La sonrisa en el rostro de Clarke me reconforta mientras va calle abajo en su vecindario. Las ventanillas están abiertas y el viento descompone mi cabello. Le doy una pequeña mirada al verla cambiar de canción en la radio. Se ve tan relajada y viva mientras conduce que me es incapaz apartar la vista.
Aún no logro comprender porque todo a su alrededor se siente tan bien, pero prohibido al mismo tiempo. No debería pensar cosas buenas sobre ella, pero lo hago.
Como por ejemplo, la dulce y honesta manera en que sus labios se curvan para regalarme una sonrisa. O cómo me mira desafiante mientras moja sus labios para llamar mi atención. Su inteligencia, su forma de retarme, lo irritante, pero bonito que son sus cortejos y su forma de cantarme por medio de una llamada solo para tranquilizarme cuando las cosas van mal.
Ese era el problema: no dejaba de pensar en ella.
—You put your hands under my shirt —tararea una canción que se me hace conocida mientras esperamos a que un semáforo pase a verde. Sus dedos tamborilean al ritmo de la música.
—Undid my bra and said these words... —La acompaño, divertida. Clarke levanta su dedo pulgar en aprobación.
—Darling, you're so pretty it hurts —dice, mirándome con intensidad. Suelto una carcajada al verla imitar los movimientos de alguien tocando una batería para no perder el ritmo.
Mojo mis labios y estoy a punto de seguir con nuestro pequeño concierto cuando el semáforo cambia y los autos detrás de Clarke comienzan a tocar el claxon como locos.
Mi acompañante empieza a reír como una olla de presión mientras yo me pregunto qué carajos había sido eso. A mi no me gustaba cantar, mucho menos si se trataba de hacerlo con una odiosa al lado así que, ¿qué había sido eso?
Trato de no pensar mucho en eso, de no complicar las cosas, pero resulta imposible con ella al lado. ¿Venir fue una mala idea? Comenzaba a pensar que la canción de fondo era una señal.
—¿Cómo se llama? La he escuchado antes —cuestiono, mordiendo mis uñas.
—Bad idea de Girl in red —Clarke lame sus labios mientras termina de aparcar su coche.
El jardín de su casa sigue igual de bonito que hace días. Me pregunto cómo lo hace. Yo tengo una planta, intento darle los cuidados necesarios y aun así pasa a la otra vida. Lo admitía, le tenía un poco de envidia por ello.
Clarke se baja con apuro para abrir la puerta del acompañante y que pueda bajarme. Aprecio su gesto y le sonrío mientras admiro el panorama de mi alrededor. Al darme cuenta de la cara de niña buena que debo tener en el momento, me doy una palmada mentalmente y la cambio por una más de "mala leche".
La comunidad en donde vive Clarke es bastante poblada, y sin embargo, el ruido no predomina. De hecho, es bastante tranquila según veo. Eso me gusta, ni siquiera pasan tantos vehículos.
Avanzamos hasta la puerta de entrada y García se hace a un lado para dejarme pasar a su casa. No voy a mentir, me emocionaba la idea de meterme en la mente del enemigo. Entrar en un espacio tan privado para ella, era como conocer una parte de la que pocas personas tenían conocimiento.
Pero, yo era la excepción.
—Bienvenida a mi cueva, Nielsen —bromea detrás de mí. Sus dedos rozan mi espalda y doy un respingo.
Me acerco a un par de portarretratos que están colgados en el pasillo de entrada. Mis ojos van de uno a otro, pero me quedo embobada con uno en el camino. Me permito ver a una Clarke adolescente mirar a la cámara con un flequillo, dos señores mayores muy apuestos y la chica rubia que vi en la cafetería el otro día. Viéndola de cerca me doy cuenta de que es aún más linda de lo que pensaba, y algo en ella me parece tremendamente familiar.
Trago saliva y acaricio la foto con cuidado.
—Son mis padres, y Hannah, la amiga de la que te hablé —comunica—. ¿Quieres beber algo? Tengo jugo de fresa y blueberry.
Asiento y la sigo mientras miro las fotos y las decoraciones de su hogar. Es agradable. No sé qué decirle así que me mantengo en silencio para no soltar una estupidez como siempre. Clarke me pica un brazo, molesta, al notarlo.
—¿Qué? —La miro mal, ella se cruza de brazos.
—Parece que estoy hablando sola, por lo menos dime cucaracha para saber que no te moriste —Se queja la pelinegra. Pasa mechones de cabello por detrás de su oreja para que no interrumpan su vista.
—Pensé que tendrías algo relacionado con Satanás en tu casa, se ve de tu estilo —bromeo, frunciendo los labios. Tomo asiento en una de las sillas del desayunador.
—Uff, es que no has visto mi habitación —dice abriendo la nevera para sacar la jarra con jugo. Observo sus precavidos movimientos—. Ahí hago cosas que son del diablo.
Ella ríe mientras yo me quedo unos segundos procesando el sentido de sus palabras, y la vergüenza me inunda al darme cuenta.
—¡Clarke, por el amor de Dios! —exclamo tapando mi cara dramáticamente.
—Fue un impulso, lo siento.
García se disculpa y yo le pongo una mueca de desagrado. Me pasa el vaso y comienzo a beber sin siquiera mirarla. Por el rabillo del ojo logro verla acercarse a mí fingiendo inocencia. Se apoya del desayunador y deja una de sus manos en mi pierna.
—Eres una mala influencia, el profesor Torres se equivoca al decir que eres buena gente. —opino, alzando las cejas.
—¿Ah, sí? Ahora dímelo a los ojos.
—Estoy bebiendo jugo, no molestes.
No necesito alzar la mirada porque ella lo hace por mí. Con su mano libre —la que no está en mi pierna—, me toma del mentón rozando ligeramente mis labios en el camino y levanta mi rostro para que nuestras miradas se encuentren.
—Eres una mala influencia, García...
Noto su intención de hablar, pero un carraspeo nos interrumpe haciendo que yo volteé. Clarke, en cambio, solo suspira y suelta mi barbilla con suavidad, pero aún así, no deja de acariciar mi pierna por encima de mi pantalón. Le doy un manotazo para que se comporte y ella me gruñe, molesta.
Frente a nosotras, una rubia esbelta y de ojos verde-azulados, nos mira con curiosidad. O bueno, me mira a mí. Su rostro es precioso y sus facciones suaves, dándole un toque algo aniñado. Posee una de esas sonrisas que te inspiran confianza con facilidad.
—Hola, tú debes de ser Nessa, ¿cierto? —Ella pregunta, dándole un pequeño vistazo a García—. Soy Hannah. Hannah Evans. Clarke me ha contado mucho sobre ti.
Cuando esas palabras abandonan sus labios, a mi rival se le va el color del cuerpo. Abro y vuelvo a cerrar la boca sin saber qué decir. ¿Clarke le había hablado de mí? ¿Cosas buenas o malas? Mi corazón salta de alegría en mi pecho y una sonrisa se hace espacio en mi cara.
Ay no, ¿estaba sonriendo? ¿ESTABA SONRIENDO DE VERDAD?
Trato de apretar mis labios para suprimir la maldita curvatura de mis labios por razones 100% normales, nada homosexuales y que no tienen nada que ver con Clarke.
—Voy a buscar mis herramientas de trabajo —dice Clarke y se desvanece. Yo la miro en plan: ''llévame a mí también, no me dejes'', pero ella solo me dice adiós, victoriosa.
Hannah capta mi atención.
—Perdón por interrumpirlas, pero quería conocerte. Gracias por hacerle la vida imposible a Clarke mientras no estoy. —me agradece.
—¡Es un honor, no me agradezcas! Creo que te he visto antes, me suenas de algo.
—¡Oh, eso! —Ella se aproxima a mí con una calidez y una dulzura irreal—. Mi álbum debut se estrenará pronto y una de sus canciones se hizo viral. Su nombre es All i need is you.
—¡Dios! ¿Tú eres esa chica? ¡Eres super talentosa, tu voz es muy poderosa! Y la historia detrás de tus letras, ni hablar... —exclamo con admiración.
Había escuchado la canción miles de veces y cada vez me parecía mejor que la anterior. Si mal no recuerdo, había sido Haydee quien me la había recomendado.
—Muchas gracias, me recuerdas mucho a alguien con tus expresiones.
—¿La chica de la canción? —pregunto al ver la expresión de melancolía en su rostro.
—Sí.
Hannah se queda en silencio y yo decido no indagar más en el tema. Me siento algo culpable al haber pensado mal de ella cuando la vi con Clarke. Se ve que es una gran chica.
Clarke aparece por uno de los pasillos de su hogar con la bolsa que suele llevar a clases y nos saluda como si nada hubiese pasado minutos atrás. Hannah se despide al darse cuenta de que empezaremos a estudiar y nos deja solas.
—Una representación de personas como estrellas —dice García en cuanto Hannah se marcha y me guía hasta la sala.
—¿Qué?
—Seres humanos siendo representados con astronomía, Nessa. ¿Recuerdas de lo que me platicaste hace rato?
—¿La muerte de una estrella?
Ella se tira como un saco de papas en su sofá y yo la imito.
—¡Exacto! Al igual que ellas, nuestra luz no se apaga de inmediato. Seguimos brillando, seguimos sonriendo, seguimos guiando a los demás a pesar de que en el fondo tengamos la sensación de no poder seguir, de que estamos muertos. Damos pelea cada día hasta que al final del día todo explota como una supernova. —comenta y sonríe mientras saca su laptop.
Escucharlo en sus labios lo vuelve más real, más íntimo y más cerrado. Clarke era inteligente, audaz y muy creativa, eso era indudable, y me atrevería a decir que era una de las características que más me fascinaba de ella.
—¡Esto es asombroso, maldita cucaracha! La idea es tan increíble que hasta podría besarte. —exclamo, emocionada. Ella ríe a mi lado y me mira justo a los ojos.
No sé porqué lo hago, pero me convenzo a mi misma diciendo que es para sacar los sentimientos en mi pecho, esas insoportables mariposas en mi estómago y las interminables ganas de estar cerca de ella.
—Te odio mucho, Clarke García. —digo antes de tomar su rostro entre mis manos.
Acaricio sus mejillas con suavidad y sus ojos examinan cada uno de mis movimientos. Me siento como en una especie de burbuja en la que estoy atrapada con ella y la intensidad de su mirada.
—¿Puedo? —pregunto y ella asiente.
Lo siguiente que sé es que estoy sintiendo la calidez de sus labios y un ligero sabor a coco en ellos. Dejo escapar un suspiro que ella ahoga cuando toma el control del beso. No sé cómo ni cuándo, pero Clarke deja su computadora de lado y clava sus manos en mis hombros para impulsarse y sentarse a horcajadas sobre mí.
Lo mejor de todo esto es que la escena supera mis expectativas que tenía en mente.
Le correspondo, gustosa, y enredo mi mano en su espeso cabello negro cuando mordisquea mis labios y deja pequeños besos en todo mi rostro. Mi corazón martillea con fuerza sobre mi pecho cuando deslizo con suavidad mi mano libre por su cintura.
Clarke ríe sobre mis labios al notarlo.
—Me haces cosquillas —dice.
Beso sus labios una vez más mientras ruego que por favor, todo lo que estoy sintiendo en el momento desaparezca. Debía hacerlo. Porque todo se sentía tan jodidamente bien que me daba miedo pensar en el final de todo sin siquiera haber empezado.
Tenía miedo de renunciar a mí por ella. Era un riesgo muy alto.
Sus labios están rojos e hinchados y su respiración está agitada. Siento el temblor de sus piernas sobre las mías y sonrío ligeramente.
—¿Por qué hablabas de mí con tu amiga, García? —cuestiono antes de que la duda desaparezca en mi mente.
—Porque yo también te odio, Nessa. Más de lo que alguna vez tu podrías odiarme a mí. —responde con simpleza.
✨❤️✨
¡Hola! ¿Cómo están? ¡Espero que todo esté súper bien!
¿Ya vieron la nueva portada? 😩💜 me muero de amor.
¿Comentarios o dudas sobre el capítulo de hoy? 🤺
Pregunta seria no tan seria: ¿Por qué dicen que Clarke es su novia cuando claramente es la mía? 😠
Es q no sé qué poner en la nota de autor, pido perdón, pero hetero quien no vote en el capítulo 🤺
Aclaración: Si quieren conocer la historia de Hannah pueden pasearse por Strangers, pronto estará disponible en mi perfil de wattpad y también es una historia Girlslove 💜
les tkm, baiii