4X:Aire

By AleirbagSeyel

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"Porque todos ellos habían entendido, que la cosa más dolorosa que existía, era no ser necesitado por nadie e... More

Fortaleza y debilidad
Distintos y iguales
Nada que perder
Marioneta rota
Soledad
Consuelo
Adictivo olor
Niños
Prohibiciones
Olores: vida y muerte
Hombre simple, cosas simples
Día lluvioso
Torbellino
Orgullo
Perder
Valor
Incómodo
Interrogante
Significado
Autocontrol
Aire

Lo siento

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By AleirbagSeyel

Kiba contempló los alrededores con ambas manos detrás de la cabeza. Hacía ya más de media hora desde que Shino se había marchado en busca de su padre con el cual, al parecer, tenía que discutir un asunto probablemente relacionado con su clan y aún no había regresado. De hecho, no parecía haber ningún miembro del clan Aburame cerca, por lo que no había a quien consultarle sobre el paradero de su amigo y tercer miembro del equipo 8. Hinata, por otro lado, permanecía junto a él, aún con el pequeño vaso en manos, en completo silencio. Silencio que solo rompía cuando sorbía entre sus labios un poco del contenido trasparente de la bebida.

Bostezando, y no molestándose en ningún momento en disimularlo, Kiba exclamó —¡Bah, ¿dónde demonios se metió ese Shino? Siempre hace lo mismo... simplemente se desaparece...

—E-Esto... seguro que Shino-kun t-tenía algo importante que hacer... ¿N-No crees Kiba-kun? —él ladeó la cabeza en dirección a ella. Era increíble, simplemente increíble, Hinata era demasiado amable.

Rascando su cabeza, sonrió —Heh, supongo que tienes razón —pero Hinata ya no lo oía. No lo había oído responderle tampoco, la Hyuuga simplemente se encontraba de pie, con el recipiente contra su pecho, observando hacia algún punto no muy lejos de allí. Kiba, siguiendo la mirada de ella, finalmente vio a quienes observaba. Neji y Tenten, quienes parecían dispuestos a marcharse sin decir nada.

—Oy, Hinata... —la voz de ella lo detuvo de continuar. Inconscientemente, se resignó a decir algo más y todo su cuerpo se tensó en respuesta a las palabras de ella.

—N-Neji-nii-san... Tenten-san...

Tenten se volteó y sonrió —Hola Hinata —Neji, por otro lado, tardó unos segundos más en voltearse, pero lo hizo, sin decir nada. Aún así, no escapó a los privilegiados ojos de ella la mirada de inspección que su primo le estaba dedicando en ese preciso instante, lo cual hizo que se sintiera aún más cohibida.

Pero toda tensión del momento se vio ligeramente cortada cuando la voz del miembro del clan Inuzuka rompió el silencio que parecía haberse asentado sobre ellos —¡Juro que yo no le di el sake! —exclamó Kiba rápidamente, apuntando con su comentario a Neji, quien hasta el momento no había posado sus ojos en él. Lentamente, vio como los ojos blancos del jounin se movieron hasta él, sin su rostro ladearse en la misma dirección. Honestamente hablando, Kiba no tenía miedo del Hyuuga y en más de una ocasión había deseado luchar con él, o al menos propinarle un buen puñetazo en ese blanco rostro, pero se había contenido por Hinata. Sabía que no tenía que explicarse o excusarse ante él, eso también era un hecho, pero esta vez el Inuzuka no tenía deseo alguno de iniciar un conflicto y, menos aún, ser culpado por algo que él no había cometido. Por supuesto, no importaba que dijera, eso sería lo que Neji pensaría seguramente. Que él había intentado emborracharla. Como si fuera a hacer algo así. Pero no le importó, así como tampoco le importó que Tenten se riera de sus repentinas palabras.

—E-Esta bien, Kiba-kun... —susurró nuevamente la chica, negando gentilmente la cabeza y volviendo la vista al que fuera su primo; el cual aguardaba impaciente que la heredera continuara. Probablemente preguntándose porque sería que Hinata lo había retenido, que era exactamente lo mismo que Kiba se preguntaba en aquel momento. En su opinión, estaban mejor sin la compañía del arrogante Hyuuga y su ridícula compañera que parecía apoyarlo incondicionalmente en todo—. E-Esto... L-Lo siento.

Los ojos de Neji se abrieron desmesuradamente y esa era probablemente la mayor manifestación de emoción alguna que el Inuzuka lo había visto exteriorizar a lo largo de los años. Además, notó rápidamente que ante las palabras de Hinata este se tensó; mientras que Tenten, a su lado, solo aguardó y observó en silencio. Él, por el momento, decidió que haría lo mismo; esperando que el Hyuuga rompiera el silencio y dijera algo. Pero, como era de esperarse, no lo hizo (y Kiba no pudo decir que se encontraba sorprendido por eso), sino que permaneció inmóvil, erguido y tenso, a la espera de que Hinata continuara con lo que tenía que decir. Que arrogante...

—E-Esto... L-Lo siento Neji-nii-san —repitió, en una voz muy suave—. Y-Yo... si y-yo no hubiera nacido... Neji-nii-san habría sido m-miembro del Souke.

Y esas fueron las palabras que terminaron de colmar su escasa paciencia ¿Acaso Hinata se estaba disculpando por haber nacido? ¿Por haberlo hecho en el Souke? Era injusto, y estúpido, pues ella no había elegido nacer en la rama principal y ciertamente no le debía nada a Neji. De hecho, y en opinión de Kiba, era él quien debería estar disculpándose con Hinata por haberla intentado matar años atrás. Pero no, allí estaba, observándola en silencio disculparse por haber nacido sin siquiera decir nada. Sin siquiera intentar detenerla ¿Acaso Neji creía que todo hubiera sido mejor si ella no hubiera nacido?

—¡¿Qué dices Hinata? —rugió, molesto. No podía permitir que siguiera humillándose de esa forma, que siguiera disculpándose por algo como haber nacido. Ella no debería... no debería-

Pero ella bajó la mirada y negó muy suavemente con la cabeza, y Kiba temió que fuera a llorar en aquel preciso instante. Pero no lo hizo —Neji-nii-san... h-hubieras sido m-mejor... que yo... c-como heredero... —musitó, jugando nerviosamente con sus dedos como solía hacerlo, su voz casi un suspiro. Kiba, ante esto, se tensó pero no dijo nada. Él sabía perfectamente, aunque no quisiera admitirlo, que aquello no era asunto suyo y que Hinata no necesitaba de él para manejar una situación como tal. Ella era fuerte, más fuerte de lo que muchos creían.

—L-Lo siento... —se volvió a disculpar—. F-Fue mi culpa, ¿v-verdad? T-T-Tu papá... Y-Yo debería... llevar el s-sello...

Desde que había sido capaz de entender lo que sucedía en el interior del clan, y la razón por la que Neji –quien de niño había sido amable con ella- parecía odiarla, se había culpado por ello. Por todo. Como heredera del Souke, sabía que era inapropiada. Él no, él era todo lo que se podía esperar de un miembro digno del clan y sin embargo estaba confinado a una vida de esclavitud a causa de haber nacido ella primero. Sin mencionar... ese incidente... ese que ella no recordaba (por haber sido demasiado pequeña) pero que sabía exactamente, por bocas de otros, todo lo que había sucedido. Todo sobre el secuestro, el asesinato y la petición de la aldea de las nubes. Todo sobre la muerte del padre de Neji por culpa de ella. S-Si yo hubiera sido más f-fuerte...

Él la interrumpió tajantemente —Nadie debería.

Si, lo sabía. Nadie debería tener que llevar aquel símbolo implantado en su carne. Nadie debería ser forzado a estar enjaulado por el resto de su vida, siendo tratados como meros reemplazos para los miembros de la rama principal. No, nadie. Por esa razón, ella había decidido tiempo atrás –aunque nunca se lo había confesado a nadie- entrenar duro para poder volverse una digna líder de su clan. Para poder tomar el puesto que le era asignado por naturaleza y poder cambiar desde adentro la estructura de los Hyuuga, poder cambiar la maldición del clan, el destino de odio de los Hyuuga.

Hinata asintió —Neji-nii-san... y-yo quiero m-mejorar... quiero hacerme más fuerte, como N-Naruto-kun... p-para s-ser l-lo suficientemente b-buena... Q-Quiero se-seguir entrenando... —su voz se quebró ligeramente, algo que estuvo segura no pasó desapercibido a los ojos de Neji, así como tampoco dejaría de ver la humedad latente en el filo de sus ojos blancos ni el peculiar brillo que acababa de adquirir su mirada. Pero Hinata no lloraría, estaba decidida a no hacerlo. Eso era, lo que había decidido. Esas eran sus palabras y no se retractaría de ellas, ese era su camino ninja. E-Esto es... lo que N-Naruto-kun habría hecho...—. N-No quiero que n-nadie más... s-sufra... c-como tú Neji-nii-san... —e inmediatamente los ojos de ella se detuvieron unos segundos en la frente de él.

Neji apretó la mandíbula, sus facciones se tensaron aún más y en los alrededores de sus ojos pequeñas venas comenzaron a palpitar bajo la piel. Dando media vuelta, se marchó; seguido de Tenten quien dedicó una última mirada a Hinata antes de marcharse para luego desaparecer junto a Neji.

Una vez que ambos estuvieron fuera de vista, Hinata limpió su rostro con el dorso de su mano y musitó —K-Kiba-kun... ¿C-Crees que es t-tonto...?

—No te entiendo —negó con la cabeza. Ciertamente, creía que era tonto que ella se disculpara por haber nacido pero tenía la sensación que no era eso lo que ella le estaba preguntando, sino algo más.

—Y-Yo... Yo quiero m-mejorar... quiero s-ser fuerte... p-para que n-nadie más tenga que s-sufrir como Neji-nii-san... ¿E-Es tonto? ¿Q-Querer ayudar...?

Él parpadeó desconcertado y luego una sonrisa tomó el lugar en su rostro que la expresión de desconcierto había ocupado antes —¡¿Bromeas? ¡¿Por qué sería tonto?

Una gentil sonrisa alcanzó los labios de ella —¿E-Eso crees, Kiba-kun?

—¡Claro! —rió, alzando una mano y señalándose, hecho con confianza, con su pulgar—. Y ya sabes... Shino y yo podremos ayudarte a entrenar cuando quieras.

Hinata asintió y, una vez más, sus ojos se llenaron de lágrimas mientras que su voz salió suave y sofocada —G-Gracias Kiba-kun...

Sin embargo, esta vez –y por primera vez en demasiado tiempo- aquellas no eran lágrimas de tristeza sino lágrimas de felicidad, o lo más próximo a esta. Por primera vez en mucho tiempo, sentía que un peso le había sido quitado de la espalda y por primera vez no se sentía tan sola como lo había hecho a lo largo de aquellos años. No, no estaba sola; desde que la habían colocado en el equipo 8 no lo había estado. Shino y Kiba no le habían permitido sentirse vez también como lo había hecho antes de conocerlos. Y, por primera, permitió a aquellas lágrimas caer de sus ojos y por su rostro hasta su mentón. Donde, una a una, se desprendieron y cayeron al suelo.

Kiba, desconcertado y preocupado, dio un paso hacia ella —¡Oy, Hinata, ¿por qué lloras? —maldición—. ¿Dije algo malo?

Pero la muchacha solo negó con la cabeza y sonrió ligeramente, con expresión suave y los párpados levemente caídos —N-No... Kiba-kun... n-no dijiste nada malo... —limpió sus ojos con su antebrazo y suspiró—. E-Estoy bien...

Él rascó su nuca aún más confundido. No, definitivamente no entendía aquella reacción —Vaya... que forma más extraña de demostrarlo.

—¿K-Kiba-kun...?

—¿Huh?

—E-Esto... —vaciló, notando como todo empezaba a moverse ligeramente, incluido el suelo bajo sus pies que de repente ya no le parecía tan firme como antes—. C-Creo que no m-me siento muy bien... —susurró.

El Inuzuka negó con la cabeza. Si, sabía que aquello regresaría a morderle en el trasero, y al parecer ahora era el momento —¿Estas mareada?

Hinata asintió avergonzada, sus mejillas y nariz enrojecidas –aunque Kiba no sabía si era por el alcohol o por la vergüenza de la situación-, de una forma u otra, dio un paso hacia ella temiendo que cayera —Sabía que esto no era buena idea, esa Ino... ¿Comiste algo antes de venir?

Ella negó con la cabeza, sonando arrepentida —N-No, lo siento K-Kiba-kun...

—Esta bien. Esta bien. Siéntate —le indicó, señalando una pequeña banca de madera a no más de unos metros de allí. Ella caminó hasta esta y se sentó lentamente. Él la siguió y se sentó a su lado.

—L-Lo siento K-Kiba-kun... —se disculpó nuevamente con la voz débil, conteniéndose de no dejar escapar un sollozo.

—¡Oy, Oy, esta bien! No hay porque disculparse ni llorar —replicó rápidamente, sonriendo y agitando ambas manos en el aire. ¡¿Dónde demonios se metió Shino?.

—Y-Yo...

—No vomitarás, ¿verdad? —preguntó viéndola contemplar en silencio sus manos sobre su regazo.

Rápidamente, ella comenzó a negar con la cabeza —¡N-No!... Kiba-kun... e-esto... n-no creo...

El castaño solo sonrió —Esta bien, mejor así —luego rascó con cabeza aún con una sonrisa en los labios—. Vaya... no estás muy acostumbrada al licor, ¿verdad?

—Y-Yo... —una vez más, la joven chica hizo un gesto negativo con la cabeza—. L-Lo siento...

—¡Bah! ¿Otra vez con eso de disculparse por todo? —replicó, recostándose contra el respaldar de la banca de madera—. No tienes que hacerlo todo el tiempo.

—E-Esta bien...

Él soltó una carcajada —Mejor así. Y dime... ¿qué hablaste con el cabeza hueca de Naruto? —había intentado sonar casual, realmente lo había intentado pero había fallado en el intento. Había sonado demasiado forzado y demasiado hostil, quizá, para tratarse de un comentario desinteresado. Sin embargo, no pensó que importara demasiado. Hinata no lo notaría, no lo hacía habitualmente menos aún lo haría en aquel particular estado.

—Umm... N-Nada... A-Aunque... Ino-san golpeó a S-Shikamaru-san...

El Inuzuka pareció entre animado y divertido con esta noticia —¡¿De verdad?

Hinata sonrió muy suavemente —S-Si... Shikamaru-san... tiene un m-moretón...

El castaño rompió en risas —¡Vaya, esa mujer si que es aterrorizante! Con razón Shikamaru vive quejándose de ella...

—E-Eso creo... —luego se detuvo un instante—. Ummm... K-Kiba-kun, ¿tú crees que I-Ino-san es bonita?

Él parpadeó —¿Huh? ¿A qué viene esa pregunta?

—E-Esto... s-solo me preguntaba...

El chico se cruzó de brazos y tiró la cabeza hacia atrás, recostando su nuca contra el filo del respaldar de la banca, y analizando la respuesta a la extraña pregunta que Hinata había formulado —Bueno... no te mentiré, Ino es, por así decirlo, "bastante agradable a la vista" ¿Por?

Hinata pareció encogerse aún más en su lugar, bajando la cabeza y comenzando a jugar con sus delgados dedos como solía hacerlo antaño; chocando la punta de su dedo índice con la del otro repetidas veces —I-Ino-san es b-bonita... Q-Quizá... si s-soy más como Ino-san o Sakura-san... entones, Naruto-kun...

—¡Claro que no! —exclamó interrumpiéndola, bastante molesto— Oy, Hinata... mira... Ino puede ser atractiva o lo que sea pero no tienes que ser como ella para que el idiota te vea. De hecho, agradezco que no seas como ella o quizá sería yo el del moretón... —bromeó— ¿No crees? —sonrió.

—E-Esto... eso creo... —no pudo evitar notar que no sonaba convencida.

—No a todos nos gustan las chicas como Ino, de todas formas —siseó, cruzándose de brazos tercamente.

Hinata parpadeó desconcertada. Siempre había creído que a los hombres les gustaban las mujeres como Ino. Bonitas, delicadas, con perfecto cabello y piel pulcra y una gran actitud, actitud de la que ella carecía obviamente —E-Esto... ¿N-No?

Él negó con la cabeza —No, Ino y Sakura jamás serían mi tipo.

Hinata pareció meditar aquello por un breve instante. Q-Quizá a K-Kiba-kun y Naruto-kun t-tengan gustos p-parecidos... Pensó, pues no sería la primera cosa en común que ambos tendrían a lo largo de los años, por lo que tímidamente preguntó —Umm... Kiba-kun, e-esto... ¿C-Como sería... Uh... t-tu tipo?

Él parpadeó repetidas veces sorprendido pero luego rompió en risas, haciendo que Hinata se avergonzara aún más por preguntar algo que probablemente su compañero consideraría personal.

—L-Lo siento Kiba-kun... —murmuró completamente sonrojada—. N-No quise... s-si no quieres d-decirme...

Las carcajadas resonaron aún con más fuerza, forzándolo a aferrar su abdomen a causa del dolor que la risa le estaba causando —Lo siento. Lo siento. No quise reírme de esa forma ¿De verdad quieres saber?

—Umm... E-Eso creo... —él sonrió ampliamente y negó con la cabeza. Sus largos colmillos blancos reluciendo a la luz de las lámparas de papel.

—Te lo diré... cuando estés sobria.

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