Transcurridos más de un año y medio desde los hechos del quince de abril, Sol no es la misma adolescente que dejó Alemania con heridas más profundas y dolorosas que dos impactos de bala.
Acabando de finalizar su tercer semestre, una noche de celebración, recibe un mensaje de su mejor amiga, invitándole a Paris para celebrar el cumpleaños de sus hermanos. Celebración a la que asistirá su otro hermano, con quién continúa casada y unida en más de ese contexto.
La última vez que se vieron cara a cara, fue el día del juicio, meses después de ese macabro abril, puesto que él decidió hacer vida en Múnich, evitando la tentación y el peligro que representa estar cerca de ella.
Pero Eros tiene el cielo despejado, las cosas claras y el queso en la trampa. Solo falta que la rata muerda para que el veneno surta efecto. Y Sol, consciente de lo que significa volver a verle, escribe en un post it una única meta: divorciarse.
Pero Eros no se lo pondrá fácil, y ella tampoco a él.
Y Cuándo sentían que se recuperaban de ese golpe que los dejó tambaleando, uno más fuerte llega para hacerles caer.
Y a Sol no le queda más que hacer las cosas a su manera, la que ella cree, es la correcta.