WICKED HATE | FRED WEASLEY (t...

By acirel_

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AVISO: lenguaje maduro, contenido sexual, violencia y uso de drogas y alcohol. Fred Weasley siempre ha odiado... More

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By acirel_

PRIMERA PRUEBA
_____________

Después de hablar con Olivia durante casi dos horas y recordar todos los traumas de mi niñez con ella, como siempre lo hacía, regresé a la sala común de Slytherin donde ignoré a Draco y a cualquier otra persona de mi alrededor.

Ciertamente quería hablar con Snape después de lo que Moody me había dicho sobre él. Sabía que mis problemas no le importaban tanto, pero saber que no podía enfrentarse al ex-auror por sí mismo me dolió profundamente. Incluso si no le gustaba, yo seguía siendo su sobrina.

Al día siguiente, me obligué a levantarme de la cama. No estaba planeando en absoluto ir a mi clase de DCAO, al menos, no por ahora. Me senté en el pequeño jardín fuera de las clases, leyendo un libro de una de mis asignaturas.

— ¡Oye, Lilith! —  Escuché a alguien acercarse a mí. Draco estaba frente a mí con una gran sonrisa y una fea insignia que cambiaba entre "Potter apesta" y "Apoya a Cedric Diggory - el verdadero campeón de Hogwarts".

— ¿Quieres una? — dijo, mostrándola con orgullo.

— ¿En serio, Draco? — Pregunté con sarcasmo. — Sinceramente me importa una mierda quién gane el maldito Torneo.

— ¡Oh, vamos, Lith! Pensé que estarías en mi equipo — interrumpió Cedric con una sonrisa en su rostro. Draco lo miró y simplemente se fue, seguido por Crabbe y Goyle.

— Estoy siendo honesta. Quiero decir, por supuesto, espero que ganes, pero no estoy realmente interesada en este odio a Potter. Créeme, tengo suficientes cosas de las que preocuparme en este momento.

— No tengo nada que ver con esas insignias que Malfoy está repartiendo. Realmente no creo que Potter haya puesto su nombre en la copa, no después de lo que me dijo antes...

— ¿Qué te dijo?

— Me habló de la primera prueba. No tenía porque hacerlo, pero lo hizo.

— ¿Qué es?

Suspiró antes de responderme, sin estar completamente seguro de si debía decírmelo o no.

— Dragones. Uno para cada uno de nosotros, realmente espero que no me toque el maldito Colacuerno húngaro.

Lo miré sorprendida.

— ¿Y qué mierda se supone que debéis hacer con ellos? ¿Entrenarlos?

Cedric se rió.

— Realmente no lo sé. Supongo que nos lo dirán antes de que llegue el día.

✵ ✵ ✵

— No puedo creer que no nos lo hayan dicho todavía — se quejó Cedric. Se notaba a leguas que estaba increíblemente nervioso por el Torneo y que ni siquiera había podido descansar lo suficiente.

— ¡Vamos Ced, sé que lo harás genial!

Estábamos sentados juntos de nuevo en el jardín en la hora de mi clase de DCAO. Era la tercera vez esta semana que me la saltaba y, aparentemente, debido al Torneo, Cedric también podía saltarse ciertas clases, así que terminamos pasando un poco más de tiempo juntos.

— ¿Diggory?

Ambos, Ced y yo, nos dimos la vuelta al mismo tiempo solo para encontrar a Fred Weasley mirándonos, confundido.

— Ey, Weasley, ¿cómo estás? — preguntó Cedric, gentilmente. En cambio, yo mantuve mis ojos en Fred, sabiendo bien que la expresión de mi rostro mostraba lo molesta que estaba por su presencia. Ni siquiera me miró.

— ¿Sois... amigos?

Ced me miró sin dejar de sonreír.

— Uhm, sí. Hemos sido muy buenos amigos durante mucho tiempo, ¿no es así?

— Definitivamente.

— Bueno, necesito hablar con Arambella, ¿puedes darnos un momento, por favor?

Lo miré con la cara más sorprendida que jamás haya existido. No me había mirado ni una vez, y no lo había visto desde nuestra última pelea, ¿por qué querría hablar conmigo y sobre qué?

Cedric me miró un poco confundido, pero la firmeza en los ojos de Fred nos intimidó a los dos.

— ¡Sí, claro! Uhm, tengo que ver a Cho de todos modos. ¡Adiós, Lith!

Me despedí con una sonrisa y volví a enfocar mis ojos en Fred, esperando pacientemente a que se atreviera a mirarme.

— ¿Qué quieres? — pregunté con frialdad.

Ahora si me miraba, pero era como si estuviera tratando de evitarme o como si realmente no quisiera estar aquí.

Después de unos segundos que parecieron durar una eternidad, murmuró algo que no pude entender.

— ¿El qué?

— He dicho que quería disculparme — escupió, enfocando sus ojos en sus zapatos. — Por lo que te dije el otro día, tal vez fue demasiado.

¿Es esta otra broma?

— Vaya, definitivamente no ves esto todos los días. ¿George te hizo entrar en razón?

Finalmente me miró, se veía cansado y casi molesto lo que me hizo pensar que realmente no quería estar aquí.

Todavía no podía creer que en realidad se estuviera disculpando.

— No, no lo hizo. Solo lo pensé y me di cuenta de que, aunque no dudo que podrías decir eso, en este caso, vi cómo Moody te maldijo. Así que, de nuevo y por última vez, no te acostumbres a esto, pero lo siento.

Lo examiné de arriba abajo.

— Menuda mierda de disculpa, Weasley, pero la acepto. Solo cierra la boca la próxima vez.

— Esto no significa que vayamos a hacernos amigos, Arambella. Estaba tratando de ser una buena persona. Aún creo que eres una perra.

Puse los ojos en blanco.

— Si no tienes nada más que decir...— respondí, recogiendo mi bolso, lista para dejarlo allí.

— Así que Diggory, ¿eh?— intervino.

— ¿Perdona?

— Cariño, él está con Chang. Si de verdad está interesado en ti, es sólo porque quiere follarte, ya sabes, probablemente una aventura de una noche, no porque quiera ser tu amigo.

Contuve mi risa.

— Si supieras...— susurré dejándolo solo.

Encontré a Pauline en el pasillo, me dijo que todos en Beauxbatons ya estaban hablando sobre la primera prueba y los dragones y escuché que incluso el propio Charlie Weasley estaba en Hogwarts para mantener a los animales a salvo.

No más Weasley, por favor...

Realmente me preguntaba cómo estaría Potter sabiendo lo que le esperaba.

✵ ✵ ✵

El dragón volvió a golpear a Potter, por quinta vez en menos de dos minutos. Draco lo estaba disfrutando demasiado.

Krum, Fleur y Cedric lo habían hecho increíblemente bien con sus dragones, pero Potter parecía haber tenido muy mala suerte ya que le había tocado luchar contra el Colacuerno húngaro.

Harry corrió a esconderse detrás de unas rocas y el animal lo siguió lanzando fuego.

¡Harry, maldito idiota, agarra la puta varita!

—¡Harry, tu varita!— Gritó Hermione, en la otra esquina del estadio. Por supuesto, los Gryffindors estaban a un lado y, por supuesto, los Slytherin estaban al otro.

Harry lanzó un Accio y su escoba hizo una entrada icónica, lo que le permitió tener un poco de ventaja sobre el dragón. Todos estallaron en vítores.

Mis ojos fueron por unos segundos a los asientos de los Gryffindors y rápidamente encontré a Weasley. Estaba concentrado en Harry, con el ceño fruncido y la mandíbula un poco tensa, realmente concentrado.

No sé por qué sentí ese suave calor en mi estómago cuando se disculpó. No había sido gran cosa, pero en todos estos años, nunca se había disculpado. Ni una sola vez. No esperaba que se convirtiera en mi amigo o que comenzara a tratarme con cierta decencia, pero ese podría ser un gran paso hacia un vínculo menos caótico.

Harry desapareció por lo que pareció una eternidad. Nadie sabía qué hacer o decir mientras él no estaba.

— Lilith — escuché a un estudiante de Slytherin llamándome. — Tu- quiero decir, el profesor Snape quiere hablar contigo cuando la prueba termine.

Lo miré confundida pero asentí de todos modos.

Harry apareció unos segundos después y, contra la creencia de casi todos, agarró el huevo antes de que el Colacuerno húngaro pudiera atraparlo. Todos los Gryffindors lo vitorearon y gritaron felices. Después de que tanto él como Krum fueran proclamados ganadores de la prueba, todos comenzamos a abandonar el lugar, y mientras la mayoría de los estudiantes iban en dirección al castillo, yo caminé en dirección a los profesores.

— Sra. Arambella — me llamó McGonagall. —¿Qué estás haciendo aquí? Estos asientos son solo para los profesores y el director Dumbledore.

— El profesor Snape quería hablar conmigo.

Ella frunció el ceño y me miró como si hubiera hecho algo mal, luego suspiró. — Ve.

Encontré a Snape agarrando su abrigo, listo para irse. — ¿Querías hablar conmigo? — Lo interrumpí.

Él me dio una sola mirada y asintió.

— Sí, ven conmigo, por favor.

Lo seguí sin más palabras hasta un pequeño lugar vacío, sin estudiantes.

— He hablado con el profesor Moody.

— ¿Lo has hecho? ¿O le has pedido a McGonagall que lo hiciera? — le reproché mientras cruzaba los brazos frente a mi pecho.

Suspiró, cansado de mí. — No me hables así, Lilith. No olvides quién soy.

— Sí, mi profesor.

— Me refiero a tu tío— me corrigió.

— Cuando te interesa.

— ¿No sabes que me estoy arriesgando a mí y a los planes de Dumbledore cada vez que hablo con Ojoloco, verdad? Le pedí a la profesora McGonagall que hablara con él porque sabía que él preferiría que ella lo hiciera y que estaría más tranquilo cuando ella le hablara.

— Por supuesto, porque todo lo que te importa es Dumbledore. ¿Sabes cómo Moody se burló de mí por eso? ¿Sabes cómo me preguntó si era una cobarde, y cito, igual que tú?

Él apretó los labios y chasqueó la lengua.

— Y no solo me insistió para que hiciera el puto Imperio, sino que me maldijo con él cuando me negué a hacerlo — continué con un tono de reproche.

El rostro de Snape se puso más pálido.

— Así que es verdad, te maldijo.

Asenti.

— Malfoy me preguntó cómo te sentías después de la maldición y no supe de qué estaba hablando hasta que me lo explicó. Nunca debió haber hecho eso.

— Él piensa que soy una Mortífaga. Él haría cualquier cosa contra un Mortífago.

— Ojoloco definitivamente tiene sus ojos puestos en mí y en Karkaroff, pero no debería enfocar su rabia en mis parientes. No te preocupes, me aseguraré de que no use ninguna otra maldición sobre ti.

— ¿Qué vas a hacer, eh? ¿Hablar con Dumbledore? ¿Acaso se preocupa por los estudiantes que no se apellidan Potter?

— No puedo hacer nada más, Lilith. No estás siendo justa conmigo — se quejó, susurrando.

— ¡No, tú no estás siendo justo conmigo, Severus! ¡Me maldijo y me obligó a contarles a los Weasley cómo mi propia madre ordenó la muerte de sus tíos!

— Estás actuando como si fuera mi culpa. No soy responsable de lo que hizo tu madre.

— Yo tampoco, y lo he estado pagando desde que llegué a esta puta escuela — escupí casi hablando sobre sus palabras. — Escucha, han pasado tres clases desde que no me presento en la clase de Moody y, honestamente, no quiero volver, pero sé que tengo que hacerlo. No espero nada más de ti, ¿de acuerdo? trata de lidiar con eso.

Me alejé sin esperar otra respuesta.

— Te veré en las Mazmorras para el entrenamiento del baile — Lo escuché decir. No parecía estar deseando que llegara...

Pensé en no asistir al entrenamiento porque realmente no estaba de humor para ello, pero luego me di cuenta de que me metería en más problemas con Snape y realmente no quería enojarlo más.

Me tomó toda mi fuerza de voluntad llegar a las Mazmorras, donde todos los Slytherin ya estaban haciendo un gran círculo. Snape llegó solo un minuto después de mí y caminó más rápido hasta el centro del círculo.

Él suspiró.

— Bueno, todos saben por qué estamos aquí, así que terminemos lo antes posible. Tienen que bailar en el Baile de Navidad.

Los ojos de Snape nos miraron a cada uno de nosotros, y sin mirarlo, apuntó su varita hacia el gramófono y la música clásica comenzó a sonar.

— Señorita Arambella — me llamó mirándose los pies. — ¿Te importaría que te use como ejemplo de pareja de baile?

Sonreí.

— Me encantaría, profesor. Pero creo que Draco está más interesado en eso.

Draco, que todavía estaba con los ojos fruncidos mirando su placa de "Potter apesta", asintió con la cabeza.

— Pues señor Malfoy, por favor, venga — dijo Snape como si las palabras lo hirieran profundamente. Draco se puso de pie y mientras caminaba en dirección a Snape, se detuvo.

— Espere, ¿a qué dije "sí"?

— Va a ser mi pareja de baile ya que mi adorable sobrina no quiere serlo— respondió Severus con sarcasmo.

El chico rubio se quejó, pero Snape le dio una mirada tal que hizo que Draco se callara rápidamente y se parara frente a él.

— Ahora— comenzó con una voz molesta. — Mano en mi hombro, Draco.

— ¡¿Qué?!

— Mano en mi hombro — repitió colocando la mano del chico sobre su viejo abrigo negro.

Todos trataban de contener la risa, pero no me molesté en hacerlo, lo que hizo que los ojos juiciosos de Snape se posaran sobre mí. Lo miré desafiante. Ya estaba demasiado cansada de que Severus nunca actuara como el tío que necesitaba para preocuparme por lo que pudiera decir. Estaba cansada de tener una familia que en realidad nunca se había preocupado por mí y definitivamente estaba exhausta de que todos me abandonaran.

Ni siquiera había considerado nunca la posibilidad de convertirme en un Mortífago o de interesarme demasiado en las Artes Oscuras, pero aún así tenía que lidiar con los crímenes de mi madre. A la cual no había visto en tres años, pero su único nombre siempre me aplastaría.

Y aunque Dumbledore siempre dice que todos tenemos la oportunidad de elegir si queremos ser buenos o malos, ¿realmente me están dando la opción?

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