Pasaron semanas desde esa discusión y ahora no sé qué hacer con lo que sé, no he querido hablar con él, no estoy lista para escuchar sus explicaciones, después de lo que Sofia me dijo no puedo evitar sentir, aunque sea una pizca de duda en Chris y es por eso que no puedo hablar con él ahora, porque si lo hiciese tal vez lo perdonaría y de que servirían todas las lágrimas que derrame.
Créanme cuando digo que me arrepiento de haber cancelado el millón de euros que recibía (por lo menos algo bueno hubiera obtenido de esto, pero no, porque siempre tengo que liarme yo sola la vida)
Entro a la firma y todos bajan la mirada, porque puede que estos días no haya sido la mujer más amable y tolerante del mundo, me siento culpable por eso, sin embargo, no estoy de humor para cambiar mi forma de ser o pedir perdón, cuando las emociones se me bajen ya redimiré mis actos.
Entro a mi área de trabajo y todos paran de hablar para ponerse a trabajar, así como cuando Miranda Presley de "El diablo viste a la moda" entra.
Me dirijo al escritorio de Cassandra y ella se levanta de su silla con un hermoso ramo de Violetas.
—Buenos días, Gaby— saluda
—Buenos días, Cass— le sonrió y reviso el ramo— ¿quién te lo mando?
De solo pensar en los pretendientes de Cass se me levanta el ánimo. Siempre fui amante del amor y si puedo ayudar a Cassandra a encontrarlo estaría muy feliz.
—De hecho... no es.... para mí— frunzo el ceño y tomo la tarjeta que se asoma entre las flores.
"Gabriela perdóname yo no quise decir lo que dije, estaba enojado y perdí el control.
Por favor vuelve a casa.
Christopher"
Mi semblante cambia de repente de uno feliz a uno enojado.
O sea, todavía que me dijo que nuestra relación no era real, no tiene la decencia de venir y hablar conmigo cara a cara, me envía una tarjeta— que por cierto no está escrita por el—con un ramo esperando que vuelva a él corriendo como desesperada por amor.
Si el supiera que viví años sin el- ironizo mi conciencia.
Miro la tarjeta con odio y la rompo como si fuera el corazón—que por cierto no tiene—de Chris.
Tiro los papelitos al bote de basura, porque si no contamino y miro las flores con clara intención de hacer lo mismo, así que con todo el enojo del mundo también las tiro al bote, todos se me quedan viendo con la pregunta clara en sus caras de ¿a esta tipa que le pasa?
—¿qué ven? — todos bajan la mirada— Pónganse a trabajar en lugar de andar de chismosos, que para andar en el chisme no les pagan.
Ya ven por qué digo que me he comportado mal, ahí es donde entienden por qué me tienen miedo o me odian.
Christopher
Dos semanas, dos malditas semanas han pasado y no he hablado con Gabriela, razón número uno me bloqueo, razón número dos se hospeda con mi abuela, la cual me prohibió el paso (admito que eso fue muy inteligente) y lo menos que quiero hacer es armar un alboroto en su casa y que después me lo esté restregando en la cara y razón número 3 no quiero que el mundo se entere de mi vida personal y mis problemas amorosos.
El celular empieza a sonar y contesto después de un largo suspiro
^llamada^
—Las recibió, señor—escucho la voz de la secretaria de mi esposa al otro lado de la línea.
¿Por qué me llama? Fácil le pedí que me ayudara a cambio de que le pagara una pasantía en Hell hall.
—¿Leyó la tarjeta?
—Si, señor— hizo una pausa y luego de unos segundos volvió a hablar— Pero la rompió y la tiro a la basura junto con el ramo.
Me llevo las manos a la frente y sobo mis sienes.
—¿quiere que haga algo más?
—No, Cassandra— inhalo exhalo.
—cumplirá su parte ¿cierto?
—Soy un hombre de palabra—dije molesto— te mandare la dirección, solo ve, ya tienes todo lo que quieras pagado, así que no tendrás problema.
—Gracias, señor ^
Cuelgo el teléfono celular y suelto un suspiro cargado de frustración.
A la mierda todo, la iré a buscar y solucionare el problema de una vez por todas.
Tomé mi saco y me lo puse- porque afuera hace mucho frio- salí de la oficina y recibí una llamada.
^Llamada^
—Chris— la voz de mi hermana suena al otro lado de la línea.
—Danielle— camino hacia el auto para dirigirme a la firma de abogados para la que trabaja Gaby.
—Vendrás ¿cierto? — me quedo en silencio, porque sinceramente no sé de qué habla— no me digas que olvidaste el cumpleaños de Nate.
En términos generales si lo olvide, pero en mi defensa tengo muchos problemas como para acordarme de eso.
—No, claro que no—trato de fingir
—No lo puedo creer, Christopher, lo hiciste, lo olvidaste.
—Escucha no lo olvide, ya voy para allá, solo arreglo un asunto que tengo pendiente.
—Pobre de ti sino vienes, Christopher Huberman— después de amenazarme colgó ^
Esa llamada, aunque un poco rara me dio la herramienta que necesitaba para convencer a Gabriela de salir conmigo.
....
Entre a la firma Smith, y cabe decir que todas las jóvenes internas se me quedaban viendo. Cuando llegué al área familiar pude ver a Gabriela revisando unos documentos sin percatarse que el chico a su lado le estaba viendo los senos.
Aprieto los puños porque esas preciosidades son solo mías, lo que significa que solo yo las puedo ver y tocar, además de que esta actuando de manera muy poco profesional para una firma de tal prestigio.
Aunque ahora que las veo bien como que ahora están un poquito más grandes.
Me acerco y me paro enfrente de ambos, aclaro mi garganta y el chico rápidamente aparta la mirada de "Mi Esposa".
—Lleva estos papeles con Mara, ella sabrá que hacer— le entrega las hojas al joven y este la mira y asiente, luego me mira a mí y yo solo lo intento matarlo con la mirada.
Cuando el joven se aleja, hablo
—¿Por qué te dejas ver los senos por ese chico? —mi voz suena molesta.
No puede ser posible que un muchacho me haga ponerme celoso.
— ¿disculpa? —frunce el ceño y ladea la cabeza.
—Ese chico te estaba viendo los senos— ella voltea a la dirección del nombrado y lo observa por un momento, seguidamente regresa sus ojos a mí.
Se queda callada, silencio que tomo para seguir hablando.
—La próxima vez que lo haga le sacare los ojos—ella sonríe.
Aunque me molesta estar molesto y celoso no puedo evitarlo.
—Buena suerte con eso— se gira y camina a su despacho.
La sigo lo más rápido que puedo, porque sé que sería capaz de cerrarme la puerta en la cara. Una vez dentro de la oficina, ella se siente en su silla de cuero y me ve.
—No ando con él si es lo que te preocupa— asegura algo que no le pregunte.
Y aunque talvez quiera matarme en ese momento agradezco que no mencione lo de Madison.
—quiero hablar contigo.
—Que mal porque yo no— abre unos folders y me empieza a ignorar.
Esa acción me pone furioso, nunca nadie me había hecho eso aparte de mi hermana cuando se enoja conmigo.
—Yo sé que lo que dije estuvo en todos los sentidos muy mal, pero estoy muy arrepentido— ella levanta la vista y sus ojos se topan con los míos.
—¿arrepentido? —repite lo que dije y asiento en confirmación— vete mucho a la mierda—me saca el dedo de en medio.
Rodé los ojos y me senté en la silla enfrente de la suya.
—Hagamos una tregua— ella sonrió interesada en la estupidez que probablemente diría.
Movió las manos en señal de que continuara. Respire profundo y hable.
—Ven a la fiesta de cumpleaños de Nathaniel conmigo y te dejaré en paz por un mes.
—Que gran oferta— me contestó sarcástica.
—Hablo en serio, te dejare de insistir, no me verás ni sabrás de mi por un largo mes.
Ella pareció pensarlo, pero la verdad es que no había mucho que analizar, digo es una de mis mejores ofertas.
—Bien— acepto y yo sonrió— Pero no lo hago por ti, lo hago por Nate y porque Danielle hace semanas me invito.
—Perfecto, una razón más para que vayas conmigo— Ella rueda los ojos y se levanta de su silla tomando las cosas.
—¿Nos vamos? — pregunta poniéndose su abrigo
—Claro.
...
—¿te importaría acompañarme a la mansión de tu abuela? — pregunta mientras caminamos por el estacionamiento. — Tengo que cambiarme y sirve para que vayamos en un solo auto.
Lo dudo un rato, porque de ninguna manera quiero entrar a ese lugar y que mi abuela me llene de preguntas y regaños.
—Sin problema— mi mente me regaña por lo que acabo de decir.
...
Gabriela
Me encanto la reacción de Chris al entrar a la mansión, fue tan graciosa, parecía estar lleno de miedo, a cada paso observaba todo el lugar, esperando no ver a Sofia. Verlo sufrir por una tontería era encantador y satisfactorio, gran parte de mi quería hacerlo sufrir aún más, pero no tenía idea de cómo.
Entramos a la habitación y el observo cada rincón.
—No puedo creer que te estés quedando aquí.
—Es acogedor, ¿verdad?
—bueno esta era mi antigua habitación— eso hace que quite mi sonrisa y vea de distinta manera el dormitorio.
En este momento odio a Sofia por ponerme en esta habitación.
Decidí ignorarlo y empecé a ver mi ropa para saber cómo iría vestida de acuerdo a la temática blanco y negro. Encontré un vestido blanco y lo combiné con unos tacones de punta de color negro.
Tras varias suplicas de que me apresurara de parte de Chris por fin termine de asearme y arreglarme.
...
Llegamos a la casa de los Carrington luego de acompañar a Chris a la mansión para que se cambiara.
Como siempre era temprano, entramos y todo era un completo caos.
—Llegaron— se acercó Archie mientras se abrochaba los gemelos.
—Pensé que sería algo pequeño—mencione.
Todavía tenia mis dudas con los Carrington, pero por ahora las mantendría sin respuestas.
—Créanme esto es pequeño.
Buen punto.
—Danielle está arriba vistiendo a Nathaniel, por si quieren presenciar ese milagro.
Subimos y como Archibald había mencionado en la habitación se encontraba Elle vistiendo a su hijo (Ambos vestían un smoking blanco haciendo ver al niño y a la madre tan adorables) y jugando con él.
—Es acaso que estoy muerto y entre en una dimensión en donde mi sobrino se deja vestir.
La chica de ojos azules como los de su hermano le mostro el dedo de en medio.
—No, no estoy muerto, ese niño sigue teniendo a la misma madre grosera de siempre.
—Púdrete, Chris— dejo de ver a su hijo para ver a su hermano.
—Con gusto—él sonrió mientras su hermana se acercaba. Una vez ya cerca le proporciono un buen golpe en el hombro para luego abrazarlo.
La castaña percato mi presencia y me sonrió.
—Gaby, que bueno verte— me abraza con fuerza casi sacándome el aire.
—Lo mismo digo.
Le entregue una bolsa de regalo y ella la acepto gustosa.
—Gracias, estoy segura que lo que sea que este adentro le encantara a Nate
De repente se escuchó un ruido muy fuerte arriba de la casa.
—Ya llegaron— menciono Elle emocionada.
Danielle cargo a su hijo y salió de la habitación dejándome confundida.
...
Omnisciente
Si creían que Danielle y Archie gastan mucho, la demás familia Carrington gasta el triple. Ellos son la clara definición de multimillonarios americanos. Llegaron en helicópteros, aparte trajeron seguridad (ya saben por su negocio turbio) y más cosas por tierra, sin mencionar que todos iban de pies a cabeza vestidos de marca. Toda la familia se parecía mucho a Archibald, mismo color rubio en el cabello, mismos ojos azules y mismo acento americano.
La fiesta se estaba llevando a cabo en el jardín, los padres del infante habían colocado un zoológico para la diversión de su pequeño.
Aunque yo soy de la idea de que un niño que cumple dos años no disfruta tanto de esto, pero en fin los magnates disfrutan más la fiesta que los niños.
—Hermano es solo un cachorro, no es que vaya a morderle a alguien, digo con un buen entrenamiento podrá ser como un miembro más de tu familia.
—Idiota ¿Cómo le regalas un cachorro león a un niño de dos años?
Así como escucharon, linduras. Él apuesto Aiden Carrington (hermano menor de Archie) le regalo un cachorro león a su sobrino. Y aunque muchos lo consideran ilegal para ellos es de lo más normal.
Pero todavía no es momento de espantarse, linduras, porque aún no han visto ni la mitad.
—¿Qué tiene? Tú, Ashley y yo solíamos amar a esos animales para mascotas.
—él que mi padre nos haya maleducado, no significa que vaya a maleducar a mis hijos.
—No los maleducas, es más les enseñas a ser responsables y fuertes.
—Ya acéptalo— intervino la castaña— Tan solo mira a Nate, ya hasta le puso nombre a su mascota— señalo a su hijo mientras lo decía.
El infante de cabellos dorados se encontraba tirado en el pasto, jugando con su nueva mascota.
Archibald suspiro y aniquilo a su hermano con la mirada.
Saben yo también lo haría si tuviera hijos, digo que le regalen esas cosas a un pequeño es raro, bastante raro y peligroso a un nivel extremadamente alto.
Pero de todas formas Archibald termino aceptando, dejando que su pequeño conservara al León.
...
La fiesta iba bien, Danielle abría los regalos de su hijo y se los mostraba. Todos por parte de los Carrington eran extravagantes incluso rozaban lo innecesario. Al abrir los regalos de los demás invitados, que, aunque eran demasiado costosos para un bebé, al lado de los otros parecían muy silvestres.
Ya la fiesta estaba por concluir y debo decir que, aunque había varios pequeños invitados que oscilaban la edad de Nathaniel, este no se juntó con nadie por más de 10 minutos, era un pequeño gruñón como su padre.
Gabriela
Me encontraba sentada en el desayunador de la cocina, (el personal entraba y salía con los objetos sucios que estaban recogiendo), mientras bebía el champagne de mi copa.
Debo decir que hasta las copas son hermosas, el tallo está envuelto en una serpiente de diamantes y si eso no significa ser magnate no sé qué más puede ser.
La verdad tengo miedo que se me caiga, por esa razón casi ni la levanto de la mesa, es más mejor acerco mi cabeza a la copa, porque siendo sinceros mi cabeza no vale tanto.
Por el rabillo del ojo puedo ver como alguien se sienta a mi lado, volteo y no es nadie más que la anfitriona de la fiesta, bebiendo de la botella de champagne.
—Las fiestas infantiles siempre resultan agotadoras— dice a la vez que deja la botella en la mesa
—¿Por qué? Parece que te estas divirtiendo
—lo hago, pero eso no significa que sea menos agotador— vuelve a beber de la botella.
No está borracha, es más ni lleva una cuarta parte de la botella.
—siempre les hago fiestas grandes a mis hijos, porque cada vez que los miro pienso que no los merezco.
Alejo la botella que mi cuñada está sosteniendo a un lado y la abrazo.
Eso me dio un electrizante deja vu.
Flashback
Escucho como las campanillas de la cafetería suenan, anunciando a un nuevo cliente, solo estoy yo así que me toca atender, porque todavía no descubro como duplicarme.
—Buenos días— saludo a la castaña que ubico rápidamente.
He hablado muchísimas veces con ella y aun así dudo que se sepa mi nombre.
—Me das un jugo de Naranja, por favor— asiento tomando su orden.
Ella rápidamente se dirige al baño.
Pasaron los minutos, ya tengo el jugo preparado, ya hice algo de limpieza y ella no sale. Decido ir a ver si algo está mal, que tal si se desmayó, o aborto en el baño, cualquiera de esas dos opciones definitivamente me metería en problemas.
Entro y por el reflejo del espejo logro ver como los ojos azules de la chica están llenos de lágrimas, mientras sostiene algo en la mano.
¿Cómo alguien puede verse tan bonita llorando?
Yo cuando lloro me veo como un espantapájaros.
Me acerco y logro ver lo que sostiene en la mano.
Santa madre de todas las madres, son pruebas de embarazo y todas son positivas.
Yo también lloraría si fuera ella, no lo digo porque ser mamá sea malo, sino porque a esta edad seas millonario o pobre es una gran responsabilidad.
Sin previo aviso la castaña me abraza, le devuelvo el abrazo para reconfortarla. Una vez que nos separamos hablo y deseo no haberlo hecho.
—Felicidades—es lo que sale de mi boca.
Seré estúpida- me reprocho
—Gracias, supongo— ella se limpia sus lágrimas con el dorso de su mano
—¿qué harás? — pregunto por indiscreta.
—Aún no lo sé.
Fin del flashback
Me separo de Danielle y la observo.
Como no la reconocí antes, ella es la chica con problemas existenciales de la universidad.
Ella se aclara la garganta y me vuelve a ver, esta vez me ofrece algo de champagne y como negar eso.
—Perdóname por lo que voy a decir, pero antes pensaba que eras una caza fortuna o una esposa trofeo.
Ya somos dos- mi mente dice en broma.
—¿esposa trofeo? — había escuchado del término, pero no lo comprendía del todo.
Digo sabía que eran mantenidas, pero eso de ser trofeos como que nada mas no se aclaraba en mi mente.
—Si, ya sabes en este mundo es muy común ver eso, muy pocas mujeres sobresalen por sí mismas. De todas formas, las esposas trofeo son las mujeres irritantes, que no trabajan, se la pasan de compras, tienen un ego enorme y se arreglan hasta para dormir.
La mire ladeando la cabeza y frunciendo el ceño.
Ya entiendo, seguramente no eras la única que pensaba eso, Danielle
—Pero tú no eres una de ellas, además yo sé que a Chris le estresan esas mujeres.
Y como por arte de magia en cada lado de mis hombros aparecieron dos versiones de mí, una vestida de blanco con una aureola en la cabeza y otra vestida como una diva mostrando partes que ni sabía que tenía.
—Deberías considerar ser una esposa trofeo e irritar a Christopher, gastar mucho dinero, ser sexy con todos, seducirlo y dejarlo con las ganas, quizás comprarte un chihuahua que ladre toda la noche, te imaginas su cara- hablo de mini yo del lado izquierdo.
Y si ya la imaginaba.
—No, eso está mal, deberías mejor tomar el tiempo que nos ofreció y pensar tranquilamente en cómo decirle del embarazo.
Tal vez tenía razón.
—Ay, por dios no seas aburrida, él necesita sufrir como nosotras.
Le di un punto a la diva.
No tenía ni puta idea de que haría, pero de algo estaba segura y era que Chris iba a pagar por lo que me dijo.
...
¡Oh Mi Dios!
¿Que pasó aquí?
No tiene idea de lo que se viene
Amarren sus cinturones, preparen sus palomitas y pónganse cómodos linduras por que se viene lo bueno.
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