Si no llega el mañana

By Alaska_ooc

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«Nessa se ve obligada a elegir entre su inminente deseo por sobresalir y pasar tiempo con la persona que más... More

Sinopsis
Capítulo 1: Respeta vieja pendeja
Capítulo 2: Cállame
Capítulo 3: Para ti soy más fácil que la tabla del uno
Capítulo 4: ¿Tú me besarías?
Capítulo 5: ¿Podrías devolverme mi dignidad?
Capítulo 6: Sentimientos no homo
Capítulo 7: Choque de estrellas
Capitulo 8: Mas lesbiana que ayer, menos que mañana
Capítulo 8: Mas lesbiana que ayer, menos que mañana
Capítulo 9: Nunca renuncies a ti
Capítulo 10: No me gusta Clarke
Capítulo 10: No me gusta Clarke

Capítulo 11: Derretir el corazón más frío

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By Alaska_ooc


Poco a poco lograba encontrar la estabilidad que pedía para mi vida. Mis primeros días de trabajo comenzaron, había conseguido un lugar para mudarme —Después de discutirlo mucho, decidí quedarme con Clarke— y trataba de dar lo mejor de mí en los estudios.

Lo único innegable era que estaba cansada. Estaba muy cansada. Aún no obtenía un plan de tiempo que no interfiriera con mis obligaciones de una u otra forma así que me esforzaba el doble. Y eso simplemente me desgastaba, pero era todo lo que tenía hasta ahora y tendría que conformarme. 

Programar mudanza, organizar, ir a la universidad, trabajar, preparar con Clarke el proyecto y estudiar en casa. Eran muchas cosas que hacer para días que solo duraban 24 horas.

Eso me había demostrado con creces que los cambios rápidos no siempre son buenos. Son angustiantes, tenebrosos y te mantienen la piel de gallina por los constantes nervios.

—No puedes ignorar a tus compañeras toda la vida —menciona Clarke, detrás de mí mientras realiza algunos bocetos en su iPad.

Bostezo, cansada antes de soltar una risa algo floja.

—No me digas. —respondo de mala gana.

—Todo volverá a ti de una manera u otra, no se puede escapar de los problemas —La observo amarrar su cabello en una cola alta y colocarse unos lentes. 

—¿Desde cuándo usas lentes?

—Hace unos meses, me los pongo muy poco. Astigmatismo —aclara, guiñándome el ojo—. Y no cambies de tema.

Bufo.

No tenía ganas de hablar sobre cómo me sentía con respecto a Haydee y Jazmín. Porque ajá, me sentía feliz por ellas, pero también algo apartada, como si ya no encajara en nuestro grupo.

Era un sentimiento estupido, ya estaba tratando de eliminarlo, pero para eso necesitaba tiempo y alejarme un poco. Solo debía tomarme unos días y entrar en mi burbuja. Así no me dolería estar cerca de ellas.

Era en estos momentos en donde mi valor como persona se ponía a prueba y entraba en dudas. ¿Acaso valía la pena tenerme como amiga? ¿Qué tipo de persona no le dice a su mejor amiga lo que pasa en su vida, pero a les demás sí? ¿Ya no me veía como un medio confiable? ¿Se olvidaban de mí? ¿Ya había hecho demasiado?

No me importa, no me importa, no me importan las respuestas. Me repito a mi misma y trato de aferrarme a ello.

—Solo déjame refugiarme en ti y no hagas preguntas, Clarke —Le pido.

La pelinegra me regala una sonrisa de labios cerrados y asiente, acercándose a mí.

—Depende de qué tipo de refugio quieras, soy multifuncional, Nessa.

No puedo evitar encontrar un doble sentido en sus palabras y le pongo mala cara aunque probablemente la cochina aquí era yo.

Clarke apoya su cabeza sobre mi hombre y me da un pequeño beso sobre el cuello, mientras muestra algunas de sus ideas para el proyecto, sin embargo, el pantalón corto que trae puesto me distrae y pienso que todo sería mejor si se lo quitara.

—Mira esto, ¿qué te parece?

Su brazo pasa por mis hombros de manera reconfortante y trago saliva cuando sube sus muslos por encima de los míos. Su piel se ve aún más pálida gracias a mi pantalón oscuro.

—¿Quieres tocarme, Nessa? —pregunta Clarke sin siquiera mirarme a los ojos. Yo alzo las cejas, algo aturdida por su pregunta.

—No, que asco, wakala.

Hago una mueca y ella ríe. Mis mejillas se tornan rojas y no pasa mucho tiempo para que ese calor cruce por todo mi cuerpo.

—Entonces deja de verme como si quisieras hacerlo.

Mojo mis labios y las ganas de arrancarle la tableta de la mano, tomarla del cuello y tocarla como ella misma acababa de proponer comienzan a crecer. Solo puedo apretar las piernas con fuerza y actuar con desinterés frente a ella.

¿En qué momento terminé así? ¿Por qué mis ganas de hundirme en su piel no hacen más que aumentar cuando deberían disminuir? Estaba perdida, había perdido el camino.

Clarke me había desorientado, me había desarmado. Ella me había hecho perder el rumbo. Creo que lo más escalofriante de todo era que, comenzaba a gustarme más y más esa sensación de estar perdida en sus aguas.

A la mierda.

Tomo su iPad y lo aparto para proceder a desaparecer la brecha de espacio que existe entre nosotras. No sé cómo, ni cuándo, pero mi mano se enreda en su cabello para atraerla hacía mí. Ella jadea y coloca sus manos en mis hombros.

—Dijiste que no querías tocarme, Nessa. Te noto indecisa —Se burla. Su aliento acaricia mis labios y mi mirada no tarda en bajar a su boca.

—¿Sí? Bueno, cambié de idea —Con mi mano libre toco su pierna deliberadamente, espero un gesto negativo de su parte, pero este nunca llega dándome a entender que tengo pase libre. Aún así, vuelvo a preguntar porque quería tener su consentimiento en palabras—. ¿Puedo?

Ella asiente incapaz de pronunciar una palabra cuando reparto pequeños besos por todo su cuello. Sus manos se aferran a mi nuca y trata de pegarse más a mí. Puedo sentir sus pechos rozar los míos a través de las barreras de la ropa.

—¿Tengo pase libre, Clarke? —Vuelvo a preguntar, burlona.

—S-sí, maldita sea —balbucea.

Le doy una suave nalgada. Ella jadea, y estoy segura de que el brillo de mis ojos podría opacar a la estrella más brillante en el cielo.

Clarke trata de besar mis labios nuevamente, pero no la dejo.

—¿Qué? —pregunta mientras se mueve con precisión sobre mí, esperando mi tacto.

Le sonrío antes de acomodarle el cabello y dejar un beso en su frente.

—¿Alguna vez has estado con una chica, Clarke?

Su mirada y la manera en la que se sonroja con pena me da la respuesta de inmediato: no.

—¿Tu has estado con otras chicas? —Ella pregunta. Sus labios rojos me siguen distrayendo.

—Sí —respondo y ella aprieta los labios. Noto sus dedos juguetear con los botones de mi camiseta, pero no digo nada al respecto. Solo disfruto de ella.

De Clarke García, mi cautivadora rival de clases.

—¿Cómo supiste que te gustaban las chicas? —Sigue con las preguntas mientras me quita la camiseta y me mira, desafiante.

Siento que mi pobre corazón va a estallar con la calidez de sus toques.

—Besé a una, Clarke, y se sintió muchísimo mejor que las veces que había besado a un chico. Muy dentro de mí lo sabía desde hace mucho, pero quería fingir que no. Que no era verdad, y no sabes lo liberador que fue salir del closet y conocer todo lo que el miedo me había negado. —confieso. Ella se ríe.

—A mi solo me gustó mi mejor amiga.

Quisiera comentarle lo linda que se ve con el cabello despeinado y los ojos achinados por la sonrisa que tiene en el rostro, pero me quedo en silencio y me río con ella.

—¿Hannah?

—Sí, ella misma. Fue una mierda, pero logré superarlo.

—Pfff, cliché —susurro—. Es bueno saberlo.

Sus manos me acarician la espalda y se deshacen de mi ropa poco a poco. Noto las intenciones que tiene de quitarme el sujetador y sonrío.

—¿Quieres tocarme tú ahora, García?

Toco sus mejillas con suavidad y dejo un pequeño beso en sus labios. Clarke me corresponde y poco a poco, el beso se va tornando más intenso, pero la magia del lugar desaparece cuando la puerta de entrada es abierta.

—¿Quién es? —susurro y me apresuro a bajarla de mis piernas con delicadeza para vestirme.

—Y yo que sé —Se encoge de hombros y se peina el cabello—, creo que Hannah.

Hago una mueca de pánico, y Clarke se burla de mí antes de darme un piquito para tranquilizarme.

—No te pongas nerviosa y mira al suelo para parecer menos culpable —Me aconseja, sonriendo. Arrugo la nariz sintiendo una molesta calidez expandirse en mi pecho.

—¿Clarke, puedo preguntar qué es esto? —cuestiono, refiriéndome a lo que ha estado pasando últimamente entre nosotras.

—No lo sé —admite, arreglando su pantalón corto. Sus ojos oscuros conectan con los míos.

—Que sepas que aun te odio, y eso no va a cambiar por un par de besos.

—Yo también sigo odiándote, Nielsen.

Dejo una mano sobre su pierna y hago pequeños circulitos con mis dedos. Marcando territorios, jugueteando, no lo sé.

—¿Clarke?

—¿Sí?

—Tienes un chupón, tapatelo.

Y pienso que, verla esconder su rostro en mi cuello para reír otra vez es una de las sensaciones más bonitas que he experimentado en la vida.

☼☼☼

Tenía 8 llamadas perdidas de Haydee y casi 20 de Jazmín. Múltiples mensajes de textos, de voz, correos en Gmail...

Clarke tenía razón, no tenía sentido escapar de los problemas, ellos siempre volvían a ti. Una y otra vez para torturarte, o bien, recordarte la mierda de vida que vivías.

Por ejemplo, la cantidad de asignaciones pendientes que tenía esa semana. Nunca se me habían acumulado tantas tareas, me sentía nerviosa y las voces en mi cabeza comenzaban a alterarme. Hablaban sin parar y no cosas buenas.

A veces la presión era tanta que sentía que me estaba volviendo loca.

Abro todo sobre mi mesa, pero mi cerebro no puede asimilar nada. Como si hubiese olvidado mi propio idioma, como si fuese una niña pequeña y no supiese leer. Pasaba los ojos una y otra vez por los papeles, pero no entendía nada. Nada.

Comenzaba a entrar en crisis al pensar que había perdido mi don, lo que me hacía yo. Si no era la chica perfecta no era yo, era otra persona que debía eliminar.

Otra llamada perdida de Haydee.

Otro mensaje de Jazmín.

Otro minuto sin entender una mierda de mi propio cuaderno.

Otra maldita crisis mientras me preguntaba si era suficiente nuevamente.

El timbre resuena por toda la casa haciéndome dar un respingo. Suspiro al realizar que estoy sola y que no hay nadie más que pueda atender así que debo hacerlo yo. Siento el piso frío bajo las plantas de mis pies y me estremezco.

En cuanto abro la puerta, siento los fuertes brazos de Haydee envolverme en un abrazo y a Jazmín sumarse con cuidado. Hago una mueca y me alejo de ellas poco a poco, incómoda.

Me gustaba el contacto físico cuando yo lo ofrecía, no cuando otras personas me lo daban.

—Hola...

—¡Estaba preocupada por ti! No respondes el teléfono y nos evades. Quiero entender qué pasa —dice Jazmín, tomando mis manos con cariño. La miro un momento, buscando algún gesto que diga que lo hace para burlarse de mí.

—No quería hablar con ustedes —admito logrando que las dos hagan una mueca de confusión—, pero estoy mejor ahora. Solo necesito tiempo, estoy bien, puedo sola.

—Nessa...

—Te lo juro, Jazmín.

—Nessa...

—Solo serán unos días.

—¡Nessa! —Me grita para llamar mi atención así que dejo de interrumpir, y la miro atentamente—. ¿Desde hace cuanto no duermes ni comes bien? —pregunta, preocupada mirando mi rostro.

Vaya... ¿Me veo tan mal?

Intento recordar cuándo fue la sesión de besos en la casa de Clarke, pero mi mente se nubla un poco.

—Unos dos días, pero te juro que la semana que viene lo haré mejor. Solo...

—¿Necesitas tiempo, Nessa? —repite mis palabras con amargura.

Termina de entrar a mi casa y manda a su novia, Haydee, a buscar algo comestible en la cocina mientras nosotras nos dirigimos al comedor a paso lento. Hace una mueca al ver todos los cuadernos sobre la mesa.

—Nessa, soy tu mejor amiga, puedes confiar en mí. No tienes que pasar por estas cosas solas, sé que es difícil, pero...

Un nudo se instala en mi garganta, me siento vulnerable.

—No sabes nada, Jazmín. Tu tienes una vida perfecta, tú tampoco sabes nada.

—Pero quiero tratar de comprender y ayudarte. No quiero perderte, pero esto que estás haciendo es demasiado. No te puedes exigir y maltratar tanto a ti misma.

—Para algo nací, Jazmín. No seas ridícula, ya me acostumbré —Le doy un manotazo.

Haydee trae cereal con leche muy contenta, Jazmín le pone mala cara, pero la morena no se da cuenta y lo entrega muy digna.

—Eso no significa que esté bien —Me recuerda, y suspiro.

—No necesito tus consejos de mierda.

—Eres mi amiga, y eres importante para mí. Algún día te verás del mismo modo en que yo te veo y te darás cuenta de que nada de esto fue necesario. Eres perfecta.

—Pero no lo suficiente —contrarresto.

Ella solo puede respirar hondo y servirme cereal en una taza.

—Come, Nessa y cállate la boca.

Jazmín toma mi lápiz y comienza a escribir en mi cuaderno. Por un minuto pienso que me está ayudando con las asignaciones, pero en vez de eso me enseña una nota:

Todo estará bien, estamos contigo. Te amo.

—No sé hacer eso, tú eres la cerebrito aquí —comenta.

Y sonrío aunque el alma me queme por dentro.

☼☼☼

La campanilla del café suena y volteo a ver la puerta, en donde Clarke me sonríe con coquetería. Ruedo los ojos y me apoyo en una de las vitrinas esperando que llegue a mí.

—¿A qué hora pasas por el pan, linda? —Juguetea.

—¿Qué haces aquí? —pregunto.

—Vine a visitarte, Nielsen.

—García, no necesito tu hospitalidad. ¿Quién te dijo que trabajaba aquí? —Me cruzo de brazos a la defensiva.

—¿Me vas a decir que no sabes lo boca sueltas que son tus amigas?

La miro, ofendida, pero no puedo decir nada al respecto porque es verdad, son unas chismosas.

—No las ataques, son buena gente —Le digo.

—Tú uniforme te queda muy bien, Nessa —afirma Clarke, repasándome con la mirada.

—Dios, que puerca eres.

—Ahora tengo un par de fantasías en mente. —Se ríe.

Trato de decir algo más, pero la campanilla vuelve a sonar. Esta vez entra la figura de un hombre. Alguien a quien conozco muy bien, pero mis nervios se disparan al verlo con lágrimas en los ojos.

—Papá —susurro. Clarke sigue mi mirada, confundida.

—Lo siento —Es lo único que sale de sus labios.

✨❤️✨

¡Hola! ¿Cómo están? Espero que se encuentren súper bien.

No sé qué decir, estoy sin palabras sjbsksnsksnsk

¿Comentarios sobre el capítulo?

Pregunta seria no tan seria: ¿Cuál es su canción favorita del momento? ¿Hay alguna canción que les recuerde a este libro?

Eso es todo por hoy, beban awaaaa

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