WICKED HATE | FRED WEASLEY (t...

By acirel_

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AVISO: lenguaje maduro, contenido sexual, violencia y uso de drogas y alcohol. Fred Weasley siempre ha odiado... More

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By acirel_

EL PARTIDO
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En el momento exacto en que sonó el silbato, comencé a volar tratando de atrapar una de las Bludgers.

Di una rápida mirada a mi alrededor y vi a Potter que estaba buscando la Snitch con Draco detrás de él. Warrington, de mi equipo, robó la Quaffle a Spinnet, llevándola hacia el aro que custodiaba Wood.De lejos, distinguí a George Weasley apuntando con la otra Bludger a Warrington.

Joder, no.

Tomé la mía y reuní casi todas mis fuerzas para lanzarla por todo el campo, pero en el segundo exacto en el que calculé mi posición para golpearlo, fui empujada y la trayectoria de la Bludger cambió, haciendo que esta no golpeara a George, sino que solo le rozara el brazo izquierdo.

Mierda.

Miré a mi derecha y me encontré a Fred, él fue quien me había empujado. Seguí volando lo más rápido que pude para atrapar alguna de las Bludgers.

Mientras tanto Spinet había atrapado la Quaffle de nuevo y había marcado.

Joder, estábamos perdiendo diez a cero.

Entonces, vi a Flint a punto de tirar a Angelina Johnson de su escoba.

— Marcus, si te atreves a hacernos perder puntos porque no eres capaz de jugar limpio, ¡te arrojaré por la puta ventana, me oyes! — Grité mientras le lanzaba la Bludger a uno de los jugadores de Gryffindor que estaba a punto de atrapar la Quaffle para ayudar a Angelina. No la atrapó gracias a mí. En cambio, la pelota fue atrapada por uno de mi equipo y voló con ella por todo el campo.

Vi a Fred ir tras él con su Bludger lista, así que me acerqué y le tiré la mía provocando que casi se cayera de la escoba y que me mirase con sorpresa.

— Lo siento, campeón. No quería hacerte daño. ¡Solo quítate del medio! — Dije irónicamente.

Me miró con pura ira y rabia.

Slytherin marcó. Entonces Wood detuvo otro golpe y los leones marcaron de nuevo. Estaba tratando de mantener la calma mientras seguía golpeando a los jugadores de Gryffindor hasta que noté una escoba demasiado cerca de la mía. Miré detrás de mí y ahí estaba Fred.

Gemí mientras trataba de hacer que mi escoba fuera más rápido, pero él también era bastante veloz, así que enseguida nos vimos involucrados en una carrera muy igualada. Busqué al otro Golpeador de Slytherin pero estaba demasiado ocupado tratando de golpear a Bell para que no alcanzara la Quaffle y entonces, Slytherin marcó de nuevo.

Al otro lado del campo, Draco y Potter todavía estaban tratando de encontrar la maldita Snitch.

Una Bludger voló hacia mí y rápidamente la atrapé en el aire. Fred hizo un ruido detrás de mí, quejándose ya que había sido George quien la había tirado tratando de dársela a su hermano.

Miré por encima de mí y vi a Johnson con la Quaffle en las manos. Tenía el tiro perfecto, levanté la Bludger y la golpeé con toda la fuerza de mi cuerpo haciendo que esta le golpeara en su brazo y que perdiera la Quaffle.

Choqué los cinco con Draco que acababa de pasar a mi lado, felicitándome en silencio por ese golpe. Entonces, la otra Bludger me golpeó. Maldito Weasley, de nuevo.

La atrapé como pude e intenté tirarla de nuevo, pero esta vez fallé porque alguien literalmente me tiró de la escoba. Fred me miró con una gran sonrisa vengativa pero en un milisegundo agarré su capa y lo llevé al suelo conmigo.

Afortunadamente, estábamos bastante cerca de la superficie, pero caímos tan fuerte que nuestras varitas volaron de nuestros bolsillos...

Me puse de pie tan pronto como mi cuerpo llegó al suelo y él también. Nuestros ojos se cruzaron, llenos de furia, y caminamos directamente el uno hacia el otro.

— ¡¿Qué diablos crees que estás haciendo, Arambella?! — gritó, permaneciendo a solo unos centímetros de mí.

— No, ¡¿qué estás haciendo tú?! ¡¿Acaso te has vuelto loco?! — Me enfrenté acercándome aún más que antes. ¿Quería jugar al juego de la intimidación? Bien, juguemos.

— ¡Debería haber sabido que una maldita serpiente no puede jugar limpio! — Dijo bajando el tono, sonando más amenazador.

— ¡¿Yo?! ¡¿Y qué hay de ti, maldito bastardo?! ¡Me has tirado de la escoba! ¡Podrías haberme matado, idiota! — Lo empujé lejos de mí y chasqueó la lengua, luciendo realmente enojado.

Caminó de nuevo hacia mí y me agarró del brazo, acercándome aún más a él.

— Tócame de nuevo y te prometo que te arrepentirás — gruñó con una voz profunda guiando sus ojos de los míos a mi boca.

Mis piernas temblaban de pura ira y estaba tan cabreada que ni siquiera podía hablar. De repente, el silbato de Hooch nos interrumpió.

— ¡Weasley! ¡Arambella! ¿Qué están haciendo? ¡A sus escobas, AHORA! — gritó mientras mantenía sus ojos en el partido.

— Pero, Mad-

— A LA ESCOBA, ¡AHORA!

Mordí mi lengua y empujé a Weasley con mi hombro para coger la varita del suelo y agarrar mi escoba.

Sin más palabras, me subí a ella y comencé a volar de nuevo. No pasaron ni siquiera quince minutos cuando Potter finalmente atrapó la Snitch.

¡Joder! ¿Puede algo ir peor?

Volé al suelo, enfadada, tratando de ignorar los gritos de alegría de los Gryffindor y sus orgullosas miradas arrogantes sobre nosotros.

Caminé hasta el vestuario sin hablar con nadie y salí del campo. Definitivamente no me iba a quedar ahí mirando cómo esos malditos imbéciles se regodean.

Maldito seas, Weasley.

Si no fuera por él, no habría perdido el tiempo y no habría dejado que Potter atrapara esa maldita bola.

Tenía que admitir que el chico era un buen buscador, uno de los mejores que había visto en mi vida, y Draco era bueno, pero perseguir a Potter no era la mejor estrategia para encontrar la Snitch.

Ahora, tendría que lidiar con sus burlas, como si no fuera lo suficiente. Pues con el partido ganado, se considerarían los putos reyes de la escuela.

Me empezó a doler el brazo y cuando me subí la manga vi una gran herida. Debí habérmela hecho cuando me caí y debido a la adrenalina, no había sentido el dolor hasta ahora.

Agarré mi varita para aplicar uno de los hechizos curativos, pero algo en ella se sintió extraño. El color era el mismo, la forma y la longitud también pero... oh, no. Faltaba la parte plateada en la parte inferior de mi varita... esa no era mi varita.

Pero sabía exactamente quién era el que tenía la mía.

Maldito idiota.

Con pesar, regresé al campo. Los estudiantes ya se estaban yendo mientras seguían hablando del partido. La mayoría de ellos ni siquiera me notaron, pero algunos de ellos me reconocieron y me dedicaron risitas forzadas.

Los ignoré y fui directamente al pequeño grupo que el equipo de Gryffindor había formado en la entrada, listos para irse, pero faltaba uno de ellos.

— ¡Oye, Weasley! ¿Dónde está tu hermano? — Llamé a George, ignorando al resto del equipo cuyos ojos estaban enfocados en mí.

Me dio una mirada rápida. — En el vestuario, ¿por qué?

— Necesito algo de él — respondí antes de alejarme de ellos dirigiéndome hacia el vestuario de Gryffindor.

Entré sin siquiera pensarlo dos veces y encontré una imagen que, en el fondo de mi mente, sabía que no podría borrar de mi memoria.

Él estaba ahí.

Aparentemente, acaba de salir de la ducha porque su cabello pelirrojo estaba completamente mojado, la habitación se sentía caliente y solo llevaba una toalla alrededor de las caderas.

Joder...

Su piel pálida estaba cubierta de pequeñas gotas de agua, pecas y lunares, y debido a la tenue luz, se veía un poco dorada.

El Quidditch hacía un gran trabajo en su cuerpo ya que era alto, esbelto y tenía una musculatura bastante definida que, lejos de parecer demasiado excesiva, lo hacía parecer un Adonis.

La toalla blanca, bastante corta en mi opinión, colgaba descaradamente de sus caderas y, por un momento, temí que se cayera y lo mostrara tal y como su madre lo había traído al mundo.

Si había un Dios, realmente se había tomado su tiempo para crearlo.

Tuve que obligarme a apartar los ojos de su cuerpo y mirarlo a la cara.

Al principio, no tenía ninguna expresión, pero una vez que me reconoció, sus ojos se volvieron aún más oscuros y feroces.

— ¿Qué estás haciendo aquí? — dijo sin mirarme, mientras guardaba su ropa sucia en su bolso.

Su voz sonaba muy monótona en comparación con las emociones que anteriormente había visto en sus ojos.

— Mi varita — Dije finalmente, asegurándome de no tartamudear o bajar mis ojos de los suyos.

Me miró con el ceño fruncido. Rodé mis ojos y le mostré su varita. —  Cuando me tiraste de la escoba y caíste al suelo, cogí la tuya por error.

Le pasé la varita. La cogió mirándome, confundido. La examinó y me miró de forma acusadora.

— ¿Qué le has hecho? ¿La has hechizado?— Dijo furioso.

— Sí, Weasley, no tengo nada mejor que hacer que maldecir tu maldita varita, genio.

— No lo sé, tal vez querías jugar la carta de la venganza al haber perdido tan vergonzosamente— respondió mirándome fijamente y cruzando los brazos frente a su pecho.

Le miré bastante disgustada.

— Siento defraudarte pero no soy tan infantil como tú. Solo juega limpio la próxima vez y te mostraré quién es el verdadero perdedor — bramé con arrogancia.

Se rió irónicamente mientras caminaba hacia mí. ¿Qué diablos estaba haciendo?

— Cariño, te gusta que te humillen, ¿no? ¿Qué te hace pensar que me ganarías? — dijo haciendo su voz profunda.

Escondí un grito ahogado. — No creo nada, solo sé que en un juego limpio literalmente te aplastaría.

No dijo una palabra, simplemente siguió caminando hacia mí hasta que me tuvo casi contra la pared.

— Ya veremos eso, Lilith — respondió pronunciando mi nombre de una manera que no sé por qué sonaba tan pecaminosa y tentadora para mí.

No respondí nada. Seguidamente se dio la vuelta y buscó algo en su bolso. Segundos después, sacó mi varita y antes de permitir que me la entregase él mismo, se la quité de las manos.

— Está bien, tienes tu varita. Ahora, vete, Arambella. Necesito vestirme, así que te vas o esto se pondrá muy incómodo para los dos —
Comenzó a bajar la voz mientras tomaba la toalla con las manos e insinuaba que se la quitaba.

— ¡No te atrevas! — lo detuve. Él se rió con arrogancia.

— ¡Entonces, adiós!

No esperé más y simplemente me di la vuelta y lo dejé allí.

Mi mente estaba completamente en blanco mientras caminaba de regreso a la sala común de Slytherin. Era consciente de la extraña situación que acababa de vivir.

¡¿Qué cojones había sido eso?!

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