAvalos

Aquí en este sótano no hay nadie, no hay más personas encerradas en celdas porque esas se encuentran en otro sitio.

Simón y las niñas observan como Agustín y Dalton amarran a los infiltrados con cadenas colgando del techo.
Por otro lado yo afilo mi cuchillo favorito para la ocasión.

—Hola, soy Lily.

—Soy Simón.

—Lo sé, he escuchado hablar de ti pero no tenía idea de que serías más guapo en persona.

—Lily, aléjate de él —le advierto, pasando por en medio de ambos para separarlos y poder estar frente a los infiltrados—Muy bien chicos, hagamos esto más fácil y con menos sangre.

—No te diremos nada —contesta Jessica Sánchez y me concentro en ella—Eres un maldito infeliz, violaste a mi compañera y mereces ser arrestado. 

—Debieron de haber pensado en eso antes de haber entrado —doy un paso enfrente y descaradamente le meto la mano al agente Mateo en el pantalón encontrando fácilmente lo que buscaba—¿Me creen estúpido? —aplasto el micrófono escondido con el zapato y vuelvo con Jessica—Ya he desnudado a la detective Hannah así que sé que ustedes dos no tienen micrófonos. Es lógica. El General Moore sabía que las podrían violar y no tomó esos riesgos, un aplauso.

—Hijo de perra.

—Iré al grano. Dónde está mi mujer.

—No sabemos, es confidencial su paradero.

—No me gusta que no contesten bien a mis preguntas. A ver, lo haré de vuelta —suspiro—Agente Mateo Espinosa, usted me dirá dónde está mi mujer ¿verdad? Porque sino le pasará lo que le pasó a su amiga.

—¿Cuál amig...? —No lo dejo terminar la frase porque tomo un bate de béisbol y le reviento la cara a Jessica. Sus gritos resuenan todo el sótano y es música para mis oídos.

Hannah comienza a entrar en pánico, Mateo está asustado y Jessica tiene rota la nariz y con probablemente un derrame cerebral.

—¿Ahora sí me dirá? —sonrío, amo sentirme superior.

*•*•*•*•*•*•*•*

Después de dos horas, la agente Jessica contaba con sólo un dedo en cada mano, sin sus dos orejas ni la pierna izquierda.

Hannah tenía tres apuñaladas en el abdomen, una cortada profunda en el rostro y le faltaban los pulgares.

Pero Mateo... Mateo ya había muerto.

¿Y qué conseguí?

—Karol está en una prisión ultra secreta rodeada de seguridad muy armada —les digo a los demás—No sirvió este interrogatorio porque no dijeron nada.
Si es verdad lo que dicen, estoy muy orgulloso de que Sevilla necesite tanta seguridad.

—El general Moore come de la mano de Karol —me contesta a regañadientes Simón—Te están engañando.

—Antes si... —lloriquea Hannah—Pero desde la emboscada que dieron en la central, Karol intentó huir y eso enfadó a Moore. Como castigo la ha puesto en un lugar desconocido hasta para nosotros.

No sé si miente, pero le estoy creyendo.

—Bien, es hora de irnos —suspiro—Madison desaste de la agente Jessica.

Me volteo para limpiar mis cuchillos. Se escucha el balazo, y después me tomo mi tiempo para volver con la única que queda con vida. Hannah.

—Está de suerte agente Aguilar, se ha ganado el premio gordo de quedar con vida —vuelvo con ella, aún limpiando el cuchillo—Quiero que vayas, regreses con tu jefe y le digas que fue una estupidez haber venido hasta acá. Dile que reconsidere la libertad de Karol Sevilla, y más le vale que me la dé tal y como la dejé —la encaro—No quiero enterarme de que alguien le puso un dedo encima. Porque si alguien se atrevió a violarla, me aseguraré de hacerles la vida imposible. A todos.

Y si me llegase a enterar, probablemente me dolería mucho. Aceptaría que la golpeasen o que la dejen inconsciente, pero una violación jamás me lo perdonaría.

—No mentía cuando dije que tienes bonitos ojos. Se parecen mucho a los de ella, así que me quedaré con uno —me alejo—Sophia, quiero un ojo de ella y ya después déjenla en alguna estación de policía —paso alado de Dalton y le susurro—Ponle un chip rastreador. Ella nos llevará a Moore.

—Si.

—Entendido.

—¡Madison! ¡Lily! ¡Empaquen sus cosas porque nos vamos en dos horas!

—Okay Ruggero.

—Ya vamos, ¡corre Lily!

—Y tú —encaro a Simón—Tú vas a...

—No acato tus órdenes, sólo las de Hermes.

—Tú vas a asegurarte de llegar con los Sevilla sin que nadie te persiga, no quiero que corran riesgos así que encárgate de eso.

Y me voy.

*•*•*•*•*•*•*•*

Jersey City. Nueva Jersey.
Ana se ubicó con los demás en una mansión que compró Natalia y se encargará de vender la antigua, no pienso dejar que esos millones de la mansión de Ohio se vean perdidos.

Mientras que mi hermana se encarga de la mudanza, yo me vine a una propiedad que compré cuando recién llegué a los Estados Unidos. Es una linda casa, es de tamaño familiar nada parecido a lo que estoy acostumbrado pero por el momento servirá para que las niñas, Natalia, mi hijo y yo estemos cómodos.

—No se vale, todas nuestras cosas están en la mansión con Ana, no tenemos nada aquí.

—Por mi no hay problema, no me baño y problema resuelto.

—¡Madison! No seas puerca.

Verifico las cámaras de seguridad desde mi iPad y me aseguro de que las cercas eléctricas estén funcionando. No he traído a mi gente de seguridad, así que estoy tomando muchos riesgos.

Natalia se va a acomodar a la recámara principal y yo voy tras ella para quitarme el cinturón de armas y poder descansar.

—¿Te encuentras bien? ¿No te hace falta algo? —le pregunto.

—Un calmante, pero no puedo tomar ciertas pastillas estando en este estado.

—Si quieres te puedo preparar un té.

—El refrigerador está vacío.

—Iré a comprar —me siento a su lado—Pero tendrías que venir conmigo, no te puedo dejar sola, es peligroso.

—Deja de actuar como si te importara.

—Me importas. Tú y mi hijo me importan.

Frunce el ceño volteando a verme extrañada.

—Es la primera vez que te escucho decir que es tu hijo.

—Yo puse el esperma.

—Si, pero siempre le dices: "mi primogénito" "el mocoso" "el feto" "el bebé"

—¿A ti te hace feliz que diga que es mi hijo? –asiente lentamente y lo comprendo. Necesito dedicarle tiempo a Natalia, es importante para mi—Bien, entonces ¿qué te parece si salimos a dar un paseo?
Las niñas no tienen su equipaje aquí y seguramente querrán ir de compras.

—Tu relación con ellas me asusta.

—Las quiero —digo sin más, encogiéndome de hombros—Así como a ti.

—Dilo de nuevo.

—¿Qué cosa?

—Di que me quieres —su sonrisa me remueve las entrañas, así que hago lo que me pide para verla así más tiempo.

—Te quiero, Natalia —tomo su mano—Te quiero.

No pasó ni cinco segundos, se agarró a llorar sobre mi hombro. Tuve que darle palmaditas en su espalda para tranquilizarla.

»Ruggero, si la castaña de ojos verdes no quiere nada contigo para cuando vuelva, ¿qué harás?«

Aprenderé a amarla a ella, y le daré la vida que siempre ha querido junto a mi.

*•*•*•*•*•*•*•*

Apenas se le nota un pequeño bulto en el vientre con esa blusa ajustada. Venimos los cuarto, Natalia y yo tomados de las manos y mientras las tres ven las tiendas de ropa en el centro comercial, yo no puedo parar de pensar en mi hijo.
Joder, creo que nunca me había parado a pensar en que ¡seré padre!

Maldito el día que Leo murió, él debería de seguir reproduciéndose no yo.

¿Cómo se llamará? ¿Qué nombre le pondré?
Natalia dice que ha pensado en nombres pero yo no.
Si es niña, quiero que tenga un nombre único.
Si es niño, quiero que tenga un nombre que cause escalofríos. Algo así como algún nombre de algún asesino serial.

Tomo mi teléfono y comienzo a navegar en internet en busca de nombres.
Las chicas entran a una tienda y yo me quedo en la entrada entretenido en el teléfono.

Pasa media hora, una hora, dos horas hasta que vuelven a salir con sus compras de ropa.

—Natalia, ¿sabias que el nombre "Eda" es de origen anglosajón y significa "la feliz" o "Llena de salud"?

—¿De verdad?

—Kaia significa "pura" o "tierra". Yo quiero nombres que signifiquen algo así como fuerza o dureza, pero no me gustan.

—¿Estás buscando nombres para el bebé?

—Si.

—Creí que no querías comprometerte.

—Si quiero, ademas no quiero que tenga un nombre horrible.

—Yo había estado pensando algo así como Liv si es niña.

—Liv. ¿Qué significa?

—Protección, refugio, calor. Es un bonito nombre.

—Si, es lindo. ¿Y si es varón?

—Había pensado nombres como Thomas, Enrique, Santiago o Alberto.

—Son espantosos —nos reímos—Después veremos los nombres.

—Ruggero, ¿me puedes comprar una bolsa Gucci?

—Lily ya compraste mucho. Te hubieras comprado una bolsa cuando estabas en la tienda.

—Ahí no vendían de esa marca, yo quiero una de ahí.

—No. Iremos a comprar comida para sobrevivir y esperaremos hasta volver a la mansión para cuando ya esté lista.

—¡Quiero una bolsa Gucci!

Abro los ojos de golpe y me detengo.

—¿Me has levantado la voz?

—Cómpramela o juro que me tiro por las escaleras.

—Tírate, serás una boca menos para alimentar.

—¡Si Lily tendrá una bolsa Gucci, yo también!

—Niñas no me reten.

—No nos moveremos de aquí hasta que nos la compres.

—Perfecto, quédense ahí.

Tomo de nuevo a Natalia de la mano y sigo con mi camino.
Las niñas no se mueven de su lugar, me siguen retando, y odio eso.

Natalia comienza a caminar despacio, ella tampoco se quiere separar de las mocosas como yo porque sabe que es peligroso pero yo no me andaré con tonterías.

Las pierdo de vista. Rápidamente Marsden hace las compras de los alimentos y yo me quedo en la puerta del supermercado esperando a que vengan para acá, pero no lo hacen.

Cuando termina de hacer las compras me empiezo a asustar, son muy testarudas.
Más sin embargo no regreso por ellas y me largo a mi casa.

—Se hará de noche y las niñas no llegan. ¿Irás por ellas?

—No.

—Pero se pueden perder.

—No me importa.

Natalia comienza a hacer de cenar, yo me quedo mirando por la ventana alado de la puerta para ver si vienen y nada.
Me enfurezco.


—La cena está preparada —se para a mi lado—Son muy testarudas, deberías de ir por ellas si las quieres con vida.

—No.

Nos sentamos a comer, y la cena es de lo más silenciosa.
El tiempo pasa volando, y el enojo me aumenta al pasar los segundos.

—Te quedó rica la comida, no sabía que sabías cocinar.

—Mi madre me enseñó, pero no lo hago con frecuencia porque me recuerda a ella.

—Mis respetos para la señora Marsden.

Asiente cabizbaja, así que tomo su mano para darle mi apoyo moral.

—Hay que descansar, fue un viaje agotador.

—Si, supongo.

Como lo dije, el tiempo se pasa volando a mi alrededor y yo sólo puedo pensar en el regaño que les daré a las mocosas por retarme de esta forma.

Cuando subo con Natalia, se baña, se pone cómoda y se acuesta con la luz ya apagada.
Pero yo no puedo dejar de ver la ventana.

—¿Te la pasarás ahí toda la noche? Deberías tomar una manta para que no te de frío.

Yo no siento el frío.

—No tiene caso, deberán de llegar tarde o temprano.

—Vale.

Vuelvo a la cama, y al verla darme la espalda siento que le estoy fallando. No me gusta fallar.
Me arrastro sobre el colchón hasta abrazarla y besarle la nuca para que descanse.
Pero sin darme cuenta, me pongo caliente.

Las ganas de tocarla me invaden, la excitación llena mi cuerpo y comienzo a besarle el cuello.
Meto mi mano dentro de su blusa de seda y al tocar sus pechos se le escapa un jadeo que la hace girar para verme.

La miro a los ojos por largos segundos hasta que decido besarla, lamerla y acariciarla.
Nos hundimos en el placer, en la excitación y en las ganas que nos tenemos uno al otro.

»Ve con cuidado, está embarazada«
Me gusta ser agresivo, pero esta vez no podré serlo.
La tengo que cuidar.

*•*•*•*•*•*•*•*

La dejo dormir desnuda sobre la cama. Aún siento su fragancia sobre mi cuerpo, ella siempre huele delicioso.

Son las cuatro de la mañana y yo miro por la ventana del primer piso alado de la puerta en la espera de las mocosas. Pero no llegan.

El enfado se me había ido cuando estaba con mi mujer en la cama pero de vuelta me ha llegado.
Tomo mi pistola y salgo a la calle. La noche está fresca, así que espero que se estén muriendo de frío para que aprendan.

—Malditas, tenían que ser unas Brooks. Si fuesen unas Pasquarelli no estarían retándome como lo hacen ahora. Se ve que no me conocen, no dejare pasar esto por alto.

Recorrí varias calles, varias cuadras, y me detengo en una esquina solitaria porque las encontré en otra esquina.
Están paradas sin hacer nada, con ropa más corta que seguramente es la que acabo de comprarles.
Dos hombres grandes se les acercan y me quedo cruzado de brazos para que les hagan daño y que aprendan la lección.
Pero me sorprendo cuando ellas los seducen, después sacan sus cuchillos y los amenazan.

—¡Todo el dinero! ¡Ahora!

—No les tenemos miedo, son simplemente niñas.

—¿Niñas?

Madison le encaja el cuchillo en el abdomen a uno. Su grito llena toda la calle pero no hay nadie.

—El dinero, ahora —todo lo que traen se lo entregan a Lily.

Los hombres grandotes se van, y cuando decido acercarme a ellas me detengo porque ambas sacan sus armas y les disparan justamente en la cabeza a una distancia larga.
Los mataron. Y se van corriendo riéndose.

Sonrío a mis adentros, esas son mis niñas.

Las volví a encontrar en otra esquina a muchas cuadras de donde estaban.
Me acerque pero me puse la gorra y los lentes para que no me reconocieran y jugar con ellas.

—¡Danos todo tu dinero! ¡Ahora! —actúo como asustado, rebusco en mis bolsillos y saco mi mano enseñándoles el dedo del medio.

—¡Esto no es un juego! ¡El dinero, ahora!

—Deberían de estar durmiendo en casa, no vandalizando como ladronas callejeras.

—¿Ruggero?

—Estoy muy enfadado con ustedes.

—Lo lamentamos mucho, no volverá a ocurrir.

—Mienten.

—Si, mentimos —se ríen y es imposible no unirme a sus risas.

—Vamos a casa pequeñas ladronas.

—No, aún nos falta asaltar a personas para que nos alcancen los bolos Gucci.

—¡Joder! ¡Yo se los compro mañana!

—¡Sii!

—¡Te amamos Ruggero!

Y como si fuesen unas niñas inocentes, cargan sus bolsas de compras y empiezan con su camino.
Son insoportables, a veces las odio y las quisiera matar.
Caminamos durante un largo tiempo hasta volver a la casa. Me aseguro de que se sirvan de lo que Natalia hizo para cenar y una vez que acabaron las voy a dejar a la habitación que les asigné a cada una.

Madison cae rendida sobre la cama y apaga las luces. Me sonríe antes de que la arrope. Salgo de su recámara y voy a la de Lily pero rápidamente desvío la mirada al ver que se estaba poniendo la pijama.

—Ya puedes mirar.

—Hoy me hicieron caminar mucho —se acuesta y apaga la luz—Odio que me desafíen.

—Si, te debemos unas disculpas.

—Ahora ya duérmete o quemo toda tu ropa.

—Ruggero —me detiene—¿Ya nunca veremos a mi padre?

Carlo Brooks, el último hermano de los tres.
Él no fue asesinado porque se casó con una Europea y de ahí nacieron las niñas; él no estaba en Asia en ese momento. Por eso las mocosas no tienen rasgos asiáticos, sino Europeos.

—No. Ustedes me pertenecen.

Intento volver a irme pero toma de mi mano impidiéndomelo.

—Ruggero. ¿Me prometes que nunca volveré a ver a mi padre? —su petición me toma de sorpresa y hace que me siente a su lado para mirarla, parece que tiene miedo.

—¿Qué pasó contigo y tu padre Carlo?

—Él... —suspira—Él tiene una manera de amarnos muy extraña. Tenía 13 años cuando ocurrió el incidente con mi primo Malcom. Yo... yo se lo conté primero a mi padre con la esperanza de que hiciera algo pero me acusó a mí de provocarlo.
Después se lo dije a mi madre, y ella dijo que hablaría con papá pero jamás llegó a nada.
Tuve que soportar ver a mi primo y hacer como si nada pasara, la única que me apoyó fue mi hermana Madison.

—¿De verdad tu padre no hizo nada?

—He tenido pesadillas desde los 13 años. En lugar de escaparme para ir a fiestas yo me iba a un psicólogo a escondidas con Madison, ella siempre esperaba en recepción hasta que saliera.
Quise aprender clases de defensa personal pero me lo prohibieron porque esas no son cosas que deben de saber las señoritas —su primera lágrima cae—Malcom siguió acosándome, después mi padre se enteró sobre mi psicólogo y me fue muy mal porque le mentí. Me golpeó tan fuerte que perdí el conocimiento.

Aprieto los puños lleno de furia, es un maldito infeliz.

—Si yo hubiera sido tu padre, habría descuartizado al mocoso.

—Por eso me gusta estar aquí, tú hiciste que Sophia me enseñara defensa personal, a usar armas y Agustin me está guiando por lo que me gusta, por la ciencia —se sienta para tenerme cara a cara, aprovecho para secarle las lágrimas—Te amamos Ruggero. Estamos agradecidas. Lamentamos sacarte de casillas pero así somos, por favor no te canses de nosotras.

—Me dan ganas de sacarles los ojos a las dos, son irritantes.

—Tú también.

—Pero dudo que me canse de ustedes, son mías, me pertenecen, son como mis mascotas.

—Gracias por el alago.

Nos reímos, y antes de que me pueda parar ella se abalanza a mis brazos y me abraza con cariño.
Me quedo unos segundos sin saber qué hacer, finalmente acepto el afecto y la abrazo también.

No me puedo imaginar a una pobre niña de 13 años teniéndolo todo y no teniendo nada a la vez.
Me enfurece saber todo lo que hizo Carlo.

Él dice amar tanto a su hija y, ¿dejó que la violaran? Es un pobre infeliz que merece morir.

Me separo después de veinte segundos y la niña está llena de lágrimas. Se las vuelvo a sacar y le deposito un beso en la frente antes de arroparla y salir de su recámara.
Voy directo con Natalia, me meto a la ducha, me pongo algo cómodo y me acuesto junto a ella para abrazarla y darle calor.
Beso su nuca antes de caer en un sueño profundo.

*•*•*•*•*•*•*•*

—¿Ya estás instalado?

—Si Ruggero, listo para viajar y seguir con lo acordado de ver a los decanos.

Estoy en una videollamada con Hermes en la sala de estar. Desde aquí puedo ver a Natalia cocinar siendo ayudada por las niñas que no paran de hacer escándalo porque son "buenísimas" en lo que hacen.

Sonrío tontamente al ver que Madison le da algo de probar a Natalia y a ella se le agrandan los ojos por el exquisito sabor de lo horneado.

—¡Está buenísimo! Deberías de pasarme la receta.

—Es sacada de internet, debe de ser Americana porque en Europa no se come esto.

—¡Ahora prueba el mío!

—Se ve delicioso Lily, pero ¿qué es?

—Se me quemó un poquito pero es un pastelito.

Natalia come y de volada lo escupe haciendo que Madison se carcajeé de la comida de su hermana.

—¡Está crudo Lily! —se ríe ella—Te enseñaré a hornear como se debe.

—¡Ruggero!

—¿Mande?

—Te decía que nos veremos en Washington D.C. de vuelta para lo acordado.

—Mjm, bueno, hablando de eso.

—¿Ocurre algo?

—Nuestra gente está trabajando por nosotros y la verdad quisiera descansar de tantas veces que me he mudado y viajado —veo de nuevo a mis mujeres y vuelvo a fijar la vista en Hermes—Estoy en un lugar reservado, me tomaré unos días, deberías de hacer lo mismo, seguramente necesitas un espacio por todo el tema de tus hijos y Elena.

—Pasquarelli, no estarás echándote para atrás, ¿verdad?

—¡Jamás! Solamente quiero descansar.
No se, tal vez pasar rato con mi mujer, mi hijo y mis mascotas.

—¿Tienes mascotas?

—Y muy irritantes, hacen berrinches por bolsas Gucci.

—Mira Ruggero, no sé lo que te está pasando pero espero que no me des la espalda.

—Nunca. Te doy mi palabra.

—Eso espero. Y si, tal vez me tome unos días también. Valentina ha estado muy triste desde que los niños se fueron.

—Complace a tu mujer, viajen y diviértanse pero no olvides mantener seguridad.

—Lo mismo para ti, suerte con tu familia.

—Ellas no son... mi, familia.

—Como digas. Adiós.

Cuelga la videollamada, suspiro agotado. Dejo mi arma sobre la mesa cuando llego a la cocina con las chicas y me recargo en el umbral para observarlas con los brazos cruzados.
Se divierten, me da gusto ver a Natalia sonreír.

—Ruggero, prueba esto que hicimos entre las tres —le sonrío a Marsden antes de ir. Me da a probar y Dios mío, si que sabe bien—¿Delicioso?

—Delicioso.

—¿Sabes cocinar? —me pregunta Madison.

—¿Qué más da? Las tengo a ustedes para que me cocinen.

—¡Qué machista! ¡Ahora tendrás que hacernos un pastel!

—Ni hablar, jódanse.

Veinte minutos. Veinte malditos minutos fueron los que pasaron para dejarme convencer por las mocosas y ahora preparo un pastel con Natalia.

Hacen chistes malos sobre mis tácticas y me hacen reír por sus estupideces.
Natalia no ha parado de reír en todo momento y cuando acabamos de hornearlo, me voy directo a devorar sus labios.
La beso hasta que ya no tengo aliento.

Finalmente nos sentamos a comer lo que prepararon pero todos ansiábamos llegar al postre ya que todos habían hecho uno.
Nadie quiso el de Lily, se le había quemado y le hacían burla por aquello. Claro que me uní para hacerle burla.
Creo que un pequeño descanso no me caería nada mal después de estar un mes y semanas de ciudad en ciudad. Estoy agotado.

...

Yo no veo que hemos estado llegando a la meta en estos últimos capítulos, ¿será que me desaparezco ahora por dos meses? 🙈
(Psdt: el siguiente capítulo es uno de mis favoritos)

Mabel Paz

Continuer la Lecture

Vous Aimerez Aussi

578K 91.1K 36
Park Jimin, un padre soltero. Por culpa de una estafa termina viviendo con un completo extraño. Min Yoongi, un hombre solitario que guarda un triste...
86.2K 5.7K 19
Terrence Granchester, es un prestigioso abogado que esconde un secreto, el cual, lo obligó a autoexiliarse de la ciudad que un día lo vio triunfar...
ETELVINA Par Martina V

Mystère / Thriller

4.3K 192 37
"Cuando crezcas mi querida Etelvina, aprenderás que ver a través de los ojos no es tan fácil como uno cree. La mayor parte del tiempo, vemos lo que q...
1K 51 13
Un chico murió por culpa de un Dios. Para redimir este error otro dios le concede la oportunidad de reencarnar en un mundo al azar con dos deseos. "...