Capítulo 11: Derretir el corazón más frío

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Poco a poco lograba encontrar la estabilidad que pedía para mi vida. Mis primeros días de trabajo comenzaron, había conseguido un lugar para mudarme —Después de discutirlo mucho, decidí quedarme con Clarke— y trataba de dar lo mejor de mí en los estudios.

Lo único innegable era que estaba cansada. Estaba muy cansada. Aún no obtenía un plan de tiempo que no interfiriera con mis obligaciones de una u otra forma así que me esforzaba el doble. Y eso simplemente me desgastaba, pero era todo lo que tenía hasta ahora y tendría que conformarme. 

Programar mudanza, organizar, ir a la universidad, trabajar, preparar con Clarke el proyecto y estudiar en casa. Eran muchas cosas que hacer para días que solo duraban 24 horas.

Eso me había demostrado con creces que los cambios rápidos no siempre son buenos. Son angustiantes, tenebrosos y te mantienen la piel de gallina por los constantes nervios.

—No puedes ignorar a tus compañeras toda la vida —menciona Clarke, detrás de mí mientras realiza algunos bocetos en su iPad.

Bostezo, cansada antes de soltar una risa algo floja.

—No me digas. —respondo de mala gana.

—Todo volverá a ti de una manera u otra, no se puede escapar de los problemas —La observo amarrar su cabello en una cola alta y colocarse unos lentes. 

—¿Desde cuándo usas lentes?

—Hace unos meses, me los pongo muy poco. Astigmatismo —aclara, guiñándome el ojo—. Y no cambies de tema.

Bufo.

No tenía ganas de hablar sobre cómo me sentía con respecto a Haydee y Jazmín. Porque ajá, me sentía feliz por ellas, pero también algo apartada, como si ya no encajara en nuestro grupo.

Era un sentimiento estupido, ya estaba tratando de eliminarlo, pero para eso necesitaba tiempo y alejarme un poco. Solo debía tomarme unos días y entrar en mi burbuja. Así no me dolería estar cerca de ellas.

Era en estos momentos en donde mi valor como persona se ponía a prueba y entraba en dudas. ¿Acaso valía la pena tenerme como amiga? ¿Qué tipo de persona no le dice a su mejor amiga lo que pasa en su vida, pero a les demás sí? ¿Ya no me veía como un medio confiable? ¿Se olvidaban de mí? ¿Ya había hecho demasiado?

No me importa, no me importa, no me importan las respuestas. Me repito a mi misma y trato de aferrarme a ello.

—Solo déjame refugiarme en ti y no hagas preguntas, Clarke —Le pido.

La pelinegra me regala una sonrisa de labios cerrados y asiente, acercándose a mí.

—Depende de qué tipo de refugio quieras, soy multifuncional, Nessa.

No puedo evitar encontrar un doble sentido en sus palabras y le pongo mala cara aunque probablemente la cochina aquí era yo.

Clarke apoya su cabeza sobre mi hombre y me da un pequeño beso sobre el cuello, mientras muestra algunas de sus ideas para el proyecto, sin embargo, el pantalón corto que trae puesto me distrae y pienso que todo sería mejor si se lo quitara.

—Mira esto, ¿qué te parece?

Su brazo pasa por mis hombros de manera reconfortante y trago saliva cuando sube sus muslos por encima de los míos. Su piel se ve aún más pálida gracias a mi pantalón oscuro.

—¿Quieres tocarme, Nessa? —pregunta Clarke sin siquiera mirarme a los ojos. Yo alzo las cejas, algo aturdida por su pregunta.

—No, que asco, wakala.

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⏰ Laatst bijgewerkt: Feb 15 ⏰

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