TodoBaku In...

بواسطة moxriin

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Distintas situaciones en las que se podría encontrar esta pareja. المزيد

Supermercado.
Siesta.
Youtube.
Series.
Referencia.
Cuarentena.
Hablar.
Conspiraciones.
Niños. (1/2)
Niños. (2/2)
Hijo.
Clases.
Sordo.
Desgana.
Reencuentro.
Molestar.
Mermelada.
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Dolor.
Pastel.
Fanfic.
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Entender.
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Halloween.
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Cabaña.
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Boomie.
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Lluvia.
Navidad.
Playa.
Proponer.
Cumpleaños 1/3.
Tazas.
Soft.
Lápiz.
Padres.
Bebés.
San Valentín.
Libro.
Cartas.
Cocinar.
Juguetear.
LaserTag.
Piercing.
Teñir.
Gato.
Cursi.
Cumpleaños 2/3.
Cena.
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Amabilidad.
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Frustración.
Pijamada.
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Borracho.
Confundir.
Bromear.
Danza.
Tatuaje.
Acuario.
Correr.
Apellidos.
Altura.
Pintar.
Productivo.
Cumpleaños 3/3.
Descanso.

Confesión.

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بواسطة moxriin

♡•°.: → TodoBaku confesándose es tipo...

Era una noche normal en los cuartos de la acamedia. A esa hora, al menos la mitad de la clase debería de estar durmiendo ya que era mitad de semana, pero no era así. Más bien, al tener aquella libre por una razón desconocida, decidieron utilizar esas noches para jugar como siempre lo hacían.

— No voy a jugar a su puto "Seven Minutes in Heaven". Ni siquiera sé cómo el viejo de Aizawa no los ha pillado en ese juego de mierda. — el cenizo se encontraba tranquilamente apoyado en la encimera de la cocina mientras bebía una lata de bebida. Era algo tarde, pero realmente no le importaba. Por un momento había decidido salirse de su rutina de dormir temprano y darse la libertad de no dormir hasta la hora que su cuerpo diera.

— Es porque nunca lo hemos jugado. Va a ser la primera vez. Venga, Blasty. — el pelirrojo le suplicaba mientras le sujetaba por los hombros y le sacudía suavemente. Hizo un leve puchero, poniendo ojitos de dragón bebé. Katsuki frunció levemente su ceño, descansando el borde de la lata sobre su labio inferior, a tan sólo milisegundos de beber de ellas. — Todoroki va a estar también. Izuku logró convencerle.

El cenizo chasqueó la lengua y desvió su mirada hacia otro lugar. Odiaba el intelecto que tenían aquellos dos y la capacidad para hacer que tanto el bicolor como él asistieran a cosas que realmente no les interesaban. Seguramente el pecoso sobornaba a Shōto con algo para convencerle, así como lo hacía Eijirō, diciéndole que el menor iba a estar allí. Maldito sea el día en que se enamoró de ese bastardo de dos colores.

El pelirrojo paró de moverle cuando observó esta acción y sonrió. Entonces procedió a tomarle de la muñeca y casi arrastrarle hasta el salón, al otro lado del lugar, frente a la cocina y comedor. Llegando allí, Katsuki pudo observar cómo el ascensor que los llevaba al lado de los chicos se abría, dejando ver al bicolor, el cual escuchaba atento al pecoso a su lado, quien salió literalmente corriendo hasta el pelirrojo apenas le vio.

Ambos chicos, ajenos a la situación, cruzaron miradas, ignorando a la pareja que conformaban sus mejores amigos. Por un momento, el corazón del cenizo pareció detenerse, para luego latir rápida y estruendosamente. Apartó su vista tan veloz como pudo, concentrándose en su lata de bebida, como si el color rojizo de esta fuese lo más interesante del mundo.

— Bien, todos al centro. — anunció la chica rosa del grupo. Todos hicieron caso y se sentaron en el suelo, con un pocillo con papeles dentro al medio de todos. — Ya saben, no se pasen de listos. No toquen partes que no deben, ni besen si la otra persona no quiere. — todos asintieron, entendiendo aquello. Era algo básico y que todos respetaban y debían respetar, debido a que eran menores de edad y la charla que les iba a llegar iba a ser increíble.

— ¡Yo empiezo! — anunció el rubio eléctrico, acercándose al centro y sacando un papel del pocillo. Todos estaban levemente nerviosos, aguardando a que sus nombres no aparecieran. Estar siete minutos con alguien encerrados en un espacio pequeño no era el verdadero agrado de todos.

Katsuki bebió un sorbo de su lata, la cual estaba ya hasta la mitad. Observó a su amigo, el cual sonrió, alzando su mirada hacia él. El cenizo —quien en ese proceso aún no había tragado el líquido— se atragantó levemente al escuchar su nombre, haciéndole toser y expulsar la bebida de su boca. Jirō —quien estaba a su lado— intentó brindarle algo de ayuda, pero apenas pudo hacer algo más que preguntar si estaba bien, lo cual fue respondido apenas.

— Que suerte tienes hoy, Blasty. Primera vez que juegas esto, y ya vas de empezada al armario. — bromeó el rubio, ganándose una mala mirada del cenizo. El menor dio un pequeño salto, dejó el papel a un lado, buscando rápidamente otro. Y vaya suerte que tenía. — Todoroki.

El anuncio hizo que ambos elegidos se miraran directamente —ya que se encontraban frente a frente—. Las mejillas del cenizo se coloraron rápidamente, y su corazón se aceleró de manera casi exagerada, como si dentro de poco le fuese a dar un paro cardíaco. Las chicas —algunas— dieron pequeños chillidos de emoción. Llevaban literalmente meses esperando a que ellos dos congeniaran en algún momento para que por fin se dijesen todo lo que se notaba a kilómetros.

Ambos chicos se levantaron lentamente, el cenizo con su lata en mano. Mina les guió hasta el lugar donde serían encerrados durante aquellos siete minutos —el cual estaba a la leve vista de todos— y puso un cronómetro. Hecho esto, avisó que dentro de los minutos indicados volvería a por ellos, y luego volvió con los demás.

Dentro del pequeño espacio apenas habían luz. Lo único que se podía notar bien eran los ojos rojizos y heterocromáticos de ambos chicos. Sus miradas conectaron por un largo lapso de tiempo, hasta que uno de los dos quiso romper el hielo.

— Pareces drogado. — anunció el bicolor. Katsuki gruñó levemente, y bebió de su lata.

— Son pasadas las dos de la mañana, tengo sueño, no puedo ir a dormir porque estos imbéciles me arrastraron hasta su juego, y estoy bebiendo Coca-Cola. Es algo normal que parezca drogado. — la leve risa de Shōto aceleró nuevamente su corazón. En aquél lugar no se escuchaba lo que el resto hablaba, por lo que podían escuchar claramente los latidos y respiración del otro.

— Bueno... Creo que debo de decirte algo. — anunció el menor, mirando por unos segundos fuera del lugar, para volver hacia la mirada rubí. — Realmente no sé cómo decírtelo pero...

El corazón agitado de Katsuki realmente hacía parecer como si en cualquier momento lo vomitaría. Estaba bastante nervioso y sentía su estómago revolverse más de lo normal.

Realmente vomitaría si seguía así.

— Estás enamorado de mí. — quería calmar su nerviosismo, pero haber bebido de la lata nuevamente no había sido buena idea. Su tos alarmó al bicolor, quien se le acercó rápidamente. — Ah, lo siento, no quería que sonara así... Ni siquiera era lo que querías decir, sino que yo-...

— ¡Joder, sí! — Katsuki interrumpió al chico antes de que siguiese hablando. Su grito probablemente se haya escuchado por todo el lugar, pero aquello le importó muy poco. Ya fue, era el momento, le habían descubierto. — Estoy putamente enamorado de ti, hijo de puta. ¿Cuánto más ibas a tardar en darte cuenta, eh?

Shōto se quedó estático en su lugar. Él iba a ser quien se confesase, pero sus nervios bien disimulados le jugaron en contra, y había dicho todo al revés. Su mente intentó procesar todo en pocos segundos, atinando a lanzarse directamente a los labios del mayor. No sabía responder, y las palabras no ayudaban en nada, por lo que aquello fue lo más acertado que obtuvo su mente para corresponder.

El cenizo había quedado en un tipo de trance por un momento al sentir los tan suaves labios del menor sobre los suyos. Era exactamente como tantas veces había imaginado. Sus mejillas se coloraron al instante, y correspondió con nerviosismo esta vez. Todo el coraje que había agarrado para decir que sí estaba enamorado, se había marchado en segundos.

— Sabes a Coca-Cola... — anunció Shōto, separándose levemente del cenizo. Este soltó una leve risa y le sonrió.

— Desde ahora en adelante vas a puto acostumbrarte a sentirlo todo el tiempo porque te voy a pedir ser mi novio y vas a aceptar quieras o no. — el bicolor le miró divertido. El nerviosismo en ambos seguía, pero iba disminuyendo poco a poco.

— No si yo lo hago primero.

— ¿Eh?

— Bakugō Katsuki, ¿aceptarías ser mi novio? — el nombrado frunció levemente su ceño.

— Si aceptas beber.

— No me gusta.

— Por eso mismo, bastardo. — sonrió con superioridad y le tendió la lata. Shōto la observó y simplemente negó. Entonces, esta desapareció de su vista como un rayo. El cenizo había tomado un sorbo y, seguido de aquello, había unido sus labios nuevamente con los contrarios. Un sabor que odiaba entró como líquido a su boca y se vio obligado a tragarlo para poder corresponder al mayor. Luego de aquello, pequeños besos fueron repartidos por su rostro, y una voz suave retumbó en uno de sus oídos, erizando su piel ante el leve contacto de los labios del cenizo con su piel.

— Acepto ser tu novio, bastardo. — aquellas palabras aceleraron y alegraron el corazón del chico. Rodeó con sus brazos la cintura del cenizo, abrazándole. Este rió con suavidad, asqueandose a sí mismo ante lo calmado y dócil que podía ser cuando se trataba del bicolor.

Luego de aquella noche, todos se enteraron poco a poco de lo sucedido, pero sin el lujo de los detalles que pudieron tener —aunque realmente no mucho— los mejores amigos de ambos chicos.

En la actualidad, Katsuki aún pensaba en esa vez y lo patética que fue la confesión de ambos.

— Que tontos. — murmuró, luego de releer lo que había escrito en su cuaderno por cuarta vez, llamando la atención de su pequeña familia que se encontraba tranquilamente en el suelo, el mayor dibujando, mientras que el cachorro jugaba con su pequeño peluche.

— ¿Quién y por qué, Kats? — el nombrado se volteó hacia él e hizo una leve mueca.

— Nos confesamos en un "Seven Minutes in Heaven", Shōto. Me dijiste que estaba drogado, y encima te metí Coca-Cola a la boca a la fuerza-... — el menor rió ante ese recuerdo y luego le sonrió.

— No me desagradó tanto. Quizás no fue la manera más romántica, pero fue única, ¿no? — Katsuki gruñó, concordando con su prometido. Suspiró levemente, se levantó, y se recostó a un lado del menor, apoyando su cabeza en los piernas de este.

— Tú sí que eres único. — murmuró, para luego cerrar sus ojos y disfrutar de los mismo de su novio.

Sin duda eran una pareja que hacía sus cosas raras, pero demasiado únicas.

Hay que tener en cuenta de que son las tres y media de la mañana y yo parezco drogada luego de los vasos de cocacola que me mandé a las doce y una de la madrugada.

En fin, buenas noches A.

(Persona x, si ves esto, lograste tu maldito objetivo hdp-... pero sigo siendo de fanta turururu).

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