El Rey Oscuro [En Librerías]

By JessRe

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"El miedo es poder" More

¡El Rey Oscuro en librerías!
Sinopsis 👑
Prólogo 👑
Capítulo 1 👑
Capítulo 2 👑
Capítulo 3 👑
Capítulo 4 👑
Capítulo 5 👑
Capítulo 6 👑
Capítulo 7 👑
Capítulo 8 👑
Capítulo 9 👑
Capítulo 10 👑
Capítulo 11 👑
Capítulo 12 👑
Capítulo 13 👑
Capítulo 14 👑
Capítulo 16 👑
Capítulo 17 👑
Capítulo 18 👑
Capítulo 19 👑
Capítulo 20 👑
Capítulo 21 👑
Capítulo 22 👑
Capítulo 23 👑
Capítulo 24 👑
Capítulo 25 👑
Capítulo 26 👑
Capítulo 27 👑
Capítulo 28 👑
Capítulo 29 👑
Capítulo 30 👑
Capítulo 31 👑
Capítulo 32👑
Capítulo 33 👑
Capítulo 34 👑
Capítulo 35 👑
Epílogo 👑
Extra [01]
Extra [02]

Capítulo 15 👑

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By JessRe

Alayna

Sabrina era escandalosamente hermosa.

Su personalidad no tenía nada que ver con la dulzura de Eloise, ni hablar de su aspecto. Piel oscura, ojos cafés claros y los rizos en su cabeza eran abundantes. Su maquillaje estaba hecho a la perfección, pestañas largas y gruesas. Hacían una pareja muy bonita. Eran tan adorables juntas.

—Así que tú eres Alayna Novak—Una sonrisa recorrió sus labios color carmesí, su mano se posó en su cadera mientras me miraba—. Eloise me dijo que eres atractiva, pero no imaginé que tanto. Bienvenida a casa.

—Gracias—respondí—. Admito que tampoco esperaba una mujer como tú. A Eloise le encantan las chicas dulces.

La pelirroja se sonrojó y Sabrina se rió más alto.

—No creo que tú seas dulce.

—Definitivamente no lo soy.

—Ustedes dos se llevarán muy bien—comentó Eloise, relajada—. Vamos a cenar y después continuarán con las presentaciones. La comida se está enfriando.

Me tragué la ola de nervios y traté de sonreír. No olvidaba que había hombres vigilándonos, pero haría un esfuerzo para no complicar mi estadía. Necesitaba hablar con Irina y dejarle claro que no la consideraba una enemiga. Ya tenía su número gracias a Caleb.

—Pensé que esta noche iríamos juntas al restaurante—Sabrina hizo un mohín.

—Tenemos una invitada que no podemos ignorar—dijo Eloise—. Además, cociné tus platos favoritos. No me digas que lo vas a rechazar.

Sabrina acarició su mejilla.

—Nunca desperdiciaría tu comida, amor.

El intercambio de palabras trajo oleada de culpa. No podía quedarme aquí mientras el caos estaba a punto de estallar. No quería arruinar la hermosa familia que ellas habían construido juntas. Mi presencia sobraba.

—No se preocupen por mí—dije—. Estaré bien, vayan tranquila.

—No, no, no—Eloise me tomó de la mano y nos llevó a ambas al comedor—. Me esmeré con la langosta y las ensaladas. Por favor, siéntense y coman.

Sabrina levantó las manos en alto con una sonrisa.

—Será mejor que comamos, Eloise enojada da mucho miedo.

Me reí.

—Lo sé por experiencia propia.

—Tontas—protestó Eloise y nos sentamos una cerca de la otra.

La mesa tenía puestos para cuatro personas, decorada con flores y velas. Había dos bandejas llenas de mariscos, ensaladas y buen vino tinto. Mi apetito se hizo presente gracias al delicioso aroma. Agarré una servilleta y la extendí en mi regazo mientras Eloise llenaba mi plato. Ella sabía que amaba su comida y la cantidad de porción que consumía.

—Huele muy bien—La alagó Sabrina—. Nuestro restaurante es el más concurrido de la playa por alguna razón. Estamos muy orgullosas de ella.

Corté un pedazo de marisco y mastiqué. Mmm... había pasado un tiempo desde que tuve algo decente en mi estómago. Nada como la comida hecha por Eloise Pradelli. Empezó siendo una camarera en Italia y ahora tenía su propio restaurante en Sídney. Estaba orgullosa de ella.

—Sé que trabajaron muy duro—dije después de tragar.

Eloise puso su mano sobre la mía.

—También te llevas gran parte del mérito.

—Para nada—Me apresuré a responder—. Todo es sobre ti y la buena voluntad de Sabrina. Supieron invertir muy bien.

Le había dado dos millones de dólares para que pudiera rehacer su vida sin problemas económicos. Eloise se negó al principio, pero yo no aceptaba un no como respuesta cuando se trataba de ella. No quería que se preocupara por el dinero.

—Realmente eres otra persona—Se rió Eloise—. Qué modesta.

Mis dedos se tensaron alrededor del tenedor y comí en silencio. No podía tranquilizarme cuando mis sentidos sabían que en cualquier momento todo se iría al demonio. Un tiro podría atravesar la ventana y arruinar la poca paz que sentía.

—Mañana podemos darte un tour por la ciudad—dijo Sabrina—. Es mi día libre y me encantaría que conozcas el restaurante. Preparo los mejores postres.

Bebí un sorbo de vino y enarqué una ceja hacia Eloise. ¿Realmente no le puso al tanto de cuán grave era la situación? Nadie estaba a salvo y arriesgarnos no era lo ideal.

—Preferiría quedarme y ver una película con ambas. ¿Qué les parece?

—Oh, vamos, no seas aburrida. ¿Dónde están tus maletas? ¿Cuántos días planeas quedarte?

No lo había pensado con exactitud. El viaje fue algo desprovisto y hasta impulsivo. Solo quería matar al primer irlandés que se atravesara.

—Una semana como máximo. Puedo comprarme ropa en cualquier tienda.

Sabrina me evaluó.

—Tienes más curvas, pero supongo que mi ropa va a funcionar.

Forcé una sonrisa.

—Gracias.

—Aquí pasamos los días vestidas en bikinis. No necesitamos mucho cuando tenemos el mar y el fantástico sol.

—Nunca te he visto en bikini—bromeó Eloise, mirándome.

—Disfruto más el invierno—Me encogí de hombros.

—Te enseñaremos a amar el verano. El bronceado te quedará estupendo.

Le ofrecí otra sonrisa sin contestar y me limité a comer. Los siguientes minutos las escuché hablar sobre sus anécdotas románticas. Se habían conocido hacía un año en la playa. Eloise no sabía surfear y Sabrina le enseñó. Pronto los encuentros fueron más frecuentes y se enamoraron perdidamente.

—¿Qué hay de ti? —interrogó Sabrina—. ¿No te espera alguna chica u hombre por ahí?

Eloise le dio un codazo.

—Sabrina...

—¿Qué?

Traje una crujiente papa a mi boca.

—No me espera nadie —respondí después de segundos—. Vivo mi vida al límite.

—¿A qué te dedicas?

Maldita sea, tantas preguntas estaban irritándome. La mirada nerviosa de Eloise me hizo saber que ella no le contó casi nada sobre mí lo cual agradecía.

—Soy azafata, pero decidí tomarme un descanso—mentí.

—Debe ser precioso viajar constantemente. Es una profesión envidiable.

Solo viajaba cuando tenía que matar a alguien y después encargarme del cadáver. Me ahorré el comentario porque sabía que mi respuesta no le agradaría.

—¿Entonces cuando es la boda?—inquirí, inclinando la conversación hacia ellas.

Eloise se atragantó con la ensalada y me reí en el borde de la copa.

—Aún no hay ninguna propuesta formal—comentó ella.

—Pero lo harás, supongo—Enarqué mis cejas a Sabrina.

—¡Alayna! —Eloise abrió los ojos de par en par.

Eso sonó como una amenaza, pero Sabrina solo sonrió más ampliamente.

—La quiero a mi lado el resto de mi vida—afirmó.

Qué lindas. Al terminar la cena, Eloise me prestó un poco de ropa y me llevó a la habitación de huéspedes. No planeaba dormir esa noche. Vigilaría la puerta para asegurarme de que no entrara ningún intruso. Bastante extremo. Si quisieran verla muerta ya lo habrían hecho antes de que yo llegara. Mi mayor preocupación era Irina.

—Has estado muy tensa desde que llegaste—comentó Eloise—. ¿Qué trajiste en ese maletín?

—Armas y varias municiones.

Se estremeció.

—Oh...

Me senté en la suave cama con sábanas de seda. La ventana estaba abierta y la brisa del mar sacudió las cortinas. La habitación era bonita y cómoda como el resto de la casa. Serían unas perfectas vacaciones si no tuviera la necesidad de cuidar nuestras espaldas.

—No fue mi intención venir aquí en primer lugar.

—No tienes que protegerme siempre, Alayna.

—Sí, sí debo—Me puse de pie, acercándome a ella y poniendo una mano en su hombro—. Eres mi responsabilidad desde que nos conocimos y decidí mantenerte en mi vida. Eres más que mi amiga, Eloise. Eres mi familia y me aterra perderte.

—¿No podemos alertar a la policía?

—¿Qué demonios vamos a decirle? ¿Qué estamos siendo acosadas por la mafia irlandesa y que quieren cobrarme una deuda por matar a Boticelli?

—Lo siento.

—Si aceptaras mi propuesta...

—No, detente ahí —Su barbilla tembló y sacudió la cabeza—. ¿Qué le diré a Sabrina? ¿Qué debemos irnos y dejar todo atrás por lo que hiciste? No la abandonaré.

Sus palabras me provocaron un dolor físico y todo lo que pude hacer fue mantenerme en silencio. Me observó vacilante, con una mezcla de pena y disculpa en su mirada.

—Sé que haces lo que está a tu alcance para protegerme y te lo agradezco—Me apretó la mano y forzó una sonrisa—. Pero no puedo dejar atrás todo lo que he construido aquí.

Asentí.

—Lo sé.

—Tú dijiste que saldremos adelante juntas y te creo.

Me besó en la mejilla antes de abandonar la habitación y me tumbé en la cama con los ojos ardiendo. ¿Y si fallaba en esto? ¿Si no podía protegerla? Tenía la sensación de que esta vez si la decepcionaría y me odiaba tanto. Perdería su amistad.

La perdería para siempre.

👑

Luca

Me senté sobre el capó de la Lamborghini, admirando la ciudad mientras le daba una calada al cigarro. Me había costado tres años alejarme de los vicios y bastó un pensamiento para caer como un adicto. Fue tonto de mi parte tratar de olvidarla cuando la amaba más que a mí mismo.

No existía un solo día dónde no pensara en ella y en más de un escenario me pregunté si las cosas hubieran sido diferentes si la buscaba por mi cuenta. Ahora lamentaba mi error y todas las decisiones que había tomado, pensando que Alayna no me amaba.

Pero no podía crucificarme por esto. Gian tenía razón. Ella también era culpable por irse sin pensar en mis sentimientos y asumió qué era bueno para nosotros. La falta de comunicación, maldita sea. Si la recuperaba necesitaba que esto mejorara. Tantos malentendidos por no hablarlo desde el principio. Estaba harto de sobre pensar las cosas. Ya no quería concentrarme en el pasado. Era momento de enfocarme en el futuro y asegurar mi felicidad.

Solté otra capa de humo y miré la noche estrellada. Alayna y yo habíamos venido aquí en varias ocasiones. Sonreí mientras recordaba nuestras escapadas de las fiestas o cuando nos sentábamos por horas para hablar. Ella me contó gran parte de su pasado en este lugar.

La extrañaba tanto. ¿Cómo luciría ahora? Apostaba que seguía siendo increíblemente hermosa. Su belleza oscura eclipsaba a cualquiera en la tierra. Tan malvada y adictiva. Yo tampoco era el mismo hombre que ella había conocido. Gran parte de mi humanidad murió y ya no me importaba ensuciarme las manos. Hoy era capaz de destruir el mundo para proteger a quienes amaba. Desataría una guerra con tal de tenerla a mi lado.

Basta de mentiras, excusas o cualquier estúpido pretexto. Lucharía por lo que era mío y nadie iba a detenerme. Saqué el celular de mi bolsillo y marqué ese número. Respondió más rápido de lo que esperaba.

—Moretti.

—Pensé que este momento nunca llegaría—Su voz estaba cargada del característico tono sarcástico—. La última vez que intenté hablar contigo me dijiste que no querías nada de mí.

Efectivamente. Hacía tres años quiso convencerme de que formáramos un equipo para potenciar nuestros negocios y me negué. El rencor que sentía era más grande.

—En ese entonces no necesitaba nada de ti.

El sonido de su carcajada me hizo rechinar los dientes.

—¿Ahora sí?

—Solo hay alguien por quién mandaría al demonio mi orgullo e incluso mi honor.

Una pausa.

—Alayna.

—La vi en New York—expuse—. Sé que está involucrada con la mafia irlandesa. ¿Te suena los hermanos Graham?

—He escuchado rumores al respecto—admitió—. No creí que ella trabajaría con ellos, no después de todo lo que hizo para conservar su libertad lejos de la mafia.

Eso mismo pensé.

—La están obligando. Alayna nunca trabajaría de buena voluntad con un hombre como Derek Graham.

—Ella pudo haber cambiado.

—Imposible—sostuve—. ¿Qué te hace dudar de ella? Incluso para sus estándares de asesina Alayna aún tiene principios.

—La conozco bien, Vitale.

—Está en problemas. Extorsión, tal vez—Apagué la colilla del cigarro—. Me abandonó hace tres años, pero sé que no quiso hacerlo.

Su risa cargada de diversión regresó.

—Alayna siempre tan impredecible. Después de todo lo que hizo por ti llegué a creer que comenzaría una nueva vida a tu lado.

Apreté la mandíbula.

—Dame su ubicación—exigí, cansado de sus habladurías.

—¿Por qué lo haría?

Hijo de puta...

—Es muy probable que su vida corre peligro y soy el único que puede salvarla.

—Tu situación es complicada. Te has casado con otra mujer y tienes un hijo. Eres la persona en que menos confiaría—Se burló—. La defraudaste y rompiste su corazón. Ella no quiere verte y si te doy su ubicación me matará.

El dolor me atravesó las sienes y cerré los ojos.

—Me ama.

—Sí, pero su orgullo en ocasiones es más grande.

—¿Es feliz sin mí?

—Tú sabes la respuesta a esa pregunta, Vitale.

No. Juraba por mi vida que ella también estaba perdida en la oscuridad como yo.

—Mató a Boticelli—dije—. ¿Crees que eso quedará impune? Probablemente no solo está siendo acorralada por la mafia irlandesa, también es perseguida por la mafia de New York.

—Es Alayna Novak. No necesita ser salvada.

Me enfurecí. Llamar a este idiota había sido una pérdida de tiempo, pero al menos me daría el gusto de mandarlo al infierno.

—Me importa un carajo—gruñí—. Te llenas la boca diciendo que la aprecias, pero estás permitiendo que otras basuras la sigan controlando y robándole esa libertad por la que ella ha sacrificado mucho. Incluso su felicidad a mi lado. No me debes nada, por supuesto, a Alayna sí. Ahora dame su maldita ubicación o vete al demonio.

Se instaló un profundo silencio y me pasé una mano por el pelo. Viajar a Siberia seguía en mis planes, pero a estas alturas dudaba que ella siguiera ahí.

—Sídney—contestó—. Es lo último que supe porque no eres el único que la está buscando.

Exhalé una bocanada de aire.

—Mi primera opción fue Siberia, Rusia.

—Estuvo ahí estos tres años, pero el afecto que siente por cierta pelirroja la ha obligado a salir de su refugio.

Me levanté del capó, la conmoción helándome los huesos. Eloise siempre fue la razón. Está haciendo todo esto por ella.

—Extorsión, entonces. La amenazaron con ella, ¿no? Encontraron su punto débil y la obligaron a salir.

—Ya tenías las respuestas a tus preguntas. ¿Por qué me llamaste en primer lugar?

—Necesitaba estar seguro—solté un suspiro—. Alayna mató a Alberto porque fue contratada por los Graham y ahora Irina Boticelli la quiere muerta como venganza.

Se rió.

—Muchos la quieren muerta. ¿Qué harás al respecto?

—Iré por mi mujer —contesté—. Esta no será la primera vez que necesitaré de tus favores.

—No te debo nada—repitió mis palabras.

Sonreí.

—A ella sí. Ambos le debemos todo. Hasta pronto, Moretti.

Colgué la llamada y abrí la puerta de mi auto. Sabía exactamente qué haría a partir de ahora. Me uniría al enemigo de los hermanos Graham.

👑

Alayna

Tomé prestado el conjunto que me había dado Sabrina. Pantalón de cuero con un escote pronunciado de color azul. Era mejor que el vestido empalagoso que ofreció Eloise. Esa mañana cedí a visitar el dichoso restaurante que tenían la playa. No importó cuanto me opuse, terminé arrastrada por las dos hermosas mujeres que no me permitieron encerrarme.

¿Lo bueno? Traje mi arma y estaba enfundada en la cintura de mis pantalones. La noche fue muy tranquila a pesar de mi paranoia. Esperaba que las ventanas estallaran por el láser de francotirador, pero desperté y no había nada fuera de lugar. No me agradaba este escenario desconocido. Sabía que las cosas se pondrían malas. ¿El problema? No tenía idea de cuándo.

—Cambia esa cara, por el amor de Dios —Se rió Eloise—. Toma, disfruta este helado.

Puso un cono de vainilla en mi mano y la miré con fastidio. Estalló en carcajadas antes de besar a Sabrina que compartía su misma emoción. La vieja Alayna la dejaría sola aquí para que lidiara con los problemas. Ya le había advertido y ella prefirió ignorar el peligro. En cambio, ahora nunca me perdonaría si algo malo le ocurriera.

—¿Qué opinas? —preguntó Sabrina, sonriendo—. Eloise se encargó personalmente de la decoración.

Algunos mechones oscuros volaron fuera de mi coleta mientras probaba el helado y observaba detenidamente el restaurante. Las paredes de ladrillo estaban decoradas con cuadros sobre la gastronomía y muchas flores. Las mesas tenían manteles blancos con jarrones de lirios y sillas de maderas. Me gustaba porque había una terraza con vistas al mar. El aire cálido de verano enrojeció mis mejillas y permití relajarme un segundo. Solo un segundo...

—Es lindo—Fue todo lo que dije.

Eloise puso los ojos en blanco. Era temprano y el lugar estaba vacío. Sabía que se llenaría cerca del mediodía.

—Esperaba algo más, pero me conformo con tu aprobación. ¿Quieres otra cosa? ¿Café? ¿Panecillos?

—Has puesto una gran cantidad de comida en mi estómago desde que llegué—protesté—. Dame un descanso.

Sonrió ampliamente.

—Cuando regreses a Rusia vas a extrañar mi comida.

No lo negué.

—Siempre te extraño, duende.

Sabrina abrazó a Eloise desde atrás y colocó la barbilla en el hombro de su novia.

—Dentro de dos semanas es el cumpleaños de esta duendecilla y pensaba organizarle una fiesta—comentó—. Vendrán varios amigos y estás más que invitada.

Probé otro bocado del helado.

—No creo que sea buena idea quedarme tantos días...

Eloise me dio una expresión de decepción.

—Ya te diste cuenta de que no deberías ser tan paranoica—insistió—. Estaremos bien.

Sabrina frunció el ceño.

—¿Me estoy perdiendo de algo?

—Nada, nada—respondió Eloise—. Vamos a ponernos al día mientras Alayna se ocupa de sus asuntos.

Liberé un aliento mientras las veía desaparecer en la cocina y me desplomé en la silla. Quería creer que nada saldría mal y que su cumpleaños sería un maravilloso día. Lamentablemente mi intuición no pensaba lo mismo. Pronto la desgracia estaría al acecho. Era lo que sucedía cuando se trataba de mí. Estaba condenada al sufrimiento.

Un plato de croissant con batido fue depositado en la mesa y me encontré con los cálidos ojos marrones de Eloise.

—No olvido que te gustan. Preparé la receta francesa.

Sonreí.

—Gracias.

—Relájate.

Mientras Eloise se alejada, Sabrina se sentó a mi lado.

—¿Qué te atormenta? Noto tu postura defensiva desde que llegaste y miras sobre tu hombro en cada oportunidad.

Si supiera...

—El estrés no me permite dormir —confesé—. Me cuesta conciliar el sueño por razones que prefiero no mencionar.

Una lista interminable de muertes y posiblemente su nombre pronto sería agregado en ella.

—Te comprendo —asintió como si realmente lo entendiera—. ¿Estás aquí porque huyes de alguien? Perdona si soy directa o te incomodo. La mirada en tus ojos me dice que guardas muchos secretos.

—Estoy enamorada de alguien que no puedo tener —confesé—. Está casado y tiene un hijo.

Sabrina hizo una mueca mientras yo terminaba el cono de helado.

—Es más complicado de lo que creía. Tu corazón roto puede notarse desde kilómetros.

¿Solo un corazón roto? No. Estaba destrozada por dentro.

—Vine aquí con intenciones de olvidar—dije, aunque no era del todo mentira.

—Espero que en algún momento me consideres tu amiga como a Eloise —Me dio una cálida sonrisa que aumentó mi culpa—. Eres bienvenida en nuestra familia, Alayna.

—Gracias.

Me guiñó un ojo antes de retirarse y mastiqué el crujiente croissant. No todo era tan malo. Quería que creer que gracias a mí Sabrina y Eloise se conocieron y juntas experimentaron un gran amor. Tal vez no solo traía destrucción. Tal vez... Cualquier pensamiento optimista fue arruinado cuando tres hombres trajeados ingresaron al restaurante. Escuché como un plato de porcelana se rompió y observé sobre mi hombro a Eloise. Estaba pálida con su atención en la puerta.

Eran ellos.

Los irlandeses.

Toqué el arma en la cintura de mis pantalones y me preparé para el ataque. Un hombre tatuado evaluó el lugar antes de fijarse en mí y sonrió complacido. Se puso cómodo con sus amigos en una mesa. Hijos de puta... Me levanté inmediato, los tacones altos de mis botas resonando contra las baldosas. Me detuve frente a ellos sin inmutarme a pesar de que era superada en números.

—Buenos días, caballeros—saludé con una brillante sonrisa—. ¿Traen algún mensaje de los hermanos Graham?

Sus ojos se posaron en mi pecho escotado y se mordió el labio. El resto de los hombres rieron sin verse intimidados. Muy bien. Podían divertirse. Pronto sus sangres decorarían las paredes.

—Así que tú eres la rusa psicótica—Se rió entre dientes.

Mantuve mi cara en blanco.

—No me gusta sentirme acorralada—Me incliné en la mesa, dándole una mejor vista de mis pechos—. No me gusta que invadan mi espacio personal.

Su atención regresó a mi rostro.

—Qué lástima que no puedas hacer nada—Las risas siguieron—. Si utilizas esa boca tuya para algo más que amenazar...

No terminó la frase porque estampé su cabeza contra la mesa y su nariz crujió. Soltó un rugido adolorido mientras su sangre manchaba el mantel. Sus amigos se pusieron de pie inmediatamente, pero yo era rápida y ya los estaba apuntando con mi arma.

—Fuera—advertí—. Esta será la única advertencia de mi parte. Soy Alayna Novak y no quieren verme furiosa.

El tatuado herido se ajustó la nariz antes de levantar las manos en alto. Escuché un grito horrorizado, pero no me giré para ver a las chicas.

—Solo seguimos órdenes del jefe—Lamió sus labios resecos y sonrió—. Si tienes algún problema puedes consultarlo con él.

—Este restaurante es propiedad privada, mi territorio—Le saqué el seguro al arma y tragó saliva—. Si quieren vigilar, háganlo fuera de mi espacio.

Asintió y retrocedió con sus amigos. La camisa blanca estaba manchada de sangre y tensó la mandíbula. No le gustaba sentirse en desventaja en mi presencia. Lástima. No tenía permitido matarme.

—Te veré pronto, rusa psicótica —afirmó antes de desaparecer por la puerta y me froté el rostro.

Nada había terminado. Lidiaría con estos imbéciles más pronto de lo que esperaba.

👑

Luca

Pasé mi dedo por la lista de Spotify que creé con su nombre. La mayoría de las canciones eran de Lana Del Rey, inspiradas en mi relación con Alayna. Me había convertido en un idiota melancólico desde su ausencia, regresando una y otra vez al pasado. Todavía recordaba el sonido de su risa o cómo sus labios se curvaban en una seductora sonrisa.

Cuando ella me viera se daría cuenta de que ya no era el príncipe que solía llamarme. Me había convertido en un rey oscuro, ansioso de matar a las basuras que ensuciaron sus alas. Mi hermosa mariposa rota.

Summertime Sadness sonó y cerré los ojos. Hacía tres años no había sido capaz de dejar este mundo atrás, pero si ella me lo pidiera lo haría sin pensar dos veces. Necesitaba regresar a sus brazos para sentirme completo. La necesitaba tan desesperadamente.

—¿Luca?

Abrí los ojos y me encontré con mi madre. ¿Por qué estaba aquí? Ella sabía que no me agradaba cuando entraba a mi habitación sin permiso. A diferencia de hacía años ya no era tan invasiva, pero seguía conservando algunas viejas costumbres. Le encantaba involucrarse en mi vida personal.

—Madre. ¿Pasa algo?

Me enderecé en la cama y apagué los auriculares. Miré a Thiago dormido entre las sábanas con una sonrisa. Isadora estaba muy ocupada con los preparativos de nuestro aniversario y no podía hacerse cargo de él. A mi no me molestaba cuidar a nuestro hijo.

—Kiara me contó lo sucedido.

Gemí.

—No quiero hablar de eso.

—Cariño, por favor. Ella no lo hizo con mala intención—intentó justificarla—. Pensó que estaba protegiéndote.

—¿Tú lo sabías? —Me enfadé inmediatamente—. Claro que sí.

La culpa se filtró en su expresión.

—Lo supe el mes pasado y la convencí de decirte la verdad.

—Eso no lo hace mejor.

—No, pero es preferible tarde antes que nunca—Su mano con perfecta manicura me tocó el antebrazo—. Sabíamos que no dudarías en buscarla cuando supieras la verdad. ¿Lo harás?

Lo ideal sería buscarla cuando mi divorcio estuviera hecho y fuera un hombre libre, pero no quería perder más tiempo. No quería darle oportunidad a alguien de robarme lo que era mío.

—Sí.

—Luca...

—Te amo, pero no aceptaré ningún consejo de nadie más. Iré por Alayna y no regresaré hasta tenerla conmigo.

Esperaba alguna protesta de su parte y todo lo que obtuve a cambio fue una sonrisa orgullosa.

—No esperaba menos de ti—Juntos miramos al bebé dormido a mi lado—. Lo amas, sí, pero ya es hora de que seas feliz.

—¿Crees que ella...? ¿Crees que me aceptará con un nuevo paquete?

Madre me abrazó y la rodeé inmediatamente, sintiéndome aliviado de contar con su apoyo.

—Cariño, esa mujer destruyó una ciudad por ti y te ama con locura. Por supuesto que te aceptará con todo tu equipaje. Ve y lucha por ella. Alayna Novak vale la pena.

👑

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