Unas semanas de duro entrenamiento después, Nozomi se despertaba en su habitación gracias al molesto sol que le daba directo en los ojos. Quería seguir durmiendo, pero recordó que ese día tenía misiones por cumplir. Con mucho sueño, se sentó en su cama y estiró los brazos, dando un gran bostezo para desperezarse.
Salió de su cuarto y se dirigió al comedor, donde sentía la firma de chakra de su padre.
-Buenos días~ -dijo, con los ojos entrecerrados.
-Buenos días~ -respondió el rubio, luchando también por no quedarse dormido. El día anterior se había quedado trabajando hasta tarde, batallando contra el peor enemigo que puede tener un Kage o alguien de los altos mandos.
El papeleo.
Ambos desayunaron sus tostadas con mantequilla en calma, hablando de cosas triviales, hasta que terminaron de comer y se dirigieron a sus cuartos para arreglarse. La menor tenía una fuerte sospecha de que algo pasaría, similar a aquella que sintió cuando regresó a la aldea, y esta vez, decidió hacerle caso.
-Otō-san, ¿Hoy habrá algún evento especial o algo por el estilo? -preguntó al salir, completamente lista.
-Hmm, algo así -dijo Minato, sin querer revelar detalles.
-¿Qué es?
-Te enterarás en unos días -dijo despeinándola divertido- Ahora ve o llegaremos tarde.
La Uzumaki hizo un puchero, inconforme, pero aún así se apresuró a ponerse sus sandalias ninja y salió, ignorando las miradas impresionadas de las personas que la veían. Supuso que no tardarían en sumar dos más dos y descubrir su segundo apellido.
-¡Itekimasu!
-¡Iterashai!
Corrió en dirección al lugar de encuentro indicado por su sensei. No llegaba especialmente tarde, mucho menos si se trataba de Kakashi, pero estaba ansiosa por descubrir su presentimiento. Necesitaba descargar su emoción en algo.
Cuando llegó al puente, Kiba y Sasuke ya estaban ahí. El castaño movía su pie frenéticamente, pues esperaba a su compañera para que deshiciera el lío en que se habían convertido sus pensamientos. No había tenido oportunidad de abordarla antes, pero este día, apenas la viera, preguntaría.
-Buenos días Kiba -saludó.
-¡Nozomi-chan! -sonrió el Inuzuka.- ¿Entonces, me dirás?
-¿Vas a pagar la apuesta? -respondió, acariciando al ninken en la cabeza de su amigo.
-¡Sí! -afirmó.
-Bien, pero te diré en un lugar libre de T-E-M-E-S M-E-T-I-C-H-E-S -dijo, fulminando a su otro compañero con la mirada, pues lo había pillado concentrando chakra en sus oídos para escuchar.
Ambos hacían una atmósfera muy, muy tensa, no dejaban de mirarse el uno al otro. Repentinamente, desviaron las miradas, con la barbilla bien en alto, en símbolo de orgullo.
-*Otra vez... -pensó el mayor de todos, con un aura azul- Desde que volvimos del País de las Olas, estos dos han estado muy raros. Es tan incómodo... ¡Kakashi-sensei, apúrese a llegar!*
Como siempre, el Jōnin a cargo del equipo 7 tardaba bastante tiempo en llegar. Los pobres adolescentes estaban muriendo de aburrimiento en la espera de su sensei, hasta que, de repente, Nozomi sintió un tirón en la boca del estómago y al momento siguiente, estaba frente a la jaula de Kurāma, en su espacio mental.
-¿Kurāma-san? -preguntó, confundida de estar ahí.
-Escucha cachorra, ese presentimiento que tenías en la mañana no es algo con poca importancia -dijo el zorro apresuradamente, sin dejarla hablar- Ninjas extranjeros están llegando, tienes que tener cuidado.
-¿Por qué llegan ninjas extranjeros a Konoha?
-Los exámenes Chūnin -respondió Kurāma con obviedad- El problema es que varias firmas de chakra no son normales, tienen demasiado poder para ser simples Genin. Entre ellos, mi querido hermanito menor, el tanuki ese -dijo sarcásticamente.
-¿Shukaku-san viene? ¡¿Gaara-kun viene a Konoha?! -se emocionó.
-Si gaki, tu novio llegará a la aldea -se burló- Claro que no importan los montones de ninjas que son peligrosos, porque el otro mocoso estará contigo.
-No es mi novio, Kurāma-san. Es solo mi mejor amigo.
-Pero te gustaría -insinuó.
-No, es más como un hermano para mí. Alguien a quien debo proteger -insistía, aunque algo en ella se estrujaba al decir esas palabras.
-*Creo que esta mocosa es mucho más inocente de lo que parece* -pensó el Bijū- Como sea, quiero que le demuestres a toda esa bola de debiluchos que mi jinchūriki no es como ellos. Patéales el trasero y mándalos a volar, usa los clones y las cadenas al principio, si lo necesitas demasiado, el Hiraishin, pero te recomiendo dejar los jutsus del pergamino de tu madre y todo lo de Fūinjutsu al final. Asegúrate de conseguir la promoción ¿Entendido?
-¡A la orden! -hizo un saludo militar- De cualquier modo, debo esforzarme más que nadie. Algún día, de alguna forma, lograré reunir a las personas que queden del clan Uzumaki, y voy a reestablecer Uzushiogakure y todo Uzu no Kuni. -prometió, apretando su puño derecho.
-Bien, bien -sonrió el Bijū- De todos modos debes mantenerte alerta, tengo un mal presentimiento. Ahora vuelve, tu sensei ya casi está aquí.
La menor asintió enérgicamente y salió de allí. Justo como dijo el zorro, Kakashi se encontraba parado de cuclillas encima de uno de los arcos del puente, con su habitual pose despreocupada.
-Buenos días chicos. Hoy me perdí de camino.
-¡Claro que no! -reclamaron Kiba y Nozomi.
-Kakashi-sensei, últimamente solo hacemos misiones sencillas. ¿No hay alguna más apasionante en la que pueda lucirme? -preguntó Kiba, bastante emocionado.
-¿Alguna que al menos nos sirva de entrenamiento? -apoyó la ojizafiro.
-Está bien, está bien, ya oí -dijo el Jōnin, levantando las manos, en señal de paz.
Las miradas de el Uchiha y la Uzumaki volvieron a cruzarse, causando tensión nuevamente. Al igual que la vez anterior, se desviaron con brusquedad y cruzaron los brazos.
-Nos vamos -indicó el mayor.
La primera misión era en una granja de la aldea. Tenían que identificar las maleza escondida entre las hierbas del jardín y arrancarla para que no infectara el resto. Después de un rato, parecía una competencia de quién arrancaba más hierbas, causando que solo se vieran borrones grises, blancos, rojos y negros en todo el jardín. Completaron la misión en tiempo récord, sacándole una gotita de sudor a Kakashi por su comportamiento.
La siguiente misión era pasear unos perros cerca de un campo de trampas. Como los cánidos eran propiedad del clan Inuzuka, el castaño no tuvo problemas para manejarlos, todo lo contrario de Nozomi. Su perro la estaba jalando directo a las minas.
-Eso le pasa por elegir a ese perro -dijo el Uchiha mientras la observaba.
-No vayas por ahí -insistió, jalando la correa y enterrando los pies en la tierra. Ofrecía cierta resistencia, pero no la suficiente- ¡Siéntate! -ordenó, haciendo fluir un poco de su chakra para tener más fuerza.
Sucedió como un acto de magia. En el momento en que dio la orden, todos los perros se sentaron, meneando la cola obedientemente, incluso Akamaru. Kakashi sintió aquel chakra, recordando cierta habilidad que tenía Kushina.
-*El chakra de la rama principal del clan Uzumaki es uno muy diferente de todos los demás. Es un tipo de chakra que puede empatizar con otros organismos y restaurar el daño en caso dado. Se dice incluso que unos pocos podían usar esa habilidad para simpatizar con los animales y que hicieran lo que les dijeran sin ninguna domesticación o entrenamiento. -sonrió debajo de su máscara- ¿Puede verla, Kushina-san? Esta niña será la que traiga el clan Uzumaki a su época dorada. Será mejor que informe a sensei de esto* -pensó.
-¡Por fin! -suspiró la chica, limpiando el sudor de su frente. Rascó las orejas del perro, que ladeó la cabeza gustoso.
La siguiente era recoger la basura de un río, mientras el mayor aprovechaba para leer su libro pervertido a escondidas de su alumna. Como Nozomi tenía un mejor control de su chakra, pudo hacerlo sin ningún problema. Ni siquiera se mojó los pies, pues se había parado en la superficie del agua, sacándole una venita de irritación a Sasuke.
-Relaja el ceño teme, se te harán arrugas -se burló la menor, poniendo su dedo en medio. En respuesta, la vena se hinchó más, pero el azabache se mordió la lengua para no decir nada.
En ese momento, Kiba dio un mal paso y resbaló, dejándose llevar por la corriente sin poder hacer nada.
-¡Ayuda! -exclamó.
Akamaru estuvo a punto de saltar al río, pero Nozomi hizo un clon para detenerlo y dio un gran salto para llegar con su compañero, que ya estaba cayendo por la cascada al final del río. Cuando lo tuvo agarrado, lanzó un Kunai Hiraishin de tres puntas, regalo de su padre, a un árbol cercano y se transportaron a él.
-Usuratonkachi-dijo el Uchiha, haciendo enojar al chico.
El equipo 7 ya había terminado sus misiones, quedando algo cansados. Kiba se había torcido el tobillo al caer de la cascada, y aunque su compañera había aplicado su chakra en él, e incluso le había puesto una venda con su chakra en ella, seguía lastimado, por lo que Nozomi y Sasuke lo ayudaban a caminar.
-Eso te pasa por no fijarte -regañó la menor.
-Siempre nos das trabajo -se burló el Uchiha con una sonrisa ladina.
-¡Sasuke! -el chico perdió la paciencia y quiso abalanzarse sobre su compañero. Al querer apoyar peso en su pierna, el tobillo le dolió, recordándole que estaba torcido. La Uzumaki lo sostuvo a tiempo, antes de que cayera.
-¡Si sigues así, se va a poner peor! -le dijo.- ¡Y tú, maldito teme, no lo provoques! -gritó con una vena en la sien a sus compañeros.
-Últimamente, el trabajo en equipo ha empeorado -pensó el mayor en voz alta, dando un hondo suspiro.
-¡Eso, eso! -concordó el Inuzuka- Eres tú el que lo arruina Sasuke. Siempre te entrometes en todo.
-Así como hoy en la mañana, metiche. -acusó la pelirroja.
-¿Seguro que no se refieres a ustedes, tarados? -dijo ignorando el último comentario- Si no quieren deberme ningún favor, háganse más fuertes que yo.
Aunque habló en plural, era más que obvio que se refería únicamente a Nozomi, por la mirada asesina que le estaba dirigiendo.
-¿Tan seguro estás de que no te hemos superado? -dijo despectivamente, observando por un momento los pies del moreno, en una evidente referencia al control de chakra del río.
La tensión crecía a cada segundo. Ninguno de ellos dos soportaba la idea de estar por debajo del otro. Parecía que se pondrían a luchar ahí mismo.
-*Definitivamente se llevan peor que antes* -pensó Kiba, observándolos. Akamaru aulló por la tensión del ambiente.
-*Maldita sea, es irritante -pensó el Uchiha, recordando la misión de Nami.- Ahí fuera hay miles de tipos más fuertes que yo, pero tenemos que hacer misiones mediocres.*
-*Este teme es muy raro. Se cree por encima de todos, y cuando alguien está cerca de su nivel, a su altura o es definitivamente superior, se enoja. -pensaba la Uzumaki, frunciendo el ceño- Que engreído.*
Kakashi volteó su mirada hacia arriba, notando el halcón que usaba el Hokage para convocar reuniones Jōnin.
-Veamos... Ya pueden marcharse -indicó a sus alumnos- Yo tengo que entregar el informe de la misión.
-Entonces, me voy -dijo el Uchiha.
-Yo también -se despidió la pelirroja- Tengo un entrenamiento exhaustivo esperando en casa -se estiró- Debo dominar ese sello cuanto antes.
-¡Espérame, Nozomi-chan! -dijo el castaño- Dijiste que me contarías de, eh... "Eso" -le recordó, no muy seguro de mencionarlo cerca de Sasuke, que chasqueó la lengua al darse cuenta. El peliplata desapareció en una bola de humo- *Kakashi-sensei desapareció. Será su forma de ser considerado* -pensó.
-Claro. Tu tobillo casi se cura, entrenemos un rato juntos allá y te cuento. -respondió la Uzumaki.
De un momento a otro, sintió tres firmas de chakra de tamaño regular para un niño. Miró alrededor, descubriendo una caja pintada de roca que se movía hacia ella desde atrás. Intentó aguantarse una risita.
-*Pff, son Konohamaru y otros dos amigos. Tal vez luego le enseñe como ocultar su chakra y a esconderse bien.*
La ojizafiro caminó unos cuantos pasos, haciendo como que no se daba cuenta. La caja la siguió. Corrió de un lado a otro, con la velocidad promedio de un Genin y aumentando poco a poco, siendo seguida por la caja. Al final, paró bruscamente y se volteó, quedando frente a la caja, con las manos en la cintura y una sonrisita divertida.
-Konohamaru, en ningún lado existen las rocas que persiguen a la gente, y tampoco son cuadradas con agujeros. -sonrió fraternalmente- Lo descubriría cualquiera.
-No esperaba menos de la mujer a la que considero mi rival, kore. -se oyó una vocecita dentro de la caja.
Una luz surgió desde la "roca", siendo seguida por tres explosiones de pólvora de diferentes colores. Luego de que se disipara, aparecieron Konohamaru y otros dos niños de su edad, tosiendo por todo el humo.
-Y estos, ¿Quiénes son? -se preguntó Kiba
-Usamos demasiada pólvora -dijo el Sarutobi. Los niños inmediatamente voltearon a ver a Nozomi, que estaba parada observándolos con curiosidad.
-¡La kunoichi con el atractivo de una adulta, Moegi! -se presentó la niña. Tenía el cabello castaño-anaranjado, con un sonrojo en las mejillas, y hacía una pose extraña.
-¡Me encanta la factorización! ¡Llámame Udon! -dijo el otro niño. Usaba unos lentes redondos y parecía tener un resfriado. También hacía una pose rara.
-¡El mejor genio ninja de la aldea, Konohamaru, kore! -finalizó el nieto del Sandaime, igualmente con una pose.
-¡Los tres juntos formamos el Equipo Konohamaru! -exclamaron al unísono, dejando relucir un símbolo en su ropa.
-Sabía que eras tú Konohamaru -rio la mayor. Kiba tenía una gotita de sudor resbalando por la nuca. Luego, se fijó mejor en el símbolo- ¿Eso es lo que creo que es? -preguntó sorprendida.
Los tres rieron, un poco avergonzados.
-Te imitamos Sensei. Sueles llevar este símbolo en tu ropa. Un remolino rojo, ¿Qué significa? -preguntó el castaño con inocencia.
-Ese el símbolo del clan Uzumaki. -sonrió.
-¡¿Tienes un clan?! -se sorprendieron- ¡Nozomi nee-chan es asombrosa!
-Líder, ¿Tienes tiempo libre? -preguntó Moegi.
-No, lo siento niños. Kiba y yo vamos a entrenar. -dijo, mirando a su compañero.
-¡¿Eeh?! Prometiste que hoy jugarías con nosotros a ser ninjas. -se quejó el niño.
-¿Seguro? -la chica intentó recordar.- *De todos modos, puedo enviar clones a entrenar por mí y ahorraré mucho tiempo.* Lo siento Kiba, ¿Te molesta? -se disculpó, apenada.- Tal vez puedas venir y los distraigo con un clon de sombra mientras entrenamos. -susurró, ganando un asentimiento del chico.
-¡Sensei! -gritó Konohamaru, apartando al mayor de un empujón- ¡Mantente lejos de Sensei! -dijo abrazándola. Udon y Moegi lo imitaron.
-¡¿Qué diablos te pasa, mocoso?! -se quejó Kiba cabreado.
-¡Estabas mirando a Sensei como si fueras a devorarla viva!
-¿Eh?
-¡He desarrollado un jutsu para los pervertidos como tú! -dijo el menor, haciendo un sello.- ¡Henge!
Una nube de humo apareció en el lugar donde estaba parado. Cuando se disipó un poco, se vio que Konohamaru se había transformado en una versión femenina de él, más adulta y... desnuda. A Kiba le salió un gran chorro de sangre por la nariz y cayó medio desmayado unos metros más atrás.
-¡Lo llamo "Oiroke no Jutsu"! -sonrió el niño, una vez logrado el efecto.
-Konohamaru... -dijo Nozomi. Un aura morada que gritaba "¡Peligro!" por todos lados se formaba a su alrededor- ¿Cómo, exactamente, inventaste ese jutsu?
-¡Fue muy sencillo Sensei! Un día encontré un libro tirado que tenía muchas fotos como esas. Lo intenté para practicar la transformación, y fui a las aguas termales de mujeres para perfeccionarlo. Luego de unos días descubrí que funcionaba de maravilla para noquear pervertidos. ¡Es genial, kore! -dijo, para luego tragar en seco cuando volteó a ver a la Uzumaki. Tanto él como Kiba se pusieron más pálidos que una hoja de papel.
-¿Ah, sí? -se tronó los nudillos. Sus cabellos estaban levantados en nueve puntas- No toleraré a ningún pervertido en mi guardia.
La pelirroja empezó a correr para alcanzar al "par de idiotas", como los llamaría de ahora en adelante. Ellos, junto con Udon y Moegi corrieron como si el mismísimo diablo los persiguiera, pues la chica se veía realmente terrorífica. Konohamaru logró adelantarse un poco, pero como tenía los ojos cerrados, sin ver por donde iba, no tardó en chocar contra alguien.
Específicamente, un chico con vestimenta negra, marcas moradas en la cara y algo envuelto en vendas colgado en su espalda. A su lado, estaba una chica rubia, con ojos aguamarina y un traje ninja blanco. Portaba un gran abanico de hierro en la espalda. Ambos tenían una hitai-ate con un reloj de arena en él.
-Eso dolió -dijo el chico.
Kakashi estaba reportando la misión, entregando los documentos correspondientes.
-Confirmo que no hay ningún problema -dijo Iruka, uno de los encargados- ¿Cómo se lleva Nozomi con sus compañeros? -preguntó.
-Más o menos -respondió el peliplata.
-He estado muy ocupado, y no la he visto ni una vez desde que regresó -se apenó el castaño- Me preocupa un poco.
-Como ya sabes, Uchiha Sasuke e Inuzuka Kiba también están en mi equipo. A ambos los considera sus amigos-rivales, y eso genera algo de tensión, además de que tiene una especie de sentido de protección hacia ellos. Pero como resultado avanza a pasos agigantados -sonrió- Ya ha llegado a tu nivel.
-Me alegro -sonrió ampliamente.
El chico de traje negro había tomado a Konohamaru de la bufanda, levantándolo en el aire.
-Eso dolió mocoso. -apretó su agarre.
-Detente, luego nos regañarán -dijo su compañera.
El chico observó las hitai-ate de Nozomi y Kiba.
-*¿Son Genin de Konoha?* Divirtámonos un poco antes de que vengan a interrumpirnos, Temari -respondió.
-¡Sueltame, kore! -pataleó el castaño menor.
-Tienes mucha energía, maldito mocoso -se burló, haciendo que la pelirroja actuara.
-De acuerdo a su ropa y sus hitai-ate, son Genin de Sunagakure no Satō -dijo Nozomi, frunciendo el ceño. No podía actuar impulsivamente ahora, así que solo los amenazaría para obligar al chico a soltar al menor- Hijos del Kazekage, si no me equivoco, por el material usado. *Por lo tanto, hermanos de Gaara-kun -pensó para sí- Tal vez esté cerca, aunque no lo creo. Se nota que no los soporta.*
Los dos extranjeros se tensaron levemente, pero disimularon. Esta chica era peligrosa, si solo de un vistazo dedujo su ascendencia correctamente, debían tener cuidado.
-Ese de ahí que estás ahorcando, es el nieto de Sandaime Hokage-sama. ¿Esto podría considerarse una declaración de guerra de parte de Suna? -preguntó amenazadora, sacando una de sus cadenas de chakra, en una amenaza silenciosa.- *Veamos qué tan inteligentes son*
-Necesitarás más que una mugrosa cadenita para vencerme niña -retó el chico, a diferencia de la rubia, que se había tensado notablemente.- No te creo que este mocoso sea nieto del Hokage.
-Kankurō, suéltalo. Ahora. -dijo la ojiverde, luchando por disimular el temblor de su voz. Esto podría poner todo su plan en peligro, si la chica resultaba ser quien ella creía que era.
El tal Kankurō no le hizo ningún caso, moviendo sus dedos para hacer caer a la chica con hilos de chakra. Por supuesto que no le sirvió de nada, pues Nozomi los sintió y esquivó, corriendo hacia él mientras usaba chakra para impulsarse. Tomó al niño, tocando la muñeca del mayor y colocó su Jutsu Shiki. Al mismo tiempo, una piedrita se estrelló en el mismo lugar y consiguió que lo soltara. Fue tan rápida que solo se vieron dos nubes de humo en el punto de partida y llegada, y cuando se disiparon, la Uzumaki tenía al pequeño en brazos.
Esa acción hizo que Kankurō se alarmara, pues acababa de sentir el dolor y el chakra en su muñeca, que lo habían hecho perder la concentración, justo después de ver aquella bola de humo. Por otro lado, los miedos de Temari aumentaron, haciendo que abriera los ojos a toda su capacidad.
-*Apenas pude ver la explosión de humo, e inmediatamente se lo quitó a Kankuro. Esta chica es peligrosa para el plan.*
-¡Arigato, Sensei, kore! -exclamó Konohamaru, abrazando a la mayor.
-Esto no va a quedarse así, después del maltrato hacia Konohamaru -amenazó. Si había algo que odiaba aún más que los pervertidos, eran los que amenazaban a su aldea.
-Por supuesto que no -intervino una voz, proveniente de un árbol cercano- ¿Qué crees que haces en una aldea ajena?
Un Sasuke que jugaba con una piedrita estaba sentado ahí arriba, observando el panorama.
-*Es bastante atractivo* -pensó la rubia.
-*Tan engreídamente teme como siempre, ¿No Sasuke?* -pensó Nozomi.
-Otro mocoso irritante -dijo Kankuro.
El Uchiha apretó la piedra en su mano, volviéndola polvo.
-Púdranse -dijo.
-Baja de ahí mocoso. Los mocosos que se creen justicieros son los que más odio. -dijo Kankuro, descargando lo que tenía en la espalda.
-¿Vas a usar a Karasu? -preguntó Temari, tensándose.
-Ya basta Kankuro -dijo una voz ronca que la ojizafiro conocía muy bien. La pelirroja se puso a buscar inmediatamente la fuente de ese chakra, y no tardó nada en localizarla, justo detrás de Sasuke.- No mancilles el nombre de la aldea.
-*¿Cuando se colocó a mi lado? -pensó el azabache- Es tan sigiloso como Kakashi*
Las caras de Kankuro y Temari se distorsionaron en terror puro.
-Gaa-
-¡Gaara-kun!
Nozomi dio un gran salto y atrapó al chico en un abrazo. Esto dejó con la mandíbula por el suelo a los otros Genin de la arena, y a Kiba y Sasuke echando humo por las orejas, uno más que el otro.
-*¡¿Quién diablos es ese tipo?!*
-¡Por fin puedo verte! -dijo sin separarse- ¡Estás aquí!
El pelirrojo tenía los ojos como platos, sus mejillas rojas. Reconocería esa voz y ese chakra que le daban tanta paz donde fuera, aunque hubiera una multitud muy ruidosa alrededor. Por un instante, solo fueron ellos dos, en su mundo.
-¿Nozomi-san? -preguntó atónito. La chica asintió, mientras el ojiverde correspondía al abrazo con torpeza. Aquella sensación que había tenido esa vez que entró al espacio mental de la jinchūriki volvió a atacarlo.
-Ya se imaginarán por qué los reuní aquí, tras ver quienes están presentes -decía Minato con seriedad.
-¿Ya llegó esa época? -preguntó Kakashi.
-Ya notificó al resto de los países, ¿Cierto? -dijo Asuma- Vi algunos extranjeros en la aldea.
-¿Cuándo será? -preguntó Kurenai.
-Dentro de una semana -informó el Hokage.
-Que repentino -se sorprendió el peliplata.
-Lo anunciaré oficialmente -habló el mayor- Dentro de siete días, el primer día del séptimo mes, dará inicio el examen de selección de Chūnin.
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¡Gaara llegó a la aldea! ¿Cómo se desarrollarán las cosas a partir de ahora?
¿Qué les parecen los nuevos separadores?
Próximo capítulo: ¡Preséntate! ¡Nuevos enemigos en escena!