Pasaron alrededor de cuatro días desde lo sucedido, y quedaban siete días más para la esperada batalla, información que supieron gracias a la inesperada carta que apareció sin más en la cama de Xavier, la cual vio justo al entrar en su habitación por la noche, una simple pero elegante carta se encontraba en la almohada, un sobre completamente blanco con un sello rojo y una perfecta caligrafía escrita en dorado con el nombre de Charles Xavier, no esperó más para abrirlo y sacar de ahí el contenido, una hoja de un tono menos blanco que el sobre pero impecablemente bonito doblada en tres partes, al abrirla justo en el medio de la hoja solo se leían dos palabras; una semana, y abajo, en la esquina de la derecha las iniciales S.S. Stefan Shaw, estaba claro.
Charles no dudó ni un momento por el mensaje, sabía perfectamente a lo que se refería, no hacía falta pensarlo demasiado, estuvo mentalizándose de que en una semana deberían luchar, sin haber notado que su prometido acababa de entrar, no le hizo falta más que notar una mano en su cintura para que se girara enseñándole aquella nota, aquel mensaje, contempló como Erik asentía con una ligera sonrisa adornando su cara, él también se mentalizaba, pero sobre su victoria.
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-¿Ha llegado?-
-Si, ya la ha visto-
Desde donde convivía el equipo enemigo, un moreno miró a su amigo mientras respondía, habiendo comprobado reciéntemente, con el uso de su telepatía, que el sobre llegó en perfectas condiciones a la habitación de Xavier. De un momento a otro cambió su ligera sonrisa a una expresión más seria, incluso levemente preocupada.
-Pero él no, aún no ha vuelto-
-Vamos, acaba de irse, recientemente ha dejado la nota-
-Si, pero incluso tratándose de él, se le está haciendo tarde, Stefan, ¿y si le ha pasado algo?-
-¿A quién le ha pasado algo?-
Ese fue el momento en el que el telépata consiguió sentirse más relajado, al escuchar al chico detrás de él hablar con su característico acento.
-Has tardado, capullo-
Habló el moreno dándose la vuelta mirando al recién llegado, aún al lado de su amigo, con quien hablaba anteriormente, el cual le puso una mano en el hombro adelantándose levemente y miró al peliblanco.
-Me había entretenido...-
-No tiene importancia. No tenías porqué preocuparte, James-
Contestó el rubio con una ligera sonrisa dirigiéndose finalmente a su antiguo amigo, que definitivamente estaba más tranquilo, por lo menos hasta que volviera a recordar que la pelea que tienen planeada podría costarle mucho, su nueva relación para ser exactos.
El rubio se alejó, dejando los dos restantes con una tormenta de pensamientos confusos y una mirada perdida que dado un momento se encontró, demostrándose el uno al otro que nada iba bien, y por muy amigos que fueran, no lo contarían. James lo quería hablar con su mejor amigo, quien durante tanto tiempo estuvo con él y le apoyó, pero no estaba seguro de como se lo podría tomar, y mejor no arriesgarse. Mientras tanto, el contrario, el cual seguía en el mismo sitio que antes, se preguntaba si debía hablarle a su hermana sobre lo que había visto en la mansión donde le habían encargado dejar la carta, ya que estaba seguro de que su hermana se sorprendería tanto como él si le dijera que ha visto a su hermano, pero ¿y si decidiera dejar la pelea? No, él quería vengarse de su padre, y podía cuidar de Peter mientras lo hacía.
-¿Estás bien?-
Preguntó Pietro una vez sus miradas chocaron al ver la cara de depresión y crisis existencial de James.
-Si, ¿y tú?-
-Si-
-Bien, nos vemos, Speedy González-
Pasó por su lado para despedirse con una mano en el brazo del sokoviano, siendo detenido por una mano en su hombro y recibiendo una mirada de quien tenía al lado.
-¿Sabes dónde está Wanda?-
-Entrenando-
Respondió para finalmente salir de ahí, y detrás el sokoviano dirigiéndose hacia su hermana, encontrándole practicando con su magia de forma bastante agresiva contra un muñeco.
-Le estás echando ganas-
-Esto es lo que quiero hacerle a tu padre-
Contestó la castaña después de haber parado para mirar a su hermano por unos segundos, volviendo a su entrenamiento, hasta que accidentalmente tiró un cuchillo a la cabeza de su hermano, ya que estaba cerca del muñeco, prácticamente al lado, quién lo esquivó sin problema
-Perdona, menos mal que lo has visto venir-
-No importa, espero que a la hora de luchar uses esa misma rabia-
-Lo haré, tendré en cuenta en cada momento de esa pelea que nos abandonó, que no se molestó en conocernos e hizo que nos separáramos-
Miraba directamente a su hermano a los ojos, con esa rabia y enfado que aparecía en su mirada cuando hablaba de su padre, le tenía rencor, y no era para menos.
Llegados a sus trece años solo uno de los trillizos era el que preguntaba por su padre, Peter, decidió hacerle la pregunta que tanto le había costado formular "¿Qué pasó con papá?" se preguntaba lo mismo constantemente de una forma tan inocente que su madre temía decirle la verdad, pero se la dijo, solo a él ya que fue quien preguntó, Pietro no parecía tener interés, y Wanda era feliz, o aparentaba serlo, pero aunque ella no dijera nunca nada, quería saber lo que era tener un padre.
Peter, una vez su madre le explicó todo, quiso hablarlo con su hermano minutos mayor que él, pero no lo consiguió, ya que Pietro no quiso saber nada al respecto, le tenía rencor desde que tuvo la suficiente consciencia para saber, o pensar lo que pasó, y lo había visto tantas veces en la televisión, que ¿porqué no? ¿Quién le aclaró que su padre no les abandonó cuando supo que su madre estaba embarazada? Nadie se lo pudo decir, y tampoco le importaba, a si que pensó sin ninguna duda que eso fue lo que pasó.
Wanda se replanteó varias veces el preguntarle a su madre, solo que nunca se atrevía, si comenzaba diciéndole que tenía una pregunta, se acobardaba y cambiaba de tema o inventaba otra cosa, cuando eran pequeños los tres pensaban que estaba muerto, pero mientras crecían Pietro pensó que su teoría sería cierta y se lo comentó a sus hermanos, pero no quiso confirmarlo con una respuesta de su madre. A los 16 Pietro decidió irse, Peter le incordiaba hablándole de Erik, ya que oyeron hablar de él, con que era su padre y algún día los tres lo conocerían, y Wanda demostraba con frecuencia su tristeza, por mucho que intentara ocultarla, sus hermanos le conocían bien. Pietro no necesitó meditarlo demasiado para decidir que lo buscaría para que sus hermanos le conocieran, por mucho odio que le tuviera.
Desapareció del día a la mañana y no tuvo contacto con nadie, quería que fuera una sorpresa, pasó meses fuera, hasta que se rindió y decidió volver a casa, pensó que quizás murió, pero se encontró con la sorpresa de que al volver, era su madre quien falleció, no pudo despedirse, ya que murió debido a un imprevisto ataque, sola, mientras sus hermanos buscaban preocupados al peliblanco, por lo que, si su padre seguía vivo, le culparía de desaparecer y hacer que no hubiese estado con su madre durante sus últimos meses de vida.
Siendo menores de edad, debían estar con alguien mayor que pudiera hacerse cargo de ellos, y no dudaron en ir con su tía más cercana a ellos, abandonando Sokovia, poco después unos hombres fueron en busca de Peter pidiendo su ayuda para una especie de misión, y extrañamente lograron que fuera con ellos. Al ser mayor de edad, Peter fue con los mismos para unirse a ellos, sentirse útil, lo cual fue apoyado en todo momento por sus hermanos, que posteriormente se arrepentían de que su hermano no estuviese con ellos, apenas hablaban y no se veían, habían sido reducidos a dos hermanos, todo por la ilusión de Peter por conocer a su padre, claro que ese plan no se lo contó a sus hermanos, ya que quería asegurarse de todo antes de presentarlo a sus hermanos.
Y ahí sobraban las razones para odiar a Magneto, los tres sufrieron de pequeños, unos más que otros, pero ninguno se salvaba, el mayor desapareció meses en su búsqueda, su madre murió, cosa que podrían haber evitado si el mayor no le buscara y los dos pequeños no buscaran al mayor, y murió sola, sin despedirse de sus hijos, Peter se fue buscando ser como su padre y con intención de encontrarlo, y por último, mientras todos los niños a quienes conocían y los que veían en la tele, tenían un padre, ellos no sabían lo que era tener uno.