Seduciendo a tus demonios © [...

By MarDMMD

3.5M 238K 91.8K

[Destructiva Obsesión #1] No es necesario leer Elaine para entender SATD. [COMPLETA]✔ PRÓXIMAMENTE EN FÍSICO... More

Booktrailer y advertencias.
IMPORTANTE.
Prólogo.
Capítulo 01.
Capítulo 02.
Capítulo 03.
Capítulo 04.
Capítulo 05.
Capítulo 06.
Capítulo 07.
Capítulo 08.
Capítulo 09.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.- Parte I.
Capítulo 19.- Parte II.
Capítulo 20.
Capítulo 21.- Parte I.
Capítulo 21.- Parte II.
Capítulo 22.
Importante.
Capítulo 23.- Parte I.
Capítulo 23.- Parte II.
Capítulo 25.- Parte I.
Capítulo 25.- Parte II.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
¡Lara y Neal! + Curiosidades.
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41.
Capítulo 42.
Capítulo 43.
Capítulo 44.
Capítulo 45.
Capítulo 46.
Capítulo 47.
Capítulo 48.
Capítulo 49.
Capítulo 50.
Capítulo 51.
Capítulo especial: San Valentín 2022.
Capítulo 52.
Capítulo 53.
Capítulo 54.
Epílogo.
CATD. (Importante)
¡CATD DISPONIBLE!

Capítulo 24.

57.5K 3.6K 1.9K
By MarDMMD

            "Quiero ser honesto.
               Quiero ser malo".

       ―Lurk - The Neighbourhood.

31 de Diciembre, 2019.

Lo primero que noté al entrar en su cabaña, fue el olor agradable que hay por todo el lugar.

Aquí huele a fresa, no como en la mía que huele a borracho gracias a Tommy.

Lo seguí al interior del lugar, al igual que las demás cabañas, no tiene separaciones para los distintos espacios.

Hay una cocina con barra, un par de sillones un tanto alejados, frente a ellos hay una chimenea. Al fondo está una cama con sábanas blancas, solo hay una debido a que esta es una cabaña individual.

Lo único que sí está aparte, es el baño. Incluso hay una puerta para entrar a él.

El diseño de la cabaña es de roble, el piso es de madera brillosa y bonita. Otra cosa agradable, es que es un lugar cálido.

Y que la luz de la luna se filtra un poco a través de las cortinas claras.

―¿Café? ―Preguntó Neal―. Estaba a punto de preparar un poco. ¿Quieres unirte?

Curvé los labios un poco hacia arriba.

―Sí, me gustaría unirme ―Contesté―. Gracias.

―De acuerdo. Toma asiento mientras lo preparo.

Se adentró a la cocina y comenzó a usar la cafetera. Preferí quedarme de pie, recargándome contra la barra mientras él terminaba.

―¿Quieres galletas? ―Pregunté―. Creo que pusieron paquetes de galletas en todas las cabañas.

Asintió.

―Claro. Creo que están en los cajones de arriba si quieres tomarlas.

―Muy bien ―Sonreí. Me gustan las galletas, son de mis cosas favoritas en el mundo.

Abrí los cajones y sentí un poco de desilusión cuando noté que la caja estaba hasta la última repisa.

Muy alto para mí.

En casa tengo un banco para este tipo de situaciones, situaciones en las que no puedo alcanzar ciertas cosas incluso si me paro de puntitas.

La verdad es que no miento al decir que soy pequeña, realmente lo soy.

―Eh...¿Neal? ―Carraspeé.

―Dime ―Giró para mirarme.

Señalé la alacena, haciendo una pequeña mueca.

―No alcanzo ―Musité, algo apenada.

Sus labios formaron un círculo, entendiendo la situación.

―Oh...ya veo ―Emitió―. Deja te ayudo.

Dejó las tazas de lado y caminó hasta mi lugar. Estiró el brazo para alcanzar las galletas. Injusto. Él puede sin ningún problema.

Me quedé quieta al sentirlo tan cerca de mí, al sentir su calor y al sentir su delicioso olor inundar mi nariz. Mientras estaba a mi lado, solo pude desear una cosa.

Bajó un poco la cabeza, enfocando sus ojos en los míos. Me tendió la caja para que la tomara.

―Listo, aquí tienes...

No lo dejé ni terminar de hablar debido a que junté nuestros labios de manera ansiosa. La caja cayó al suelo cuando él llevó una de sus manos a la parte baja de mi espalda y la otra a mi cabello.

Me empujó contra la esquina de la barra, sin separar su boca de la mía. El beso por parte de ambos fue necesitado, como si no hubiéramos tenido suficiente con lo que pasó en la torre hace unas horas.

Fui yo la que tomó la iniciativa de volver el beso más intenso, fui yo la que quiso tomar el control esta vez. Así que, introduje mi lengua poco a poco, buscando la suya. Gemí bajo cuando me otorgó ese permiso.

Los dedos que mantenía en mi cabello, poco a poco bajaron hasta mi cuello. Me apretó suavemente la garganta, ocasionando que echara la cabeza hacia atrás y soltara un suspiro contra su boca.

Barrí un par de veces más sus labios, antes de separarme ligeramente para conseguir hablar.

―Neal... ―Abrí los ojos para observarlo.

―¿Ujum? ―Emitió. Acariciando mi cuello con sus nudillos.

Me relamí los labios.

―Quiero que me folles.

Sus ojos se abrieron ante mi petición. Sus pupilas estaban dilatadas, pero su expresión era de sorpresa.

―¿Estás segura? ―Preguntó―. ¿Realmente quieres que pase esta noche?

―Estoy completamente segura ―Contesté, perdiéndome en la intensidad de su mirada.

El hombre no puso ni un solo pero más. Solamente buscó mis labios nuevamente. Mordisqueó un poco el inferior, llevando su manos a mis piernas para alzarme y hacerme rodear sus caderas con ellas.

Le quité la camiseta de manera ansiosa, pasándola por encima de su cabeza.

No quiero perder ni un solo segundo más.

No sé cómo es que he retrasado esto por tanto tiempo.

Acaricié su torso desnudo, sintiendo la suavidad de su piel contra la punta de mis dedos.

Sus labios descendieron por mi barbilla, besando y lamiendo hasta que llegó a mi cuello expuesto. Empezó a mordisquear esa zona tan sensible, solo pude suspirar y echar la cabeza hacia atrás, dándole más acceso.

Me froté contra él, dándole a entender que lo que haríamos, lo quería ya.

―Neal...solo llévame a la cama ―Demandé.

Alzó la cabeza un poco.

―Deberías ser más paciente ―Murmuró, curvando los hacia arriba en una sonrisa traviesa―. Apenas estamos comenzando.

Bajó los tirantes de mi vestido por mis brazos, exponiendo mis pechos frente a sus ojos. Se relamió los labios, como si fuera un platillo que se moría por probar.

Ladee la cabeza.

―¿Qué pasa, Hardy? ―Cuestioné, llevando mi mano a uno de mis pechos y pasando suavemente mis dedos por mi pezón erguido―. ¿Te gusta verlas?

―Y probarlas.

Dicho esto, atrapó una de mis tetas en su boca. Arqueé la espalda al sentir la humedad de su lengua en mi cima. Rodeó con su lengua lentamente, antes atraparlo entre sus dientes suavemente, arrancándome un gemido alto.

Bajé mis manos, aferrándome a las orillas del mesón mientras Neal le daba su atención a mis senos. Una de sus manos masajeaba el que no era sostenido por su boca, mientras que la otra poco a poco escalaba por mi muslo.

Se coló por debajo del vestido y subió más y más, hasta que llegó a mi ropa interior.

Acarició mi centro con su pulgar por encima de la tela. Presionó con suavidad, ocasionando que diera un pequeño brinco en mi lugar debido a lo sensible que estoy por su tacto.

Trazó un círculo, poco a poco la humedad y la excitación aumentaban más. Mis suspiros y gemidos suaves inundaron la cocina, una cocina en la que comenzaba a hacer más calor de lo normal.

―Vamos...―Supliqué.

Lo escuché reír bajo por mi insistencia.

Sí, mi tono fue desesperado y deseoso.

Pero es que el deseo en mí es demasiado fuerte. He estado caliente desde la torre y es una completa tortura.

Llevó sus manos a mi culo, alzándome para caminar conmigo entre sus brazos hasta la cama.

Una vez en ella ―debido a que el camino no era tan largo―, se sentó en la orilla, posicionándome sobre su regazo.

Intenté quitar el botón de su pantalón, pero él no me lo permitió.

Negó con la cabeza, rozando nuestros labios en el proceso.

―Aún no, hechicera ―Sus dedos subieron a mi pecho, acarició mi collar de forma distraída, mirándome a los ojos cuando inclinó la cabeza un poco hacia atrás―. Hay algo que quiero hacer antes.

―¿Qué cosa? ―Tragué saliva.

De nuevo me regaló esa sonrisa torcida, esa que que te decía que tenía todo tipo de intenciones, menos puras.

―Quiero probarte ―Formuló, tanteando el borde de mis bragas―. ¿Serás una chica buena y me dejarás probar ese coño?

Asentí automáticamente, completamente hipnotizada por el tono de su voz y por sus palabras.

Mierda, es que él tiene un vocabulario tan sucio que me hace perder la razón.

Pretendí bajarme de su regazo para acomodarme en la cama, pero él de nuevo negó.

―No ―Soltó.

―¿No?

―A mi manera ―Demandó, sosteniendo mi barbilla con delicadeza.

―¿Y cómo es a tu manera?

―¿Confías en mí? ―Cuestionó.

Le sostuve la mirada.

¿Lo hago?

Tomé una respiración profunda. Sé perfectamente la respuesta.

―Confío en ti.

―Entonces solo déjate llevar ―Susurró. Se inclinó para besar mis labios de nuevo, pero esta vez de una manera suave y lenta, como si quisiera grabarse mis besos.

De un momento a otro, se deshizo por completo del vestido, dejándome únicamente en ropa interior. Sus besos subieron desde mis clavículas, siguiendo por mi cuello hasta llegar a mi barbilla. Hice mi cabeza hacia atrás y solté un suspiro al aire, disfrutando de sus caricias y sus labios.

Su erección se presionaba contra mi pelvis, los roces de su cuerpo contra el mío se sentían exquisitos. Simplemente...me está volviendo loca.

Mordió mi labio inferior una vez que llegó a esa zona. Antes de que pudiera carburarlo, uno de sus dedos se coló por debajo de las bragas, acarició lenta y delicadamente, empapándolo con mi humedad.

Sonrió sobre mi boca al darse cuenta de lo mucho que provoca en mí.

Solo él puede provocarme esto.

Me siguió acariciando, logrando que pequeños gemidos escaparan de mí. Después, simplemente se deshizo de las bragas y las lanzó a algún lugar de la cabaña. Y ahora sí, me encontraba completamente desnuda frente a Neal.

Se acomodó en la cama, recostándose en ella y atrayéndome. Tragué saliva, sin entender del todo cómo es que haríamos esto.

Sus ojos parecían de un color oro más oscuro, lujurioso y perverso.

Su mirada me eriza los vellos de la nuca. Me hace sentir perdida.

Pero no de una mala manera.

De una manera en la que me hace implorar internamente, que me envuelva con toda la oscuridad que hay a su alrededor.

Colocó sus manos en mis muslos y terminó de acomodarme encima de su rostro. Lo primero que sentí, fue esa exhalación en mi piel sensible y húmeda que me hizo jadear.

Gemí alto cuando la punta de su lengua se deslizó por mi clítoris, ante mi aceptación, él comenzó a lamer y lamer. Coloqué mis manos en la pared frente a mí, buscando una fuente para sostenerme y evitar desfallecer. Me probó, pasando su lengua alrededor. Me exploró, reparando en mis pligues. Jugueteó alrededor de la entrada, haciendo que mis gemidos se hicieran más altos.

Su boca se cerró sobre mí completamente, inevitablemente comencé a frotarme sobre su lengua, la cual había hecho un nuevo camino hacia mi clítoris y ahora lamía, aumentando mi necesidad. Trazó movimientos circulares, antes de succionar un poco.

―Joder...Neal... ―Alcancé a formular entre jadeos. Bajé una de mis manos para tomar su cabeza y hacer presión.

Lo que acaba de hacer, realmente me encantó.

Quiero que lo haga de nuevo.

Necesito que lo haga de nuevo.

―Más... ―Supliqué.

Arqueé la espalda cuando de nuevo succionó esa zona tan sensible. Sentía la humedad recorriendo todo mi centro, lo cual le facilitaba la tarea.

De nuevo me froté. La sensación era dolorosamente placentera. Mi cuerpo se sacudió con cada movimiento de su boca acariciándome con destreza. Mi rostro se contrajo por el placer y dentro de mi vientre sentí el nudo doloroso instalarse y volverse más agresivo con cada lamida y succión.

Sus manos abrieron un poco más mis piernas, dándole más acceso para seguir saboreándome. Yo enterré mis dedos en su cabello, siendo incapaz de controlar mi respiración agitada y mi corazón latiendo como un loco.

Realmente Neal sabe lo que hace.

Sabe cómo hacer que lo único en lo que ahora esté enfocada mi mente, sea pensar en lo rico que se siente tenerlo debajo de mí, comiéndome el coño.

Cuando dijo que quería probarme, no imaginé que fuera un experto en esto de saborearme.

―Por favor... ―Seguí gimiendo mientras cabalgaba su rostro. Sentí mis músculos contraerse cada vez más, indicándome que el orgasmo estaba cerca.

Unos momentos y unos movimientos más bastaron para que liberara toda la tensión acumulada sobre él. Recargué mi cabeza contra la pared y me mordí el labio inferior con fuerza para no gemir tan alto.

Mis manos se cerraron en puños alrededor de su cabello y la verdad es que ni siquiera supe si lo estaba lastimando, debido a que mi mente se desconectó por completo cuando me corrí.

Mi centro se contrajo, intentando recomponerse del fuerte orgasmo que él acababa de darme.

Cuando supe que no podría mantenerme más tiempo en esta posición, entonces me dejé caer a su lado, buscando recuperarme de lo que acaba de pasar.

El roce de mis piernas golpeando entre sí, me hizo brincar un poco gracias a lo sensible que me ha dejado.

―Tú...―Empecé―. A tu manera...es de las cosas más ricas que me han hecho.

Sentí su mirada sobre mí, por lo que giré un poco la cabeza para encararlo.

Se relamió los labios, terminando de probar mi sabor.

―Entonces puedes montar mi rostro cada vez que lo desees, hechicera ―Insinuó en un tono coqueto, sombrío―. Te acabas de convertir en mi platillo favorito.

―Interesante invitación. Aunque eso se escucha como una despedida ―Entorné los ojos en su dirección―. Pero, tu mirada me hace creer que es todo lo contrario.

Ahí está de nueva esa sonrisa ladeada, perversa. Justo de la forma en la que me sonríe cuando estamos a solas y las cosas suben de intensidad.

―Por supuesto que es todo lo contrario ―Contestó, incorporándose y que en consecuencia, se mirara más alto―. Porque verás, siento esta necesidad profunda y enfermiza de estar dentro de ti.

Se inclinó un poco, colocando una de sus manos en medio de mis piernas para trazar caricias en la cara interna de mis muslos. La otra subió a mi rostro, donde sostuvo mi mentón para que no apartara la mirada.

―Lo único en lo que puedo pensar ahora, es en lo mucho que deseo sentirte ―Su tono fue bajo, pero determinado―. Te deseo, Lara.

Alcé la barbilla, regresándole la misma mirada intensa que él me daba.

―¿Y qué estás esperando?

―Espero a que me lo pidas de nuevo ―Expresó―. Pídemelo.

Me relamí los labios.

―Quiero que dejes de contener esa profunda y enfermiza necesidad de estar dentro de mí ―Demandé de manera autoritaria, sacando ese lado en mí que hace mucho no aparecía; La Lara a la que no le gusta que la trates de una manera decente cuando la tienes en tu cama―. No te contengas más. Estoy aquí, para ti.

Esta vez fui yo la que llevó las manos a sus mejillas y lo atrajo para juntar nuestros labios, importándome una mierda dónde estuvo su boca antes.

Acarició mi cabello completamente desordenado, hundiendo sus dedos en él para mantenerme cerca.

Mis manos bajaron lentamente por todo su pecho descubierto, hasta que llegué a la cinturilla del pantalón. Coloqué mi palma extendida sobre su miembro endurecido.

Se frotó un poco contra ella, insinuándose de nuevo.

Su lengua buscó la mía y sin poner ningún pero, las dejé encontrarse entre ellas. Se enredaron de manera profunda, húmeda y rítmica. Jadeé sobre sus labios, deseosa de todo lo que él pudiera darme.

No puedo esperar más.

Me deshice del botón de su pantalón para después hacer lo mismo con el cierre. Hice cualquier estorbo a un lado para encontrarme con su miembro caliente y duro. Lo sostuve entre mis manos y le di un suave apretón, por lo que Neal dejó escapar un sonido ronco de aceptación y gusto.

―Parece que tienes una fascinación con tener mi polla entre tus manos ―Murmuró, inclinándose un poco hacia atrás cuando empecé a mover mi mano de arriba abajo por toda su longitud.

Sonreí de forma lasciva cuando soltó un suave resoplido causado por el placer.

―Ahora puedes incluir mi boca también ―Insinué―. Acabo de desarrollar esta fascinación de tenerte dentro de ella.

―Se te nota en la mirada lo mucho que te calienta tener la boca llena ―Colocó sus manos en mi barbilla e hizo un ligero mohín―. Pero discutiremos eso después, porque ahora, solo quiero cogerte.

Ladeé la cabeza.

―¿A dónde fue el caballero en ti? ―Cuestioné, alzando una ceja.

―Te lo dije antes... ―Empezó―, no soy un caballero.

Sus labios buscaron mi cuello y empezó a besar con fiereza, después empezó a mordisquear y succionar; seguro que marcándome en el proceso. Gemí alto ante su salvajismo y su posesión.

Tiene razón, no es un caballero cuando me tiene desnuda frente a él.

Y yo lo último que necesito ahora, es que lo sea.

Su pantalón y su ropa interior quedaron en el suelo al igual que las demás prendas. Lo vi alejarse un poco para tomar un preservativo de la cajonera a su lado, en esa donde se encontraba su placa y su arma. Ya sabes, por si la necesita.

Me miró desde su lugar mientras rasgaba el empaque y después cuando se colocó el preservativo, cerrando su mano alrededor de su pene. Mi mirada fue ansiosa, mi cuerpo temblaba y mi entrada estaba completamente lubricada, lista para recibirlo.

―Neal...―Susurré cuando de nuevo se acercó y se presionó levemente contra mi estómago―. Por favor...

―Impaciente ―Señaló, llevando sus manos a mis caderas y girándome bruscamente para que mi pecho quedara contra el colchón.

Me estiró, manteniendo mis senos presionados en la suavidad de la cama y me abrió las piernas para darle más acceso.

Entró suavemente, esperando a que me acostumbrara a su tamaño. Jadeé y me moví ansiosamente, buscando alivio.

Ante mi aceptación, empezó a penetrarme de forma profunda y dura, tomé las sábanas entre mis manos, dejando escapar un pequeño grito y sintiéndome completamente abrumada. Enterré mi rostro en el colchón y me aferré a las mantas mientras él me follaba. Mis piernas temblaban por sus movimientos largos y rítmicos en torno a mis gemidos. Lo escuché sisear, fue un sonido de deleite, de placer. Grité cuando salió casi por completo de mí y volvió a enterrarse de la misma manera que antes.

―Neal...Dios...―Jadeé. Estaba mareada, temblorosa y débil. Palpitaba alrededor de su polla y cualquier palabra que quisiera decir, era interrumpida cuando me volvía a penetrar―. Más. Más...

Soltó una risa baja y entredientes.

―Eres una adicta, hechicera ―Gruñó.

Mi rostro se contrajo por el placer cuando de nuevo sacó la mitad de su verga y después volvió a meterla. Coló su mano entre mis piernas para comenzar a estimular mi clítoris. Lo frotó, sin dejar de moverse al compás de mis sonidos, por poco me dejo caer, incapaz de mantenerme en esta posición, por suerte, Neal me sostenía de manera firme.

Mis gritos y mis gemidos me raspaban la garganta, pero es que por más que lo intento, no puedo contenerlos.

La mano que se mantenía en mi clítoris abandonó su lugar para subir a mi barbilla y sostenerla, haciéndome girar levemente la cabeza. Se inclinó y me habló cerca.

―No te contengas. Quiero escucharte, hechicera.

Sentí el impacto de su palma en mi culo, uno que por poco me hace perder la pizca de equilibrio que me queda. Mi piel ardió, se sintió caliente y sensible. El gemido que me provocó su azote, se perdió entre las sábanas.

―Más... ―Supliqué.

―Te gusta ―Afirmó―. El dolor, el maltrato, ser follada de esta manera. Te encanta, ¿no es así?

Su palma acarició previamente donde había golpeado. Después soltó otro, duro y sin compasión.

―¡Neal! ―Chillé. Mis manos se apretaron en puños. Con los golpes y sus penetraciones, se sentía que en cualquier momento podría perder el conocimiento.

―Te hice una pregunta.

―Sí...me encanta ―Formulé con dificultad. Respirando agitadamente, cosa que él notó.

Sentía como las sábanas se empapaban de mis fluidos, como su miembro se deslizaba en mi interior sin problema gracias a lo mojada que me tiene.

―Si quieres que me detenga, solo dilo.

Negué rápidamente con la cabeza.

―No te detengas. Por favor no lo hagas ―Imploré. Estaba necesitada y cachonda. No necesito que pare, necesito que siga.

Hizo caso a mi petición, por lo que continuó con ese ritmo que no hace otra cosa más que torturarme y ponerme la mente en blanco. Nuestros gemidos y sonidos de satisfacción llenaron la cabaña por completo. No sé cuánto tiempo más estuvo entrando y saliendo hasta que sentí de nuevo esa presión creciendo en mi vientre, pero esta era más fuerte, capaz de acabar conmigo.

De nuevo, su mano se hizo espacio entre mis piernas y comenzó a acariciar, acercándome cada vez más al orgasmo. Unos cuantos movimientos más fueron suficientes para que me corriera por segunda vez en la noche, de una manera más intensa y dolorosa que la primera. El grito que ahogué contra el colchón me desgarró la garganta. Mis ojos se pusieron en blanco y mi cuerpo entero tembló.

Estoy odiando esto de ser tan ruidosa.

Porque sé que no puedo hacer ruido y es difícil para mí contenerlo cuando estoy experimentando tanto.

Neal entró y salió con más brusquedad que antes, buscando su propio alivio. Hasta que finalmente se corrió. Su polla palpitó dentro de mí mientras se dejaba ir, soltando un gruñido ronco que me calentó más la cabeza.

Posó su mano en la parte baja de mi espalda, intentando recomponerse; ambos intentamos recomponernos.

Nuestras respiraciones eran agitadas. Mi pulso estaba completamente acelerado.

Solo cuando salió de mí, fue cuando pude dejarme caer en la cama, incapaz de mantenerme más tiempo de esta manera. Me giré para mirar el techo y me llevé una mano al pecho, sintiendo los latidos frenéticos de mi corazón.

Lo noté tirar el preservativo en una cesta al lado de la cama, antes de acomodarse a mi lado y mirarme.

―¿Te encuentras bien? ―Cuestionó―. Parece que estás a punto de desmayarte.

Alcé la cabeza para observarlo. Su ceja estaba enarcada, su cabello completamente desordenado y su mirada demostraba lo extasiado que se encontraba.

Recién follado.

―Tú, Neal Hardy ―Lo señalé con mi índice―. Acabas de convertirme en una adicta.

Despertó a esa Lara que pasó tres años dormida.

***

Me estiré de manera perezosa, sintiendo mis músculos desgastados. Me llevé las manos a los ojos y los tallé un poco, intentando despertar completamente.

Sentía todo mi cuerpo sensible y adolorido.

Me di la vuelta y pestañeé cuando encontré a Neal a mi lado; descansando.

Lo de anoche...no puedo describirlo.

Fue intenso y arrollador. Fue tanto que lo único que fui capaz de hacer después, fue quedarme dormida. Aunque claro, solo fueron un par de horas. Ya está amaneciendo y debo volver a mi cabaña antes de que los demás despierten.

Este par de horas fueron suficientes para recuperar un poco de energía.

Y sobre todo, para darme cuenta que...pude dormir.

Por primera vez en tanto tiempo, pude dormir teniendo a alguien a mi lado.

―Puedo sentir tu mirada sobre mí ―Murmuró.

Abrió uno de sus ojos.

Oh...está despierto.

―¿Por qué me miras de esa manera? ―Cuestionó, un tanto curioso.

―Quiero hacerlo de nuevo.

Ahora sí enfocó sus dos iris dorados en mí. Un poco sorprendido por mis palabras.

―Sabía que en el fondo, eres una hechicera demasiado viciosa ―Apuntó, alzando la comisura de su boca en una sonrisa lasciva.

Me relamí los labios, antes de pasarme a su regazo de un solo movimiento. Neal se acomodó en la cama, dándome toda su atención cuando la sabana cayó y dejó de cubrirme.

―¿Y me llamas viciosa a mí? ―Cuestioné, pasando mis dedos por la erección que comenzaba a crecer y que ahora se rozaba contra mí―. Eres muy entusiasta, Hardy. ¿Acaso no tuviste suficiente con lo de anoche?

―Si se trata de tenerte encima, debajo o contra mí, entonces te aseguro que nunca tendré suficiente ―Aclaró, colocando sus manos sobre mis muslos y comenzando a trazar suaves caricias en ellos.

―Sí, se te nota en la cara lo sátiro que eres ―Lo molesté.

Dejó escapar una risa suave y agradable.

―Sátiro ―Repitió de manera burlona―. Te recuerdo que eres tú la que me tiene completamente a su merced en este momento, ya que despertaste con ganas de más.

Me encogí de hombros.

―¿Qué más da? ―Hablé, para posteriormente inclinarme un poco y besar sus labios de manera lenta, disfrutando de la suavidad de los suyos.

Mordí el inferior con delicadeza y de nuevo me alejé. Abrió los ojos al notar que me separé.

―¿Y los condones?

Señaló la cajonera.

Llevé mi mano a ella y tomé uno de los preservativos. Lo abrí bajo su atenta mirada y después se lo coloqué, recorriendo su dureza en el proceso. Abrió un poco la boca, dejando salir un suspiro.

Sonreí y coloqué mi índice sobre sus labios.

―Ahora me toca llevar el control a mí ―Demandé.

Sus ojos brillaron por el deseo y el gusto.

―Rico ―Formuló, juguetonamente.

Recorrí con mi dedo desde su mentón, bajando por sus clavículas y su pecho. Hasta que llegué a su estómago, en donde me detuve, un tanto insegura de si tocar esa zona o no.

―Son viejas y no duelen, si es lo que te preocupa ―Dijo cuando notó mis dudas―. Puedes tocar si lo deseas.

Alcé la mirada, encontrando sus ojos.

―¿Qué? ¿Son heridas de bala de alguna misión ultra secreta y peligrosa en la que estuviste? ―Curioseé. Tanteando de manera suave las cicatrices en su abdomen.

Vi el dolor cruzar sus ojos de manera fugaz. Pero como siempre, fue rápido en ocultarlo.

―En realidad, son puñaladas ―Respondió, acariciando de manera distraída mi muslo―. Y tenía diecisiete años cuando pasó, fue mucho antes de trabajar para la FEIIC.

Mi boca formó un pequeño círculo, entendiendo un poco.

―¿Qué fue lo que te pasó?

Pasó un mechón de mi cabello detrás de mi oreja y se incorporó un poco, para estar más cerca.

―¿Qué te parece si esa historia te la cuento otro día? ―Habló. Ni siquiera pude contestar nada ya que buscó mis labios, acallando todas mis preguntas.

No protesté, simplemente me dejé llevar por sus besos y sus caricias.

Así que entonces, luego de otro orgasmo y que de nuevo me dejara completamente exhausta, tuve que salir deprisa de la cabaña. Después de despedirme y antes de que se hiciera más tarde. Él no protestó, sabía que todos los demás despertarían pronto y que sería extraño que me vieran salir de ahí.

Cuando llegué a la mía, agradecí internamente que Tommy aún estuviera dormido.

Sí, está dormido. Ya revisé y sigue respirando.

Horas después, cuando ya me había duchado y arreglado todo. Ya nos encontrábamos todos afuera preparando todo para regresar a casa. La mayoría se miraba como si les hubiera pasado un tren encima.

La mayoría excepto Elaine, Neal y yo.

Miré a Thomas, está envuelto con una manta mientras bebía algo para hidratarse. Su expresión era de sufrimiento.

Tiene ese tipo de resaca que seguro lo hace desear volver a nacer.

Derek está de la misma manera. Sandy y Mason iban por el mismo camino, pero no se pusieron tan ebrios como los otros dos.

―Ah, pero la noche estuvo buena, ¿no? ―Molesté a mi hermano, ocultando una pequeña sonrisa.

―Quiero morir ―Se quejó.

Solté una risa burlona y negué con la cabeza.

Sandy llegó a mi lado, ocultando un bostezo con su mano.

―¿Por qué tan cansada, linda? ―Pregunté.

Rodó los ojos y soltó un resoplido.

―Mason y Elaine son tan ruidosos ―Contestó―. Toda la noche estuve escuchándolos, aunque me cubriera los oídos con la almohada. Y sé que están disfrutando su vida de casados, pero que no coman pan delante de los pobres.

―Pero Mase y yo dormimos toda la noche ―Dijo Ellie, detrás de Sandy―. No fuimos nosotros.

Ay, no.

―¿Entonces quién era?

―Yo no ―Se defendió Derek. También se unió a la conversación―. Quedé en coma en cuanto me dejé caer en la cama.

―Yo cuidé toda la noche de mi hermano ebrio ―Mentí.

Tommy alzó la mano.

―Yo era el hermanito alcoholizado.

―Entonces si no fuimos ninguno de nosotros, eso nos deja a... ―Reflexionó Derek, señalando con su índice a cada uno de los presentes, eso hasta que se detuvo únicamente en Hardy―. ¿El gruñón de Neal?

Al escuchar la mención, Neal alzó la cabeza, deteniendo su acción de meter una bolsa de equipaje negra, en el maletero de su auto.

―¿Yo qué? ―Frunció el ceño.

―¿Qué estuviste haciendo toda la noche y por qué tenías tanto ruido? ―Cuestionó Castle, mirando a su amigo con suspicacia.

Neal me buscó, cuando me enfocó, negué disimuladamente con la cabeza.

Su mirada era de; ¿Qué digo?

Me encogí de hombros, sin tener ni la menor idea de cómo ayudarlo.

―Mapaches ―Soltó de golpe.

―¿Mapaches? ―Repitió Ellie, incrédula.

El hombre asintió.

―Una familia entera de mapaches ―Siguió con su mentira―. Se metieron a mi cabaña por la madrugada, pasé la noche entera ahuyentándolos. ¿Queda algo más que debamos subir a los autos?

Por primera vez, agradezco que sea tan bueno en esto de cambiar el tema.

Fue en dirección a Mason, que era el único que no estaba en este alboroto. Estaba muy ocupado metiendo a su auto todas las maletas y la ropa que Elaine había traído para pasar una sola noche aquí.

Ya no se mencionó nada del ruido de anoche, por lo que estuve más tranquila.

Bien, sigue siendo un secreto.

***

02 de Enero, 2020.

Entré al videoclub, sosteniendo mi celular contra mi oreja y escuchando a Thomas sugerir películas.

―¿Y si miramos la Ouija? ―Cuestionó.

―Ya la vimos. Dos veces ―Hice una mueca―. ¿Loca por las compras?

Bufó.

―No quiero ver algo de romance rosa, Lara ―Se quejó―. ¿Y si miramos Skyline? La del tráiler que puse el otro día.

―¿La que comienza con unas luces raras y son alienígenas o algo así?

―Exactamente.

―De acuerdo ―Acepté. Me parece buena idea―. ¿Y también alquilo una de terror?

―Pero que sea de terror, porque luego tú escoges puras películas de "miedo" que parece que fueron dirigidas por un niño de seis años, que aún juega con su amigo imaginario ―Mencionó de manera burlona.

Rodé los ojos.

―Será buena, lo prometo ―Aseguré―. Colgaré. No olvides llevar aperitivos a casa.

―No lo olvido ―Contestó―. Chao.

―Chao.

Colgué y me guardé el teléfono. Caminé al pasillo en donde se encontraba todo lo de terror y me dispuse a buscar una película que se mirara interesante.

Sé que rentar películas de esta manera ya no tiene caso por tantas plataformas de streaming que existen o porque simplemente puedo googlear una y verla por internet. Pero es que, es nuestra tradición y lo seguirá siendo mientras se pueda.

No somos Tommy y Lara si no vemos películas del videoclub.

Suspiré cuando encontré una decente y que probablemente le gustaría. Cuando esta parte estuvo lista, entonces fui al área en donde estaba todo lo de ciencia ficción.

Después de dar la vuelta para ir a ese pasillo, solo pude quedarme quieta en la entrada, sintiendo como mi pulso se aceleraba y como mi cuerpo entero temblaba.

Mis ojos miraron con atención al hombre que aún no se había percatado de mi presencia, debido a que estaba muy ocupado leyendo la sinopsis de una película. Le frunció el ceño y ladeó la cabeza, luego, lo volvió a suavizar y esta vez hizo un mohín, un tanto convencido por lo que acababa de leer.

Se dio la vuelta y antes de que pudiera huir, me vió. Se quedó paralizado. Lo noté soltar aire. Su expresión era de sorpresa. Está completamente sorprendido.

Apreté la película contra mi pecho cuando sus ojos grisáceos encontraron los míos.

―Bruno... ―Mi voz apenas fue un murmullo audible; cargado de pánico y dolor.

*
*
*
*
*

N/A.

Espero que les haya gustado, je.😳😳

Por cierto, ya sé que la historia está empezando a transcurrir en 2020, pero vamos a fingir que aquí el Covid no existe JAJAJA.

Besooos.💋

Continue Reading

You'll Also Like

5K 173 8
Vanesa llega a la ciudad donde vive su hermano, para a estudiar en la misma universidad con el, sin pensar que al momento que llego marco su destino...
331K 21.2K 35
[SEGUNDO LIBRO] Segundo libro de la Duología [Dominantes] Damon. Él hombre que era frío y calculador. Ese hombre, desapareció. O al menos lo hace cu...
942 127 16
Saga Solitarios. Libro[1]> Daisy Murphy. Día y noche sus únicos pensamientos era investigar sobre él. Pero.., ¿Eso es lo qu...
11.9K 1K 6
🖤🍷 Fantasía urbana, romance, sobrenatural. Vittorio es un joyero muy amable de día... no tanto por las noches.