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Se supone que no debes tomar decisiones cuando estás o muy feliz o muy enojado pues realmente no piensas con claridad y es sólo la emoción del momento.
Sin embargo, cuando Regulus le preguntó a Jane si se quería casar con él, estaba con sus cinco sentidos al máximo y nunca antes había estado tan seguro de nada como con eso.
Todo el sueño que se había acumulado en Jane se esfumó por completo y miró a Regulus con los ojos cristalizados. Él siguió dejando suaves caricias en su brazo y sonrió al ver la expresión de su novia.
—No juegues así conmigo, Regulus.
Él dejó salir una corta risa.
—No es ninguna clase de broma —sus ojos conectaron, Black limpió los restos acumulados de lágrimas y besó con suavidad su frente— lo digo en serio, Jane. ¿Te quieres casar conmigo?
Regulus se inclinó un poco para alcanzar algo de su mesa de noche. Cuando se volvió a acostar, le mostró una pequeña y hermosa sortija a su novia.
El corazón de Jane era todo un lío. Tantas emociones en tan poco tiempo. Volvió a mirar los ojos de Regulus y sin poder evitarlo comenzó a llorar.
—Sí —dijo llena de lágrimas, con las mejillas rojas y con una gran sonrisa.
—¿Sí? —ni siquiera él se lo creía. Sus ojos se humedecieron.
—Claro que sí, Regulus. Por supuesto que quiero ser tu esposa.
Salió de los brazos del hombre para sentarse a horcajadas sobre su abdomen. Lo besó con fuerza y cuando se separaron, Black tomó su mano con gran delicadeza y deslizó el anillo por su dedo anular, finalmente, besó su mano y ambos se volvieron a acostar.
Era demasiado bueno para ser real.
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Tres meses más tarde, Jane se encontraba abrazando el brazo de Regulus mientras entraban al pequeño jardín donde daría lugar la boda de su hermano.
Black tenía cara de pocos amigos pero no se sentía realmente incómodo. Su único problema, era encontrarse con Sirius, que sin duda alguna, pasaría tarde o temprano.
La pareja tomó asiento en una de las bancas de madera para esperar a que la ceremonia diera comienzo.
—Jane —la chica escuchó su nombre y miró hacia arriba para encontrarse con Remus.
Sonrió mostrando los dientes y se levantó de un salto para abrazarlo por el cuello. Poco más de un año sin verlo. El castaño pasó sus manos por la cintura de la chica y la presionó suavemente contra su cuerpo.
En serio la había extrañado. Regulus se puso de pie, detrás de ella y se aclaró la garganta mientras miraba fijamente a Remus y la manera en que pasaba la mano por la cintura de su novia. No se consideraba a sí mismo celoso, pero era más que evidente el enamoramiento de Remus por Jane.
Bueno, tal vez no había sido evidente para Jane pero sí para el resto del mundo y era más que obvio que a Remus le seguía gustando un poquito la chica.
El castaño se separó de la chica y miró a Regulus con las orejas ardiendo.
—Oh, Regulus. También estás aquí —trató de sonar amigable, pero más bien su voz salió temblorosa.
—Sí. Jane me pidió que viniera con ella —habló cortante.
Remus asintió tratando de evitar esos ojos que se enterraban como dagas en el cuello.
—Bien, entonces. Disfruta de la fiesta —miró a Jane— uhm, Jane… James te quiere ver. Está bastante nervioso y ahora se siente culpable de que la hermana de Lily no viniera.
Lo miró por un momento. En serio deseaba poder odiar a James, pero era su hermano, su familia y por más que te lastimen, a veces no puedes dejar de amarlos.
Miró a Regulus rápidamente y este le asintió. Se fue junto a Remus hasta una habitación detrás del jardín.
—¿Entonces tú también te vas a casar? —preguntó, mirando rápidamente la sortija en su mano.
¿Cómo es que Remus era tan observador?
—Oh, sí —sonrió tontamente— aún no hemos planeado nada porque en realidad nadie lo sabe.
—Lo siento.
—No te disculpes.
Él sonrió tímidamente y pararon frente a una puerta. Tocó un par de veces y sin esperar respuesta abrió un poco para revisar que todo estuviera en orden y Jane pudiera entrar.
En cuanto la chica entró a la habitación, se encontró con James y Sirius. No podía negar que se miraban muy bien en esos trajes.
Ambos la miraron, ligeramente sorprendidos de que realmente hubiera ido. James corrió a abrazarla y la envolvió entre sus brazos con tanta fuerza que casi pierde el aire.
—Jane —susurró sin separarse— gracias, gracias, gracias.
—James, me estás asfixiando.
Se separaron, los ojos del hombre se cristalizaron pero contuvo sus lágrimas lo más que pudo.
—Perdón Jane. En serio, perdón. Soy un estúpido, cabeza hueca, un tonto y me arrepiento de todo lo que hice en el pasado —habló con rapidez— pero he cambiado. Soy una mejor persona y te amo, hermanita. Eres mi pequeña hermana y no quiero que me odies el resto de tu vida.
Ella negó suavemente con una pequeña sonrisa.
—Eres mi hermanito James y te comportaste como un estúpido orangután sin cerebro —él dejó escapar una risa— James, te perdono. Pero… —lamió sus labios antes de continuar y levantó su mano donde estaba su sortija— me casaré con Regulus y más que nadie en el mundo quiero que lo entiendas y lo aceptes.
Abrió ligeramente la boca y tuvo que dar un paso atrás para no caer.
—Jane… —las lágrimas se escurrieron por sus mejillas— mi pequeña Jane.
La volvió a envolver entre sus brazos y sin importar que la chica se quejó, la presionó con gran fuerza.
—Mi pequeñita se va a casar —gritó emocionado.
—James, enserio me vas a sacar las tripas.
Se separaron, James la tomó de las mejillas con suavidad y se miraron a los ojos.
—Me alegro mucho por tí, Jane. De verdad —la miró con tristeza— y en serio lo lamento. Nunca debí haber hecho lo que hice.
La chica sonrió ampliamente y fue su turno de envolver a su hermano en un abrazo. Ya no era el mismo idiota de antes, eso era seguro.
—Jane… —escuchó la voz de Sirius y volteó a verlo.
Él sonrió apenas.
—Sirius —no había ningún tono en particular.
—Yo, uhm… —no sabía qué decir— perdón. Por todo lo que te hice, sé que no estuvo bien y en serio me arrepiento.
—Quiero que le pidas perdón a Regulus —le dijo la chica— sólo así consideraré perdonarte.
Él asintió.
—Bien —sonrió un poco— ¿cuñada?
No aguantó la risa y negó divertida.
—No empieces Sirius, aún no te perdono.
—Claro, lo siento.
Después de unos minutos más de conversación, era momento de comenzar con la ceremonia. James abrazó una última vez a su hermana y finalmente se separaron.
La chica regresó junto a su prometido, lo tomó con fuerza de la mano y lo único que podía pensar era en que era muy afortunada.