I only see you [SethClearwate...

By EvaImagine

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Christine se acaba de mudar a Forks con su madre, ¿qué pasaría si Chris es la media hermana de Bella Cullen?¿... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25 y último
EPÍLOGO
CAPÍTULO EXTRA (I): La graduación
CAPÍTULO EXTRA(I): La graduación (II)
AVISO SOBRE NOVELA. Importante
Capítulo EXTRA (II): Un nuevo comienzo
¿Segunda temporada?
Capítulo 1. SEGUNDA TEMPORADA
Capítulo 2. Sorpresa. ¿Volvemos a casa?
Capítulo 3. Hogar, (agri)dulce hogar.
Capítulo 4. Hablando las cosas
Capítulo 5. Sin necesidad de palabras
Capítulo 6. La Push

Introducción. Editado

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By EvaImagine

Muy buenas! Me llamo Eva y esta es la tercera novela que subo aquí. Esta ya la tenía subida a otra plataforma (por si la véis, que no penséis que la he tomado ni robado, es mía) pero he decidido subirla aquí porque es una historia que me gusta mucho. Siento si tiene faltas de ortografía pero empecé a escribirla hace casi cinco años, intentaré corregir todas las que vea. Espero que os guste, un saludo!

Atención: Los personajes no me pertenecen,todos menos Christine por ahora son de mi invención, los demás son de la magnífica Stephanie Meyer

-Aún no entiendo por qué tenemos que mudarnos- Solté entre dientes, con la vista fija en el parabrisas, el cual se movía de un lado a otro continuamente para limpiar las gotas de lluvia que caían sin cesar.

-Necesitamos un cambio de aires, además, acabará por gustarte Forks-Respondió mi madre, sin apartar la vista de la carretera.

-Habla por ti, además, llevas diciendo eso desde hace más de 6 meses. -seguía sin apartar la vista del frente, me daba miedo mirar por la ventanilla lateral del coche, pues sabía que todo era verde. Siempre me había gustado el verde, pero creo que ahora empezaba a odiarlo un poco.

-Christine...no te pongas así, por favor- Me suplicó, mientras me miraba de reojo, sentí el coche pararse debajo de nosotras, por un momento pensé que habíamos llegado y me atreví a echar un vistazo rápido, pero solo estábamos en un paso de peatones. Suspiré, me hundí un poco más en el asiento del coche, con los brazos cruzados sobre el pecho, en forma de desaprobación.

- Pero lo que no entiendo, es por qué exactamente Forks.

- Me han ofrecido un buen puesto de trabajo en la única guardería que hay y pagan bien.- Musitó, con gesto cansado. No quise seguir con la conversación, en vez de eso, me limité a jugar con la palanquita que cambiaba de posición el espejo retrovisor, de vez en cuando miraba de reojo a mi madre, el tiempo en el coche se me estaba pasando realmente largo,pensaba que me iba a dar un ataque de claustrofobia cuando por fin, Renée, mi madre, apagó el motor del coche y dijo con voz feliz:

-Llegamos, bienvenida a tu nueva casa- Sí, claro, como que nos va a durar más de un mes... Bufó, mi interior.

Estaba lloviendo por lo que me apresuré en salir del coche y ayudar a sacar mis cosas del maletero. Renée se había mudado con dos semanas de antelación para tener todo listo y arreglar el papeleo del contrato de seis meses. Al recordar eso, suspiré de alivio, pues por lo menos estaríamos ese lapsus de tiempo en un sitio fijo. En el último año, mi vida había sido un vaivén continuo,me había mudado más de 7 veces a diferentes pueblos o ciudades de Washington y alrededores. Desde que mi padre, Phil, había muerto el año pasado, mi madre no había sido la misma; -ni yo tampoco-, la alegría cuando sonreía ya no le llegaba a los ojos, si no que se quedaba ahí, en los labios.

Nunca había echado raíces en los sitios en los que había vivido, pues cuando empezaba a hacer amigas, mi madre me comunicaba que íbamos a mudarnos, de ahí que,por ahora, Forks solo era uno más de esos pueblos en los que había vivido.

Al entrar a trompicones por la puerta de la entrada, el olor a pintura inundó mis fosas nasales. Entre Renée y yo subimos mis pertenencias a el piso de arriba;- no eran muchas, pues al estar continuamente de viaje eran un estorbo;- mi madre me enseñó mi nueva habitación, era amplia con vistas al bosque- como no-de color azul cielo (mi favorito) y por suerte tenía un baño para mi es que me molestase compartirlo con Renée, pero me gustaba tener mi intimidad.

Estuvo conmigo parloteando de lo bonito que era Forks y lo que me iba a gustar todos los sitios y me prometió que me dejaría su coche para que fuese a Port Ángeles. Olvidaba que mi madre había vivido aquí cuando se casó con su primer marido,con el cual tenía una hija, de la que nunca hablaba. Mi madre debió de darse cuenta de que no le prestaba mucha atención,pues se despidió con la excusa de que iba a preparar la cena. Me alegré momentáneamente, a veces, en momentos como ese me gustaba estar suerte sola. Solo me tomó dos horas meter la ropa en el armario, poner los libros en la estantería y llevar mis cosas de aseo al baño, en el cual aproveché y me di una ducha reconfortante. Me vestí rápidamente, como sabía que no iba a salir más hasta mañana, me puse un viejo pantalón de chándal y una camiseta de mangas largas, otra de las cosas que me hacían odiar Forks, era su frío invernal,que a pesar de estar a mediados de junio, no nos acercábamos ni a los 20º C.

Renée me llamó para avisarme de que la cena estaba lista, nos solíamos turnar para prepararla, ella la hacía de Lunes a Miércoles,y yo de Jueves a Domingo, para no cansarnos de la cocina.

Hasta ahora no me había dado cuenta de a qué día estábamos; Jueves, 24 de junio, eso significaba que el instituto había terminado y que tenía todo un verano por delante para intentar relacionarme y no ser "la nueva que entra a mediados del semestre" de siempre.

-Se supone que hoy me tocaba hacer la cena a mi- Mi madre levantó la vista de la sartén que sostenía para mirarme con una sonrisa- claramente fingida-.

-Lo sé,cariño, pero como sé que estás cansada del viaje, así que tómate esto como un pequeño descanso.

Me senté en una de las sillas que estaban en la mesa de la cocina, y frente mía, se sentó Renée.

Comimos en silencio la mayoría del tiempo, hasta que mi madre rompió el incómodo silencio.

-¿Tienes planeado algo para mañana?

Me encogí de hombros, mientras movía con el tenedor la comida, casi entera.

- Tal vez...me de un paseo por el pueblo, para no perderme cuando empiece el instituto.- Fue lo único que se me ocurrió, en realidad no se me apetecía salir de casa, pero, ¿qué otra cosa iba a hacer? Estaría sola todo el día hasta por la tarde-noche que viniese Renée de su nuevo trabajo.

-Eso es una buena idea, cariño, seguro que harás muy buenas migas con las chicas de aquí-Comentó mi madre, intentado infundirme algo de su buen humor.

-Seguro...-susurré. Tenía el estómago revuelto y estaba cansada. Me apresuré en lavar mi plato y las cosas usadas,para que mi madre solo tuviese que lavar su plato y cubierto.

-Creo que me voy a ir a dormir ya, suerte mañana en tu trabajo -Besé la mejilla de mi madre. Subí con rapidez las escaleras y cerré de un portazo suave la puerta de mi habitación, me di cuenta de que aún tenía una caja sin desempaquetar, la cogí y la solté en mi cama, me senté con las piernas cruzadas en ella y tiré de la cinta adhesiva de la caja de cartón. Dentro de ella había algún que otro álbum de fotos, algunas sueltas y algunas otras cosas a las que en ese momento no le di mucha importancia.

Vacié toda la caja en la cama, cogí primero las fotos sueltas y me acerqué al corcho enorme que había en una de las paredes de mi habitación, la mayoría de las fotos eran de cuando tenía 13 años y mi padre aún vivía, en esas nos veíamos felices, los tres. Mi madre no fingía esa sonrisa superficial, en cuestión, era la Renée que yo conocía y a la cual anhelaba.

Las demás fotos pertenecían a algunas de las pocas amigas que había conseguido hacer en el transcurso de mi vida, y con las cuales no mantenía mucho contacto.

Me dirigí de nuevo a la cama,dejándome caer con pesadez en ella, abrí el primer álbum. No tardé mucho tiempo en darme cuenta de que ese álbum no me pertenecía, en él, había fotos de mi madre, claramente más joven,al lado de un hombre de pelo moreno y rizado vestidos de boda. Sabía que era Charlie, su ex-marido, mi madre tenía una buena relación con él, una o dos veces al mes hablaban por teléfono, era él el que le ponía al tanto sobre mi "hermana", ya que ella no llamaba a mi madre desde antes de que yo naciese. Sabía que eso lastimaba a mi madre, pues era su hija mayor y la echaba de menos. Renée me había contado que Isabella, mi hermana mayor, se mudó a Forks cuando tenía 17 años con Charlie, para que mi madre pudiese estar con mi padre en sus viajes,y por lo que sabía,ahora estaba casada y con una hija, ¿sabría ella que tenía una media hermana?

Guarde de nuevo las cosas sobrantes en la caja, la deposité debajo de la cama, me gustaba tenerla a mano para cuando me sentía con ganas de recordar.

Miré mi reloj, 23.41 de la noche, decidí que ya era hora de irme a dormir, fui al cuarto de baño y me cepillé con cuidado el pelo, que con tanta humedad del ambiente se había encrespado. Era una de las cosas de mi, que odiaba y amaba a la vez, me gustaba el color, castaño  con reflejos rubios, y lo tenía rizado, pero era un rizado raro, no tenía tirabuzones definidos ni nada por el estilo, y me llegaba por debajo del pecho, quedaba en armonía con mi piel blanca, heredada de mi madre. Mis ojos no eran nada del otro mundo, aunque a mi me gustaban mucho y también los había heredado de mi madre: azules con las pestañas largas, no tanto como las de los anuncios de rímel, pero eran largas.

Mi nariz era de tamaño normal, surcada por algunas pecas, que con la edad se han ido borrado hasta casi no notarse, labios carnosos y rosados.

Mi cuerpo también era normal, de comprensión delgada y no era muy alta, pero me acercaba al metro setenta.

-Te pareces tanto a tu hermana...- Me decía mi madre a menudo.

-No, sin duda yo no sería capaz de dejar de verte, ni de llamarte- Decía mi interior, pero en vez de responder eso, le sonreía y le contestaba.

- Me parezco a ti, mamá. - Y tampoco iba muy desencaminada, era extrovertida y cariñosa, como ella. Aunque también era rebelde, tímida y bastante simpática, atributos que creía que eran heredados de mi padre.

Terminé de cepillarme el pelo, y pasé a cepillarme los dientes, no se escuchaba ningún sonido de la planta baja, por lo que supuse que mi madre se habría acostado ya.

Anduve de puntillas hasta mi habitación y cerré la puerta suavemente, me metí en la cama y me encogí, en posición fetal. Antes de quedarme dormida escuché un aullido. ¿Lobos?¿en Forks? Desde luego, me iba a llevar más de una sorpresa aquí.

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