¡Ah! Katsuki-sensei ¦Katsudek...

By BreakMinds

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«A Izuku Midoriya no se le dan bien las matemáticas, pero, ¿quién sabe? Quizás con su nuevo profesor las cosa... More

Capítulo 00
Capítulo 01
Capítulo 02
Capítulo 03
Capítulo 04
Capítulo 05
Capítulo 5.1
Capítulo 06
Capítulo 07
Capítulo 08
Capítulo 09
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Nota
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
♡BookTrailer♡
Capítulo 67
Nota
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Capítulo 77
Capítulo 78
Capítulo 79
Capítulo 80
Capítulo 81
Capítulo 82
Capítulo 83
Capítulo 84
Capítulo 85
Capítulo 86
Capítulo 87
Capítulo 88
Capítulo 89
Capítulo 90
Capítulo 91
Capítulo 92
Capítulo 93
Capítulo 94
Capítulo 95
Capítulo 96
Capítulo 97
Capítulo 98
Capítulo 99

Capítulo 76

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By BreakMinds

— ¡Todos a sus poses! —exclama.

Las luces bajan y de pronto el silencio reina por un segundo.

Izuku observa a Bakugou quien obtiene una pose bastante atractiva a su parecer. Y mientras le mira, Bakugou le sonríe. —Oye chihuahua... —suelta seguro. —Recuerda lo que hablamos anoche, simplemente se tú y a la mierda lo demás. —suelta guiñandole el ojo.

Entonces, Izuku sonríe. Se relaja, sonríe y los flashes, comienzan a emerger.

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¡Estamos en Francia!
IX

Étreinte
[Abrazo]


.
.
.
Sala de docentes, Japón.

—Oye. —escucha una voz ronca y molesta. — ¿Por qué demonios le has respondido de esa manera a un estudiante? ¿Huh? —inquiere amenazante posicionando su diestra que paso tras su nuca en su cuello. — ¿Qué tipo de profesional eres?

Miyamoto frunce su ceño e intenta zafarse. — ¿Y tú quién te crees que eres para venir aquí e invadir mi propio espacio personal?

— ¿Yo? El asistente de Música.

El tic tac suena tan lento que da la ilusión de que el tiempo va a su nivel, más despacio, casi estático.

Se escucha la respiración pesada de Kenjirou, y el rechineo del sofá bajo las piernas de Miyamoto, quien se acomoda a mala gana ante el agarre.

Miyamoto no sabe qué responder ante la absurda revelación de que, al parecer, el asistente de música era un bravucón encubierto.

¿O quizá lo era él? Bueno, todo dependía de la perspectiva.

Pero si de algo está más que claro, es que la tensión en el ambiente es abundante, pesada y molesta, y es que para Kenjirou no había nada más que le molestara que los patanes.

Sí, regresamos al tema de la perspectiva del jugador.

Y ahora, justamente ahora, Kenjirou había identificado a uno.

Esos gestos desmotivantes que le entregó a Inasa e incluso la negativa respuesta ante el pedido de éste mismo.

¿Qué tan frustrante podría ser el pedirle orientación a tu maestro y que éste mismo se niegue? Era frustrante, muy frustrante, lo había vivido en carne propia y por eso, le molestaba.

Y bueno, desde ya que estaba un poco molesto por el hecho de que apenas entró al mismo lugar de trabajo de su mejor amigo, él renuncia. Intenta entender sus motivos, pero de algún modo le frustra y le duele, si bien le emocionaba estar en el mismo lugar de trabajo que Mic-sensei y que por sobretodo fue una grata sorpresa, lo que le emocionaba aún más era saber que compartiría momentos laborales con Katsuki a diario.

Podría joder con él y hacer el choque de puños que tanto le gustaba.

Podría...

Incluso se había imaginado sentado con él en la sala de docentes tomando un café.

Pero en dada situación las cosas habían resultado muy diferentes, y vaya sorpresa el saber que el tipo que está reemplazando a su mejor amigo había resultado ser algo como...

Una verdadera mierda. —suelta mordaz aún sujetando con firmeza su diestra en contra el hombro izquierdo del reemplazante. Sus ojos escarlatas se funden de la ira, y descarga todas sus frustraciones en el agarre de su mano sobre el hombro de Miyamoto.

Lo presiona con fuerza.

Miyamoto, quien yace hastiado de todo el lío lo único que se limita a responder es con su mirada cansada. Ni siquiera le escucha, ni siquiera se deja perturbar por sus amenazas.

—Diré lo mismo que le acabo de decir al estudiante, dejen tomarme mi debido descanso en paz. —suelta aburrido cogiendo la mano del pelirrojo y sacándola como si se tratase de basura, segundos después se sacude limpiando su hombro como si hubiese quedado polvo imaginario con asco.

Kenjirou sonríe y apega su cabeza en contra la de él, generando un choque doloroso. —Así será colega, solo espero que estés haciendo bien tu trabajo y no te dediques a frustrar a los estudiantes... De lo contrario tendrás que sacudir todo tu cuerpo tal y como lo acabas de hacer con tu hombro.

Los ojos de Miyamoto se desvían molestos ante ello.

Y una cuchara irrumpe el momento, Kenjirou gira sus escarlatas de inmediato y ve unos ojos grises fijos sobre sus cabecillas bien juntas.

Kenjirou suda y rápidamente se despega de él, se levanta y avanza hacia la mesa con pasos alargados y ansiosos.

Sacude sus manos, rasca su nariz y guarda sus manos en sus bolsillos observando aquellos ojos frívolos estáticos sobre él cada vez más cerca. — ¡Ryuu! No sabía que también era tu hora de desc—

—Soy Hayashi. —corrige indiferente, interrumpiendole intencionalmente y dando la vuelta una vez deja la cuchara sobre la mesa, abandonando la sala con su taza en mano.

Kenjirou frunce su ceño y en cuanto le ve alejarse camina tras él. No lo duda, ni siquiera se detuvo a pensarlo, sólo avanza porque fue la primera reacción de su cuerpo.

— ¡Oye! ¿Pero por qué te vas? —inquiere alzando su mano derecha para alcanzarle.

—Soy Hayashi. —Es lo único que sale de sus labios a la vez que entra al baño con su café y le cierra la puerta en la cara.

Kenjirou presiona sus labios y pareciera que quiere maldecir, pero acaba cerrando sus ojos y lanzando un suspiro para retomar sus actividades.

Es entonces que mientras camina por el pasillo piensa: —Al menos está vez no me ignoró.

Miyamoto mientras acomoda el cuello de su camisa y escucha los pasos de todos alejarse de su persona, piensa que todos en esa escuela maldita están dementes. Entonces coge su móvil y lanza un suspiro, su bendito descanso se había resumido a ver y tener que soportar acciones de unos reales imbéciles.

Nadie se podía comparar ante él, su ser narcisista no le permitía ni siquiera sentir miedo de las amenazas de nadie.

Porque Miyamoto sabía que todo lo que pisaba se convertía en oro, y que el mundo le debía un favor simplemente por respirar oxígeno, por lo tanto el resto de los lacayos deberían conocer su lugar.

━─━────༺༻────━─━

—Siguiente, sonríe.

Las fotos continuaban y si bien, en un principio estaba nervioso, acabo rindiendose, que las fotografías salieran como debieran salir, Izuku no forzaria nada ni tampoco se dejaría derrumbar por el nerviosismo.

Simplemente disfrutaría este momento presente con Katsuki. Sí, eso es lo que haría.

Así fue cómo las sesiones de fotos habían acabado siendo muy entretenidas. Izuku no podía dejar de sonreír al saber que incluso un pequeño gatito y un gran perro negro estuvieron en las sesiones junto a ellos.

Incluso aún siente las lamidas felices del perro que al parecer se llamaba Abime, o eso es lo que todos decían cuando le daban croquetas de recompensa.

Katsuki abre la puerta de la salida y espera a que Izuku salga. Y espera paciente, ya que el pecoso se ve ahora mismo sumido en el gran mundo de sus pensamientos, casi en un estado de ensoñación misma.

Sigue esperando paciente, hasta que se cansa y pellizca la punta de su nariz. Izuku sacude su cabeza y reacciona, entonces observa la puerta abierta y la mirada carmín del rubio esperando.

El pecoso valora aquello y sale de un salto, con una gran sonrisa en su rostro mientras se gira y observa al rubio salir tras de él.

—Heh, veo que a pesar de todo te divertiste. —dice Katsuki con sus manos en sus bolsillos caminando con relajo, alejándose del lugar.

Izuku le sigue con rapidez. — ¡Sí! ¡No sabía que las sesiones fotográficas podrían ser tan profesionales! —exclama emocionado alzando sus manos convertidas en puños por la emoción. — ¡Incluso el perro y el gato estaban felices de las tomas y salieron muy bien! ¡Como modelos! Pero, uhmm... —suelta posicionando su mano en su mentón.

Katsuki sonríe levemente, ya imagina que es lo que está pensando. —Todos los animales que posan para las tomas han sido rescatados de perreras o de la calle, la vieja bruja aunque no lo parezca es amante de los animales y tiene complejo de salvadora. Ellos están en buenas manos.

Las esmeraldas de Izuku se abren con ilusión, escuchar tan buena obra es tan maravilloso que no puede evitar admirar aún más de lo que ya admira a tía Mitsuki.

—Como sea, no se si oíste a la loca pero tendremos que volver mañana para los últimos retoques y podremos regresar a Japón. —añade el rubio estirándose con pereza. —Me alegro de que la hayas pasado bien, a lo que a mi respecta las sesiones son una real mierda. —añade cansado. —Vamos a divertirnos un rato.

— ¡Sí! —exclama para tomar la mano de Katsuki contento. — ¡Ahora es oficialmente nuestro día libre!

Y los escarlatas se abren sorprendidos y por un segundo, su mirada se torna cálida. Izuku lo jala de manera sutil llevando él el mando del camino y Katsuki se deja guiar aún sabiendo que el pecoso no tenía rumbo fijo.

Aún seguía malhumorado por lo que había sucedido en el interior del lugar con la mujer y su confesión que acabó siendo camuflada como una estúpida mentira, pero el ver esos cabellos aceitunados moverse con alegría delante de él generaba que ese malhumor poco a poco se disipara.

— ¿Qué pasa? Creí que no querías que nadie se enterara de lo nuestro, Deku. —suelta con su voz ronca caminando con pereza mientras Izuku sigue jalandole con sutileza.

Izuku rasca su mejilla con su dedo índice. —Pero ningún francés nos conoce, ¿no es así? Solo somos dos desconocidos más paseándose por las calles de Francia. —añade. —No creo que les importe que... Uh, n-nos tomemos de la mano. —agrega bajito con un toque de vergüenza.

Los pasos de ambos son felices, y aún más en Katsuki quien parece estar completamente entregado a su lado.

—Eso significa que podemos besarnos en las calles de Francia. —añade afirmativo, como un hecho.

— ¡E-eso sería demasiado evidente, Katsuki! —exclama con vergüenza.

Y Katsuki suspira con alivio. —Alabado sea este día en el que por fin puedes hablarme sin los malditos honoríficos. Si hubiese llevado la cuenta de todas las veces que me hablaste con esas mierdas me deberías mil patadas en el trasero y además, estarías más que reprobado. —gruñe.

Izuku pasa su mano tras su nuca y le mira con vergüenza. —No es que sea fácil para mí dejar los honoríficos de lado, pero, supongo que es el momento de comenzar a hacerlo al menos cuando estemos solos. —dice observando hacia el frente, evitando la mirada carmín y sintiendo una leve picazón en sus mejillas pecosas.

—Ehh... —suelta el rubio observando el sonrojo evidente tras el fleco aceitunado de Izuku. Luego de eso lanza un pequeño chiflido descendente en modo de entendimiento de la más importante revelación en siglos. —Es verdad eso que dicen que tomar pequeños viajes a solas sirve de terapia para las parejas en crisis. —responde ácidamente buscando molestar al pecoso.

Izuku le lanza una mirada fugaz con el ceño fruncido y entonces Katsuki suelta su mano y de un agarre veloz la coge y la entrelaza, presionandola con firmeza pero sin exceso, haciéndole ver con ese pequeño gesto el significado de su sola presencia protectora a su lado.

—Si continuo siguiendo tus pasos acabaremos en el maldito mercado negro, idiota. —suelta jalandolo hacia él en contra su pecho con sutileza y haciéndole girar. —Ven aquí, iremos a un lugar que seguro te gustará. —añade generando el cambio de dirección en el pecoso, separandolo de él.

Izuku sintió por un leve segundo el roce de la playera de Bakugou y el agradable aroma de él sobre sus mejillas, entonces por un segundo olvidó que tenía pies y simplemente quiso repetirlo.

Es por eso que le abraza sin pensarlo y hunde su rostro en su pecho.

Le abraza, le abraza fuerte en plenas calles de Francia con la arquitectura gótica clásica y elegante. Sus mejillas arden y su corazón choca fuerte en contra su pecho, sus manos tiemblan pero aún así no suelta el agarre y le abraza fuerte, muy fuerte.

Como si en lo más profundo de su ser fuese aquel pequeño niño quien perdió sus recuerdos el que abraza a Kacchan en esos preciosos instantes.

Sus ojos quieren llorar pero Izuku lo reprime como bien sabe hacerlo y sonríe, le huele y continúa abrazandolo.

Siente la calidez, siente el cómo el pecho sube y baja, siente el palpitar del corazón de Bakugou. Él siente, se permite sentir y atesorar este momento.

Entonces, cuando pasan un par de largos segundos, alza su mirada sonrojada, apoya su mentón en contra el pecho de Katsuki y sonríe inclusive un tanto embriagado de su aroma.

—Hehe~... Lo siento, no he podido controlar mis impulsos. —dice sonriendo brillante, pero en cuanto ve aquel rostro enrojecido sus palpitaciones aumentan.

Sus ojos escarlatas eran preciosos, intensos y profundos.

Y la conexión de ambos precisamente en ese instante era... Magnética y profunda.

Katsuki estaba con sus ojos más que abiertos y con un gran sonrojo cubrir todo su rostro. Es entonces que reacciona por la voz del pecoso y con sus brazos corresponde el abrazo con desespero, como si él también lo necesitara.

Demonios, sí que lo necesitaba.

Le abraza marcando sus manos sobre su espalda y lo hunde más hacia él, la gente pasa indiferente por el lado de ambos pero no les importa, ahora mismo están en su propio mundo, su propia zona.

Entonces encorva su espalda para acercar sus labios hasta el oído derecho de Izuku y siente como los cabellos aceitunados acarician suavemente la punta de su nariz.

—Si no quieres que te patee el trasero, no vuelvas a disculparte por algo como esto. —susurra con su voz ronca. —Y sólo hazlo. —añade bajando sus manos hasta su cintura y apegarlo más hacia él.

Entonces, posa suavemente sus labios sobre su mejilla pecosa.

El simple tacto de ambos arde fogoso y sienten la desesperada necesidad de no volver a separarse.

Aún con ello, Katsuki le empuja levemente y lo separa, aún con su mano entrelazada con la de él, avanza mirando hacia otra dirección.

—Vamos antes de que se nos haga tarde. —gruñe, maldiciendo el porqué no estaban en ese momento a solas.

E Izuku asiente sonrojado, esperando a que llegara la noche y pudieran... Estar a solas una vez más.

━─━────༺༻────━─━

Ahora que Kaminari ya no tiene su helado, parpadea confuso y mira al pelirrojo. — ¿Cómo qué? —inquiere desanimado.

Kirishima sonríe satisfecho. —Haremos que renuncie, tal y como lo hicimos con Yamanaka-sensei. —dice seguro una vez se levanta de la banca en la que están.

Entonces alza el helado como señal de la victoria en contra el sol. — ¡PORQUE ES LO QUE LOS VERDADEROS HOMBRES HACEN! —exclama decidido.

Y entonces, la bola de chocolate cae y se estampa en contra el piso. Kaminari sufre.

— ¿De qué hablan?

Kirishima abre sus ojos y observa a alguien levantarse con pereza del césped y caminar hacia ellos.

Kaminari, por otro lado, aún sufre y mira la bola de chocolate derretirse lentamente. Y entonces, alguien la pisa. 

—Ah.

Kirishima lanza una carcajada y la cara de decepción de Kaminari aumenta porque ahora su helado de chocolate no está simplemente estampado en contra el piso, ahora está incluso pisado.

—Ese era mi helado... —susurra con decepción.

Todoroki Shoto, quien tiene césped y hojas sobre sus cabellos, despega su zapato del helado y lo analiza con su pisada. Entonces alza su mirada neutral y observa a Kaminari. —Lo siento, se atravesó en mi camino. Ahora siento mi pie helado. —suelta comenzando a pasearse por el césped con la intención de limpiarlo.

Busca algún grifo, pero no hay nada más que tierra seca y césped.

Kirishima parpadea y entonces habla. — ¡Piensa que da un extra frescor a tu pie derecho! Hmmm... Algo así como ventilación gratis. Si pisar caca da buena suerte, entonces pisar una bola de helado sería como...

— ¡Ah, yo sé, yo sé! —exclama Kaminari alzando su brazo enérgico.

Kirishima le da el pase a que hable señalandole con el dedo.

— ¡Como que tendrás un chocolate muy pronto! —exclamó Kaminari.

—Hmmm... Helado de chocolate, chocolate en camino... —analiza Kirishima por un segundo. — ¡Eso tiene sentido hermano! —exclama alzando su mano.

— ¡Yay! —exclama Kaminari enérgico azotando las cinco con Kirishima, entonces clava sus ambarinos sobre Todoroki. — ¿Cómo fue que estabas aquí y no te vimos? ¿En qué estabas, hermano? —inquiere curioso girandose hacia el de cabellos bicolores.

—Estaba viendo las nubes y acabe cerrando los ojos. —confiesa estirándose neutral. —Entonces me despertaron los gritos de Kirishima. —añade.

Kirishima traslada su mano tras su nuca algo avergonzado, entonces posiciona sus manos en sus caderas, decidido a explicarle el plan. —Entonces supongo que nos oíste, estamos planeando hacer que Miyamoto-sensei renuncie para que Yakuza-sensei regrese. —dice con total confianza.

Todoroki le mira por largos segundos, intentando hilar lo que acababa de escuchar, largos segundos en los que hubo cruce de miradas entre los tres.

Pareció pasar una bola de paja mientras cruzaban miradas, con un silencio incómodo.

Finalmente, Todoroki asiente una vez entendido el propósito y rebusca algo en sus bolsillos.

—Esto servirá. —suelta sacando una botella.

Una clara botella que decía en su etiqueta "cloroformo".

Los ojos de Kaminari y Kirishima se abren y tragan saliva instantáneamente. — ¿¡Qué demonios, hermano!? ¿¡De dónde has sacado eso!?

Todoroki Shoto les mira por un segundo, entonces alza el dorso de su mano frente a ellos y la mueve levemente en señal de que no era importante. —Solo es un regalo de un amigo. —Es su única respuesta, volviendo a guardarla en su bolsillo. —Si desean hacer que renuncie Miyamoto-sensei les puedo ayudar, no me gusta su enseñanza y si nos descubren hay una alta probabilidad de que nos suspendan. —entonces una leve sonrisa calculadora sale de sus labios. —Y si me suspenden, seguro que al viejo no le agradará y su día será desagradable. —añade calculador pensando en su padre. —Si tengo suerte puedo extenderlo por una semana... —añade cubriéndole un aura tenebrosa por un segundo.

Entonces alza su mirada neutral y asiente. —Sí, hay que hacerlo, vamos ahora, debe estar en la sala de docentes. —añade decidido avanzando hacia la sala.

El rostro pálido de Kirishima mira veloz al rostro desesperado de Kaminari, ambos al borde de una crisis actúan instintivamente para evitar una desgracia descomunal a manos del bicolor.

— ¡No, no, no! —exclaman Kirishima y Kaminari tomándolos ambos de cada brazo y reteniendolo. — ¡Espera un minuto, si vamos a hacerlo debemos de elaborar una estrategia!

Todoroki les mira serio. —Creí que querían hacer que Miyamoto renunciara.

—Sí. —responden ambos al unísono.

Y Todoroki da unos cuantos pasos más arrastrando a ambos con sus brazos jalados. —Entonces vamos. —añade decidido.

Kaminari suda frío y Kirishima le jala con más fuerza reteniendolo. — ¡Hermano, ¿q-qué te parece si vamos a por algo de comer y elaboramos una estrategia entre los tres?!

Todoroki les mira y lo piensa por un momento, entonces recuerda que tiene hambre. —Soba. —responde.

— ¡Sí, sí, vamos a por soba! —exclama Kaminari angustiado tratando de hacerle cambiar de dirección.

—Hombre, la soba es deliciosa, ya quiero un buen tazón. —añade Kirishima a un lado de Todoroki, yendo éste en medio de ambos.

—Sí. —suelta Todoroki dejándose guiar.

Así, los tres se perdieron en algún punto, olvidando completamente que tenían clases por la tarde.

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... Esto de estudiar y trabajar al mismo tiempo está bien F como dicen los xavotz.

Qué onda, bendito sea este día en el que por fin podré leerlos un ratón, los adoro un mussshito, que tengan bonitos sueños ♡ 

Por cierto, ¡espero que les esté yendo muy bien! Yo estoy muy feliz de estar aquí otra vez, les envío un abrazo de oso virtual, je.

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