Seduciendo a tus demonios © [...

By MarDMMD

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[Destructiva Obsesión #1] No es necesario leer Elaine para entender SATD. [COMPLETA]✔ PRÓXIMAMENTE EN FÍSICO... More

Booktrailer y advertencias.
IMPORTANTE.
Prólogo.
Capítulo 01.
Capítulo 02.
Capítulo 03.
Capítulo 04.
Capítulo 05.
Capítulo 06.
Capítulo 07.
Capítulo 08.
Capítulo 09.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.- Parte I.
Capítulo 19.- Parte II.
Capítulo 20.
Capítulo 21.- Parte I.
Capítulo 21.- Parte II.
Capítulo 22.
Importante.
Capítulo 23.- Parte I.
Capítulo 23.- Parte II.
Capítulo 24.
Capítulo 25.- Parte I.
Capítulo 25.- Parte II.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
¡Lara y Neal! + Curiosidades.
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41.
Capítulo 42.
Capítulo 43.
Capítulo 44.
Capítulo 45.
Capítulo 46.
Capítulo 47.
Capítulo 48.
Capítulo 49.
Capítulo 50.
Capítulo 51.
Capítulo especial: San Valentín 2022.
Capítulo 52.
Capítulo 53.
Capítulo 54.
Epílogo.
CATD. (Importante)
¡CATD DISPONIBLE!

Capítulo 16.

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By MarDMMD

26 de Noviembre del 2019.


Abrí los ojos lentamente, adaptándome a la luz del lugar. Me llevé la mano a la cabeza y siseé por lo jodida que es la resaca.

No debiste tomar, Lara.

Intenté moverme, pero un peso en mis piernas me hizo quedarme inmóvil.

Alcé lentamente la cabeza para mirar en esa dirección. Lo que me encontré fue un gato negro acurrucado y muy cómodo.

Lleva un collar lila y tiene los ojos cerrados.

Traté de ser cuidadosa con mis movimientos para no despertarlo y que se asustara, pero mi intento fue inútil ya que saltó de la cama de un solo movimiento.

Me miró desde donde estaba, sus ojos son dorados y muy bonitos.

Es una versión gatuna de Neal.

Neal...

Los recuerdos de la noche anterior me golpearon con fuerza, mis acciones hicieron que las mejillas se me calentaran.

¿Qué otras cosas hice? ¿Qué tanto dije?

No consigo recordar todo con exactitud.

Recuerdo haberme insinuado, subirme encima de él en su coche y decirle que...me he masturbado pensando en él.

Solté un bufido y enterré mi rostro entre mis manos.

¿Por qué siempre tengo que pasar vergüenzas delante de Neal?

Escuché el sonido de algo metálico cuando me moví, por lo que rápidamente levanté la cabeza.

Alcé mi mano derecha y hundí las cejas cuando vi que llevaba unas esposas colgando, son pesadas para ser sincera.

Pero, ¿qué mierda?

Carraspeé y me bajé lentamente de la cama, mis pies tocaron el suelo frío ya que estaba descalza. Ni siquiera sé en qué momento me quité los zapatos.

Me dirigí al baño de la habitación, intentando no hacer ruido y mientras el gato me seguía por todo el lugar, su cascabel sonaba con sus pasos.

Me miré al espejo una vez que estuve enfrente e hice una mueca al ver todo mi maquillaje corrido.

Dios, que horror.

Me lavé la cara hasta que no quedó ningún rastro de la noche anterior y hasta que mi rostro estuvo limpio.

¿Neal se molestará si le robo un poco de su enjuague bucal?

Me mordí el labio cuando también vi unos cuantos cepillos de dientes nuevos y empaquetados.

A la mierda, luego se lo repongo.

No quiero encontrarmelo y tener aliento a ebria.

Tomé uno y lo saqué de su empaque, le coloqué pasta y empecé a cepillarme. Una vez que terminé, tomé el enjuague bucal.

Suspiré e intenté arreglar el desastre de mi cabello, ahora solo quedan intentos de rizos.

Me di un último vistazo y salí del baño. Metí mis manos dentro de las bolsas del suéter ―uno que realmente espero haberme puesto yo sola―, y empecé a merodear por toda su habitación.

Es espaciosa, ordenada y limpia. Tiene ventanales enormes por los que se filtra la luz que no me dejó dormir más tiempo.

Me acerqué a su mesita de noche y tomé la placa que había sobre ella. Las letras estaban grabadas con su cargo.

"Agente especial".

Debajo estaba el que supongo es el nombre de la corporación.

"FEIIC".

¿Qué significan?

Dejé la placa como estaba y tomé la fotografía que se encontraba a un lado. En ella estaba un Neal muy joven, adolescente para ser sincera, a su lado había una chica de cabello negro y ojos color miel. Él la abrazaba por los hombros mientras ambos miraban a la cámara y sonreían.

Debe ser su hermana, se parecen mucho.

Bajé la foto cuando sentí al gatito restregarse contra mis piernas. Sonreí y me arrodillé para tocarlo.

―¿Y bien? ¿Dónde está el humano que vive contigo? ―Susurré. El gato ronroneó por mis caricias, al mismo tiempo que se restregaba contra mi mano―. Eres muy tierno, gatito.

Me incorporé y tomé valor para encaminarme a la puerta, la abrí lentamente, tratando de ser lo más sigilosa que podía.

Un aroma delicioso me llamó, me hizo caminar hasta encontrar el lugar del que provenía.

Dicho lugar era la cocina.

Y el causante del delicioso aroma, es Neal Hardy. Vestido solo con unos pants negros.

La parte superior de su cuerpo estaba desnuda, su cabello se miraba húmedo, lo cual lo hacía ver más oscuro de lo que es.

Fijé mi vista en su espalda, solo pude pensar en lo suave que parece y en lo increíble que sería pasar mis manos por ella. Por todo su cuerpo.

Sus brazos son fuertes, sus hombros anchos y tiene buen trasero debo admitir. Seguro su uniforme de agente o lo que sea que use para su trabajo, debe mirarse de maravilla en él.

Me perdí tanto que ni siquiera desvié la mirada cuando él se giró.

―Ah, buenos días ―Saludó, ladeando la cabeza―. ¿Cómo te sientes?

Parpadeé.

―Eh...bien. Solo me duele la cabeza ―Hice una mueca―. ¿Qué huele así?

Señaló la estufa.

―Panqueques ―Contestó―. Toma asiento.

Asentí e hice lo que pidió. Lo seguí con la mirada mientras tomaba una botella de agua sellada junto con una pastilla. Las dejó delante de mí y las señaló con su cabeza.

―Esto te ayudará para el dolor ―Dijo, dándose la vuelta y siguiendo con su labor de cocinero―. Por cierto, pedí que llevaran tu auto a tu apartamento, ya debe estar allá.

Tomé la pastilla y el agua antes de hablar. Cerré los ojos y tragué para después mirarlo.

―¿Cómo? ―Hundí las cejas―. Sandy tiene mi bolso.

―Una grúa lo llevó ―Aclaró.

Asentí de nuevo y me quedé en silencio. Hasta que recordé lo que quería preguntar, carraspeé para llamar su atención.

―¿Puedo preguntarte algo? ―Musité.

Movió la cabeza de manera afirmativa mientras se daba la vuelta para enfocarme.

Alcé mi mano derecha, la que tenía las esposas colgando.

―¿Por qué mi mano está esposada? ―Cuestioné.

Una expresión divertida cruzó por su rostro brevemente.

―Te estabas portando mal ―Le restó importancia―. Fueron de mucha ayuda.

Me mordí el labio y fijé mis ojos en la barra.

―¿Esa es una clave para decir que tú y yo...? ―Bajé un poco más la voz―. Ya sabes, que nosotros tuvimos sexo.

―No, no es ninguna clave, hechicera.

Alcé la cabeza.

―¿Entonces qué le pasó a mi blusa? ¿Por qué tengo ropa distinta? ―Pregunté―. ¿Tú me desnudaste?

Se giró para sacar un panqueque que ya estaba y lo colocó en un plato. Caminó en mi dirección y lo puso frente a mí.

Miré brevemente las cicatrices en su abdomen. Parecen viejas y son varias. Las había visto antes, cuando fuimos de campamento con el grupo, aún así me causan mucha curiosidad.

¿Cómo se las hizo?

¿Son disparos o qué las provocó?

―¿Quieres que te mienta o que te diga la verdad? ―Su voz me sacó de mis pensamientos.

―La verdad, quiero la verdad.

Ladeó la cabeza y me miró fijamente.

―Te estabas desnudando frente a mí ―Soltó―. Aunque tampoco voy a quejarme por ello, fue una vista impresionante y estimulante.

Su tono coqueto y malicioso me hizo pasar saliva.

―¿Estimulante? ―Repetí.

―Sí, estimulante para mi miembro.

Abrí los ojos exageradamente, sorprendida por sus palabras.

―¿Siempre eres así de directo y honesto? ―Cuestioné.

Se cruzó de brazos, despreocupado.

―La mayor parte del tiempo.

Asentí lentamente y miré mi plato. La verdad es que se ve muy apetecible y muero de hambre. Tomé mi tenedor y empecé a comer en silencio.

Él ya había terminado de cocinar, supongo que ya había desayunado porque solo está bebiendo jugo de naranja, del mismo que estoy bebiendo yo.

El sonido de un cascabel me distrajo, es el gatito negro viniendo en esta dirección.

―Tu gatito es muy bonito y tierno. ¿Cómo se llama? ―Pregunté.

Miró en dirección a su gato y dejó su bebida sobre la barra para caminar a él y alzarlo en brazos. El gato se acurrucó contra su pecho y ronroneó.

―Tiene un nombre muy estúpido ―Admitió, acariciando la cabecita del animal.

Sonreí.

―Me gustaría saberlo.

Frunció los labios y arrugó la nariz.

―Se llama Nela. Es mi nombre, pero de una forma en la que suena femenino ―Dijo y la dejó en el suelo.

Así que es ella y no él.

Hundí las cejas y lo miré con diversión.

―¿Nombraste a tu gatita como tú?

Negó con la cabeza.

―Era de mi hermana, ella la nombró así porque cuando recién la adoptó hace diez años, dijo que se parecía mucho a mí ―Contó―. Ya sabes, cabello negro y ojos ámbar.

Lo mismo pensé cuando vi a Nela, una versión gatuna del hombre semidesnudo frente a mí.

―Entonces es de tu hermana, ella la nombró así ―Repetí lo que había dicho―. ¿La dejó encargada contigo?

Frunció los labios, moviendo la cabeza hacia los lados.

―Sav ya no pudo cuidarla más ―Suspiró y miró mi plato vacío―. ¿Quieres más?

Sonreí un poco.

―No, gracias. Realmente me encantaron, pero ya no tengo hambre, comí suficiente.

Me levanté y acomodé la silla en su lugar. Neal tomó mi plato y mi vaso para dejarlos en el lavavajillas.

Me recargué contra la barra y me balanceé sobre mis pies, un poco nerviosa. Miré disimuladamente su apartamento, buscando entrenerme en algo.

Es un lugar muy bonito y espacioso. De camino a la cocina pude notar que tenía algunos objetos o adornos que parecen ser de otros lugares.

Como recuerdos de los lugares que ha visitado a lo largo de su vida.

También miré fotografías, parecían ser con sus hermanos y un par con sus amigos cuando eran jóvenes.

Me gusta su apartamento, es ordenado, limpio y huele bien.

―¿Puedo preguntarte algo más, Neal?

Caminó en mi dirección y asintió.

―Te escucho, Lara ―Me animó a hablar.

Me mordí el labio, ocasionando que por pocos segundos su mirada recayera en ellos, antes de fijar sus ojos en los míos.

―¿Hice o dije algo que...no debía decir? ―Pregunté, llevándome la mano a la cabeza―. No recuerdo mucho y de verdad, de verdad que si hice algo que te incomodara, lo lamento. Fue el espíritu alcohólico que me poseyó.

Soltó una risa suave cuando terminé de hablar.

―Tu espíritu alcohólico no causó que dijeras o hicieras algo que me incomodara. Así que tranquila, no pasó nada de lo que debas avergonzarte ―Me tranquilizó.

―¿Seguro?

―Seguro, hechicera.

Suspiré, un poco más aliviada. Realmente me alegra que mi lengua no se haya soltado tanto.

―Bien ―Musité―. Ahora, ¿podrías quitarme esto? ¿O estamos en alguna escena de película erótica?

Hizo un mohín, como si le hubiera gustado la idea.

―Podría añadir algo a eso, pero estoy en esto de ser sutil con lo que digo en lugar de hablar sucio. Así que solo iré por la llave ―Contestó y se dio la vuelta. Lo vi alejarse mientras observaba su espalda fijamente.

No hay problema si quieres hablarme sucio...

Sacudí la cabeza y suspiré.

Al cabo de un par de minutos, él regresó y se acercó a mí. Me quedé quieta cuando quedó a centímetros y tomó mi mano para insertar la llave en la cerradura de las esposas. Me acaricié el área de mi muñeca una vez que fui libre.

Neal enfocó mi rostro y estiró la comisura de su labio.

―Listo.

―Listo... ―Repetí en un susurro.

Carraspeé y desvié la mirada.

―Yo...lamento haberte ocasionado problemas y que hayas tenido que recurrir a esposarme. De verdad lo lamento ―Hice una mueca de pena.

―No fue nada ―Le restó importancia―. Para ser sincero, hiciste de mi noche algo muy interesante.

―¿Fue interesante escuchar lo que te dije en tu auto? ―Inquirí―. Recuerdo eso y déjame decirte que no es interesante, es vergonzoso.

Alzó una ceja.

―¿Te avergüenza admitir que te caliento?

Me relamí los labios cuando se acercó más.

―Me avergüenza que tenga que estar ebria para admitir las cosas que me provocas.

―Pues dilas ahora. Estás sobria y tienes toda mi atención, quiero escucharte ―Me animó, mirando mis labios.

Mi pecho subió y bajo rápidamente, todos mis sentidos se pusieron en alerta al notar la mirada que me daba.

―Yo...

Se inclinó.

―¿Tú?

―Haces que todo mi cuerpo arda cuando me miras, haces que...solo desee sentirte y que quiera que me beses.

Fijó sus ojos en los míos.

―Entiendo perfectamente, porque eso es exactamente lo que tú me provocas ―Picó mi nariz.

―¿Te provoco eso? ―Musité, pérdida en su mirada

―Sí ―Elevó la comisura de su boca―. ¿Y sabes qué?

Tragué saliva.

―¿Qué?

Enredó su dedo en un mechón de mi cabello, sin dejar de mirarme.

―Mi autocontrol tiene un límite, Lara. Uno que terminaste por alcanzar.

Antes de que pudiera reaccionar, Neal subió sus manos a los lados de mi cuello y terminó con la distancia que nos separaba.

Sus labios encontraron los míos, el acto fue tan repentino que me hizo jadear. Después, cuando el movimiento suave del principio cambió a uno más rápido y voraz, simplemente solté un gemido de satisfacción que se perdió en su boca.

Joder, sigue dando unos besos desarmantes, justo como lo recuerdo.

Incluso mejor.

Una de sus manos se enredó en mi cabello, mientras la otra bajó para rodear mi cintura y pegarme más a su cuerpo. Nuestras lenguas se encontraron, profundizando más el beso y volviéndolo más apasionado y reclamante.

Mis ojos estaban cerrados mientras disfrutaba de este momento que no hace más que enardecerme y desear más.

Neal me hizo retroceder hasta que mi espalda chocó contra la barra y estuve aprisionada entre los dos. Sin perder el ritmo, me alzó y me hizo sentarme en ella. De manera automática, rodeé sus caderas con mis piernas, manteniéndolo cerca.

Sus manos se colaron por debajo de la sudadera, sus dedos acariciaron mi piel con delicadeza, su tacto me gustó tanto que pronto sentí un escalofrío recorrerme y la excitación crecer con más fuerza dentro de mí.

Me moví contra él, causando fricción y logrando que un sonido de gusto escapara de su garganta.

Se separó un poco y mordió mi labio inferior lentamente, haciéndome suspirar.

Descendió, haciendo un camino de besos desde la comisura de mi labio, bajando por mi mentón y por todo mi cuello. Eché la cabeza a un lado cuando lo sentí repartir besos y sutiles mordiscos. Llevé mis manos a sus hombros, sintiendo su piel desnuda y aferrándome a ellos.

―Neal... ―Susurré, aún sin abrir los ojos.

Se incorporó y acarició mi labio con su índice, bajando hasta llegar a mi mentón.

―Quiero más, Lara ―Me dio un beso corto, para después proceder a quitarme el suéter y dejar mis pechos a la vista.

Me tomó de la cintura y me llevó hasta su sofá, mientras yo me encargaba de besar su cuello y pasar mi lengua por su piel. Neal soltó un gruñido cuando enredé mis manos en su cabello y busqué sus labios de nuevo.

No me negó su beso, al contrario, lo intensificó más mientras me colocaba en el sofá y se ponía sobre mí.

Esta es la primera vez en tanto tiempo que alguien me toca más de lo que he permitido y no he hecho nada para alejarlo.

Todo mi cuerpo lo reclama y lo desea.

Mordí su labio inferior y bajé una de mis manos para acariciarlo por encima de la tela del pantalón. Mi tacto lo hizo endurecerse más.

Bien, entiendo perfectamente lo que le provoco. Puedo sentirlo.

Soltó otros sonidos de satisfacción que me calententaron la cabeza cuando colé mis dedos por debajo de su pantalón y empecé a mover mi mano de arriba abajo, rodeando y masturbando su miembro caliente, erecto y grueso. Solo podía pensar en lo bien que se sentiría tenerlo dentro de mí en este momento.

―¿Lo ves? El solo tocarme de esta manera basta para que me pongas muy duro ―Gruñó contra mi boca.

El tono ronco de su voz me hizo pasar saliva. Puedo asegurar que mis bragas son un desastre húmedo, un desastre que él provocó desde el segundo en el que empezó todo esto.

Su pulgar acarició uno de mis pezones, arrancándome otro gemido.

Esto es mucho mejor que tocarme pensando en él.

Ahora lo tengo aquí, sintiendo sus caricias, su calor contra el mío y su piel.

Se separó para descender por mi cuerpo y enfocarse en mis pechos. Me arqueé debajo de él cuando su lengua se encontró con uno. Lamió lentamente, rodeándolo y disfrutando. Le estaba brindando toda su atención a mis pechos con su boca y sus manos mientras yo gemía, no voy a quejarme por ello, realmente me está gustando mucho tenerlo de esta manera.

―Mierda... ―Siseé. Cerré los ojos y me mordí el labio.

―Quiero probarte entera, hechicera ―Sus palabras me hicieron levantar la cabeza para mirarlo, hundí las cejas, sin entender del todo.

―¿Qué?

Me observó, sus ojos se miraban más oscuros, sus labios estaban rojos e hinchados. Dios, cuando creí que no podía ser más atractivo, me sale con esto.

Lo dejaré de decir hasta el día en que me muera, que Neal no debe ser humano.

Su belleza sobrepasa los límites humanos.

Sonrió de manera perversa y lujuriosa.

―He dicho que quiero comerte el coño ―Gemí al escucharlo. Su manera de hablar, la forma en la que no le asusta decir lo que quiere o piensa, me gusta y me prende más.

Hizo un recorrido de besos por todo mi estómago, hasta detenerse en la cinturilla de mi pantalón. Lo desabotonó y bajó el cierre, lentamente empezó a deslizar la prenda por mis piernas.

Los tiró en algún lugar del suelo. Y ahora, estaba casi desnuda frente a Neal, solo las bragas me cubrían.

Se relamió los labios al verme expuesta para él.

En su mirada puedo ver la lujuria y el deseo reflejados.

Besó mis muslos con lentitud, rozó mi piel con sus labios, enviando un cosquilleo por todo mi sistema.

Va a enloquecerme con sus caricias.

Eché la cabeza hacia atrás y abrí un poco más las piernas, dándole más acceso. Me mordí el labio con fuerza cuando lo sentí subir más.

Pero cuando me acarició por encima de la delgada tela de la ropa interior, mi cuerpo entero se paralizó. Mis dientes castañearon e intenté hablar.

Creí que podría.

Creí que podría ir más lejos.

―No, no quiero. Neal, por favor... ―Susurré, apartándolo―. Lo siento...no puedo. Lo siento de verdad...

Él parpadeó muy confundido, mientras que yo intentaba controlar el temblor de mis manos. Me levanté deprisa, poniendo distancia.

Sacudió la cabeza, intentando enfocarse y concentrándose en mis manos que no dejaban de temblar.

―¿Lara? ―Me llamó. Negué con la cabeza mientras me inclinaba para tomar el suéter y cubrirme.

―Lamento que...lamento esto ―No sabía que más decir.

Lo sentí acercarse y posar sus manos en mis mejillas, obligándome a mirarlo.

―Oye, oye, calma ―Pidió, intenté mirar en otra dirección pero su agarre no me lo permitía―. Mírame, Lara. No tienes que pedir perdón, no pasa nada. Está bien, si quieres detenerte está bien.

―Quiero irme a casa, por favor ―Supliqué, aguantando las lágrimas. Él asintió lentamente y me sonrió un poco, intentando tranquilizarme.

―Dame un segundo, ¿de acuerdo?

Se separó y caminó rumbo a su habitación antes de que le contestara. Aproveché su ausencia para terminar de vestirme y tratar de calmar mis nervios.

¿Pensará que solo soy una calienta pollas?

Al cabo de unos minutos volvió, ya vestido y sosteniendo mis zapatos. Me los ofreció, por lo que los tomé después de agradecer.

Una vez que estuve lista, nos encaminamos a la salida. Yo no hablé durante todo el trayecto, no podía hablar. Sentía vergüenza, sentía rabia, enojo. Quería hacerlo, de verdad que quería terminar con lo que empezamos.

Pero...no pude.

Miré por la ventana del auto mientras él conducía, respetando mi silencio y sin preguntar nada.

Eso es bueno.

Me hace sentir mejor.

Después de un rato, finalmente llegamos. Aparcó y apagó el coche.

Me giré para mirarlo.

―Yo...gracias por traerme, Neal ―Carraspeé―. Y de nuevo lo...

―No, no te disculpes de nuevo, Lara ―Pidió, enfocando sus ojos dorados en los míos―. Entiendo cuando no es no, así que no voy a forzarte ni culparte por detenerte, ¿bien?

Froté mis palmas contra mis rodillas y miré en esa dirección.

―¿No estás molesto?

―Por supuesto que no, hechicera ―Sus palabras me tranquilizaron―. No soy un animal que solo piensa en sí mismo y en su placer. Quiero que tú lo disfrutes y te sientas cómoda. Así que el día que estés lista y quieras terminar con lo que empezamos hoy, estaré esperando.

―¿Y si te cansas de esperar?

Entornó los ojos e hizo un ligero mohín mientras negaba.

―Sé que no lo haré.

―¿Y por qué estás tan seguro? ―La voz me tembló.

La comisura de su boca se alzó ligeramente en una sonrisa ladeada.

―Porque voy enserio contigo, hechicera ―Fue directo y claro―. Voy jodidamente enserio, pero no daré ni un paso que tú no quieras que de.

Tomé una respiración profunda, mirándolo con atención por su insinuación. Tragué saliva y sacudí la cabeza, creo que es mejor que suba de una vez.

―Yo...eh...gracias por entender ―Hice una mueca―. Debo irme.

―Hasta luego, Lara ―Se despidió, quitándole los seguros a la puerta para que pudiera abrir.

―Hasta luego, Neal ―Respondí.

Me bajé de su auto y me despedí con la mano. No fue hasta que me metí a mi edificio que vi su auto alejarse.

Suspiré y me tallé el rostro. Subí a mi edificio, arrastrando los pies y sin energía.

Toqué la puerta, esperando que por lo menos mi hermano ya esté aquí y la vida no sea tan jodida para tenerme esperando en el pasillo.

Afortunadamente, la puerta se abrió y Thomas se asomó.

―Hola ―Saludó, tallándose los ojos.

Se hizo a un lado y empezó a caminar en dirección a la sala. Entré, cerrando detrás de mí, mi hermano se lanzó boca abajo en el sofá, cansado supongo.

―Hambre, sueño, cabeza. Morir ―Se quejó.

―No entiendo cuando hablas como un niño de tres años, Tommy.

Se giró para mirarme y bufó.

―Tengo resaca ―Aclaró y después señaló el perchero―. Sandy trajo tu bolso.

Me giré en esa dirección y efectivamente, ahí estaba.

―¿Cuándo?

―Esta mañana. Dijo que olvidó entregartelo ayer en el club, así que supongo que no dormiste con ella ―Se rascó la barbilla con aire pensativo―. Y si Elaine tampoco está, entonces deduzco que estabas con mi cuñado.

Niño chismoso.

―Ya te he dicho que Neal no es tu cuñado.

Alzó las cejas.

―¿En qué parte de mi oración, mencioné al tipo invade espacio personal de hermanas? ―Inquirió, divertido.

Me mordí la lengua y alcé el dedo medio en su dirección.

―Cállate ―Resoplé―. Me iré a dormir.

Fui a mi habitación y busqué algo de ropa para ducharme. Después fui al baño a darme una ducha rápida para ir a la cama y descansar.

Ya con mi celular en mano y mi cuerpo limpio después de un baño en el que estuve intentando borrar los besos de Neal de mi cuerpo ―lo cual es imposible ya que se quedaron tatuados en mi piel―, me arrojé a la cama e intenté distraerme con mi celular.

Me puse a mirar vídeos para intentar conciliar el sueño, incluso mi alma curiosa me pidió investigar de donde provenían las siglas de la placa.

Y el resultado fue mucho más interesante de lo que esperé.

"Fuerza Especial e Internacional de Investigación Criminal".

Internet dice que se encarga de las mayores organizaciones criminales, de terrorismo, misiones especiales y operaciones encubierto.

Ahora entiendo porqué viaja mucho.

También debe ser muy peligroso su trabajo. ¿Cómo es que no tiene miedo de que algo le pueda pasar?

O bueno, puede que sí lo tenga y no lo diga.

Dejé el celular en mi mesita de noche y traté de dormir.

Cuando creí que estaba a punto de dormirme, todo los momentos de la noche anterior llegaron a mi mente.

Me incorporé, alarmada y asustada.

No, no, no.

Se lo dije todo.

Le dije dónde nos conocimos...

*
*
*
*
*

😳😳😳😳😳

Creo que de todos los protagonistas masculinos que he creado, Neal tiene la boca más sucia y es el menos inocente. Me encanta la forma en la que habla y tiene cero miedo a expresar sus deseos.

Pinche hombre hermoso.

Pasando a otros asuntos:(
Larita.💔

Me dueleee Larita, que tenga miedo y eso la haga retroceder:(

Veremos que tal nos va después:(

Ahora, esto va de nuevo porque se agregó uno nuevo:

1.-Lane.

2.-Lareal.

3.-Nera.

4.-Neara.

5.-Lardy.

¿Cuál se queda para nombrar a Lara y a Neal?♡

Ahora , muchas gracias por leer.♡
Besooos.💋

Pd.⬇️

Gif de Ian ya que él es lo más parecido a como me imagino a Neal, junto con esa sonrisa hermosa que tiene.
Me encanta.🤤

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