Extras Pecados Placenteros (E...

By Zachl0604

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Extras y escenas eliminadas de la saga Pecados Placenteros ❤ Lascivia 1(físico) Lascivia 2(físico) Lujuria 1... More

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LASCIVIA CAP 4: La Sala de Armas
LASCIVIA CAP 6: Escena eliminada
EN UN MUNDO PARALELO(Fanfic)
LUJURIA CAP 8: parte eliminada
LUJURIA CAP 36
Un Pecado de Vestido Rojo
FANFIC- En la Universidad
Extra: Halloween Hot
LUJURIA EXTRA-DROGADOS
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Amores Infernales
Extra del Día de la Mujer
LUJURIA CAP 72: Parte censurada
DESEO: Extra 1(Ángela)
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MI VECINA LA ZORRA
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Emily y Christopher
16
PARKER Y BRENDA
GRUPO DE CHAT
Extra:Alexa y Patrick se conocen
Todos los capitanes firmes y serios y Patrick...
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Teniente Lincorp
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Fanfic Mundo Alterno Escrito por Eva

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By Zachl0604

Rachel                                                  

Todo un puto año preparándome para esto y ahora las respuestas no me llegan, ¡Jesús! Ilumina mi cerebro, por favor. Aparto el cabello de mis hombros leyendo nuevamente el examen, no puedo fallar, me estoy jugando mi segundo año en la academia.

Miro a mi derecha y veo a Laila y a Brenda en la misma situación, Harry actúa como si fuera lo más fácil del mundo y Luisa esta relajada aplicando el decir de que pase lo que tenga que pasar”.

Demasiado estrés para una chica de diecisiete años. Me muero los labios concentrándome en la hoja, convenciéndome de que sy la mejor. El móvil me vibra insistentemente en la maleta y trato de obviar el molesto sonido.

«Puedes hacerlo, Rachel» El tiempo se me agota y empiezo a desesperarme cuando presiento que no voy a terminar. Apresuro la escritura y cuarenta minutos después acabo con las manos sudorosas.

—El tiempo se agotó —el maestro me arrebata la hoja.

—Puedo revisar que...

—Se agotó, así que fuera de aquí —me reprende y tomo mi maleta yéndome afuera.

Ser la hija de un general renombrado tiene sus contradicciones, empezando porque soy la hija mayor y el sueño de mi papá es que sea como él, y yo quiero ser como él. Estamos en el año de prueba, a cada nada nos están calificando y si quiero ser un soldado prometedor debo relucir mis dotes o quedare en la lista de los mediocres que consiguen puestos por el apellido.

Recuesto la espalda en los casilleros sacando el móvil, estoy estresada y lo único que me apetece son los abrazos de una persona. Veo sus llamadas perdidas y texteo un mensaje rápido.

"Te extraño"

—¿Como te fue? —pregunta Alexandra la chica nueva que llegó hace dos meses— Sude con las últimas respuestas.

—Al igual yo —saco los libros que no necesitare.

—Eres una de las mejores, de seguro sacaras un puntaje perfecto —me dice risueña— Los maestros te tiene mucho cariño.

Alexandra es muy sociable, en el poco tiempo que lleva aquí ha buscado la forma de integrarse de la mejor manera.

—Cariño ¿Cómo te fue? —llega mi mamá, trae el cabello suelto y luce su bata de laboratorio. Es ex física en la NASA y la FEMF la contrató para que dictara unas clases de elaboración de explosivos.

—Me alegra —me besa la frente— Escuche por ahí que estas nominada a la medalla de estudiante ejemplar... Oh mira ahí viene Patrick...

Volteo a ver al chico castaño que se acerca con su uniforme de fútbol americano. Trae el casco en la mano y tiene dos líneas rojas en la cara. Alexandra se vuelve hacia su casillero y mi mamá recibe a Patrick con los brazos abiertos.

—Luci —Patrick le da dos besos en la mejilla antes de abrazarme— ¿Cómo le fue a mi chica en el examen? —pregunta.

—Bien, cariño —lo abrazo también.
                                     
—¿O sea que tengo más motivos para sentirme orgulloso de mi novia? —alardea y mamá suelta a reír.

—Se ven tan bien juntos —comenta mamá— Haré una cena deliciosa esta noche y obviamente estas invitado, Patrick.

—No me lo perderé —roza la nariz en mi mejilla.

—Los veo luego —se despide Alexandra— Tengo que...

—Planchar los uniformes de los cadetes —Patrick termina por ella.

—¿Disculpa? —se ofende la chica.

—Es el castigo que quiero imponer por tu indisciplina y llegadas tardes —sigue Patrick— El teniente Paterson me lo autorizo, así que a la lavandería.

—Solo fueron cuatro días.

—La milicia no perdona nada, linda y por ello ándate rápido antes de que sea más tarde.

Alexa abraza sus libros haciéndole caso.

—Eso fue muy cruel —comenta mi mamá.

— Es por su bien, más adelante me lo agradecerá. Linda te veo luego —me besa la mejilla— Tengo cosas que hacer, Luci ten buena tarde.

Se va y mamá se queda mirándolo con auténtica adoración.

—Amo a ese chico —me dice— Merienda algo y concéntrate en las cosas que te faltan.

—Si mami.

La dejo en el pasillo y me encaminó a la cafetería, los cadetes me saludan y los profesores me sonríen murmurando que

"Que linda y amable es la hija del general James"

"Es preciosa"

"Como me gustaría ser ella"

"Es perfecta"

Entro a la cafetería y empiezan con el

"Hola Rachel"

" Que radiante te ves hoy"

"Vote por ti para el premio"

—Gracias —les digo a todos y me acerco a la barra.

—¿Como está el ángel más bello de la central? —me saluda el chico de los licuados— Hermosa por lo que veo.

—Hola Step —me inclino a darle un beso en la mejilla— Dame una malteada de mora, por favor.

—Sale en tres minutos ¿Que tal el examen? —me pregunta— Oí que está difícil.

—Oíste bien —me vuelvo a desilusionar— Fue una jodida tortura para mis neuronas.

El móvil me vibra con un mensaje de mi novio y detengo la vista en la pantalla.

—Te hice un muffin... —el chico calla cuando me empujan a un lado abriéndose paso en la fila.

—No estorbes, James —increpan acercándose a la barra— Dos horas para pedir un jodido licuado dietético.

Las chicas de los banquillos dejan de respirar cuando el pelinegro alto se apoya en la madera, Christopher Morgan con su típico aire de hijo de puta nivel Dios. Se saca un cigarro de la boca soltando una bocanada de humo que pone a toser.

—Un café doble caliente y sin azúcar —ordena— Rápido que tengo afán.

Tira el dinero en la barra y se vuelve hacia mí, trae lentes aviador y luce el uniforme de piloto con el overol amarrado en la cintura mostrando la playera blanca que se usa debajo, de seguro estaba volando. Es mucho más alto que yo y debo alzar la cara para poder mirarlo.

—¿Cuántas neuronas perdiste nerd? —pregunta en tono de burla— Te veo más descerebrada que ayer.

—Ja, ja, ja —río con sarcasmo— Guárdate tus comentarios pendejos pandillero de mierda.

—Oh, que agresiva —finge sorpresa— Hazle caso a mi consejo y prueba una buena verga a ver si te quita lo reprimida.

—No estoy de genio...

—Tampoco lo estarás cuando sepas que no vas a seguir aquí —contesta— La vida soñada se va ir a la mierda, que miedo...

—Su café —Stefan le entrega el pedido y Christopher lo recibe tomando el muffin que se supone que era para mí, lo muerde y escupe inmediatamente en el piso.

—Está seco —comenta tirándolo a la basura y Stefan aprieta el pañuelo con el que limpia la barra— Ni para ligar sirves, pordiosero.

Ruedo los ojos cuando pasa por mi lado atropellándome con el hombro.

—¿Tu ego no cabe en el mundo o que mierda te pasa? —le reclamo.

Me saca el dedo del medio encaminándose a su mesa, es un cadete y se cree el soberano de la academia. Una chica le entrega su número y se da el lujo de desecharlo frente a sus ojos.

—Si estoy aburrido te busco —deja a la chica con los ojos llorosos.

—Ese hombre es todo lo malo del mundo —dice Stefan.

—Ni me lo digas —recibo mi malteada— Te veo luego ¿Vale?

—Te un bonito día.

Trato de localizar a mis amigas y las veo en el área donde se sientan los cadetes oficiales, Simón Miller intentando ligar con Luisa mostrándole un cómic, Brenda hablándole a Parker de su voluntariado mientras este hace un dibujo con carboncillo, Patrick comiendo tranquilo guardándose un puesto a su lado y Christopher sentado en la mesa fumándose otro cigarro.

—No se puede fumar aquí —le reclamo y se ríe.

—Calla nerd —espeta.

Toma asiento en la silla vacía y el energúmeno me arranca la maleta del hombro esculcando lo que hay adentro. Hace lo mismo cada que quiere y ya hasta me da igual.

—¿Dónde carajos escondes la marihuana, reprimida? —me dice y las chicas enarcan las cejas.

—¿Donde la guardas tú? —inquiero— ¿En tu escroto?

Me arrebata la malteada y abre mis libros.

—Patrick haz algo —se queja Luisa.

—Déjame a mí novia en paz, cabron —se queja Pack.

—Luego —le contesta a su amigo— Tu letra es un asco —comenta sacudiendo la cabeza— Y tus ecuaciones ni se digan.

—¡Ocúpate de tus mierdas y no me jodas! —exclamo— No estoy teniendo un buen día...

—¿La está molestando señorita James? —pregunta el teniente a cargo de la academia— El señor Morgan no entiende el significado de la palabra respeto.

—Le voy a dar cinco segundos para que desaparezca —lo amenaza Christopher— Y ya van tres.

El teniente apoya la mano en mi hombro y Christopher se quita los lentes fijando los ojos en ella comiéndoselo con los ojos. Tiene una mirada impactante que se torna feroz cada que algo no le gusta, mirada que ha logrado enloquecer a todas las chicas de la escuela.

—Lárgate —lo echo cuando le veo las intenciones.

—Ya oyó a la señorita, señor Morgan —insiste el maestro y Patrick se levanta.

—Vámonos —sugiere el castaño— hay trabajo que hacer.

Christopher se levanta de mala gana, seguido de Simón y Parker. El alemán le indica a Brenda que le atenderá en la tarde yéndose tras sus compañeros.

Stefan se acerca por el mismo camino y Christopher le manotea la bandeja formando un desastre con comida y platos rotos.

—¡Denle paso al animal! —grito para que todos me oigan— No vaya a ser que ataque a alguien por que se le subió la feromona.

—¡Calma amiga! —llega Laila— Que el odio daña el hígado.

—Ese pendejo ya dañó todo mi sistema digestivo.

—A todos, Señorita James —se aleja el teniente.

—Pendejo o no, es el puto amo de esta academia y está forrado en dinero.

Tiene razón, la palabra de Christopher Morgan es ley en esta academia y lo único que falta es que la gente le lama las suelas. Recibo otro mensaje de mi novio y sonrió como una idiota con el texto.

"Quiero comerme esos labios"

—Tierra llamando a la señorita tómate —comenta Laila— Patrick te tiene tontarrona.

—Mucho.

—Oye, no olvides la fogata de esta noche —me advierte Laila— Lleva al menos una botella.

—No se si pueda —recojo mis cosas— Haré voluntariado con Patrick en el geriátrico.

—Luisa di algo —se queja Brenda— Es tu mejor amiga y estas dejando que se pierda sus mejores años.

Miro a Luisa a la espera de una respuesta.

—Diviértete —contesta y me río.

—Las amo.

Me cambio preparándome para mi clase de actividad física, mis compañeros ya están en la cancha cuando llego y le doy dos vueltas a la cancha como lo ordena Parker, él ya es un cadete y debe hacer voluntariado para sumar puntos. Al final de la segunda vuelta veo que todo el mundo se aglomera en la cancha tres y corro yo tanta ver que pasa.

¡Oh sorpresa! El pan de cada día aquí, el hijo del general Morgan dándose puños en el suelo con el teniente a cargo, lo tiene contra el piso partiéndole la cara y lo único que hago es cruzarme de brazos. Esto no es nuevo ni raro.

—¡Morgan! —llega mi mamá—¡Suéltalo, ya!

—¡Vamos teniente! —se le burla Christopher— ¡No quede mal ante sus subalternos!

Se quitó la playera y los tatuajes sobresalen en su torso musculado. Dos maestros lo apartan mientras mi madre le señala la torre administrativa mientras Christopher escupe sangre en el césped sonriendo con descaro.

—Esto da para una expulsión definitiva —comenta uno de los maestros— Ya no más, Christopher

—Acaba de romper mi corazón maestro Paterson —se le burla recogiendo la playera— Voy a llorar al baño...

Se lo llevan y mamá se queda a mi lado sacudiendo la cabeza.

—Mantente alejada de él  —me advierte— Me da miedo que pueda lastimarte es demasiado agresivo.

—No te preocupes —le acaricio el brazo— Yo lo detesto igual o más que tú.

—Te amo, cariño —se despide— Y estoy muy orgullosa de ti.

Paso por el resultado de mi examen encontrándome con que me saque un diez. Laila y Luisa celebran su ocho y yo recibo la mano del maestro que me da la bienvenida al escuadrón de cadetes novatos.

—La veo en dos semanas, señorita James y siga asi.

Abrazo a mis amigas saltando con ellas, no es que me las quiera dar de cerebrito, pero ser la hija de un general y una ex física de la NASA pone cierto peso sobre mis hombros. La tarde llega y el rumor de la expulsión del hijo del general se esparce como pólvora, hay un montón de chicas lamentándose en el pasillo, los maestros están más que contentos al igual que los alumnos a los que les partió la nariz en múltiples ocasiones. Me topo con él en los casilleros no se ve mal, recoge sus cosas como si nada pasara mientras tres maestros vigilan lo que hacen.

Mamá aparece en el pasillo y me acerco al hombre que tiene el pómulo morado.

—La justicia, tarda, pero llega —hablo cuando mi mamá se acerca— ¡Llevaba meses soñando con esto!

—Yo también —comenta Luciana y Christopher se yergue frente a nosotras.

—A mí también me alegra no ver su cara de reprimidas todos los días.

—Somos vecinos, idiota —me le burlo.

—No por mucho —se va.

Abordo el auto con mamá que habla con Sara Harts por el manos libres. Le pone las quejas sobre su hijo, alargan el tema y terminan poniéndose cita para cenar. La sien me palpita con la propuesta, mamá adora a Sara, pero detesta a los Morgan y los acepta en su casa solo para que su amiga no se sienta desamparada, este tipo de encuentros casi siempre termina con alguien ofendido.

—Mi novio me recogerá hoy —le aviso cuando cuelga— Quiero que papá lo conozca de una vez.

—Le he hablado muy bien de él así que no te preocupes —me acaricia el cabello sin apartar la vista del volante— Patrick es un sol.

—Lo sé, mami —le sonrió— Mi chico es genial. Hoy iremos a prestar voluntariado en el geriátrico.

—A tu papá le va a dar un infarto —se ríe— Pero no te preocupes yo me encargo.

La empleada ayuda a preparar la dichosa cena. Mis hermanas se arreglan y yo opto por un  atuendo que pase desapercibido.

A las siete en punto bajo cuando tocan la puerta, mis hermanas ya están en el comedor y papá a eligiendo el vino mientras mamá le da los últimos toques a la cena.

Vuelven a timbrar y aprieto el paso a la puerta.

— Buenas noches —Sara sostiene una tarta, Alex Morgan está a su lado serio y su hijo esta recostado en el umbral.

—Buenas noches señores Morgan —me abro paso para que sigan

—Están en su casa.

—Gracias, linda —sigue Sara seguida de su familia. La empleada sirve la cena mientras tomo asiento frente al hijo de Alex, que me dedica una de sus miradas despectivas.

—Lamento lo de tu expulsión, Christopher —comenta Papá.

—No lo lamente que a mí me da igual —contesta molesto.

—Veremos si te da igual cuando te estés en Nueva Guinea con Roger y su despiadado entrenamiento —comenta Alex— Si creiste que todo sería fácil estas muy equivocado.

—Es algo que estamos pensando todavía... —se mete Sara.

—¡Yo no tengo que pensar nada! —se impone Alex— Se va y eso ya no tiene discusión.

Todos miramos a Christopher que no se inmuta.

—Lo que tú digas, Alex —es lo único que dice.

Termino mi cena justo cuando vuelve a timbrar.

—Vinieron por mi —me levanto impaciente— A Patrick se le hizo tarde la cena, pero me llevara al voluntariado en el geriatrico.

—Cariño, deja que siga y nos salude —pide mi mama.

—Llego el novio de Rachel —aplaude Sam.

—No me agrada —se queja papá.

—Rick, ni siquiera lo has visto —lo regaña mamá.

—Si va a tener las manos sobre mi hija no me va agradar ni ahora ni nunca.

La empleada le da paso al chico castaño que entra con pantalones clásicos y un jersey sobre los hombros. Trae un peinado de medio lado y una sonrisa que deslumbra a todos.

—Familia buenas noches —saluda.

—Él es Patrick Linguini —le doy un beso en la mejilla— Mi novio. Patrick ellos son la familia Morgan ya los conoces —señalo a los miembros de mi familia— Y mi papá que no has tenido la oportunidad de conocerlo.

Les dan un apretón de manos.

—Gusto en conocerlos, señor James.

Papá lo mira mal.

—Mantén las manos y el pito quieto —advierte.

—Rick no seas pendejo —se mete Christopher— Si es el novio es obvio que ya la desfloro.

—Cállate maldita sea —espeto— No te metas en nuestros asuntos.

Se burla.

—Solo digo la verdad...

—Mi hija no es asi —se mete mamá— Rick y yo confiamos en ella.

—Qué lindo —sigue con la burla.

—Nos vamos —aviso— El turno va hasta las seis, así que nos vemos en la mañana.

Les doy un beso a cada uno.

—Diviértete —me dice mi mamá y papá tuerce los ojos llevándose a Patrick, a la famosa charla.

—Yo también me voy —se levanta Christopher.

—Estas castigado —le dice Sara.

—Aja —se encamina a la sala— Tengo dos polvos que me esperan a la orilla de la laguna.

—Christopher —lo regaña Alex.

—Adiós —se va.

Mamá me acompaña al auto cuando papá acaba con la "Charla".

Le doy un beso en la mejilla dejando que Patrick me abra la puerta.

—Cuidala mucho —se despide mamá.

Patrick arranca el descapotable y fijo los ojos en el espejo retrovisor hasta que pierdo de vista la mansión. Entramos a la carretera en inmediatamente me quito el suéter quedándome con el vestido que usaba a modo de falda, lo acomodo con el fin de que, de una buena vista de mis muslos, arreglo el escote, me suelto el cabello y me engancho la cazadora que me entrega Patrick.

Saco mi neceser de maquillaje de la guantera delineándome los ojos, aplico rimel, labial y le doy volumen a mi cabello. Patrick sale de la carretera y frena en seco cuando la moto deportiva se atraviesa.

Abro la puerta del vehículo mientras el motociclista se quita el casco, camino decidida mientras sus ojos me recorren de arriba abajo, acorto el espacio y me arrojo a sus brazos besándolo con fiereza mientras me rodea la cintura con los brazos.

—¿Cómo que dos polvos a la orilla de la laguna? —le reclamo cuando me suelta.

—Relájate, eres la oficial —me vuelve a besar dejando que mi lengua nade en su boca.

—No coman delante del hambriento —se queja Patrick.

—Te luce la pinta de nerd con cara de tener un palo en el culo —le grita Christopher y Patrick arroja el suéter quitándose la camisa, en menos de nada se cambia y luce una playera negra con vaqueros rasgados.

—Me debes la vida cabron —espeta— Tengo dos ligues, asi que ni se les ocurra joderme el resto de la noche.

Christopher me abraza y escondo las manos dentro de su chaqueta, de todo nuestro circulo social Patrick y Luisa son los únicos que saben de lo nuestro. Luisa porque no le guardo secretos y Patrick porque nos vio abrazados y con ropa en la fiesta de cumpleaños de Harry.

Beso el mentón de mi novio problemático.

—Dilo —me pide Christopher y acuno su cara empinándome a besarle la boca.

—Te amo mucho.

Lo idolatro desde que tengo uso de razón, hemos sido vecinos toda la vida y aunque es un puto conflictivo me hizo caer en su maldito encanto, llevamos dos años de noviazgo a escondidas, él secuela en mi casa y yo me cuelo en la de él cada que se puede. Mi mamá no lo tolera y por ende debo fingir que lo detesto o me enviara a la Conchinchina, jamás aceptara que su hija ejemplar ande con el sujeto más conflictivo de la FEMF. Patrick es una coartada para que no crean que ando con alguien y no se me acerque nadie a ligar. Estaba cansada de espantar a todo el mundo con el miedo de que Christopher le parta la cara a alguien.

—Falta poco para la pelea —me dice— Vamos.

Subo a la moto abrazándole la espalda mientras enciende y acelera adentrándose en el tráfico concurrido de la ciudad.

Atravesamos el comercio y entramos a la zona industrial llena de bodegas y camiones.

Estaciona tomándome de la mano y me detengo a besarlo antes de entrar.

—¿Qué necesidad hay de esto? —le digo— ¿Por qué ir por el lado malo sabiendo que si te portas bien tienes un futuro asegurado? Ambos tenemos un futuro asegurado.

—¿Eres feliz portándote bien? —indaga— Siendo la hija ejemplar y aceptando ordenes todo el mundo.

Bajo la cara, la verdad es que enamorarme de él es una montaña rusa de emociones que no tendré con nadie más. Lo abrazo llenándome de su loción, aún recuerdo ese primero beso en la piscina de su casa.

Estaba furiosa porque su perro le mordió la pata a mi gato y fui a reclamar como una maniática, pero termino empujándome a la piscina, salí con más rabia y volvió a arrojarme hundiéndome con él, en medio del forcejeo me beso y como ya estaba colada los sentimientos me traicionaron y termine correspondiendo.

—Ahora te veré menos  —le reclamo.

—Al contrario —baja las manos por mi cintura ahuecando mi trasero— Ahora nos veremos más.

Me adentra en la bodega y me aferro a su mano cuando la multitud nos absorbe, estamos en territorio mafioso y la mayoria de hombres se centran en mi mirándome con hambre, es molesto, pero no me da miedo primeramente porque me se defender y Christopher es capaz de acabar con todos si lo sonsacan.

Un hombre nos guía a un cuarto aparte y Christopher se niega a la petición de que me quede afuera.

—¡Viene conmigo!  —impone y los dos gorilas le abren paso.

Entramos a un sitio lleno de lámparas de gas, hay hombres trajeados por todas partes, todos armados y atentos resguardando a una sola persona, a un solo hombre. Se apartan mostrando al sujeto que yace sentado frente a una mesa llena de armas. El pánico me recorre la espalda cuando mis ojos se encuentran con los suyos, son de un negro intenso y él tiene un aire sombrío que acojona.

Me percato de su altura cuando se levanta arreglándose las solapas del traje concentrando la mirada en mi rostro. Nunca me habían mirado asi, con tanta elegancia y maldad al mismo tiempo. Me repara de arriba abajo y me siento entre la espada y la pared cuando detalla hasta mi ropa.

—¿Se te perdió algo? —inquiere Christopher levantando el mentón— ¿Se parece a tu puta madre?

El hombre curva los labios demostrando osadia.

—¿Estas tenso?

—No me gusta que te comas a mi novia con los ojos —espeta Christopher.

—Lo lamento —rodea la mesa, se posa frente a mí y extiende la mano.

—Me presento principessa —su acento es italiano— Soy Antoni Mascherano, tu fiel servidor.

Besa el dorso mirándome nuevamente a los ojos, Christopher me aparta y el hombre vuelve a sonreír.

—Es muy bella —ladea la cabeza— ¿Cómo se llama?

—Se llama: Te importa una puta mierda —responde el cadete— A lo que venimos.

—Claro —responde el italiano— La apuesta es de 20 millones, por cinco minutos en el ring, el que sobreviva se lleva el dinero.

—¿Contra quién es?

—Bartolomé, un reo de la bravata Romanov.

Christopher asiente.

—¿Vas a pelear con un reo? —le pregunto cuando me entrega la chaqueta— Christopher...

—No va a pasar nada —dice el italiano —El sabe lo que hace.

Su acento me sigue erizando la piel. Y Christopher acorta el espacio tomándome la cara.

—Escúchame  —habla despacio— Espera en la tribuna y no permitas que nadie te ponga las manos encima, si llega a pasar grita y subiré enseguida.

Observo al hombre de negro sentado en el borde de la mesa.

—Vámonos —me aferro a su mano— No tienes que hacer esto.

—Tres minutos para la pelea —avisa un hombre con la cabeza rapada y Christopher acuna mi cara besándome antes de partir.

Abrazo su chaqueta cuando se aleja, los hombres trajeados desaparecen y me quedo sola con el italiano que se acerca reparándome de pies a cabeza. Feo no es, de hecho, es atractivo con el cabello peinado hacia atrás y el traje de diseñador exclusivo. No aparenta más de veintidós y me sigue observando con detalle.

Se levanta y retrocedo cuando lo noto demasiado cerca, el extiende la mano tocándome el cabello.

—Tu nombre, principessa —pide.

—Eso no le interesa..

Quito sus manos y me muestra una sonrisa macabra.

—Ven conmigo o las hienas de afuera te comerán.

Vuelvo abraza la chaqueta de mi novio siguiendo al hombre de negro. Algo me dice que si no lo hago me ira peor.

La pelea es en una jaula y me poso en el barandal de la tribuna privada mientras el italiano se queda a mi espalda, no lo estoy viendo, pero siento el peso de su mirada sobre mí, como respira grandes bocanadas como si quisiera llenarse de mi aroma. Aprieto los dientes cuando ponen a Christopher contra el piso llenándolo de golpes.

—¡Joder! —se siente como si los recibiera yo— ¡¿Qué estas esperando para derribarlo! —le grito y logra cambiar los papeles.

Cuento los segundos en el reloj y tenso los músculos cuando el hombre no cae. Me tapo cara desesperada, es una pelea inhumana y la sangre salpica aquí y allá.

—¡Christopher, derríbalo ya maldita sea! —sigo gritando.

Puede hacerlo, no es ningún pelele ni ningún novato.

Me apartan el cabello de la espalda y acto seguido siento el cuerpo caliente que me cubre la espalda.

—Hueles bien —el italiano respira hondo hundiendo la nariz en mi pelo inmovilizándome en el acto.

Paso saliva moviéndome a un lado y toma mi brazo impidiéndome la huida.

—No temas pequeña, al menos no todavía.

Aparto el brazo con rabia, suena la campana y anuncian a Christopher como el ganador. Me siento en medio de un duelo cuando los mafiosos de la otra tribuna cruzan mirada con los italianos. Un rubio de cabello largo vs el italiano sombrío que en vez de mirar a su enemigo se concentra en mi.

—Tu novio te espera abajo —una mujer me entrega una bolsa llena de dinero.

—Hasta luego, bella —susurra el italiano.

Me guían entre la multitud y bajan al sótano, Christopher está en una silla quitándose los guantes y me arrojo abrazar su cuerpo sudoroso.

—¿Estas bien? —le reviso los golpes. Asiente antes de besarme y me ubico entre sus piernas.

—Tardaste mucho, tenía el puto corazón en la boca —abro la bolsa llena de dinero— Pero bueno, ahora tienes 20 grandes, ahora puedes comprarte los lujos que te eleven el ego.

—Es de los dos.

Me levanta obligándome a abrirme de piernas sobre él, reparte besos por mi cuello y va bajando por mis muslos hasta esconder la mano bajo mi vestido. Le lleno la cara de besos dejando que sus dedos diestros me toquen por encima de la tela.

—Quiero —susurra apartando la tela y medio me levanto dejando que se saque la polla. Acomoda el glande en la entrada y nos besamos mientras bajo poco a poco, el tamaño aún resulta doloroso, pero una vez adentro suelo dilatarme abarcando todo. Posa las manos en mis caderas cuando me muevo de adelante hacia atrás y me quito la cazadora sacando los brazos del vestido. Los pechos me quedan a la intemperie y su lengua los acaricia mientras salto sobre él, muerde con la cara recostada entre ellos y me arde la piel cuando sus manos se pasean a lo largo de mi espalda.

—No hay preservativo —gimoteo— Tienes que terminar afuera.

No me pone atención y por mi parte me hundo en el éxtasis que emana de mi cuerpo, lo abrazo con fuerza y mis ojos viajan a la ventana petrificándome al ver el hombre que nos observa en la ventana con la mano metidas en los bolsillos, Christopher me sigue moviendo y no doy para hablar. Es el italiano el que nos observa con morbo tocándose los labios. El pudor me abandona cuando la polla de mi novio se hincha y mi coño se encoge listo para el orgasmo, jadeo enterrándole las uñas en los hombros mientras Antoni mira con detalles como Christopher se me come las tetas. Arqueo la espalda cuando me corro y segundos después su tibieza empapa mi coño.

—Me voy a Italia —confiesa en medio del bajón de adrenalina— Mañana es mi último día en Londres.

PALABRAS DE EVA: Imaginen el resto jejejejeje

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