C a p i t u l o 40 "nuestra canción"
Me miro por unos últimos instantes en el espejo que tengo en mi habitación y después de ello me aseguro de llevar todo en mi bolso: traje de baño, una toalla, sandalias, bloqueador solar, algo de fruta, además de mi celular y llaves del departamento.
Últimamente el clima en Londres parecía estar a favor de su población, puesto que el sol se mostraba generoso entre algunas nubes grises dejando como resultado un agradable aire.
El claxon de un carro llega hasta mis oídos y lo tomo la señal que esperaba.
Salgo del edificio sintiendo la inexplicable tranquilidad de la calle, pero mi paso se detiene de golpe al ver a Harry recargado en un bello descapotable clásico vistiendo de manera elegante.
— Creí que iríamos a la playa — digo cuando llego hasta él
— Y así será — responde — Pero tuve que ir a la oficina de última hora por una junta urgente que se presentó — hace una pausa — Pero aquí estoy
— Y trayendo contigo algo que no conocía — río, mientras señalo el automóvil
— ¿Verdad que está increíble? — dice con una enorme sonrisa que deja a la vista sus hoyuelos y se gira en dirección al carro para verlo mejor
— Es precioso — admito — ¿De quién es?
— Puede que mío — se encoge de hombros
— Pero creía que habías perdido gran parte de dinero en la boda
— Sí, pero el último tiempo en la empresa ha sido bueno — suspira — Y creo que después de que se haya arruinado mi viaje a Japón, al menos puedo darme un pequeño gusto
— ¿Un pequeño gusto? — río — Estoy segura de que eso te costó miles de libras
— Evidentemente aun no lo termino de pagar — se une a mis risas — Pero no creo que vaya a ser difícil hacerlo — me mira con atención a través de las gafas negras que lleva puestas — Déjame ayudarte con tu bolso — su gran mano toma mi pequeño equipaje y observo cómo lo guarda en el maletero
Harry camina hasta la puerta del pasajero y la abre para que pueda subir, enseguida de esto, él hace lo mismo en su respectivo asiento y observo como enciende su nuevo artefacto y después, comienza a conducir.
— ¿Y qué dijo Paige de esta compra? — pregunto — Supongo que ahora que son un matrimonio comparten gastos
— Bueno, no es como que a ella le importara, le dió igual — vuelve a encogerse de hombros — Me gustaría saber tu opinión
— ¿La mía? — cuestiono — ¿Por qué tendría que opinar yo?
— Porque eres mi mejor amiga, Isa — hace una pausa — Además, luces increíble en este automóvil, es imposible que no te guste
— Es lindo — vuelvo a afirmar — Pero no es mío y yo no soy quien en tu vida para opinar sobre lo que hagas y no hagas. Quien sí debería hacerlo es tu esposa
— ¿Podemos dejar de hablar de Paige? — frunce el ceño
— Pero sí antes te la pasabas hablando de ella — me burlo
— Pero este día es para ti y para mí, Isabella. Llevamos demasiado tiempo sin esto, sin pasar el tiempo juntos de esta manera — informa — No quiero que se arruine por otras personas
— De acuerdo — suspiro y nos quedamos en silencio por unos minutos — ¿Has hablado con Anne? Parece que una familia nueva llegó al pueblo — cambio de tema
— De hecho ya los conocí ¿recuerdas que el fin de semana pasado fuimos con mi madre? Son gente agradable
— Dice mi madre que tienen un hijo bastante guapo — hago una pausa — ¿Es verdad?
— ¿Por qué te interesa saber eso?
— Mera curiosidad
— Pues sí puedo decirte algo, es que parece un imbécil, un completo inútil que no debe tener vida propia
— ¿Vida propia? Lo dice quien está criticando la vida de alguien que ni siquiera ha tratado
— ¿Estás de su lado?
— ¡Claro! No entiendo porque estás actuando de esa manera — suelto una carcajada — Ni siquiera sabemos cómo se llama el pobre tipo y tú estás reaccionando así ¿Por qué?
— Solo olvídalo — bufa — Cambiemos de tema, mejor
— Bien, pero para que sepas, últimamente tienes reacciones demasiado inmaduras
Ninguno emite palabra por un buen rato y decido observar lo que me ofrece mi celular.
Lo mejor era quedarnos callados, al menos, por el bien de los dos si no queríamos iniciar alguna estúpida discusión. Pero es que, sinceramente, no sabía qué le ocurría últimamente, aunque probablemente, todo se deba a lo que ocurre dentro de su matrimonio.
Decido ignorarlo y cuando me rindo al no encontrar nada interesante en mi celular, lo bloqueo y lo guardo de nuevo en mi bolso.
Me concentro en disfrutar del sol, del aire y de las carreteras de Inglaterra.
Habíamos salido de la ciudad hace aproximadamente diez minutos, por lo que ahora, nos encontrábamos rodeados de grandes árboles y hermosos pastizales verdes. Algunos carros pasaban a nuestro lado, pero la realidad, es que el camino se ofrece tranquilo y eso me agrada.
Tenía que ser honesta, últimamente me encontraba bien conmigo misma.
Comenzaba a amar la sensación de despertar entre mis sábanas y levantarme cada mañana a correr por una hora, me gustaba el pequeño cansancio que se instalaba en mi cuerpo cada que terminaba y durante este tiempo había aprendido a disfrutar los pequeños placeres como un buen baño después de una larga caminata.
Giro un poco mi rostro hacia la izquierda y noto que Harry se encuentra demasiado concentrado en su tarea de conducir.
¿Qué pasará por su cabeza últimamente?
Los días habían corrido, las sesiones con mi terapeuta había seguido y como conclusión, podía decir que eran menos los días que dedicaba a pensar en mi mejor amigo.
¿Aún me gustaba? Claro que sí, es decir, estamos hablando de Harry Styles; un guapo británico de ojos de ensueño y de un porte maravilloso que lo hace ver como el mismísimo James Dean dentro de este hermoso convertible.
¿Aún lo amaba? Bueno...
— ¿Qué te parece si escuchamos algo de música? — mis pensamientos se ven interrumpidos por la voz ronca del hombre a mi lado
— Me parece buena idea — estiro mi mano y enciendo la radio de su nuevo automóvil
Como siempre, ésta se encuentra en la misma estación que ha ambos nos agradaba.
Cuando éramos jóvenes y su padrastro nos prestaba su automóvil para conducir durante veinte minutos por el pueblo, solíamos encender la radio y escuchar la estación de siempre; las canciones siempre eran las mismas, pero pienso que eso era lo que nos hacía sentir que ese pequeño automóvil viejo era nuestro lugar.
— Siempre hemos sido un poco antiguos ¿no lo crees? — rompo el silencio — Bien podríamos conectar nuestros celulares y escuchar lo de hoy en día, sin embargo, aquí estamos, oyendo lo de cada día
— Eso está bien ¿no? — sonríe — Estos momentos siempre me hacen sentir en casa — suspira — Es como si trajéramos a este espacio un parte de Holmes Chapel y algo más de nuestra adolescencia
— Eran buenos momentos — sonrío con nostalgia
El locutor de la radio, un señor grande que poco a poco iba perdiendo la voz, anuncia la hora y durante cinco minutos da a conocer algunas breves noticias. Una vez que termina, la música vuelve a sonar y Harry y yo no podemos evitar mirarnos por unos segundos al detectar de qué canción se trataba.
La sonrisa en su rostro se ensancha al ver que la he identificado.
Y conmigo pasa lo mismo.
Ob-la-di Ob-la-da de The Beatles se hace escuchar.
Y ambos sabemos que se trata de nuestra canción.
— ¡Tenía años sin escuchar esto! — la emoción que se presenta en mi voz, es demasiado clara
Harry yo comenzamos a cantar a todo volumen, gritando cada letra de la canción y simulando tocar instrumentos musicales imaginarios.
— ¡Harry! ¡No sueltes el volante, tarado! — le grito entre risas cuando observo que sus manos comienzan a simular una trompeta
La canción me llena el corazón de alegría y por alguna razón, comienzo a llorar de felicidad, sin embargo, dejo que las lágrimas corran y sin ninguna vergüenza, sigo cantando de la manera más desafinada.
Esta canción siempre nos conmovía cuando la escuchábamos fuera de su casa cada que terminaban nuestros paseos por el pueblo. Robin solía dejarnos quedar dentro del carro por quince minutos más y evidentemente, aprovechábamos para escuchar la música de la radio e iniciar grandes sesiones de karaoke, después de ello, si teníamos el dinero suficiente, solíamos ir al restaurant que quedaba al lado de su hogar y comprábamos lo más barato del menú.
Por alguna razón, en aquel tiempo Harry y yo solíamos identificarnos con la historia que narra The Beatles; mi mejor amigo siempre decía que dentro de la canción él era Desmond y yo Molly Jones.*
Y así mismo, era él quien repetía una y otra vez que ese sería nuestro futuro: Harry construiría un hogar para ambos una vez que termináramos la universidad y tendríamos niños corriendo de un lado a otro por el enorme jardín.
Mi mejor amigo gira su rostro en mi dirección y mientras, con una sonrisa canta la parte "Molly stays at home and does her pretty face", una de sus manos se dirige a mis mejillas y se encarga de secar algunas de mis lágrimas.
***
Las olas del mar nos reciben de la mejor manera y la arena bajo nuestros pies es suave y un poco caliente, aun así, nos permite caminar sobre ella sin ningún problema.
Harry había aparcado su automóvil no muy lejos de aquí y entre los dos, habíamos tomado nuestras cosas del maletero para así, buscar un buen lugar donde colocarnos.
La playa no estaba sola, eran muchas las personas que habían decidido aprovechar este hermoso día para refrescarse en el mar al igual que nosotros pero, a pesar de esto, conseguimos situarnos en un espacio agradable.
Con ayuda de ambos, extendemos algunas toallas en la arena y seguido a esto, le aviso a Harry que iré a uno de los vestidores públicos a cambiar mi ropa por el traje de baño.
Mi cuerpo comienza a sudar un poco debido al calor, pero rápido consigo acostumbrarme cuando, después de unos minutos, ya me he puesto la prenda negra con la que me meteré a nadar.
Regreso hasta dónde está mi mejor amigo y observo que se ha encargado de organizar el espacio con la comida y bebidas que ambos hemos traído y así mismo, el chico se ha ocupado de traer una enorme pelota colorida.
— Es mi turno — dice con una sonrisa y ahora es él quien se marcha a los vestidores
Cuando vuelve, me encargo de escanearlo de arriba abajo y no puedo evitar soltar una risita al notar su atuendo.
— ¿De verdad, Harry? ¿Una playera y un chaleco en la playa?
— Es para no quemarme tanto — ríe — No te burles de mí
— Por si no lo sabías, hay bloqueador solar
— Esa mierda casi nunca sirve — dice y toma asiento a mi lado — Ya me quitaré esto cuando nos metamos al mar
— Si tú lo dices — ruedo los ojos divertida — ¿Te apetece comer algo?
Harry y yo comenzamos a comer algunas de las frutas que hemos traído: kiwi, sandía, fresas y cerezas.
La charla no tarda en comenzar y me alegra ver que las risas entre nosotros no faltan. Nos encargamos de hablar sobre nuestras familias, nuestros amigos y hacemos bromas tontas que solamente él y yo entendemos.
— ¿Te molesta si fumo un cigarrillo? — me pregunta
— ¿Desde cuándo fumas? — lo miro extrañada
— La otra noche Zayn me ofreció un cigarrillo y bueno, no es como que lo haga mucho, pero ahora mismo me apetece — se encoge de hombros y me mira atento — ¿Entonces?
— ¡Ah! Sí, puedes fumar, no tengo problema
— Gracias, Isa — con sus manos, busca en su bolso una caja de cigarros y cuando la abre, siento un alivio al notar que la mayoría de ellos siguen en su lugar — No te preocupes, no me voy a volver adicto a ellos — dice al ver mi rostro
— Siempre has sido un hombre muy saludable, no me gustaría que eso cambiara — sonrío un poco
— No será así, te lo prometo — dice y cuando está a punto de prender el cigarrillo, me mira por unos segundos y después de titubear un poco, decide guardarlo en su caja
— No te detengas por mí — me apresuro a decir
— Me gusta que te preocupes por mí — una gran sonrisa se muestra — ¡Anda! Vamos a jugar un poco para bajar la comida y después podamos meternos a nadar
— Seguro, no quiero ver cómo te llenas de calambres — suelto una carcajada
— Sólo fue una vez — se defiende y con su ayuda, me pongo de pie
— Sí y bastante vergonzoso — río — Estábamos en la maldita orilla del mar y tu jurabas que te estabas ahogando
— ¡Dios! No me lo recuerdes — hace una mueca — Ese día mi madre se la pasó regañándome toda la tarde
— ¿Aprendiste la lección? Siempre tienes que hacerle caso a mami y esperar tus cuarenta y cinco minutos para entrar al agua
— ¡Vete a la mierda! — se queja, pero no tarda en reír conmigo
Durante unos minutos jugamos con la pelota, intentamos no dejarla caer pero cuando mis manos resbaladizas me traicionan, Harry no tarda en iniciar el drama y a comenzar a gritar que he perdido.
Por alguna absurda razón comienza a perseguirme y yo a huir de él. Mi estómago duele por las risas que salen de mí y veo como mi mejor amigo también atraviesa lo mismo al poner su mano en su abdomen.
Entre que corre y trata de alcanzarme, Harry de alguna manera consigue desprenderse de su playera y chaleco y ambas prendas las arroja hasta donde están el resto de nuestras cosas.
No sé en qué momento, pero el chico de cuerpo tatuado me toma entre sus brazos y como aquella vez en Brighton, nos lleva al mar entre carcajadas.
Para nuestra suerte, en esta ocasión el mar no está tan frío, así que el contraste del sol y el agua es perfecto.
Harry y yo no tardamos en juguetear en el mar lanzándonos agua dando inicio a una pequeña guerra que logro ganar. Él intenta varias veces tomarme en sus brazos pero yo logro escabullirme de ellos y mantengo la mayor distancia para evitar contacto con su cuerpo. Un rato más tarde, estamos nadando tranquilamente y nuevamente charlando cosas sin sentido.
Las horas transcurren y cuando nuestros dedos están arrugados, decidimos salir y recostarnos sobre las toallas.
— Parece que el sol se va a ocultar — murmuro entre la tranquilidad — ¿Nos vamos ya?
— Unos minutos más — dice Harry y percibo que tiene los ojos cerrados, él realmente parece concentrado y tranquilo — Sé qué hace unas horas dijimos que éramos un poco antiguos, pero por esta ocasión vamos a aprovechar la tecnología que tenemos
Sus manos buscan su teléfono y cuando lo tiene, abre una aplicación de música y selecciona una playlist de canciones de The Beatles.
— Creo que debemos bailar antes de irnos — habla de pronto y se pone de pie — Quien sabe cuando volvamos a tener un momento así — sonríe melancólico
Vuelvo a ponerme a su lado y agradezco que las canciones son movidas, así que sin coordinación y aun húmedos por el mar, brincamos en la arena al compás de Get Back, Come Together, Paperback Writer, Hello, Goobye y Eight Days A Week.
Escucho la risa de Harry y no puedo evitar sentirme bien al notar que parece un pequeño alegre disfrutando al máximo este momento; a decir verdad, desde que se casó con Paige, han sido pocas las veces que lo he escuchado reír como antes, y me atrevo a decir, que he podido notar como su alegría se ha ido esfumando de a poco, dejando a un hombre que solo intenta concentrarse en su trabajo y pocas veces se da el tiempo de disfrutar su vida como hace unos meses.
Las canciones movidas quedan en el olvido cuando And I love her se reproduce haciendo que nuestros movimientos torpes se detengan.
Harry parece titubear por unos momentos, pero cuando pasan algunos segundos, con lentitud decide acercarse hasta mí y sus manos se posan alrededor de mi cintura y pronto comienza a mecernos ocasionando un baile un tanto íntimo.
Intento seguirle el ritmo poniendo mis brazos sobre sus hombros y mis dedos cosquillean al sentir su piel desnuda, nuestros pechos están pegados y esto se siente tan personal que comienza a asustarme.
— Creo que deberíamos regresar — murmuro cuando la canción aún no ha terminado — Debo volver al departamento y tu esposa te está esperando — le ofrezco mi mejor sonrisa y me alejo de Harry notando que su rostro cambia a una completa tristeza
.....
*Si quieren entender la referencia de la canción de The Beatles, les recomiendo escucharla y leer su traducción :)
Bueno, este cap. fue tranquilo pero en lo personal, me gustó mucho.
Te agradecería si me ayudas con tu voto y tu comentario
TPWK