Impuros

By evelynxwrites

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Dara es un ángel que desea conocer el placer y Kellen un demonio, que está dispuesto a mostrárselo. ✤♡✤ Dara... More

intro
sinopsis
personajes
prologo
parte I
capitulo 1
capitulo 2
capitulo 3
capitulo 4
capitulo 5
capitulo 6
capitulo 7
capitulo 8
capitulo 9
parte II
capitulo 10
capitulo 12
capitulo 13
capitulo 14
capitulo 15
capitulo 16
capitulo 17
capitulo 18
capitulo 19
capitulo 20
parte III
capitulo 21
capitulo 22
capitulo 23
capitulo 24
capitulo 25
capitulo 26
capitulo 27
capitulo 28
capitulo 29
capitulo 30
capitulo 31
capitulo 32
capitulo 33
capitulo 34
capitulo 35
capitulo 36
capitulo 37
capitulo 38
capitulo 39
capitulo 40
epilogo
LIBRO DOS
Noticia
Plantilla de lectura

capitulo 11

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By evelynxwrites

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KELLEN

El aroma a café caliente me lleva directo hacia la cocina, donde Bea y Azael están en la mesa, tomando el desayuno. Además de café, tenemos copos de cereales y tortitas americanas, LA especialidad de mi hermano. Aprendió a cocinar en su trabajo, pero acá lo hace solo cuando está de buen humor. Mi padre no está, así que supongo que es el motivo del clima armonioso.

Azael se burla de mí por aparecer sobre la hora. Y es cierto, no desperté hasta que la alarma del celular sonó por séptima vez. Le explico que anoche tuve que atender a un cliente que ofreció el doble de dinero si acababa el tatuaje en una sesión. Acepté. A pesar de que llevó bastante tiempo, obtuve de inmediato el efectivo.

—¿Cuándo aceptarás hacerme un tatuaje? —interrumpe Bea. Ha visto cómo le hice algunos a Azael y está convencida de que ella será la siguiente.

—No lo sé. Cuando tengas como dieciocho, tal vez —digo, un tanto bromeando.

—Veintiuno —corrige Azael.

—Eso es mucho tiempo —bufa la contraria—. Le diré a Enzo que lo haga.

—Que lo intente —me encojo de hombros. Sé que no se atrevería. El ruido en la escalera hace que desvíe la mirada hasta ese punto y reconozco a Levi, bajando aún en pijamas—. Hey. ¿Por qué no estás vestido para ir a la escuela?

Levi se frota los ojos, todavía somnoliento.

Silencio.

Azael continúa devorando el desayuno. Bea observa al más chico con desaprobación.

—No voy a ir.

—Levi, ya hablamos sobre esto. Ve a cambiarte.

—No puedo ir —se aproxima a la mesa, toma asiento y lleva un vaso con jugo de naranja.

—¿Cómo que no puedes ir? —trato de entender, aunque lo más probable es que solo esté jugando conmigo. Sin embargo, el silencio prevalece.

La expresión de Bea habla por sí sola. Ella sabe lo que está pasando, pero espera que su hermano hable primero. Sin embargo, Levi corta un pedazo de tortita americana y se la lleva a la boca.

—Bueno, si tu no hablas, lo digo yo —advierte la chica—. Lo suspendieron por golpear a un compañero y luego gritarle a un profesor que la escuela es una pérdida de tiempo.

No necesito más detalles. Reconozco que Levi se está convirtiendo en un adolescente rebelde e incontrolable, que se las rebusca de cualquier manera para salirse con la suya. Me recuerda a mí mismo.

—Era un idiota —se justifica, mientras continúa disfrutando el desayuno—. Ahora tengo todo el día para jugar —sonríe, victorioso.

—No vas a quedarte todo el día aquí solo.

—¿Ah no? ¿Y quién va a vigilarme? ¿Papá? —se jacta, sabiendo que Arthur es un hombre que no funciona la mayor parte del tiempo. Veo de reojos a mis hermanos, esperando que alguno ofrezca ayuda para lidiar con el problema, pero se desentienden.

—Imposible. Tengo doble turno en la cafetería —responde Azael, que se pone de pie para buscar su chaqueta y marcharse.

—No puedo. Tengo club de lectura después de la escuela —Bea hace a un lado las sobras del desayuno y también se levanta apresurada, pendiente del reloj.

La casa queda vacía. Somos Levi y yo, frente a frente. Él sostiene la actitud despreocupada, de seguro internamente está festejando porque tendrá la tarde entera para pasarla con los videojuegos. Lo que puede ser un gran plan también puede acabar en un sentimiento de soledad. No quieres pasar tanto tiempo solo. No quieres sentir que el resto se olvida de ti porque tiene mejores cosas que hacer. No cuando tienes trece años.

—Date prisa. Me vas a acompañar al trabajo —le hago saber.

—Pero...

—No se habla más —concluyo, antes de que utilice sus dotes de manipulación.

Al menos, trabajar en una casa de familia me da una ventaja. Supongo que, si los Lawson son tan colaboradores y comprensivos como dicen ser, no les molestará que Levi esté conmigo.

✤♡✤♡✤♡✤

Caminamos a la par y lo escucho gruñir un par de veces, enfadado porque ha tenido que acompañarme. Le dije que intentara no causar ningún desastre, pero no obtuve una respuesta concreta. Más bien, miradas de odio e indiferencia.

—Puedo denunciarte por explotación infantil, ¿sabes? Tengo derechos —finalmente lo escucho, cuando estamos a una media cuadra de la casa.

Freno en seco.

—No vas a trabajar —le aclaro—. Pasarás el rato conmigo, eso es todo —cansado de discutir, me inclino hasta quedar a su altura—. No puedes darte el lujo de que te suspendan en el instituto, Levi. ¿Recuerdas lo que te expliqué el día después que robaste la billetera?

A regañadientes, asiente.

—Lo sé. No te voy a denunciar —se retracta, haciéndome reír con sus ocurrencias. Entonces, chocamos puños y seguimos el trayecto.

El día después que robó la billetera de Dara, le expliqué lo peligroso que puede ser llamar la atención de la policía o en este caso, de las autoridades del instituto. Si se detienen a investigar el caso a fondo, podrían descubrir que mamá no está o que papá es una especie de vagabundo que se la pasa borracho la mayor parte del tiempo. Eso los obligaría a intervenir y tanto Levi como Bea podrían acabar en un hogar de acogida o en un instituto de menores. Lejos de casa.

Gran parte de mi vida se basó en evitar eso. No dejaré que ocurra.

DARA

Se suponía que revisábamos un catálogo de decoración, cuando Kellen apareció en el jardín y no pude evitar dirigirle una mirada. Levi apareció tras él, lo que me sorprendió, pero también me hizo dar cuenta que tienen el mismo modo de caminar. ¿Por qué lo habrá traído?

Trato de fijar la atención en el asunto que debería importarme, porque no olvido que Tobías está a mi lado, esperando que le dé una respuesta. Llegó esta mañana enviado por su mamá, que se está ocupando de la decoración y necesitaba que eligiéramos una temática y paleta de colores.

Obviamente, no están todas las opciones. Ella pre-seleccionó las que consideró adecuadas.

—Es la tercera vez que lo repasas —me recuerda, apoyándose con cansancio sobre la mesa del jardín. Decidimos desayunar al aire libre para tener más privacidad, aunque mamá de tanto en tanto, pasa a echar un vistazo—. ¿Dara?

—Ah, sí. Lo siento.

Tobías, molesto, voltea para averiguar lo que se está robando mi atención. Kellen, en el otro extremo del patio, viste una camiseta arremangada en los brazos y se dedica a armar un sillón que Anna compró para tomar sol. De vez en cuando, Levi lo ayuda.

—¿Estás viendo a ese tipo?

—No —miento—. Solo trato de decidir.

—Bien. Pero apresúrate porque tengo que ir a trabajar. ¿O prefieres que lo decida por ti?

—¿Sabes qué? Sí. Elije tú. Me gustan todos —sonrío con falsa satisfacción. Hay una parte de mí que solo quiere deshacerse de él para ir a lo que realmente importa.

Es un sentimiento oscuro, que, a la vez, me hace sentir que tengo el poder.

El poder de hacer con mi vida lo que se me dé la gana.

—Muy bien. Entonces le diré a mi madre —hace saber—. Ya me voy. Dame un beso.

Tobías se pone de pie, esperando la despedida. Así que me levanto, me aproximo y dejo un beso casto sobre sus labios. Por un instante, creo que Kellen nos vio. Aunque no estoy segura.

Nuevamente experimento esa sensación sombría, pienso: ojalá nos haya visto y ahora mismo, esté deseando estar en su lugar.

Por un largo rato, finjo que continúo desayunando en el patio, pero lo cierto es que ya terminé el café, las tostadas y la fruta, incluso también bebí el exprimido de naranja. Sigo ahí esperando que me note, que se dé cuenta de mi presencia, que se acerque para provocarme o decirme alguno de sus estúpidos chistes. Lo estoy esperando.

Sin embargo, Kellen permanece sumido en su trabajo. Se ocupa del sillón y de hacer el resto de arreglos en el jardín que papá le pidió. No dejo de divisar como su hermano lo sigue por detrás, sin saber muy bien que hacer, aburrido. No pregunté qué pasó, pero no necesito mucha información para adivinar que está aquí porque no tenía a otro sitio a donde ir.

Junto valor y me acerco.

—Hey.

—Hola —recibo su saludo seco y conciso.

—Hola Dara —responde el más chico, con total naturalidad.

—¿Necesitas algo? —pregunta Kellen, tratándome como si fuera un miembro más de la familia y no la chica que besó a escondidas en dos ocasiones.

—Solo... Me preguntaba si Levi quería comer algo. ¿Quieres? También podemos buscar algo para entretenerte —le propongo, con intención de ayudar.

Levi parece un tanto entusiasmado, pero primero busca la aprobación de su hermano mayor, que asiente, aunque no luce tan convencido.

Tengo que disimular la decepción porque esperaba recibir algo más por parte de Kellen, mientras guio a Levi hacia el interior de la casa. Mamá y Sarah están estudiando en la sala destinada a eso y Anna se marchó con papá a la institución, para trabajar en las cátedras sobre religión que ella planea dar.

—¿Tienes videojuegos? —indaga, observando todo a su alrededor.

—Lamento decepcionarte, pero no. Solo tengo una laptop para estudiar —comento—. ¿Te gustan los juegos de mesa? De esos tenemos un montón.

El chico arruga la nariz.

—Me aburren.

—¿Alguna vez jugaste a uno?

—No, en realidad no.

—Entonces deja que te muestre. Puede ser divertido —le aseguro; además, es uno de los pocos entretenimientos que tenemos en la casa. Podría inventar otra clase de juegos, como lo hacíamos con mis hermanas cuando éramos niñas, pero Levi no es tan pequeño.

—Como sea —se encoge de hombros, sin demasiado interés.

Antes de buscar los juegos, le preparo un sándwich y un exprimido de naranja. Y mientras lo devora gustoso en el comedor, me marcho un momento hacia la habitación, hurgando el estante juegos. Damas, ajedrez, domino, ludo y monopoly. Me decanto por el último, porque recuerdo la forma en que nos hacía chillar y pasar largos ratos entretenida con mi familia. Jugar monopoly cada sábado por la noche, hasta no hace mucho tiempo, era lo máximo.

Sostengo la caja y desciendo las escaleras, para dirigirme al comedor.

Me detengo un poco antes, tras contemplar a mi madre de espaldas, sentada frente a Levi. Están conversando.

—Un jovencito como tú, ¿no tendría que estar en la escuela?

—Me suspendieron —le responde—. Por eso Kellen me trajo con él.

—¿Y tus padres?

—Papá está por ahí. Le gusta ir al bar. Mi mamá nos dejó cuando yo tenía como seis años.

—Dios mío.

—¿Dónde se metió Dara? Dijo que íbamos a jugar.

—Sí, aquí estoy. Yo sigo, mamá —interrumpo, para evitar la actitud que tiene mi madre cada vez que se <<compadece>> de la gente. Intenta convencerlos de asistir a las reuniones de la iglesia; su motivación depende de la persona que tenga en frente. Seguramente, a Levi le hablaría sobre lo divertido de los campamentos y las reuniones de jóvenes donde escuchan música cristiana y hablan sobre la palabra de Dios.

—¿Segura? Me puedo quedar con ustedes —ofrece.

—No, está bien. Ahora estás ocupada con Sarah.

—Tienes razón.

Mamá se despide de Levi y nos deja solos. Regreso a mi asiento, muestro el juego y lo apoyo en medio de la mesa. En mi interior, no puedo evitar sentirme movilizada por lo que contó Levi. Ahora tengo otra perspectiva y empiezo a comprender aspectos de Kellen que no conseguía aclarar. Empiezo a entender lo que quería decir Tali cuando mencionó que <<nunca la tuvo fácil>>.

Sus padres están ausentes y él es quien lleva adelante la familia.

Se me comprime el corazón deseando poder correr hacia él y darle un abrazo.

—¿Vamos a jugar o no?

—Sí —carraspeo, tratando de aclarar la voz—. Sí. Pero primero, tienes que aprenderte las reglas —sonrío al notar su mirada atenta.

Creo que nos llevaremos bien.

✤♡✤♡✤♡✤

Corro hacia el living riendo, persiguiendo a Levi que se adelantó con mis billetes. No quiere dejarme contar cuánto dinero reuní, porque sabe que resultaré ganadora y al chico, no le gusta nada la idea de perder. Lo atrapo por detrás, carcajea, y busco llegar hasta sus manos para arrebatarle el efectivo falso.

—¿Levi? Nos vamos —Kellen irrumpe, su voz profunda corta el ambiente, las carcajadas se deshacen y ambos nos quedamos en silencio, recuperando la postura.

—¿Ya?

—Sí. Mi horario está a punto de acabar.

—¿Te ayudo a guardar? —se ofrece Levi.

—No. Está bien. Lo hago yo.

—Gracias por cuidarlo —larga el rubio, cuando finalmente está cerca de la salida. Levi también me saluda y se retira antes, ansioso por salir.

—No fue nada —digo sincera; Levi aparenta ser un chico difícil, pero al final, fue sencillo entenderse y encontrar la manera de pasar un rato agradable—. Kellen... —lo llamo, antes de dejarlo marchar. Otra vez reúno valor suficiente y sin pensarlo demasiado, lo largo—. ¿Van al Éxtasis mañana?

Kellen hace una pausa y toma una respiración.

—Ya basta, Dara. ¿No deberías estar ocupada planeando tu casamiento? —insinúa y no sé cómo interpretar eso. Me descoloca. Fue un duro golpe de realidad que me dejó por el suelo.

Y como si eso fuera poco, se va, dejándome también con un montón de palabras atragantadas. Él, que se jactaba tanto de la libertad y de la ausencia de límites, de repente le importa que esté por casarme. ¿Por qué?

De todas formas, no dejaré que me detenga. Mañana iré a divertirme al Éxtasis con él o no.

✤♡✤♡✤♡✤

KELLEN

Levi se pasó todo el camino hablando de lo divertido que fue pasar el rato con Dara, a pesar de lo ansioso que estaba por llegar a casa a jugar videojuegos. Reconozco que, cuando la castaña se lo llevó, no tenía demasiada fe. Estaba seguro de que no podría controlar la energía de mi hermano, que acabaría causando algún lio y ella, perdiendo la paciencia.

Por ende, me sorprendió la escena que contemplé. Quedé mudo.

Ella lo persiguió hasta atraparlo, lo removió un poco entre sus brazos mientras se reían a carcajadas, como dos personas que realmente están pasando un buen rato. Levi estaba siendo feliz, pero ella... Había algo en esa sonrisa que me quitó el aliento.

Me idiotizó.

Y percibí que tal vez, la atracción que siento hacia ella ya no sea únicamente física. Sí, quiero tocarla y hacerle gritar mi nombre mientras pide por más, pero también quiero decir alguna estupidez y hacerla sonreír.

Lo que es imposible: Dara está comprometida con otro.

Supongo que solo tendríamos algo físico y ahora mismo... Soy un completo desastre.

Por eso la traté así de mal, por eso la alejé y no la invité al bar. Prefiero no tener nada, a correr el riesgo de perder la cabeza... y mucho más. 

✤♡✤♡✤♡✤

NOTA DE AUTORA: ¡Hola! Estoy apareciendo bastante seguido (espero no cansarlas ni que me odien jajaj). Por fa, háganme saber si les está gustando la novela, si la están odiando, si les gustan o no las actualizaciones seguidas. Es que últimamente estoy muy inspirada y me dejo llevar (además tengo tiempo libre). Así que de verdad espero que la estén disfrutando ♥.

¿De qué personaje les gustaría saber más? ¿Tienen algún otro ship? (además de Dara y Kellen). 

Espero leer sus respuestas <3. 

Que tengan una linda semana. Gracias por leer :). 

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