LONGBOTTOM
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Después de pasar un buen rato con las chicas en el Gran Comedor, tuve que ir a la biblioteca ya que la profesora Sprout quería que investigáramos un poco sobre la planta que estábamos estudiando. Cuando llegué allí, estaba casi vacía excepto por un montón de Hufflepuffs y un par de Slytherins.
Busqué en los estantes el nombre de la planta pero no pude encontrar nada. ¡Joder! La herbología no era exactamente lo mío.
— ¡Maldita sea, Snape! — escuché en un pequeño susurro.
Cuando me di la vuelta, encontré a un chico de Gryffindor de cuarto año, sentado en una mesa solo mientras lucía desesperado por descifrar sus notas de Pociones.
Sabía de quién se trataba; Neville Longbottom, el "casi-elegido".
Mi tío tenía una rabia inexplicable contra ese pobre chico. Así que sintiendo lástima por él, me acerqué lentamente a su lugar. Sabía que no debería hacerlo, era un Gryffindor que, obviamente, odiaba a Snape. ¿Qué demonios me hacía pensar que sería amable conmigo?
— Ey, ¿tienes algún problema con la asignatura de pociones? — dije con el mejor tono que pude.
Él levantó la cabeza con una expresión confusa en su rostro. — No, no, estoy bien. Por favor, no le digas a tu tío, quiero decir, al p-profesor Snape, soy malo en esto y él me haría hacerlo frente a toda la clase y soy terrible — suspiró, lleno de desesperación.
— ¡Oh, no! No te preocupes, no voy decirle nada al profesor Snape. Te he visto pasando un mal momento con eso y pensé que podría ayudarte ya que lo estudié hace dos años — le ofrecí sinceramente. — Eres Neville Longbottom, ¿verdad?
El asintió.
— ¿Puedo sentarme?
— Sí, supongo.
Parecía un poco incómodo, pero por alguna razón, realmente sentía la necesidad de ayudarle. Especialmente, porque sabía lo malditamente bastardo que Severus podía ser con la lista de estudiantes que no le gustaban, y aparentemente, el pobre Neville estaba en la cima de esa lista.
— ¿Qué tienes que hacer?
Neville, un poco más confiado me mostró sus notas y yo saqué el libro de Severus de mi bolso.
— Escucha, este es mi libro personal de Pociones. Aquí tengo algunas notas que incluyen excepciones que puedes hacer con algunos ingredientes para que tu poción sea perfecta. Mira, para esta que estás haciendo, es mejor si usas ojo de escarabajo en su lugar de borraja, hará que el color sea más brillante y saludable — le aconsejé, mostrándole las instrucciones modificadas.
Tomó su caldero y, más animado, siguió lo que decía el libro. Diez minutos después, su poción se veía exactamente como la imagen del libro.
— ¡Oh, por Merlín! Muchas gracias, Snape — dijo con una gran sonrisa.
Era realmente agradable, ¿cómo podía estar en Gryffindor?
— Cuando quieras, Longbottom. Pero no me llames así, no soy Snape, soy Arambella, o lo que es mejor, Lilith — dije, enfatizando mi nombre.
—Está bien, Lilith.
—A sido un placer, pero me tengo que ir — empecé suspirando mientras me levantaba de la silla. — Necesito encontrar el maldito libro sobre la planta por la que me preguntó la profesora Sprout.
— ¡Espera! — me detuvo una vez que ya estaba buscando en los estantes. — Nunca pensé que estaría ayudando a un Slytherin, mucho menos a la sobrina de Snape...— se rió nerviosamente. — Pero el profesor Moody me ha dado este libro de Herbología de la biblioteca personal de Sprout. Ya tomé algunas notas, así que, tal vez, puedas tenerlo hasta que termines tu tarea.
Tomé el libro en mis manos. Pesaba bastante pero parecía muy completo y útil. Lo miré con una sonrisa. — ¡Muchas gracias! Tal vez estoy siendo demasiado curiosa pero, ¿por qué te lo dio Moody?
Su sonrisa desapareció lentamente y suspiró apenas. — Bueno, hoy lo pasé un poco mal en su clase.
— Lo siento mucho. Él también se pasó un poco con nosotros al hablar de las maldiciones imperdonables.
Sus ojos se abrieron ampliamente pero no dijo ninguna otra palabra.
— Bueno, ahora definitivamente tengo que irme, ¡pero espero verte pronto! — hablé mientras me alejaba siendo lo más amable posible. El pobre niño no solo tenía que lidiar con los Slytherin, sino que con algunas de las personas en su propia casa, mi tío y también con el hecho de que sus padres lidiaban con lo que habían pasado en el pasado.
Caminé por el pasillo que estaba lleno de estudiantes de años más jóvenes. Algunos de ellos incluso estaban hablando de lo "jodidamente increíbles" que eran las clases de Moody. Puaj.
A lo lejos reconocí el hermoso cabello y el uniforme de Pauline, parecía estar hablando con alguien puesto que miraba hacia arriba con una expresión divertida en su rostro. Al acercarme a ellos, reconocí a la persona con la que estaba hablando la chica Bélier; Fred maldito Weasley, ¿quién más podría ser?
Hice contacto visual con Pauline, ella me sonrió y supe que ese era mi momento. Empecé a caminar hacia ellos.
— Así que pensé que podríamos ir juntos al baile si quieres...— Escuché a Fred decir, con una sonrisa coqueta y un tono suave. El maldito bastardo podía ser realmente atractivo cuando quería si no fuera porque era un idiota.
— Me encantaría pero...— Pauline comenzó nerviosamente.
— Pero ella ya va conmigo — le interrumpí mientras le pasaba un brazo por los hombros. Por suerte para mí, éramos de la misma altura. —Así que lárgate, Weasley.
Fred me miró de arriba abajo con notoria confusión y desdén en su rostro. Frunció el ceño y entrecerró sus ojos marrones.
— ¿Estás bromeando? — se burló con la típica voz arrogante que usaba conmigo.
— ¿Qué te hace pensar eso? ¿Acaso te parezco un payaso? — respondí mirándolo con la cara más seria.
— ¿De verdad estás preguntando eso y no esperas que te responda algo ofensivo? Vamos, cariño...— dijo sarcásticamente mientras me señalaba a mí y luego a él, manteniendo su otra mano en el bolsillo de sus ajustados pantalones.
— Vete a la mierda, Weasley — sonreí con mi sonrisa más cínica e irónica mientras le mostraba el dedo medio. — Pero bueno, tampoco tienes porqué preocuparte. Aún tienes tiempo para encontrar alguien para el baile, tal vez alguno de los chicos de Drumstrang quiera ir contigo...— agregué fingiendo un tono inocente, pero mostrándole que había escuchado su anterior conversación con Jordan y mirándolo directamente a los ojos mientras Pauline retenía su risa detrás de mí.
Fred sonrió con arrogancia, se miró los pies mientras negaba lentamente con la cabeza y se mordía la punta de la lengua con los dientes frontales.
— Muy bien, Lilith — respondió con calma. — Cualquier cosa es mejor que una chica de Slytherin.
Caminé en su dirección, terminando un poco más cerca de lo que pensaba acabar en primer lugar.
— No es como si ninguna de nosotras fuese a ir con un chico de Gryffindor. Prefiero llevarme a Filch y su gata antes de ir con cualquiera de vosotros.
Él levantó la cabeza con aún más arrogancia e hizo un gesto con los labios.
— Sigue soñando querida, ningún Gryffindor te querrá nunca — susurró. — Y solo para tu información, la próxima clase de Moody es mañana, tal vez quieras pedirle algún consejo al Mortífago que tienes como tío para que no hagas la actuación que hiciste la última vez. Fue bastante patético.
Sin dejarme decir nada más, se rió levemente y se dio la vuelta dejándome con una Pauline realmente entretenida, que estaba apoyada contra la pared mientras comía palomitas de maíz que hacía aparecer mágicamente.
— Divirtiéndote, ¿eh? — hablé, esta vez más tranquila y divertida.
— De hecho — se rió entre dientes. — ¡¿Qué diantres fue eso?!
Suspiré de vuelta. — Simplemente Fred Weasley siendo un idiota. Nada nuevo. ¿Ves por qué te dije que quería vengarme?
— Uhmm, sí. Espera, ¿en qué categoría encaja?
— En la de complejo de main character— respondí caminando en la dirección al Gran Comedor entrelazando mi brazo con el de Pauline.
— Ya veo un poco por qué.
— ¿Sabes? Me gustas más cada día. Creo que encajarías bien en la gente agradable.
— No, soy una perra sabelotodo, lo siento.
— Bueno, no puedes ser perfecta, ¿verdad? — Le guiñé un ojo y su sonrisa se ensanchó.
Entramos en el Comedor y vimos a Olivia, sentada con Cedric. Como estaban en una de las mesas más distantes, nos sentamos con ellos.
— ¿Qué hay?
— Lith — respondió Cedric sonriéndome.
— ¿Cómo va todo, Ced? ¿Ya sabes si estás en el Torneo?
— No — suspiró. — Mañana dirán quiénes son los competidores. Estoy bastante nervioso, ¿sabes?
— Sí, apuesto a que sí — dije tomando una de las patatas fritas de la bolsa de Olivia. Ella me miró con los ojos entrecerrados. Nunca tomes la comida de Olivia, consejo de su mejor amiga. — Oh, por cierto, me quedé sin cigarrillos, ¿puedes conseguirme un paquete nuevo?
— Sí, claro. Veré a mi padre mañana, él viene a ver si soy elegido. Estoy seguro de que traerá algunos paquetes de la sección Muggle del Ministerio.
— Gracias — le guiñé un ojo.
— No hay de que — respondió él devolviéndome la sonrisa.
Mi historia con Diggory era bastante divertida. Nos hicimos amigos cuando estaba en tercer año y comencé a fumar. Como no podía conseguir los paquetes por mi cuenta, pues no era como si pudiera ir a la oficina de Snape y decir:
"Oye, tío Sev, ¿puedes traerme algunos cigarros, por favor?"
Hablé con uno de los chicos mayores de Slytherin que me dijo que Cedric Diggory, era el que traía los cigarrillos directamente de su padre, gracias a su trabajo en el Ministerio. Después de algunas buenas charlas y una buena conexión, perdí mi virginidad con él cuando teníamos 14 años y fuimos una muy buena pareja después de eso, pero pronto, conoció a Cho Chang y comenzó a gustarle, así que ambos decidimos que podíamos seguir siendo buenos amigos.
— Vaya, ustedes dos parecen ser muy buenos amigos — dijo Pauline con una sonrisa.
— Por supuesto que lo son, follaron —Liv respondió como si fuera la cosa más inocente y normal del mundo, bebiendo de su café y haciendo que Cedric se ahogara con el suyo.
— ¡Olivia! — Me reí.
— Fuera de tema, pero, ¿por qué habéis tardado tanto? Pensaba que solo ibas a la biblioteca a buscar un libro — preguntó mirándome. — Cedric me vio aquí sola mientras os esperaba, y tuvo la amabilidad de ofrecerme su compañía, buen chico — le dio unos golpecitos en la cabeza como si fuera un perro.
— Ugh, ni siquiera me lo recuerdes. Tuve un momento con Weasley 1— respondí, frustrada.
— ¡Y qué momento! — Pauline respondió divertida.
— ¿Fue un momento como creo que fue? — preguntó la rubia a Pauline sonriendo.
—Definitivamente lo fue... Incluso tuve que hacer aparecer unas palomitas de maíz.
Ambas empezaron a reír a carcajadas y Cedric las siguió con una sonrisa más discreta mientras yo fruncía el ceño confundida.
Por el amor de Merlín, ¿en qué están metidas estas dos?